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Círculos De Fuego: La Llama Eterna

CAPITULO 1: El despertar del guardián

Elian siempre había sido un joven común en el pequeño pueblo de Eldoria, conocido solo por sus historias sobre dragones y magia antigua. La vida transcurría tranquila, hasta el día en que descubrió una verdad oculta bajo sus pies.Era una mañana brumosa cuando Elian decidió explorar una cueva cerca del bosque. Había oído rumores de que esa cueva albergaba tesoros olvidados y secretos de tiempos pasados. Armado con una antorcha y su valentía, se adentró en la oscuridad, decidido a desvelar sus misterios.

A medida que avanzaba, las paredes de la cueva parecían susurrar su nombre, como si la misma piedra estuviera viva y consciente de su presencia. La antorcha iluminaba jeroglíficos antiguos que Elian no lograba entender, pero que sentía profundamente en su corazón. Algo lo estaba llamando.En el centro de la cueva, encontró un pedestal de piedra cubierto de polvo y telarañas. Sobre él, una caja de madera adornada con símbolos arcanos brillaba con una luz tenue. Con las manos temblorosas, Elian abrió la caja y descubrió un artefacto extraordinario: una llama, ardiente y eterna, que no quemaba pero emitía un calor reconfortante. Era la Llama Eterna, un objeto de leyendas.

Al tocar la llama, una visión lo inundó. Vio un mundo en ruinas, consumido por la oscuridad, y escuchó una voz que le decía: "Eres el guardián de la Llama Eterna. Tu destino está entrelazado con el de esta llama. Debes protegerla y evitar que caiga en manos malvadas."Elian, asombrado y confuso, cayó de rodillas. La llama flotaba ante él, como si lo estuviera examinando. En ese instante, sintió una conexión profunda con el artefacto y comprendió que su vida había cambiado para siempre. Sabía que debía aceptar su destino, aunque no entendiera completamente lo que eso significaba.

Salió de la cueva con la Llama Eterna en sus manos, decidido a protegerla y a descubrir más sobre su propósito. La noticia de su descubrimiento pronto se extendió por Eldoria, atrayendo tanto a aliados como a enemigos. La tranquilidad de su vida anterior se desvanecía, y en su lugar, surgía una misión que lo llevaría a enfrentarse a peligros inimaginables.

Esa noche, mientras el fuego de su hogar parpadeaba suavemente, Elian reflexionó sobre su destino. Sabía que el camino por delante sería arduo y lleno de incertidumbres, pero también lleno de oportunidades para demostrar su verdadero valor. La aventura de su vida había comenzado, y con la Llama Eterna a su lado, estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío que se presentara.

Con un corazón lleno de determinación y la llama guiando su camino, Elian se preparó para la misión que lo convertiría en el guardián que el mundo necesitaba. Los círculos de fuego se habían activado, y la Llama Eterna era la clave para proteger el equilibrio entre la luz y la oscuridad. La historia de un joven común destinado a ser un héroe apenas comenzaba.

Elian pasó la noche en vela, sus pensamientos consumidos por la visión que había experimentado en la cueva. Sabía que debía compartir su descubrimiento con alguien de confianza. Al amanecer, se dirigió a la casa de Kael, su amigo de toda la vida, que vivía en las afueras del pueblo. Kael, un joven fuerte y valiente, siempre había sido un hermano para Elian, y Elian sabía que podía contar con él.

Kael estaba trabajando en el campo cuando Elian llegó corriendo, la respiración agitada y la expresión en su rostro mostrando una mezcla de urgencia y determinación. Sin decir una palabra, Elian sacó la caja de madera de su mochila y la abrió, revelando la Llama Eterna.

—Kael, mira esto —dijo Elian, sus ojos brillando con una luz que no era solo del fuego en la caja.

Kael dejó caer sus herramientas y se acercó, asombrado por la visión de la llama mística.

—¿Qué es esto, Elian? —preguntó Kael, sus ojos reflejando tanto asombro como preocupación.

—Es la Llama Eterna —respondió Elian, cerrando la caja con cuidado—. La encontré en una cueva. Y hay algo más, Kael. Me eligió. Soy el guardián de esta llama. Hay una profecía… y necesito tu ayuda.

Kael, aunque desconcertado, no dudó en apoyar a su amigo. Sabía que algo extraordinario estaba en juego. Juntos, decidieron visitar a Lyra, una joven erudita y mística del pueblo que pasaba sus días estudiando textos antiguos y practicando artes mágicas.

Lyra los recibió en su modesta casa llena de libros y artefactos mágicos. Escuchó atentamente la historia de Elian y examinó la Llama Eterna con reverencia. Tras varios minutos de silencio, habló con una voz cargada de sabiduría.

—Elian, lo que has encontrado es algo más que una simple llama. La Llama Eterna es una parte esencial del Cetro del Destino. Este cetro, cuando está completo, tiene el poder de mantener el equilibrio entre la luz y la oscuridad en nuestro mundo. Pero hace siglos, fue dividido en tres partes para protegerlo de aquellos que buscarían usar su poder para el mal. Tu misión es reunir estas partes y restaurar el cetro.

Elian, Kael y Lyra formaron un equipo decidido a emprender la búsqueda de las otras piezas del cetro. Sabían que no sería una tarea fácil y que tendrían que enfrentarse a numerosos peligros. Su primer destino sería las montañas nevadas de Narath, donde, según los textos antiguos, se encontraba la primera pieza del cetro.

Antes de partir, Lyra realizó un ritual de protección sobre la Llama Eterna y los tres amigos juraron protegerse mutuamente en su misión. Con provisiones empacadas y corazones llenos de determinación, se despidieron de sus familias y se pusieron en marcha hacia las montañas, conscientes de que cada paso los acercaba a cumplir con la profecía y salvar su mundo de la oscuridad inminente.

La aventura apenas comenzaba, y con cada desafío que enfrentaban, los lazos de amistad y valentía entre ellos se fortalecían. El destino del mundo estaba en sus manos, y con la Llama Eterna guiándolos, estaban listos para enfrentarlo.

CAPITULO 2: En busca del Artefacto Perdido

Los días en Eldoria se volvieron más tensos a medida que la noticia del descubrimiento de Elian se propagaba. Algunos habitantes del pueblo lo miraban con respeto y admiración, mientras que otros susurraban entre ellos, temiendo las repercusiones de su hallazgo. Elian, consciente de los peligros que se cernían sobre él y la Llama Eterna, decidió que debía entender más sobre su origen y propósito.

Una noche, mientras revisaba los libros antiguos en la biblioteca del pueblo, encontró un manuscrito olvidado que hablaba de los Guardianes de la Llama Eterna. Estos guardianes, según la leyenda, eran elegidos para proteger la llama de aquellos que buscarían usar su poder para el mal. La llama, aunque poderosa, era solo una parte de un artefacto mayor: el Cetro del Destino. Este cetro, dividido en tres partes, tenía el poder de mantener el equilibrio en el mundo. Sin embargo, hacía siglos que las piezas del cetro se habían perdido, esparcidas por el mundo en lugares ocultos y peligrosos.

Elian sabía que debía encontrar estas piezas y restaurar el cetro para cumplir su misión. Pero no podía hacerlo solo. Recurrió a sus amigos más cercanos: Kael, un hábil guerrero con un corazón noble, y Lyra, una joven sabia en las artes místicas y conocedora de las antiguas leyendas. Juntos, formaron un equipo dispuesto a enfrentar cualquier desafío.

Su primera pista los llevó a las montañas nevadas de Narath, donde se decía que la primera pieza del cetro estaba oculta en un antiguo templo. El viaje fue arduo y lleno de peligros. Tuvieron que atravesar tormentas de nieve, escalar acantilados traicioneros y enfrentarse a criaturas salvajes que protegían el templo.

Al llegar al templo, se encontraron con una serie de pruebas diseñadas para proteger la pieza del cetro. Estas pruebas no solo desafiaban su fuerza física, sino también su inteligencia y su capacidad para trabajar en equipo. A medida que superaban cada prueba, sus lazos de amistad y confianza se fortalecían.

Finalmente, llegaron a la cámara central del templo, donde encontraron la primera pieza del Cetro del Destino. La pieza era un fragmento brillante de cristal, incrustado en una estatua de un antiguo guardián. Alian sintió una oleada de energía al sostener el fragmento. La llama en su posesión brilló más intensamente, como si reconociera la importancia del hallazgo.Pero no estaban solos. Un grupo de mercenarios, liderado por un oscuro hechicero llamado Malakar, había seguido sus pasos. Malakar había oído hablar de la Llama Eterna y ansiaba su poder para dominar el mundo. Una feroz batalla se desató en el templo. Kael y Lyra lucharon valientemente junto a Elian, defendiendo la pieza del cetro con todas sus fuerzas.

En el último momento, con sus enemigos derrotados y el templo a punto de colapsar, Elian y su equipo lograron escapar con la pieza del cetro. Habían ganado una batalla, pero la guerra por la protección de la Llama Eterna y el equilibrio del mundo apenas comenzaba.

Con una pieza del cetro en su poder, Elian sabía que su misión estaba lejos de completarse. Pero con la ayuda de sus amigos y la determinación en su corazón, estaba listo para enfrentar cualquier obstáculo que se presentara. La búsqueda de las otras piezas del cetro los llevaría a lugares aún más peligrosos y revelaría secretos que cambiarían sus vidas para siempre.

El viaje hacia las montañas de Narath fue largo y lleno de desafíos. Elian, Kael y Lyra avanzaban con cautela, enfrentándose a terrenos accidentados, clima inclemente y criaturas salvajes. La nieve y el hielo dificultaban cada paso, pero la determinación de los tres amigos nunca flaqueaba. Sabían que encontrar la primera pieza del Cetro del Destino era crucial para su misión.

Una tarde, mientras acampaban al pie de una montaña, Lyra decidió consultar un antiguo mapa que había encontrado en la biblioteca del pueblo. Según el mapa, el templo donde se encontraba la primera pieza estaba escondido en un valle secreto, rodeado por picos escarpados y protegido por antiguas barreras mágicas.

—Debemos estar cerca —dijo Lyra, señalando un punto en el mapa—. Este valle debería estar justo detrás de esa cadena montañosa.

Pero debemos estar preparados para enfrentar pruebas mágicas y físicas.

A la mañana siguiente, con renovada energía, el grupo se puso en marcha. La subida fue extenuante, pero al llegar a la cima, fueron recompensados con una vista impresionante del valle oculto. En el centro del valle, parcialmente cubierto de nieve, se alzaba el templo antiguo, sus paredes de piedra adornadas con símbolos que brillaban tenuemente.

Al acercarse al templo, una sensación de antigüedad y poder envolvió a los tres amigos. La entrada estaba flanqueada por estatuas de antiguos guardianes, y una inscripción en una lengua antigua advertía sobre los peligros que esperaban a los intrusos.

—Parece que estamos en el lugar correcto —murmuró Kael, ajustando su espada en el cinturón.

Elian, sosteniendo la Llama Eterna, se adelantó y empujó las enormes puertas de piedra. Con un crujido profundo, las puertas se abrieron, revelando un pasillo oscuro y silencioso. La llama en sus manos iluminó el camino, revelando paredes cubiertas de jeroglíficos y símbolos arcanos.

—Debemos estar alerta —advirtió Lyra—. Este templo ha sido protegido por siglos. Las pruebas serán difíciles.

El pasillo los condujo a una cámara amplia, donde se encontraron con la primera prueba: un laberinto de espejos encantados. Cada espejo reflejaba no solo sus imágenes, sino también sus miedos y dudas más profundos.

Mientras navegaban por el laberinto, tuvieron que enfrentarse a sus propias inseguridades y temores. Pero con cada paso, sus lazos de amistad se fortalecían, recordándoles que no estaban solos en esta misión.

Superado el laberinto, llegaron a una sala con un pedestal en el centro, sobre el cual flotaba un fragmento de cristal brillante: la primera pieza del Cetro del Destino. Sin embargo, al intentar tomar el fragmento, se desató la segunda prueba: guardianes de piedra cobraron vida y atacaron al grupo.Kael, con su destreza de guerrero, enfrentó a los guardianes con valentía. Lyra utilizó su magia para debilitarlos, mientras Elian, protegiendo la Llama Eterna, buscaba una manera de detenerlos. Tras una intensa batalla, lograron derrotar a los guardianes y tomar la pieza del cetro.

Sin embargo, al salir del templo, fueron emboscados por Malakar y su grupo de mercenarios, quienes habían seguido sus pasos. Malakar, un hechicero oscuro, ansiaba el poder del cetro para sus propios fines malévolos. Una feroz lucha se desató, pero con la ayuda de la Llama Eterna y el poder de la primera pieza del cetro, Elian y sus amigos lograron repeler a los atacantes y escapar del valle.

Con la primera pieza del cetro en su poder, el grupo sabía que su misión estaba lejos de terminar. Cada vez más conscientes del peligro que representaba Malakar, se prepararon para la siguiente etapa de su viaje. Debían encontrar las otras dos piezas del cetro y restaurarlo antes de que Malakar pudiera obtenerlo.

La aventura continuaba, y con cada desafío superado, Elian, Kael y Lyra se acercaban más a su destino. La Llama Eterna seguía siendo su guía, y con el cetro incompleto, sabían que su misión apenas comenzaba. Se despidieron del templo y del valle oculto, cargados con el peso de la responsabilidad y la esperanza de restaurar el equilibrio en el mundo.

A medida que se alejaban de las montañas de Narath, una sensación de logro los envolvía, pero también la conciencia de que los peligros aumentarían. Malakar no se detendría en su búsqueda del cetro y haría todo lo posible por detenerlos. Elian, sosteniendo la pieza del cetro, sintió la conexión con la Llama Eterna fortalecerse, y con ella, una mayor comprensión de su propósito.

De regreso en Eldoria, la noticia de su éxito se esparció rápidamente, llenando a los aldeanos de esperanza y admiración. Sin embargo, Elian y sus amigos sabían que no podían quedarse mucho tiempo. El próximo destino los llamaba, y las pistas los guiaban hacia el desierto de Aranthia, donde se decía que la segunda pieza del cetro estaba oculta en una ciudad perdida bajo las arenas.

Preparados para el calor abrasador y las tormentas de arena, el trío se equipó con provisiones y mapas antiguos. La travesía por el desierto sería peligrosa, pero la determinación de encontrar la pieza superaba cualquier temor. En el horizonte, las dunas se extendían como un océano dorado, desafiándolos a seguir adelante.

CAPITULO 3: La ciudad Enterrrada

Las noches en el desierto eran frías y las tormentas de arena feroces. Durante días, Elian, Kael y Lyra avanzaron con dificultad, enfrentándose a serpientes venenosas y escorpiones gigantes. Pero el desierto también ofrecía momentos de belleza y serenidad, con cielos estrellados y amaneceres dorados que les recordaban la grandeza del mundo que buscaban proteger.

Finalmente, tras una ardua travesía, llegaron a las ruinas de una antigua ciudad, casi completamente enterrada bajo las arenas del desierto. Las estructuras que aún se mantenían en pie mostraban signos de una civilización avanzada, pero abandonada hacía mucho tiempo. Según los mapas y los textos antiguos, la segunda pieza del cetro estaba oculta en una cámara secreta dentro del templo principal.

Al adentrarse en las ruinas, el grupo sintió una presencia antigua y poderosa. Las paredes del templo estaban cubiertas de inscripciones que contaban la historia de la ciudad y su caída. Lyra, con su conocimiento de lenguas antiguas, descifró las inscripciones, descubriendo que la ciudad había sido protegida por guardianes elementales, seres mágicos que aún vigilaban los secretos del lugar.

En el corazón del templo, encontraron una puerta sellada con runas mágicas. Con la ayuda de la Llama Eterna, Elian pudo desactivar las protecciones y abrir la puerta, revelando una cámara iluminada por un cristal azul brillante: la segunda pieza del Cetro del Destino.

Sin embargo, al tomar el cristal, los guardianes elementales se despertaron, desatando su furia.

Kael y Lyra lucharon valientemente contra los guardianes de fuego y aire, mientras Elian usaba la Llama Eterna para mantener a raya a los guardianes de tierra y agua. La batalla fue intensa, pero su trabajo en equipo y su determinación les permitieron superar a los guardianes y reclamar la pieza del cetro.

Con la segunda pieza en su poder, el grupo supo que habían dado otro paso crucial hacia la restauración del cetro. Sin embargo, también comprendieron que Malakar no estaba lejos y que cada victoria los acercaba más a un enfrentamiento inevitable con el hechicero oscuro. Su siguiente destino sería la selva de Azuria, donde, según los antiguos textos, la última pieza del Cetro del Destino estaba escondida en un templo olvidado.

Elian, Kael y Lyra emprendieron el camino de regreso a Eldoria, sabiendo que debían prepararse para el próximo desafío. El viaje por el desierto fue tan arduo como la ida, pero la esperanza de completar el cetro y restaurar el equilibrio en el mundo los impulsaba a seguir adelante.

Malakar, con una sonrisa siniestra en el rostro, bloqueó su camino. "Pensasteis que sería tan fácil," dijo, su voz resonando con un tono de desdén. Detrás de él, sus mercenarios se preparaban para el ataque, armados con magia oscura y determinación implacable.

Elian, Kael y Lyra intercambiaron miradas llenas de determinación. A pesar del cansancio y el desafío que tenían delante, no podían permitirse fallar. El destino de Eldoria y el equilibrio del mundo estaban en juego.

"¡No nos detendrás, Malakar!" gritó Kael, empuñando su espada con firmeza.Lyra invocó rápidamente un escudo mágico para proteger al grupo de los primeros ataques. Las explosiones de energía mágica iluminaron la selva mientras los dos grupos chocaban en un enfrentamiento épico. Criaturas selváticas se unieron al caos, atrapadas entre el fuego cruzado de los hechizos.

Elian se lanzó contra Malakar con el cetro incompleto en mano. Los dos magos se enfrentaron en un duelo de habilidades y estrategia. Malakar, con su conocimiento profundo de la magia oscura, lanzaba hechizos devastadores, pero Elian respondía con la pureza de la Llama Eterna, canalizando su energía para proteger a sus amigos y debilitar a su enemigo.

La batalla se prolongó durante horas, cada momento lleno de tensión y peligro. Los poderes de Elian y Malakar chocaban, iluminando el bosque con destellos de luz y oscuridad. Finalmente, con un esfuerzo final, Elian logró desarmar a Malakar y desviar su hechizo final.Malakar, derrotado pero no rendido, retrocedió entre las sombras de la selva.

"Esto no ha terminado, Elian," dijo con voz amenazante antes de desaparecer en la oscuridad.

Con Malakar y sus secuaces derrotados por ahora, Elian, Kael y Lyra se tomaron un momento para recuperarse. Sabían que aún tenían un largo camino por delante para completar el Cetro del Destino y restaurar la paz en Eldoria.

Con la última pieza en su poder y el cetro casi completo, el grupo regresó a Eldoria con renovada determinación y la certeza de que la verdadera batalla aún estaba por venir.

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