Mi nombre es Layla Clover. Heredera del reino trébol. Estoy obligada a casarme con alguien que no conozco, ni siquiera se cómo es o como se llama. Esto es lo normal en la realeza. Sin embargo, no quería casarme con alguien desconocido. Quisiera amar libremente como las personas comunes...
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Caminaba por el ancho pasillo. Mi padre me ha llamado para anunciarme algo importante. Ya no me interesa mucho lo que venga de él, le pedí infinidades de veces que me dé explicaciones de cómo es mi futuro esposo y me la ha negado. Entré a su despacho y con un gesto de su mano me pide que me siente.
— Layla. Tu última lección por completar sería el arte de la magia y hechicería, así serás una buena emperatriz para tu reino.
— ¿Un tutor privado? Sí es así, no lo necesito. Sé de magia y sé de hechicería a la perfección. No entiendo por que lo contrataste.
— no cuestiones mis métodos, Layla. Solo obedece.
Me levanté de la silla bruscamente, sin embargo, mantenía mi voz con educación.
— padre. No soy una mujer sumisa que no tiene un pensamiento libre que dar... Ya me canse con esa actitud suya. Me retiro— antes de que Layla tomará la perilla de la puerta su padre le habla.
— si piensas en escaparte nuevamente. Echaré a tu madre del palacio, quedado desamparada a su suerte... ¿Es eso lo que quieres?
— ¿Como es posible que trates así a la mujer que alguna vez te quiso y a la que aún siente algo por tí?... Quizás lástima, pero aún así es un sentimiento que viene de ella.
— no me importa, tengo a otra que quiero... Tu madre ya se está haciendo vieja.
— ¿Y tu qué?
— yo por lo menos tengo a mi concubina. Miriam, tu madre, no tiene ni un pretendiente... Es mejor que te vayas. Tu maestro llegará en breve. Una sirvienta te guiará a donde estará él. Retírate.
— viejo decrépito...— finalizó Layla cuando abrió la puerta y salió de la oficina. Su padre escucho eso y se levantó molesto.
— ¡Niña grosera!
Oí los gritos de mi padre mientras me iba. Por dios... Ya no tolero más ésto. Sigo en este castillo por mi madre. La amo demasiado que no soy capaz de irme sin dejar de pensar en mí estúpido padre... Me detuve en un cuadro con mi familia.
Todo era feliz en aquellos días... Hasta que apareció la amante de mi padre, Graciela. Desde ahí, se ha separándose de mi madre poco a poco. Hablando de ella, iré a visitarla.
Buscaba en el jardín la presencia de la emperatriz.
— Layla... Hija, por aquí.
— ¡Madre!— ella se hallaba sentada bebiendo su té. La abracé de rodilla mientras me acariciaba la cabeza.
— mi pequeña hija. ¿Como te has sentido?
— ¿Con lo respecto a mi casamiento misterioso?... Fatal. Sé que es mi deber pero por lo menos quiero saber su nombre.
— tu padre tampoco me lo ha dicho...— el ambiente se pone triste—... Ya ni siquiera se digna a verme. Cada vez que cruzamos camino me ignora.
— ¿Has pensado en el divorcio?
— ¿Como la emperatriz podría hacer eso?... No puedo abandonar mi rol y menos dejar el ridículo la dinastía de la familia Clover por el hecho de que ya no haya amor ni amistad con el emperador. Aunque aveces he pensado en eso, cariño.
— no te preocupes. Me casaré con el príncipe misterioso para que tú descanses y te alejes de la chinche de Graciela, su hija Isabel y mi padre... Yo me encargaré de ellos cuando sea emperatriz.
— no tiene porque hacerlo.
— por supuesto que sí, madre. No tolerare que traten a la emperatriz de esta manera...— una sirvienta nos interrumpe.
— mis disculpas... Pero el tutor privado de la princesa ha llegado y aguarda en la biblioteca principal...— Layla suspira pesadamente.
— iré... Madre, esperó verla en la cena.
— así será hija mía...— con un beso en la frente se despidió de su hija.
Moría por la curiosidad de quién sería mi tutor, pues no hay muchos profesores sobre este tema, ya que la magia a pesar de ser una fuente principal de esta país, muy pocos saben con exactitud como manejarla. Solo espero que el maestro no sea un viejo cascarrabias, ya con mi padre me basta. La sirvienta me deja al pié de la entrada y baja la manilla, luego me presenta a mi profesor.
— Srta Layla, él es su tutor privado... Darcy del reino pica.
— mucho gusto, princesa Layla... Seré su maestro del arte de la magia y hechicería. Esperó que nos llevemos bien.
No sabía cómo mirarlo, me sorprendió mucho al ver su rostro y apariencia, mientras que él solo me observaba seriamente.
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Hola mis bella comunidad de lectores. Está novela es una de la vieja cuenta que tenía, decidí subirla nuevamente pero es un poco diferente a la primera. Espero que la disfruten. Y muchas gracias por su apoyo en los mensajes anteriores, la verdad trataré de llevar la situación de la mejor manera. Las quiero un mundo 💕
Su atractivo era muy alto. Sus ojos color escarlata son únicos. Dejé de estar pasmada por su belleza y me presenté.
— supongo que ya sabe quién soy pero no puedo dejar los modales a un lado. Layla Clover, primera princesa del reino trébol y el gusto es mío...— entre y la sirvienta cierra la puerta para darnos privacidad. Le hable con modestia —... Maestro, no quiero sonar irrespetuosa, pero creo que no necesito estás clases. Mi padre insiste en que yo aprenda algo que ya conozco perfectamente.
— su majestad, le sugiero que pase un día conmigo como su tutor y vea que hay muchas cosas que no sabe de la magia y hechicería. En cambio, si usted conoce lo que le enseñaré, hablaré con el emperador y me retiraré. ¿Le parece bien la idea?
— de acuerdo. No me rehusare a esa petición.
— sígame por favor.
Puedo comprender que sea del reino Pica, ahí nace los mejores hechiceros y magos del continente entero, vino tan lejos para enseñarme magia. Eso hace que me levanté la curiosidad. Miraba su espalda mientras caminabamos por los pasillos de la gran biblioteca. Él me observa encima de su hombro y yo rápidamente giro mi vista a otro lado.
— oí que solo le falta ésta enseñanza para completar su doctrina de buena emperatriz.
— es lo que ha dicho mi padre...
Nos sentamos teniendo la vista de frente del uno con el otro— dejemos ese temas para después. Ahora, quiero que me leas ésto— saca una hoja y me lo entrega—... Es una página del antiguo texto de la magia blanca, la más poderosa que la negra. Sí dice ser tan especialistas en esta materia, adelante... Quiero saber que puedes conjurar con eso...
— por supuesto... He leído bastante de esa magia y sé todo tipo de...— tomé la hoja y ni sabía que era lo que estaba escrito, puesto a que son puro garabatos...— de lenguas... ¡Que diablos es esto! ¡Para nada parece la lengua de la magia!
Él tranquilamente me responde.
— hay varias, su majestad, no tengo problema en enseñarle una que no conoce, para eso estoy aquí.
— es que ni siquiera se acerca a la lengua céltica. O a lo que mayormente se conoce como las runas céltas.
— Permítame la hoja— se la deslicé en la mesa y luego me explica— le enseñaré letra a letra. Aunque no lo crea, es fácil de aprender, con paciencia se puede.
Pensé que me diría algo humillante por no saber esta lengua, pero fue al contrario, tuvo paciencia conmigo, me comentó que no sería fácil al principio pero con dedicación podría invocar algo de esta lengua. Según él, si lo logró podría invocar a seres protectores.
— cada persona tienen un ser que lo protege, está lengua antigua lo hace que se hagan presente. Te mostraré... Salamandra.— me explicó.
Una pequeña criatura roja con aspecto a un dragón pero en versión miniatura, se asoma en el hombro de Darcy. Yo me emocioné y miré con ojos brillantes.
— oh!!!... Es preciosos.
— ¿No te asusta?
— para nada... Lo considero algo increíble como tierno. ¿Puedo?— en cuestiones de segundos, salamandra desaparece.
— me gustaría, pero desaparecería en tus manos como ahora, es un poco tímido cuando conoce a una chica. Por lo general él se manifiesta cuando hay peligro y realmente aterra cuando muestra su verdadera apariencia. Si sigue practicando esa lengua, posiblemente su protector salga de cualquier forma.
El reloj marcaba la 5 en punto, indicando que ya la clase había terminado por hoy.
— supongo que este primer encuentro fue de su agrado.
— jamás pensé que me gustaría. Aún me falta por aprender más de la magia. Gracias por tenerme paciencia, y me disculpo por se un poco soberbia antes de conocerlo.
— es mi trabajo. No se tiene que disculpar, su majestad. Al menos se llevó algo nuevo. Bien, nos veremos pronto.
Y asi, Darcy se había perdido de mi vista. Nunca pensé que él sería tan amable conmigo y me enseñó algo que no sabía que existía. Tal vez, mi padre no hizo tan mal que me contratará a ese tutor.
__________ en la cena.
Escuchaba murmullos proviniendo de la sala del comedor. Me detuve en la entrada ya que era extraño puesto a que nunca entablamos conversación familia. Después de escuchar una voz conocida caí en cuenta de quién era que estaba provocando los parloteos de la familia Clover. La sirvienta me abre la puerta y hace que mi presencia hace que haga silencio en el ambiente. Quedé asombrada como mi tutor estaba siendo interrogado dentro de lo que puedo llamar familia. él solo tenía un rostro serio sin ningún gusto en estar ahí.
Él me mira con si me estuviera esperando. Cambié de gesto a uno más serio al no ver a mi madre en la mesa. Nada más se encontraba Graciela y su hija Isabel.
— padre... ¿Donde se encuentra mi madre?
— no lo sé. No ha venido a presentarse en la cena. Supongo que debe de estar en su habitación.
— ya veo. Me retiro entonces.
— Srta Layla, ¿No cenara con nosotros?— preguntó él tutor.
— lo siento, Sr Darcy. Se me quitó el apetito al ver dos chinche siendo damas en una mesa...— la concubina y su hija me frunce el ceño de molestia...
— ¡Layla!— habló fuertemente mi padre. Ignoré su regaño y salí del comedor. La persona que me importa no esta. ¿Que sentido tiene yo estar ahí?... El único ruido que hay en este pasillo son mis tacones caminando... Hasta que...
— ¡Srta Layla!... Por favor, espere....
Giré mi cuerpo a media.
— Sr Darcy.
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Muchas gracias por leer. No olviden se preciado like y comentario 💖
— estuve en la cena esperando a que nos acompañara, su majestad... ¿Por qué se marchó?— expresó Darcy un poco curioso.
— como vera, no me llevo bien con esa dos mujer y menos con mi padre. La única que compartiría mi vida es mi madre, la emperatriz.
— ¿Puedo acompañarla?... Quisiera conocer a la emperatriz si no es mucha molestia. Le prometo que solo la saludaré.
— de acuerdo. Mi madre también tenía curiosidad de conocerlo a usted.
Ambos caminamos a la habitación de la emperatriz. Toque la puerta dos veces y espera la respuesta de su madre.
— es extraño...— susurré— madre, con permiso voy a entrar...— entre dado un paso al frente y mirana la habitación vacía. Buscaba un poco preocupada hasta escuchar la voz de ella.
— Layla... Estoy aquí afuera...— mi madre se encontraba en el balcón presenciado el cielo nublado.
— madre... ¿Que hace aquí en este frío?... Por favor, pase a la habitación.
— mandaré a la sirvienta que le traiga algo caliente...— declaró Darcy que va y busca a la criada. mi madre entra conmigo a la recámara.
— él es tu tutor ¿No?... Es apuesto, cariño...— la princesa cierra las puertas del balcón y le respondió a su madre.
— apenas lo conozco pero es un muy amable, y hay algo en él que me llama la atención y no es ese tipo de sentimientos madre así que deja de sonreír de esa forma.
— es imposible evitar sentirme así. Me recuerda cuando conocí a tu padre.
— perdoname por sonar bruscamente ante tí, pero deja de pensar en ese viejo. Es hora de que cierres esa herida. En el público te muestra fuerte y determinada, a solas... Te deprimes al no tenerlo a tu lado... ¿Aún sientes algo por él?
— no...— los ojos de mi madre se afligen. La abracé sentada en la cama.— de hecho... si siento algo por ti padre, lástima.
Me reí ya que yo también le dije que eso era lo que sentía por él. Luego, de la nada, ella me pregunta
— ¿Podré amar otra vez?... Me estoy poniendo vieja y...
— de que hablas... Sigues siendo hermosa, de seguro hay una fila de pretendiente detrás de ti. El problema es mi padre, no deja que tú seas feliz...— el momento es interrumpido por Darcy que entra con la bandeja de té.
— no había una sirvienta alrededor, así que tuve que prepararlo yo mismo.
— ¿Seguro?. Afuera está la sirvienta personal de mi madre.
— a lo mejor no las vi, pero no deseaba molestar a nadie, además que quería darle a la emperatriz que tanto admiro un pequeño gesto— mientras servía el té y le entregaba la taza a mi madre, él termina de presentarse...— mi nombre es Darcy del reino pica. Es un honor conocerla...— se arrodilló y beso la mano de ella.
— oh, que pena que me haya visto de esta forma, pido disculpas. No suelo ser así.
— no se disculpe, soy más que feliz de conocerla siendo usted misma.
— madre ¿Mañana tendrás que ir a inaugurar ese nuevo hospital con mi padre?
— si... Solo será un día que estaré fuera del palacio.
— sabes que no me preocupa eso, si no él. Yo puedo ir en tu lugar.
— no puedes, soy la emperatriz y es mi deber. No te angusties por mi cariño, puedo contra tu padre...
— confío en ti, pero no dejaré que se pase de alto solo por ser el emperador. Te dejaré para que descanses...— tomaba a Darcy de su manga para que descansará— te dejaremos madre... Buenas noches.
El tutor se despide mientras es arrastrado por Layla...— buenas noches, su majestad...— la emperatriz se despide con una sonrisa y moviendo su mano... Prueba el té de aquel hombre.
— esta delicioso... Será un buen cocinero para mí hija...— declaró ella a solas.
_________
— probé un poco de ese té, estaba delicioso.
— conozco todas las hierbas para preparar té, asi que sé combinarlas. Me alegra que le haya gustado...
Darcy me ofreció una sonrisa que me hizo retroceder y acelerar un poco mi corazón. Necesitaba una excusa para separarme de él. No era normal este sentimiento hacia mi tutor.
— me iré a dormir, ya es tarde...— el rugido provenientes de mi estómago hace que acelere mis pasos apenada, claramente no había comido en la cena y me estába dando hambre... Sin embargo soy detenida por Darcy que me toma de la muñeca.
— Srta Layla... Yo también me estoy muriendo del hambre gracias a usted, vayamos a la cocina...
— ¿Por qué yo?
— por haberla seguido. Pero no me arrepiento, conocí a la emperatriz que tanto admiraba desde pequeño... Sígame— sujeta la mano de la princesa y ahora era ella quién era arrastrada por él...
Tocamos la cocina que se encontraba en plena soledad...
— siéntate, yo soy rápido en la cocina.
— yo también... Déjame-...— agarra de los hombros a la princesa y la sienta en un taburete.
— no, por favor, déjeme complacer a la princesa con los toques culinario de mi país.
Hice lo que me pidió y ante su petición, me senté y lo vi cocinar como todo un profesional.
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Muchas gracias por leer. No olviden dejar su preciado like y comentario. 💕
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