Nota:
¡Saludos! Primero que todo, muchísimas gracias por estar aquí. Para mí es un gusto que entre tantas obras, hayas elegido la mía para leerla. Si encuentras esta nota es para advertir el contenido que encontrarás a continuación:
✓ La obra NO está corregida aún, por lo que es posible que encuentres errores y “HORRORES” ortográficos, de redacción, etc. Estoy corrigiendo poco a poco cada una para que puedas disfrutar de una buena y fluida lectura, pero a esta aún no le toca el turno. Esta novela la escribí en el 2018, fue una de mis primeras obras, no conocía nada de gramática, de acentuación, en fin, de nada. Aun así, quise compartirla con ustedes. Espero puedan comprenderlo y tenerme PACIENCIA.
✓ Algunos capítulos están desorganizados, refiriéndome al # del capítulo, ya que las escenas eróticas fueron eliminadas por la plataforma, por lo cual, cuando corrija la obra estaré modificando el contenido para que sea aprobado. Si hay muchos asteriscos es debido a que hay ciertas palabras que la plataforma censura por diversos motivos como por ejemplo: palabras soeces, de índole sexual o parecido, por lo que no está en mis manos y espero pueda comprenderlo.
✓ En algunas historias encontrarás fotos de los personajes, pero en muchas de ellas no lo hago porque me gusta que el lector se lo imagine a su gusto. No obstante, también hay casos donde la forma en que veo a los personajes, no coincide con ningún modelo real.
✓ Por favor, si es la segunda vez que lees la historia, no reveles ningún acontecimiento. Permite que quien no haya tenido el privilegio de leerla, pueda disfrutarla y crear sus propias teorías.
Ya habiendo aclarado estos puntos; espero disfrutes de la lectura. ¡Un abrazo!
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Para ser alguien en la vida, se deben hacer grandes sacrificios y mi vida ha estado llena de ellos. Posar ante las cámaras era sin duda un sueño hecho realidad; era donde me sentía a gusto y podía ser yo sin necesidad de fingir.
Antes tenía el talento, pero no el dinero; ahora tengo todo lo que siempre soñé. Ha rendido fruto todo el trabajo y el esfuerzo que he tenido que hacer, algo que me hace sentir orgulloso de mí mismo.
—Ha terminado la sesión de fotos, Adrián — me dijo Vanessa, mi asistente.
—Gracias, Vanessa. ¿Verificaste lo que te dije?
—Así es. La próxima sesión de fotos está pautada para tres días.
—Muy bien. ¿Alguna llamada de mi padre?
—Ha estado llamando casi todo el día. El último mensaje era pidiéndole que le llamara, que tenía algo urgente que hablar contigo.
—Que fastidio. Esos trucos baratos no le quedan. Siempre hace lo mismo. No le respondas las llamadas e ignora sus mensajes. Solo quiere mostrarme esas candidatas que, según él, son dignas para casarse conmigo. Como si fuera a tirar mi carrera a la basura, por casarme con una mujer. Primero muerto y enterrado, antes que amarrarme a una cabra.
—Tienes razón. Aún eres joven y tienes mucho por hacer.
—Me da alergia solo de imaginarlo — me sacudí, y seguí caminando
Tengo que ir a mi apartamento y darme una buena ducha. Estoy muerto del cansancio. Han sido días difíciles.
Ruby
—Siento que le hace falta algo a mi historia, Lucia. La historia casi nadie la lee, y quienes lo hacen, me han pedido una foto de como veo al protagonista.
—Le hace falta una buena portada y un protagonista que sea un papasito, Ruby. De esos que te los comerías hasta con pan, ya sabes a lo que me refiero.
—Es que no sé a quien podría usar como protagonista.
—Google es la solución.
Entramos a la computadora y buscamos varios hombres que estaban tan buenísimos, que nos alimentamos la papaya y la vista.
—¡Por Dios! La miopía que tenía se ha mejorado grandemente — solté, mirando las foto de varios hombres en ropa interior.
—Así imagino a tu protagonista — añadió.
Me mostró varios hombres en gabán, y era casi imposible decidir. Todos se veían tan bien.
Luego de un rato pensando, me decidí por el más atractivo de todos. Como lo había descrito en la historia, él era el más adecuado, y que cumplía con cada una de ellas físicamente.
Estuvimos largas horas creando una portada, para luego subirla. Siempre he tenido el mismo problema. No soy diseñadora y crear portadas no es lo mío. Siempre ha sido un proyecto realizar alguna. Dicen que no se debe juzgar un libro por su portada, pero la realidad es que, la primera impresión es la que cuenta.
Solía escribir por pasatiempo, pero al haber desarrollado tantas historias y aprendido mucho durante ese transcurso, quería llegar más allá. Sin darme cuenta, era mucho el tiempo que le dedicaba. Me encanta lo que hago, y mi meta era llegar a más gente. No deseaba dinero a cambio de lo que hago, lo único que quería era servirle de motivación a muchas personas, que al igual que yo, se sienten desmotivadas, con la autoestima baja y solas; y a través de la lectura, logran desconectarse de su vida para fantasear en otra.
Han pasado tres días, y es muy increíble todo lo que he alcanzado con la nueva portada. He recibido muchos comentarios positivos y mensajes que me han motivado a continuar. Las he publicado en varias plataformas y las han recomendado mucho. Me sentía muy feliz con mi logro. Solo deseo que algún día pueda publicarlo en físico.
Adrián
Al llegar a donde sería la sesión de fotos, me di cuenta que había alguien indeseable ahí. Lily es quien me ayudó a entrar en esta industria; de hecho, es la dueña de mi actual agencia. Es fotógrafa y estoy agradecido con ella, pero desde que se me confesó, he tratado de mantenerla lejos. Tuvimos uno que otro revolcón, y de ahí surgió esa obsesión de estar persiguiéndome.
—No me habías llamado, Adrián — se acercó, y sonrió.
—Estuve muy ocupado, Lily.
—Creí que ya te habías olvidado de mí.
—Imposible olvidarme de una hermosa mujer como tú— sonreí encantador.
Quería sonar interesado, aunque en realidad no lo estoy.
—Adrian, tenemos un problema. ¿Podemos hablar? — me preguntó mi asistente.
—Claro, Vanessa— miré a Lily—. Espero me disculpes, pero tengo algo que hacer. Espero verte luego. Cuídate.
—Adiós, Adrián.
Me fui aparte con mi asistente y me enseñó unas imágenes.
—¿Esto qué es? ¿Qué hace mi foto ahí?
—Me lo envío el técnico. Dijo que habían descargado esa foto en un foro y la usaron para esta portada. ¿Desea que contacte a la persona para avisarle, que no se supone que esta foto sea usada en ninguna parte sin autorización?
—¿Amor por tus curvas? ¿Qué tipo de nombre es ese? — me quedé mirando la portada.
Que nombre tan feo. No va conmigo.
—Evalué la lectura y no creo que sea conveniente que la leas.
—¿Por qué? ¿De qué trata?— pregunté curioso.
—Es una historia de romance erótico.
—¿Y mi foto está en eso? — me tomó por sorpresa.
—Sí, esa es la foto que utilizaron. No sé con qué propósito.
—¿Y por qué hay una gordita al lado mío? Tengo que leer eso ya, y más, si mi foto está en ella.
—Pero no es el momento, Adrián. En unos minutos tiene la sesión de fotos.
—Descarga el libro ese y envíamelo a mi correo. Tan pronto salga de la sesión de fotos, iré a leerlo. Mientras eso sucede, contacta a ese escritor.
—Es escritora.
—Peor todavía. ¿Qué se creen para estar usando esas fotos que eran para la revista, en una basura como esta?
—Relájate, yo me encargo del asunto.
—Hazlo pronto.
En la noche:
Luego de la sesión de fotos, fui a mi casa para bañarme y poder leer con calma lo que decía esa historia. En realidad, me sentía intrigado.
Casi pongo el grito en el cielo al leerla. Llamé a mi asistente para que viniera a mi casa ya. Necesitaba que se comunicara con esa mujer inmediatamente, y eliminara eso de una vez.
—¿Qué te sucede, Adrián? ¿Por qué me llamó a esta hora? ¿Necesita algo? — preguntó al entrar a mi apartamento.
—Quiero que me diga que ya logró que esa mujer eliminara esa historia de la internet. Mi reputación se irá a la mierda con esto.
—¿Realmente lo leíste?
—Esa escritora es una pervertida. En ese libro hay más posiciones que en el Kamasutra. ¿Qué tipo de escritora es ella?
—Debes calmarte. Por eso no creí conveniente que la leyeras. Ese tipo de historias pueden aparecer en todas partes, y más, al ser famoso.
—Pero ¿En qué rayos estaba pensando esa mujer? Usar mi imagen para escribir esta pornografía, es algo sumamente bajo.
—No es pornografía.
—Lo es. Necesito el nombre y toda la información que puedas conseguir de ella. Que borre eso, o que se atenga a las consecuencias.
—Este es su usuario. El nombre es RubyJimenez94.
—¿Tienes un número de teléfono?
—No, no he podido conseguirlo todavía. El técnico está en eso.
—Lo necesito ya, Vanessa. No quiero que nadie lea esto.
—Lo han leído mucha gente, y no es nada de otro mundo. Es solo una simple historia erótica— bajó la voz—, y excitante— carraspeó.
—¿Qué? Esto es una vergüenza. ¿Cómo saldré a la calle ahora? Me verán como un actor de películas porno, en vez de un modelo serio.
—No exageres. Sé lo desesperado que está, pero no creo que eso suceda.
—Tan pronto tenga toda la información, me llamas.
—De acuerdo.
—Mañana tiene que estar borrada esa mierda.
Me senté en la computadora y le escribí un mensaje a su página y me quedé en espera de que respondiera. Miraba el reloj y el tiempo seguía pasando y ninguna respuesta.
Pasaron tres horas, cuando por fin, vi que leyó el mensaje. Aparecía que estaba escribiendo algo y me quedé en espera unos 5 minutos. Su respuesta fue una simple palabra que me hizo molestar.
«NO»
3 malditas horas esperando una respuesta, ¿y está pervertida me escribe solamente eso?
Comencé a escribir un mensaje más largo, estaba a punto de enviarlo, cuando me salió la notificación de que me había bloqueado. Que mujer tan grosera.
Abrí más de cinco cuentas y le envié mensajes, pero la muy descarada, me bloqueó de todas. Me sentía tan ardido, que seguía haciendo muchas cuentas más. No hubo una que no bloqueara.
¿No se va a cansar? ¿Va a continuar bloqueándome sin leer los mensajes?
Sin darme cuenta, ya había amanecido, y aún estaba desvelado. Mi rostro está pagando por esto. Se me va a formar esas ojeras feas.
Maldita sea la bruja esta. ¿Cómo se atreve hacerme esto a mí? Me las va a pagar.
Ruby
—Me llamó un montón de veces. El teléfono no dejaba de sonar. Números distintos y no tuve de otra que seguirlo bloqueando.
—¿Estás segura que era la misma persona?
—Sí, era realmente un hombre, a menos que esté enferma y tenga la voz ronca, pero independientemente de eso, no sé cómo consiguió mi número.
—Creo que deberías llamar a la policía, Ruby.
—¿Y qué me van a decir ellos? Nunca le prestan atención a nada, además el número es de estados unidos.
—¿Y eso qué tiene que ver? Hay aplicaciones que se pueden utilizar para cambiar el código de área.
—¿Llegar a tanto por una simple foto? Que tontería.
—Sigo creyendo que esa persona no es la de la foto. Quien quiera que sea, es un fastidio. ¿Por qué no cambias de número?
—Desafortunadamente, no puedo hacerlo. Hace varios días apliqué para varios trabajos, y ese es el número que di. Hacer un cambio de ese tipo, tendría que pasar el doble trabajo de ir directamente a los lugares que apliqué. Ya se cansará de hacerlo.
—¿Y por qué no eliminas la foto, y listo?
—Porque he logrado mucho con esa foto, además de que ya lo presenté como protagonista. Cambiarlo luego de que lo vieron, sería muy bajo. Me ha ido muy bien con esa portada, y yo no le veo nada de malo dejarla. ¿Por qué preocuparme por lo que diga un demente de pito corto? ¿Puedes creer que me habló hasta del ****, sin siquiera conocerme?
—¿Será prejuicio, o es que es gay y está enamorado de ese modelo?
—Ya no sé qué pensar. Lo único seguro es que está loco.
—¿Por qué no verificamos el número en internet, para corroborar si realmente es él o no? Podemos comenzar con el número que te llamó, quizás encontremos alguna información. No puedes quedarte cruzada de brazos. ¿Sabes el nombre?
—En el primer mensaje que me envió decía Adrián, pero no me dijo apellido.
—Es un punto a nuestro favor. Quizá si ponemos su nombre y profesión, salga su número.
Adrián
—No se puede tramitar una demanda, porque al estar en otro país, la policía de aquí pierde jurisdicción. Debe ser en ese país que se haga — me informó Vanessa.
—Viajaré hoy mismo.
—¿No es demasiado pronto, Adrián?
—¿Pronto? Es mi carrera la que está en juego. No quiero que esa suciedad la sigan leyendo.
—¿Tienes curiosidad de saber quién es la persona que está fantaseando contigo?
—Ni lo menciones. Voy a destruir a esa mujer, es una grosera. Me arrepiento de haberle dicho que era yo, debí sacarle información primero, antes de decirle lo que pienso. Me dejé llevar por la molestia y terminé cagándola.
—No puedes estar viajando así como así. Tienes la agenda llena toda esta semana y serían trabajos perdidos.
—Puedes posponerlo. Esto es importante.
—Sigo creyendo que estás haciendo mucho drama por esto.
—Drama mis pelotas. No es la foto tuya la que aparece. Imagina que te usen a ti en una historia, en la cual te pintan como una ninfómana y que andas tirándote al que te encuentres. No creo que sea divertido.
—No encuentro diferencia a la realidad.
—¿Andas trepando de palo en palo?
—De maceta en maceta suena más interesante la cosa.
Abrí mis ojos de par en par.
—Eres una sucia.
—Siempre. Volviendo al tema que realmente importa, ¿Cómo vas a ir a ese país sin conocer en realidad quién es la chica?
—¿No ibas averiguarlo? Ya sé que su nombre es Ruby Jiménez, ella misma lo confirmó. En algún foro debe estar su nombre completo. No creo que haya tenido tiempo de cambiarlo todo, tampoco creo que solo la haya subido a esa plataforma.
—Me comuniqué con los de la plataforma y no la van a borrar, tiene que hacerlo el usuario, ya que según ellos, no incumple con ninguna de sus reglas. Entra en la categoría de “Fan-Fic”.
—Esto va a terminar por volverme loco. Traté de hablar con ella amablemente y su respuesta fue tan seca, que me sacó de mis casillas.
—Deja de escribirle y hostigarla, eso la espantará.
—Sí, que me tenga en mente todo el día, para que sienta lo que estoy sintiendo yo. Me está atormentando de lejos y no le importa.
—Hablando del rey de Roma — sacó su teléfono, y lo miró.
—¿Es ella?
—¿Cómo va a ser ella? Es el técnico. Buenas noticias, consiguió la información de la chica. Hay varias aplicaciones de trabajo en el internet, que tienen toda su información personal y puso el mismo número en ellas.
—¿Y cómo es?
—¿Y ese repentino interés?
—No es interés. Quiero saber quién es la persona que me está haciendo perder mi valioso tiempo, y que no me permite descansar. El rostro se me está arruinando gracias a ella.
—En la aplicación no hay fotos, pero el técnico se va a encargar de buscar lo demás.
—Saca el pasaje, hoy mismo iremos a ese país.
—Esta bien, Adrián.
Ruby
—Al parecer, el modelo si se llama Adrián. Mira esas fotos, por Dios.
—Justo como lo recetó el doctor. Ojalá se pierda y llegue a casa— me quedé observando sus fotos en traje de baño.
Sube muchas fotos en sus redes.
—¿Qué pasaría si realmente es él?
—Como si esas cosas pasaran. No me molestaría ser acosada por alguien así— reí.
—Creo que a nadie— ambas reímos.
Adrián
Al día siguiente:
Llegamos a Puerto Rico y nos quedamos en San Juan, era el único sitio donde estaban los mejores Hoteles cinco estrellas.
—Pospuse todo para que puedas hacer todo lo que necesites hacer. Si necesitas más tiempo, los llamaré y cancelo.
—Bien hecho. Ni mi GPS está funcionando bien en este lugar. Todo va de mal en peor.
—Cálmate, Adrián. Todo va a salir bien.
—Quiero hablar con ella a la buena primero. Me tendrá que dar la cara luego de todas esas humillaciones que me ha hecho pasar. Si no borra la foto, me encargaré de demandarla. Quiera o no, le va a tocar hacerlo. No me conviene porque sería más tiempo el que tenga que estar acá.
—No es una niña, ella entenderá la situación y la borrará.
—Dijiste que tenía 23 años, ¿Verdad?
—Así es. Tengo una foto 2x2 de ella. No se puede apreciar bien su rostro, pero lo más probable, la reconozcas si la ves. Tienes mejor vista que yo— me pasó la pequeña foto, y me quedé viéndola.
—Lo supuse, es una gordita. Por eso hace ese tipo de historias, pero si tiene tantas fantasías conmigo, que al menos no las publique.
—Debes estar cansado del viaje, ¿Por qué no descansas?
—El descanso es para los muertos y ni hablemos de muertos. Iré a buscarla ahora. No voy a perder un día más.
—La espantarás con esa actitud. Eres una figura pública, no puedes actuar como un demente o te puedes ver afectado. Sé cómo se siente, pero no es para tanto. Debes guardar la calma y hablar civilizadamente con ella.
—Ya veremos.
Terminé usando el GPS de mi asistente, y preguntando a todo aquel que estuviera caminando por la calle. Logré llegar a Caguas, luego de una hora de camino. Es el colmo que este pasando esto. Este lugar no me gusta. No sé parece en nada a lo que estoy acostumbrado.
Logré ver el letrero con el nombre de la urbanización donde supuestamente vive. Tuvimos que preguntar, porque era como un laberinto. En las carreteras habían más cráteres que en la luna.
Encontré la casa, pero no había ningún auto estacionado en la marquesina. No me digas que no está. Después de ese largo viaje, irme sin enfrentarla, no sería justo.
—Yo me bajo y le preguntó a los vecinos — me dijo Vanessa.
Se bajó del auto y luego de unos minutos, regresó.
—Está en la universidad.
—¿Estudia?
—Sí.
—¿Preguntaste el nombre?
—Sí, me dijeron que está por aquí cerca. Lo pondré en el GPS.
Llegamos a la universidad y estaba lleno de estudiantes. Aquí se me hará difícil encontrarla. Será mejor que pregunte.
—Yo lo hago esta vez, Vanessa. Quédate en el auto.
—No la vayas a asustar, por favor. No compliques las cosas.
—¿Cómo crees? — sonreí nervioso, y me bajé del auto.
Es el colmo que tenga que pasar todo esto por ella. Este lugar es peor que el infierno. Hace un calor sofocante.
Pregunté a varias personas y les mostré la pequeña foto. Me enviaron a la biblioteca, y al entrar, estaba repleta de estudiantes. ¿Cómo demonios la voy a encontrar?
Miré mesa por mesa, y caminé entre todos los libros esperando encontrarla. Vi una mujer obesa, con un libro en mano y supuse que podía ser ella. Es la única chica gordita que vi en la biblioteca. Su pelo era negro y largo, usaba unos lentes más grandes que Betty la fea, de estatura podría decir que al lado mío era como un duende, excepto por lo ancha; tenía unos pantalones y una blusa color púrpura. Me acerqué tratando de guardar la calma y no insultarla como quería.
—Buenos días, ¿Es usted Ruby? — le pregunté amablemente.
Se giró hacia mí y sonrió.
—Sí, ¿Es usted el nuevo conserje?— sonrió, y eso me molestó.
¿Conserje? ¿Cómo se atreve?
—¿No me reconoce? — sonreí entre dientes.
—No, ¿Debería? — arqueó una ceja, y se quedó seria.
—Usas mis fotos para cumplir tus fantasias, ¿y ni siquiera me conoces?
—¿Tus fotos?— se quedó pensando, y rio nerviosa.
—¿Es usted el acosador?
Fue como una puñalada en el pecho, y más con el tono sarcástico que utilizó.
—¿Acosador? Escúchame bien, pervertida…
—¡Mire! Ahí viene el director y tendrá problemas si lo ve aquí.
—¿El qué? — miré detrás de mí y no había nadie.
Al girarme de vuelta, vi que ella ya no estaba.
¿Acabo de dejarme trollear por una universitaria?
Salí corriendo a buscarla y la vi salir de la biblioteca. Está vez no se va a escapar de mi.
La vi entrar a los baños de chicas, y casi logro entrar con ella. No puedo hacer eso o pensarán que soy un pervertido.
—Sal de ahí, pervertida. No me hagas buscarte.
Se paró en la puerta y me mostró el dedo del medio.
—Atrápame si puedes, acosador. Llamaré a la policía.
—¡Eres una grosera! ¡Ya verás!
Me quedé un tiempo esperando afuera. Me puedo meter en un problema si hago esto, pero no me voy a ir sin hablar con ella.
Miraba el reloj y no salía. ¿Y si se fue por una ventana?
—Oye, pervertida. ¿Podrías asomarte por un segundo?— no respondió, y me preocupé—. No voy hacerte nada, solo quiero hablar— no hubo respuesta.
Esto me va a salir caro. No había nadie alrededor y me asomé, pero no la vi. No puede ser. ¿Se me escapó otra vez?
Entré al baño para asegurarme. No se había metido nadie, solo ella. Al llegar a la pared del último, la vi pegada a la pared.
Me dio con el bolso y me tapé.
—Eso duele, estúpida. ¿Qué mierda tienes tienes en esa cartera? ¿Piedras, un martillo o qué rayos? Yo no voy hacerte nada, solo quiero hablar contigo.
—Está en el baño de chicas ¿y me dices que no quiere hacerme nada?
—No estoy interesado en ti. Solo quiero que elimines las fotos mías de esa historia y es ya. No me iré hasta que lo hagas.
Escuché voces de unas chicas y ella me miró, parece que tenía intenciones de gritar, pero le tapé la boca y nos quedamos en esa esquina.
—¡Sh! No te haré nada, solo no hables — me quedé cerca de ella, rezando a todos los santos que no nos vieran.
Una de las chicas caminó casi al penúltimo y casi infarto. Me pegué más a ella para que no me vieran y sentí su rodilla en mi entrepierna.
—Eres una pervertida. ¿Resulta que ahora el acosado soy yo?
Si caminan acá nos verán y pensarán que estábamos haciendo algo raro. Peor sería que pensaran que soy un violador, y más por tenerla acribillada contra la pared. Mi fama se iría a la mierda con esto. Solo espero que no se le ocurra hacer una tontería.
Las chicas se fueron y suspiré. Ruby me mordió la mano y la solté.
—¿Por qué me muerdes? ¿Me ves como un salmón o un pernil asado?
—No, tú no tienes nada de parecido— me miró de arriba abajo, y me empujó.
—Eres la mujer mas grosera que he conocido en mi vida.
—Y tu el acosador más loco que he conocido. ¿Qué es lo que quieres?
—Primero que todo, salir de aquí. Este no es lugar para hablar.
Caminó hacia la puerta y caminé ligero para salir primero. No voy a caer en otra trampa.
Al salir, ella se detuvo.
—Ni lo intentes.
—No planeaba hacer nada. No seas tan histérico. Ahora dime, ¿Qué quieres?
—En este lugar no podemos hablar. Solo se escuchan muchos murmullos, y así nadie puede hablar.
—¿Estás buscando secuestrarme?
—Como si fueras la gran cosa. Ni aunque lo intente, podría hacerlo.
—Que grosero, y hablas de mi.
—Tu...— no pude añadir más, cuando escuché la voz de Vanessa.
—Aquí estás, Adrián.
—¿Por qué no te quedaste en el auto, Vanessa?
—Tenía que asegurarme de que no cometieras una imprudencia.
—Jamás haría algo así.
—Lo dice el acosador que entra al baño de chicas y me acorrala a la pared — comentó Ruby.
—No es lo que crees, Vanessa. Ella está exagerando las cosas.
—Es un gusto conocerla, Srta. Ruby— Vanessa se acercó a Ruby y la saludó.
Me dio la espalda como si nada.
—Igualmente. Es agradable conocer a alguien cuerdo—Ruby sonrió, mirando a mi dirección.
—¿Me estás llamando loco? — pregunté sorprendido.
—Sí, lo estoy haciendo.
—Eres… — Vanessa me interrumpió:
—Es muy lindo ver que ya se están llevando bien.
—¿Llevando bien? ¿Estás ciega?
—Quiero pedirte disculpas por todo lo que le ha hecho Adrián. Es muy impulsivo y normalmente no actúa así. ¿Será que podemos ir a tomar algo y hablar sobre el asunto? Digo, si tiene tiempo.
—Esta bien. Quiero que todo este malentendido se arregle.
—Muy bien. Le prometo que no va a pasar nada malo. Venga con nosotros.
Caminamos al auto y ella iba para otra dirección.
—¿A dónde vas?
—A buscar mi auto. ¿Hay algún problema?
—Puedes irte en el nuestro— le ofreció Vanessa.
—Sí, vente con nosotros— le ofrecí.
—¿Miedo a que escape? — arqueó una ceja, y sonrió.
¡Maldita burlona!
—Está bien. Iré con ustedes, pero no te quitaré los ojos de encima.
—Haz lo que quieras.
Subimos al auto y Vanessa se detuvo en una cafetería. Entramos y nos sentamos en una mesa distante. Me senté al lado de Vanessa y ella al frente nuestro.
—¿Quiere algo?— le preguntó Vanessa.
—No, gracias. Entonces ¿Qué necesitan?
—Primero que todo; mi nombre es Vanessa, soy la asistente de Adrián. Estamos aquí porque nos avisaron de que estaba utilizando una foto de Adrián para una historia suya, y queríamos pedirle que la elimine. Él ha estado afectado por ese pequeño problema.
—¿Pequeño problema? — pregunté molesto.
—Continue, Sra. Vanessa — comentó Ruby, ignorando mi existencia.
—Gracias. Como estaba diciendo, es una imagen que está prohibida para el uso público y no sabemos cómo la consiguió.
—En internet, está en todas partes.
—En realidad, eso es lo único que queríamos, Srta. Ruby.
—De lo contrario, no dudaré en demandarla— añadí molesto.
—¿Eso era todo? — preguntó indiferente—. Si me lo hubieras dicho desde un principio, la hubiera borrado.
—¿Eh? Me maté escribiéndote e ignorabas mis mensajes.
—Insultándome…
—Lo que sea.
—Esta bien, la borraré.
—¿Así nada más? ¿No vas a negarte?— pregunté sorprendido.
—¿Querías que lo hiciera?— arqueó una ceja, y esbozó una sonrisa.
—Claro que no, no me convenía. Es solo que me está muy raro que acepte tan rápido, luego de todo lo que me ha hecho pasar. Tuve que viajar y dejar mi trabajo por esto.
—Mala tuya. Si hubieras actuado de una mejor manera, no hubieras tenido que dar el viaje. Por otra parte, ¿Para qué voy a discutir por una tontería como está? Al final de cuentas, mi protagonista es completamente diferente a la persona que tengo en frente. Ya encontraré un modelo menos amargado, acosador y bipolar.
—¿Cómo te atreves?
—Sí, uno que sea atractivo. Para ser el de la foto, no se parece en nada. Ya veo que el Photoshop y el maquillaje funciona muy bien.
—Tu ocultas tu personalidad en ese foro para que nadie vea la persona desagradable y grosera que eres. ¿Qué tipo de pervertida escribe ese tipo de cosas? Poniendo escenas que solo una depravada escribiría. ¿No tienes un buen novio que te atienda?
—¡Basta, Adrián!— Vanessa le dio un golpe a la mesa, y la miré—. El único grosero aquí eres tú. ¿Cómo te atreves a hablarle así a una chica?
—¿Y ella si tiene el derecho de hacerlo?
Ruby rio, y la miré.
—En realidad, ¿Cuál es el motivo de ponerse tan agresivo y atacarme por una simple foto? No me parece que sea por mi forma de ser que me ataca, más bien ha estado mencionando el contenido de sexo que hay dentro de la historia. ¿Acaso es virgen, o es que no puede hacer ni la mitad de las cosas que hace mi protagonista y tiene envidia?
—¿Envidia?
—Así de patético luce. No tienes que preocuparte, eliminaré la foto y problema resuelto. ¿Eso era todo lo que necesitaban?
—¿Patético yo?
—Srta. Ruby, quiero ofrecerle algo. A mí sí me gustó la historia y me parece que tiene talento; un talento especial que merece ser reconocido, es por eso que quisiera ofrecerle mi ayuda para promocionarla. Tiene razón de que la historia no debería tener un protagonista como él. Adrián se lo pierde. Conozco a varios modelos que no creo que les moleste en lo más mínimo que escriba sobre ellos. Es más, te enviaré unas fotos en las cuales no tendrás problemas si las usas. ¿Le parece?
—¿Ahora te vas a poner de parte de ella? — le pregunté molesto.
—Me gustaría mantenerme en contacto con usted. ¿Le agrada la idea? — le preguntó Vanessa.
—Sé lo agradecería mucho. Usted sí es amable.
—Gracias. La contactaré en la tarde.
—De acuerdo—se dieron un apretón de manos, y ambas sonrieron.
Ruby caminó a la puerta, y Vanessa me miró molesta.
—¿Ahora qué te pasa?— le pregunté.
—A mi ni me hables. Eso que dijiste estuvo mal. Deberías disculparte con ella.
—Yo no voy hacer eso. Ella me faltó el respeto a mi tambien.
—Con ese orgullo no llegarás a ninguna parte. Ahora te va a tocar ayudarla.
—¿Yo?
—Sí, tú. Prepárate, porque no dejaré que sigas actuando como un imbécil con los demás. Espero te haya quedado claro, Adrián. Ya no eres un niño, eres una figura pública y debes comportarte — Vanessa se fue detrás de Ruby.
¿Ahora el malo soy yo?
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