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Luna De Sangre

Capítulo 1: Encuentro en la Noche

La luna llena brillaba intensamente sobre el bosque de Lunasombra, bañando el follaje en un resplandor plateado. Los árboles susurraban con el viento, creando una sinfonía natural que acompañaba la noche. Lyra Luminara, una joven loba del clan Luminara, se adentraba más en el bosque, siguiendo el rastro de un ciervo. Su cabello plateado ondeaba con cada movimiento, y sus ojos azules brillaban con determinación.

Lyra había salido a cazar sola, algo que no era recomendable debido a la guerra entre los clanes, pero necesitaba un respiro de la tensión constante en su aldea. Sus pensamientos vagaban, preguntándose si alguna vez conocería la paz.

Mientras tanto, en otra parte del bosque, Kael Sombraluna observaba el mismo ciervo desde una distancia diferente. Sus ojos dorados seguían cada movimiento del animal, y sus sentidos estaban alerta. Kael, a pesar de su juventud, era uno de los guerreros más formidables de su clan. La venganza por la muerte de su madre siempre estaba en su mente, impulsándolo en cada paso.

De repente, ambos se dieron cuenta del ciervo al mismo tiempo y comenzaron a moverse hacia él. Lyra se deslizó silenciosamente entre los árboles, mientras Kael avanzaba con precisión calculada. El ciervo, ajeno a los depredadores, pastaba tranquilamente.

Justo cuando estaban a punto de alcanzar al ciervo, sus caminos se cruzaron. Lyra y Kael se detuvieron en seco, mirándose con sorpresa. Ninguno esperaba encontrar a alguien más allí, y mucho menos a un miembro del clan enemigo.

—¿Quién eres? —preguntó Lyra, sus ojos fijos en Kael, su cuerpo tenso, preparado para cualquier cosa.

—Debería preguntar lo mismo —respondió Kael, su voz baja y cautelosa. Sus ojos dorados brillaban con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

Por un momento, ambos se quedaron en silencio, evaluándose mutuamente. A pesar de la tensión, había una conexión inexplicable, una chispa que ninguno de los dos podía ignorar.

—Soy Lyra —dijo finalmente, dando un paso atrás pero sin dejar de mirarlo. Algo en su interior le decía que este encuentro no era una simple coincidencia.

—Kael —respondió él, relajando ligeramente su postura. Había algo en Lyra que lo desarmaba, una sensación de familiaridad que no podía entender.

Antes de que pudieran continuar, el ciervo, alertado por su presencia, huyó hacia la espesura del bosque. Ambos lobos lo vieron desaparecer, pero ninguno hizo un movimiento para seguirlo. En cambio, se quedaron mirándose, sabiendo que este encuentro cambiaría sus vidas para siempre.

—Deberíamos irnos —dijo Lyra finalmente, aunque sus ojos mostraban que no quería romper el contacto.  

—Sí, pero esto no termina aquí —respondió Kael, su voz cargada de promesas y amenazas.

Con un último vistazo, ambos se dieron la vuelta y se alejaron en direcciones opuestas, sus corazones latiendo con fuerza. Ninguno de los dos sabía lo que el destino les tenía preparado, pero ambos sintieron que esa noche bajo la luna llena era solo el comienzo de algo mucho más grande.

De vuelta en su aldea, Lyra no podía dejar de pensar en Kael. Su mente volvía una y otra vez a esos ojos dorados y a la sensación de conexión que había sentido. Decidió no mencionar el encuentro a nadie, al menos por ahora. Sabía que sus compañeros de clan no entenderían y probablemente se enfurecerían.

Kael, por su parte, regresó a su propio clan con el mismo conflicto interno. Había algo en Lyra que lo atraía, pero también sabía que debía mantenerse enfocado en su misión. La venganza era su destino, o al menos eso era lo que siempre le habían dicho.

Ambos, en sus respectivas aldeas, se encontraron mirando al cielo nocturno, la luna llena reflejándose en sus ojos. Una antigua profecía, desconocida para ellos, comenzaba a desplegarse. El destino había tejido sus hilos, y Lyra y Kael estaban en el centro de esa trama.

A medida que la noche avanzaba, ambos sintieron una extraña calma, una certeza de que sus caminos se volverían a cruzar. Y así, bajo la misma luna que había presenciado su primer encuentro, se durmieron, soñando con lo que el futuro les deparaba.

Capítulo 2: Ecos del Pasado

El sol se alzaba sobre el bosque de Lunasombra, proyectando sombras largas y tenues a través de los árboles. En el campamento del clan Luminara, Lyra se despertó con una sensación de inquietud. Su encuentro con Kael la noche anterior seguía fresco en su mente, y no podía dejar de preguntarse qué significaba esa conexión que había sentido.

Se levantó de su lecho y salió de la cabaña, decidida a despejar su mente. Caminó hacia el claro donde solía entrenar con sus compañeros. Allí, encontró a Evelyn, su mejor amiga, practicando con su arco.

—Buenos días, Lyra —dijo Evelyn, bajando su arco y sonriendo—. ¿Lista para entrenar?

—Claro, Evelyn —respondió Lyra, tratando de sacudir la inquietud de su mente—. Necesito mantenerme ocupada.

Mientras entrenaban, Lyra no podía evitar notar una mirada de preocupación en los ojos de Evelyn. Sabía que su amiga estaba al tanto de la creciente tensión en el clan y cómo esto afectaba a todos. Decidió no mencionar su encuentro con Kael, al menos no por ahora.

En el campamento del clan Sombraluna, Kael se encontraba en una situación similar. Había pasado la noche inquieto, incapaz de borrar a Lyra de sus pensamientos. Se dirigió al área de entrenamiento, donde Damon ya estaba golpeando un saco de arena con una intensidad feroz.

—Buenos días, Kael —dijo Damon, sin detenerse—. ¿Listo para la sesión de hoy?

—Sí, Damon —respondió Kael, tomando una espada de entrenamiento—. Necesito despejar mi mente.

Mientras entrenaban, Kael notó la mirada de curiosidad y desconfianza en los ojos de Damon. Sabía que su amigo no entendería la conexión que había sentido con Lyra. Para él, todo se reducía a la venganza y la guerra.

A medida que avanzaba el día, Lyra y Kael no podían evitar pensar en el otro. En sus respectivas aldeas, comenzaron a investigar discretamente sobre las historias y leyendas de sus clanes. Ambos encontraron fragmentos de una antigua profecía, una que hablaba de la unión de dos almas destinadas a traer la paz entre los clanes.

Esa noche, Lyra decidió visitar a la anciana del clan, Elara, conocida por su sabiduría y conocimiento de las leyendas. Se acercó a su cabaña, que estaba al borde del bosque, y llamó suavemente a la puerta.

—Adelante, Lyra —dijo la voz de Elara desde dentro—. Te estaba esperando.

Lyra entró y se sentó frente a la anciana, que la miraba con ojos brillantes y llenos de sabiduría.

—Sé lo que has venido a preguntar —dijo Elara—. La profecía de los lobos destinados.

Lyra asintió, sorprendida por la intuición de Elara.

—¿Es verdad? —preguntó—. ¿Hay una profecía que habla de la unión de dos clanes?

Elara asintió lentamente.

—Sí, Lyra. La profecía dice que un día, dos almas de clanes enemigos se unirán, y solo entonces los clanes encontrarán la paz. Pero este camino estará lleno de desafíos y sacrificios.

Lyra sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que su encuentro con Kael no había sido una coincidencia, pero la magnitud de lo que estaba escuchando la abrumaba.

—¿Qué debo hacer? —preguntó, con una mezcla de determinación y miedo en su voz.

—Sigue a tu corazón, Lyra —respondió Elara—. El destino tiene formas misteriosas de manifestarse. No será fácil, pero si esta unión es verdadera, cambiará el curso de nuestra historia.

Mientras tanto, en el campamento Sombraluna, Kael también buscaba respuestas. Se dirigió a la cueva del anciano del clan, Thane, conocido por sus visiones y sabiduría. Thane lo recibió con una sonrisa enigmática.

—Kael, hijo de Sombraluna, ¿qué te trae por aquí? —preguntó Thane.

—Busco respuestas sobre una antigua profecía —respondió Kael—. Una que habla de la unión de dos clanes enemigos.

Thane asintió, sus ojos brillando con una sabiduría antigua.

—La profecía de los lobos destinados —dijo Thane—. Es una historia antigua, pero poderosa. Habla de un tiempo en que dos almas se unirán para traer paz entre los clanes. Pero este camino estará lleno de pruebas y sacrificios.

Kael sintió un peso en su pecho. Sabía que su encuentro con Lyra no había sido fortuito, pero las palabras de Thane le daban una nueva perspectiva.

—¿Qué debo hacer? —preguntó, con una mezcla de determinación y duda en su voz.

—Sigue tu corazón, Kael —respondió Thane—. El destino tiene formas misteriosas de manifestarse. No será fácil, pero si esta unión es verdadera, cambiará el curso de nuestra historia.

Esa noche, bajo la luz de la luna llena, Lyra y Kael miraron al cielo, sus corazones llenos de incertidumbre pero también de esperanza. Sabían que el camino que tenían por delante sería difícil, pero ambos estaban decididos a descubrir lo que el destino les tenía reservado.

Capítulo 3: La Sombra del Pasado

La tensión en el clan Luminara aumentaba con cada día que pasaba. Rumores sobre incursiones nocturnas de los Sombraluna llenaban las conversaciones entre los lobos. Lyra podía sentir el peso de la responsabilidad sobre sus hombros mientras intentaba mantener la calma entre su gente. Sin embargo, su mente seguía regresando a Kael y a la profecía que parecía tejer sus destinos juntos.

Una tarde, mientras caminaba por el borde del bosque, Lyra se encontró con Evelyn, quien la miró con preocupación.

—Lyra, ¿qué te pasa? —preguntó Evelyn, colocando una mano en su hombro—. Te he notado distraída últimamente.

Lyra suspiró, decidiendo confiar en su amiga.

—Anoche, vi a uno de los Sombraluna en el bosque —dijo Lyra—. Pero no fue un encuentro ordinario. Conocí a Kael.

Evelyn abrió los ojos con sorpresa.

—¿Kael Sombraluna? —exclamó—. ¿Qué pasó?

Lyra contó a Evelyn sobre su encuentro con Kael, la conexión que había sentido y la revelación de la profecía. Evelyn la escuchó atentamente, procesando la información.

—Es increíble, Lyra —dijo Evelyn después de un momento—. Pero también peligroso. Los Sombraluna no son conocidos por su amistad hacia nosotros.

Lyra asintió, sabiendo que Evelyn tenía razón. Sin embargo, algo dentro de ella le decía que Kael no era como los demás miembros de su clan.

Mientras tanto, en el campamento Sombraluna, Kael lidiaba con sus propios conflictos internos. La tensión con Lyra y la profecía que los unía lo mantenían despierto por las noches. Se encontraba con Damon en el borde del campamento, observando el horizonte con expresión sombría.

—¿Qué te preocupa, Kael? —preguntó Damon, mirándolo con curiosidad.

Kael suspiró, decidiendo confiar en su amigo.

—Anoche, tuve un encuentro con Lyra Luminara —dijo Kael—. Nos encontramos cazando en el bosque. Fue... extraño.

Damon frunció el ceño.

—¿Extraño cómo?

Kael le contó a Damon sobre su encuentro con Lyra, la conexión que había sentido y la revelación de la profecía. Damon escuchó en silencio, procesando la información.

—Esto es peligroso, Kael —dijo finalmente—. Los Luminara y los Sombraluna están en guerra. No podemos confiar en ellos.

Kael asintió, sabiendo que Damon tenía razón. Sin embargo, algo dentro de él le decía que Lyra era diferente.

Esa noche, Lyra y Kael se encontraron nuevamente en sus sueños. Ambos estaban de pie en el borde de un acantilado, mirando hacia un horizonte oscuro y lleno de incertidumbre.

—No sé qué hacer, Kael —dijo Lyra, mirándolo con ojos llenos de preocupación—. La profecía nos une, pero nuestros clanes están en guerra.

Kael asintió, su mirada fija en el horizonte.

—No podemos ignorar lo que sentimos, Lyra —respondió—. Pero debemos encontrar una manera de cumplir con nuestro destino sin destruir todo lo que conocemos.

Lyra suspiró, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.

—Lo sé, Kael. Pero ¿cómo podemos lograrlo?

Antes de que Kael pudiera responder, una sombra oscura se movió entre los árboles detrás de ellos. Ambos lobos se volvieron rápidamente, alertas y listos para enfrentar cualquier amenaza.

Sin embargo, la sombra desapareció tan rápidamente como había llegado, dejándolos con una sensación de inquietud.

—Debemos tener cuidado, Lyra —dijo Kael, su voz seria—. Hay fuerzas en juego que no entendemos completamente.

Lyra asintió, sintiendo un escalofrío recorrer su pelaje.

—Lo sé, Kael. Pero no podemos permitir que eso nos detenga. Debemos descubrir la verdad detrás de la profecía y encontrar la manera de cumplir con nuestro destino.

Kael la miró con determinación.

—Lo haremos, Lyra. Juntos.

Y así, bajo el cielo estrellado, Lyra y Kael hicieron un pacto silencioso de enfrentar los desafíos que se interponían en su camino hacia la paz y el amor.

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