NovelToon NovelToon

Una Novia Para El Príncipe

REGLAS DE LA CASA REAL SESSA:

Una chica que viaja a una isla con sus amigas y allí conoce al que será el amor de su vida.

Solo que una noche de pasión entre ellos basta, para que quede embarazada.

Había un pequeño detalle, es un príncipe heredero, esto lo complica todo.

Libro N°1 de la saga "Casa Real Sessa".

REGLAS DE LA CASA REAL SESSA:

Regla 1: El Rey debe ser un líder neutral. Si el sucesor al trono cometiera un acto que fuera en contra de la familia Real, será apartado de la línea sucesora.

Regla 2: Ningún miembro de la familia Real podrá contraer matrimonio sin el consentimiento del Rey. Si lo hiciera, será despojado privilegios, recursos y también de la Familia Real.

Regla 3: Antes el sucesor del trono de Villa Hermosa tiene contraer matrimonio con una dama de alta sociedad o de su estatus Real.

Regla 4: Solo príncipes hombres pueden ser sucesores del trono De Villa Hermosa, a los 18 años tienen la oportunidad de renunciar a sus títulos sino renuncian deberán firmar un acuerdo donde se especifica que no pueden evadir sus deberes reales.

Regla 5: El Rey no podrá contraer matrimonio con una persona divorciada.

Regla 6: Queda prohibido que miembros de la Familia Real de la misma sangre se casen entren ellos.

Regla 7: El Rey dirigirá la educación de todos los miembros de la Familia Real, si aun niños corresponderá la responsabilidad a los padres.

Regla 8: Ningún miembro de la Familia Real podrá contraer deudas que superen sus posibilidades de pago sin el previo conocimiento y aprobación del Rey.

Regla 9: Ningún miembro de la Familia Real podrá aceptar donaciones ni herencias sin el previo conocimiento y aprobación del Rey.

Regla 10: El Rey deberá dedicar su vida al reino de Villa Hermosa Por lo tanto, no le estará permitido el ejercicio de ninguna profesión.

Regla 11: Los miembros de la Familia Real deberán residir en algunas de las siete islas de Villa Hermosa o en un país que El Rey apruebe. Su Majestad tiene la obligación de vivir en Villa Hermosa.

Regla 12: Los miembros de la familia real que tengan hijos fuera del matrimonio no serán reconocidos como "Legítimos" ante el Rey.

EL ÁRBOL GENEALÓGICO DE LA FAMILIA SESSA en el multimedia para que puedan entender un poco.

Rey Miguel:

· Luisana (Primera esposa-Fallecida) Estuvieron casados por 10 años.

· Lucia (Aún con vida y actual esposa del Rey)

Los hijos, Príncipes: Esteban y Luis que murieron en un accidente de avión.

Carlota y Laura las esposas de Esteban y Luis, respectivamente.

Las Infantas: Isabella y Leonor son hijas de Carlota y Esteban.

Los Príncipes Neil, Sebastián y Coral son hijos de Laura y Luis.

Dato: El príncipe Esteban tuvo un hijo fuera del matrimonio pero el rey no lo considero legítimo por eso no pertenece a la familia real.

Esta historia están comprendidas de tres libros más, las cuales serán publicadas después que están finalicen.

Gracias por estar aquí y leer mi historia.

Sigan leyendo.

Capítulo 01:

Hacía una tarde radiante en el pequeño aeropuerto principal de Villa Hermosa, una isla magnífica y con bellos paisajes naturales.

Mia se bajaba del avión con sus amigas Regina y Claudia, fueron enseguida a buscar sus maletas para ir al hotel. Estaban agotadas por el viaje de seis horas desde Lexington que es su ciudad natal.

— Ya quiero llegar al hotel— Dijo Regina resoplando agotada, cogiendo sus dos maletas.

— Sí, igual yo. Me duele la espalda ha sido un viaje incómodo— Se quejo Claudia mientras se sentaba encima de su equipaje- Que calor esta haciendo aquí.

Mia se rió mientras ponía los ojos en blanco de como sus amigas se quejaban de todo, de verdad ellas no tenían ese espíritu aventurero como ella, había ido ha varios países por su padre, ya que es militar y lo enviaban a muchos sitios, por eso hablaba también otros idiomas, en especial el español. Ella había escogido este destino porque siempre había querido venir a está isla.

Regina es la más alocada de las tres, tenía diecinueve años siempre decía que la vida había que disfrutarla sin límites, en cambio Claudia seguía todos los pasos de Regina, parecían gemelas, con tan solo vente años a Mia le gustaba salir también pero era más prudente que sus amigas.

Cuando por fin salieron del aeropuerto para tomar un taxi. Emocionadas por emprender una nueva aventura de un mes en aquella isla tan espectacular.

Mia iba mirando por la ventana el agua azul cristalino que rompía en la arena, mientras iban en la carretera, estaba maravillada por nada las islas de Villa Hermosa, tenía el título de ser el lugar más paradisíaco del mundo, solo al ver ese hermoso atardecer no podía negarlo.

Pagaron el taxi, el taxista las ayudo a bajar las maletas. Luego subieron en el ascensor hasta llegar al pequeño apartamento que rentaron, tenía un enorme balcón que daba la vista al mar.

— Este lugar es hermoso, elegí bien al ser el viaje aquí en Villa Hermosa— Dijo emocionada Mia, mientras miraba por el balcón.

— Si espectacular, se ve mejor que en el folleto de la agencia de viaje. Te felicito por hacer esto posible, Mia. — Dice Regina corriendo a darle un abrazo apretado a su amiga, Mia sonrió de oreja a oreja mientras correspondía al abrazo.

Unos minutos después de recorrer el lugar, la cocina, los baños y los dormitorios. Todas elegieron donde iban a quedarse a dormir, por suerte había escogido un apartamento con tres habitaciones para evitar problemas.

Mia estaba en la habitación que la había elegido comenzó a desempacar sus maletas, aunque en realidad el cansancio y las ganas de darse una ducha larga, meterse a la cama y dormir unas horas. Prefería dejar todo en orden antes de hacer eso.

Entro Claudia cambiada de ropa. Ya se había duchado. Miro por la ventana de la habitación de Mia.

— Wow, mira ese castillo—señalando con el dedo—Es impresionante.

Mia se levanto de la cama y se asomo a la ventana también. Miro el castillo era fascinante quería visitarlo por eso le llamo tanto las islas de Villa Hermosa, su profesor de historia siempre decía que El castillo de Villa Hermosa fue construido en el siglo XVI al mando del Rey Julián III.

— Si, la familia real vive ahí— Dijo Mia aún admirando la belleza de aquella arquitectura que estaba situada en lo alto de la colina.

— Aún no entiendo ¿Sí vivimos en el siglo veintiuno aún existan los castillos y los reyes? — Preguntó inocentemente Claudia.

— Es una comunidad unida desde hace siglos algunos países se llevan mejor cuando son administrados por la monarquía que por un gobierno. Por eso han perdurado la familia real Sessa, a mi me gustaría conocerlos.

— No creo que te permitan siquiera acércate a la puerta, esa gente son demasiado estiradas y ocupadas. Prácticamente viven en el anonimato.

Tenía razón lo que decía Claudia será imposible conocer a una de las familias más poderosas del mundo, dueños de una cantidad impresionante de bienes y de otras 7 islas más.

— Mejor sigo acomodando mi ropa, estoy muerta del cansancio—Mia apartándose de la ventana y se sentó en la cama a seguir guardando la ropa en el closet.

— Yo igual, quiero dormir hasta mañana.

Las chicas arreglaron todo en el apartamento, todas se ducharon y comieron algo. Se pusieron a ver TV, Claudia y Mia. Porque Regina decidió ir de compras al pequeño supermercado que estaba cruzando la calle. Cuando regreso, entro a la sala con una gran sonrisa de oreja a oreja, coloco las bolsas encima de la mesa.

— Nenas, tenemos planes para esta noche. — Se tira encima de sus amigas en el sofá y ambas se quejan.

— ¡Ay! No me digas Regina, ahora tienes un nuevo brillante plan ¿Qué se te ocurrió, esta vez? — Se burlo Mia.

Regina le saco la lengua y se echo a reír.

— Pues estando en el mercado, conocí a unos chicos muy amables sobretodo guapísimos. Me puse hablar con ellos, les comente que venía con ustedes así que nos invitaron a un club esta noche ¿Qué les parece?

— ¿Estas loca? Acabamos de llegar y ya te ligaste a unos hombres en el mercado— Dice Mia sorprendida.

— Si lo dices así Mia, suena horrible— Totalmente ofendida—Además vinos aquí a divertirnos y que mejor haciéndolo que celebrar esta noche.

— Si, a mi me encanta la idea de Regina— Dijo con alegría Claudia siempre apoyando las ideas locas de su otra amiga.

A la final terminaron convenciendo a Mia para ir a la club, se coloco uno de sus vestidos para la noche, no eran tan cortos ni escotados pero eran muy bonitos su madre se los había regalado. Luego de maquillarse con mucho cuidado, tocaron la puerta principal, escucho voces masculinas y risas en la sala. Se apresuró a colocarse los zarcillos y tomar su bolso de mano. Salió de la habitación, se encontró con tres chicos jóvenes tendrían como un alrededor de 20 años, de verdad eran guapos como dijo Regina.

—  Ven Mia te presento a Johan, Frank y Bruce— Regina lucía un vestido corto tipo top color azul oscuro y Claudia un vestido de tirantes corto también de color plateado, se veían bellísimas.

Se acercó a ellos y los saludó amablemente pero uno de ellos Frank no le quitaba la mirada de encima sin dejar de sonreír, Mia se incómodo un poco, trato de prestarle atención.

Cuando todas estuvieron listas, Claudia saco su cámara, para tomarse una foto en grupo. Frank se coloco al lado de Mia, tomándola de la cintura, trato de apartarse pero él se lo impidió. Luego salieron y Johnny tenía una camioneta todos se subieron hasta llegar al Club que estaba full de gente, bailando, bebiendo y hablando entre ellos. Pidieron rápidamente una mesa para luego pedir unos tragos.

Mia la estaba pasando de lo mejor excepto por las constante miradas de Frank, la música era excelente y el ambiente se ponía mejor. Mia tomaba su trago con pocos sorbos cuando levantó la mirada en el fondo del Club, vio un hombre que tenía los ojos puestos en ella, que no pudo evitar sonrojarse, trato de mirar hacía otro lado pero parecía ser imposible, no distinguía muy bien sus rasgos a la distancia pero se veía que es un hombre joven. Gracias al cielo había llegado a una chica que se sentó a su lado, pensó que quizás se trataba de su novia.

Deja de prestarle atención y se enfoca de nuevo en sus amigos. luego de unos minutos, se queda  sorprendida al ver que aquel hombre se acercaba a su mesa.

— ¿Quieres bailar?— Con una voz profunda y provocadora, ni siquiera importándole como sus amigos miraban al desconocido. Coloco su mano enfrente de ella, Mia lo miro por unos instantes, estaba vestido de negro totalmente tenía una gorra del mismo color, prácticamente tapaba parte de su rostro aún si pudo detallar unos ojos grises tan llamativos que nunca había visto en su vida , el chico era realmente guapo había pasado Mia mientras seguía sin salir de su asombro.

—No gracias, estoy aquí con unos amigos— Respondió, tratando de soñar lo más educada posible. Pudo notar la mirada celosa de Frank, pero no le dio importancia.

Regina se apresuro a decir.

—Por favor Mia, anda a bailar no seas descortés con él. Que por cierto esta buenísimo— Lo último se lo dijo en voz baja.

— Escucha a tu amiga aquí vinimos a pasarla bien. Vamos a bailar— Sonriendo, quedo embobada con su sonrisa la más perfecta que haya había visto.

— Está bien— Se levantó de la silla y tomó su mano, también lo hizo para alejarse de Frank, caminaron hacía la pista.

Al sentir como colocaba sus manos en su cintura la traía más hacia su cuerpo, tomándola desprevenida, la miro con una sonrisa perfecta y dejándose llevar por la música.

— ¿Cómo te llamas?— Le pregunto él con interés, moviéndose al ritmo de la música, Mia trataba de llevarle el paso.

— Eso no importa, solo vamos a bailar no a entablar una conversación— Dice Mia indiferente ante su plan de coqueteo.

Sorprendentemente se echó a reír, cosa que la desconcertó porque pensó que la dejaría sola en medio de la pista pero se equivocó.

— Bueno ya que tú no quieres decirme tu nombre te diré el mío, me llamo Sebastián. Debo decirte que me gustaste desde el momento en que te vi— Le confesó sin tapujos.

— ¿Siempre eres así de directo?— Impresionada por sus palabras, pero trato de no sentir intimidada.

— Si, a veces—Dice divertido mientras se encoge de hombros— Cuando algo me llama la atención trato de conseguirlo como sea.

— Pues pierdes tu tiempo conmigo ¡Suéltame! — Tratando de zafarse de sus brazos.

— Vamos, hermosa. Terminemos de bailar, relájate— Envolviéndola más hacía a su cuerpo.

— No me llames así, prefiero terminar este baile ahora ¿me sueltas?— Él la soltó enseguida, Mia se encaminó rápidamente a su mesa. Pero noto que sus amigos estaban en la pista bailando también, vio que Sebastián la miraba desde su silla con una sonrisa en su rostro, ella trato de ignorarlo, se sintió aliviada de ver a Frank.

— ¿Te hizo algo malo?—Le pregunta preocupado.

— No...—Fue lo único que dijo, en realidad había sentido atracción por aquel extraño. Aun podía sentir el olor de su perfume en ella.

Luego de unos minutos, Sebastián había desaparecido se sintió feliz de no verlo más. La noche paso rápido, ya eran casi a las 2 de la mañana, aún la gente seguía bailando.

Mia sigue hablando con Frank mientras lo demás bailaban, luego Bruce llamo a Frank le dijo algo en el oído parecía desconcertado.

— Ahora vuelvo, Mia— Se alejo con su amigo, ella siguió tomando su trago, se fijo en la pista pero sus amigos no estaban allí, no había pasado ni un minuto, eso le pareció extraño que no le hayan dicho nada. Se levanto a buscarlos por el club, no los halló en ningún lado y comenzó a asustarse.

— ¿A donde se fueron? — Buscándolos por tercera vez, pero nada que los veía, se asustó más cuando la gente comenzaba a irse. Se apresuró a salir del club con la esperanza de verlos afuera pero tampoco ni siquiera estaba la camioneta de Johnny ¿Se habían ido sin ella? Aquella idea la aterrorizó, no tenía sentido que sus mejores amigas la hayan dejado botado, ellas nunca harían algo así.

Se quedo un rato a las afueras del club, esperando un taxi pero prácticamente todo el mundo venía en su propio auto particular ¿Ahora como iba irse a su apartamento? no tenía un celular donde llamar. Cuando volviese a ver a Regina y a Claudia las ibas a matar por ser tan malas amigas. Respiro profundo para no ponerse a llorar.

Se sentó en uno de los balcones de club, tratando de tranquilizarse y pensar que iba hacer para llegar al apartamento, no podía alarmarse tampoco, ella ha salido sola y ha llegado sana y salva a casa sin ayuda de nadie en un país extranjero, tenía experiencia en estás situaciones. Iba a levantarse cuando sintió una mano sujetando su brazo.

— Tú...—Mirándolo furiosa, ahí estaba nuevamente aquel hombre que la impresionado más de lo normal- Puedes quitar tu mano de mi brazo.

Sebastiánle quito la mano de encima, al notar que la chica esta enojada.

— Veo que estás en apuros o me equivoco? —Dice acomodándose de su chaqueta negra.

— Puedo arreglármelas sola, así que se agradecería que me dejarás en paz— Le respondió impaciente, por alguna razón no quería tenerlo tan cerca. Quizás estaba actuando un poco como una perra, pero no podía confiar en un extraño.

— Bueno pero no sería tan caballeroso dejarte sola además todos ya se fueron y la disco ya  cerro me pregunto ¿Dónde están tus amigos? ¿Se olvidaron de ti?

— No es problema tuyo.— Lo miro desafiante. "Aún no entiendo porque hicieron eso" pensó con tristeza.

— Claro que lo es estoy aquí para ayudarte tengo mi auto en el estacionamiento puedo llegarte— Se ofrece amablemente.

— No, gracias prefiero ir a mi casa caminando antes de irme contigo.— Cruzándose de brazos.

— ¿Por qué estas tan a la defensiva? Solo quiero ayudarte.—Dice frunciendo el ceño.

— ¿Ayudarme? — Lo miro con sarcasmo— Sé lo que quieres de mí y te aseguró que no lo conseguirás.

— Según tú ¿Que quiero de ti?— Ahora es él que comenzaba a enojarse con la chica.

— Conozco a los tipos de tu clase, creen que el mundo gira a su alrededor y pueden obtenerlo todo. Pues te digo algo no pienso acostarme contigo.

— Yo nunca pensé eso pero ya que lo dices— Acercándose para tomarle la mano, pero Mia se aparto aterrorizada y comenzó a correr por la calle. Tenía que alejarse de ese hombre cuanto antes, no sabía dónde iba pero en algún momento tendría que pasar un taxi.

Cuando se cansó de correr, miró hacía atrás por suerte no la seguía, comenzó a caminar más lento. Un auto se detuvo al lado de ella, unos chicos totalmente ebrios comenzaron a molestarla.

— Ven, nena. ¿Quieres que te llevemos? La pasaremos bien— Decía uno de ellos, mientras los otros se reían.

Mia asustada comenzó a caminar más rápido, vio que los chicos se bajaron del auto comenzaron a perseguirla, diciendo una cantidad de cosas obscenas hasta que uno de ellos la tomo del brazo y la pego contra de la pared de un edificio.

— Por favor déjeme en paz. Por favor se los pido— Temblando de pie a cabeza. Ya con las lágrimas en los ojos.

— Pero ¿por qué? Nosotros tenemos unas ideas muy buena contigo, podemos hacerlas aquí mismo- Mientras le tocaba el cabello, su aliento a cerveza rancia casi la hace vomitar del asco, los otros dos tipos que estaban con él lo único que hacían era reírse y alentar a su amigo.

Mia temía lo peor iban abusar de ella, comenzó a llorar, odio ser tan infantil no haber aceptado la ayuda de Sebastián. Uno de los chicos tratando de subirle el vestido hasta más arriba de los muslos, Mia lo golpeo con toda la poca fuerza que tenía en el pecho pero solo logro que el chico le doblará el brazo hacia su espalda causándole un gran dolor, comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero al parecer nadie vendría a su rescate.

Capítulo 02.

La adrenalina corría por las venas de Mia. Nadie vendría a su rescate. Después que estos desalmados abusaran de Ella seguramente la iban a echar a un río o un basurero, esa era las ideas perturbadoras que pasaban por su cabeza, mientras sentía una sucia mano tocar por debajo de su muslo subiendo descaradamente hasta que:

—  ¡Quítale las manos de encima, ahora!— Escucho una voz furiosa. Todos los chicos se apartaron de Mia, ella como pudo se acomodó el vestido noto que le había roto el tirante se le veía parte del sostén.

— ¿Quién eres tú para mandarnos? Es mejor que sigas tu camino sino quieres problemas— Le dijo uno de los chicos.

Mia miro aliviada y agradecida que es Sebastián que estaba ahí pero luego cayó en cuenta que ellos eran cinco y él solo uno, temió por su vida aunque aparecía no estar preocupado sino molesto, sus manos cerradas en un puño.

— Si no dejan a la señorita les voy a partir a la cara a cada uno de ustedes— Dice gritando de la rabia, mientras miraba furioso a los cinco chicos que sostenían a Mia.

— De verdad que eres muy valiente a enfrentarte tú solo contra cinco—. Dijo burlándose.

Uno de los chicos tomo del brazo a Mia con fuerza, haciéndola llorar de nuevo asustada, eso como que enojo más a Sebastián, se aproximo al chico que la sostenía y le dio un golpe tan fuerte que lo tumbo al suelo.

Pero otro de los chicos, golpeo a Sebastián. Terminaron todos en una gran pelea, Mia veía horrorizada como los cincos se abalanza sobre él, aún llorando trato de ayudarlo golpeando a los otros con los puños y patadas.

— Suéltenlo, imbéciles— Les gritaba, golpeando a uno de ellos en la espalda— ¡Dejenlo ya!

Sebastián también los golpeaba aunque eran más, parecía que aquello no tenía fin, nadie aparecía para ayudarlos hasta que se escucharon unas sirenas de policía a lo lejos. Los chicos salieron corriendo hasta la camioneta algunos iban con moretones pero Sebastián estaba en el piso quejándose con la mano en la nariz se la habían roto, Mia se agacho ayudarlo.

— Oh, Dios mío. ¿Estás bien?—Viéndole el moretón que tenía bajo la mejilla.

— Si, no te preocupes por mí —Se levanto del piso como pudo. Mia vio preocupada la sangre que corría por su rostro.

— Es mejor pedir ayuda, tal vez llamar a una ambulancia, no te veo muy bien- Le sugirió preocupada.

- Estoy bien y tu ¿como estas? ¿No te hicieron nada?

- No, gracias a ti que llegaste a tiempo.

Sebastián iba a caminar pero parecía que le dolía el abdomen temiendo que le habían fracturado alguna costilla, se tuvo que apoyar de su auto tratando de respirar porque ardía como el infierno. Mia se sentía realmente culpable, después de todo él se habría ofrecido a ayudar pero por su terquedad ahora el pobre chico está herido y ella no siquiera tenía un celular para llamar una ambulancia.

— Estas herido, seguro tienes alguna costilla rota. Debemos ir al hospital—.Dice Mia corriendo a su lado mientras lo ayuda a sostenerse para que no se cayera.

— Nada de eso, solo necesito tomarme unos segundos para reponerme ¿Sabes manejar?

—No...—Se lamento—.Mira allá se ve un motel, podemos pedir algo para curarte esas heridas y llamamos a la policía. Vamos— Ayudándolo para que se apoyara de ella colocando su brazo alrededor de sus hombros.

Cuando llegaron al motel que estaba vacío excepto por la recepcionista, una mujer con canas debía tener como setenta años, ayudo a Sebastián a sentarse en el vestíbulo mientras Mia camino hacía la anciana.

— ¿En qué puedo ayudarlos?—Pregunto amablemente aunque un poco alerta porque la manera que Mia sostenía a Sebastián para que no terminará cayendo al suelo.

— ¿Será que tiene algún botiquín? Es que tuvimos un incidente hace un momento. Golpearon a mi amigo, por favor— Dice mirando a Sebastián quién tenía sangre saliendo de su nariz.

La mujer se alarmó miro al herido, luego a Mia.

— Si, claro. Sería mejor que lo llevarás alguna de las habitaciones, así estará más cómodo.

— Bueno deme la habitación—.La reservo pago con el poco efectivo que tenía.

— Ahora mismo le subo el botiquín— Dándole la llave, Mia fue hasta Sebastián, lo ayudo a ponerse de pie. Subieron las escaleras a pasos lentos porque a él le dolían mucho las costillas. Cuando llegaron Mia abrió la puerta con su mano desocupada, al entrar Sebastián se sentó en la cama. Al rato llego la mujer con el botiquín.

— Déjame curarte. Estás muy golpeado. De verdad perdóname fue mi culpa—.Le dijo con voz quebrada con lágrimas a punto de salir.

— No tienes porque disculparte— Acostándose en la cama despacio, apoyando los codos en el colchón.—No iba a permitir que esos pervertidos abusaran de ti.

— Pero pudieron matarte, ellos eran más.

— Lo sé, aunque yo también les di unos buenos golpes.—Tratando de sonreír, pero eso no calmo a Mia seguía angustiada y nerviosa—  Tranquila, estoy bien.

— No estoy segura de eso— Saco del botiquín, el algodón y alcohol. Se lo paso por las partes que tenían heridas, algunas veces se quejo así que Mia lo hacía lo más delicado posible— Quítate la camisa— Dice sonrojada agradeció que no hubiera mucha luz y él no podía notarlo.

— ¿Qué?— Sorprendido pero enseguida una sonrisa pícara se asomo en sus labios. Ella solo pudo poner los ojos en blanco.

— Para ver si tienes más heridas.— Tartamudeo nerviosa evitando mirarlo a sus ojos grisáceos que la miran confusión.

— No puedo, me duele mucho los brazos—.Dice el chico, Mia respiro largamente se acerco a él.

— Bueno yo te ayudo—.Con dedos temblorosos, le fue quitando la camisa. De verdad que ese hombre tenía un cuerpo fabuloso y unos brazos fuertes, seguro iba al gimnasio al menos dos veces por semana, Mia trato de no pensar en eso. Se sobresalto cuando él toco su cabello.

— Gracias.— Le dijo en voz baja y dulce. Mia se le erizo la piel y el corazón le latía con rapidez, se aparto de su lado. Vio que tenía algunos moretones en el abdomen.

— ¿Te duele?—Tocándole el estomago con cuidado. Pero él no decía nada solo la miraba fijamente, Mia se puso nerviosa y quitó la mano.

— No...— Sonrió, podía notar que las mejillas de la chica estaban sonrojadas— Me siento mejor. Aquí hace mucho frío, y tú con ese vestido— Mirándola de arriba bajo— Acuéstate conmigo, aclaro que cuando digo así es para que agarres calor— Se echo a reír, al verla fruncir el ceño y cruzarse de brazos— Sonó mal de todos modos mis palabras.

Mia no pudo contener la risa por mucho tiempo, comenzó a rejalarse un poco al fin de cuenta, el chico la había salvado de una violación,  aunque por dentro se estaba muriendo de la vergüenza.

— Si entiendo lo que quieres decir, en realidad me muero del frío— Se acostó en la cama con él, cubriéndose con las sabanas. No quería tocarlo, no por sus heridas si no que si se acercaba más seria su perdición— Lamento haber sido tan infantil en la disco, no se porque no acepte que me llevarás a mi casa, nada de esto hubiese sucedido.

— Ya te dije que no tienes que disculparte nada. Soy un caballero, nunca dejaría a una señorita tan linda como tú en apuros con esos tipos —Dice serio, Mia sonrió encantada.

— Me llamo Mia Velasquez—sonrió, viéndolo a los ojos grisáceos los más hermosos que haya visto en su vida y una mirada penetrante que le llegaba alma.

— Es un bonito nombre, para una mujer tan bonita como tu— Se acercó más hacía a su lado pasando uno de sus brazos por debajo del cuello de Mia, a pesar de eso tenía demasiado frío, comenzó a titilar sus dientes.— Déjame abrazarte, no voy aprovecharme de la situación. Lo prometo.

"Pues hazlo" se dijo así misma, avergonzada con sus pensamientos. Pero aún así dejo que la abrazará, estaba tan cálido se sintió más segura en sus brazos, así estuvieron algunos minutos sin decir una palabra en medio de una habitación oscura. Mia abrazando a un extraño pero ahora se sentía realmente segura, sin duda esa noche había sido bastante intensa.

Sus miradas se encontraron mientras él toca su cabello, bajaba su mano hasta su cuello y busco su boca, Mia se sorprende de que aquel chico se atreviera pero tampoco hizo nada para evitarlo. La beso apasionadamente ningún hombre la había besado de aquella manera tan fascinante, no pudo evitar un gemido al sentir su lengua rozar la suya. Con su mano comenzó a tocarla con tanta intimidad, Mia no quería que parara le gustaba como la besaba y acariciaba. Una parte de su cabeza le decía que no estaba bien pero otra la que esta ganando la batalla le decía que siguiera, nada podía resultar mal de eso.

Las cosas pasaron a otros niveles, cuando Sebastián toco el cierre de su vestido comenzó quitárselo dejándola en ropa interior, ella lo ayudo también a quitarse el resto de su ropa lanzándola en algún lado de la habitación. No dejaron de besarse en ningún momento, es la primera vez para Mia cuando se lo dijo a Sebastián, él trato de ser lo mas delicado posible no quería hacerle daño pero estaba muy excitado y ansioso de hacerle el amor aquella chica que acababa de conocer hace unas horas. Entro despacio en su interior, ella se quejo vio sus ojos llenos de lágrimas, beso sus labios para aliviarla que solamente pudiera disfrutarlo tanto como él a los minutos el dolor se fue esfumando comenzaron a moverse lentamente en la cama, las uñas de Mia enterradas en la espalda de Sebastián, tratando de controlar las emociones que llegan su mente en ese momento. Él beso su cuello con ternura mientras se dejaba ir, ambos cayeron exhaustos y sudados pero los dos extasiados por lo que acababa de suceder entre ellos. Sebastián coge el cobertor para tapar sus cuerpos desnudos, abraza a Mia de costado y le da un beso en la frente.

— Eres especial, Mia. Esto siempre lo voy a llevar en mi corazón— Aquellas palabras tan tiernas, conmovieron a Mia luego se quedaron dormidos.

Los rayos del sol atravesaron la ventana de la habitación, Mia abrió los ojos lentamente para encontrarse el bello rostro de Sebastián a su lado, estaba dormido lo supo por su respiración pausada. Enseguida le vinieron los recuerdos de anoche, se sonrojo.

"Dios me he acostado con un desconocido" gimió en sus adentros, se levantó de la cama tratando de no despertarlo, le dolían partes de su cuerpo que no podía mencionar. Fue al baño y se ducho con rapidez, se coloco su ropa de nuevo. Aquello había sido un terrible error, debía irse lo más rápido posible, sentía vergüenza de sí misma que no se pudo resistir a las caricias de un hombre  que acaba de conocer. Tenía que salir lo más pronto de ahí, no quería verlo a la cara cuando despertara iba hacer demasiado incómodo. Salió de la habitación sin mirar atrás quería llorar se sentía estúpida, de haberse acostado con Sebastián, sobretodo haberle entregado su virginidad.

Por fin vio un taxi y lo detuvo. Le dio la dirección del apartamento, que pensaría Sebastián cuando se diera cuenta que se había ido sin despedirse ni siquiera una nota le había dejado, se dijo con tristeza. Al llegar, vio que Claudia y Regina desayunaban de lo más tranquilas como sino les importará que Mia estuviera desaparecida toda la noche.

— Gracias por dejarme sola en la disco que buenas amigas son.— Cerrando de un portazo. Estaba realmente molesta con ellas. Las dos la miraron avergonzadas. —Espero que tengan una buena razón de lo que hicieron.

— Mia, yo lo siento mucho, es que los muchachos tenían otros planes cuando nos dimos cuenta, tu no estabas y nos quedamos varados en la carretera. Fue horrible. Quise llamar a la policía para que te buscarán pero Bruce dijo que no era necesario que te habían visto irte con un chico.

Mia abre los ojos sorprendida de que Bruce le haya dicho semejante mentira a su amiga.

— ¿Horrible? Horrible fue lo que estuvo a punto de pasarme a mí. Esto no se los perdono. Ahora mismo me voy de Villa Hermosa.— No quiso seguir escuchándolas a pesar que la siguieron a su cuarto le cerró la puerta en sus caras. Se lanzo en la cama a llorar no por sus amigas, sino por Sebastián porque eso nada más sabía de él, su nombre.

Cuando estuvo más tranquila, Regina hablo con Mia disculpándose por lo sucedido, luego Mia les conto lo que le paso claro no les dijo la parte donde estuvo en la cama con su salvador.

Mia decidió quedarse y seguir sus vacaciones en fin no volvería a ver a Sebastián, aquella isla es grande. Ojalá que si fuera no tendría cara para verlo, después de lo que paso.

Pasaron cinco semanas, efectivamente no supo nada de él seguro la estaría odiando por haberse ido así como lo hizo, mientras estaba en el balcón leyendo un libro bajo una sombrilla, sintió unas terribles nauseas, salió corriendo al baño. Así fue durante unos días todas las mañanas.

— Oh Dios, no puedo estar embarazada—. Dijo a si misma cuando veía el resultado de una prueba casera que compró en la farmacia ya que sospechaba por sus síntomas, se sentó en la cama a llorar y lanzó la prueba a la basura.

A escondidas de sus amigas, se fue algún laboratorio para hacerse una prueba más efectiva luego de hacérsela, se sentó a esperar los resultados en la oficina del médico.

— Sí, está embarazada de cinco semanas, felicidades—Le dijo el médico pero Mia no estaba feliz más bien destrozada.

— No puede ser—Llevándose las manos a la cara, aún en estado de shock— ¿Está seguro?

— Sí, aquí mismo lo dice en su prueba de sangre, tiene que cuidarse mucho las primeras semanas de un embarazo son de riesgo.

Presto atención a las indicaciones del médico y salió del laboratorio aún sin poder creerlo ¿Qué iba hacer ahora? estando embarazada y sola. Como vería a la cara a su padre luego que le dijo que no quería que fuera a ese viaje y  de paso llegar a la casa con un hijo de un hombre que ni conocía, seguro eso lo mataría apenas esta comenzando a vivir su juventud.

Mia no sabía como salir de aquel aprieto, ni siquiera sabía si buscar a Sebastián para decirle sobre el embarazo, estaba perdida.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play