En un barrio de escasos recursos de Cartagena, estaba Paola feliz con su madre, Paola tenía 18 años estaba estudiando enfermería y en sus tiempos libres ayudaba a su madre a elaborar pasabocas para eventos.
Las dos estaban muy felices porque tenían encargos para tres cumpleaños diferentes, ese era el trabajo de las dos con lo que cubrían algunos de sus gastos, durante la infancia, Paola tuvo una visión idealizada de la madre, para ella su madre lo es todo, es el espejo en el cual se mira, el modelo con el que se identifica. Su madre una mujer empoderada que con su esfuerzo la estaba sacando adelante, eran muy unidas, antes de ser madre e hijas, eran las mejores amigas.
Lo cierto es que madres e hijas estaban unidas por hilos de complicidad y fortaleza, más allá de los choques y enfrentamientos que pueda llegar a haber a lo largo de sus vidas, el amor es mucho más fuerte. A estas dos generaciones las unía la comprensión y la empatía.
Cuando terminaron Paola salió hacer la entrega de los pedidos a un barrio un poco retirado del suyo.
Paola solo tenia a su madre, vivían las dos porque su padre nunca se hizo cargo de ella, y con la familia de su madre tampoco eran muy allegados.
Paola hizo la entrega y se devolvió a su casa,, pero antes de llegar a su casa se encontró con una compañera de clase, charlaron un poco y tuvieron que cortar la charla porque empezó a lloviznar, Paola corrió a su casa para no mojarse, pero cuando entró un rayo iluminó su casa y sintió el trueno que la dejó aturdida, ella llamaba a su madre pero no obtenía respuesta, los vecinos estaban asustados porque escucharon que el trueno cayó cerca, no estaba lloviendo duro, pero si había tormenta eléctrica, Paola siguió en busca de su madre, al llegar al patio vio a su mamá tirada.
Paola comenzó a gritar desesperadamente, corrió a la puerta de la calle pidiendo ayuda, los vecinos llegaron para ver lo que ocurría, ella sin hablar y temblando los llevó al patio donde estaba su madre tirada, uno de los vecinos se acercó al cuerpo y se dio cuenta que ya estaba sin vida, él miró a Paola con tristeza y dijo.
— Lo siento Paola, ya no se puede hacer nada.
Ella inmediatamente comenzó a dar gritos llamando a su madre, la noticia corrió por todo el barrio y los barrios aledaños, la casa estaba invadida, pero ninguno podía aguantar las ganas de llorar al ver como Paola llamaba a su madre para que se levantara.
PAOLA: Mamita, levántate por favor, tenemos que hacer los pasabocas para el matrimonio del que me hablaste, levántate mami... no me dejes sola.
Llegó una ambulancia para recoger el cuerpo de la mujer, Paola al verlos se acercó a ellos y dijo.
PAOLA: ¿Ustedes van a salvar a mi mamá verdad?
Ellos la miraron con lastima, y pasaron por su lado para inspeccionar el cuerpo y hacer el levantamiento, los vecinos la agarraban porque no dejaba que se llevarán el cuerpo, al lugar llegaron familiares de Paola por parte de su madre, las tías también lloraban, no podían contenecer al ver el sufrimiento de Paola.
Los vecinos hicieron una recolecta para cubrir los gastos funerarios, al día siguiente entregaron el cuerpo, la familia decidió que se hiciera la sepultura el mismo día, Paola al ver como tiraban tierra para cubrir el ataud donde estaba su madre comenzó a dar gritos desgarradores, la familia y vecinos la agarraban, en ese momento se escuchó un trueno y Paola comenzó a temblar y decir.
PAOLA: No… No, no, otra vez no.
Ella temblaba del susto, estaban en invierno y era lógico que de un momento a otro empezara a llover o se escuchara trueno.
Ese mismo día Paola fue llevada a casa de su tía, ellas nunca fueron muy unidas, pero se llevaban bien, por la noche a la hora de dormir Paola dormiría con su prima que tenía la misma edad de ella, cuando comenzó a llover con trueno, la prima de Paola se acostó y la abrazó, le dijo que no tuviera miedo porque lo sucedido no es algo que sé dé a diario.
Así pasaron dos meses, dos meses en los que Paola sufría por las constantes lluvias y trueno, la prima se fastidió porque no la dejaba dormir, le dijo a su madre que pusiera a dormir en la sala a Paola.
Durante esos días Paola dormía en la sala, ella temblaba y lloraba en silencio, quería que todo pasara rápido, quería que todo fuera una pesadilla, quería despertar y ver a su madre acostada a su lado como hahacíaiempre, pero desafortunadamente esa era su realidad.
Paola no dejo de ir a las clases de enfermería, su tía le estaba cubriendo los gastos, pero ya le había dicho que consiguiera un trabajo de medio tiempo para que también ayudara, Paola entendió a su tía, sabía que la estaba ayudando bastante, pero ella no se sentía preparada, pero, sin embargo, lo iba a intentar, empezó buscando en las panaderías, tenía bastante conocimiento porque ese era el trabajo que realizaba, el trabajo que su madre le había enseñado y cuál ella quería seguir, pero desafortunadamente no conseguía porque necesitaba la constancia que había estudiado o que había Trabajado, pero no tenía ninguna de las dos.
A Paola se le ocurrió una idea, le dijo a una vecina que la ayudara a desocupar la casa, guardo todo en un cuarto que tenían en el patio, le pidió ayuda a los vecinos que le ayudarán a arrendar la casa.
Finalmente, arrendo la casa, el dinero mensualmente se lo iban a consignar a una cuenta, ella lo iba a utilizar para sus gastos, después que terminara sus estudios y trabajara, el dinero de la casa lo utilizaría para hacer una casa de tres pisos y alquilar, iba a cumplir con lo que su mamá quería hacer algún día.
Habían pasado meses de la muerte de la madre de Paola, ella aún estaba sufriendo su partida, aunque estaba más tranquila porque no estaba lloviendo, estaban en verano y lo que hacía era ver salir el brillante sol.
Paola se sentía mal por su tía, estaba peleando constantemente con su esposo, porque no quería aportar para la comida, ella siempre decíaecia que era su deber, pero un día llegó y noencontró comida, la mujer no cocino porque el no había dejado dinero para la comida, corrió a golpear a su mujer, pero Paola se interpuso y le dijo.
PAOLA: No.. no es justo lo que haces, mi tía cuando tiene cocina y te guarda, pero tu tienes que dejarle para encontrar tu comida.
— Es que no dejó porque no te voy a mantener a ti, tú tienes que colaborar, aquí no vas a estar de gratis.
PAOLA: Es que no estoy de gratis, ¿tú lo que quieres es que yo te mantenga? O ¿por qué no me dices para salir mitad y mitad que es lo justo?
— Porque no me da la gana, ¿sabes que? Mejor te largas de mi casa, tu tía puede decir, que cuando tú no estabas yo era un hombre muy responsable.
PAOLA: Y... ahora eres un hombre muy egoísta, pero no te preocupes, me voy de tú cada.
— Es lo mejor.
PAOLA: Tía Nora, gracias por todo.
NORA: No Paola, no te vayas.
PAOLA: Voy a estar bien tía, no te preocupes por mí.
Ella guardó sus cosas en un bolso, salió despidiéndose de su tía y salió sin rumbo fijo, iba caminando por una carretera que ella no sabía su destino, camino durante dos horas son comer y sin tomar agua, se sintió mal y se bajó de la carretera para acercarse a una puerta grande que era la entrada a una finca, allí se apoyó y no supo más.
Del otro lado de la puerta estaba Daniel, un hombre de 26 años, dueño de la finca y una empresa, el estaba sudando, trabajaba a la par de sus empleados, estaba cansado pero había que hacer el trabajo.
Estaba amarrando pastos para los caballos cuando escucho el golpe en la puerta.
A él se le hizo extraño, pero abrió para saber que ocurría, al abrir vio a una mujer tirada, no dudó ni un segundo y la levantó en sus brazos, entró con ella y le dijo a uno de sus empleados que recogiera las pertenencias.
Entró a su casa y la puso en un mueble, él le pidió a la señora del servicio que la atendiera mientras llegaba el médico, afortunadamente el doctor era vecino y estaba de descanso en su casa, a los 10 minutos llegó, la hizo despertar y la examinó, les dijo que estaba deshidratada y tenía que descansar.
La señora del servicio diálogó con Paola, ella le tuvo confianza y le contó lo sucedido en casa de su tío y sobre la muerte de su madre.
La señora le dio la información a Daniel, pero se le olvidó decirle de las crisis que le daban a Paola al escuchar trueno o que hay ambiente de lluvia.
Daniel dio la orden de arreglar un cuarto en la segunda planta para que ella se quedara, al subir la señora le dijo cuál era la habitación de Daniel y la llevó a la de ella.
Pasaron tres días y Paola no había visto al dueño de la casa, el hombre que la encontró y le dio posada, a ella le dolía todo lo que estaba pasando.
Daniel estaba trabajando con sus empleados, también iba a su empresa dos veces a la semana cuando era necesario, a la hora del almuerzo llegó a su calavóse lavo las manos y se sentó en la mesa, él siempre almorzaba con sus empleados, era una persona con buen sentido del humor. Como él almorzaba fuera con los empleados, Paola almorzaba sola, ella llegó a la sala y se sorprendió al ver un hombre joven sentado en el comedor.
Él la miró y dijo.
DANIEL: ¿Tú debes ser Paola?
PAOLA: Si.
DANIEL: Yo soy Daniel, Ven Siéntate.
Ella se sentó y cuando terminaron de servir la comida ambos comenzaron a comer en silencio, Daniel siempre la miraba de reojo, al igual que ella a él, al terminar Daniel se levantó y se fue a su habitación, Paola ayudó a la señora a recoger todo de la mesa, apezar que la señora no se lo permitía, estando en la cocina Paola le preguntó ¿quién era él? La mujer le dijo que era el dueño de ka finca, el que la encontró desmayada.
Ella se sorprendió, estaba segura que el jefe era un señor de algunos 60 años.
Pasaron los días y Paola llamó a su tía para saber como estaba, la tía le dijo que todo estaba bien, que su esposo era un egoísta, pero todo estaba normal, Paola se alegró por su tía, y le dijo que estaba bien, que estaba viviendo en una finca.
Con el paso de los días Paola y Daniel cruzaban palabras cuando tenían oportunidad, ya que Daniel si no estaba en la empresa estaba trabajando en la finca, Daniel mandaba a un empleado a llevar a Paola para qué continuara con sus estudios, la llevaba y la iba a buscar, en los tiempos libres ella ayuda con los oficios de la casa, Daniel le dijo a la señora del servicio que no la dejara hacer nada, pero Paola era muy terca y siempre ayudaba, Daniel dijo que la dejara que hiciera lo que le diera la gana, nadie la estaba obligando a nada, y después iba a llegar el día en que no iba hacer nada por el cansancio de los estudios y los oficios que hacía por su gusto, el sabía que iba a llegar ese día, donde llegué de la universidad directamente a la habitación a descansar y esperar ser atendida por la señora u otra de las ayudantes.
Después de unos días, Daniel se acercó un poco a Paola, comenzaron una amistad muy buena, el le confesó que no tenía pareja fija, andaba con cualquier mujer para satisfacer sus necesidades, ella le contó el porque llegó hasta la puerta de su finca, pero no quiso hablar de lo sucedido con su madre, el le dijo que lo la iba a presionar, cuando ella quisiera le podia contar, el la trataba con cariño; pero Paola era inexperta en ese trato, ningun amigo la habia tratado con tanto cariño, se estaba enamorado por el trato que el le brindaba,a vecessentía que había confundido las cosas, pero aveces sentía que era correspondida.
Paola mantenía una confusión, ella aveces sentia que Daniel en algunas oportunidades queria besarla, pero nunca lo hacía, ella esperaba que sucediera, quería dar su primer beso.
Ella cuando escuchaba su voz grave le provoca algo en su estomago, ella siempre trataba de ocultar su interes por él. Daniel llegó a su casa y la vio limpiando unos cuadros y la saludo recostado en la pared, ella le respondo casi sin aliento y luego sacudio la cabeza, avergonzada y dijo.
PAOLA: hola, ¿como te fue hoy en tu trabajo?
Daniel se sienta en el sofá, se quita las botas y se examina el tobillo, se había doblado el pie mientras limpiaba las caballerizas, para su suerte, no está hinchado y ya se sentía mejor, era cuestión de quitarse las botas y descansar.
El le contó lo sucedido a Paola, ella se acercó para examinarlo y le dijo que no lo tenía hinchado, pero de igual forma le iba a poner comprensas de agua fría. Daniel pone los ojos en blanco y murmuro
DANIEL: Claro, lo que tú digas, tu eres la que manda.
PAOLA: ¿Soy mandona por tratar de ayudarte?
DANIEL: ja ja ja ja solo era una broma, enojona.
Ellos hablaron durante unos minutos, y justo cuando Paola se estaba sintiendo cómoda con él, empiezo a sentirse al límite, se he dicho así misma que no iba a volver a hacer pensar en lo que no debia, y ya había caído bajo su hechizo tan fácilmente. El sonido profundo y cálido de su voz es casi relajante para ella, y se asusta un poco. Antes de que pueda Daniel decir algo más, ella aparta sus manos del pie de él y dice.
PAOLA: Me tengo que ir, voy ayudar en la cocina.
Daniel no pareció sorprendido ni molesto, sonrió porque ella aveces actuaba como niña, el decidió ir a su habitación a darse una ducha, antes de levantarse confirmó que su pie ni siquiera está hinchado, pero que probablemente debería ponerse un poco de hielo.
Daniel le gustaba molestar a Paola, después de darse una buena ducha bajo para almorzar con ella, llegó hasta la cocina, se quedó en silencio mirándola, cuando ella se da la vuelta se asusta al verlo de pie cerca de ella observándola, ella lo enfrenta y le dice.
PAOLA: ¿Qué haces aquí?
DANIEL: ¿Cómo me puntas que hago aquí? ¿no está mi casa?
PAOLA: ¡Hay ya Daniel! estas muy chistoso.
El se acercó a ella riéndose a carcajada y la abrazó, Paola sonrió nerviosa y le pidió que la dejara en paz, el no hizo caso y continuo con su abrazo, en ese momento escucharon a dos empleada y el se apartó de Paola y salió de la cocina riéndose, ella quedó nerviosa, cada vez quedaba más confundida.
Pero ella pensó bien las cosas, pensó que podia divertirse, y solo por el poco tiempo que ella ha conocido de él, creo que podría ser así, podrían divertirse juntos; su corazón no tenía porque involucrarse, aunque si su corazón lo decide tenía que atenerse a las consecuencias.
Paola salió de la cocina para organizar la mesa, después sirvió la comida y se sentó, pero Daniel la quería cerca y la hizo levantar de donde estaba, ella lo hizo de mala gana y se sentó junto a él, Daniel le sonrió y comenzaron a comer en completo silencio, después de comer Paola intento recoger todo para llevarlo a la cocina, pero el la detuvo, apartó los platos, la agarró de la mano y la sostuvo entre las suyas, acariciando sus dedos en su
palma y luego uniendo sus dedos con los de ella, La sensación de ese agarre de manos le hace temblar los brazos, ese tacto lo es todo para ella y no puede apartar la vista de las manos entrelazadas.
El la toma de la mano con una, y con la otra le traza patrones en la muñeca, ella sentía su tacto suave pero firme. Los dos se quedaron callados, y lo único en lo que podia pensar Paola era en la sensación de tenerlo a su lado y en la forma protectora en que la
Sujetaba, en continuo con su caricia y dijo.
DANIEL: No quiero que te sientas obligada a nada, no tienes porque hacer oficios.
PAOLA: No me siento obligada, solo que no quiero estar aquí sin mover un dedo, quiero ayudar para distraerme un poco.
DANIEL: Puedes distraerte caminando los alrededores, no haciendo oficio, además, ¿no vienes cansada de estudiar?
PAOLA: Ya te dije mis motivos, todos los días no voy a salir a distraerme por los alrededores, me aburriría, y no vengo cansada de estudiar.
DANIEL: ¿Y no te aburres de hacer siempre los mismos oficios? es lo mismo que salir por los alrededores.
PAOLA: para mi no es lo mismo.
DANIEL: Bueno, no me gusta que hagas oficios, pero no voy a llevarte la contraria.
PAOLA: De acuerdo, suena bien, ni te preocupes por mí, yo sé hasta donde puedo con los oficios, ¡entiende que nadie me obliga! Yo hago porque quiero, pero para que estés más tranquilo, no lo voy a hacer todos los días, o… Bueno no me voy a exceder tanto.
DANIEL: Cómo tu quieras, ya te dije que no te voy a llevar la contraria porque nunca vamos a estar de acuerdo, llegará el día que llegues cansada.
PAOLA: Cuando llegue ese día no hago nada, así de fácil.
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