Escucho la alarma del despertador y eso indica que ya es hora de levantarme de la cama, realmente no quiero ir al instituto, no quiero que al verme la gente sienta lástima de mí, no quiero simplemente salir a la realidad.
— Marianna — escucho a mi papá decir y sé que si no me levanto ya, vendrá a mi habitación y me dará una charla motivacional, la cual no quiero.
Como puedo me levanto de la cama, buscó en mi armario algo que colocarme antes de irme a bañar, cuando ya tengo lo necesario, camino al baño, me desvisto y dejó que el agua caliente corra por todo mi cuerpo, relajando cada uno de mis músculos y me permito repasar él monólogo que aprendí de memoria después de lo que sucedió.
Ya restregado todo mi cuerpo, cierro la regadera y me permito ver en el espejo y al verme, reprimo una maldición, no me gusta lo que veo, mis ojos están llenos de ojeras, asentando el cansancio y las noches sin poder dormir, necesito poner en alto mi insomnio. Me visto rápido y bajo a desayunar, mi papá y hermano ya se encuentran en la mesa desayunando, doy unos cortos buenos días y me sirvo el desayuno que consta de unos cereales con leche y me siento con ellos.
— Cómo dormiste — pregunta mi papá y se de antemano que ya ha visto mis ojeras.
— Bien papá — miento, porque no quiero dar ninguna explicación al respecto, miro a mi hermano y sé que no me ha creído nada.
— Bueno apurense que llegaran tarde al instituto — dice mi papá y siento alivio al ver que no insiste en el tema, mi hermano y yo nos concentramos en ingerir nuestro alimento, levantarnos, lavar los platos y encaminarnos al instituto.
— Adiós niños — musita papá cuando nos ve alejar de la casa, mi hermano y yo solo nos limitamos a saludar con la mano desde la distancia.
Lo cierto es que el instituto queda a unas cuantas cuadras de la casa y no hay necesidad de transportarse en vehículos y eso de algún modo me causa alivio.
Ya llegando al instituto veo a mis dos mejores amigas.
— Bueno Miguel nos vemos en la salida — le digo a mi hermano el cual me ignora y camina hacia el interior, lo observo hasta que ya se ha mezclado entre la multitud de estudiantes, boto el aire que no sabía que llevaba retenido y me encaminó a donde Sam y Sandra, al verme me dan un gran abrazo que en cierto modo me alivia.
— Cómo estás Mar — me pregunta Sam.
— Bien, sobrellevando él asunto — respondo débilmente, ellas no dicen nada solo se limitan a seguir abrazándome y llevándome con ellas al interior para así comenzar la jornada larga de clases.
Cuando entramos al salón de clases veo como ya la mayoría de estudiantes están sentados, paso la mirada buscando algún lugar lejos a dónde puedo pensar y no me molesten y veo un asiento en el fondo al lado de la ventana — Perfecto — digo para mi misma y me encamino hacia allí.
Veo como la maestra de biología entra a iniciar la clase, pasado 5 minutos diciendo lo que daremos el resto del año, tocan la puerta, la maestra se encamina y entre abre la puerta, solo permitiéndole ver a ella la persona que está afuera.
— Sabe que ya han pasado 5 minutos de lo que corre la clase — dice la maestra a la persona detrás de la puerta.
— Soy nuevo y por lo tanto me he perdido — dice alguien con acento bastante extraño y remarcado.
— pasa y toma asiento y que vuelva a ser la última vez que llega tarde — la maestra se hace a un lado y deja pasar lo que ahora se es un chico, toda mi atención es dirigido al extraño de ojos grises, cabello rubio, piel pálida, facciones suaves y cuerpo trabajado, cuando alzó la mirada mi sangre se agolpa en mis mejillas al ver que él tiene la vista posada en mi sonriendo de manera amigable, camina en dirección a la silla que se encuentra al lado mio, desvío mi vista a la ventana y me distraigo para no pensar en él chico que tiene posada su mirada de curiosidad en mi y solo rezo para que la clase se termine rápido.
Escucho la campana que da por finalizada la clase, recojo mis cosas a una velocidad antinatural y salgo disparada a la salida.
— Marianna — escucho que me llaman desde lejos, volteo y veo que son las chicas y mi pulso disminuye gracias a la pequeña carga de adrenalina de hace un rato.
— Qué te pasa, porque sales así tan rápido— me pregunta Sandra.
— Recordé que tengo que hacer algo a la biblioteca— miento, ellas me quedan mirando no muy convencidas.
— Fue por el chico nuevo — me pregunta Sam pero yo niego frenéticamente presa de la vergüenza al recordar su mirada toda la clase.
— No lo se, pero ese chico esta muy bueno — comenta Sandra y ella como Sam hablan de aquel chico que aún no sale de mis pensamientos.
Llegamos a la cafetería atestada de estudiantes, buscamos un lugar para ubicarnos, y encontramos una mesa alejada de todo este bullicio, nos sentamos, sacamos nuestros respectivos almuerzos, mis pensamientos vuelan a ese chico, no puedo sacarmelo de la caneza por más que quiera, cierro los ojos y suspiro. Miro a Sam una morena muy atractiva, con un cuerpazo difícil de igualar, cabello rizado, ojos ambarinos y tiene una sonrisa espléndida, mientras que Sandra una Rubia sexy con unas curvas impresionantes y ojos azules que deslumbrarían a cualquiera que los viera, al contrario de mi, una chica de piel pálida, cabello castaño, ojos café claro y cuerpo no tan atlético.
A Veces me coloco a pensar que no merezco su amistad, porque realmente no soy tan atractivas como ellas lo son, pero me reconforta el saber que son tan incondicionales a pesar de todo.
Sandra me observa impaciente mientras me saca de mis divagaciones, le dedicó una sonrisa de disculpa.
— No te escuche disculpa— ella bota un suspiro y rueda los ojos al cielo.
— Te estaba preguntando si vas con nosotras a la fiesta que está organizando la zorri-Jess el viernes — yo suelto una pequeña risa al escuchar como fue bautizada Jessi Adams.
— No tengo opción cierto — le pregunto aunque ya se la respuesta.
— Estas en lo cierto pequeña Mar — suelto un bufido y me encojo de hombros .
— Nos vemos en tu casa el viernes a las seis y por favor quita esa cara de pesar — les dedico una sonrisa temblorosa y afirmó.
Tocan el timbre y eso solo significa el regreso a los salones de clase, caminamos en silencio que aprecio y nos adentramos al pequeño espacio llamado salón, nos ubicamos y observó con cuidado buscando aquella mirada grisácea que no ha dejado en ningún momento mi mente, pero no la encuentro y una punzada de decepción me invade .
La maestra llega y da por iniciada la clase, pero hay algo que no me tiene tranquila, nunca había visto a ese chico, el misterio que emana hace que mi mente divague una vez más el día de hoy y se de antemano que hoy será otra noche de insomnio y esta vez no será por lo ocurrido sino será por aquel chico.
Estoy en la puerta del Instituto esperando a Miguel, siento la sensación de ser observada, volteo y logró visualizar desde la distancia al chico nuevo el cual no se su nombre.
Está hablando por teléfono pero su forma de comportarse es extraña, desde la distancia logró ver que tiene los hombros tensos, él ceño fruncido y camina de un lado a otro como si no le gustara lo que le estuviera diciendo la otra persona en el teléfono.
Me quedo observando hasta que siento la presencia de mi hermano que me toca el hombro.
— Vámonos de aquí antes que me de ganas de incendiar este lugar — pasa por mi lado y camina en dirección a la casa, salgo de mi trance y me toca correr para llegar a su lado.
— Siquiera puedes esperar un momento que recupere el aire — le regaño mientras llevo mis mano a mis rodillas para darle aire a mis pulmones, realmente necesito hacer ejercicio.
— Por favor puedes apurarte, quiero largarme de este lugar — alzó la mirada.
— ¡PARA QUE QUIERES LLEGAR TAN RÁPIDO A LA CASA, PARA ENCERRARTE EN TU HABITACIÓN Y FUMAR HASTA QUE LA VIDA SE TE VAYA EN ESO! — espetó furiosa.
— Y qué me dices de ti querida hermana al menos no me encierro a llorar hasta quedarme sin lágrimas, superalo de una vez — dice calmadamente limitándose a caminar a paso lento y solo eso hace que me sangre hierva de la rabia.
— Eres insufrible Miguel — digo entre dientes siguiendo su paso desde atrás, él solo se limita a encoger los hombros y caminar en silencio.
Llegamos a la casa y veo como Miguel sube las escaleras hasta sentir el portazo que me indica que ya se encerró en su habitación, doy un pequeño vistazo a la sala percatandome que mi papá no está, seguro anda en una entrevista de trabajo, me encamino a la cocina a tomar un vaso de agua, me recuesto en la pequeña isla a recordar como unos meses atrás todo cambió para nuestras vidas y boto el aire una vez más el día de hoy.
Escucho la puerta principal siendo abierta y se antes de ver a la persona que es mi papá .
— Hola Mar qué haces ahí parada — lo miró acercarse a la nevera y sacar un pequeño jugo.
— Solo tomaba un vaso de agua — le digo y así comienza a decirme como le había ido en la entrevista en el hospital del pueblo, trato de prestarle atención y regalarle una pequeña sonrisa por haber conseguido trabajo.
Cuando veo que no tiene más que decir me decido a ir a mi habitación, subo por las escaleras y me quedo mirando la habitación de mi hermano decidiendo en sí tocar la puerta o no, descarto la idea encaminandome a mi habitación, percatandome de haber cerrado la puerta me tiro en la cama y cierro los ojos permitiéndome pensar en todo lo que ocurrió el día de hoy.
El sonido de la puerta tocando hace que abra los ojos y vea que me había quedado dormida, como puedo me bajo de la cama camino a la puerta y la abro.
— Marianna baja a comer por favor — me dice mi Antonio.
— Ya bajo papá — Digo con voz ronca al no tener uso de ella, le sigo sus pasos y nos encaminamos al comedor donde veo que mi hermano ya está ubicado comiendo en silencio.
— Espero que esta noticia te alegre igual que a Marianna — se dirige a mi hermano.
— Conseguí trabajo y será en el hospital del pueblo como doctor — lo dice emocionado.
— Que bueno Antonio — le contesta mi hermano indiferente y me lo quedo mirando con el ceño fruncido, realmente cambió después del accidente, se le acabó la alegría que lo caracterizaba y no tengo idea de que hacer para cambiar eso.
— Me voy a dormir — Dice mi hermano y se encamina a su habitación, mi papá y yo nos miramos y veo como tiene su mirada triste.
— Te ayudo a lavar los platos — le digo para aminorar el ambiente que se creó gracias a mi hermano.
— Te lo agradezco Mar — contestó mi papá con una sonrisa triste y nos ponemos manos a la obra con los platos.
— Ya me voy a mi habitación, duerme bien papá — musitó camino a las escaleras sin esperar una respuesta, me adentro a mi habitación, cierro la puerta y me acuesto en la cama, apagó la lámpara sumergiéndome en el mar de pensamientos que me han tenido en vuelta todo el día.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play