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Las novelas que son publicadas en esta plataforma cuando se encuentran COMPLETAS tienen la palabra END en la parte superior de la carátula y la palabra Completa en la descripción, como se muestra a continuación:
Si eres de las lectoras que prefiere ilusionarse con las actualizaciones y disfrutar la evolución de las historias en tiempo real, las novelas que se actualizan frecuentemente tienen la palabra UP en la parte superior de la carátula, tal como se muestra a continuación:
Terminada la aclaración te invito a leer la historia en el estado en que se encuentre en el momento que has llegado a ella, porque en cualquiera de los casos apreciaré tu lectura.
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Zulema De la Puente, estaba a punto de cumplir veinticinco años y creía que su vida era absolutamente perfecta; sin embargo, en estos últimos meses su mundo se vino abajo y conoció el verdadero rostro de las personas que la rodeaban, no hay nada más revelador que cuando llegan las desgracias, te muestran la hipocresía, y solo quedan a tu lado las personas que en verdad te aman y las verdaderas amistades; descubres de lo que estás hecho y de cuánto valor se necesita para seguir adelante.
Todo ocurrió desde que acusaron a su padre de desfalco, una acusación que destruyó su vida. Ella no entendía como él pudiera cometer un delito, más aún si siempre fue un hombre ético, con alta moral y fuertes convicciones, alguien que la había orientado, enseñado y apoyado para llegar a convertirse en la persona que era.
Sin mucho detalle, se debe decir que la acusación y las actuaciones judiciales bastante turbias llevaron a don Santiago De la Puente a prisión; donde tras un confuso y lamentable incidente, falleció supuestamente después de haberse ahorcado con unas sábanas; la situación más traumática y dolorosa que había enfrentado hasta entonces, pero no fue la única.
Zulema está convencida que tal situación no podría ser cierta, se negaba a creer esa versión de la historia, su padre clamaba su inocencia pese a las pruebas en su contra, las actuaciones del desfalco habían sido tan obvias, que Zulema no podría imaginar que alguien tan inteligente como don Santiago, pudiera haber dejado tales cabos sueltos en el supuesto negado que hubiese cometido el mencionado delito.
Además, Zulema De la Puente estaba segura, que su padre no optaría por suicidarse sino que demostraría su inocencia con convicción y fortaleza, un hombre así no dejaba a su familia a la deriva.
Tras esta terrible noticia, la madre de Zulema sufrió un infarto cerebral, dejando la mitad de su cuerpo paralizado y con problemas para hablar y comer, ha pasado meses internada, con rehabilitación y terapia, con costos altos que dadas sus circunstancias eran difíciles de solventar.
Para agregar sus pesares, ante el escándalo, la compañía donde estaba trabajando la despidió, no querían tener en su nómina a la hija de un presunto desfalcador, la mayoría de sus compañeros de trabajo, que antes la felicitaban por los logros que iba alcanzando, le empezaron a dar la espalda, y la carrera profesional que iba construyendo se iba desvaneciendo irremediablemente ante sus ojos.
Solo Yanira Santibáñez, la secretaria del departamento de diseño, la ayudó a sacar sus cosas y le deseó muy buena suerte, diciéndole que si en algo le podía ayudar contara con ella; Zulema no sabía que en el futuro la ayuda de Yanira le sería de vital importancia para limpiar el nombre de su padre y de su familia.
Dicen que los males no vienen solos y que las ratas son las primeras que abandonan el barco cuando se está hundiendo; y para Zulema fue exactamente eso, su prometido Javier Belmonte, rompió el compromiso que tenían. Una relación de cinco años; en que ella dio todo, construyendo un futuro que se vino abajo al instante.
No solo ello, cuando confiscaron todos los bienes de la familia, ella quiso vender las cosas que había comprado para su vida juntos; sin embargo, se dio con la sorpresa de que Javier le había bloqueado todos los accesos al penthouse que la madre de él les había dado para que vivieran luego del matrimonio; que se iba a realizar tres meses después del cumpleaños número veinticinco de Zulema.
Ahí estaba Zulema, sentada en la barra del pub, sola y queriendo distraerse un poco de sus males, tomando un Cosmopolitan; esa combinación de arándanos, cítricos y vodka, pasando por su garganta, no se sentía tan fuerte, como la amargura que siente en su corazón, ella quisiera retroceder el tiempo y que nada de lo que pasó hubiese ocurrido.
- “Jamás me imaginé verte en tan miserable estado, la gran Zulema de la Puente, en pantalón de mezclilla y jersey barato”, dijo Grecia Luján con mirada despectiva.
Ahí estaba la nueva novia de Javier. Grecia había estado detrás de Javier por años, pero él jamás le había hecho caso; hasta ahora.
...Zulema De la Puente...
Zulema era una mujer de hermoso rostro, piel canela, ojos marrones y cabello negro con ligeras ondas; provenía de una familia honorable, cuyos integrantes trabajaron duro para obtener una pequeña fortuna que les permita una vida bastante cómoda. Ella era inteligente, creativa, responsable, dedicada y amaba profundamente a Javier.
Por eso para él, Zulema era el material perfecto para su esposa y mejoraba enormemente su imagen para disputar la herencia de su abuelo que su familia últimamente necesitaba con urgencia. Sin embargo, la situación de la familia de Zulema afectaba su imagen, y Javier necesitaba desesperadamente a alguien que lo ayudara con eso, no podía perder la oportunidad de tomar el control de la fortuna familiar.
Pronto Javier encontró la solución, Grecia Luján, una chica rica y caprichosa, quien siempre había estado enamorada de él, y aunque carecía de muchas de las virtudes de Zulema, pertenecía a una importante familia de productores de insumos para la construcción; Javier Belmonte necesitaba un respaldo para garantizar a su abuelo que tenía lo necesario para manejar los negocios de la familia, y para el patriarca de la familia, el matrimonio con una mujer de su misma categoría y que aporte a las inversiones era un respaldo de peso.
- “Tal vez mi ropa sea barata, pero no ando comprando novios como otras. Disfruta con gusto mis sobras, si es eso a lo que aspiras”, expresó Zulema, con una sonrisa; tal vez había descendido del pedestal donde vivía, pero jamás iba a permitirse dejarse humillar; estaba convencida de que el valor de una persona no se medía por lo que poseía si no por quien realmente era dentro.
- “Lo dice la hija de un delincuente, no te sirvió ser zorra para quedarte con Javier, las mujeres como tú jamás son opción para hombres importantes, solo sirven para pasar el rato”, manifestó Grecia Luján, rodeada de un ejército de aduladores; de otra manera, no se hubiese atrevido a insultar a Zulema, quien siempre ha sido una mujer de carácter fuerte.
- “Alguien se cree abeja reina, cuando es solo una avispa ponzoñosa, te crees tan poca cosa para venir a insultarme porque en el fondo tienes miedo de que Javier jamás me olvide, que triste tu caso”, expresó Zulema en tono burlón.
- “Estúpida”, dijo Grecia, para luego alejarse con su grupo de aduladores, yendo a buscar al administrador para que retire a Zulema del pub, no podía soportar que a pesar de no tener recursos y con un padre criminal, Zulema De la Puente estuviera en un lugar tan exclusivo como ese.
Zulema tomó otro sorbo, miró hacia arriba y se topó con unos ojos oscuros y penetrantes, en la zona vip; allí estaba el enigmatico Mathías Belmonte, hermano menor de la madre de su ex prometido; uno de los solteros más cotizados del país.
Mathías era un hombre apuesto, de cabello castaño, que con sus treinta y cinco años manejaba su propia compañía multinacional de belleza, con una excelente participación en la bolsa, aparte de otras inversiones en que permanecía de perfil bajo, habían muchas mujeres intentando conquistarlo, pero él parecía siempre ignorarlas, además de resultar inmune a resultar enamorado.
Zulema regresó a su copa, había olvidado lo que ocurrió con Mathías hace dos semanas, se dijo a sí misma “Vamos Zulema, qué haces en este lugar, no tienes tiempo para esto, mañana tienes que ir a la cafetería, el pago de las terapias de mamá, no se hacen solos. Tu mundo mágico se acabó, este no es tu lugar”. Tomando el último sorbo se dijo “Feliz cumpleaños, Zulema”.
Zulema acomodó su cabello, revisó su cartera, necesitaba regresar al pequeño departamento que tiene alquilando, en una azotea, cerca al hospital donde se encuentra internada su madre; debía apurarse si quería tomar el metro, no podía darse el lujo de tomar un taxi. Su automóvil tuvo que venderlo para pagar las cuentas del hospital.
- “El caballero de la zona vip le invita el trago”, dijo el bartender.
Zulema observó a todos alrededor, muchos la miraban con aquel rostro de aquellos que juzgan sin saber; qué esperaba el tío de Javier con ella, acaso era otra humillación, por lo que pasó la otra noche, tal vez había sido imprudente, pero no iba a permitir que pensara que por eso él podía humillarla a su antojo.
...Mathías Belmonte...
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