Hoy es el día, por fin he conseguido una entrevista de trabajo en la prestigiosa empresa Corporación Park. Después de meses de solicitudes y envío de currículos, parece que mi oportunidad ha llegado.

Me miro al espejo una vez más, asegurándome de verme lo más profesional posible. El traje negro que me prestó mi amiga Yuri luce perfecto, y he peinado mi cabello en un moño elegante. Estoy nerviosa, pero también emocionada. Esta es mi gran oportunidad de dar el salto y establecerme en mi carrera.

Salgo de mi pequeño departamento y me dirijo al centro de la ciudad, donde se encuentra la imponente sede de Corporación Park. Al entrar al enorme edificio, me siento como una hormiga rodeada de rascacielos de cristal y acero. El ambiente es tan sofisticado y elegante que me siento un poco fuera de lugar con mi ropa modesta.

Después de registrarme en la recepción, una asistente me guía a través de los pasillos hasta llegar a una sala de juntas. Allí me encuentro con un panel de tres ejecutivos, entre ellos el mismísimo CEO, Chen Li. Mi corazón late con fuerza cuando lo veo por primera vez. Es un hombre increíblemente apuesto, con rasgos afilados y una mirada penetrante. Siento que me observa de pies a cabeza, como evaluándome.

La entrevista comienza y trato de mantener la calma mientras respondo a sus preguntas sobre mi experiencia y habilidades. Pasan los minutos y siento que lo estoy haciendo bien, pero aún así el nerviosismo no me abandona. Debo dar una buena impresión.

Cuando termina la entrevista, el señor Li se pone de pie y me tiende la mano.

- Bienvenida a Corporación Park, señorita Park - dice con una sonrisa enigmática.

No puedo creer que lo he logrado. He conseguido el trabajo. Salgo de la sala de juntas con una mezcla de emoción y agotamiento. ¡Lo he conseguido!

De camino a casa, no puedo dejar de pensar en Chen Li. Hay algo en él que me cautivó, más allá de su imponente presencia y su éxito como CEO. Será mi jefe, pero no puedo negar que me siento atraída por él.

Cuando llego a mi pequeño departamento, encuentro a mi mejor amiga Yuri esperándome ansiosa.

- ¡¿Cómo te fue?! ¿Conseguiste el trabajo? - pregunta emocionada.

- ¡Sí, lo logré! - exclamo con una enorme sonrisa - ¡Voy a trabajar para Corporación Park!

Yuri suelta un grito de emoción y me abraza con fuerza. Ella sabe cuánto he luchado por conseguir este empleo. Hemos estado juntas desde la universidad y me ha apoyado incondicionalmente.

- ¡Eso es increíble, Sol! Estoy tan orgullosa de ti - dice mientras me mira con alegría - ¿Y cómo estuvo la entrevista? ¿Conociste al CEO?

- Sí, lo conocí - respondo, sintiendo un leve rubor en mis mejillas - Es... impresionante. Tiene una presencia muy dominante y cautivadora.

Yuri me mira con picardía y suelta una risita.

- ¿Acaso te gusta tu nuevo jefe, Sol? - bromea.

- ¡No seas tonta! - la reprendo, aunque en el fondo sé que tiene razón. Definitivamente hay algo en Chen Li que me atrae, aunque sé que es una locura pensar en eso. Él es mi jefe, un hombre poderoso y lejano a mi mundo.

Esa noche, mientras intento dormir, no puedo dejar de pensar en el CEO. Me pregunto cómo será trabajar a su lado, si tendré oportunidad de interactuar con él más allá de ser su empleada. Sé que debo mantener la compostura y enfocarme en hacer un buen trabajo, pero aun así esa sensación de atracción está presente.

Al día siguiente, me presento puntualmente a mi primer día de trabajo en Corporación Park. El ambiente es abrumador, lleno de ejecutivos elegantes y eficientes. Me siento como una intrusa en medio de todo este lujo y sofisticación.

Una de las asistentes me guía hasta mi nuevo escritorio, un pequeño cubículo en un piso lleno de oficinas privadas. Comienzo a organizar mis cosas y a familiarizarme con el entorno cuando escucho una voz grave que me llama.

- Señorita Park, ¿puede venir a mi oficina un momento?

Me giro y veo al señor Li de pie en la puerta de su elegante oficina, observándome con esa mirada penetrante. Siento que el corazón se me acelera mientras me pongo de pie y camino hacia él.

- Claro, señor Li. ¿En qué puedo ayudarlo? - pregunto, tratando de mantener la compostura.

Él me indica que pase a su oficina y cierra la puerta detrás de mí. El espacio es impresionante, decorado con muebles de lujo y una enorme ventana que ofrece una vista privilegiada de la ciudad.

- Quería darle la bienvenida personalmente a la empresa - dice mientras se acomoda en su sillón de cuero - Y también quería hablar con usted sobre sus funciones.

Asiento y escucho atentamente mientras me explica con detalle las tareas que estaré a cargo de realizar. Parece satisfecho con mi desempeño en la entrevista y confía en que seré una valiosa adición al equipo.

A medida que habla, no puedo evitar observar cada uno de sus movimientos. La forma en que sus dedos se mueven sobre el escritorio, la forma en que su mirada se clava en mí, su voz grave y segura. Es una presencia imponente que me tiene completamente cautivada.

Cuando termina de darme las indicaciones, me mira fijamente.

- Espero que se sienta cómoda aquí, señorita Park. Tiene mucho potencial y creo que será una excelente incorporación a Corporación Park.

- Muchas gracias, señor Li - respondo con una leve inclinación - Haré mi mejor esfuerzo para cumplir con sus expectativas.

Salgo de la oficina sintiendo que las piernas me tiemblan ligeramente. La cercanía con Chen Li y su mirada penetrante han hecho que mi corazón lata con fuerza. Debo concentrarme y demostrar que soy capaz de realizar bien mi trabajo, pero es difícil ignorar la atracción que siento por mi nuevo jefe.

Durante las siguientes semanas, me esfuerzo al máximo para cumplir con todas mis tareas y demostrar mi valía en la empresa. Poco a poco, me voy adaptando al ritmo vertiginoso y la cultura corporativa de Corporación Park. Aunque el ambiente sigue siendo abrumador, me siento cada vez más cómoda en mi nuevo rol.

Inevitablemente, mis encuentros con Chen Li se vuelven más frecuentes. A menudo me llama a su oficina para discutir asuntos laborales o para encomendarme nuevas responsabilidades. Y cada vez que estoy cerca de él, siento esa extraña tensión entre nosotros. Sus miradas, sus gestos, su forma de hablar.

Habían pasado ya varios meses desde que comencé a trabajar en Corporación Park y mi rutina se había convertido en una especie de danza coreografiada entre mi jefe, Chen Li, y yo. Nuestros encuentros en su oficina eran cada vez más frecuentes y la tensión entre nosotros parecía aumentar con cada interacción.

Recuerdo que hace unas semanas, Chen me había citado para discutir un importante proyecto en el que estaba trabajando. Cuando entré a su oficina, lo encontré de pie junto a la ventana, observando la ciudad. Al verme, se giró y me regaló esa sonrisa enigmática que tanto me desestabilizaba.

- Señorita Park, gracias por venir - dijo acercándose a mí. Su mirada recorrió lentamente mi cuerpo, provocando que un escalofrío me recorriera la espalda.

Traté de mantener la calma mientras él me explicaba los detalles del proyecto, pero era casi imposible concentrarme cuando su presencia me abrumaba de esa manera. En un momento dado, nuestras miradas se cruzaron y pude ver algo más que sólo profesionalismo en sus ojos.

Desde entonces, no podía dejar de pensar en ese momento. ¿Acaso había sido mi imaginación? ¿O realmente Chen Li, el poderoso CEO, sentía algo por mí? La sola idea me parecía absurda e irreal. Él era inalcanzable, un hombre de otro mundo al que yo, una simple empleada, jamás podría aspirar.

Esos pensamientos me acompañaban incluso fuera de la oficina. Yuri, mi mejor amiga, había notado mi distracción y me presionaba para que le contara lo que me ocurría.

- Sol, te noto rara últimamente. ¿Hay algo que me quieras decir? - preguntó una tarde mientras tomábamos un café.

Dudé por unos instantes, pero finalmente le confesé mis sentimientos por Chen Li. Ella me miró con los ojos muy abiertos, atónita ante mi revelación.

- ¿Estás loca? ¡Él es tu jefe! ¡No puedes enamorarte de tu jefe! - exclamó, provocando que varias personas a nuestro alrededor se voltearan a mirarnos.

- Lo sé, lo sé... - suspiré, hundiendo mi rostro entre mis manos - Créeme que lo sé. Pero no puedo evitarlo, Yuri. Hay algo en él que me atrae de una manera que no puedo explicar.

Mi amiga me miró con preocupación y tomó mis manos entre las suyas.

- Sol, tienes que tener cuidado. Si alguien se entera de esto, podrías perder tu trabajo. Incluso podrías meterte en serios problemas - me advirtió.

Asentí, consciente de la gravedad de la situación. Sabía que lo que sentía por Chen Li era una locura, pero no lograba sacarlo de mi mente. Cada vez que lo veía, era como si el mundo a nuestro alrededor se desvaneciera, dejándonos sólo a nosotros dos.

Una mañana, cuando me disponía a ingresar a la oficina, me encontré a Chen Li esperándome junto a la entrada. Su mirada brillaba con una intensidad que me quitó el aliento.

- Señorita Park, tenemos que hablar - dijo con un tono grave.

Sentí que mi corazón se detenía. ¿Acaso él también había notado la creciente atracción entre nosotros? ¿Sería posible que él sintiera lo mismo que yo?

Antes de que pudiera reaccionar, Chen Li me tomó del brazo y me guió hacia un pequeño pasillo apartado, lejos de miradas indiscretas. Una vez allí, se detuvo y me miró fijamente.

- Creo que ambos sabemos lo que está ocurriendo entre nosotros - susurró, acercando su rostro al mío.

Contuve el aliento, sintiendo que todo a mi alrededor se desvanecía. Sólo existíamos él y yo, en ese momento y en ese lugar. Lentamente, Chen Li acortó la distancia y sus labios se posaron sobre los míos en un beso suave pero intenso.

El beso de Chen Li me dejó completamente aturdida. Sus labios eran suaves y su toque me quemaba la piel, despertando una sensación que jamás había experimentado. Cuando nos separamos, ambos respirábamos agitadamente, como si hubiéramos recorrido kilómetros.

- Señorita Park... Sol - susurró Chen con voz ronca, acariciando mi mejilla - Sé que esto está mal, que es una locura, pero no puedo dejar de pensar en ti.

Sentí que el corazón me iba a explotar dentro del pecho. ¿Acaso esto realmente estaba sucediendo? ¿El poderoso CEO de Corporación Park, mi jefe, estaba confesando que sentía algo por mí?

- Señor Li, yo... - traté de articular, pero las palabras parecían atascarse en mi garganta.

Él colocó un dedo sobre mis labios, silenciándome.

- Por favor, llámame Chen - dijo con una media sonrisa - Y déjame terminar. Sé que nuestra relación está prohibida, que podríamos perderlo todo. Pero no puedo evitar sentir esto que crece entre nosotros.

Sus ojos brillaban con una mezcla de deseo y angustia. Chen Li, el hombre que parecía tan inquebrantable y poderoso, se mostraba vulnerable ante mí.

- ¿Acaso tú también lo sientes, Sol? - preguntó con expectación.

Lo miré a los ojos, sin poder negar lo innegable. Sí, yo también lo sentía. Esa atracción, esa conexión que nos unía de una manera casi magnética. Asentí lentamente, incapaz de pronunciar palabra.

Chen esbozó una sonrisa y volvió a acercar su rostro al mío.

- Entonces, ¿me dejarás intentarlo? - susurró antes de besarme nuevamente, con más intensidad que antes.

Correspondí a su beso, dejándome llevar por la pasión que nos envolvía. Sabía que estábamos cruzando una línea peligrosa, pero en ese momento nada más importaba. Sólo existíamos él y yo, en ese pequeño rincón apartado del mundo.

Cuando nos separamos, ambos teníamos las mejillas sonrojadas y la respiración acelerada.

- Debemos tener cuidado - dijo Chen con seriedad - Si alguien se entera de esto, podríamos meternos en serios problemas. Tu trabajo e incluso tu reputación estarían en juego.

Asentí, entendiendo perfectamente la gravedad de la situación. Pero a pesar de los riesgos, no podía negar lo que sentía por él.

- Lo entiendo, Chen. Seremos discretos - le aseguré, tomando su mano con confianza.

Él sonrió, apretando suavemente mis dedos.

- Entonces, ¿me permitirás cortejarte, Sol Park? - preguntó con una mirada llena de promesas.

En ese momento, supe que mi vida iba a cambiar radicalmente. Estaba a punto de embarcarme en una relación prohibida con mi poderoso jefe, arriesgándolo todo por una pasión que parecía consumirnos por dentro. Pero en ese instante, nada más me importaba. Sólo Chen Li y la posibilidad de que pudiéramos estar juntos.

- Sí, Chen. Acepto - respondí con una sonrisa, sintiendo que mi corazón iba a estallar de emoción.

A partir de entonces, nuestra relación se convirtió en un juego de miradas furtivas, encuentros clandestinos y momentos robados en la intimidad. Cada vez que Chen me citaba en su oficina, mi pulso se aceleraba, anticipando lo que podría suceder.

Algunas veces, él me sorprendía esperándome en aquel pasillo apartado, besándome con una pasión que me quitaba el aliento. Otras, yo era quien buscaba excusas para acercarme a su oficina, con la esperanza de cruzarme con él y poder intercambiar unas palabras en privado.

Nuestro romance se convirtió en una constante lucha por mantener las apariencias y evitar levantar sospechas. Sabíamos que si alguien llegaba a descubrirnos, las consecuencias podrían ser devastadoras. Pero aun así, no podíamos alejarnos el uno del otro.

Un día, mientras revisaba unos informes en mi escritorio, recibí un mensaje de Chen pidiéndome que fuera a su oficina de inmediato. El tono urgente en su voz me alarmó, y sin perder un segundo me dirigí hacia allá.

Al entrar, Chen parecía estar lidiando con una situación complicada. Su rostro estaba tenso y se paseaba de un lado a otro, visiblemente preocupado.

- ¿Qué ocurre, Chen? - pregunté con inquietud, cerrando la puerta detrás de mí.

Él se acercó a mí y tomó mis manos, mirándome con una intensidad que me estremeció.

- Sol, tenemos problemas - dijo con gravedad - Parece que alguien ha descubierto nuestra relación.

Sentí que el mundo se me venía encima. ¿Cómo era posible? ¿Quién podría haberlo descubierto?

- ¿Qué vamos a hacer? - pregunté, sintiendo que las piernas me temblaban.

Chen me atrajo hacia él, abrazándome con fuerza.

- No dejaré que nada te pase, Sol. Voy a protegerte, cueste lo que cueste - susurró en mi oído.

En ese momento, supe que nuestro romance había cruzado la línea de lo seguro. Ahora debíamos enfrentar las consecuencias de nuestros actos, y no sabíamos a qué nos tendríamos que enfrentar. Pero una cosa era clara: Chen y yo estábamos juntos en esto, sin importar lo que viniera.