Ciudad Rosmery.
Era una noche de otoño, las hojas comenzaban a desprenderse de los árboles.
El reloj marcaba las 7:50 de la tarde cuando un auto se estacionó frente a una casa color blanca con un gran jardín.
Del vehículo bajo un hombre alto, de cuerpo atlético, vestía un traje gris camino algunos pasos ingresó a la casa.
Dentro se encontraba una mujer delgada, de ojos color verde esmeralda, piel blanca, tenía una belleza natural.
La mujer al escucharlo entrar se levantó del sofá caminó para encontrarlo y abrazarlo.
-Lauren me da gusto que hayas llegado- la mujer quiso abrazarlo cuando el hombre colocó su mano entre ellos para detenerla.
-¿qué pasa? Pregunto con tono de sorpresa.
El hombre la miró con un rostro serio, pero no dijo nada, siguió avanzando para subir las escaleras hasta llegar a la recámara, mientras la mujer seguía sus pasos llamándolo por su nombre y preguntando qué pasaba.
-Lauren, vamos dime algo ¿ que pasa?
Sin embargo, el hombre seguía en silencio e ingresó a la recámara tomo una maleta y comenzó a colocar sus pertenencias dentro.
La mujer colocó la mano sobre la maleta y la cerró.
-¿te irás nuevamente de viaje?, acabas de regresar, hace más de cinco meses que te fuiste, todo el tiempo estás viajando.
El hombre la miraba sin decir palabras, pero en su semblante se podía notar que estaba enojado, que pronto explotaría.
-Dime Lauren desde que nos casamos pasas muy poco tiempo en casa, Que hay de nuestra hija ya no sé que decirle cuando pregunta por ti- comento la mujer con tristeza.
¿-Nuestra hija? Comento el hombre con una risa burlona.
-Es tu hija, yo jamás quise tener hijos, no la deseaba, tú decidiste tenerla cuando, te pedí que detuvieras el embarazo.
-Que rayos estás diciendo Lauren.
-Estoy cansado de ti, no te amo Lina, jamás lo he hecho, nuestro matrimonio solo fue por conveniencia tú lo sabes también.
-Estos 6 años son lo peor, estoy harto de vivir una vida que no quería, me obligaron para que tu padre realizará la inversión y la empresa no se fuera a la quiebra. cumplí con los 6 años que tenía que estar atado a ti, así que ahora me voy.
- Lauren que pasara con nuestra hija.
-basta Lina, esa niña es tuya solo tuya aquella noche yo estaba ebrio, ella no debió nacer y no sé si realmente sea mía.
-Basta, es tu hija- comento la mujer con lágrimas en los ojos.
-No, no lo es, así que hazte responsable tú de ella, no esperes que yo lo haga, porque jamás lo haré.
-Lauren terminó de guardar algunas cosas en la maleta y la cerró.
-Lauren yo te amo, siempre fue así-comento Lina limpiando sus ojos.
- Yo no, jamás lo hice, ni lo haré- el hombre tomo la maleta y decidió marcharse.
-Te enviaré los documentos del divorcio espero los firmes lo más pronto posible, dio media vuelta y salió de la habitación.
El hombre bajo las escaleras, cuando detrás de él se escuchó la voz dulce de una pequeña.
-Papá no te vayas!!!- sobre los escalones estaba una pequeña de 5 años con su pequeña mano estaba sosteniendo la oreja de su conejo de felpa.
El hombre sin remordimiento alguno y sin mirar atrás solo contesto.
- Ve a tu habitación, ya te he dicho que no quiero que me molestes, ve con tu madre.
Esa pequeña niña dentro de 3 meses cumpliría 6 años, para su edad era una niña muy inteligente sabía entender muy bien lo que pasaba a su
alrededor.
Sin embargo, la pequeña volvió a intentar detener a su padre.
- Por favor, me portaré bien, solo no te vayas.
-el hombre siguió caminando hasta llegar a la puerta principal, abrió la puerta y se fue sin mirar a su hija.
La pequeña bajo las escaleras lo más pronto posible, y abrió la puerta principal solo para ver a su padre bajar la maleta y abrazar a otra niña de su misma edad y llenarla de besos mientras que una mujer se acercó a él, lo abrazo para después besarlo.
El conejo de felpa estaba arrastrando en el piso cuando la pequeña lo levanto y lo presiono contra su pecho, por sus mejillas comenzaron a caer sus lágrimas
La pequeña niña solo miró a su padre subir al auto y alejarse hasta perderlo de vista.
La pequeña se quedó parada en la puerta unos minutos, el frío de la noche la hizo reaccionar y cerró la puerta y nuevamente subió corriendo las escaleras entro al cuarto de su madre sin decir nada la buscaba al no verla fue cuando la llamo.
-Mami, mamita, ¿donde estas?
La pequeña al no encontrar a su madre en la habitación fue al baño a buscarla cuando abrió la puerta se encontró con algo que ella no esperaba.
Su madre estaba sentada en el piso recargada en la bañera, con dos frascos de pastillas en el suelo vacíos y con ambas muñecas cortadas.
La sangre comenzaba a correr por el piso, la pequeña corrió hacia su madre.
- Mami, mamita que tienes.
Lina solo miró a su pequeña correr y arrodillarse delante de ella tomando sus manos y preguntando.
-¿te cortaste mamita?
Lina solo levanto su mano y tomo la cara de su pequeña para decirle unas palabras antes que las pastillas y la perdida de sangre hicieran efecto.
-Perdóname Freya, perdón- Unos segundos después Lina perdió el sentido y la pequeña solo le hablaba a su madre.
-Mami, mamita- y la movía al ver que su madre no respondía salió a toda prisa del baño y tomo el teléfono y marco al 911.
Después de un tono se escuchó la voz de un hombre del otro lado.
- 911 cuál es su emergencia.
-mi mamita se cortó, está sangrando mucho y no me contesta.
-Ayúdeme por favor, ayúdeme. La voz de la pequeña era de miedo.
El hombre al escuchar la voz de una pequeña pregunto.
-cariño hay alguien más contigo.
- No solo mi mamá, papá se fue de la casa
En cuanto el hombre escuchó las palabras de la pequeña le pregunto.
- ¿ Como te llamas? Y comenzó a rastrear la llamada.
-Freya.
- Bien Freya
- ¿ cuantos años tienes?
-cinco.
-muy bien cariño, no te preocupes ya van a ayudar a tu mamá.
La pequeña regreso al baño, y seguía hablando con el hombre del teléfono, se sentó aún lado de su madre, tomando con fuerza su mano.
La pequeña tenía sangre en el rostro, su conejo de felpa de igual forma estaba manchado y su pijama, después de unos minutos se escucharon las sirenas de la ambulancia.
Los ojos de Freya estaban fijos en su madre, ella sostenía la mano y con la otra el teléfono.
A la segunda planta llegaron 3 oficiales y 2 paramédicos.
Una de los oficiales entro y no podia creer la escena que estaba viendo.
La niña estaba sentada tomando a su madre de la mano con su mirada perdida en el vacío.
Cuando entraron los paramédicos, también se sorprendieron al ver la escena, ya que les provocó un nudo en la garganta.
La oficial se acercó a Freya.
-Cariño, ven conmigo atenderán a tu madre.
Freya movió la cabeza negandoce a soltar a su madre.
-cariño por favor, tienes que soltar a tu madre para que puedan atenderla mis compañeros, vamos suelta la.- le comento la oficial tratado de ganarse la confianza de la pequeña.
- Freya con la mirada triste miró a la oficial y después miró a su madre inconsciente.
La oficial la abrazo pero ella seguía aferrada a la mano de su madre.
-Vamos pequeña, todo estará bien- comento la oficial
En ese momento Freya con mucho dolor soltó la mano de su madre y solo cerró sus ojitos de los cuales rodaron un par de lágrimas.
La oficial la cargo y bajo con ella las escaleras, para llevarla a otra ambulancia donde la atenderían.
mientras tanto los paramédicos revisaban a Lina, sus signos eran muy bajos.
-tenemos que trasladarla urgentemente- comento uno de los paramédicos.
- No sobrevivirá, las cortadas son muy profundas ha perdido mucha sangre, si no muere por la perdida de sangre lo hará por la sobredosis.
-Mujer tonta tenía una hija, como lo hizo frente a ella. Es solo una niña- comento el paramedico con sentimientos encontrados tristeza y coraje al mismo tiempo.
Después de atenderla se trasladaron al hospital lo más pronto posible.
Mientras en la otra ambulancia, la oficial le realizaba algunas preguntas a la pequeña.
-Dime pequeña, cómo te llamas?
-Freya- la pequeña se quedó callada.
-te sabes tus apellidos?
La pequeña movió la cabeza diciendo si, tenía la mirada perdida y solo giro su carita para ver a la oficial y en ese momento contesto.
- Ricci.
-Freya Ricci, bien, tú padre en donde trabaja sabes algo sobre el que nos pueda ayudar.
-El se fue con su otra señora.
Cuando la oficial escucho eso, trago en seco y no sabía que palabras decirle a una niña, unos segundos después Freya comento.
- Tengo un abuelo se llama, Leonard Ricci Suri.
la oficial miró a la pequeña en cuanto le dijo el nombre de su abuelo.
-Tu abuelo es Leonard Ricci.
- si- contesto la niña,
Tanto el paramédico que la atendía, como la oficial se miraron con sorpresa, para después regresar la vista a la pequeña estaba sorprendidos de saber quién era su abuelo.
Mientras Freya y su madre eran atendidas en el hospital.
En la ciudad de Monte blanco Walt De Luca se encontraba en su oficina.
Había comenzado su empresa desde muy joven, había tenido unos problemas que hicieron que su empresa retrocediera un poco, pero cada dia se esforzaba por sacarla adelante, era el patrimonio de su familia.
Su esposa Colette era una mujer bastante ambiciosa y le gustaba tener gastos excesivos y presumir con sus amigas se casó siendo muy joven con Walt ya que estaba embarazada lo que se vio obligada.
Su hijo Einar, era un niño muy inteligente a sus 7 años, olvidado por su madre sin embargo era el motor que impulsaba a su padre a continuar.
Einar se encontraba en la sala realizando su tarea cuando escucho que un auto se estacionó frente a su casa, en ese momento el pequeño se levantó y se asomo por la ventanilla pensando que era su padre.
En cuanto abrió miro por la ventana vio a su madre salir del auto, del otro lado salió un hombre que llamaba la.atencion por su porte se podía notar que era de un status muy alto ya que era acompañado por otro vehículo donde bajan 3 hombres más.
Einar solo la observo, sin decir nada su pequeño rostro no reflejaba ninguna emoción, había dejado de rogarle a su madre ese sentimiento.
El pequeño dio media vuelta y regreso a su lugar donde hacía sus trabajos escolares, cuando su madre entro solo. Miro al niño para decir.
-ya estás aquí, subiré a descansar me duele la cabeza no me molestes.
El pequeño no miro a su madre solo escucho y dejo salir una ligera sonrisa.
De la cosina salió una mujer como de 45 años.
-Buenas tardes señora.
-arleth asegúrate que Einar no me moleste, estoy cansada iré a descansar- comentó Colette sin remordimiento alguno.
-Si señora- la señora solo miro haber al niño con tristeza.
Más tarde eran las 8 de la noche el pequeño aún estaba en la sala, leyendo un libro cuando su padre llegó.
- Papi- grito el pequeño niño y corrió a los brazos de su padre.
Walt bajo su portafolio y recibió a su hijo con mucho amor.
-Hola pequeño como estas?
-Bien papi, hoy obtuve la mejor puntuación en la escuela.
-Muy bien, a ese paso en unos años tú serás el que manejara la empresa- Walt se sonrió a su hijo con mucho amor.
- Vamos a cenar papi, Señora Arleth papá llegó- grito el pequeño Einar.
El niño avanzó al comedor, de la mano de su padre ambos se sentaron, la señora Arleth saludó.
- Buenas noches señor, le sirvo la cena.
-claro adelante, y Colette?Pregunto Walt con el rostro molesto.
-A si perdón señor la señora se sentía mal, tenía dolor de cabeza y prefirió descansar - Arlette trataba de justificar el comportamiento para evitar problemas.
-Sirve la cena, ahora regreso- comentó Walt y se levantó de la silla.
El Pequeño Einar trato de detener a su padre
-Comamos nosotros papi, déjala descansar- comentó con su carita dulce.
-No tardo pequeño, enseguida bajamos.comento Walt.
el pequeño suspiro al ver a su padre seguir avanzando, Walt subió a la habitación donde encontró a su esposa sentada frente al tocador peinando su cabello.
Walt solo la observo, camino hacia ella y se coloco tras ella mirando sus reflejos en el espejo.
-¿Otra vez no cenaras con nosotros?- pregunto Walt con el rostro serio.
-No, me siento cansada.
Walt trato de contener su molestia.
-Podrías hacerlo por lo menos por ti hijo, necesita a su madre.
-La mujer lo miro por el espejo y se levantó.
-Walt en realidad no soy una buena madre, no sé cómo serlo y en realidad no quería serlo.
Walt la miró y no pudo contener las palabras que se estaba guardando desde hace mucho tiempo.
-esa es la razón por la que jamás te has acercado a Einar.
-Walt no es la vida que yo quiero.
-No te ha faltado absolutamente nada todo este tiempo.
- Claro que sí, quiero libertad, viajar por el mundo y conocerlo.
-No es suficiente lo que tienes, un hogar y una familia.
- No, no lo es - grito a la mujer.
- no quiero esta vida.
-Todo este tiempo mentí, no quiero seguir atrapada en esta casa, quiero salir a disfrutar la vida, me puedes dar eso Walt.
-No, puedes irte cuando quieras y busca la vida que tanto deseas
-Claro por eso me voy ahora, se que tú serás mejor padre, cuidaras muy bien de Einar.
-Ahorra tus palabras, no necesitas fingir que te importa jamás te ha importado Einar.
En ese momento la mujer, dió media vuelta tomo una pequeña bolsa y salió sin el menor de los remordimientos de la habitación.
El Pequeño estaba al pie de las escaleras esperando a su padre, escucho que alguien bajaba las escaleras creyó que era su padre.
Y dió un paso al frente para subir se detuvo cuando observo a su madre bajar
Colette lo miro, quiso decir unas palabras y acercarse por primera vez a su hijo, sin embargo, las palabras del pequeño la sorprendieron cuando quiso tocar el rostro de su hijo y el pequeño Einar retrocedió dos pasos.
-Bien, creí que jamás se iría, papá me tiene a mi y yo a él, no la necesitamos más señora.
-Deprisa la espera Tomassi Lamontagne.
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