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Corazón Blindado

Tocando Fondo

Eran las cerca de las 12:00 pm y lo único que se escuchaba en todo el establecimiento es el tic toc del reloj empotrado en la blanca pared. las mesas estaban vacías y a pesar de haber todavía mucha gente afuera yendo y viniendo nadie parecía tener antojo de entrar por un café. Mina pasó un paño húmedo limpiando por última vez la barra antes de quitarse el delantal y suspirar un poco cansada. vaya día. Tiffany tuvo que salir temprano porque tenía cita médica y ella por supuesto sería quien iba a cubrir su turno. de mala gana la chica apagó las luces del anuncio de afuera y echó el cerrojo a la puerta principal del café para poder terminar de limpiar e irse

-Cita médica, como no. -reclamó a un cliente invisible mientras decidía que se merecía un pequeño descanso y tomaba una de las tazas que estaban en la cocineta para servirse un expresso de la máquina. luego se sentó con coquetería en el banco y bebió un sorbo del tibio brebaje.

-¿quien aquí no sabe cómo es que Tiffany tiene tantos permisos especiales?... -dijo hablándole al aire - además ese pretexto está muy gastado, es la tercera vez este mes.

Mina Graham sabía de sobra cómo se podía tener un poco más de facilidades en el Café MontBlanc. sólo tenías que ser más "servicial" con el sr. Parker, y como por arte de magia, las compensaciones, bonos por puntualidad y todos esos jugosos beneficios vendrían con alas hacia ti. Y ella podía tenerla fácil pues resulta que el mencionado hombre hace mucho rato que la invitaba a "pasar a su oficina" y Mina ya no encontraba cómo negarse. en realidad le incomodaba mucho la presencia del sr. Parker, la manera en que le miraba, la forma en que le hablaba. Era obvio hasta para el resto de sus compañeras, y todas le decían que era una tonta por no aceptar. eso del "sugar daddy" estaba de moda... la cosa era que ella no se tenía tan poco respeto como para llegar a esos extremos. además, si su padre viviera seguramente sentiría vergüenza de que su única hija tuviera que recurrir a esos extremos para pagar la hipoteca de la casa... y el recibo de luz eléctrica, y la factura de teléfono, y las medicinas de la abuela... y toda esa lista interminable de pagos por hacer.

-dios mío... ¿cómo voy a hacerlo este mes?...

Mina tenía un problema. este mes hizo el pago de su matrícula para el último semestre de la universidad. era algo caro pero su abuela le dijo que lo hiciera "es el último empujón, hija mía. valdrá la pena, créeme... no importa que nos sacrifiquemos un poquito" le dijo con la más tierna de sus sonrisas. además le había dado un sobre de color amarillo claro donde la anciana había guardado algunos billetes de su pensión mensual. Mina sintió remordimiento por haberlos tomado, pero su abuela Sally le rogó que lo hiciera. ahora se estaba arrepintiendo. su débil equilibrio financiero no le permitía salirse de la rutina, ir de compras una o dos veces al super, cenar ramen instantáneo varias veces al mes y tal vez un pequeño capricho para ella, que no pase de cierto monto claro, para no dañar su pobre cartera.

-sólo un poco más abuela...- susurró echando un último suspiro.

comenzó a recoger todo lo que quedaba para poder salir. su pequeña meditación le distrajo el tiempo suficiente para que los minutos faltantes pasarán veloces sin que ella lo notara, ya hasta se había retrasado, y no venía al caso porque Parker no pagaba por horas extra... de pronto Mina vioa través del amplio ventanal de en frente un auto rojo estacionarse en la puerta del establecimiento y frunció el seño. Una linda chica rubia bajó del auto seguida de un hombre gordo y narigón vistiendo un triste traje marrón y bastante corriente. el hombre atrajo a esa joven rubia más cerca de él y trató de besarle juguetonamente, pero con mucha habilidad la chica se echó hacia atrás fingiendo que jugaba y negó con el dedo índice, posó un beso en la nariz del tipo y se dio la vuelta cogiendo su bolso. el señor le dió una palmada en el trasero que hizo que la rubia diera un respingo sorprendida, pero no dijo nada y solo siguió su camino.

-ay dios no. - todavía con el seño fruncido observó como el hombre sacaba sus llaves para entrar al establecimiento. la chica que vio bajarse del auto era Tiffany, que seguramente venía de ser bien atendida por su "médico" y el hombre que entraba por la puerta en ese instante era nada menos que Noland Parker, el gerente del café MontBlanc.

-pero qué tenemos aquí... -el hombre sonrió socarronamente cuando vio a la muchacha detrás de la barra- Mina, pensé que ya te habías ido a casa, niña.

-eh... si. me quedé... limpiando la máquina de expresso sr. Parker. pero ya me iba. buenas noches.

la joven cogió sus llaves y su bolso sobre la silla y se apresuró a salir del lugar, pero el hombre la detuvo por el brazo.

-Espera, espera, no puedo dejar que te vayas así. ya es muy tarde. ¿sabes lo que les pasa a las chicas bonitas como tú en la calle a esta hora?

"nada peor que lo que puede pasarme ahora" pensó la chica y le miró directo a los ojos. Noland Parker volvió a sonreír tratando de sonar condescendiente. - Vamos, déjame tomar unos papeles de mi oficina ahí atrás y te llevaré a tu casa, ¿que dices, cariño?

"¿cariño?..." Mina arqueó una ceja. de cuando acá este tipo de tomaba tanta confianza. estuvo a punto de replicar pero recordó en buen tiempo que este odioso, pervertido y sinvergüenza tipo, era el que firmaba su nómina cada mes. así que solo volvió a sonreír y como pudo se soltó el brazo del agarre de Parker.

-no, en serio. ya me pedí un taxi y no tarda en llegar... pero de todos modos gracias sr. Parker...

-Vamos Mina. - insistió cerrando el paso a la muchacha- se que los taxis pueden ser muy caros, no te puedes permitir ese lujo ¿o si, querida?...

-¡oiga usted!

- no seas orgullosa niña, te estoy dando una salida fácil a tus problemas...- finalmente las verdaderas intenciones de Parker salieron a flote. Mina se estremeció al ver cómo la miraba. el hombre recorrió su cuerpo con la mirada de arriba hacia abajo. esa chiquilla lo tenía enloquecido y la muy idiota se hacía la difícil. sus hermosos ojos castaños, su largo cabello rojizo, esos labios delicados y carnosos, su su busto pequeño pero firme y esas largas y torneadas piernas... era una chica muy linda en verdad. Parker intentó acercarse pero Mina puso distancia entre ellos y se refugió tras una mesa

- disculpe sr. Parker, pero no creo que sea buena idea. yo me retiro gracias.

Mina trató que su voz no temblara, sentía su corazón golpear el pecho como si fuera a salirse pero tenía que ser fuerte. apuró el paso mientras atrás, Noland Parker le miraba con los puños apretados y ojos de depredador hambriento. Hoy era el día, la providencia le sirvió a la chiquilla en bandeja de plata y no lo iba a desperdiciar...

Mina volvió a mirar por sobre el hombro y vio venir a Parker sobre ella, sobresaltada quiso correr, pues no esperaba que el sujeto se atreviera a intentar nada, pero Parker era gordo y alto y más grande que ella, de dos zancadas logro llegar más cerca, ella tropezó con la pata de una silla y cayó al suelo

-¡aagh!... -Mina se golpeó la cabeza al caer y un dolor en la sien la dejó desorientada un par de segundos, segundos que el hombre aprovechó para llegar hasta ella y agacharse a su altura.

-ahora si niña...

cuando logró abrir los ojos Mina vio a Parker inclinarse hacia ella, sentía el peso del corpulento sujeto sobre ella y su aliento sobre la cara. el tipo tiró de su blusa y la rasgó un poco, pero Mina no tenía intenciones de dejarlo hacer lo que quisiera, ¡no hoy ni nunca! apretó los dientes y alzó la rodilla con toda su fuerza directo hacia la entrepierna del gordo...

-¡en tus sueños, maldito!

-¡ugh! ¡diablos!... ¡estúpida cría!...- Mina vio como el tipo se doblaba de dolor y se retorcía en el suelo gimiendo como perro herido. en cuanto pudo reaccionar de prisa se arrastró tan lejos como pudo y se puso en pie, recogiendo su bolso y saliendo de ahí y corriendo a todo lo que daban sus piernas. no supo cuánto corrió ni en que dirección, lo único que pensaba en ese momento era en alejarse de Noland Parker. en cuanto el cansancio la venció la chica se detuvo en seco. jadeaba por el agotamiento, sus piernas temblaban como gelatina y sentía el frío aire de la madrugada colarse por su blusa. gruesas lágrimas comenzaron a empañar sus ojos hasta que ya no pudo retenerlas y sollozó cubriéndose la boca.

-¿por qué?... - gimió la chica todavía aterrada. el escalofrío no se iba, la sensación de impotencia le cerraba la garganta, solo podía sollozar ahí en el rincón de esa esquina donde se encontraba y se sentía tan estúpida. ahora tampoco iba a poder volver al café. menos cobrar su paga...

- no es justo dios mío, por qué... ¡por qué!... ¿por qué me pasa esto?.... ¿que más quieres de mí? -gimió con rabia la pobre chica. sentía que desde que sus padres fallecieron cuando recién cumplió los 20 su vida se había ido al desagüe. su pobre abuela era todo lo que le quedaba en el mundo y además estaba enferma, como todas las abuelitas de esa edad. y Mina se había dedicado lo mejor que pudo a salir adelante. estudiaba, y tenía muy buenas notas por cierto, cuidaba de su abuela, trabajaba para ayudar con los gastos. en resumen era una buena persona. lo que no entendía era por qué dios se ensañó tanto con ella hasta ahora...

-auch... - un dolor agudo en su sien le recordó que se había dado un golpe en la cabeza. genial, mañana tendría jaqueca. Mina suspiró viendo la hora en la pantalla de su móvil y vio que eran cerca de la una de la madrugada. aún así el tránsito no parecía notarlo y mucha gente estaba todavía fuera. seguro había llegado al centro. fue que reparó en su aspecto al verse en el aparador de la tienda que estaba a su espalda. que bueno que estaba cerrado porque le hubiera dado vergüenza que la vieran. sus jeans estaban todos sucios, su cabello revuelto y su blusa rasgada y semi abierta, mojada por el sudor de la carrera. se maldijo mentalmente por haber dejado la chaqueta en su locker del café, ahora no podría esconder lo mal que se veía... - mírate, ahora sí tocaste fondo...

una risa amarga escapó de sus labios cargada con toda la frustración e impotencia que sentía en ese momento. pero entonces algo llamó su atención. una niña pequeña pasó corriendo junto a ella en dirección a la otra acera. Mina pudo verla por el rabillo del ojo, cabello largo y rubio usando un vestido blanco y hermoso....

- ¡Lilly! ¡espera, regresa!...¡Lilly!...- Mina escuchó una voz grave y varonil gritar desde atrás pero no pudo voltear, tenía la mirada fija en esa pequeña niña que, a escasos metros de ella, intentaba cruzar la calle y en aquel auto que doblaba sin respetar la señal de alto...

-¡Cuidado! - gritó con toda su fuerza y no supo ni como lo hizo pero logró correr de nuevo y empujar a la niña a un lado del asfalto. el auto metió freno de emergencia, las llantas chirriaron marcando el pavimento y la gente alrededor gritó con histeria. Mina sintió el golpe seco en su costado y luego cayó al suelo... luego todo se volvió negro.

EN SUS BRAZOS

Abrió los ojos con pesadez todavía sintiendo que la cabeza le daba vueltas. El ruido de las sirenas de una ambulancia se oía a lo lejos y podía escuchar también el bullicio de la gente alrededor. Su cuerpo dolía y el frío del asfalto se colaba por su espina. Mina pensó que moriría ahí mismo pues no tenía fuerzas ni para mover un músculo. De pronto sintió como unos brazos fuertes la levantaban con gentileza del suelo. No podía ver pero sentía el calor de un cuerpo junto al suyo. Un calor que le proporcionó una paz inmensa que la tranquilizaba...

"¿Quién...?" - El olor a sándalo inundaba sus sentidos. La chica intentó enfocar la vista pero no con mucho éxito pues se encontraba muy mareada - "¿Quien es esta persona?"

-Tranquila, la ambulancia viene en camino. - murmuró ronca y suavemente aquella voz que escuchó momentos atrás. Era hermosa, como un dulce ronroneo. Mina logró abrir los ojos a base de fuerza de voluntad. Necesitaba verlo, saber quién era. Cuando logró enfocar bien la mirada encontró a un apuesto hombre, sus facciones eran delicadas pero firmes, unos ojos grises y el cabello rubio de un color tan claro que pasaba por blanco. Su expresión seria y su mirada profunda y serena hicieron que la chica se estremeciera un poco, aunque ni ella misma sabía si era por miedo o por que nunca había visto hombre tan guapo en toda su vida. Mina trató de decir algo pero él negó suave con la cabeza.

-Shhhh. Estás a salvo. No temas... Gracias por salvar la vida de mi hija.

Entonces como una ola golpeando su pobre cabeza dolorida llegaron los recuerdos terribles de aquella noche. El tiempo extra, el maldito pervertido de Parker y claro, la niña que iba a ser arrollada. ¡La niña! ¡Que bueno que estaba bien! Mina sonrió ligeramente y ya no pudo más con el cansancio. Cerró los ojos pero esta vez sintió por alguna razón que todo estaba bien. No sabía si era la calidez del cuerpo de ese apuesto desconocido que la llevaba en brazos, pero por primera vez en mucho tiempo se sintió realmente tranquila.

Aquel hombre la llevó en brazos hasta un hermoso auto negro y lujoso, abrió la puerta del copiloto y puso a la chica con cuidado en el asiento, necesitaba ver un médico pero no parecía estar herida de gravedad. además quería ser él mismo quien la llevara, era lo menos que podía hacer por aquella que había salvado a su pequeña Lilly. solo de pensar que algo le hubiera pasado a su hija su mundo se le venía abajo... no. gracias a dios y a esta chica ella estaba a salvo.

Otra bella mujer con un ceñido vestido rojo y cabellera negra ondulada se acercó al caballero y sujetó su brazo algo incómoda

-Matt por favor, ¿Por qué no dejas que la ambulancia se haga cargo? Ya no deben tardar.

-hace más de diez minutos que la llamaste y todavía no llega. Ella necesita atención médica- sentenció con voz fría y fulminó con la mirada a la mujer- además todo esto fue tu culpa Sabinne.

-¿mi culpa? ¡Fue tu hija la que salió corriendo como loca del restaurante! -reclamó la dama muy indignada

-¡fue porque tú dijiste que te había pedido que seas mi esposa! -rugió el hombre con ira, aquella dama e incluso la gente que estaba cerca mirando el accidente se atemorizaron ante la cólera del Sujeto.

-P-pero Matthew... Yo solo estaba...

-Sabes muy bien cuál es la situación de Lilly, ¡y te atreviste a mencionar a su madre! No solo eso, te inventaste eso de que te propuse matrimonio. Mi hija casi muere hoy y gracias a esta niña está viva. ¡Tu ni siquiera te moviste Sabinne!

-¿Y qué esperabas que hiciera? ¿Que corriera con estos tacones?

-Eres una...

-¡Ya basta padre! -intervino un joven rubio y alto, su cabello de un color más oscuro que el de su padre. Llevaba en brazos a la niña que antes Mina había salvado y que al parecer se quedó dormida de tanto que había llorado- Lilly necesita su medicina y la otra chica ver a un médico. No pierdas el tiempo con esta bruja.

-¿Dónde está Lucy?

-en mi auto. Me llevaré a Lilly a casa. - el rubio más joven no dijo nada y se marchó con la niña. Un par de hombres de traje negro lo siguieron también sin decir palabra. Matthew Ignoró olímpicamente los gritos de aquella mujer que le seguía mientras se dirigía a su auto y antes de entrar se detuvo y volteó una última vez hacia ella.

-No te atrevas a acercarte a mi o mi familia otra vez...

-¡Pero Matthew!

-¡Largo!

Y sin más se subió al auto y arrancó. la hermosa mujer se quedó ahí de pie con las lágrimas en el rostro recorriendo sus mejillas y haciendo que se corriera su delineador. jamás pensó que las cosas salieran así. sabía que era una jugada arriesgada, pero si todo le salía bien iba a arreglar su vida completamente. ahora y por culpa de esa mocosa caprichosa, perdió la oportunidad del siglo. el hombre al que dejó ir era Matthew HooSuin, un conocido multimillonario, dueño de la compañía de seguridad privada más prestigiosa de todo el país: DOME. no solo poseía la mejor cadena de bodyguards, que protegían a muchas de las celebridades y personajes públicos más famosos en el medio, sino también fabricaba blindajes para autos y edificios. además de tener una policía privada encargada de guardar miles de establecimientos en todo el mundo.

¡El hombre estaba forrado en billetes, y además era viudo!... eso, para una mujer hábil como zorra y muy bella como era Sabinne Mayers, era una una oportunidad perfecta para arreglar su futuro.

Sabinne era hija de un viejo periodista inglés que hace unos años tuvo su momento de gloria, pero se vino a pique tras hacer declaraciones falsas sobre cierto accidente muy sonado años atrás. ella seguía en el medio, hizo su carrera como presentadora de programas de variedades y luego saltó a la fama como modelo gracias a su gran belleza. salió con varios hombres antes de tener el buen tino de coincidir con Matthew en una fiesta de tantas a las que asistía.

del resto ella se encargó de meterse en la vida del apuesto hombre. no importaba que fuera algo mayor que ella pues a pesar de estar por cumplir los 40 Matthew lucía mucho más joven de lo que en verdad era. así que ese boleto a la gran vida no pensaba dejarlo escapar, aunque junto con el millonario viniera el paquete completo pues él tenía 3 hijos. Nicholai de 21 años, Lucy de 17 y Lilly de 8, quien por cierto era la causante del terrible problema que ocurrió esa noche.

Sabinne tenía una presentación de moda ese día en un salón de Royal Palace, era una línea de ropa exclusiva de un diseñador francés de alto renombre y por supuesto ella insistió una y otra vez a Matthew de que fuera, lo que no esperó cuando el finalmente dijo que sí, es que el guapo caballero fuera con toda su familia. llevaban saliendo apenas algunos meses, y aunque en verdad al principio el hombre se deslumbró por la belleza y los encantos de Sabinne, pronto se dio cuenta que no era diferente de todas esas modelitos de poco seso y mucho busto. hermosas como muñecas pero con la cabecita vacía. a pesar de ello Matthew siguió saliendo con ella. y la bella morena lo consideró un triunfo pues muchas habían tratado de conquistar al guapo millonario pero el no se interesaba por ninguna, así que acababa todo en una primera cita, una cena o algún evento y si tenían suerte una noche en la suite presidencial del Royal.

esa noche luego del evento la modelo insistió en que debían "celebrar" su gran triunfo.

-¿no me vas a llevar a cenar Matt? -canturreó con voz melosa, cosa que molestó un poco a Nicholai pues la mujer ya tenía sus treinta y tantos bien cumplidos y a veces se comportaba como una chiquilla.

-bueno, ya es tarde para Lilly -. se excusó.

- anda, es una buena oportunidad de que convivamos en familia. - Sonrió coqueta. eso le tocó la fibra sensible al hombre pues algo de lo que más atesoraba, y era bien sabido por ella, era precisamente el tiempo con su familia.

-¡Tu no eres parte de la familia! - replicó la tímida voz de Lilly, la niña venía caminando un poco más atrás de la mano de su hermana Lucy, y al parecer el comentario no le gustó mucho que digamos, pues le miró enojada.

- Lilly, se amable. - dijo secamente su padre y la niña bajó su cabeza. Lucy también parecía incómoda, más luego tuvo una idea y sonrió ladina

- Si Lilly. Sabinne no es de la familia pero no tienes por qué decírselo. - hizo un guiño y las dos rieron bajito. la Modelo torció la boca enojada por el comentario y esperó a ver si Matthew decía algo pero eso no pasó. sin embargo el millonario esbozó una fugaz sonrisa al escuchar reír a sus dos princesas.

al llegar al restaurante del hotel inmediatamente fueron atendidos y se les otorgó la mejor mesa como siempre.

el lugar era elegante y sofisticado, música suave llenaba el ambiente haciéndolo muy agradable. ordenaron algo de comer y Sabinne intentó entablar una charla casual, pero los hijos del Millonario no se lo ponían fácil. Nico ni siquiera le dirigía la palabra, Lilly se la pasaba frunciendo el seño a cada cosa que ella decía y Lucy replicaba con comentarios sarcásticos. entonces la mujer no pudo más y decidió dar un revés al bochornoso momento. grave, gravísimo error.

-Oh Matthew, me fascina este restaurante, apuesto a que la recepción de nuestra boda podría ser aquí mismo, ¿no mi amor?

-¿qué dijo? - Nicholai dejó caer su tenedor y miró a su padre con ojos refulgentes

-¿cuál boda? - Lucy también protestó.

Matthew miró severamente a Sabinne pero no dijo nada. de pronto La pequeña Lilly se levantó de su silla

-¡mi papá no se va a casar contigo bruja! ¡mi papá está casado con mi mamá! - gritó la niña haciendo que varios comensales voltearan al oír el alboroto

-Lilly... - llamó su padre con suavidad

-no te molestes querida, además no tiene nada de malo. no todas las madrastras son como en los cuentos.

-¿madrastra?

-Sabinne es suficiente. - Dijo Matthew dejando su copa de vino a medias

-se que siempre estás solita en casa ahora que tú madre se fue al cielo. ¿no te gustaría que yo fuera tu nueva mami?

-¡No! ¡No quiero, tu eres mala! yo no quiero otra mamá ¡yo quiero a mi mamá!

-¡Lilly es suficiente! - dijo Matthew alzando más la voz, la niña le miró más enojada

-¿prefieres a esta mujer que a mi mamá? cómo puedes... ¡te odio papá!

Lilly echó a correr ante la sorpresa de todos en la mesa, nadie lo esperaba. las dos mujeres entraron en pánico mientras Nicholai y Matthew se levantaron y fueron de prisa tras la niña pero la perdieron de vista cuando salió por la puerta que llevaba al Lobby del hotel.

-¡Nico comunícate con los guardias, que rodeen el perímetro y no la pierdan de vista! - ordenó el millonario mientras apuraba el paso y salía por la puerta tras la pequeña. el joven rubio se detuvo y tanteando los bolsillos de su saco encontró su teléfono para llamar a la guardia de su padre.

Matthew logró ver a su hija doblar la esquina y seguir corriendo por la acera. casi no había gente por esa parte del centro, salvo una muchacha de pie en el paradero de la otra esquina de la calle.

-¡Lilly espera, regresa! - gritó llamando a la pequeña... y la sangre se le heló en las venas cuando vio cómo ella intentó cruzar la calle al mismo tiempo que un imbécil no respetaba el alto y doblaba sin bajar la velocidad.

-¡Cuidado! - gritó de repente aquella chica y ante un atónito Matthew corrió arrojándose delante del auto y sacando a Lilly del camino. se escuchó el violento rechinido de las llantas quemando el pavimento y la poca gente que estaba por ahí gritó horrorizada. el vehículo logró bajar un poco la velocidad pero no lo suficiente como para que la joven se salvará del impacto. un golpe fuerte en el costado y la chica quedó tirada en el pavimento perdiendo el conocimiento.

Matthew corrió y abrazó a su hija que lloraba porque se hizo unos raspones en las rodillas al caer. besó su frente y la estrechó contra su pecho mientras Lilly sollozaba quedito. luego la bajó cuando vio venir a Nico junto con los guardias y la dejó a su cuidado

-¿Padre que pasó?...

-un idiota casi arrolla a tu hermana. ¡que detengan inmediatamente al propietario del auto!

Matthew volvió sobre sus pasos y se abrió camino a través de los curiosos que miraban la escena, algunos ya hasta tomando fotografías. escuchó que murmuraban su nombre pero le importó poco pues ya se hallaba inclinado sobre aquella muchacha que arriesgó su vida para salvar la de su hija. su expresión serena se turbó un poco al ver que traía la blusa rasgada.

"¿qué te han hecho?" pensó mientras la revisaba él mismo y con cierto alivio encontró que el daño no parecía ser muy grave. tal vez un par de contusiones y algunos morados pero nada más.

-¡Matt! ¿estás bien? - finalmente Sabinne hizo su aparición. - no te preocupes por Lilly ya he llamado una ambulancia. ¡Dios mío! ¡esa niñita necesita mucha disciplina! cuando sea su madre...

- ¡basta Sabinne! - fue todo lo que dijo. luego levantó en brazos a la joven con mucho cuidado y ella se removió un poco. Matthew se sintió más tranquilo al ver que iba despertando

-Tranquila... la ambulancia viene en camino. - le susurró para calmarle un poco, ella trató de decir algo pero Matthew se adelantó - Shhhh, estás a salvo, no temas. Gracias por salvar la vida de mi hija...

Hospital

Abrió los ojos lentamente y lo primero que sintió fue un apremiante dolor en las sienes, seguido de más sensaciones dolorosas como espasmos por todo el cuerpo. la chica se incorporó como pudo, todavía desorientada y se sobresaltó al darse cuenta que no estaba en la alcoba de su casa. el suelo y las paredes blancas, el mobiliario minimalista y elegante constaba de una pequeña sala negra con un par de sillones y una mesa de centro, un gabinete dónde reposaba una TV de pantalla plana y algunos otros objetos. entre ellos su bolso. Mina Graham parpadeó un par de veces sorprendida. ¿pero en dónde estaba?

-hola -dijo una vocecilla junto a ella. la joven volteó y encontró a una hermosa niña pequeña, sentada en una silla a un lado de la cama. era rubia, de ojos claros y piel blanca. llevaba un encantador vestido en tono arena con bordados en hilo dorado que tenían la forma de un pato con alas extendidas. Mina la observó con atención y los recuerdos vinieron a su memoria... esta niña...

-¿ya te sientes mejor?

-tu eres la niña de anoche... -Mina se llevó una mano a la cabeza. todo lo ocurrido la noche anterior volvía a su memoria, desde su enfrentamiento con el odioso de su jefe seguido de esa carrera que hizo hasta llegar al centro y finalmente arrojarse frente a un auto en movimiento para apartar a una niña y salvarla de ser arrollada.

-gracias por salvarme.

-que bueno que estás bien - sonrió un poco. luego su mente regresó a la realidad. ¿cuánto tiempo había estado aquí? ¡su abuela debía estar muerta de preocupación! no llegó a casa y ni siquiera avisó que saldría tarde. ¡tenía que volver de inmediato! trató de levantarse pero apenas hizo el intento un vértigo espantoso la obligó a buscar apoyo en la cama y sentarse nuevamente.

-dios mío...

la puerta se abrió y por ella entró un apuesto hombre alto y muy bien vestido. su solo porte era suficiente para llamar la atención. la pequeña en la silla se levantó y corrió a abrazarlo en seguida.

-¡papi!

-hola, cariño. Lucy está afuera esperándote, ve con ella. -la pequeña negó con la cabeza

-no quiero, quiero seguir cuidando a mi amiga. ¿ves? todavía no se cura. - el hombre le sonrió y acarició su cabecita rubia con ternura. Mina le observaba embelesada. él apartó la vista de la niña para posarla en su frágil figura y la muchacha se estremeció un poco. tenía unos ojos grises que robaban el aliento y una mirada duramente hermosa, serena y algo melancólica. la pobre chica se llevó una mano al pecho sintiendo que los colores se le subían al rostro. de pronto se sintió intimidada, abrumada. él tan elegante y bien vestido y ella con una bata...

-yo me encargaré de tu amiga, ve con tu hermana a almorzar. -la niña hizo un mohín de disgusto pero bastó solo una mirada de su padre para que asintiera y saliera sin replicar nada más. cuando la puerta se hubo cerrado ellos finalmente quedaron a solas. Mina no sabía que hacer. el hombre se había quedado ahí de pie sin decir nada más y ella no encontraba su voz, al parecer se atoró en su garganta porque no lograba hacerla salir.

-Noland Parker. - dijo. ella apretó los labios y el puño en su pecho. ¿cómo sabía de su jefe? - ese hombre te hizo daño, ¿no es cierto?

-pero cómo... -no siquiera la dejó terminar. caminó hasta quedar delante de ella, la chica seguía sentada en la cama y mirándole con sorpresa, el la tomó suavemente por los hombros y le miró fijo.

-no volverá a molestarte.

-pero...

-por ahora debes descansar. lo mejor será que duermas un poco más.

-mi abuela...

-ya me he encargado de todo. -fue todo lo que dijo antes de soltar a la muchacha y dirigirse a la puerta. antes de salir volvió a mirarla sobre el hombro - por cierto, Gracias por salvar la vida de mi hija. volveré más tarde.

-¡espere!

-descansa.

y dicho esto salió de la habitación. Mina Graham se quedó ahí sin saber bien que hacer. ese hombre no le dijo mucho. ni dónde estaba, ni quién era él, mucho menos darle una explicación de lo que había pasado. ella conocía una parte de la historia pero no el qué ocurrió después que el auto la golpeara y cayera al pavimento inconsciente. tampoco podía hacer mucho. no sabía dónde estaba su ropa, y sus cosas estaban en el bolso de aquel estante. bueno, podría tomarlo y tratar de llamar a su abuela desde el móvil, pero el solo levantarse de la cama le llevó más esfuerzo del que había pensado, ni hablar de caminar hasta ahí.

-que hago, dios mío...

un par de golpes en la puerta alertaron a la joven y la pobre dio un respingo nerviosa. al instante entró una simpática chica de uniforme blanco con un carrito con ruedas, de esos que parecían del servicio a la habitación de algún hotel. Sonrió a Mina mientras acercaba el carrito hacia su cama y hablaba con un tono amable y servicial.

-pero bueno, si todavía no se repone no intente ponerse en pie, señorita Graham, se pondrá peor.

-¿cómo sabe mi nombre?

-¿cómo que cómo lo sé? pues cuando la trajeron al hospital le registraron con su nombre. -explicó la enfermera como si fuera lo más natural del mundo.

-¿quién me registró? ¿quién me trajo? necesito saberlo... -ante la angustia de Mina la enfermera comenzó a preocuparse un poco.

-calma, por favor, todavía sigue un poco desorientada por el golpe, regrese a su cama.

-¡señorita por favor! dígame quien me registró...

-está bien, está bien. pero vuelva a su cama por favor. -sonrió condescendiente a la pobre muchacha y con gentileza la ayudó a recostarse de nuevo. -así está mejor...

-pero ¿entonces?...

-la persona que le trajo fue el señor Matthew.

-¿Matthew? -ella se incorporó hasta quedar sentada en la cama

-¿no le conoce? -ahora sí se sorprendía. la joven enfermera le miró arqueando las cejas, ¿de cuando acá alguien no conocía a ese hombre? - Matthew Hoo Suin. ¿no sabe quién es él, señorita Graham?

-n-no...- contestó Mina todavía más nerviosa. ¿pero en qué se había metido? cuando no podía irle peor en la vida sucedía algo como esto. la ansiedad y el temor por todo lo ocurrido comenzaron a pasar factura y ella sintió que volvía a marearse- esto... perdone, creo que sí me siento un poco mal...

-es normal. después de todo fue golpeada por una auto. descuide todo está bien, créame. el señor Matthew es muy buena persona... -la enfermera sonrió un poco

-¿lo es?

-se lo aseguro. aunque tenga una cara muy seria, es muy gentil. aquí en la clínica todos lo conocen.

la enfermera acercó el carrito a la cama de Mina y le ayudó a incorporarse una vez más. la muchacha vio que en aquella bandeja había un delicioso platón con fruta fresca, algo de jugo y unos panecillos dulces. fue entonces que recordó que no había comido nada desde ayer en la tarde.

-venga, debe comer un poco. afortunadamente no fue nada serio su accidente y podrá irse en unas horas, pero necesita reponer fuerzas.

-gracias... -Las palabras de la enfermera la tranquilizaron bastante. por lo menos no estaba en un lío, bueno, no todavía.

luego de comer un poco siguió charlando con la amable enfermera mientras esta hacía lo propio tomando su presión y revisando su condición general. la muchacha le contó a Mina que aquel hombre que la trajo anoche era nada menos que Matthew Hoo Suin, un conocido CEO que era el propietario y también administraba la compañía de seguridad DOME. era muy famoso por sus donaciones a hospitales y centros educativos. además de que era muy apuesto y lucía mucho más joven de lo que era en realidad.

-¡es un hombre guapísimo! - dijo la joven enfermera perdiendo un poco la compostura- ¡ay! disculpe la franqueza, señorita.

-descuida. la verdad si lo es - Mina sonrió un poco- pero me sentí algo intimidada...

-bueno, aquí lo tienen como una buena persona. viene muy seguido al hospital a traer a su hija Lilly.

-¿Lilly?... -ella pensó en la pequeña que estaba sentada junto a ella.

-si, Lilly es un poco frágil de salud y su médico de cabecera tiene su consultorio en este hospital. la mayoría del tiempo va a revisarla a casa pero también el señor Matthew viene mucho.

-ya veo...

-mejor descanse un poco. en unas horas podemos darle de alta.

-si, gracias. -Mina sonrió una última vez a la enfermera, de no haber sido por ella todavía seguiría en blanco. ahora al menos sabía dónde estaba y quién era el hombre que la trajo a ese lugar. -oh, espera un momento, no te pregunté ni tu nombre...

-ah, eso. mi nombre es Chloe, señorita Graham, fue un gusto. -la enfermera salió del cuarto, que chica más amable. se molestó en preguntar su nombre, por lo general eso no le importa mucho a la gente rica. aunque pensando bien, su cara no le era familiar. tal vez no fuera alguien del círculo del sr. Matthew.

Mina se quedó despierta un rato más ordenando su memoria. la voz que escuchó la noche anterior sin duda era la de Matthew Hoo Suin. entonces el mismo la trajo al hospital. ¿y cómo supo de Noland Parker? ella Ni siquiera dió aviso a la policía. la joven se mordió el labio mirando las palmas de sus manos. ¡que vergüenza! si sabía de su jefe entonces estaba enterado de lo que ese imbécil intentó hacerle. por si fuera poco, tal vez no tendría que preocuparse por pagar la factura de la clínica, que seguramente era muy costosa por cierto, pero si pasó algo en el café Montblanc, ya podía irse olvidando de volver para cobrar por lo menos su paga del mes. había pensado en ignorar la situación y volver solo para pedir su cheque y presentar su renuncia, quizá si no intentaba acusar a Noland ese idiota le pagara su sueldo y la dejara ir, eso evitaría le una buena demanda al depravado ese, pero el dinero le ayudaría a sobrevivir unos días mientras encontraba otro empleo... pero por lo visto eso tampoco sería posible.

-¿que voy a hacer?...

y, con esa pregunta Mina cerró los ojos y se quedó dormida.

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