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CASUALIDAD O DESTINO III AMOR INFINITO

PROLOGO

Hace ya un tiempo que vimos a la familia Cruz, muchas cosas han pasado desde entonces, Carlos y Liz son ahora un par de viejos que se dedican a atender su local, y como todo par de abuelos, a consentir excesivamente a sus nietos, siempre que los visitan, y en ocasiones especiales como, Navidad, Día de Reyes, cumpleaños y por supuesto, el día del niño, llenándolos de todo tipo de regalos; causando un poco el enojo de los padres, ya que de acuerdo a ellos para disciplinarlos es que existen los padres.

Los tres hijos de esta familia son ahora adultos responsables de sus propias sedes, transformando el negocio familiar, en una cadena de restaurantes, teniendo como sede central, el que es atendido por Carlos y Liz, cada uno de los hijos de estos ahora cuenta con hijos propios, a los cuales tratan de inculcar todos los valores que sus padres les inculcaron a ellos, enseñándoles desde pequeños, el valor del dinero y como ganarlo honestamente.

La felicidad se desborda, en cada una de las familias, las cuales tienen los problemas típicos de estas, todos tienen la enseñanza de Carlos y Liz, de no saber al 100% si lo que pasa es obra de la casualidad o del destino, pero que todo pasa por una razón, y es obligación de todo ser humano, aprovechar esa razón para su beneficio y aprendizaje, sin importar cuál sea y por último y tal vez la más importante de todas, es que cuando es real, el amor es infinito.

La familia Cruz, se ha demostrado a sí mismos, que la felicidad requiere de esfuerzos y sacrificios, para ser plena, esta lección ha pasado de padres a hijos y ahora a los nietos que forman la tercera generación de Cruz, los culés al igual que sus padres y sus abuelos antes que ellos, tendrán que aprender, distintas lecciones a lo largo de su vida; en la cual tendrán que poner en práctica, todas las enseñanzas, consejos e incluso algunas historias que les han pasado sus antepasados, para poder pasarlos así a la generación que obligatoriamente les tendrá que suceder.

Si bien, los abuelos son demasiado consentidores, ya que aman a todos sus nietos, por igual, también les ponen pruebas disfrazadas, ya que como todo en esta vida, nada ni nadie es eterno (excepto el autor Israel Cruz ;)), ellos tampoco lo serán, y quieren asegurarse, que sus nietos estén listos para la vida lo más posible, al momento de su partida, el cual llegara, tarde o temprano, ya que están conscientes que la muerte es necesaria para poder trascender, al reino de dios, de acuerdo a las creencias dogmáticas de estos, pero también están

conscientes de lo que harán antes de que aquel ser que algunos llamamos creador, mande a su mensajera a recogerlos  después, cuidarán de toda su descendencia, desde donde estén.

Como en cualquier aspecto de la vida, los problemas nunca faltan, y ahora es el turno de Carlos Junior, Aldebaran y Melina Carolina, no solo resolver los propios, sino ayudar a sus hijos, para que puedan solucionar los de ellos, ya que hay un dicho que dice aquellos que no quieran problemas han de saber que solo los

muertos no los tienen, y mayor verdad no pudo haber sido dicha jamás, ya que desde el momento de nuestro nacimiento es un reto para la mujer, que nos trajo al mundo, por todo el esfuerzo, físico y psicológico que hacen para poder dar a luz, también lo es para aquel hombre el cual pone la semilla de la cual maduramos, el cual hace miles de cálculos en su cabeza, para descifrar como abordar ese bello reto que tiene y tendrá enfrente no por 18 años sino por toda una vida, para aquellos que tiene la suerte de tener a ambos.

Los hijos y nietos de Carlos y Liz, tendrán, que superar, todos los retos, resolver todos los problemas, que la causalidad o el destino les tengan preparados, ya sea de forma individual y/o familiar, de la mejor forma que sus capacidades les permitan, aumentando estas últimas al sobrepasar todos los limites, que tengan en el momento en el que se les presente.

La vida es demasiado impredecible y los lasos familiares que se tardan años forjándose y reforzándose, se pueden ver amenazados, por alguien del exterior poniendo en peligro estos, pero la familia de sobra sabe que todo pasa por alguna razón, la cual a veces sabrán que ellos mismos la provocaron, con sus propias acciones y otras más pueden provenir de fueras.

En ocasiones, no hacemos caso del conocimiento de los que nos precedieron y esto nos lleva a cometer errores, creyendo que al momento en que nos toca, las experiencias de estos, no nos servirá, tal es el caso de algunos de los nietos de Carlos y Liz, los cuales olvidarán momentáneamente los consejos, del par de viejos

que tanto los han adorado, desde el momento en que nacieron, siendo estos las primeras personas que los sostuvieron en brazos después de sus padres.

En cuanto ellos, entiendan todo lo que sus abuelos y sus padres, les han dicho, es por su bien y no para hacerles daño o limitarlos, para que no tengan diversas experiencias que ellos consideran, que tiene que vivir por experiencia propia, ya que como toda persona que pasa por la adolescencia, sentirán que nadie los entiende más que sus pares, se hará presente la rebeldía, la cual a veces no es mala, pero otras tantas, no lograran entender que solo les advierten porque ellos ya pasaron por eso y quieren evitarle un gran dolor o alejarlos de un peligro temible y constante.

Cuando, superen todo lo que pasa, por casualidad o destino, aprendan que todo pasa por una razón, comprenderán que sin importar nada y como se ha dicho, mientras sea en verdad sincero y verdadero, es cuando podrán decir, que tienen un inquebrantable amor infinito y que este es aprueba de cualquier cosa que

suceda.

LOS NIETOS

El tiempo avanza y no se puede detener bajo ningún concepto, mientras exista un ser con vida, ya que esta avanzara y avanzara día tras día, haciéndonos más viejos y si se tiene suerte más sabios, no por el contenido aprendido en la escuela sino por las experiencias vividas a lo largo de los años; Carlos y Liz no son la excepción a esta regla ahora al tener 52 y 50 años respectivamente, han criado a sus tres hijos lo mejor posible, apoyándolos en todo momento y corrigiéndolos cuando es necesario, se encuentran en la sala de espera del hospital que vio nacer a todos sus hijos y nietos hasta el momento, ya que esperan el nacimiento del que les ha asegurado es el último miembro de la familia, su nieto hijo de Aldebaran y Kenia.

Aldebaran:

Ya se tardaron, ¿estará todo bien?, no sé qué are, si algo les pasa no tendré cara para decirles mis hijos.

Liz.

Tranquilízate hijo, te pareces a tu padre cuando tú y tus hermanos venían en camino, siempre se preocupaba.

Aldebaran:

Lo sé mamá, pero ahora entiendo por qué papá siempre se puso a sí.

Carlos:

Hijo mío, sé que nada te tranquilizara, pero si no te calmas un poco, te puede dar un infarto, de la preocupación.

Aldebaran:

Lo se papá, pero no puedo calmarme, me pides algo realmente imposible en este momento, mi mujer y mi hijo están en esa sala y nos sacaron hace ya 1 hora por complicaciones.

Carlos:

Aldebaran haz caso a este viejo, mi nuera es una mujer fuerte que ya te ha dado 3 hermosos hijos, verás que en cualquier momento sale la enfermera.

Liz:

Aldebaran tiene razón tu padre, de nada sirve que te preocupes, pero sí afecta, ya que si ella siente que te preocupas tanto, la tensaras y se complicará más, esta situación.

Al momento que Liz, le dice esto a Aldebaran la enfermera sale, de la sala de partos.

Enfermera:

Parientes de Kenia Mendoza

Aldebaran:

Somos nosotros, dígame, señorita, ¿están bien mi esposa y mi hijo?

Enfermera:

Tranquilo, todo salió bien, las complicaciones, fueron porque su hijo venía más grande de lo esperado y tuvimos que hacer una cesaría de emergencia, pero todo salió bien y su esposa pidió realizarse, la ligadura de trompas, ya que después de este susto, no quiere que se repita la misma situación.

Aldebaran:

Está bien señorita, no hay ningún problema, ¿Podemos verlos?

Enfermera:

Adelante pasen, pero solo unos minutos está muy cansada.

Aldebaran junto con Carlos y Liz, pasan a ver a una agotada, pero feliz Kenia, quien arrulla a su hijo en sus brazos.

Aldebaran:

Papá, mamá, les presentamos a Carlot David Cruz Mendoza y por decisión de su nuera su último nieto por parte de nosotros.

Kenia:

Pues sí, ya que si no cierro la fábrica eres capaz de otro y otro.

Aldebaran:

¡¿YOOOOOO?! Como crees

Carlos:

Ja, ja, ja, ni modo, te descubrieron.

Liz:

Mira, quien lo dice, si no hago lo mismo hace años, no sé cuántos tendríamos.

Aldebaran:

Mamá, tú le diste la idea ¿verdad?

Kenia:

No molestes a mi suegra, ella me hizo favor de advertirme, ya que sí te creo capaz mínimo de 4 más.

Carlos:

Dejémonos de culpas y vámonos que Kenia tiene que descansar y nosotros preparar la fiesta para, el nuevo nieto.

Liz:

Muy cierto.

Aldebaran:

Yo me quedo, otro rato, después vendrá Yamileth a cuidarla.

Carlos:

De acuerdo hijo, descansen.

Carlos y Liz dan un beso a su nieto, a su nuera y a su hijo, para dirigirse hacia su casa, a la cual llegan después de un rato, en donde los esperan Junior, Gienevive, Carolina y Alondra, todos con sus respectivos hijos los cuales saltan a los brazos de los abuelos.

Carlos:

Mis nietos amados no esperaban que llegaran tan pronto.

Liz:

Muchachos nos hubieran avisado que venían.

Alondra:

Fue casualidad suegra, sabíamos que Aldebaran y Kenia están en el hospital y que ustedes estarían ahí, como lo hicieron por todos nosotros.

Gienevive:

A si es suegra se nos ocurrió la misma idea de venir a acompañarlos y ayudar con los preparativos.

Junior:

Sabemos que la tradición es que todos los miembros nuevos pisen primero esta casa.

Carlos:

Increíble que ya tenga 12 nietos.

Junior.

A si es papá y tendrías más, pero mamá se nos adelantó y les aconsejo a las 4 cerrar las fábricas.

Liz:

Pues si hijo, ustedes creen que es muy fácil.

Carolina:

Muy cierto, pero es hora de cocinar, papá, mamá, jueguen con sus nietos mientras preparamos todo.

Carlos:

Que va hija, estos pequeños ya se han de ver cansado de jugar con este anciano.

Liz:

Ya no les podemos seguir el ritmo.

Malina Jr. (14 años):

Para nada abuelitos, jamás nos cansaremos de ustedes

Carlos III (14 años):

Que va abuelito, tú siempre nos cuentas cosas muy interesantes.

Carlo (14 años):

Vamos al cuarto de entrenamiento abuelito, quiero que veas como he mejorado.

Lizbeth (14 años):

Yo prefiero que mi abuelita nos muestre, sus álbumes de fotos.

Juan Carlos (13 años):

No es mala idea, vamos al cuarto de entrenamiento, quiero un sparring, con mi abue.

Lizeth (13 años):

Chicos, ustedes siempre quieren entrenar con mi abuelito, pero yo prefiero ir al cuarto de la abuela, siempre nos enseña nuevos lucs.

Charles (12 años):

Que las chicas vallan con mi abuelita, nosotros queremos entrenar con el abuelo y hacer hambre.

Charlot (11 años):

No es mala idea, hagámoslo así

Asgard (11 años):

Estoy de acuerdo

June (10 años):

Si la abuelita tiene historias interesantes.

Noel (8 años):

Si la abuelita sabe muchas cosas.

Liz:

De acuerdo, chicas vamos a mi cuarto

Carlos:

Chicos al cuarto de entrenamiento, ¿Qué aras junior?

Junior:

Sabes la tradición, papá me toca armar la cuna de mi nuevo sobrino, tú ya abras armado, todo lo demás.

Liz:

Acertaste hijo, tu padre paso día y noche, pintando, armando y demás para el cuarto de nuestro nuevo nieto.

Carlos:

Obvio todos mis nietos tienen sus cuartos propios en esta casa.

UN LEGADO

Al llegar el día en que, Aldebaran y Kenia llevan a la casa de sus padres a Carlot David, en la cual toda la familia los esperaba con una fiesta de bienvenida, lo cual hace fluir las lágrimas en los rostros de los orgullosos padres, al ver que una vez más toda la familia se reúne, para conocer al último nieto de la familia hasta el momento.

Después de que toda la familia, estuviera reunida, cada tío y primo pudieron cargar un momento al nuevo bebe, Carlos llama a la familia a la sala familiar donde todos veían, una manta en el centro, donde todos se preguntaban qué era lo que cubría la manta.

Carlos:

Adorados hijos, amados nietos, sé que todos se preguntan lo que cubre esta manta, ahora mismo se los diré Liz y yo, hemos decidido realizar un legado para que este continúe, cuando nosotros hayamos partido.

Carlos y Liz, se ponen lado a lado y juntos jalan la manta, revelando un escudo con un fénix, el cual tiene una cruz en el centro de este mismo, ante la mirada sorprendida de todos los presentes, los cuales se quedan un poco confundidos al pensar por qué han tomado la decisión.

Liz:

Sé lo que están pensando, Carlos y yo lo estuvimos hablando por mucho tiempo y decidimos que nuestra familia, debía tener un símbolo, ya que si bien ya no se usa en estos días, gracias a ustedes, nuestro pequeño negocio familiar, se ha convertido en una cadena de restaurantes, llegando a hacer una prominente empresa y tal cual merece un símbolo que nos distinga.

Carlos:

A si es, este es nuestro legado para ustedes, nuestra amada descendencia.

Al escuchar, a Carlos y Liz, todos los presentes, empiezan a sollozar, al darse cuenta, que todo su esfuerzo había sido reconocido, por aquellos que iniciaron todo.

Junior:

Papá, mamá, gracias por este hermoso legado que nos han dado, es imponente.

Carolina:

Es muy bello, se nota que se esforzaron en su creación.

Aldebaran:

Sí que lo es, y más porque sinceramente llegue a pensar que nuestro esfuerzo no sería reconocido.

Carlos:

Sé que no hemos sido, muy expresivos, pero siempre nos hemos sentido muy orgullosos de todos ustedes, siempre han hecho su mejor esfuerzo y llegado a grandes alturas.

Liz:

No solo eso, sino que, siempre se han mantenido unidos como familia, cuidándose, unos a otros, espero siempre sigan así, aun cuando nosotros ya no estemos.

Melina Jr.:

Abuelitos está genial, pero ¿por qué dicen que ya no estarán?

Carlos III:

¿Está todo bien?

Carlos:

Tranquilos, estamos bien, pero siempre les hemos dicho que algún día tendremos que partir, no podemos ser eternos, pero nuestro legado sí lo será.

Lizbeth:

Abuelitos, el escudo está genial, pero preferiríamos tenerlos a ustedes por siempre.

Carlos:

Mi niña, el escudo solo es una imagen, nuestro legado, son ustedes, pero pase lo que pase, viviremos por siempre, en sus corazones, por eso siempre les contamos muchas anécdotas y les enseñamos todo lo que podamos a si ustedes se las pasarán a sus hijos.

Juan Carlos:

No abuelito ustedes, tienen que durarnos 100 años o más, digan que necesitan y mis primos y yo se los traeremos.

Liz:

Gracias, mi valiente muchacho, siempre preocupándote por este par de viejos, pero ya lo dijo tu abuelo, algún día partiremos, pero mientras ustedes nos recuerden, jamás moriremos.

Junior.

Ya basta, muchachos, es hora de ir al patio, estamos aquí para celebrar, estamos seguros de que mis papás duraran mucho tiempo.

Al decir esto, todos salen al patio para la parrillada, olvidándose un poco de las preocupaciones diarias.

Antes de salir Junior, aborda a Carlos para que nadie note su preocupación, o escuchen si algo malo está pasando.

Junior:

Papá, ¿está, bien tú y mamá?, si necesitan algo, solo díganlo, no importa que sea o si están enfermos, dime con confianza, te buscaré al mejor doctor, tenemos más que suficiente para tratamiento y medicinas.

Carlos:

Tranquilo hijo, estamos tan bien como podemos, tanto tu madre como yo, pero ningún doctor o tratamiento le gana al tiempo, relájate muchacho, aún hay vida en este viejo cuerpo.

Junior:

Está bien papá, te creo, solo cuídate viejo lindo.

Durante la tradicional parrillada, Aldebaran aleja discretamente a Liz, para poder tener, una conversación similar a la de Junior y Carlos.

Aldebaran:

Mamá, ¿está todo bien?

Liz:

Si hijo, ¿Por qué?

Aldebaran:

Tú y papá, están un poco raros.

Liz:

Tranquilo hijo, estamos bien, aún no se desharán de nosotros.

Aldebaran:

De acuerdo mamá, pero si necesitan algo, no duden en decírmelo.

La fiesta continúa, sin mayor problema, con todos celebrando, comiendo y disfrutando de la fiesta, ante la mirada de satisfacción, de Carlos y Liz, al ver a toda su descendencia disfrutar al máximo, como familia, sintiendo una gran satisfacción, al ver, como sus hijos han crecido, y los han bendecido con nietos a los que pueden consentir y los cuales, adoran a sus abuelos, sin importar la edad que tengan, ya que les encanta pasar tiempo con ellos.

Al terminar la parrillada, todos van a descansar a sus habitaciones, teniendo todos los nietos, sus propios cuartos, todos personalizados al gusto de cada uno, siendo un hogar lejos del hogar, además de estar protegidos de regaños paternales por la inmensa protección de los abuelos.

Entrada, la noche, Carlos y Liz, disfrutaban de la tranquilidad, de la noche cuando oyen, que tocan su puerta, imaginándose quién sería, además de para qué los buscaba, y como se imaginaban era Carolina.

Carolina:

Papá, mamá, ¿puedo hablar con ustedes?

Carlos:

Hija, ya me imagino de qué se trata, estamos bien, tus hermanos, ya hablaron con nosotros

Liz:

No nos pasa nada hija, solo recuerden que tienen que estar listo para cuando suceda, sé los décimos y repetimos, no podemos ser eternos.

Carolina:

Se me adelantaron esos dos, pero de todos modos cualquier cosa que necesiten, solo díganmelo y vendré desde donde sea.

Al decir esto, Carolina se retira a su cuarto, sintiéndose un poco más tranquila, al igual que sus hermanos al ver que sus padres, están bien de salud.

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