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Voy A Vencer Mis Miedos

El pasado de Isela

***Atención***

Hola a todos los lectores, antes de iniciar esta historia, dejo en claro que en ella se tocarán temas sensibles como el abuso, el maltrato psicológico y la manipulación.

Les pido amablemente no denunciar, si no es de su agrado no dejar comentarios ofensivos y dejar de leerla, he pensado mucho en no subirla, pero se lo debo a una persona que amo mucho y espero que como en la historia ella también pueda superarse. Una gran parte de ella está basada en hechos reales, seamos empáticos y sensibles con las personas que han pasado por algo parecido y deseemos que puedan superarse cada día.

Las imágenes son de Pinterest, no me pertenecen, solo son para que puedan imaginar a los protagonistas...

Esta historia será corta trataré de actualizar todos los días.

Sin más que decirles comenzamos...

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...El pasado de Isela...

Isela hija de una simple sirvienta, la cual siempre la desprecio por haber sido enfermiza desde su nacimiento.

Tiene varias hermanas y un hermano de los cuales cada uno se mantienen alejados de ella, haciendo sus propias vidas.

Isela desde los 8 años le tocó salir a trabajar con su madre y hermanas para poder comer, ellas trabajaban lavando ropa en varias casas, algunas señoras eran buenas personas y les brindaban alimentos y ropa.

Isela siempre se caracterizó por ser humilde por ello era fácil tomarle cariño, en varias casas solían regalarle ropa para ella, pero en cuanto ella llegaba a su casa su madre se la quitaba toda para dárselas a sus otras hijas, quedándose ella con la ropa más vieja que hubiese en casa.

Isela y sus hermanas estudiaban unas horas al día, pero solo fue lo básico para sobrevivir, su madre no podía costear los estudios de todas y su padre era un hombre que nunca se ocupó de ellos, puesto que tenía otra familia y solo visita a su madre para dejarla embarazada y luego volvía a desaparecer.

Isela fue creciendo bajo la tutela de su madre y de varios familiares que en algunas temporadas la recibían a cambio de trabajo. Fue así que en una de esas temporadas a sus escasos diez años su tío intentó abusar de ella.

Ella había ido a lavar ropa al río y fue allí que aquel hombre la siguió, rasgó su ropa e intentó destruir su pureza, una tía que estaba cerca al escuchar sus gritos fue en su ayuda y pudo evitar esta tragedia.

Cuando su tía le contó a la familia lo que este hombre intentó hacer, nadie le creyó, puesto que aquel era un buen "hombre" incapaz de hacer algo por el estilo y quizá fue ella quien intentó seducirlo, fue así que terminaron por enviarla de regreso con su madre.

Para Isela fue muy doloroso saber que nadie creía en ella y que ese hombre era protegido de tal forma, tenía miedo de que en el futuro él intentará hacerle daño nuevamente.

Así continuo su vida con grandes cicatrices en su corazón y alma, la falta de amor de su madre, el rechazo y el miedo a que le hagan daño.

A sus 15 años ella trabajaba limpiando casas, se ha había vuelto una mujer muy bonita pero muy insegura. Aquí nuevamente se encontró con otro hombre que aprovechando que en la casa estaban solamente ellos dos, la golpeó e intentó hacerla suya.

Isela gritó y logró patearlo, le lanzó un florero y logró romper el vidrio de una ventana y escapar por ahí. Ella se había hecho varias heridas con los vidrios rotos y en la calle se encontró con un joven que la ayudo a conseguir un transporte y ella pudo llegar a casa.

Allí su madre la recibió, no le gustó para nada el hecho de que ella hubiera dejado el trabajo botado así sin más, pero después de lo sucedido tampoco era una opción que ella volviera.

Su vida había sido marcada por el dolor, el trabajo y la falta de autoestima. Fue entonces cuando conoció al hombre que fue su esposo.

Raúl, un muchacho que con pequeños detalles la fue conquistando y aunque ella no estaba profundamente enamorada acepto salir con él. Aquel romance floreció con el tiempo y ella por miedo al abandono se entregó a él.

Siendo así que ella a sus 20 años estaba embarazada de su primer hijo, él como un buen hombre responsable se casó con ella y fue así que ella se fue enamorando de él.

Con pequeños detalles él la envolvió en sus redes, con palabras dulces logro que ella dejase de trabajar para dedicarse por completo a su hogar, a pesar de ser un hombre tacaño, nunca falto alimento y amor. Así poco tiempo después ella estaba nuevamente embarazada.

Este embarazo fue muy difícil para ella, su salud se vio gravemente comprometida y la del bebé también, después de un parto complicado nació una niña.

El médico quien la atendió le dio una triste noticia, pues ella no podría volver a ser madre. La noticia le dolió, pero fue agradecida a Dios quien le permitió la dicha de ser madre de dos niños.

Raúl se dedicó a trabajar y brindarle todo a su familia, un hombre amable buen padre, buen hijo, buen amigo. Que era capaz de disfrazar la maldad con palabras bonitas.

Isela durante su matrimonio se vio varias veces envuelta en diferentes enfermedades que le impedían cumplir su rol de esposa, Raúl quien era el hombre más bueno del mundo siempre la comprendió y le ayudo.

Nunca le reclamo el hecho que ella no cumpliese con sus deberes maritales, y ella jamás sospecho de una infidelidad de su parte, ya que siendo tan devoto con su familia quien diría que él sería esa clase de personas, además que él dejaba siempre en claro que la única en su vida era su esposa.

Isela era muy afortunada siendo la envidia de muchas mujeres por tener a su lado a un hombre tan trabajador y entregado a su familia.

Sus hijos crecían rápidamente y quienes los conocían podían decir de ellos que eran los niños con mayor educación que han conocido, obedientes y estudiosos.

En casa siempre hubo amor, pero un pequeño favoritismo de Isela hacia su primer hijo, dejando de lado las pequeñas alarmas que su hija daba a medida que iba creciendo.

Isela a través de los años se dedicó a estudiar lo que más amaba la belleza, su deseo más grande era tener su propio salón y atender allí a sus clientas, pero nada de esto resultó, puesto que los productos que usaba para el cabello empezó a afectar su salud y tristemente tuvo que dejar de trabajar en esto.

Así un año después volvió a inscribirse en otro curso y aquí estudio costura, algo que también le gustaba mucho hacer, este le permito hacer grandes amistades y ella logró ser una de las mejores de su clase, creando diferentes estilos.

Finalmente ella podía ver que su vida tenía sentido a pesar de que a Raúl la idea que ella trabaje no era de su total agrado e insinuando que ella no podía llegar lejos con esta profesión.

Así pasaron quince años desde el matrimonio de esta pareja, en los que Isela creía tener el matrimonio perfecto, ambos habían progresado y ahora tenían una pequeña empresa que les daba estabilidad económica.

En estos años la salud de Isela había mejorado enormemente y se sentía con más energía, ahora ya no realizaba ningún trabajo acorde a su profesión, porque Raúl no lo permitía diciendo que no era necesario que lo haga, puesto que no le faltaba nada.

Sin imaginar que dentro de poco su vida y matrimonio perfecto se vería destruido al descubrir la verdadera cara de amor de su vida.

1

Isela...

Haber nacido en una familia tan disfuncional dejó grandes cicatrices en mi corazón y en mi vida, el hecho de no haber recibido el mismo amor y atención que mis hermanos obtuvieron me dejaron a merced de aferrarme a personas manipuladoras que con el poco cariño que me mostrasen ya me hacían feliz.

Recuerdo cuando nació mi primer hijo Jefferson un hermoso niño de piel blanca como la mía, el cual no fue del todo aceptado por la familia de mi esposo quien es moreno, para ellos mi hijo no podía ser hijo de él, puesto que no se parecían, pero mi esposo me defendió y aun con todas las indirectas aceptaron el hecho que mi esposo no me dejaría por cosas tan triviales como el color de piel de nuestro hijo.

Tuve que luchar mucho con su familia debido al machismo que vivían y compartir el mismo hogar, todo debía ser como le gustaba a mi suegro, nada era suficiente desde levantarse a muy tempranas horas a lavar la ropa, hacer desayuno y atenderlos todo el tiempo hasta lo más mínimo así lo quería.

Pese a mis deseos el no deseaba dejar a su familia y eso me hacía infeliz, yo quería mi casa y poder mandar el ella, pero no podía hacer nada la frustración me atormentaba, no fue hasta que mi cuñado me ofreció un espacio en su casa que pude hacer mi propio camino, salimos de ahí y en adelante todo mejoró. Mi esposo compró todo lo que necesitaba y pronto pudimos alquilar una casita para vivir, sentia que todo mejoraría.

A pesar de haber sido difícil el primer año de vida de mi hijo quede nuevamente embarazada de una niña, llore porque no estaba feliz de tener otro hijo aun cuando mi bebé necesitaba mucho de mí, mi salud cada día se debilitaba y con ello el tiempo que pasaba con mi bebé.

Así mi hija Kayla nació antes de tiempo, con bajo peso y algunas dificultades respiratorias que pudo superar, desde el momento en el que nació no la sentí como mi hija, ella era totalmente diferente a mi hijo, su color de piel oscura dejó un sin sabor y mi primera reacción fue de rechazo y alegue que no era mi niña, cosa que no era posible puesto que los demás partos fueron varones y la única nena era ella.

No me quedó más que aceptar el hecho que me pertenecía, con el pasar de los días, mi salud iba mejorando, pero aun así el médico recomendó no darle el pecho a mi hija. Esto creo una gran brecha entre ella y yo, la amaba porque era mi bebé, pero no pude formar el vínculo madre e hijo como lo fue con mi anterior bebé.

Mi esposo el sí pudo formar un gran vínculo con la pequeña bebe, era su nena y a la cual le dedicaba largas horas a su cuidado desde alimentarla, bañarla y dormirla.

Me sentía muy afortunada de tenerlo a mi lado como gran apoyo, además me dejaba más tiempo para compartir con mi primer hijo.

Mis niños crecían y eran muy buenos niños, siempre obedientes, estudiosos y amorosos conmigo y mi esposo quien demostraba amarlos mucho.

Mi esposo por cuestiones de trabajo solía viajar mucho y eso me permitía respirar de él y de mis deberes maritales, de los cuales más los sentía como una obligación y ya que siempre he tenido una salud frágil no siempre puedo cumplir.

Mi hijo crecía hermosamente Mientras mi hija ahora tenía la piel un poco más clara y eso me hacía sentir feliz de que no hubiese tanta diferencia entre ellos, la familia de mi esposo era la más feliz, puesto que decían que ella sí era hija de mi esposo.

Aun así, me dedique a cuidarla celosamente de todos los hombres que se le pudiesen acercar, tenía miedo que ella viviera lo que yo pase en mi infancia, mi hijo tenía más libertad y por ende él podía hacer muchas cosas que mi hija no. Mientras le permitía a Jefferson salir con sus amiguitos a jugar mi hija debía quedarse en casa y ayudarme en los deberes, además debía aprender a ser una señorita de casa y no podía salir a jugar con los demás niños a la calle.

Así pasaron los años, pudimos comprar un terreno y hacer nuestra primera casita, no era muy, grande pero nos pertenecía y era feliz con mis logros, aunque ni salud estaba cada día más deteriorada mi esposo siempre estaba ahí.

Mis hijos ayudaban en casa y estudiaban eran buenos niños, cuando mi salud mejoró empece a estudiar costura, tenía amigas y en llevaba muy bien con ellas, allí conocí a Sully, ella era madre de 3 un niño y dos niñas, mis hijos formaron una gran amistad con aquel niño, era bastante travieso pero muy sobreprotector con sus hermanas y siempre era regañado por eso..

 Me dediqué un par de años a la costura me gustaba pero cuando mi salud volvió a empeorar lo dejé y no volví a coser a pesar de tener mis máquinas.

Ahora había pasado 10 años y mi hijo era un niño que tenía lo pedía, y mi hija ella debía ganarse las cosas porque así su padre lo veía conveniente y yo no tenía problemas con eso.

Los años pasaban rápidamente y pronto mis hijos terminaron la primaria y entraron al colegio, ellos apenas se llevaron un año, puesto que mi hija desde muy pequeña demostró amar el estudio, mientras que mi hijo con los años demostraba desinterés en este.

El prefería pasar sus horas arreglando su bicicleta y saliendo de paseo con sus amigos a la playa, al bosque o a cualquier lugar en vez de estudiar, tenía 14 años, creía que era normal por su edad así que no le vi problemas.

Pero todo llegó al punto que terminó perdiendo el año y estudiando en el mismo curso que mi hija, pese a todo mi hijo cada año demostraba no querer estudiar y gracias a que mi hija estaba a su lado él lograba pasar el año. Aun así a mis ojos mi hijo era el mejor.

Amaba a mis hijos, pero claramente mi hija se estaba distanciando de mí, cada día era más rebelde en especial con su padre, no lo obedecía, y siempre que le preguntaba que pasaba no decía nada, pero era más que obvio que no quería decirme, llegué a pensar que era por su edad, pero ella era muy obediente, demasiado callada y poco comunicativa.

Tan diferente a mi hijo que era más abierto, tenía muchos amigos.

En cambio yo por mucho que me gustará mi profesión no había podido ejercerla como quería y al hacer mis propios trabajos me veía limitada en cuestión de tiempo y dinero, aunque no podía quejarme mi vida como ama de casa era tranquila puesto que Raúl ahora tenía una pequeña empresa de importación y por ende el negocio iba muy bien y tenía todas las comodidades necesarias.

Él ya no viajaba tanto y permanecía más tiempo en casa, mi salud ahora estaba en mejores condiciones, y mi matrimonio iba bastante bien.

Raúl y yo no solíamos discutir, siempre arreglamos las cosas hablando, nunca me levanto la mano y para mí era maravilloso.

2

Siempre me gustaron los niños y quise una familia grande, pero no se pudo y aunque tuve dos hijos mi amor por los niños siempre fue mayor y por eso muchas veces me ofrecía a cuidar a los hijos de mis vecinos mientras estos se iban a trabajar, no recibía ningún sueldo, pero el simple hecho de escuchar risas y ver niños corriendo por la casa me hacía feliz.

Muchos de ellos llegaron a decirme mami y me sentía orgullosa de los logros de cada uno de los niños que fui adoptando en mi corazón como míos por el corto tiempo que podía durar.

Fue así que unos meses cuide de cinco niños a los cuales su madre abandono para irse con otro hombre, y el padre de estos pasaba todo el dia fuera trabajando. Yo me encargaba de todo alimentarlos, mantener limpia su casa y su ropa hasta que sus abuelos se los llevaron, de ahí pocas veces los he vuelto a ver.

A pesar de eso no me desanime y seguí cuidando niños, una de mis niñas favoritas era mi pequeña Lara, ella me decía madrina la había cuidado casi desde su nacimiento y ahora tenía once años, cumplía los doce dos meses después del cumple de Keyla.

Pronto llegaron los tan anhelados 15 de mi hija, aunque mi esposo estaba reacio a festejarlos mis hermanas y hermanos me apoyaron para hacerle una fiesta, los preparativos, las compras y la organización permitieron que se lleve a cabo dicha celebración.

Quién diría que luego de eso toda mi vida iba a cambiar y de mi hermosa familia feliz quedaría un recuerdo.

El día más esperado llego, el día empezó con el arreglo del lugar, colocar la luminaria mesas, sillas, y todo lo necesario.

A keyla la llevaron desde temprano al salón, peinado, maquillaje y todo lo demás, debía quedar hermosa porque es el día en que finalmente deja de ser una niña para convertirse en una mujer.

Las horas pasaban y llego la hora de la misa en la cual la quinceañera recibe la bendición de Dios. La misa fue muy emotiva, el padre dio la bendición y le dio muchos consejos a la jovencita que ahora comienza una nueva etapa. Al terminar recibió felicitaciones de todos sus familiares y retomaron el camino hacia el lugar donde se realizaría la fiesta.

Siendo las diez de la noche sus damas y caballeros entraron formando el cortejo y luego Keyla entró del brazo de su caballero, se realizó la presentación siendo Raúl quien tomó el micrófono y canto varias canciones a su hija, con mucho amor deseándole lo mejor.

Keyla sonreía, pero aquella no llegaba a sus ojos. Evidentemente no era del todo feliz sin embargo nadie lo noto.

La familia al igual que los invitados se divirtieron en grande y la fiesta terminó casi al amanecer quedando algunos de los tíos más borrachos que sanos.

Keyla estaba contenta porque ella aún en medio de su tristeza no iba a dejar que arruinaran la única fiesta que ha tenido en su vida.

Los siguientes meses tranquilos, pero solo es la Calma antes de la tormenta y el infierno estaba a punto de soltar a los demonios.

Era el mes de agosto y Raúl decidió hacer una remodelación de su hogar, quería ampliar su hogar para tener más espacio en las habitaciones así que cuando tubo la aprobación de los planos, todos se mudaron a un departamento mientras esto sucedía, para evitar un poco la incomodidad.

Había pasado un mes desde el inicio de la remodelación y el arquitecto con sus subordinados estaban un poco atrasados en la entrega de la casa, por lo que constantemente Raúl e Isela visitaban su hogar para tener bajo control todos los detalles.

Era un día martes el sol brindaba un poco de calor al frío del amanecer, ese día Isela iba a supervisar como seguía su casa, aquel día Lara había ido a visitarla al departamento, Isela Le comento su salida y esta no quiso acompañarla, ella no tomó importancia, pues ya tenía 12 años y podía quedarse sola una hora que era el tiempo máximo que tardaría en ir y volver. Sus hijos no estaban pues justo estaban en el colegio y tardarían en llegar.

Raúl por supuesto acompañó a Isela, ya en el lugar Raúl recibió una llamada, al volver le informó que debía ir a la empresa a trabajar y no la podía llevar, Isela no dijo nada solo ella aún demoraba pues iba a otro lugar, así Raúl se fue primero, esta quien pensaba aprovechar el tiempo y pasar por el mercado se quedó hasta terminar de aclarar sus dudas con el arquitecto, ella tomó su bolso y fue entonces que se dio cuenta de que su dinero se había quedado y solo tenía lo justo para el taxi.

Isela se enojó con ella misma por ser tan despistada, no le quedo otra que volver al departamento por el dinero.

Por suerte pasaba uno por el lugar y diez minutos después ya estaba allí, la casa estaba en silencio ella no hablo y fue directamente a su dormitorio a ver el dinero y luego buscaría a Lara en la habitación de su hija para que le acompañase.

Isela abrió la puerta de su habitación y la escena que encontró fue lo peor que jamás pudo imaginar, sus lágrimas rodaban por sus blancas mejillas y su nariz rápidamente se puso roja, la ira, decepción, la traición.

Miles de emociones y sentimientos negativos, estaba petrificada e incapaz de aceptar el horror que sus ojos veían.

Aquel hombre que tantos años amo, aquel con el que formó una familia, por el que lo dio todo era un maldito miserable. Sus rodillas fallaron cayendo al suelo, quería matarlo por lo que veía, pero más miedo le causaba ver la fría mirada que este le daba, quien era ese demonio porque definitivamente no era el hombre con el que había compartido toda una vida. Como pudo se puso de pie y se fue encima y finalmente sacar todo lo que su corazón tenía, pero este ni se inmutó no tenía miedo a nada y eso era peor porque fácilmente podía acabar en una desgracia peor.

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