—Papaaaaaaaaa— El grito de Ariana se escuchó en toda la calle, ella trató de alegrar a su padre del peligro, sin embargo, su voz llegó tarde, solo pudo ver la silueta de su padre voltear hacia ella y sonreír con dulzura antes de ser arrollado por un auto.
El tiempo se detuvo delante de la joven, ella estaba en estado de shock al ver cómo el cuerpo de su padre era arrastrado debajo de aquel auto, las personas corriendo para ayudar al hombre, mientras que el cuero congelado de la joven estaba en pánico, Ariana dejo de escuchar los pájaros a su alrededor, las voces de las personas, ella solo puede ver como su visión es borrada por aquellas lágrimas fe dolor, su cuerpo cayó desplomado sobre el asfalto.
Una ambulancia privada iba pasando por casualidad, las personas la hicieron detenerse y subir a las dos personas, el hombre herido y la joven desmayada.
—No puedo subirlos, es un error lo que tratan de hacer— El paramédico está en negación, pero las personas no lo dejarán salir de ahí, no hasta que preste ayuda a los heridos.
—Llama a tu superior, o ayudas a estas personas, o te prometo que solo quedarán las cenizas de esta ambulancia— Los vecinos de la zona estaban desesperados, ellos conocen a las personas y no dejaran que Don Rodolfo muera.
El paramédico miró a su compañero y no dudo en llamar a su superior, quien dio la orden de sacar a esas personas de ahí, no quiere perder la ambulancia, prefiere prestar atención a esas personas.
Desde un paramédico, hasta el médico duelo de la clínica, la orden fue dada.
Los dos paramédicos atendieron al hombre mayor, y subieron a un lado a la joven.
Las sirenas podían ser escuchadas a lo lejos por Ariana, quien estaba en estado de Shock, en su Interior ella sabe que su padre está muerto, pero una pisca de esperanza le llena el corazón.
Al llegar a la clínica fueron recibidos, Don Rodolfo fue llevado hasta el quirófano, su cuerpo golpeado no daba esperanzas de vida, así que de igual manera el médico a cargo y dueño del lugar se aprovecharía de la situación, sabe que estás personas no tienen dinero para pagar una cuenta, así que está era una buena salida para su mejor amigo, quien busca con desesperación a una mujer.
Ariana fue llevada a una habitación y detrás de ella Sandro entro para observar a la joven, según la información conseguida por los paramédicos, la joven es la hija del difunto.
Sandro observó el rostro pálido de la joven, sabe que los nervios fueron causante de ese color, pero del resto le parece muy hermosa, no dudo en ir a su oficina y llamar a su amigo.
En medio de una junta Sergio Barr observó la llamada entrante en su móvil, por un momento dudo en contestar, pero era ese amigo que no deja de estar pendiente de su vida.
—Estoy ocupado, dime ¿qué sucede?— Sergio levantó la mano para que el joven que estaba exponiendo su proyecto hiciera una pausa, ese gesto bloqueo la mente del joven que sintió nervios y empezó a sudar.
Sandro se miró frente al espejo y acomodo su corbata antes de hablar —La he encontrado, pero si quieres que firme, debe ser ya mismo—
Sergio no cree lo que está escuchando, tenía meses buscando una mujer que quisiera casarse con él, pero no quiere una esposa de verdad, él solo quiere una mujer de papel, una que solo sirva para aparentar y no sea molesta.
—¿Estás seguro?— Sergio confía en su amigo, sabe que él hará un trabajo bien hecho.
—Que si hombre, pero debe ser ya mismo, o no tendremos más opción— Sandro colgó la llamada y se sentó a esperar a Sergio.
Sergio culminó la reunión y corrió en buscar de aquella mujer que Sergio consiguió para él, manejo a alta velocidad, al llegar a la clínica no dudo en sacudir su traje, con la intensión de verse bien, pero quedaría impresionado con la situación de la joven.
Sergio recibió la foto de la joven y camino más rápido para entrar a la oficina de su amigo.
—¿Qué le has propuesto a la joven?— Fue lo primero que Sergio preguntó, quiere saber cómo fue el acuerdo.
—Aun nada, pero primero te haré la propuesta a ti, su padre acaba de fallecer, pero lo hemos preparado para hacerle creer que aún vive, la cuenta es costosa y requiere de una operación, ella se pondrá a llorar y me pedirá ayuda, será ahí donde le haré la propuesta, ¿te gusta?—
Sergio frunció el ceño, miro nuevamente la foto, —Parece muy joven, no quiero problemas—
Sandro se acercó a Sergio y palmeo su hombro dos veces antes de convencerlos.
—Necesitas cobrar la herencia, ella está necesitando una operación para su padre, al verte no podrá negarse, eres guapo y luego multimillonario—
Sergio se sentó para pensarlo, lo era buena idea empezar con engaños, él solo necesita estar casado para poder recibir su herencia, pero jugar con la muerte de una persona estaba lejos de sus planes, pero a solo un mes de aquel plazo, no pudo negarse a las locuras de su amigo el médico.
—Puedes hacerle la propuesta, pero te digo de una vez, no quiero problemas no niñas menores de edad, además que respetaré si ella se niega— Sergio se quedó sentado en la oficina mientras observa su amigo sale de la oficina para realizar aquel plan asqueroso.
Sergio no le dejaría la herencia a su primo, haría lo que fuera por quedarse con todo de la familia Barr.
Con un contrato listo en una carpeta, Sergio también hizo varios documentos, el de confidencialidad, también un documento de separación de bienes, aún sabiendo que la joven no tiene donde caerse muerta, pero era la protección de todo lo que tiene en su poder.
Sergio está nervioso y no deja de mirar la foto de la joven, Ariana es una joven hermosa y pura, con toda la inocencia del mundo.
Ariana estaba en medio de un sueño en dónde su padre se despide de ella y le da un beso.
Ella despierta agitada, y lo primero que ve frente a ella es un hombre vestido de blanco de espalda.
—¿Quién es usted?— dijo ella asustada, sabe que está en una clínica, además de ser un lugar costoso.
Sandro se volteó y con una carpeta en mano saco el informe del padre, —Mucho gusto, soy el doctor Sandro, quien está a cargo de tu padre—
Ariana escucha que la vida de su padre está en manos de este doctor y no duda en levantarse apresurada para poder suplicarle que los ayude, así como el planeo todo.
—Por favor salve a mi padre, es lo único que me queda en esta vida— Ella sujetó la bata del hombre y sus ojos desbordan lágrimas de dolor.
Ahora era el momento indicado para sacar las uñas y poner el plan en pie.
—Ariana, te ayudaré, te prometo hacer todo para salvar a tu padre, solo que— Sandro hizo una pausa mientras observa la hoja dentro de la carpeta.
Ariana estaba tan preocupada por la vida de su padre, que no se percató de la primera señal de estafa, el médico ya sabía su nombre, ¿Cómo era eso posible?
—Tu padre necesita de una operación y es muy costosa— Sandro soltó la bomba, esa operación que no era necesaria.
Ariana retrocedió y colocó sus manos sobre su boca, asustada, sabe que ellos no tienen nada de calor, apenas aquella pequeña casita en dónde ellos viven.
Ella miró a Sandro y se arrodilló para pedir ayuda por la vida de su padre —Por favor, se lo ruego, ayúdeme—
Desde la ventanilla de la puerta Sergio observó la imagen desgarradora, él le hizo señas a Sandro para dejar ese tema atrás, no quiere jugar con una situación tan complicada, pero no, Sandro estaba decidió a convencer a la jovencita.
—Vamos levántate, no vuelvas a arrodillarte así, siéntate y podríamos conversar mejor, yo solo soy un médico aquí, uno más del montón, pero podría ayudarte, aunque no, mejor no, sería una idea muy alocada— Dijo Sandro con rostro de preocupación, además de agregar veneno a su frase.
Ariana se dio cuenta de que el médico puede ayudarla así que se levantó y se paró frente a él, desde la ventanilla un Sergio estaba que arde de la rabia.
Mientras ella limpia sus lágrimas —Haré lo que sea por mi padre— Dijo ella con voz decidida.
Sandro sonrió con malicia, está mañana se despertó de buen ánimo, pero jamás imagino que la suerte tocaría a su puerta.
—Escuche de un hombre que buscar una esposa, una esposa de mentira, solo necesita estar casado, nada de verdad, aunque los papeles si serán legales— Sandro era directo, no le gusta perder tiempo y está fue un claro ejemplo, sus palabras hicieron que las pupilas de la mujer se dilataran, ella se miró a sí misma mientras abraza su cuerpo con fuerza.
—No podría hacerlo, estoy muy joven y no quiero ser la esposa de nadie, además no podría mentir por alguien más — ella miró fijamente a Sandro, negándose rotundamente.
Sandro no quiso observar como Sergio le hace señas para que salga de ahí, él prefirió presionar un poco más a la joven.
—Respeto tu decisión, si no puede pagar la operación de tu padre, creo que tampoco podrás pagar por haberlo estabilizado, así que por favor pasa por recepción y te darán la cuenta médica de ambos, además de buscar una ambulancia para ser trasladado a algún hospital público, porque claramente aquí no se hacen obras de caridad—
Sandro fue cruel con sus palabras, haciendo que la joven llorara está vez del miedo, sabe que no tiene como pagar ni un solo centavo.
—Por favor, ayúdeme— Ella le suplico a Sandro antes de que saliera de la habitación.
Sandro volteó y miro a la joven, tenía un rostro tan fino y limpio, aunque de cuerpo estuviese seca, con dinero podría operarla y dejarla como nueva.
—Vamos, quiero que veas a tu padre—
Sandro le hizo señas con la mano para que saliera y lo acompañará, Sergio al ver que ellos saldrían, se volteó para que ella no lo viera aún, alejándose del lugar.
Ariana camino por los largos y blancos pasillos, Sandro se detuvo y frente a ellos una habitación, desde afuera ellos pueden ver el interior a través de un vidrio que los divide, de máquinas estaba conectado el cuerpo muerto del hombre, Ariana se derrumbó al verle el rostro lleno de golpes, ella cayó al piso y sus lágrimas eran un torbellino de dolor, como puede negarse a ayudar a su padre que estaba en una condición crítica.
—Vamos Ariana, debes de ser fuerte para tu padre— Sandro la ayudo a levantarse para guiarla hacia una sala de espera.
El llanto de la joven hace que las personas volteen a mirarla, sus ojitos se hincharon rápidamente y su nariz estaba roja, su rostro pálido por el susto paso a ser uno rojo del dolor.
—Toma, debes beber un poco de agua, así podrás controlar tu llanto—
Ella asintió y tomo en vaso de agua.
—¿Qué piensas hacer? ¿Quieres que llame al hombre? Podrías conversar personalmente con él—
Ariana se armó de valor —¿Me ha dicho que solo será un matrimonio de apariencias?— ella necesita estar segura de la decisión que estaría tomando.
Sandro la miro, se dio cuenta de que ella no era ninguna tonta como él pensó.
—Así es, solo es por apariencia—
—Puede decirle que acepto, pero quiero un documento en dónde deje claro que no puede tocar mi cuero, sabe a lo que me refiero—
Ariana busca cuidar su pureza, ella le estaría haciendo un favor a alguien que no conoce, al igual que él a ella, recordó el cuerpo de su padre siendo arrollado y no dudaría ni un segundo en salvarlo, daría hasta su vida por él.
Sandro sintió felicidad, fue fácil convencer a la joven.
Ariana tragó grueso por la decisión que acababa de tomar. El peso de su resolución se sentía como una losa en su pecho, mientras seguía las largas zancadas del caminar de Sandro. Cada paso resonaba en los pasillos de mármol, amplificando su angustia. Sandro la llevó hasta su oficina, una estancia fría y austera, donde la realidad de lo que estaba a punto de hacer se hizo aún más palpable.
Con la mirada fija en las blancas cerámicas del piso, Ariana podía ver el reflejo de sus lágrimas al caer una a una. Se iba a condenar a un matrimonio a una edad tan joven, más aún al lado de un hombre que apenas conocía. La vida no le había dado muchas opciones; su padre, su querido padre, estaba en el hospital, necesitando una operación costosa que ella no podía pagar. Y la única salida que había encontrado era este matrimonio.
El tiempo parece ralentizarse cuando entraron en la oficina. Ariana notó una carpeta encima del escritorio de Sandro, su nombre aún no estaba escrito, pero sabía que su destino estaba sellado en esas páginas. Como un zombi, tomó el bolígrafo que Sandro le ofrecía y, con manos temblorosas, dejó su firma y huellas en el documento.
Mientras secaba sus lágrimas, enfrentó a Sandro con una mezcla de determinación y desesperación en sus ojos. —Estoy cumpliendo con mi parte— dijo, su voz quebrándose. —Ahora tú cumple con la tuya y salva la vida de mi padre—
Sandro, un hombre de facciones duras y mirada impenetrable, la observó en silencio por un momento antes de asentir. —Lo haré— respondió con firmeza. —Ya he dado las órdenes necesarias. Tu padre será trasladado al quirófano y recibirá la operación que necesita—
Ariana sintió una mezcla de alivio y tristeza al escuchar esas palabras. Aunque sabía que su sacrificio no era en vano, el precio a pagar le parecía desproporcionadamente alto. —¿Cuándo será la operación? — preguntó, intentando mantener la compostura.
—Mañana a primera hora— respondió Sandro. —Todo está arreglado—
Con un suspiro profundo, Ariana asintió. Había hecho lo que tenía que hacer. Mientras sus pensamientos se arremolinaban, Sandro continuó hablando.
—El contrato establece que deberás quedarte con él durante varios años, no se habla de divorcio— dijo, sin emoción en su voz. —Después de eso, si él toma la decisión de terminarlo, estarás libre para hacer tu vida nuevamente—
Ariana apenas podía procesar esas palabras. Una vida entera. Parecía una eternidad en este momento. Pero si significaba salvar la vida de su padre, lo soportaría. Tenía que hacerlo.
—Lo entiendo— dijo finalmente, su voz apenas un susurro. —Haré lo que sea necesario—
Sandro la miró fijamente, como si intentara evaluar su determinación. —Bien. Puedes irte a casa por ahora. Te enviaré los detalles sobre la operación de tu padre y te mantendré informada sobre su progreso—
Ariana se dio la vuelta lentamente y salió de la oficina. El corredor parecía más largo de lo que recordaba, y cada paso la alejaba de su antigua vida y la acercaba a un futuro incierto. No pudo evitar sentir una punzada de miedo al pensar en lo que vendría.
Esa noche, Ariana no pudo dormir. Se quedó despierta, mirando el techo de su pequeña habitación, repasando una y otra vez la decisión que había tomado. La operación de su padre estaba programada para la mañana siguiente, y aunque sabía que era lo correcto, no podía dejar de sentirse atrapada.
A la mañana siguiente, Ariana recibió la llamada confirmando que su padre estaba siendo trasladado y que la operación iba a comenzar. Se vistió apresuradamente y se dirigió a la clínica. Cuando llegó, vio a los médicos y enfermeras trabajando rápidamente, preparándose para la cirugía.
Un médico se acercó a ella. —Señorita, su padre está en buenas manos. Haremos todo lo posible por salvarlo—
Ariana asintió, su corazón latiendo con fuerza. —Gracias— dijo con una voz apenas audible.
Mientras esperaba, Sandro apareció en el hospital. Se acercó a Ariana, quien lo miró con una mezcla de gratitud y resentimiento. —Estás aquí— dijo él, casi como una afirmación más que una pregunta.
—Sí— respondió Ariana. —No podía estar en ningún otro lugar—
Sandro asintió, y por un momento, pareció que iba a decir algo más, pero se quedó en silencio. En cambio, se sentó a su lado en la sala de espera, su presencia firme pero silenciosa, sabiendo que era toda una escena lo que la joven estaría por presenciar, mientras el cuerpo frío de su padre estaba sobre una mesa en la morgue.
Las horas pasaron lentamente, cada minuto una eternidad. Finalmente, el médico salió del quirófano con una expresión que Ariana no pudo descifrar.
—¿Cómo está? — preguntó ella, su voz temblando.
—La operación fue un éxito— dijo el médico con una sonrisa tranquilizadora. —Tu padre está estable y se espera que se recupere completamente—
Ariana sintió una oleada de alivio y lágrimas de gratitud llenaron sus ojos. —Gracias, doctor. Gracias de verdad—
Se volvió hacia Sandro, y aunque todavía había una sombra de tristeza en sus ojos, también había un destello de esperanza. —Cumpliste tu promesa— dijo ella.
Sandro asintió. —Y tú cumpliste la tuya— Sandro sabe que a sido un desgraciado al mentirle de esta manera a la joven —Ve a casa, él tiene que estar en una sala de cuidados especiales, estas próximas horas serán decisivas—
Ariana lo miro extrañada, sin entender esas palabras, no pensó que tendría que irse, ella quiere estar al lado de su padre —No entiendo, explícame— ella sintió que algo no estaba bien —¿Puedo verlo? —
Sandro la miro y se acercó a ella —Las operaciones tienen riesgos, debes esperar, ahora no es momento, anda tranquila— Sandro la sacó de la sala de espera mientras la guía a las afueras de la clínica, justo cuando llegaron afuera Sandro le volvió a hablar —Ve, te llamaremos luego— Sandro le dio la espalda y Ariana quedó a las afuera confundida, aunque le dijeron que la operación fue un éxito, ella siente un fuerte presentimiento en su pecho, parada a las afueras ella mira a su alrededor con nervios, Sergio a lo lejos estaba observando cómo la joven temblaba del miedo asustada.
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