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Genio Frío En Un Infierno De No-Muertos

Prólogo

El mundo cambió en un abrir y cerrar de ojos. Un día, las calles estaban llenas de gente ocupada con sus rutinas diarias; al siguiente, estaban infestadas de muertos vivientes, criaturas sin alma que devoraban todo a su paso. Ayanokouji Kiyotaka, un joven conocido por su astucia y frialdad, se encontraba en medio de este caos.

Ayanokouji había pasado su infancia en la Sala Blanca, un lugar donde se moldeaban mentes para ser perfectas en cada aspecto de la vida. Ahí había aprendido a pensar con una lógica fría y a calcular cada movimiento con precisión milimétrica. Sin embargo, incluso en un entorno tan controlado, siempre había un anhelo de libertad, un deseo de escapar y vivir una vida más allá de las paredes opresivas.

El día que Ayanokouji finalmente escapó de la Sala Blanca, el mundo exterior se había convertido en un infierno. Lo que debía ser un nuevo comienzo se transformó rápidamente en una lucha por la supervivencia. Los informes de noticias hablaban de una pandemia desconocida que convertía a la gente en monstruos voraces. Las ciudades se convirtieron en zonas de guerra, y la civilización comenzó a desmoronarse.

Ayanokouji se encontró atrapado en el instituto Fujimi, un lugar que alguna vez fue un refugio de aprendizaje y crecimiento. Ahora, era una fortaleza improvisada contra las hordas de muertos vivientes. Los estudiantes y el personal del instituto se habían reunido, buscando seguridad en números y en las paredes del edificio.

El grupo era una mezcla heterogénea: Takashi Komuro, un joven valiente pero impulsivo; Rei Miyamoto, una luchadora feroz con un sentido del deber inquebrantable; Saya Takagi, una chica inteligente y de carácter fuerte que no dudaba en decir lo que pensaba; Kohta Hirano, un experto en armas con una sorprendente habilidad para la supervivencia; y Saeko Busujima, una espadachina letal con un pasado misterioso.

Ayanokouji observaba a este grupo desde las sombras, evaluando sus fortalezas y debilidades. Sabía que para sobrevivir en este nuevo mundo, necesitaría aliados. Pero también sabía que confiar en otros era un riesgo. La traición podía llegar en cualquier momento, y la lealtad era un lujo que no podía permitirse.

El caos reinaba en las primeras semanas. Los muertos vivientes, o "zombis" como los llamaban, eran implacables. Ayanokouji vio a muchos caer, víctimas de su propio miedo y desesperación. Sin embargo, él se mantenía tranquilo, su mente trabajando sin cesar para encontrar una estrategia que les permitiera sobrevivir.

Fue durante una noche particularmente oscura que Ayanokouji decidió tomar un papel más activo. Un grupo de zombis había logrado romper una de las barricadas y se habían infiltrado en el edificio. Los gritos llenaron el aire, y el pánico se extendió rápidamente. Ayanokouji sabía que era ahora o nunca.

"¡Todos a la azotea!" gritó, tomando el control de la situación. Su voz cortó el caos como un cuchillo, y los estudiantes comenzaron a seguir sus órdenes, moviéndose con rapidez y precisión. Takashi y Rei lideraban el grupo, mientras Kohta y Saya cubrían la retaguardia.

En la azotea, Ayanokouji y los demás improvisaron una defensa. Utilizaron cualquier cosa que pudieran encontrar: mesas, sillas, incluso partes del techo. Los zombis seguían llegando, pero el grupo resistió, luchando con una determinación feroz.

Cuando el último zombi fue eliminado, Ayanokouji se dirigió a los demás. "Necesitamos un plan a largo plazo", dijo, su voz firme. "No podemos seguir reaccionando a los ataques. Debemos adelantarnos a ellos."

Takashi, aunque exhausto, asintió. "¿Qué sugieres?"

"Fortalezcamos nuestras defensas y organizamos patrullas regulares. Necesitamos racionar nuestros suministros y buscar recursos en los alrededores. Y lo más importante, debemos mantenernos unidos. Si nos dividimos, estamos perdidos."

A medida que las semanas se convirtieron en meses, el liderazgo de Ayanokouji se consolidó. Su mente estratégica y su capacidad para mantener la calma en medio del caos resultaron ser invaluables. Bajo su guía, el grupo no solo sobrevivió, sino que comenzó a prosperar en su pequeño enclave en medio del apocalipsis.

Pero Ayanokouji sabía que la verdadera prueba aún estaba por venir. Los zombis no eran su único enemigo. Dentro de las paredes del instituto, las tensiones comenzaban a crecer. La lucha por el poder, los celos y las traiciones eran amenazas constantes. Y fuera, en el mundo exterior, otros grupos de supervivientes podían ser tan peligrosos como los muertos vivientes.

Mientras miraba el horizonte desde la azotea, Ayanokouji se preparaba para lo que sabía que sería una batalla larga y ardua. La supervivencia no era solo una cuestión de fuerza física, sino también de inteligencia y estrategia. Y en eso, Ayanokouji era un maestro.

Este era su nuevo campo de batalla. Un mundo donde cada día era una lucha por la vida. Y Ayanokouji Kiyotaka estaba listo para enfrentar cualquier desafío que viniera.

Capítulo 1: El Inicio del Caos

El día comenzó como cualquier otro en el instituto Fujimi. Los estudiantes llenaban los pasillos, riendo y conversando, ajenos al desastre que se avecinaba. Ayanokouji Kiyotaka, conocido por su actitud reservada y su habilidad para pasar desapercibido, observaba todo desde la sombra de una esquina del pasillo. Había algo en el aire, una sensación inquietante que no podía ignorar.

Mientras los minutos pasaban, los murmullos crecieron. Un alboroto se inició en el patio, y varios estudiantes comenzaron a correr en dirección opuesta. Ayanokouji se dirigió al patio, donde encontró a un grupo de estudiantes y profesores rodeando algo en el suelo.

Se abrió paso entre la multitud y vio la escena. Un profesor estaba tendido en el suelo, convulsionándose, con espumarajos saliendo de su boca. Los estudiantes miraban horrorizados, sin saber qué hacer. Fue entonces cuando Ayanokouji vio la mordida en el brazo del profesor: una herida profunda y sangrienta, claramente hecha por una mordedura humana.

Antes de que alguien pudiera reaccionar, el profesor dejó de moverse. Hubo un momento de silencio tenso, seguido por un grito cuando el cuerpo sin vida comenzó a moverse nuevamente. El profesor se levantó de manera antinatural, con los ojos vidriosos y sin vida. En un instante, se abalanzó sobre el estudiante más cercano, mordiendo con una ferocidad aterradora.

El pánico se desató. Los estudiantes comenzaron a gritar y correr en todas direcciones, intentando escapar del caos. Ayanokouji se mantuvo en calma, observando y analizando la situación. Sabía que este no era un incidente aislado; algo mucho más grande y peligroso estaba ocurriendo.

Decidió moverse rápidamente. Su primer objetivo era encontrar un lugar seguro y evaluar la situación. Mientras se dirigía hacia el interior del edificio, se encontró con Takashi Komuro, uno de los estudiantes más conocidos por su valentía y sentido del deber.

"¿Qué está pasando?" preguntó Takashi, su voz tensa por el miedo y la adrenalina.

"Aún no estoy seguro", respondió Ayanokouji, manteniendo la calma. "Pero lo que sea, no es un accidente. Necesitamos encontrar a los demás y organizarnos."

Mientras avanzaban por los pasillos, encontraron a Rei Miyamoto y Saya Takagi, ambas visiblemente alteradas por los eventos recientes. Rei sostenía una lanza improvisada, mientras que Saya, con su intelecto afilado, intentaba comprender lo que estaba ocurriendo.

"¡Tenemos que salir de aquí!" exclamó Rei, mirando a Takashi con desesperación.

"No, salir ahora sería una locura", intervino Ayanokouji. "Necesitamos entender qué está pasando y encontrar un lugar seguro dentro del instituto primero. Si salimos sin un plan, estaremos expuestos a más peligro."

"Tiene razón", intervino Saeko Busujima una espadachina letal con un pasado misterioso.

Kohta Hirano, un estudiante apasionado por las armas y con un sorprendente conocimiento de tácticas de supervivencia, se unió al grupo poco después. Llevaba un rifle de aire comprimido, listo para defenderse si era necesario.

"De acuerdo, ¿cuál es el plan?" preguntó Kohta, con una determinación renovada en sus ojos.

"Primero, necesitamos asegurar un área y reunir suministros", dijo Ayanokouji, tomando el liderazgo. "El gimnasio es un buen lugar para empezar. Es espacioso y fácil de defender. Luego, necesitaremos barricadas y armas."

El grupo se movió rápidamente hacia el gimnasio, encontrando más caos en el camino. Vieron a más personas infectadas, atacando sin piedad a cualquiera que se cruzara en su camino. Cada paso estaba lleno de peligro, pero lograron llegar al gimnasio sin incidentes mayores.

Una vez dentro, comenzaron a fortificar las entradas con todo lo que podían encontrar: mesas, sillas, y equipos deportivos. Kohta se encargó de asegurarse de que todas las armas estuvieran listas y cargadas, mientras Saya revisaba los suministros disponibles.

"Esto no puede estar pasando", murmuró Saya, todavía en shock por la rapidez con la que todo había cambiado.

"Necesitamos mantenernos enfocados", dijo Ayanokouji, su voz firme. "Este es solo el comienzo. Tenemos que estar preparados para lo que venga."

Mientras la noche caía, el grupo se sentó en círculo, planeando sus próximos movimientos. Sabían que la tranquilidad del gimnasio era temporal. Afuera, el caos continuaba y los gritos de terror resonaban en la oscuridad. Pero por ahora, habían encontrado un momento de respiro y una oportunidad para organizarse.

Ayanokouji miró a sus nuevos compañeros. Sabía que la verdadera prueba aún estaba por venir. En este mundo devastado, solo los más astutos y determinados sobrevivirían. Y estaba decidido a asegurarse de que su grupo estuviera entre ellos.

Capítulo 2: La Fortaleza de la Mente

El amanecer llegó, y el instituto Fujimi se sumió en un silencio inquietante. Las primeras luces del día revelaron un campus en ruinas, con cadáveres esparcidos y señales de lucha por todas partes. En el gimnasio, Ayanokouji Kiyotaka estaba despierto, observando los débiles rayos de sol que se filtraban por las ventanas cubiertas de polvo. Su mente trabajaba incansablemente, planeando el próximo paso.

Los demás empezaban a despertar, todavía aturdidos por los eventos del día anterior. Takashi Komuro y Rei Miyamoto se levantaron primero, seguidos por Saya Takagi, Saeko Busujima y Kohta Hirano. Ayanokouji aprovechó el momento para tomar el control de la situación.

"Necesitamos reunir información sobre lo que está sucediendo afuera", dijo, su voz calmada pero autoritaria. "Takashi, Rei y Saeko harán una exploración rápida del perímetro. Kohta y Saya revisen los suministros y asegúrense de que tengamos suficiente comida y agua."

Takashi asintió, dispuesto a seguir las órdenes de Ayanokouji. "Vamos, Rei y Saeko regresaremos pronto."

Mientras el grupo se dispersaba para cumplir sus tareas, Ayanokouji se acercó a Saya, sabiendo que ella sería clave para mantener el control. "Saya, necesitamos tu intelecto para entender lo que estamos enfrentando. ¿Qué piensas de la situación hasta ahora?"

Saya, siempre orgullosa de su inteligencia, se sintió halagada por la atención de Ayanokouji. "Esto no es una simple infección. Parece más bien una plaga que convierte a las personas en zombis. Si esto se propaga, podríamos enfrentarnos a una crisis a nivel mundial."

Ayanokouji asintió, mostrando interés genuino. "Tu análisis es invaluable, Saya. Necesitamos una mente como la tuya para encontrar una solución. Trabajemos juntos para mantener a todos a salvo."

Kohta, que había estado escuchando, intervino. "¿Y qué hacemos con los zombis que ya están aquí? Necesitamos armas más eficaces."

"Estoy de acuerdo, Kohta", dijo Ayanokouji, mirando a Saya. "Tu conocimiento sobre armas puede salvarnos. Si encuentras cualquier cosa que podamos usar, infórmame de inmediato."

Kohta se sintió empoderado por la confianza que Ayanokouji depositaba en él. "Entendido. Haré un inventario completo."

Ayanokouji observó cómo Saya y Kohta se sumergían en sus tareas con renovado entusiasmo. Sabía que mantenerlos ocupados y sentirse útiles era crucial para evitar el pánico y mantener la cohesión del grupo.

Poco después, Takashi, Rei y Saeko regresaron de su exploración. "La mayoría de los zombis están concentrados cerca de la entrada principal", informó Takashi. "Parece que están atraídos por el ruido. Si mantenemos el silencio, podemos evitarlos."

"Bien hecho", dijo Ayanokouji, asintiendo. "Vamos a usar eso a nuestro favor. Necesitamos trazar un plan para movernos con seguridad dentro del instituto y buscar más suministros. También debemos encontrar una manera de comunicarnos con el exterior."

Mientras discutían los detalles del plan, Ayanokouji evaluaba a cada miembro del grupo. Sabía que mantener la moral alta y la cooperación era esencial, pero también entendía que necesitaba controlarlos sin que se dieran cuenta. Manipular sus emociones y percepciones era su herramienta más poderosa.

"Takashi, tu liderazgo natural es importante para nosotros. Necesitamos que mantengas a todos motivados y organizados", dijo, reforzando la confianza de Takashi.

" Saeko tu habilidad con la espada es excepcional. Te necesitamos en la primera línea de defensa", añadió, mirando a Saeko con aprecio.

Mientras hablaba, Ayanokouji notó cómo sus palabras tenían el efecto deseado. Cada miembro del grupo se sentía valorado y esencial, lo que les daba una razón para seguir luchando.

A lo largo del día, el grupo trabajó sin descanso, fortificando el gimnasio y explorando áreas seguras del instituto. Cada vez que surgía un problema, Ayanokouji ofrecía soluciones prácticas y efectivas, ganándose la confianza y el respeto de todos.

Al caer la noche, el gimnasio estaba más seguro y organizado. Ayanokouji convocó una reunión para revisar sus progresos y planificar el siguiente día.

"Estamos haciendo un buen trabajo", dijo, mirando a cada uno a los ojos. "Pero esto es solo el comienzo. La clave para nuestra supervivencia es la estrategia y la unidad. No podemos permitirnos errores."

Todos asintieron, conscientes de la gravedad de la situación. Ayanokouji se recostó contra la pared, satisfecho con el resultado del día. Había logrado establecerse como el líder indiscutible del grupo, utilizando su inteligencia y capacidad para manipular las situaciones a su favor.

Sabía que los desafíos más grandes aún estaban por venir, pero estaba preparado. Con cada paso, Ayanokouji estaba decidido a mantenerse un paso adelante, utilizando su mente afilada para navegar el caos del apocalipsis y asegurar la supervivencia de su grupo.

Esta era su fortaleza, su nuevo campo de batalla. Y en este juego mortal, Ayanokouji Kiyotaka no tenía intención de perder.

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