ESMERALDA
El momento de despertar, había llegado y comencé a abrir los ojos pesadamente. No quería hacerlo, odiaba el hecho de ver un nuevo día sin sentido en mi vida, sin comprender de porque este me sucedía, a mi edad, puta madre, vida de puros chetos y sin sabor. No quiero decir que no lo pasaría a nadie, pero yo estaba en un momento de la cúspide de mi éxito profesional, de un hogar completamente dichoso y que no faltaba amor, bueno al menos eso creí toda mi vida, pinches telenovelas mexicanas que lo hacen ver todo como un final feliz.
Mi nombre es Esmeralda Montenegro colombiana, tengo 35 años, soy una exitosísima empresaria que se encarga de los bienes y raíces. Logre crear mi empresa después de haber estudiado administración y con un socio, excepcional.
Actualmente no tengo hijos, iba a tener uno, ya empezaba a tomar los tratamientos con mi adorado esposo y amoroso, pura facha el muy idiota, para formar la familia que siempre habíamos soñado. Pero las vueltas que da la vida fueron el detonante de que ahora me viera con un simple lastre usado, despojado y llevado a la miseria.
“Necesito que alguien me dé un bote de helado o una botella de whisky o lo que sea. Bua bua…. Porque a mí, todos los hombres son iguales como dijo paquita la del barrio:
Rata de dos patas, escoria de la vida, adefesio mal hecho….”
LUIS FERNANDO DE LA BARRERA
Que desastre es mi vida, pensar que estaba casado con la mujer más asombrosa del mundo. Pero, todo se fue abajo cuando abrí los ojos. Me siento el hombre más estúpido, me creí todo su amor incondicional, su manera tierna de ser y cuidadosa.
Mi nombre es Luis Fernando de la Barrera, de la prestigiosa familia de la Barrera de Estados Unidos, dueños de grandes cadenas de restaurantes y algunos hoteles. Tengo 35 años, soy el heredo y abogado, se espera mucho de mí ya que toda mi vida fue preparada para esto, aunque también tengo mis propios negocios, que no son legales, debo admitir.
Tengo mis padres, que ahora se dedican a viajar por todo el mundo. Solo me dejaron a cargo de las todas empresas cuando me case, esa fue la condición que me pusieron para quedarme a cargo, pero también debía tener un heredero y un varón.
Mi madre, la señora Magdalena de la Barrera, una señora distinguida, ex modelo y dueña de la empresa de caza talentos de modelos. El señor Ernesto de la Barrera, también heredero de las empresas. El expandió en el rubro de supermercados siendo socio de las más importantes.
Tengo un hermano mayor, Franco de la Barrera tiene 38 años, ingeniero, es viudo no tiene hijos, después de la muerte de su esposa pasamos hace los solteros más cotizados en la ciudad. Él es dueño de una empresa de autos. Ocupa el primer en ser la empresa más exitosa, mención que no le agrada mucho.
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FRANCO DE LA BARRERA
La luz del día se apagó cuando perdí a mi esposa, la conocí cuando estudiábamos de pequeños. Fue mi mejor y única amiga por mucho tiempo. Nos separamos porque ambos teníamos que estudiar en el extranjero, solo para cumplir con nuestros padres, esperaban que quedemos al frente de la empresa como primogénitos.
Mi querida Mariana Miller, solo tenía 30 años. No solo se fue ella, se llevó la unión con la que tanto habíamos sonado y creado un imperio para que él sea el siguiente sucesor. Ella fue la que creo la empresa que ahora manejo, decidimos nos ser los siguientes herederos porque nuestras familias querían mandar en nuestra vida, poniendo sus reglas, nos opusimos y a cambio fuimos echados a la calle.
Felices comenzamos nuestro propio camino, no fue fácil al principio. Todos nos cerraron las puertas por indicaciones de nuestros progenitores, no pudimos casarnos por estar completamente frustrados y no continuar con los planes que ya teníamos.
Fue después de 3 largos años, que la empresa fue dando un salto a la cima, y ahí pudo comprar el anillo y realizar la boda que tanto deseaba darle al amor de mi vida. Fue solo entre amigos, invitamos a nuestras familias, pero por alguna extraña situación no pudieron asistir.
Y este fue solo el comienzo de mi ruina.
ESMERALDA
Comienzo contándoles parte de mi vida, creo que es una vida simple y común, o al menos eso creo. No tengo dato exacto de cuando mis padres decidieron traerme a esta vida, creo que cuando vieron lo único que pensaron fue que la razón de su vida juntos era un contrato o un intento desesperado de salir de su matrimonio. Supongo que pensaron eso.
Debo decirles que nací con rasgos muy particulares, tengo un cabello castaño, ojos con heterocromia uno café y otro verde, toda una modelo al nacer, guiño, guiño. Una piel más blanca que Casper, algunas pecas en el rostro y parte de mi cuerpo. Pero existía una seña particular en mi cuerpo que solo conocían quienes me habían visto nacer y es que tengo un lunar en forma de luna en mi pierna izquierda casi en el muslo, demasiado para una recién de nacida.
Para no alargar mucho mi historia, crecí en un orfanato llamado LA LUZ, me causa risa el nombre tan caritativo que debe ser el lugar. Puras mentiras, farsas, me dejaron ahí a penas nací y las personas que estaban a cargo solo nos maltrataban a todos, teníamos que trabajar desde pequeños para traer comida y si no traíamos nada solo nos esperaba castigos de días o hasta semanas encerrados en un cuarto sombrío y sin luz. Recuerdo mucho preguntar a la señora Catalina, una cuidadora
- Señora Catalina ¿Por qué nos tratan así, todos trajimos lo que pudimos conseguir?, solo tenía 5 años.
- Cállate mocosa estorbosa, recibí una fuerte bofetada. Todos ustedes ya me tienen cansada, no me sirven para nada y tú, solo vienes a quejarte, cállate de una maldita vez. Me golpeo hasta que se cansó y me puso en el cuarto oscuro. No recuerdo cuanto tiempo estuve.
Solo vino Esther, mi amiga, un año menor. Fue la primera persona en hablar conmigo, nadie quería acercarse a mi porque decían que el color de mis ojos era una maldición, como un “juego de niños”.
- Esmeralda, Esmeralda. Despierta, por favor despierta, hermana no me dejes. Solo sentí gotas de agua salada que caída en mi cara.
- Hermanita, tosí la garganta raspaba, solo mover los brazos y piernas fue un tormento. Hermanita le dije, no llores, estoy bien. Solo necesito un poco de agua, intentaba decirle.
Al abrir mis ojos note que todavía estaba en el cuarto oscuro y ella estaba llorando y se limpiaba las lágrimas con la ropa vieja que estaba en su cuerpo.
Me ayudo a sentarme con mucho esfuerzo y dolor, me mire y toda mi ropa ya vieja y rota estaba más deplorable de lo que ya era. Un vestido rasgado y sin color. No tenía zapatos.
Me dio un sorbo de agua, con mucha delicadeza y solo me dijo que todo estará bien que nuestro plan de salir de aquí estaba más cerca. Solo contaba los días para poder salir de ese tormento y juntas haríamos todos nuestros sueños realidad.
Pensar que el destino nos tenía preparado caminos diferentes, pero a la vez tan similares, encontrarla después de mucho tiempo fue la alegría de mi vida, pero no de esa manera, no así.
ESMERALDA
Los días comenzaron a pasar, no sabía cuándo fue de noche o de día. Sentí toques en la puerta de mi departamento de soltera, donde vivía ahora.
- Toc, toc, toc. No me atrevía si quiera a levantarme, no quería ver a nadie.
- Toc, toc, Esmeralda, grito, si no abres en este instante la puerta la voy a romper y no habrá nadie quien me pare si te encuentro en la cama con helado y alcohol. Ahora abre de una buena vez. Siguió gritando del otro lado de la puerta. Los vecinos empezaron a salir.
Con mucha pereza, cansancio fui y abrí la puerta. Entro corriendo a la sala, abrió todas las cortinas y vio con mucho sufrimiento el lugar, comida botada por todos los sitios, botellas de alcohol vacías algunas rotas, destrozos de todos los muebles y en un bote solo había cenizas. Y recordé todo lo que hice.
FLASHBACK
Entre al comedor corriendo, jadeando de todo lo corrí para alcanzar a mi marido.
- Luis Fernando, escúchame, por favor escúchame, lo sujetaba por el brazo, con toda su fuerza me arrastro y me empujo contra la mesa golpeando parte de mi cuerpo con él y caí.
- No te atrevas a tocarme o no respondo, me olvidare que eres mujer. Me grito acercándose y pude sentir su aliento en rostro. Las lágrimas empezaban a salir más por el dolor de sus palabras, que la caída.
- Soy un estúpido por confiar en ti, te di todo, me entregue completamente a ti y tu solo te reías en mi cara, dime, me tomo del brazo aún en el suelo, cuando te reíste de mi seguro se divirtieron jugando conmigo, pero escúchame muy bien esto no se quedará así, te prometo Esmeralda Montenegro hasta creo que el apellido te lo robaste, bufo, me las vas a pagar muy caro toda esta humillación, solo prepárate porque te voy a hundir.
Me soltó con fuerza y se fue con grandes pasos de nuestra casa, dando un portazo al salir que hizo temblar todas las paredes y escuche el arrancar del auto. Me pare de inmediato con dolor y lo seguí, fui detrás del auto gritando con todas mis fuerzas, pero solo se fue dejándome destrozada, con el corazón roto y miedo porque sabía que el cumplía todas sus promesas.
Regrese con mucho pesar a la casa y pasaron dos días antes de que el volviera aparecer solo para echarme una vez más de su vida y de la manera más humillante.
En la mañana, estaba sola en la casa le había dado libre a todo el personal no me sentía con ganas de ver a nadie y lo había llamado todos los días para que me dejara hablar. Pero escuche abrieron la puerta y salta de la cama corriendo bajando las escaleras, lo vi y corrí a sus brazos, esos que me protegían, le dije que lo extrañaba y lo amaba que todo se iba a resolver que iba a demostrará mi inocencia.
- Te dije que no me tocaras, me empujo y caí al suelo, me arrojo unos papeles y paso de mi subiendo las escaleras.
- Espera Luis Fernando, grité, y solo sentí que me tomaron los brazos ayudándome a pararme.
- Señorita Esmeralda, soy el abogado Tomas Gutiérrez y estoy representando al señor. Recogió los papeles del suelo, podría firmar el acuerdo y tendrá un día para recoger sus cosas y abandonar la casa. Mañana vendremos a verificar que el sitio este vacío.
Solo lo mire extrañada, con mis ojos humedecidos empecé a leer los documentos que me dio, era el acta de divorcio, donde me quitaba todo y efectivamente tendría que dejar la casa. Miré la dirección donde él se fue y me di cuenta que estaba solo con un camisón que transparentaba todo mi cuerpo y todas las personas que estaban ahí se dieron la vuelta para darme privacidad.
Subí atrás de mi marido, solo lo vi salir con una maleta y con una mirada de rabia, odio y desprecio hacia mí. Paso de lado de mí y le escuche gruñir.
- Esto solo el comienzo de tus pesadillas, conocerás porque me llaman el maldito diablo.
Se fue y caí de rodillas tapando mi rostro con mis manos, gritando porque no me creía no era que me amaba y juramos hasta el último día de nuestras vidas, que estaríamos juntos siempre.
- Luis Fernando, Luis Fernando, grité, amor escúchame no fui yo, créeme.
Y efectivamente, al día siguiente vinieron todos los abogados de la familia de la Barrera y empezaron a sacar todas las cosas de mi casa y yo solo miraba absorta por todo lo que hacían. Hasta el abogado vino y me entregó nuevamente los papeles de divorcio.
- Será mejor que firme señorita, el señor está dispuesto a ir a juicio y meterla a la cárcel, tiene pruebas de todo. Y será peor para usted estar encerrada donde nadie sabrá que podría pasarle ahí adentro. Rio por lo bajo y puso un bolígrafo en mi mano.
Lo fulmine con la mirada, solté de golpe mi mano y firme los papeles sin leerlos completamente, sabía que la familia haría todo para que me hundiera en la miseria, los conocía ellos no conocían de piedad y al menos para poder demostrar mi inocencia ante todos tendría que estar libre y buscar al culpable.
- Te juro Luis Fernando de la Barrera que demostrare que soy inocente de todo y vendrás arrastrándote pidiendo perdón y tu familia quedara en la ruina, de eso me encargo yo.
Dejé los papeles firmados y me fui así tal como tal entre a esta casa, solo con mi ropa y sueños de formar una familia a lado del amor de mi vida. Baje las escaleras y solo tome las fotografías de nuestro matrimonio y algunos recuerdos que teníamos juntos y salí.
Tomé un taxi sin mirar atrás, los empleados habían llegado y gritaban mi nombre, me subí y le di la dirección al chofer y avanzo dejando todo recuerdo en esa casa. Todo el trayecto unas lágrimas traicioneras quisieron salir. No era el momento aún no, tengo la convicción que un día lloraría por amor y solo haría una vez, pero nadie vería mis desgracias ni mi estado porque eso me debilitaría.
Al llegar a mi departamento que fue lo único que no vendí porque pensaba rentarlo, al llegar destape todos los muebles y tire todo, todo lo que me traje lo bote. Saque las botellas de alcohol que tenía, aunque raspara la garganta fue todo para olvidar y dejar salir todo el dolor que tenía, agarre un bote coloque todas las fotos, el anillo y mis ilusiones y lo quemé todo.
Mañana comenzaría de nuevo, tenía que crear un plan para encontrar a los culpables y tenía que pedir ayuda. Y solo había una persona que aun creía en mi inocencia, Franco de la Barrera.
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