NARRA ANELIS:

Nunca me había parado a pensar que el karma algún día golpearía mi puerta. Todo comenzó hace tres meces atrás.

Mi madre siempre fue una mujer muy sana y siempre alardeaba de eso. Que nunca se enfermaba, que nunca le faltaba energía y de lo bien que se sentía diariamente.

Todo eso cambio cuando un automóvil se interpuso en su camino.

Cabe destacar que no somos personas adineradas, si trabajadoras. Desde que tengo uso de razón mi madre trabajo. Nunca termino sus estudios ya que se quedó embarazada de mi muy joven y sus padres la echaron como si de un delincuente se tratase.

Desde que dejo de depender de sus padres, ella se ocupó de que no le faltara ni me faltara nada. Su carisma la llevo a conseguir trabajo rápido, aun embarazada. Lo feo que nunca consiguió algo permanente hasta hace alrededor de tres meses.

Si así fue, el día en el que ella se presentaría a una entrevista laboral para una gran compañía como ayudante de limpieza, ese mismo día ocurrió el accidente dejándola hospitalizada de casi forma permanente.

No voy a detallar todo lo que sufrió, solo destacare que con la ayuda profesional indiada puede llegar a lograr que salga de la cama en la que esta. Pero como ya se imaginarán esa ayuda profesional cuesta un dinero del que no dispongo.

Mi vida se resume en un antes y un después de ese accidente. Antes estudiaba en la universidad en mi primer año de mi carrera como enfermera profesional. Me hubiera gustado estudiar para ser médico, pero eso requiere dinero que no tengo y lo más cercano es la enfermería. Debo destacar que la salida laboral del enfermero es inmediata.

En mis tiempos libres trabajaba en una cafetería cercana a la universidad y mi madre se desempañaba como dama de compañía, asistiendo a personas mayores que no querían terminar en un asilo u hogar para ansíanos. Ganaba bien y los nonos la quieren mucho.

La nueva llagada de ese empleo en esa compañía le daría la posibilidad de trabajar en el día mientras que en las noches seguiría trabajando de asistente para adultos mayores. Ella quería ayudarme para que no tenga que trabajar y así me concentré solo en el estudio de mi carrera.

Luego del accidente tuve que dejar la universidad. La razón es simple y no requiere mucha explicación. Los gastos médicos eran elevados. Estuvo alrededor de dos meses y medio en una clínica internada y el costo se llevó todos mis ahorros.

Llegado el día del alta, ella necesita constantemente atención de terceros. Por tanto, tuve que contratar una enfermera para que la atienda cuando yo no estuviese en casa.

Por suerte cuento vecinas, que me ayudan un montón. Pero para que mi madre se recupere y salga de esa cama necesita asistencia desde fisioterapia hasta fonoaudiología.

Sin una mutual o cobertura de salud que me ayude con el tratamiento todo gasto corre por mi cuenta y hasta ahora solo logro cubrir los gastos de la enfermera.

Estoy llegando a desesperarme, sin saber cómo hacer para conseguir más dinero. La renta esta por vencer y ya debo un mes. Los alimentos están escaseando y mi madre se alimenta por sonda.

He tratado de hacer diversos trabajos en línea para poder juntar dinero sin tener que moverme de mi casa y pasar tiempo con mi madre sin que eso sea un gasto.

Una amiga me sugirió inscribirme en una página para adultos que consistía en sexting. No dio resultado. No se expresarme y menos si se trata de sexo, cosa que ni recuerdo cuando fue la última vez que alguien me toco. Bueno si, fue en mi baile de graduación de la secundaria. Mi compañero fue Maximiliano Rigatti y lo peor de la experiencia que solo se ocupó de él y yo me quede a medias.

Y hasta el momento se puede decir que es mi única y ultima experiencia cercana con el sexo opuesto que he tenido. Trágico.

Mis estudios, mi trabajo no me dejaba muchos momentos para salir, y sin contar que no soy muy fiestera que digamos. Prefiero pasar mis días leyendo un buen libro o viendo una película que estando en bares malgastando mi dinero.

Ahora mis días se resumen en trabajo, cuidar a mi madre y dormir malamente porque mi cerebro no deja de estar preocupado.

Otro de mis tantos trabajos online que creí que sería buena idea, fue escribir en línea y publicar. Pero soy un queso, de esos rancios. No soy buena en eso y creo que se debe más a mi preocupación que a otra cosa.

Mi compañera de trabajo me sugirió que me buscara un suggar daddy pero ni chiflada hago eso. No tengo estomago como para dejar que un vieje verdete me toque un pelete.

Ese mismo día en que la sola idea de que otro que no sea la persona que me guste me toque, en la gran pantalla salió una noticia que estaba siendo furor en cuestión de aplicaciones.

Era nada más y nada menos que una app dedicada al matrimonio convenido. Si señores, hasta ese punto hemos llegados. Que el vivieron felices y comieron perdices se mida con una chequera y no con el amor.

Con mi compañera no dejamos de burlarnos y reinos por un buen rato de quien llegaría a ese punto en postularse para ser moneda de cambio.

Pero, aunque no lo creíamos posible, la app era un total éxito. Con más de miles de casamientos diarios. Los enlaces podían constar desde un año o hasta un tiempo por años donde la parte demandante debería pagar al solicitante una suma que se daría en un acuerdo prenupcial.

Todo se daba de manera virtual, sin tener que las partes llegar a conocerse y como era de esperarse cada uno podría hacer su vida como hasta el momento.

Por un momento pensé ¿Quién llegaría a casarse con alguien solo para tener un ingreso mensual? Y la respuesta es casi descabellada, miles de personas. ¿Dónde quedaba la dignidad en esos enlaces? ¿Dónde iba a para el amor y el romanticismo?

Si bien es una manera de crear algo seguro, después de todo, los matrimonios arreglados surgieron muchísimo antes de que esta app lo hiciera ver tan cómodo y conveniente, no deja de ser algo anticuado.

Como sea, en ese momento con mi compañera Rebeca, solo pensábamos en burlarnos de todas las estúpidas que caerían en esos tratos.

Nunca pensé en el día que yo sería una de esas tantas que estaría inspeccionando la app y luego postulándose como ganado en una subasta.

Así fue como el karma, o los gastos que ya no sabía cómo afrontarlos, me llevaron hacer eso tan humillante.

Anteriormente y contra todo pronóstico de éxito, me presente ante la familia de mi madre, como último recurso, a pedir un poco de caridad o misericordia. Su familia es una da las más adineradas del condado. Pero, así como tienen dinero son arrogantes y despreciables.

Mi pronóstico de poco éxito fue certero, prácticamente me sacaron a patadas de esa casa, alegando que ellos no tenían una hija llamada Felicia Adams. Con eso supe muy bien que la caridad y la misericordia no son bocablos que lleguen a esa familia, mi familia que es aun peor.

Decepcionada llego a mi casa encontrándome con un revuelo. Mi madre tubo un ataque y estaban subiéndola a una camilla para llevarla nuevamente al hospital.

Dejando de lado mis preocupaciones, prepare un bolso con sus cosas y otro para mí. Aunque ya estaba todo preparado, yo insistía en tener siempre algo armado por las dudas que esto pasara y no tener que andar a último momento preparando para salir con urgencia.

La mirada triste de mi madre me parte el alma, mientras estamos en la ambulancia, tomo su mano y aprieto fuerte.

—Ya llegaremos, mama —digo ocultando mi preocupación, con una sonrisa—. Todo estará bien.

Veo como de sus ojos caen las lágrimas, sé que sufre, no quiere ser una carga para mí. Me cuesta hacerle entender que no es una carga, que es mi persona favorita en este mundo. Mas nunca le digo que tengo miedo a quedarme sola. Soy egoísta, debería dejarla ir y que deje de sufrir, pero sé que todavía tiene mucho camino por recorrer.

Algún día me casare y tendré hijos y ella será la abuela que siempre dijo que seria y este momento solo será un mal recuerdo, una piedra en el camino, una prueba que superar.

Mientras estoy en la clínica haciéndole compañía a mi madre, inspecciono la app de matrimonios y dejando mi alma y la dignidad encerrada en lo más oscuro de mi ser, me postulo.

Luego de tal Azaña, miro a mi madre que sigue dormida y me levanto para ir a la máquina expendedora por un café asquerosamente amargo y una barra proteica.

Al volver a la habitación veo que tengo una notificación. No puedo creerlo, ya tengo una propuesta de matrimonio. Es increíble ya que no puse foto de perfil, solo para resguardar algo de mi dignidad.

El chiste es que el que me propone matrimonio solo aparece una foto de su perfil que solo se puede ver a alguien trabajando con la cabeza gacha, pero de fondo se nota que es una oficina que da a la ciudad. Hermosa vista para tener la cabeza todo el día entre papeles. Cosas de ricos –pienso.