Hola a todas... Ya a mí me conocen... Soy Felipe Johnson. El 2do hijo de la doctora Natalia Johnson y el empresario Chad Johnson.
Aunque no llevo la sangre de los Johnson y nací en Brasil, no puedo decirles que me sienta excesivamente latino. Mi mamá, mi hermana Priscila, Paola y yo nos vinimos aquí a Estados Unidos desde hace muchos años ya, y por esta misma razón, lo que más conozco, es este país.
Paola y yo estábamos pequeños. Y Priscila que era la más grande, se adaptó rápido a esto. Ahora entiendo que fue por todo el daño y maltrato que sufrimos por la familia del hombre que me engendró.
El espacio es mi más grande afición. Amo el misterio que se esconde en él. Saberme que soy una hormiga en comparación con este vasto e infinito espacio, me hace ser un joven centrado. Porque si, sé que le he dado dolores de cabeza a papá y mamá respecto a mujeres con las que me involucro, pero jamás le he faltado el respeto a ninguna.
La mayoría de mujeres con las que he estado, desde el principio me han dicho que no quieren nada serio, que es tan solo pasajero, y hey, ¿quién soy yo para negarme? Así que ninguna puede llegar a decir que yo he sido un imbécil. Hubo una de la que creí haberme enamorado, pero resultó fatal.
Era una celosa empedernida, me vivía acosando, pero luego me di cuenta de porque era que sucedía eso. Ella aprovechaba que yo le diera mi ubicación, para ella asegurarse de que yo NO iba a estar cerca de ella. Y es que la señorita tenía un gusto bi. Le gustaba que yo le diera y al mismo tiempo, estar con otra u otras mujeres.
Cuando me enteré de eso, la terminé y le dije que no había necesidad de mentirme. Todas las mujeres merecen respeto, eso me lo ha enseñado papá y ni hablar de los abuelos Nate y el Tito Brandon. Pero a la vez aprendí, que el respeto es una carretera de doble vía en la que lo mismo que me dan, debo dar.
A pesar de que la carrera que estudié es una de esas de las cuales la gente dice que es aburrida, yo no he dejado de jugar fútbol americano, ir al gimnasio y ejercitarme. Me gustó mucho que llegó un punto de mi vida en el que papá, el tío Drew y yo entrenábamos juntos. Llegué a levantar más peso que ellos 2. En la vida yo he tenido un mejor amigo o un primo así de cercano como lo es papá con el tío Drew, o el Tito Brandon y la tía Hannah. Pero tengo a mi papá, y a mi mejor amiga en el mundo entero, Paola.
Esa niña conoce todos mis secretos, conoce hasta las claves de mi cuenta bancaria. A mi hermana yo le confiaría hasta mi vida. Priscila es mi hermana mayor y la veo como otra madre para mí, me jala las orejas de vez en cuando y me pone los puntos sobre las íes sin aguársele el ojo. Mis trillizos, que decir de ellos. Les he enseñado muchas mañas, como conquistar chicas, a Nathalie como hacer sufrir a cualquier pendejo que quiera venir a hacérsela de gracioso con ella. En fin, son mi adoración.
A mi madre... Bueno, esa mujer es una santa y la respeto y la amo como a nadie en el mundo. Después de todo lo que vivió en su niñez y su vida adulta, nos crio con principios y valores de los que toda nuestra familia está orgullosa. Los Johnson y los Volkov no se cansan de hablar del buen trabajo que hizo mamá con sus 6 hijos.
Este es mi look. Ya no me veo tan niño como cuando me conocieron en la historia de mis padres. Soy un hombre hecho y derecho.
Al irme a trabajar en la NASA, sé que quien más ha sufrido y me ha extrañado, ha sido Paola, pero estoy hablando con papá y mamá para que la manden a estudiar aquí. Para mí no habría nada mejor que tener a mi mejor amiga, confidente y hermanita aquí conmigo.
Aunque no estoy 100% seguro de que sea la mejor idea. Porque si traigo a una chica por noche como acostumbro, me jalará las orejas o me las espantará. A ella siempre le ha encantado andar de shorts cortitos y ombligueras y con el cuerpo que se carga, le revienta la neura a más de una. Cada que alguna chica se ponía intensa conmigo, yo lo único que debía hacer, era tomarle la mano y llevarla como si fuese la nueva chica de turno y listo. Tanto Paola como Priscila tienen esos cuerpos típicos de las brasileñas. Así que soy feliz de tener hermanas jodidamente hermosas que me sirven hasta de coartada para las intensas.
Esta es una de las millones de fotos que se toma cada que vamos a Bali, Hawaii, Bahamas o cualquier playa. Ella lo único que necesita según sus propias palabras es "la luz del sol y mis chikinis" me he metido en más problemas por cuidarle el culo a mi terremotico, que por cualquier otra mujer.
Pero es que yo amo a mi hermanita y ¡ay del hombre en el que ella pose sus ojos! Más le vale tener los pies y sus genitales bien puestos, porque no se lo pienso poner fácil. Es MI hermanita. Y lo que mi papá me enseñó desde hace mucho tiempo es que a la familia se le defiende con uñas y dientes. Imaginen si eso es así con la familia, ahora piensen que no solamente es mi familia, sino también mi mejor amiga. La cosa es doble.
Este fin de semana estuve en la casa de mis padres para esos fines de semana con toda la familia. Amo ver a mis sobrinos cada 15 días. Alaia y Asher son mi adoración. Priscila me vive regañando porque que los malcrío mucho, pero es que con ellos vuelvo a ser ese niño pequeño que me encanta ser. Con Asher me pongo a jugar a las pistolas y batallas en el inmenso jardín que tienen.
La aburrida de mi hermana le tiene horarios para jugar al Xbox, por lo que no puedo durar horas ilimitadas jugando con él, por eso lo compenso comprando diferentes tipos de pistolas de juguete. El tarado de Max es un buen hombre y puedo ver como se desvive por su familia. Después de las 10 de la noche, ya quedamos solo los adultos y pues me toca ver como mis padres, mi hermana y su esposo, mis abuelos, mis tíos y la mayoría de mi familia se hacen arrumacos y se dan amor.
Una de las noches, tuve insomnio y salí a caminar un poco en el patio. Miré el cielo estrellado y sonreí con nostalgia. Este tiempo en familia me está ablandando el corazón. Porque me pongo a pensar en que cuando vuelva a mi casa, me espera mi soledad. Nada ni nadie quien me reciba o a quien contarle lo maravilloso que me la pasó con mi familia o con quién compartir las travesuras que hago con mis sobrinos o las nuevas mañas que le enseñe a mis hermanos está vez. ¿será que si hay alguien allí afuera que me ame y me brinde el amor de ensueño que tiene mi familia?
El fin de semana terminó y el domingo sale nuevamente mi vuelo a casa. Llegué agotado pero felíz. Estar con mi familia me recarga de energía. El lunes llego y con él, sigo en mi proyecto referente a unas estrellas que están por extinguirse y estamos viendo como se comportan. Vengo a mi oficina con unos papeles cuando de frente me encuentro con una chica que si bien es cierto ni me fijé mucho en su cuerpo, me llamaron poderosamente la atención sus ojos.
Tiene heterochromia. Es una condición en la que los ojos son de diferentes colores. Había visto hombres con esa condición pero mujeres casi no. Verle sus ojos así, hace que una sonrisa involuntaria aparezca en mi rostro. ¡Ella es hermosa! sus ojos me hipnotizaron. Pero de pronto, ella comenzó a llorar y se echó a correr. Me quedé como pasmado. mi cerebro como que no hacía corto y varios segundos después fue que logré reaccionar para encontrarme el pasillo por donde imagino que corrió sin rastros de la enigmática mujer de ojos diferentes.
Sally... Sally... Amor ya son las 6:30 am. Debes levantarte mi princesa... Me levanto como una flecha al baño, me aseo y me peino, lo de siempre, una cola normal recogiendo mi largo y lacio cabello castaño.
Me miro en el espejo y como casi todos los días, batallo para no querer arrancarme los ojos. Mis padres siempre me dicen que ser normal es lo común, que ser como soy es la novedad. Pero ¡Carajo! ¡Cómo quisiera ser una persona normal, común y corriente! Desde que tengo uso de razón, se han burlado de mí por mi heterocromía. No es fácil crecer en una sociedad donde solo por no ser igual a los demás te hacen sentir como un bicho raro.
Ni hablar de los chicos... Ellos son otro dolor aparte. Es como si disfrutaran hacerme sentir como cucaracha. No les voy a decir que me enamore del chico más sexy del Cole, porque no fue así, pero si les puedo decir que amaba en secreto a mi profe de biología.
Mis padres han hecho siempre los mayores esfuerzos para enviarme a los mejores colegios y sacarle provecho a mis virtudes estudiantiles. Para tener 21 años, voy por encima de mucha gente.
Ahorita es que me estoy dando cuenta de algo... Y eso es que ustedes no me conocen. Hola, mucho gusto... Soy Sally, Sally Brent. Hija de una pareja que si bien es cierto no tienen mucho dinero, siempre me han dado lo mejor de ellos. Si, soy hija única. Me tuvieron después de que mi madre tuviese 7 perdidas. En aquel tiempo, no era tan famoso lo de la inseminación artificial y aparte de que no era famoso, tampoco era una opción para mis padres.
Les cuento... Mi padre Oliver Brent es un mecánico automotriz sumamente inteligente, pero que nunca pudo hacer una carrera universitaria. Mi madre Samantha Brent una profesora de ciencias naturales de una de las escuelas primarias de la ciudad. Sus alumnos la aman, sufrían con cada perdida que tenía y cuando yo nací, de parte del colegio le enviaron canastas con pañales, ropita (muchas de ellas eran ya usadas, pero en buen estado), biberones, en fin toda la ciudad me cuentan ellos que le hizo sentir a mi madre lo especial que era.
Al nacer yo, los médicos le dijeron que ya no podría volver a tener bebés, su útero era demasiado débil y esa era la razón por la que había tenido tantas perdidas. Yo fui un "milagro del cielo" así me describieron los doctores. El motivo de mi nombre es que Sally Ride fue la primera mujer en el espacio. Mis padres amantes del espacio y con todas las esperanzas puestas en su única hija, me enseñaron desde muy pequeña, el amor por el espacio, la física y la astronomía.
A la edad de 6 años, ya resolvía cuentas muy grandes, cuentas que un chico de bachillerato haría con dificultad, por lo que cuando mis padres se dieron cuenta de todo ésto, y también descubrieron que todo lo que yo veía, olía o experimentaba por primera vez, quedaba como un registro en mi memoria y no necesitaba nada mas que ni mente para ello, me llevaron al médico y este les dijo que tengo memoria fotográfica. El médico pensó que con el pasar de los años este síndrome desaparecería, pero no fue así. Ser callada y tímida solamente exacerbó este rasgo en mí. Soy muy detallista con lo que ven mis ojos, y si ya era rara por tener ojos de diferentes colores, con esto, solo lograba ser aún más rara.
A los 14 ya estaba estudiando física de partículas. Me apasiona todo el mundo del espacio y de como pequeñas y minúsculas partículas de algo juntas, pueden formar toda una galaxia. Mis padres estudiaron prácticamente conmigo. Al llegar a casa, todos los días les explicaba con lujos de detalles las clases que había visto.
Ellos eran no solo mis padres, también eran mis mejores amigos. Mi padre se volvió mi pilar. Se sentaba por horas mientras mamá corregía exámenes y hacía planes de evaluación, papá estaba a mi lado apoyándome.
Cuando ingresé a la NASA, papá no cabía en el del orgullo que sentía de que su hija trabajase en ese lugar. Por la situación de dinero, siempre estábamos al ras, por lo que hacerme un lente de contacto de color y con el aumento que necesitaba, era un lujo que no podía darme. Me acostumbré a las miradas prejuiciosas y a ser la burla de muchos.
Lo mismo paso con mi ropa. La mayoría era heredada de mis primas que son más grandes que yo, que son más fuertes que yo, y cuando lograba comprar ropa para mí, lo que menos me importaba era que fuese de marca, o que fuese ajustada a mi cuerpo. De igual manera, yo voy al trabajo es a eso, a trabajar, no a andar en una pasarela de modas como lo hacen mis compañeras de trabajo.
Esta soy yo. De pequeña, mi papi me compró un huskies que era igual que yo, un ojo azul y el otro era como marrón. Me buscaba flores que también tenía 2 colores diferentes y me decía que millones de perros, gatos, flores salían del mismo color, pero que como yo, o mi perro o esas flores que me traía, no había muchos. ¿La razón? Porque éramos especiales. Me creí el cuento de hadas hasta que estuve en 7mo grado y no hacían más que molestarme y fastidiarme la vida con sus insultos hacia mí.
En la universidad ya de por sí era una cosa rara, con 14 estaba estudiando una carrera a la que muy pocas mujeres se le miden. Por lo que por todos lados era una "freak"
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Graduarme fue el pináculo de mi vida y de mis metas como hija. Darles este título a mis padres me hace sentir feliz. Me gradué como la mejor de la facultad de física. Esto me abrió las puertas a la NASA y ahora ese es mi trabajo. Hago colaboraciones e investigaciones en conjunto con departamentos como el de astrofísica y astronomía. Ambos departamentos son súper cool, pero no cambio mi física de partículas por ninguna otra carrera.
Un día, me enviaron a que diera una mano y una asesoría sobre un proyecto de una estrella que está muriendo y lo que ocurrirá luego de esto. Las personas creen que las estrellas son todas iguales y las imaginan hasta con formas, pero la verdad es que las estrellas son individuos completamente diferentes y las explosiones o implosiones de estas, crean un nuevo espacio de estudio para nosotros.
Llego a la oficina en la cual se supone que el Dr. Johnson está esperando por mí, pero allí dentro no hay nadie. Espero afuera en la puerta porque me parece grosero entrar a un espacio donde hay pertenencias y objetos de otras personas. 10 minutos, 15 minutos y nada. Cuando me volteo y comienzo a caminar hacia la oficina principal del piso de astrofísica, me tropiezo con una pared humana.
Un hombre alto, de complexión super musculosa, un rostro que parece que lo formaron a la perfección me mira directamente a los ojos y siento que me está desnudando el alma. No sé porqué, pero me siento intimidada. Cuando sonrió, recordé cuántas veces me han mirado solo para burlarse de mí. Lo primero que hago es dejar que mis propios temores hablen más fuerte que yo y salgo despavorida llorando. Me escondo en uno de los depósitos donde se guardan únicamente las cosas del aseo de ese piso.
Lloro y ni siquiera sé por qué lo hago. Ese hombre me hizo sentir como una partícula en el universo. Así de diminuta me sentí. Escuché una pequeña conmoción afuera, pero me quedé allí en silencio. Luego de que todo estuvo en calma, fuí al baño, me lavé la cara, me calmé a mi misma y volví con mi jefe directo quien me dice que si logré hablar con el Dr. Johnson, pero le digo que espere 15 minutos y nada que apareció. No se preocupe Dra. Brent, ya mismo me contacto con él.
Hizo unas llamadas, y al cabo de 10 minutos alguien toca la puerta. Adelante dice mi jefe y cuando siento a la persona sentarse, se me erizó toda la piel. Dra. Brent, le presento al Dr. Felipe Johnson el astrofísico con el que estará haciendo la colaboración por los próximos meses... Cuando volteo, me encuentro con una mano gigante. Es la mano del famoso Doctor Johnson. En mi mente imaginaba a un señor de unos 60 y punta, pero resultó ser la pared humana con la que había chocado hace unos 20 minutos.
Me está mirando y tiene una sonrisa de sorpresa y satisfacción en su rostro. Al darle la mano, sentí casi como si 1000 voltios de energía me estuviesen atravesando. Su mirada jamás abandonó la mía y aunque no soy una experta en relaciones con hombres (porque nunca he tenido una), este hombre huele a peligro para mí.
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Hermosas... Estamos de vuelta en el juego. Cómo les prometí, después de tomarme unas cortas vacaciones, volví y ahora vamos con la historia de Felipe y a quien acabamos de conocer, Sally. Gracias por su compañía y apoyo constantes hacia mí... Las adoro, Juli... 😘💜💕😘💜💕😘💜💕
Felipe...
Estoy más que frustrado. La hermosa mujer de ojos diferentes se me escapó y al parecer es Houdini porque se desapareció como lo suelen hacer en los actos de magia.
Busqué en las escalas, en las oficinas, pregunté si alguien había visto a una chica correr y nadie vio nada. Esto es típico. Aquí todo el mundo está concentrado en lo suyo. Me regreso a mi oficina donde estoy entre una pila de papeles y esperando a una Dra. Brent.
Imagino a una mujer pequeña de lentes y el cabello canoso. No sé por qué, pero es que la mayoría de mujeres del ramo de la física o son unas presumidas como las que solía frecuentar en mi adolescencia o son mujeres ya de la edad de mi mamá tal vez.
No tengo ni idea de cuánto tiempo ha pasado, pero lo que si se es que he estado esperando a la tal Dra. y nada que llega. Finalmente, suena la extensión de mi oficina. Es el jefe del piso de física quien me llama diciendo que la doctora me está esperando en su oficina. Me levanto, organizo mi ropa, y llego hasta su oficina.
Al entrar, veo que quien está sentada en la oficina, luce mucho como la chica de los ojos lindos. Tal vez es una pasante o la hija del jefe del departamento de física. De pronto el jefe dice: Dra. Brent, le presento al Dr. Felipe Johnson el astrofísico con el que estará haciendo la colaboración por los próximos meses... Mi asombro es mucho, pero a la vez, Dios, el universo o como quieran llamarle, me está dando la oportunidad de pasar tiempo con esta enigmática y creo y por lo que puedo ver, tímida mujer.
Cuando la miro finalmente, vuelvo a ver esos ojitos tan hipnotizantes. Siento que aún sin querer estoy sonriendo y es que mi sorpresa es mucha al saber que ella es la mejor en esta área. Y sé que es la mejor porque en la NASA las colaboraciones respecto a nuevos proyectos no son hechos por cualquier persona. Siempre se procura usar a los mejores en sus ramas.
Darnos la mano para mí fue extraño. Sentí como mi cuerpo tembló al sentir su tacto. Sus pequeñas manitas entre las mías, si fuésemos animales, seríamos el elefante y el ratón, pero en mi caso, no le tengo temor a esta pequeña ratoncita asustadiza. Su mirada casi que no se encuentra con la mía. Y es que imagino que mis amarillentos ojos están mirándola con absoluta y completa picardía y suspicacia.
Imaginaba a la Dra. Brent un poco diferente. -Digo riendo un poco incómodo mientras intento romper el momento un tanto tenso que se siente en ambiente- La risa del jefe de departamento aliviana un poco la situación, pero me doy cuenta de que aún no he soltado la mano de la doctora y para colmo, ella está con sus mejillas que parece que dentro de poco van a explotar.
Suelto su mano y de inmediato al hacerlo, siento el vacío. ¿qué me pasa? Me pregunto muy dentro de mí. Pero a la vez me disculpo con la hermosa mujer que tengo a mi lado. Su mirada me esquiva y eso me da un tanto de molestia. Aunque debo admitir que me molesta porque estoy acostumbrado a ser yo el que es casi imposible de creer que sea astrofísico.
Bueno, ya que se conocieron, Dra. Brent cuando guste puede ir e instalarse en el espacio del doctor Johnson. Cuánto antes mejor. -Terminó de aconsejar el jefe- Asentí con mi cabeza e igual lo hizo ella, me levanté y abrí la puerta esperando que ella saliera. Extrañamente, no salía ni se movía hasta que le dije: Después de usted Dra. Brent. Su cara de sorpresa me deja intrigado. ¿Es que acaso nadie le había abierto la puerta? Es una mujer tan hermosa que me impresiona que no haya una fila de hombres botando las babas por ella.
Salimos de la oficina, caminamos hasta el elevador y allí fue donde finalmente habló pero casi que susurrando... Voy por mis cosas para poder comenzar a trabajar. Dicho esto, me dejó frente a las puertas del elevador y volvió a irse casi corriendo. La miré hasta que se perdió en el siguiente pasillo. Ahí fue donde finalmente vi su ropa. No es la ropa más a la moda que puede existir, pero es ropa decente y moderada para trabajar.
Imagino que por no andar enseñando mucha carne y tampoco lucir como otras mujeres que parece que antes de vestirse se echan una jarra de aceite para que la ropa pueda entrar. Y no soy un misógino que no le gusta que la mujer se vista como le gusta, es solo que me aburrí de mujeres que siempre andan intentando lucir perfectas por fuera, pero están podridas por dentro. Esta regla la aplico para esas chicas que quieren pasar más de una noche conmigo.
Papá si en algo me ha insistido últimamente, es que miré más allá de lo físico, más allá de lo bonito, más allá de lo que se puede ver. Que los amores verdaderos no se tienen solo por lo bonito, porque lo bonito pasa o algo puede pasar para que lo que era bonito, ya no lo sea más. Y yo entiendo que eso que él dice es cierto, pero la mayoría de chicas con las que estoy en mis fines de semana donde no estoy allá con ellos, son cosas de 1 noche.
He estado con mujeres con cuerpo de modelos, con chicas gorditas, con chinas, con chicas afro, en fin... No me fijo o soy de esos hombres ridículos que si no son modelos no... Yo no soy así. Pero siento que aún no ha llegado nadie que me mueva el piso de tal manera. Aunque debo admitir que la Dra. Brent, es un enigma para mí. Creo que definitivamente, este trabajo en conjunto, será divertido.
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Sally...
Imaginaba a la Dra. Brent un poco diferente. Dice y yo por dentro estoy que me derrito. No sé qué pasa. Aún tiene mi pequeña mano entre la suya. Me siento incómoda por la duración de la estrechada de mano, pero debo de admitir que cuando me soltó, la falta de su intimidante tamaño, se hizo sentir.
Aunque ellos siguen hablando, no tengo ni idea de que es lo que están diciendo. Estoy haciendo las cosas como en modo automático. Repitiendo todo hasta que él me saca de mi letargo. Al ver, él está sosteniendo la puerta para mí. El único hombre que hace eso por y para mí es mi papi o algún compañero de trabajo cuando vengo con las manos llenas de papeles. Del resto, la gente apenas y me voltea a ver.
Sé que parezco medio idiota al comportarme de esa forma, pero vuelvo y repito... Este hombre huele a peligro para mí. Generalmente, yo actúo normalmente ante cualquier hombre de esos de los que yo sé que NO están a mi alcance, pero con este doctor Johnson, todo es diferente.
Cuando llegamos al elevador el habla, pero yo no puedo ni llevar el hilo de lo que estoy haciendo de los nervios, ahora imaginen el hecho de que trabajaremos juntos. Salgo despavorida nuevamente a mi oficina y comienzo a recoger mis cosas y mientras lo hago, pienso en que debo actuar normal porque ahora voy a trabajar con él.
No vas a andar chillando a cada momento Sally. -Dije mientras me regañaba a mi misma- Si logré entrar en la NASA, obviamente puedo con cualquier situación que se me presente. Respiré hondo y me dirigí hacia la oficina del Dr. Johnson.
Al llegar, esta vez si actúo normalmente o lo que yo creo que es normal y ahí está él, concentrado dándole con un lápiz a la sien de su lado izquierdo. Se ve en serio muy enfocado. Aún no se ha dado cuenta de que estoy aquí, y eso considero que me ayuda un poco a ver qué está verdaderamente comprometido con su trabajo. Pero cuando se da cuenta de que estoy aquí, todo rastro de concentración desaparece y comienza a sonreír. Quisiera que me enojara, pero en realidad no me enoja.
Todo con este hombre, desde que lo conocí, es así. Es como una montaña rusa de emociones de las que no tengo control. Y es gracias a esa montaña rusa de emociones que creo que estos meses serán un suplicio para mí.
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