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El Deseo De Laura

Capítulo 1: Enfrentándose con la Realidad

El sol de la mañana entraba a raudales por las ventanas del pequeño apartamento, pintando las paredes con tonos dorados. Laura se sentó en la cama, sintiendo el frío de la madera bajo sus pies descalzos. Miró a su alrededor, tratando de grabar cada detalle en su memoria: la cuna de Sofía en la esquina, las fotos familiares en las paredes, y el aroma a café recién hecho que se filtraba desde la cocina.Máximo entró a la habitación con una taza de café en la mano, su expresión de preocupación evidente a pesar de su intento por sonreír. Se sentó junto a Laura y le entregó la taza, su mano temblando ligeramente.—Buenos días —dijo, tratando de mantener su voz tranquila.Laura tomó un sorbo de café y cerró los ojos, disfrutando del momento de normalidad antes de enfrentar la realidad. Sabía que no podían posponer la conversación por más tiempo.—Máximo, tenemos que hablar sobre los resultados —dijo finalmente, su voz apenas un susurro.Máximo asintió, tomando su mano con firmeza.—Lo sé, Laura. Estoy aquí contigo.Laura tomó aire, preparándose para decir en voz alta lo que ya sabía en su corazón.—El oncólogo llamó ayer. Confirmó que es cáncer, en estado avanzado. Dijo que no hay mucho que puedan hacer más allá de tratamientos paliativos para mejorar mi calidad de vida.Máximo cerró los ojos, su rostro contrayéndose en una mueca de dolor. Había temido este momento desde que Laura comenzó a sentirse mal, pero escuchar las palabras en voz alta hacía que todo se volviera aterradoramente real.—Lucharemos contra esto, Laura. Haremos todo lo posible —dijo, aunque ambos sabían que las probabilidades no estaban a su favor.Laura sacudió la cabeza suavemente.—Máximo, sé que quieres ayudar, pero también sé lo que esto significa. Tenemos que ser realistas. Quiero asegurarme de que Sofía y Alma estarán bien después de que me haya ido.Máximo tragó saliva, su mirada fija en Laura.—¿Qué necesitas que haga? —preguntó, dispuesto a cumplir cualquier deseo de su esposa.Laura respiró hondo, mirando a Máximo con una intensidad que hizo que su corazón se encogiera.—Quiero que te encargues de Alma y Sofía. Sé que es mucho pedir, pero eres el único en quien confío para cuidar de ellas. Cuando Alma cumpla 18, me gustaría que se casara contigo. Necesito saber que ambas estarán en buenas manos.Máximo parpadeó, sorprendido por la petición. Nunca había considerado algo así, pero entendía la lógica detrás de las palabras de Laura. Él y Alma siempre habían tenido una relación cordial, pero esto era un nivel de compromiso que nunca había imaginado.—Laura, ¿estás segura de esto? —preguntó con suavidad, tratando de entender la profundidad de su deseo.Laura asintió, sus ojos llenos de determinación.—Sí, Máximo. Estoy segura. Sé que es mucho pedir, pero necesito saber que estarán seguras y amadas. Tú puedes ofrecerles eso.Máximo asintió lentamente, sintiendo el peso de la responsabilidad que le estaba siendo confiada. Abrazó a Laura con fuerza, deseando que el momento se extendiera para siempre.—Haré todo lo que me pides, Laura. Cuidaré de ellas como si fueran mías. Te lo prometo.Laura se relajó en sus brazos, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que su tiempo era limitado, pero al menos ahora podía enfrentar el futuro con un poco más de paz, sabiendo que Máximo estaría allí para cuidar de las personas que más amaba.En ese momento, Sofía empezó a llorar desde su cuna. Laura sonrió débilmente mientras Máximo se levantaba para atender a la niña.—Gracias, Máximo. Gracias por todo.Máximo miró a Laura una última vez antes de dirigirse hacia Sofía, sus ojos llenos de una mezcla de amor y tristeza.—Siempre, Laura. Siempre.

Capítulo 2: Dejando Todo Arreglado para Mi Partida

El despacho de abogados tenía un aire solemne y tranquilo, con estanterías llenas de libros de leyes y diplomas enmarcados colgando de las paredes. Laura se sentó frente al escritorio del abogado principal, un hombre mayor con gafas y cabello canoso que la observaba con seriedad y compasión.—Señora Laura, hemos revisado todos los documentos y estamos listos para proceder según sus deseos —dijo el abogado, organizando un montón de papeles delante de ella.Laura asintió, sintiendo un nudo en la garganta. Había pasado semanas planeando cada detalle para asegurar que Alma y Sofía estuvieran protegidas. Ahora, finalmente estaba lista para poner todo en marcha.—Gracias, señor Hernández. Es muy importante para mí que todo esté en orden —respondió Laura, su voz firme pero suave.El abogado sonrió levemente y comenzó a explicar cada documento. Laura escuchó atentamente, firmando donde era necesario y asegurándose de entender cada cláusula y condición. Quería estar absolutamente segura de que no había ningún cabo suelto.Después de casi una hora, el abogado le entregó dos sobres sellados.—Estos sobres son para Máximo y Alma. Cada uno contiene una carta explicativa y los documentos legales necesarios para cumplir con sus deseos. Hemos incluido instrucciones detalladas sobre el proceso de adopción de Sofía y las condiciones para el matrimonio de Alma y Máximo cuando ella cumpla la mayoría de edad.Laura tomó los sobres con manos temblorosas, sintiendo el peso de sus decisiones. Sabía que estas cartas serían difíciles de leer para ambos, pero también sabía que era la única manera de asegurar su futuro.—Gracias de nuevo, señor Hernández. No sé cómo agradecerle por toda su ayuda —dijo, levantándose para estrecharle la mano.—Es un honor ayudarle, señora Laura. Mis mejores deseos para usted y su familia —respondió el abogado, devolviéndole el apretón de manos con firmeza.Laura salió del despacho con una sensación de alivio mezclada con tristeza. Había hecho todo lo posible para proteger a Alma y Sofía, pero ahora dependía de Máximo y de ellas cumplir sus deseos.Esa noche, después de cenar, Laura se sentó en su habitación con los sobres delante de ella. Sabía que debía hablar con Máximo y Alma por separado, asegurándose de que comprendieran lo que había planeado para ellos.Primero, llamó a Máximo al dormitorio. Él entró, su rostro mostrando signos de preocupación.—¿Qué pasa, Laura? —preguntó, sentándose junto a ella en la cama.Laura le entregó el sobre sellado con su nombre.—Máximo, dentro de este sobre hay una carta y todos los documentos necesarios para que puedas cumplir con mi última voluntad. He hablado con un bufé de abogados y he dejado todo arreglado para la adopción de Sofía y tu matrimonio con Alma cuando ella cumpla 18 años.Máximo tomó el sobre, mirándolo con seriedad.—Laura, esto es mucho... —comenzó a decir, pero ella lo interrumpió suavemente.—Sé que es mucho pedir, Máximo, pero confío en ti más que en nadie en este mundo. Sé que harás lo correcto y cuidarás de Alma y Sofía como si fueran tuyas. Por favor, lee la carta y los documentos con calma. Todo está detallado ahí.Máximo asintió, sus ojos llenos de lágrimas que trataba de contener.—Haré todo lo que me pides, Laura. Te lo prometo.Laura sonrió, sintiendo un alivio profundo al escuchar sus palabras.—Gracias, Máximo. Eres un buen hombre y sé que cuidarás de ellas.Más tarde, llamó a Alma a su habitación. La joven entró, luciendo nerviosa.—¿Qué pasa, Laura? ¿Por qué me llamaste? —preguntó, sentándose en el borde de la cama.Laura le entregó el segundo sobre.—Alma, dentro de este sobre hay una carta para ti y documentos legales que explican lo que quiero para ti y Sofía. Sé que esto es mucho para procesar, pero es importante que entiendas mis deseos y que todo esté en orden para protegerlas.Alma miró el sobre, su expresión cambiando de confusión a preocupación.—Laura, ¿qué es todo esto? —preguntó, su voz temblando.—Es para asegurarnos de que tú y Sofía estén seguras, pase lo que pase. Por favor, lee la carta con calma y habla conmigo si tienes alguna pregunta. Quiero que sepas cuánto las amo a las dos y que siempre estaré con ustedes, de alguna manera.Alma asintió lentamente, sosteniendo el sobre con manos temblorosas.—Lo leeré, Laura. Prometo que lo haré.Laura abrazó a Alma con fuerza, sintiendo una mezcla de tristeza y esperanza. Sabía que había hecho todo lo posible para preparar el camino para su familia, y ahora solo podía confiar en ellos para seguir adelante.—Gracias, Alma. Eres muy valiente y sé que harás lo correcto.Esa noche, Laura se acostó con una sensación de paz, sabiendo que había hecho todo lo posible para asegurar el futuro de las personas que más amaba. Mientras cerraba los ojos, se permitió soñar con un futuro en el que Máximo, Alma y Sofía estarían juntos, protegidos y amados, cumpliendo la promesa que les había dejado.

Capítulo 3: ¿Qué Sucede? ¿No Es Cierto?

La casa estaba en un silencio pesado después de la cena, un contraste con el bullicio habitual de Sofía jugando y riendo. Máximo y Alma se retiraron a sus habitaciones, cada uno con el sobre que Laura les había entregado. La tensión en el aire era palpable, y ambos sabían que las palabras contenidas en esos sobres cambiarían sus vidas para siempre.Máximo se sentó en su escritorio, mirando el sobre con su nombre escrito en la caligrafía delicada de Laura. Lo abrió lentamente, sintiendo el peso de cada pliegue de papel. Dentro, encontró una carta escrita a mano y una serie de documentos legales. Comenzó a leer la carta:Querido Máximo,Sé que esto es mucho para asimilar, pero quiero que sepas que todo lo que he planeado lo hice pensando en lo mejor para nuestra familia. Mi mayor preocupación es Sofía y Alma. Quiero que Sofía crezca sabiendo que tuvo una madre que la amó profundamente, pero también quiero que tenga una vida llena de amor y estabilidad contigo y Alma.Los documentos que acompañan esta carta detallan el proceso para adoptar a Sofía y las disposiciones legales para que tú y Alma puedan casarse cuando ella cumpla 18 años. Sé que esto puede parecer abrumador, pero confío en ti, Máximo. Eres un buen hombre y sé que cuidarás de ellas como si fueran tuyas.Con amor eterno, LauraMáximo dejó la carta a un lado, su vista nublada por las lágrimas. Tomó los documentos y los revisó, confirmando que todo estaba en orden, tal como Laura había dicho. Se sentía abrumado por la responsabilidad, pero también determinado a cumplir los deseos de Laura.Mientras tanto, en la habitación de Alma, la situación era diferente. Alma estaba sentada en la cama, el sobre aún cerrado en sus manos. Finalmente, con un suspiro profundo, lo abrió y comenzó a leer la carta:Querida Alma,Sé que esto es difícil de entender y aceptar, pero quiero que sepas cuánto te amo. Estoy tan orgullosa de la joven en la que te has convertido. He pensado mucho en tu futuro y en el de Sofía, y quiero asegurarme de que estén bien cuidadas.Dentro de este sobre, encontrarás una carta y algunos documentos legales. He hecho arreglos para que, cuando cumplas 18 años, te cases con Máximo. Sé que esto suena extraño, pero confío en que él cuidará de ti y de Sofía como una familia.Quiero que Sofía crezca sabiendo que tuvo una mamá que la amó profundamente, y que tiene una madre en ti que siempre estará para ella. Eres mi mayor tesoro, Alma, y sé que serás una maravillosa madre para Sofía.Con todo mi amor, LauraAlma dejó caer la carta en su regazo, sus manos temblando. No podía creer lo que estaba leyendo. La realidad de la situación la golpeó con fuerza, y sintió que el peso de las expectativas de Laura era demasiado para soportar. Las lágrimas comenzaron a caer, y sollozó en silencio.Laura, que había estado observando desde la puerta entreabierta, entró en la habitación y se sentó junto a Alma, abrazándola con ternura.—Lo siento, Alma. Sé que esto es mucho para pedirte —dijo Laura suavemente, acariciando el cabello de su hermana—. Pero confío en ti más que en nadie. Quiero que Sofía sepa que siempre tendrá una madre que la ama.Alma levantó la vista, sus ojos llenos de confusión y dolor.—Laura, no sé si puedo hacerlo. Todo esto es... demasiado. —Su voz se quebró al final.Laura la abrazó con más fuerza.—Lo sé, Alma. Pero no estarás sola. Máximo estará contigo. Y yo siempre estaré contigo, de alguna manera. Eres fuerte y capaz, y sé que podrás hacerlo.Alma asintió lentamente, tratando de asimilar las palabras de Laura. Sabía que su hermana siempre había tenido fe en ella, y esa fe le daba una chispa de esperanza en medio de la oscuridad.—Quiero que Sofía crezca sabiendo cuánto la amamos. Quiero que sepa que tuvo una mamá maravillosa que la trajo al mundo y una madre que siempre estará ahí para ella —dijo Laura, su voz llena de determinación.Alma respiró hondo, sintiendo la presión en su pecho disminuir un poco. Sabía que el camino sería difícil, pero estaba dispuesta a intentarlo por el bien de su sobrina y para honrar la memoria de su hermana.—Haré lo que pueda, Laura. Por ti y por Sofía —dijo Alma finalmente, su voz más firme.Laura sonrió, una sonrisa llena de amor y orgullo.—Eso es todo lo que puedo pedir, Alma. Gracias.Las dos hermanas se abrazaron en silencio, sintiendo el peso de la situación pero también el poder del amor que las unía. Laura sabía que había hecho lo correcto al confiar en Alma y Máximo, y Alma estaba decidida a hacer todo lo posible para cumplir con los deseos de su hermana. Juntas, enfrentarían el futuro con la esperanza y la determinación necesarias para construir una nueva vida para Sofía y para ellas mismas.

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