Una lluvia intensa con el cielo oscuro donde podías perderte si quisieras en un instante los sonidos de la ambulancia era lo único que se podía oír. Todo a mi alrededor había perdido sonido entrando en un estado de completo silencio en donde solo podía presenciar de rodillas como la persona que amaba estaba herida, la sangre no paraba por más que la lluvia, hacía lo posible por borrar cada rastro, él se encontraba delante de mí con una sonrisa que hace tiempo no había visto.
Esa sonrisa que había sido mi salvación, yo misma la apagué por un estúpido amor no correspondido, por celos que no debían existir por ser la persona más egoísta, solo por querer que él esté a mi lado. Tan solo quería tenerlo a mi lado ¿Eso era tan difícil?
¿Era tan malo? Para que me quitaran todo en un instante.
Logan Harper era un chico alegre, entusiasta con todo lo que se proponía, para él nada era imposible, sus ojos castaños muchas veces brillaban más que el mismo sol, mientras su sonrisa daba una sensación de dulzura, su cabello del mismo color que a sus ojos le daban más vida... Él lo era todo en un mundo pequeño. Ahora no hay nada que pueda cambiar el hecho de que le quite su felicidad; la culpable de que no esté con quien debería soy yo.
—Lo siento, Lo siento— dije en voz alta, como si con pedir perdón pudiera solucionar todo, como si borraría el hecho de hacerlo infeliz por mi egoísmo.
— No tienes... Coff Coff escuchó a Mila-su toque era cálido, había vuelto esa calidez después de mucho en un día como este. En una despedida —Sé feliz.
Como si eso fuera lo único que me dejaría, como si mi mundo se viniera abajo, esa mano cálida se tumbó en el suelo frío, y esos ojos se cerraron para siempre mientras los de la ambulancia le daban primeros auxilios a una persona que ya no respiraba.
¿Sé feliz? Logan, tú debiste desearme lo contrario a una felicidad, desde que te conocí nunca me culpaste por nada, todo lo contrario, pero esta vez cruce la raya y aún así tú me deseas felicidad. Cuando te arrebate la tuya.
—¡¡NO MEREZCO SER FELIZ LOGAN!! ¡No lo merezco!
Grite al cielo, mientras la lluvia caía, lo que sentía era culpa, remordimiento, queriendo acabar con toda esa pesadilla.
Después de caminar sin rumbo me encontré con un puente, uno de esos donde estás dispuesto a perder tu vida.
Solo quiero algo, solo una cosa, quiero que Logan sea feliz. Sin dudarlo me lancé en las aguas profundas, en aquellas que se llevaron mis lágrimas, mis deseos de seguir haciendo que caiga en lo más profundo, presenciando cada recuerdo, cada día, desde que te conocí, no hice más que amarte y eso fue un error, porque de haber sabido que ese era tu final me habría quedado sentada sin hacer ningún movimiento, solo viéndote sonreír entre las sombras.
Quiero algo, solo una cosa, quiero que Logan sea feliz.
Esta vez quiero que seas feliz.
"Nunca es tarde para el arrepentimiento"
¿Sabes cómo luce un héroe? ¿Cómo crees que es? Será como en los dibujos animados, con su bella capa de color rojo, con un traje épico que lleve al frente una inicial de su nombre, seguro que es alto, fuerte y guapísimo.
Mi héroe era todo lo contrario, no llevaba capa, no tenía un traje épico ni la inicial de su nombre en su traje. Era un niño pequeño, con unos shorts de color verde y solera de monstruos pintados en él. Al vivir con unos padres que se la pasaban en el trabajo, me quedaba sola la mayor parte del tiempo, en un departamento pequeño de un barrio a las afueras de Aspen. Nunca salí de ese departamento porque me dijeron que era peligroso. Mis padres tenían razón, al salir unos niños bravucones me empujaron queriendo quitarme todo lo que tenía, antes de comenzar a llorar por el raspón que había en mi rodilla ocasionada por la caída, delante de mí apreció un niño con los brazos extendidos gritando "No la molesten" a unos niños que eran mucho más fuertes que él. ¿Acaso me estaba defendiendo? ¿Por qué?
Los bravucones no se lo tomaron bien, agarraron al pequeño niño del cuello, levantándolo de manera sencilla, aún en esa poción el niño gruñía contra ellos, por un momento sus ojos castaños chocaron con los míos, en palabras sencillas, difíciles de escuchar, solo yo puedo oírlas "Anda vete, yo te protejo" sus delicadas palabras me armaron de valor para ponerme de pie, y empezar a morder al niño más grande que había. La pelea no fue tan grave; los bravucones quedaron con mordidas y patadas, mientras nosotros quedamos con pequeñas heridas en el rostro. Al vernos comenzamos a reírnos y desde ese día él se había convertido en mi héroe.
—Mi nombre es Logan Harper y ¿Tú eres?
El nombre de mi héroe era Logan con la inicial de L en su pecho y con una capa invisible, con una sonrisa preciosa... Al querer decir mi nombre cambié de escenario tal como en las películas y me vi envuelta nuevamente en esa noche gris, con la lluvia como intermitente, viendo otra vez a Logan en el suelo desangrándose delante mío, y yo sin poder hacer nada más que pedir ayuda. No quiero volver a lo mismo, quiero que esto no sea real.
Como si los Dioses me hubiesen escuchado, y el mismo cielo hubiera visto mi arrepentimiento, la alarma de mi habitación sonó haciendo que de un brinco, al abrir los ojos a un no podía creerlo, procesase un poco lo sucedido, pensando que tal vez era un sueño, pero las cosas que viví no podrían solo tratarse de una pesadilla. La habitación era la misma que tenía cuando vivía en el departamento a las afueras de Aspen, las paredes pintadas de un rosa claro, los muebles blancos, una pequeña ventana en el lado izquierdo de la puerta con una cortina púrpura, libros de secundaria en mi escritorio, frazadas florales y un sol pintado en el techo.
Era claro que esta era mi habitación antes de irme a vivir a la casa grande donde me había mudado al ingresar a la universidad. Salté al espejo que se encontraba en la derecha de la puerta. Unos ojos verdes llorosos, un cabello más corto del que tenía antes y una estatura de una chica de secundaria. Al verme no podía creerlo, di un pellizco a mis mejillas para despertarme, pero nada cambió, las lágrimas salieron en acto de hacerse notar, cayendo al suelo de rodillas. Había vuelto y volví para remediar el daño ocasionado. Lo primero que vi fue aquel calendario de rosas silvestres al que siempre apuntaba todas las fechas importantes, el año, el día, la fecha, no era ninguna broma, había vuelto tres años atrás antes del incidente...
—Mila se hará tarde ya despierta...— Mi madre abrió la puerta, y viendo que estaba en el suelo rápidamente se dispuso a correr donde estaba. — ¿Qué sucede? ¿Te duele algo? ¿Qué pasa hija, no me asustes por favor?
Esa voz hizo que me estremeciera y a la vez me sienta tan indefensa esperando una sola cosa el abrazo de mi madre, Elena Gensin era una mujer de cabellera rubia y los ojos verdes iguales que los míos, mi madre era hermosa hace tanto que no la veía y ahora puedo abrazarla, sentir su delicado perfume a rosas, y sentir sus cálidos abrazos.
—Mamá no te preocupes estoy bien —sonreí al verla tan conmocionada, no quería que esté triste.
—Y si mejor me quedo, puedo pedir permiso en el trabajo y tú te quedarás conmigo —dijo buscando su teléfono.
—No —negué que llamara a su jefe —Estoy bien mamá, solo tuve una pesadilla. No quería que se preocupara ni mucho menos que por mí deje de ir a su trabajo.
Mi padre Jhoan Gensin entró todo preocupado a mi habitación por el alboroto que había provocado, ambos quisieron quedarse, pero se los impedí diciéndoles que todo estaba bien que solo era una pesadilla. Aunque no se fueron contentos, al final optaron por ir a sus respectivos trabajos.
En el pasado antes de que vuelva, me fui del departamento dejando atrás a mis padres aunque me rogaron que me quedara no les hice caso ni les di importancia solo me fui sin decir más, sin volver atrás. Mis padres nunca fueron malas personas, ellos trabajaban mucho para poder sacarme adelante, su trabajo les exigía mucho y eso conllevaba a dejarme sola todas las mañanas.
Si me hubiera quedado con ellos tal vez nunca hubiera perdido algo tan importante. Antes de subir a mi habitación el timbre sonó, pensé que se habían olvidado algo.
—Ya les dije que estoy bien así que...
— Sigues en mi pijama, que rara eres. Te informo que ya es hora de irnos, me iré sin ti si no te apresuras pequeña mimada.
Mi rostro se entumeció, hice que mis mejillas se humedecieran otra vez, lo vi, vi a mi héroe frente a mí, con una sonrisa peculiar, sus ojos castaños me miraban con preocupación mientras su peinado no había cambiado nada. Toda despeinada.
— Mila ¿Estás bien? Si estas...
Antes de que termine salté en sus brazos dándole un abrazo que tanto quería, el hecho de verlo vivo sonriendo era la clara evidencia de que había retrocedido en el tiempo y esta vez haré que Logan sea feliz, no seré la villana de su historia otra vez.
Este chico fue mi salvación en la niñez y desde entonces nos convertimos en buenos amigos cambiando el hecho de que éramos vecinos. Siempre juntos, como la primera vez que nos caímos de las bicicletas, la primera vez que fuimos a la primaria o cómo hacíamos travesuras sin medir el tiempo, recibiendo regañadientes por parte de nuestras madres. Logan vivía solo con su madre, una mujer de acento peculiar pelirroja de ojos castaños. Ella era tan hermosa como mi madre.
Al pasar por la secundaria todo cambió, ambos éramos conocidos como la pareja del momento, a lo que ninguno de los dos respondía o ponía una advertencia de negación, eso no me molesta porque después de todo. Logan me gustaba.
Si pudiera decir donde todo fue mal, pues puedo empezar desde que apareció Keiko Sato, una japonesa de cabellera negra larga brillante y ojos como la almendra negros llenos de vida, a primera vista ella era una belleza adorable. No la hubiera odiado si Logan no hubiera dicho que ella era realmente hermosa con un toque de rubor en sus mejillas y una de sus manos cubriendo su boca...
Keiko Sato era una estudiante trasferida que le cayó bien a todo mundo, pero estaba claro que había un pequeño grupo de personas que no les caía del todo bien y en esas personas me encontraba yo. Ella se había robado toda la atención de Logan y eso hizo que hirviera de celos, con ganas de que acabara con ella con falsas sonrisas. Me hice su amiga, aconsejándola mal o haciendo que Logan la odie. Pero nada podía separarlos ellos desde que se vieron habían hecho un clip imposible de romper, las miradas de Logan, los sonrojos, eran para Keiko solo para ella. Hice de todo para separarlos, sin haber obtenido buenos resultados, al final logré que un chico llamado Esteban hiciera que Keiko y él parecieran pareja, Logan se sentía traicionado y fue corriendo donde mí, sin escuchar las palabras de Keiko por mi consejo ellos terminaron. No podía estar más feliz.
Esa felicidad se terminó cuando Logan no dejaba de pensar en Keiko, su sonrisa se había trasformado en una mirada fría, y al ingresar en la universidad ninguno de los dos éramos los mismos. Por más que intente que Logan volviera hacer el de antes me resultaba imposible, hasta que un día Keiko se apreció delante de él. Como obra del destino él corrió donde ella, dejándome atrás.
Haciéndome presente de su acto de amor, Keiko le contó toda la verdad, y era obvio que ella había investigado así dejando en evidencia que yo era la culpable. Logan no me miró, no me pidió ninguna explicación, solo me ignoró, aun así lo detuve porque quise explicarle algo que era muy claro... Logan solo se quedó callado mientras le gritaba que lo hice porque lo quería. Él se fue sin decir nada, lo difícil fue ver como se marchaba a los brazos de Keiko sin decir adiós, los días trascurrieron con normalidad, la única que no estaba normal era mi vida, ya no salía, ya no comía, solo esperaba el regreso de Logan... Así llegó el día menos esperado, Logan regresó con la mirada más triste, Keiko se había marchado de vuelta a Japón, y el tiempo para ellos se había detenido llegando a la conclusión de que no eran los míos. Ellos terminaron ¿habían ganado? Pero a que costo.
Logan no dijo nada, se quedó conmigo como un muñeco roto sin sonreír, siguiendo órdenes, nunca me culpó solo se quedó en silencio, a pesar de tenerlo a mi lado ya nada era igual, no podía hacer nada... Un día él salió de esa casa que era una jaula para él, aunque corrí en su búsqueda ya era tarde. Volviendo a la escena donde Logan me desea felicidad sin haber él obtenido ninguna felicidad por mi culpa... Todo fue mi culpa y Logan no me culpó.
—Logan esta vez haré lo imposible para que seas feliz— anunció al verlo.
Porque ahora tengo la oportunidad de cambiar todo, frente a mí estaba un Logan sonriente risueño de la vida, con el uniforme del instituto que le quedaba bien, camisa blanca desabotonada los primeros botones, unos pantalones a cuadros color celestes y una mochila negra en su hombro, con esos ojos que no dejaron de brillar... Él está aquí, no se fue.
— Estás loca, vamos a cambiarte antes de que me vaya sin ti — recibí un pequeño golpe en la frente de su parte — Y de qué rayos hablas — da una señal a sí mismo — Soy feliz.
Mantendré esas palabras para que nunca se disuelvan.
—Eso dolió tarado —señalé el sofá que estaba en la sala— Ve a sentarte ahí.
—Ya era hora de que me den una buena atención— dramatizó la situación. Logan era a veces como un niño al cual si le quitan el dulce llora para que se lo devuelvan y cuando se lo devuelven los golpea. Terminó riendo muchas veces por sus ocurrencias de niño valiente lastimado.
—¡Cállate Logan y siéntate sin hacer ruido!
—Como ordene jefa— hace un gesto militar, al verme ir a mi habitación.
Si de algo estaba segura, era de que no volvería a cometer el mismo error, no volvería a sentir celos, ni obstruiría la felicidad de mi amigo, si para eso tenía que sacrificar mi amor por su felicidad lo haría... Aunque este corazón se rompa seguiría ahí para ver que esas dos personas sean felices en esta vida.
—¡Mila apúrate que se hace tarde, si haces que corra por castigo te daré una paliza! —protestó con fuerte volumen.
—¡Ya voy, no grites por un demonio! —devolví su protesta.
Al ponerme el uniforme mirándome en el espejo, me aseguré bien qué día era, y como lo supuse mañana será el día donde Keiko Sato aparecerá en la vida de Logan... Ahora si tenían tiempo ya nadie interferiría con su amor, los estaré apoyando desde las bancas porque desde un principio ese era mi lugar, solo mirar sus espaldas, siendo solo una vidente de la felicidad y el amor de quienes por egoísmo mío no lograron concretar su amor...
"Una línea trazada en distintos caminos"
El instituto Fleming era uno mixto en donde podían asistir tanto hombres como mujeres, aparte de sus destacados reglamentos, donde consistía en que la puntualidad era fundamental como también tener el uniforme intacto.
Logan no cumplía con ninguno, estaba atrasado de la hora de inicio y su uniforme no estaba del todo completo y su cabellera tampoco estaba peinada. Antes de que me mire con una mirada asesina, mire al frente evitando esos ojos castaños que me difuminaban con la mirada. Esto era porque era mi culpa que llegáramos tarde.
El Maestro Olivera de educación física hizo que corramos como castigo toda la cancha dando alrededor de 10 vueltas, era un hombre de mediana edad, con algunos cabellos blancos salidos de su cabellera negra, puesto sus impecables anteojos y no podía faltar su deportivo que de todos los años era con lo único que lo había visto puesto.
—¡No se queden quietos, muevan sus bonitos traseros, niños malcriados! —grita a todo pulmón con un silbato pitando a unos segundos.
Su manera de hablar era grotesca, muchas veces me hizo sentir que estaba en el ejército y que él era mi comandante a cargo, tal vez por eso soy buena corriendo.
Mientras corría observé todo el plantel del instituto, en esta cancha gigante con césped artificial, las líneas pintadas blancas eran donde jugaba Logan cada partido que tenía de fútbol americano. Si nos adentramos más adentro encontramos la cancha de baloncesto y voleibol, que no era nada comparado con esta cancha, pero su suelo estaba pintado de color rojo y azul con la mascota de sus respectivos equipos en el medio. Antes de entrar a las aulas que se dividían en tres pisos estaba el jardín, un jardín tan hermoso lleno de flores color violeta como también de temporada. En ese jardín vi como Logan se le declaraba a Keiko... Bien, vamos a olvidarnos de lo sucedido, todo empezará mañana, si me alejo y doy paso a que estén juntos, todo estará bien.
—¡Mila, te mataré, lo juro! —reprocha a mi lado, porque a él por su uniforme no completo le dieron 5 vueltas más.
—No quieres que mi puño se clave en tu bello rostro, ¿verdad? —le muestro uno de mis puños, mientras saco la lengua.
—Me las pagarás— dio pequeñas carcajadas mientras se adelantaba dejándome atrás.
Logan y yo siempre fuimos así, unos amigos que podían decirnos de todo. No sé cómo pude confundir que tal vez podría llegar a gustarle.
Las vueltas para mí terminaron, el sudor corría por mi frente, por su parte Logan seguía dando vueltas, antes de entrar al aula tomé un momento para refrescar mi calor del cansancio. Una de las ventajas era que me tocaba con la Maestra Susi de Biología, ella era un amor, desprendía dulzura con simples palabras, y me impresionó que esa maestra tan linda y dulce sonriera en el momento que abrió del pescuezo una rana, la cual necesitábamos para diseccionar.
Como dicen, nada es lo que parece y justo hoy es esa clase de disección.
Toque la puerta para entrar encontrándome con la encantadora Maestra Susi que con una sonrisa y palmaditas en la espalda hizo que pasara a mi lugar de asiento diciendo sus famosas palabras célebres "Pasa cariño" como si fuera poco Logan entró todo un desmadre a la clase, estaba sudado y abatido por la corrida. La Maestra tenía en su cara escrita "Pobre cosita desafortunada" bueno no era lo que ella diría pero yo sí.
—Estás muy tranquila después de haberme arrojado a la boca del lobo— discute en silencio al tomar asiento a mi lado.
—Estamos en clases, deja de llorar niño— seguí la corriente.
—¡A quién llamas niño llorón si la que llora eres tu mocosa! —protestó mirándome fijamente con las cejas enarcadas.
—Quién carajos dijo que soy una mocosa, eh —pisó uno de sus pies.
—Me lo dijo tu madre —me sacó la legua devolviéndome la pizca.
No tardamos mucho en volvernos perro y gato peleando, la maestra ya estaba acostumbrada a nuestras peleas de niños, así que solo suspiró anunciando que si no guardábamos silencio nos rebajaría puntos. Después de esas palabras, los compañeros comenzaron a alagar más la situación, su plan era no pasar clases, y los muy desgraciados aprovecharon el momento.
—La maestra no sabe que siempre son así— un chico de nuestro lado elevó la voz en modo de que todos ya sabían.
—Parecen recién casados— agregó una chica en tono burlón.
—Para cuando corten el pastel tortolitos— comentó él de adelante.
—Después de todo son la pareja del momento— dio finalizado su comentario una chica con la mirada en los 2.
La maestra no tardó en decir que el silencio parecía imposible en esta aula, pero había algo que me molestó, fueron las palabras que utilizaban siempre para describirnos, haciendo que tenga esperanza al ver que Logan no decía nada, me sonrojaba de sólo pensarlo, pero esta vez no será lo mismo. Si quiero empezar de nuevo, si no quiero que Logan sufra y se quede con Keiko, tengo que poner una línea entre nosotros para que no haya más malos entendidos, para que todo sea meditado y no una equivocación.
— Chicos qué diablos dicen nosotros solo somos amigos — me apoye a Logan por un momento — ¿Ustedes creen que este sujeto es mi tipo ideal? — pregunte con bastante obviedad de que ese no era el caso.
—Ohhh— se asombró un chico en fuerte volumen mientras los otros comenzaban a reírse.
— Mila tiene razón, esta mocosa no me gusta — dijo Logan apretando mi pequeña nariz sonriendo de oreja a oreja.
Si lo sabía, él no gusta de mí, Logan solo me ve como una amiga...
Después de las fuertes declaraciones la maestra continuó con su clase, aunque hubo muchos abucheos para que no comenzara, dio inicio con la disección, la rana estaba en una bandeja plateada frente a mí, con el olor a cloroformo, nos indicó que nos pusiéramos las batas blancas que estaban en nuestro locker junto con unos guantes de látex, para después darnos las herramientas necesarias para la disección.
Logan, como siempre, jugó con la rana antes de cortar alguna parte, hizo que hablara y me dijera lo fea que estaba, el molestoso no paró ahí, hizo que la rana baile como Michael Jackson con el paso único de hacia atrás.
La maestra no tardó en darle con un cuaderno en la cabeza, y los demás comenzaron a reírse por las travesuras del niño.
No tardé mucho en terminar de diseccionar a la rana, pero después de las clases dirigirme a la cafetería no era una buena opción, quién quisiera comer algo después de ver una rana muerta frente a ti.
La cafetería era bastante grande, las mesas dispuestas a ser ocupadas por grupos de amigos, no eran nada fuera de lo normal, tenía algunos refrigerios en la estantería para que cada uno se sirva, también había muchas masitas de dulces, junto con una máquina exprés de bebidas. A Logan no le molestó el hecho de que hace poco estuvimos con una rana muerta; se comió su sándwich todo normal.
Las miradas no paraban de ser percibidas y esto era porque Logan era muy popular, era el capitán del equipo de fútbol americano, además de su aspecto principesco, rebelde, salido de los ochenta, tipo Jonh Travolta esperando a su Olivia Newton, que para nada se parecía a Keiko, pero bueno eso no tiene importancia.
— Dime pequeña mocosa, ¿cuál es tu tipo ideal? — pregunta con una sonrisa traviesa y ojos de picardía.
A ver, mi tipo ideal es un chico alto de cabellera castaña, ojos del mismo color y que su nombre empiece con L, jamás le diría eso, el pasado no se volverá a repetir después de todo, aunque te diga que me gustas el destino ya eligió alguien para ti.
— ¡¿Mocosa?! — le di un golpe en la cabeza, haciendo que chille el niño de dolor, sin darle oportunidad de quejarse, continué con mi tipo ideal — mmmm... Mi tipo ideal es un chico alto de ojos medio grises, pero a la vez negros, cabellera negra y que sea bastante mono el sujeto.
—Es mucho detalle —comienza a reírse, no sin antes atorarse —Coff Coff ¿Crees encontrar a alguien así? —pregunta esperando ansiosa mi respuesta.
—Si lo creo —mentí— nada es imposible. Tal vez mi Superman se encuentre por ahí. —dije sarcásticamente.
—Oh, mejor dicho a tu Robín— dijo burlándose de mi referencia a Superman.
Si tan solo supiera que para mí en todo momento fue mi Superman, pero quien tenía que estar a su lado era la mujer maravilla, ella sí se parecía a Keiko solo un poco.
—De todos modos yo soy el más guapo— anunció el muy humilde con la cara llena de orgullo de sí mismo.
—Si como diga señor narcisista— estropee su acto de orgullo.
—¡Cállate mocosa! —quiso atacarme sin éxito.
Al esquivar sus ataques fuimos interrumpidos por un grupo de tres chicas, las conocía perfectamente, ellas eran el trío de la discordia, las nombré así porque donde iban solo causaban discordia. Ellas eran similares a mí, y tal vez era peor que ellas.
— Logan escuché que hoy tenías un partido, ¿ya tienes pareja?— preguntó con los brillos sobresalientes de sus ojos rasgados mientras su séquito de dos la apoyaban.
La chica que le estaba pidiendo ser su pareja era Loaiza Bernat, una chica con las puntas teñidas azuladas rubia de ojos como la miel. Loaiza era una de mis rivales, y en cada momento que pude se le abalanzaba a Logan como una bandeja de plato.
En muchas ocasiones nos peleábamos por quién sería su pareja, y sentí celos cada vez que se le acercaba porque la desgraciada tenía un cuerpo voluptuoso, a diferencia del mío que no sé donde termina mi trasero, como tampoco sé donde empieza.
Pero ahora verla hace que me recuerde a mis yoes del pasado, y no quiero hacerlo.
Esa Milai murió al mismo tiempo que murió Logan, prometiéndose una sola cosa, que no interferirá nunca más en la felicidad de la persona que una vez amo.
—Bueno yo... — me dedicó una mirada, que significaba ayúdeme.
Esta vez no lo ayudaría, ni me enfurecería por el comentario de Loaiza, sólo, nuevamente, pondría la línea entre nosotros.
—Logan no tiene pareja. Loaiza él está libre —le di una mirada de porque no le dices que vaya contigo.
—Entonces Logan, ¿podrías ir conmigo?— su tono más dulce salió de sus labios pequeños y carnosos.
—Lo siento, pero yo ya tengo con quién ir— me dio una mirada con el ceño fruncido, con la que jamás me había visto, bueno, no antes de que aparezca Keiko. — Verdad Mila. — dio un ultimátum mientras se dispuso a marcharse.
Había dejado en ridículo a Loaiza, porque a pesar de que esta cafetería es grande, no hay quienes escuchen el drama de los demás, y sin perder el tiempo comenzaron a rumorear sobre su invitación.
—¡Fue por tu culpa maldita! —el sonido del metal de la mesa hizo que diera un salto, encontrándome con la mirada asesina de Loaiza— Tú hiciste que Logan se negara.
—Oye, si no oíste, te dije que él no tenía pareja, no sabía que ese niño tenía ya una —me encogí de hombros.
Tal vez fui sínica, pero era la verdad, no sabía nada de su presunta pareja, y además me señaló como si supiera, dedicándome una mirada de enojo.
Nada estaba yendo bien, volver al pasado es bastante agotador, sabes lo que pasará, lo que te da una ventaja porque así puedo hacer mi dichosa lista. Saque un cuadernillo que tenía en la mochila poniendo como título:
Plan inicial "La felicidad de Logan"
1: No entrometerse en el camino de la feliz pareja.
2: Evitar que chicas como Loaiza molesten a Keiko.
3: Alejar a todo aquel que se interponga en la pareja.
4: Por último, pero no menos importante, hacer lo imposible para que Logan no pierda su sonrisa.
La lista podría incrementarse, pero por ahora era lo necesario, y desde mañana tendré toda una estrategia para unirlos, ya que en el pasado estos dos se hacían los tontos al no hablarse y dedicarse miradas. Me siento una madre preocupada, que sabe lo que pasará en el futuro, pero esta vez lo cambiaré para despedirme de ellos con un pañuelo en la mano, estornudando mis mocos y deseándoles felicidad a mis pequeñas criaturas... Toda hecha una madre logrando su prometido.
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