“¡Roxana, despierta!”. ¿Quién carajos se llama Roxana? Fue lo primero que pensó. Al momento despertar, mataría a quien se hubiera atrevido a interrumpir su sueño.
Al abrir los ojos se encontraba en una habitación lujosa, nada moderna. Sus ojos se abrieron de lo sorprendida qué estaba, sintió que estaba soñando así que se abofeteó y la doncella sorprendida se quedó en shock.
Corrió a verse en un espejo, cabello negro y ojos dorados... ¡Mierda! No pensó que realmente esto sucedería después de leerlo en un foro, pero había reencarnado, estaba en la historia “Las lágrimas de tu amor” una novela bl en donde el protagonista era un personaje obsesivo, logró empatizar con él por su compleja infancia debido al acoso de la emperatriz.
Cassius, el amado protagonista, pero una red flag en todo su esplendor había sufrido al ser un alfa dominante pasaba sus celos solo debido al asco que les tenía a los omegas por la emperatriz que había mandado múltiples veces a omegas a abusar de él, ocasionándole un trauma.
Pensamiento de las lectoras de la novela:
«¡Como si no fuera suficiente haber matado a su madre!»
También poseía un cuerpo débil, por una maldición. La pareja del protagonista, Etténi, el omega más popular de toda la novela debido a su aroma tan dulce y embriagante qué ni siquiera el protagonista pudo resistirse a él, secuestrándolo en varias ocasiones. Etténi primero se negaba por la diferencia de rangos, pero el amor fue con el tiempo albergando en su corazón (no es como que el Cassius lo haya casi forzado)
Estaba perdida, el personaje en el que había reencarnado era en una beta que a pesar de ser un noble moriría a manos del protagonista masculino en uno de los intentos de secuestrar a Etténi ¡Maldito! Luego de justificar todas sus red flags ahora la mataría sin más ¡No podía permitirlo!
Lo lamento Etténi, deberé usar el té que preparaste para poder salvar a Cassius ¡Pero es para una noble causa! Salvar la vida de Roxana, la hija bastarda del archiduque. A pesar de no ser una hija legítima el archiduque adoraba a su hija llenándola de lujos con tal de que ella se sintiera amada pero nada de esto logró hacer que Roxana se sintiera reconocida por el archiduque... A pesar de que él intentó hacer una rebelión para acabar con el príncipe heredero (falló porque es el protagonista, papá nunca debes meterte con los protagonistas esos miserables siempre ganan) ¡Esta vez también protegeré a mi padre!
“¡Vísteme! Es momento de atacar a ese bastardo” La doncella no entendía la actitud de su señora pero aun así le hizo caso omiso, colocando las joyas y vestidos más lujosos como era costumbre.
“Parezco un árbol de navidad”. Roxana se sintió insatisfecha al ver su reflejo en el espejo, quitando esto y aquello. Ahora llevaba una apariencia más relajada y delicada, le gustaba más así.
La doncella estaba en shock debido a todas las actitudes que estaba teniendo su señora, corrió a avisarle a su mayordomo quien seguía sin creerlo pero le fue a decir al archiduque.
“¿Qué mi hija qué?” Los ojos del archiduque estaban incrédulos ¿será otro berrinche de su parte por no conseguirle entrar a la academia de los nobles? ¿Por qué no acepta sus regalos? Quizás no eran los suficientes lujosos.
“¿Padre, te encuentras aquí?” ¿Esa la voz de Roxana? ¿Le dijo padre? ¿Qué estaba pasando con su hija?
El mayordomo le abrió la puerta a Roxana pero el archiduque al ver la apariencia de su hija, se desmayó.
“¿PAPÁ? ¿SEÑOR?” El mayordomo y Roxana reaccionaron al mismo tiempo, el archiduque estaba aún en el suelo pero de un momento a otro se encontraba parado, como si nada.
“¡Qué algún doctor revise a Roxana! Parece haber perdido la cordura”. El mayordomo lo entendió de inmediato pero Roxana no sabía cómo reaccionar, desconocía la relación entre la anterior Roxana y su padre ¿no era normal?
“Todo parece estar bien con su hija, no parece tener de que preocuparse”. La expresión de Roxana gritaba un "ves" pero el archiduque aún no podía creer que su hija estuviera actuando de esa manera. Parecía otra persona.
“¿No te gusta que te llame padre?” Los ojos de Roxana se agradaron, haciendo un puchero adoptando una expresión "adorable" qué hizo caer al archiduque, quien tenía una especial debilidad por su hija.
“¿No me odi-?” Las palabras del archiduque se estancaron por si solas en su garganta. Varias veces Roxana ya le había reiterado en varias ocasiones que no importaba cuantas veces le insistiera ella siempre lo odiaría. Por eso había decidido solo darle las comodidades que ella necesitaba, porque Roxana no mercería ser miserable luego de haber perdido a su madre por culpa de su incompetencia.
“No te odio. Dejemos el pasado atrás”. Fueron las palabras que dijo Roxana y el corazón de su padre se ablandó de inmediato (un pasado que no recuerdo, ya no hablemos más sobre eso), el archiduque abrazó a su hija con todas sus fuerzas, casi asfixiándola. ¿Qué tan compleja era la relación entre Roxana y su padre para que llegara a odiarlo la original Roxana?, el archiduque ya no parecía tan confiable.
“Padre, deberíamos salir a comer fuera hoy ¿podemos?” Necesitaba obtener información de Roxana de alguna manera y ver si podía entrar al palacio imperial, esto sería más fácil si tuviera al archiduque de su lado.
¡Mi hija quiere pasar tiempo conmigo! Los ojos del archiduque brillaban, dejando casi ciego al mayordomo que aún se encontraba presente. Todos querían llorar y se sentían conmovidos por la nueva actitud que estaba tomando Roxana ¡al fin había perdonado a nuestro señor! No podían despreciar esta oportunidad.
¡No se preocupe archiduque! Me haré cargo que se vea genial, pensamientos del mayordomo.
El archiduque luego de haber tenido un ataque de ternura debido a su hija contestó con un tono serio: Sí, me prepararé.
Debía lucir cool ante su hija.
¡Bien hecho, Gian! Se alabó así mismo con una mirada triunfante, Roxana quien aún no entendía que estaba pasando salió de la oficina de su padre.
Par de raritos, pensó al recordar en las expresiones que tenían su padre y el mayordomo.
...... ...
Los rumores no tardaron en extenderse en la mansión del archiduque sobre la nueva actitud de la sucesora, donde se encontraba explorando Roxana quien había llegado a la conclusión: estaba forrada en dinero.
Al llegar la tarde se había preparado ella misma y ordenado a las doncellas qué vendieran un montón de vestidos ¡Tenían hasta hilos de oro! La anterior Roxana estaba demente ¿Cuánto dinero hizo gastar al archiduque? Y el archiduque realmente era un demente ¿Su fortuna era infinita o qué? Según las sirvientas cada vestido costaba alrededor de 5 000 a 10 000 monedas de oro, cada vestido era más extravagante qué el anterior. Una locura.
“El señor se encuentra esperándolo en la sala principal”. Le informó una de las sirvientas quien escoltó a Roxana hasta donde se encontraba el archiduque ¡Debía ser fuerte! Se repetía así misma hasta el momento en donde miró al archiduque, su expresión era intimidante... Bueno, más fuerte.
¡FUERZA! Eres un gato o un ratón, el archiduque debería tenerte. Tú eres el gato y el ratón qué será encantado por ti ¡A ganarse su corazón!, repetía constantemente Roxana en su mente.
Roxana observó cómo iba vestido su padre y le prestó especial atención esta vez, parecía más joven de lo que en realidad era... Era bastante apuesto, sin duda hubiera sido el personaje principal si no fuera porque Cassius ¡Ese maldito loco que iba a matarla!
No le sonaba mal un hombre divorciado encontrando un nuevo amor, ella leería esa novela ¡Podía ser un hombre si los lectores querían que fuera Bl! Malditos lectores, deben estar deseando mi muerte ¡MALDITOS TODOS!, los ojos de Roxana se llenaron de rabia al recordar que hasta ella misma estaba deseando la muerte de todos los que interfieren en el secuestro de Etténi ¡Ahora entiende el por qué se resistía tanto a Cassius! ¿Quién estaría con un bastardo así de loco? No permitiré que un lunático me mate ¡Me volveré su salvadora y no tendrá otra opción que venerarme! Eso Cassius, arrodíllate y te permitiré seguir con vida.
Ahora sonreía, los cambios de humor de Roxana se le hacían locos a su padre pero extrañamente se sentía relajado, es igual a su madre.
“¿Lista?” Preguntó Gian haciendo que Roxana saliera de sus pensamientos (en donde mataba a Cassius y hacía que besara sus pies)
“¡Sí! Ya veras, yo te protegeré esta vez papá”. Roxana tomaba su mano, a pesar de no entender por completo a que se refería su hija el archiduque sintió calidez por primera vez después de la muerte de la madre de Roxana. Este cambio no estaba mal... Desearía que todo continuará así por siempre.
“Wow... Todo es muy bello”. Los ojos del archiduque se entristecieron al escuchar a Roxana decir esto, no recordaba que ella nunca había salido de la mansión por las humillaciones qué tuvo que pasar.
Mientras el archiduque se atormentaba así mismo... Roxana estaba probando todo tipo de comida.
“¡Papá, ven y prueba esto!”. Le gritó Roxana sacando de sus pensamientos lamentables a Gian, quien aún no se acostumbraba a esta nueva Roxana. Era electrizante, como una llama viva qué parece atraerte hacia ella lista para devorarte.
“No debes correr así, Roxana es peligroso...”. Antes de que siguiera hablando Roxana le metió la brocheta en la boca sonriendo, ella sabía que lo que había hecho era una travesura pero también sabía del amor infinito que le tenía su padre.
“Rico ¿verdad?” Roxana soltó una risita traviesa, haciendo que su padre negara para después también reírse ¿cuando fue la última vez que río así?
“Callate, Angela no me dejas escuchar que hablan”.
“El cambio de la señorita es sorprendente”.
“Dicen que cuando estas cerca de morir aprendes a valorar la vida”
“¡SE RIO EL MAESTRO!”
“¿QUÉ?” Dijeron todos al unísono al escuchar la risa del archiduque, todos encima del otro. Se terminaron cayendo.
El archiduque escuchó el alboroto de lejos, eran demasiado obvio, llamaron la atención de varios comerciantes sin querer.
“Aquí hay un sitio de postres que es famoso en el mercado”. El archiduque le tomó la mano a Roxana y casi arrastrandola la llevó hasta esa lujosa pastelería quien llevaba un puchero en sus labios ya que se le habían caído todo lo que había comprado. Gian al voltearla a ver notó su vestido manchado con las salsa y otros condimentos qué llevaban lo que había comprado.
“Disculpame, no pensé que fuera a ocurrir. Podemos irnos si asi lo deseas”. Roxana dirigió su mirada hacia donde estaba la del archiduque, su vestido estaba manchado y solamente negó.
“Mi papá está muy guapo como para no presumirlo. Prestame tu abrigo”. El archiduque se sonrojó mirando con ternura a su hija y se quitó su abrigo para entregárselo, Roxana se lo puso colocandolo de una manera que tapara sus manchas, agradeció que el color combinara con su vestido.
“Resuelto”. Le sonrió.
“Debo estar soñando”. Susurraba el archiduque, al momento en que entró en cordura Roxana estaba mirando los postres que le mostraba una señora.
“¿Te gusta el chocolate amargo, papá?”.
“Sí”. ¿Ella sabía lo que le gustaba? Quería preguntar pero era mejor mantenerse callado, esta cercanía que había logrado tener no quería perderla tan fácilmente.
Roxana lo tomó de la mano y al verla noto la rojez, quizás había usado mucha fuerza pero ella no le dijo nada. Estaba dudando demasiado, decidió mejor callar a sus pensamientos.
“Padre, quisiera ir al palacio imperial a trabajar”.
“¿Qué?” El archiduque no logró articular otra palabra, le había dado todo ¿acaso se había enamorado del príncipe? La rabia se apoderó de él.
“¿Por qué?”
“Es un secreto...pero supongo que puedo contárselo a mi padre”. La voz de Roxana se hizo cada vez más baja.
“Conozco la cura de la enfermedad del príncipe... Además, como sabes soy un beta. La emperatriz no intentará usarme de alguna manera”. Roxana tenía un punto válido, el príncipe odiaba a los omegas y los otros alfas no podían con su olor debido a que este era especialmente un alfa dominante. ¿Cómo sabía Roxana de la cura?
“¿Cómo conoces la cura?” El príncipe no era el único que poseía esta enfermedad o mejor dicho maldición que volvía a su cuerpo débil y doloroso al moverse, el solo lo soportaba porque era el heredero y el tomar supresores lograba aliviar en un 20% el dolor.
“Alquimia”. A Gian no se le hizo raro porque la madre de Roxana era una famosa alquimista, que gracias a esto logró establecer su posición en la capital como marquesa, algo casi imposible de hacer siendo un plebeyo.
“Puedo mandar una carta de recomendación... Pero, segura que no estás enamorada de él?” Roxana escupió el sorbo de té que apenas estaba empezando a beber, poniendo sus ojos en blanco. Antes era su fan pero ahora lo odiaba ¡Los iba a matar! ¡Traidor! Ahora debía curarlo para que no los matará, ojalá se muriera pero esto es casi imposible porque es el protagonista y ellos... Simples extras, mi precioso padre no merece ser un extra ¡El merece ser el estelar! Millonario, guapo y con buena actitud, le fue fiel a su primer amor aun después de su muerte pero por otro lado tenemos al príncipe heredero qué es un obsesionado, odioso, que la a matar a ella y a su ahora amado padre ¡Una horrible mala actitud! Salvate Etténi, no te merece ¡Eres un ángel!
“Absolutamente no, a mí solo me gustan hombres con buena actitud como mi padre”. Sería mejor decir que el ego del archiduque no se elevó al escuchar estas palabras de su hija, soltando una ligera risa al ver su expresión decidida.
“Mañana mismo lo haré, pero no te prometo nada”.
“No te preocupes, padre. Me hace feliz que apoyes mis decisiones”.
“Es mi deber como padre”.
“Aun así, puedes recargarte en mí cuando lo necesites”. El archiduque estaba demasiado conmovido, su hija parecía haber madurado. Ahora que parecían tener una buena relación, no dejaría que ningún patán se la quitara.
¡MISIÓN UNO Y DOS COMPLETADA! Ganar la confianza del archiduque y conseguir una carta de recomendación para ir al palacio. En la mente de Roxana no dejaba de repetirse la palabra "win" de manera constante, estaba orgullosa de su cansado proceso quedándose dormida en el carruaje de regreso.
“Nosotros le ayudaremos a llevarla”.
“No, yo la llevaré a su cuarto”. El archiduque cargó a su hija bajando del carruaje con cuidado y yendo hasta su habitación, abrigandola con las sábanas.
“Por favor, cuando despiertes sigue comportandote así. Dios, no me la arrebates una vez más”. Dejó un beso en su frente y se retiró, dejando una Roxana sollozando en silencio.
Él realmente amaba a Roxana... Si tan solo hubiera conocido esta especie de amor antes, que te hace sentir protegido y fuerte.
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