Han pasado varios años desde la última batalla que los caballeros tuvieron que librar.
Athena ha revivido a sus santos caídos y el mundo está en paz desde entonces, por lo que todos viven una tranquila vida en el santuario.
Un día como cualquier otro, Shun caminaba de vuelta hacia el santuario con los últimos rayos de sol aun en el cielo, cuando diviso una figura de altura media con larga cabellera aguamarina recogida en una coleta alta y un bolso en la espalda, la cual observaba detenidamente las escaleras que conducían a las 12 casas.
- Disculpe. ¿Puedo ayudarla? pregunto en santo de Andrómeda.
- Si – dijo la joven al tiempo que se volteaba para ver quien le hablaba estoy buscando al señor Camus. ¿Acaso sabe dónde puedo encontrarlo?
- Camus no está en el santuario y no sé cuando regrese.
- Ah. ¿Y no sabe de alguien que pueda decirme cuando regresa?
- De seguro la señorita Saori sabe.
- ¿Le importaría llevarme con esa mujer?
- No se si pueda verla señorita\, porque no regresa mañana\, yo le diré que la busca.
- Eso no puede ser\, tengo que hablar con ella lo más pronto posible.
- De acuerdo dígame que desea y veré que puedo hacer.
- Lo siento pero prefiero hablar de ese tema con Camus o en su defecto con esa señorita.
- Está bien espéreme aquí por favor.
- Si. Gracias
La joven espero por mucho tiempo hasta que se canso de estar allí parada, por lo que se encamino en dirección al templo de Aries. Al llegar a la primera casa zodiacal se adentro en ella sin pensarlo dos veces pero de inmediato fue interceptada por su guardián.
- Disculpe señorita pero no puede estar aquí. emitió en tono serio el primer guardián.
- Lo siento\, no lo sabía. Es que hace rato que estoy esperando a un joven que dijo que iría por mi y aun no regresa
- ¿Como es él?
- Tiene la tez blanca y el cabello y los ojos verdes.
- Debe ser Shun. Subió hace rato\, no debe de tardar en volver. El camino es largo\, le aconsejo que espere un poco más.
- De acuerdo. Gracias.-dijo algo decepcionada
La chica emprendió su retirada cuando una voz que ya había escuchado antes la detuvo.
- Espera. la llamo Shun desde la salida del primer templo Saori dice que subas que te espera.
- Muchas gracias.
Shun guío a la peliaguamarina a través de las doce casas hasta llegar al salón de Athena. Una vez allí, el caballero dejo a las dos jóvenes para que conversaran.
- Me dijeron que querías hablar conmigo. ¿Es cierto?-cuestiono la diosa con calma.
- En realidad quería preguntarle sobre el paradero de Camus. Es con él con quien debo hablar.
- El está de viaje. ¿Para que lo necesitas?
- Es un asunto personal\, que preferiría hablar con él si no le molesta. bajo la vista al sentirse un tanto incomoda.
- Pues estas de suerte porque el vuelve esta noche\, así que si quieres esperarlo aquí no hay problema.
- Muchas gracias señorita.
Saori contemplo por un instante el semblante de la adolescente frente a ella. Se veía una buena joven y bien educada no solo por la forma en se había comportado sino también por su mirada. Esta denotaba gran pureza pero también una profunda tristeza. Al parecer algo le había ocurrido.
- ¿Sucede algo? cuestiono la menor al sentirse observada.
- No es nada. Acompáñame por favor le pidió con una sonrisa levantándose de su asiento. La chica solo asintió y la siguió.
Athena condujo a la joven a una de las tantas habitaciones para que esperar tranquila ya que sabía que Camus regresaba esta noche pero no exactamente a qué hora además por lo que Shun había dicho la chica no tenía intenciones de irse sin verlo.
Varias horas mas tarde, finalmente Camus se hizo presente frente a la diosa.
Me alegra saber que todo se encuentra en orden. En cuanto a Hyoga no hay problema en que se tarde un día más, le hará bien.
- Eso es todo lo que debía decirle de nuestro viaje\, con su permiso me retiro pronuncio solemnemente para después hacerle una reverencia a su diosa.
- Espera Camus.
- ¿Ocurre algo?
- Hay alguien que te está esperando en la biblioteca.
- ¿De quien se trata?-cuestiono extrañado el santo.
- No lo sé\, es una joven que pedio hablar contigo. Supuse que era familiar tuyo debido a que tiene el mismo color de ojos y cabello que tu además de tener cierto parecido.
- No recuerdo a nadie así. contesto en tono pensativo.
- Porque no vas a verla.
- Si\, con su permiso.
El de acuario se retiro mientras meditaba sobre aquella descripción; entro en la habitación, la cual estaba casi en total obscuridad a causa de que solo una lámpara de noche iluminaba el libro que la chica leía.
Esta bajo un poco el texto, lo suficiente como para ver la mitad de su rostro, y observo fijamente al caballero que acababa de ingresar. En ese instante Camus paró en seco y pronuncio en un débil susurro:
- Sophie...
- No –dijo al tiempo que depositaba el libro sobre la mesa que estaba a su lado Sophie era mi madre. Usted es
- Camus\, ¿verdad?
Camus solo asintió. Entonces la joven lo miro directo a los ojos lo más firmemente que pudo y pronuncio:
- Soy Shiori su hija
-Sophie... pronuncio en un débil susurro el caballero de acuario
-No –dijo al tiempo que depositaba el libro sobre la mesa que estaba a su lado Sophie era mi madre. Usted es
-Camus ¿verdad?
Camus solo asintió. Entonces la joven lo miro directo a los ojos lo más firmemente que pudo y pronuncio:
-Soy Shiori, su hija.
Camus no daba crédito a lo que acababa de escuchar, sus oídos debían estarle haciendo pasar un mal rato. Pero aquella chica frente a él se le hacía tan familiar.
-Eso es imposible –contesto finalmente en un tono bajo y frío.
-No, mi madre me lo dijo. ¿O ya se olvido de ella? arremetió en tono duro para lastimarlo.
-Ella nunca me dijo nada.
-Porque después de que usted se fuera, ella se entero que estaba embarazada de tres meses.
Camus estaba anonadado. No tenía palabras, no sabía que decir. Solo desvío la mirada y noto una caja de tamaño medio, color blanco a un lado del libro que la chica había dejado.
-Mi madre la dejo para ti –pronuncio en tono parco al darse cuenta en que había fijado su vista el acuario lo de arriba es una copia de su testamento.-El caballero miro a la chica algo receloso. Por lo que ella prosiguió no la he abierto. Ni siquiera sé que tiene.
Camus la observo fijo, era cierto no le estaba mintiendo en nada.
- ¿Por qué? ¿Que fue lo que le paso? dijo sentándose al otro lado de la mesa y tomando la caja
-Hace poco contrajo una fuerte enfermedad que la debilito rápidamente y se llevo su vida en poco tiempo su tono de voz cada vez se apagaba más y se sentía más dolido yo le hice una promesa, es por eso que estoy aquí. dio un gran suspiro cerrando los ojos y luego continuo como eres mi único familiar directo vivo y yo aun soy menor de edad por seis meses se supone que debo quedar a tu cargo, ese era el deseo de mi madre. Claro que si no quieres estaré de acuerdo y...
- ¿Porque nunca dijo nada?- le interrumpió– ¿porque no me busco?
Porque ella no quería que estés a su lado por mi causa lo cual veo perfecto y a decir verdad cuando crecí nunca quise conocerte, si estoy aquí es porque ella me lo pidió admitió con sinceridad aplastante.
El acuario no sabía que decir ni que pensar. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había visto a Sophia, para ser preciso 18 años. Lo que la joven le decía parecía tener coherencia además esta chica le recordaba tanto a ella de hecho eran muy parecidas con excepción del cabello, los ojos y claro esa mirada que parecía tan fría como la de él. Todo lo contrario a la de Sophie.
Ambos permanecieron en silencio por largo rato. El ambiente era tan tenso que podía cortarse.
-Ya es muy tarde. pronuncio fríamente llamando la atención de la menor Le pediré permiso a la señorita Saori para que te quedes esta noche aquí y mañana veremos qué pasa.
Sin dejar que Shiori contestara tomo la caja y se retiro en busca de la joven diosa. Le explico la situación y esta acepto que la chica permaneciera allí por lo menos por esa noche.
A Shiori no le quedo más que aceptar la invitación a pesar de que quería salir de allí lo más rápido posible, la insistencia de Saori pudo más.
Sería una larga velada para ambos: por un lado Camus tenía mucho que pensar y que analizar, entre ellas las cosas en la caja y el testamento; mientras que Shiori comenzaba a hacerse la idea de que esto no sería tan fácil como pensaba y la posibilidad de tener que vivir con su padre se hacía más grande de lo que creía, suspiro con este pensamiento en la mente y cerró los ojos para intentar dormir aun que tenia la sospecha de que le costaría más que de costumbre
"Querido Camus:
Primero que nada te pido disculpas por no haberte dicho nada en su momento, se que hice mal y que tenias derecho a enterarte por mi boca y no así pero sinceramente creí que esto era lo mejor sobre todo para ti.
Yo se que en aquel momento te alejaste de mi para protegerme y siempre te voy a estar agradecida por eso y por haberme regalado a Shiori, pero si tuviera que elegir lo haría de nuevo.
Lo más seguro es que te cueste congeniar con ella al principio, es una niña muy terca y orgullosa cuando quiere pero en el fondo es muy dulce, buena y sobre todo sensible, solo le cuesta entrar en confianza.
En esta caja te dejo un álbum de fotos, unos videos caseros de los cumpleaños y momentos importantes de Shiori. Además de un diario donde he escrito todo lo que ha hecho durante estos años día a día.
Tendrás que disculparme por la falta de fotos del embarazo, pero a decir verdad hay solo una foto por
Mes por obligación de mis padres ya que durante ese periodo estuve muy triste, pero cuando me pateaba y una vez que nació nuestra hija cambio todo: ella me devolvió la alegría al parecerse tanto a ti.
Mis padres creyeron que ocurriría todo lo contrario, por suerte se equivocaron. Gracias a ella ya no pude estar triste, así que espero, no estoy segura que te pasara lo mismo.
Se que sabrás cuidar bien de mi, perdón de nuestra princesita.
Te pido perdón nuevamente por no decírtelo antes pero lo creí mejor así.
Te ame, te amo y te amare por siempre.
Sophia
PD: De veras no te preocupes si Shiori te trata de manera fría o hasta descortésmente, es parte de su coraza. Tampoco te sientas en la obligación de cuidarla, estas en todo tu derecho de no querer hacerlo, por lo que no debes hacerte problema si esa es tu decisión. Shiori tiene excelentes amigos que se harán cargo de ella hasta que sea mayor de edad y yo le he dejado todo lo que necesitara hasta ese entonces y más también. ¨
Camus terminaba de leer estas líneas con gran pesar, solo dejando escapar una de las tantas lágrimas que querían salir y muchas dudas en su cabeza: ¿que debía hacer ahora? ¿Quedarse con Shiori en el santuario? ¿Irse con ella? ¿Dejarla con sus amigos y tal vez visitarla de vez en cuando o tal vez nunca y hacer como si este encuentro jamás habría sucedido?
La mente del caballero era un hervidero de preguntas que por el momento no tenían respuestas. Suspiro y volvió a dejar la carta dentro de la caja para luego dejar esta debajo de su cama; por último se dirigió hacia la entrada de su templo para sentarse en las escaleras y ver si la noche y las estrellas le ayudaban a encontrar una respuesta, ya era sabido que no dormiría esa noche.
Al mismo tiempo, en el templo de Athena, todos sus ocupantes dormían plácidamente con acepción de alguien...
-Mami...ma se revolvía incomoda en la cama mientras soñaba-mami no por favor...¡ Mami! grito Shiori, despertando sobresaltada a causa de la pesadilla que había tenido-otra vez tuve esa pesadilla -murmuro en voz baja con la respiración agitada al tiempo que cerraba los ojos y se aferraba con fuerza al pequeño muñeco de peluche en forma de pingüino que la acompañaba en las noches a pesar de la edad que tenia es la tercera vez que la tengo desde que todo ocurrió recordó abriendo los ojos -y la segunda vez que me despierto esta noche, lo único que falta ahora es que me digan que voy a tener que quedarme aquí y empiece a sufrir de insomnio- dio un suspiro de resignación con los ojos cerrados para luego abrirlos y posar su vista en el pequeño animal.
Una dulce y apenas visible sonrisa se dibujo en su angelical rostro, la cual se desvaneció enseguida.
Nunca me ha gustado dormir sola y ahora menos admitió en tono apagado.
De casualidad había llevado el peluche con ella en el bolso donde llevaba las cosas para Camus, además de un pijama y una muda que sus amigos insistieron en que llevara por si debía quedarse allí por alguna causa. Finalmente tuvieron razón, volvió a sonreír al darse cuenta de ello.
Se levanto y se asomo a la ventana de la habitación. La vista de aquel lugar era impresionante: podía apreciarse perfectamente todo el santuario cubierto por un manto de incontables estrellas. Para ella solo le faltaba estar en otra situación y que el mar también se pudiera ver y escuchar, como ocurría en su casa.
Cuantas veces se había subido al techo de su cuarto para poder observar la costa y las estrellas al mismo tiempo, cuánto tiempo pasaba allí buscando todas las constelaciones que sabía, hasta que la atrapaban y prácticamente la obligaban a acostarse alegando que era muy tarde para que estuviera despierta, claro que en varias ocasiones cuando eso ocurría ya casi amanecía.
Ya no podría hacer eso si se quedaba en ese lugar, pero aunque no quisiera, si Camus aceptaba debía vivir con él. Como se arrepentía de haber hecho esa promesa ahora pero de inmediato se reprimió ese pensamiento, eso fue lo último que su madre le pidió y aun que le costara lo iba a cumplir. No había roto una promesa nunca y no iba a empezar ahora además que son 6 meses estaba segura que cuando se quisiera dar cuenta estaría viviendo con Christian felizmente como hasta hace unos días.
Suspiro y poso su vista en la hermosa luna llena que adornaba e iluminaba el firmamento con ayuda de una estrella fugaz que lo surcaba en ese momento. Sin querer y casi por inercia comenzó a entonar una canción que le venía a la mente.
Esa dulce y melodiosa voz apenas si podía escucharse alrededor de ella pronunciando una triste melodía que le traía a su mente bellos momentos.
Cerró los ojos y una solitaria lágrima rodó por su nívea mejilla hasta su boca apagando por esa noche su dulce voz.
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