Me despierto ansioso, miro el reloj y marca las 7:30, varias llamadas perdidas, mi padre me va a matar.

Mierda, joder.

Me levanto de un salto, hago mi higiene personal, me visto y bajo al estacionamiento, decido llamar a Samara que es mi secretaria, me atiende al primer tono.

Samara:

Sr. Rodrigo, por el amor de Dios, ¡los accionistas llevan casi una hora esperándole en la sala de reuniones! El Sr. Roberto Gustaman está furioso, ya no sé qué decir para explicar su retraso.

Rodrigo:

Calma Samara, estoy a 20 minutos de la empresa, pronto estaré ahí.

Avisa que hubo un imprevisto, estoy de camino, cuando llegue daré una explicación.

(¿¿Explicar qué?? ¿Que me pasé la noche de fiesta, dormí demasiado y perdí la hora???? Maldición)

Salgo de mis pensamientos y vuelvo a escuchar a Samara decir que está bien. Ella les avisaría.

Rodrigo:

Comando el Grupo German, responsable de la mayor parte de las tiendas y centros comerciales de América del Norte.

Mi abuelo, el Sr. Antônio Gustaman, fundó el Grupo German, comenzó administrando un centro comercial en Toronto y grandes tiendas de todas las categorías, bajo el mando de mi padre, el Sr. Roberto Gustaman, la empresa se expandió a los demás países del Norte, referencia en tiendas y 'shopping' de lujo, ganamos espacio en el mercado, siendo muy solicitado conseguir asociaciones en nuestras empresas.

Mi padre ahora está jubilado, pasa más tiempo viajando y complaciendo los deseos de mi madre, la Sra. Marisa Gustaman. Una señora hermosa, dulce y amorosa. Ella dirige varias instituciones de caridad, doña Marisa tiene un corazón de oro. No se cansa de decir que necesita una nuera para que la acompañe en sus eventos de caridad.

Él sigue siendo el presidente del grupo, solo me pasará la presidencia cuando siente cabeza y me case.

No es que no pudiera con el trabajo, al contrario, era implacable cuando se trataba de trabajo. Cerraba tratos millonarios y no dejaba que nadie me pasara por encima.

La sede está en Toronto, allí es donde se hacen las grandes reuniones.

Odio las estupideces, no tolero los errores y mucho menos le doy una segunda oportunidad a alguien.

Soy conocido por ser frío y calculador.

Entre nosotros, me enorgullezco de esa fama.

Era más fácil trabajar cuando todos ya conocían mi forma de ser.

Desde el punto de vista de mis padres, necesitaba formar una familia, incluso para valorar más nuestro grupo.

Según ellos, el apoyo de una buena compañera influye mucho en los negocios.

No estaba en mis planes casarme, ninguna mujer había conseguido llegar a mí hasta el punto de pensar en matrimonio.

Me gustaba la fiesta, la diversión y las discotecas, después de unas copas de whisky me ligaba a las mujeres más guapas y atractivas que puedas imaginar.

Conduzco rápido adelantando las señales, tenía la cabeza latiendo por la resaca de ayer, llegué de vuelta a las 3:30 de la mañana a mi apartamento.

Niego con la cabeza al imaginar el sermón que me va a dar mi papá, como era una reunión importante él estaría presente, maldita la hora en que le hice caso a Heitor, mi amigo que estaba inaugurando otra de sus 'discotecas'.

Estoy de guardia las veinticuatro horas, trabajo en uno de los hospitales más grandes de Toronto, el Hospital Mount Sloan.

Terminé mi formación a los 21 años, con las notas más altas de mi clase de medicina, en una ciudad llamada Hamilton.

Ciudad que alberga grandes universidades,

Hamilton ofrece una excelente calidad de enseñanza y de vida.

Mis padres aún residen allí, toda mi familia es de allí.

Cuando cumplí 22 años, después de mi residencia, recibí una oferta para trabajar como Jefa de Cirugía General en el gran y conocido hospital Mount Sloan.

El sueño de cualquier médico en esta región.

Nuestro hospital está sobrecargado estos días, nada a lo que no estemos acostumbrados, pues, estamos en la época del año en que enfrentamos tormentas de nieve y fuertes vientos invernales.

Los grupos de riesgo cuando el frío es extremo incluyen personas con problemas cardíacos o enfermedades respiratorias crónicas, bebés y niños pequeños, personas que toman ciertos medicamentos, que trabajan o realizan actividades físicas al aire libre durante largos períodos, e indigentes.

Sin olvidar - varios accidentes y congestión en el tráfico.

Estoy saliendo del quirófano, terminando mi última cirugía del turno, iba camino a la cafetería para hacer mi primera comida después de una larga y agitada noche de emergencias y cirugías.

Cuando veo un movimiento extraño en la entrada de urgencias, reporteros llegando y varias personas aglomerándose en el exterior del hospital.

De repente, veo un equipo de médicos y enfermeros corriendo hacia el quirófano, junto a ellos estaba el Dr. Héctor, el director del hospital.

Imaginé que algo grande estaba sucediendo.

Desconecto de mis pensamientos cuando siento mi teléfono vibrando en el bolsillo de mi bata, miro y era el Director llamándome.

Dr. Héctor

Estamos trabajando sin descanso desde hace días, nuestro hospital es uno de los más solicitados del país, en esta época del año estamos llenos de pacientes de todas las ciudades vecinas, suerte que puedo contar con un gran equipo de profesionales de todas las áreas de la salud.

Estoy en mi oficina cuando recibo una llamada de uno de nuestros equipos de ambulancia, informando que tienen al Sr. Rodrigo Gustaman en camino al hospital, el mismo sufrió un accidente automovilístico. Está fuera de peligro, pero inconsciente.

Llamo a mi jefa de Cirugía, sé que estaba cansada, llevaba 24 horas sin descanso, ella era la mejor y más eficiente médica de nuestro hospital, no podía dejar a una persona tan importante en manos de cualquier médico, tenía que ser el mejor.

Dra. Ávila Menezes

¿Qué ocurre, Sr.?

Director

Doctora, necesito pedirle un favor, entiendo que está exhausta y sin descanso, pero tenemos a un paciente muy importante en el quirófano, necesito que usted dirija la cirugía, sufrió un accidente automovilístico, el equipo ya está con él, esperando su presencia.

Y por favor, haga lo mejor que pueda, no podemos cometer errores con una gran celebridad bajo nuestra responsabilidad.

Llamo inmediatamente a la familia Gustaman, conocidos en los medios por ser grandes empresarios en el sector logístico, los mismos ya estaban en camino al hospital.

Dra. Menezes

Vuelvo a toda prisa al quirófano

Mientras me estoy poniendo la ropa quirúrgica, recuerdo las palabras del director, cómo se atreve a pedirme que dé lo mejor de mí por ser un paciente importante, él sabe muy bien que no diferencio a los pacientes por sus clases sociales o estatus, me sube una rabia, me empieza a hervir la sangre.

Si algo he aprendido en mi profesión es a tratar a todos los pacientes de la misma manera, dando siempre la mejor atención.

Tengo curiosidad por saber quién es este paciente tan famoso, como para tener reporteros por todo el hospital y sobre todo, que el propio director me ordene dirigir esta operación.

Estoy a poco menos de 10 minutos de la empresa, cuando avanzo un semáforo, siento el coche deslizándose por la ventisca, todo está oscuro y nublado, escucho un fuerte golpe en el coche, cierro los ojos, siento el airbag accionarse disminuyendo el impacto del golpe, me mareo y me desmayo.

Dra. Ávila

Entro al quirófano, mi equipo ya me está esperando, pregunto por el estado del paciente, ellos van detallando todo, me acerco a la camilla y me quedo con la boca abierta con tanta belleza frente a mí.

Ya había oído hablar del CEO Rodrigo Gustaman, era guapo en las fotos y reportajes, pero en persona, oh Dios mío, qué belleza surreal.

Vuelvo de mis pensamientos cuando la enfermera va a pasar las coordenadas, 3 costillas rotas, hematoma en la cabeza, sangrado en el abdomen debido al bajo perforado. Estaba con hemorragia interna.

Corrimos contra el tiempo, comenzamos la operación, cerca de 5 horas después, finalizamos la cirugía con éxito.

Conseguimos contener la hemorragia interna.

Salgo del quirófano y el Dr. me está esperando para llevar la noticia a los familiares.

Llegamos a la sala de espera, una sala privada donde solo los familiares vip tenían acceso a ese lugar.

¡Buenas noches a todos! El Director llama su atención, todos se levantan y vienen hacia nosotros.

La Sra. está visiblemente afectada, las lágrimas corren por su rostro, el Sr. que probablemente es el padre del paciente la sostiene para que pueda mantenerse en pie.

Doctora, por favor, ¿cómo está mi hijo?

Ella habla entre sollozos, ¿está vivo? ¿va a quedar con secuelas?

Una pregunta tras otra hasta que su marido le pide que se calme y me deje hablar.

Saludo a todos y les digo sin rodeos que la cirugía fue un éxito, les explico los procedimientos realizados y les digo que lo peor ya pasó, sin embargo, tenía un hematoma muy grande en la cabeza, según los exámenes era superficial, pero necesitábamos esperar a que despertara para estar seguros de los resultados.

Me agradecen por salvar la vida de su hijo.

Les aviso que el paciente ya está en la habitación vip.

La madre pide verlo.

Digo que lamentablemente hoy no puedo autorizar la visita ya que la cirugía fue muy delicada, no podemos arriesgarnos a que contraiga una infección. Ellos consienten, pido permiso y me retiro de la sala.

Sra. Mariana Gustaman

Estaba en una de mis instituciones, organizando abrigos y mantas para el frío, para ser distribuidos a las personas sin hogar, cuando suena mi teléfono, un número desconocido, contesto, ya que puede ser de algún lugar pidiendo ayuda, en este tiempo frío recibimos muchas peticiones de ayuda. Tratamos de atender al máximo posible.

¿Hola?

¿Es la Sra. Mariana Gustaman?

Un joven al otro lado de la línea pregunta, respondiendo que sí, ¿en qué puedo ayudar?

Él dice Señora, soy paramédico de la ambulancia, estamos con su hijo Rodrigo Gustaman, sufrió un accidente automovilístico, vamos camino al hospital Mount Sloan, se le están prestando los primeros auxilios, el paciente está estable, pero inconsciente.

No escucho nada más, un dolor invade mi pecho, dejo caer el teléfono al suelo, mi secretaria que estaba a mi lado me sujeta para que no me caiga, preguntando qué pasó, no puedo hablar, solo llorar y llamar a mi hijo.