Betsabé y Siomara son dos amigas inseparable, se conocieron en el último año de secundaria, y a pesar de ser muy distintas en carácter, tiene gustos en común, cómo el taekwondo, ambas lo practicaron desde pequeñas, y soñaban con tener su propia academia, se prometieron que de grandes abrirían una, sin embargo, la madre de Siomara enfermo gravemente, eso la llevó a buscar dinero rápido, que consiguió en el camino del modelaje y la actuación, desde entonces decidio que lo mejor para ella era dedicarse a eso, se acostumbró al mundo de los reflectores, pues ser el centro de atención no era desagradable.
Betsabé como buena amiga apoyo su decisión, y la ayudaba en todo lo que podía, él tiempo pasó y Siomara se convirtió en una de las actrices más cotizadas y mejor pagadas de la televisión. Mientras que Betsabé empezaba a estudiar economía, en ese entonces, Siomara necesitaba una asistente, y Betsabé un trabajo que no le quitará mucho tiempo, por lo que coincidieron en qué ser la asistente de la otra era lo mejor, sería por un periodo corto, pensaron, pero se acostumbraron tanto a la otra, que Betsabé termino trabajando para ella durante tres años. Y actualmente sigue haciendo lo mismo.
— Siomara levántate, la sesión de fotos es en media hora, se te hará tarde. — El sueño de Siomara es interrumpido por su amiga.
— No importa si llego tarde, ellos tienen la obligación de esperar. — Siomara cubre sus ojos con la sábana.
— Hay mucha gente que trabaja, no los hagas llegar tarde a casa. — Dice Betsabe mientras le jala la sábana.
— Ellos no importan, yo soy tu amiga, preocúpate por mi.
— Siempre me preocupo por ti. Por eso te despierto, debes dar una buena imagen. ¿O quieres que la prensa te llame malcriada en la próxima nota. — Siomara parece recordar lo que pasó la última vez, no le gustaría repetir esa experiencia.
— Tienes razón.
— Cómo siempre.
— Como casi siempre. — Resalta Siomara.
— Okay lo que digas. Ven, levántate y ve a bañarte. — Siomara se levanta con el ánimo por los suelos, va a darse un baño, mientras su amiga la espera para arreglar su cabello, al estar lista, ambas se van a la sesión de fotos, el fotógrafo está muy molesto por él retraso, Pero al ver la belleza de Siomara, en persona, deja de lado su mal humor y actúa muy amable.
La chica empieza a ser fotografiada mientras su amiga espera en un cómodo sillón. Al terminar las fotografías, el fotógrafo le pide a Siomara su número de teléfono, ésta se ríe y le dice que el no está a su nivel, inmediatamente después se aleja y por supuesto él no se queda nada contento.
— ¿Tenías que ser tan grosera? — Le reprocha Betsabé.
— Así es más fácil que dejen de insistir.
— Siomara.
— Betsabé no te enojes conmigo. Ya me conoces. — Su amiga asiente resignada.— Ven, te invito a comer.
— Vale. — Ambas están por retirarse cuándo un hombre alto, de cabello rojo y ojos azules entra al set. Las dos lo observan con detenimiento.
— ¿Quién será el? — Pregunta muy intrigada.
— No se. — Contesta de inmediato Betsabe.
— Es muy atractivo, mira ese rostro, esos labios, ese cuerpo.
— Hablas como si nunca antes hubieras visto un hombre guapo, has trabajado con hombres así todo el tiempo.
— Obviamente he visto muchos, pero ninguno cómo el, ¿ves el reloj en su muñeca? Cuesta 457,000 mil pesos. En esta empresa no he visto a nadie con uno de esos. El debe ser alguien importante. — Ante el comentario, Betsabé comprende que lo que realmente llamó su atención es la marca con la que va vestido.
— ¿No iríamos a comer?
— Déjame apreciar esa belleza un poco más.
— Deja de actuar cómo una niña, vámonos. — Betsabé jala a su amiga a la salida, ambas no se percatan de la mirada curiosa que tiene el hombre sobre ellas. O mejor dicho, sobre una de ellas.
... Mientras ellas comen, Betsabé recibe una invitación a una fiesta de la empresa, obviamente la invitación es para Siomara, pero ella al ser la asistente es quién la obtiene primero.
— Siomi, Te están invitando a una fiesta, es hoy por la tarde.
— ¿Cómo se atreven a avisarme con tan poca anticipación?
— ¿Digo que no?
— Supongo. — El celular de Siomara recibe un mensaje, ella lo leé y detiene a Betsabé. — Espera, dí que si.
— ¿Vas a ir a la fiesta?
— Acabó de recibir noticias, escucha ésto. — Siomara aclara su garganta. — El hijo del magnate Guillermo Maldonado ha sido captado en el aeropuerto está mañana, su familia celebrará una fiesta en su honor está tarde, se llevará a cabo en el gran salón de fiestas la Hacienda. Medios de todas las televisoras han sido invitados para cubrir el evento. — Siomara termina de leer el artículo . — ¿Te das cuenta? El estará ahí.
— ¿Quién?
— ¿Cómo que quién? El hijo del señor Guillermo.
— ¿Quieres conocerlo?
— Claro que quiero. El es el mejor candidato para mí.
— ¿Qué hay del tipo que te gustó en la mañana?
— Quizás era el. No lo conocemos. Podría ser.
— O quizás no.
— En ese caso, primero debo ver el físico de esté sujeto, después decidiré a quien debo elegir.
— Eres muy superficial.
— Ya me conoces. Prepara mi vestido bordado en oro, quiero lucir espectacular.
— Siempre luces espectacular.
— Tan linda. ¿Tú que usarás?
— La ventaja de no ser una estrella es que no importa lo que use. Nadie se fijará en mi.
— Oye, no hables así. Eres hermosa, lo que necesitas es arreglarte más. Quítate esos lentes, deja tu cabello suelto, arregla tu maquillaje, pon más cuidado en la ropa y te verás espectacular.
— Gracias por el cumplido, pero no estoy interesada.
— Bueno. Entonces usa lo que te agrade. Mi closet es tu closet.
— Gracias.
— De nada. — Betsabé y Siomara termina de comer y van al departamento de la última para arreglarse. La noche cae, y ambas se van en la limosina que Siomara rento, en el lugar, la que llama la atención cómo siempre es Siomara, pues su belleza es única y encantadora, los medios siempre quieren fotografiarla, los hombres la admiran, y las mujeres se sienten celosas de su belleza. Betsabé a su lado se convierte en la mujer invisible, eso nunca la ha molestado, al contrario, siempre se hace a un lado para que su amiga sea fotografiada de todos los ángulos.
La cosa favorita de Betsabe en las fiestas, son las bebidas, siempre aprovecha para tomar un buen vino, una margarita, champagne, etcétera, en ese momento le apetece un vino blanco, al ir por este, un hombre se atraviesa en su camino.
— Disculpe. — Ella se mueve, sin embargo el también lo hace. Betsabé levanta la cabeza y observa al mismo tipo que entró al set por la mañana. Ahora vestido de una manera diferente, más arreglado y elegante. Ella se pregunta cómo es posible notar diferencias.
— Lo siento. Estaba distraído. — Ella ve que el no le quita los ojos de encima a su amiga, cosa que le parece muy normal. Es lo que todos los hombres hacen siempre.
— No se preocupe. — Betsabé continúa caminando al vino.
— ¿Te pregunto por mi? — Betsabé es sorprendida por su amiga cuándo se disponía a beber el primer sorbo.
— ¿Quién?
— El tipo guapo, vi que hablaron.
— Apenas pude decir hola.
— ¿No pregunto por mi? — Siomara parecer molestarse.
— No, Pero si te estaba viendo mucho. — El estado de su amiga vuelve a la alegría.
— Lo sabía. A el le gustó.
— ¿A qué hombre no le gustas?
— Eso es verdad. ¿Debería acercarme?
— Siempre dejas que ellos se acerquen.
— Tienes razón, debo guardar la compostura. — Betsabé nota la ansiedad en el rostro de su amiga, sólo puede reír y negar.
— Hola chicas. — Rita, la rival de Siomara saluda a ambas. Siempre busca la manera de estar con Siomara, a pesar de que está no la soporta. — No saben de lo que me enteré.
— Siempre sabes los chismes de todo el mundo. — A ninguna parece sorprenderle, y es Siomara quien lo expresa.
— El chisme de hoy ni la mismísima prensa lo sabe. Se trata de Gildardo, el hijo de la familia Maldonado, acaba de regresar de Inglaterra.
— Ese es un chisme viejo. Todo el mundo sabe. — Siomara muestra disgusto.
— Eso lo sabe todo el mundo, lo que no saben es que su familia lo envío allá desde que tenía 15 años, ¿Saben la razón?
— No.
— Por qué se enamoró de la hija de una prostituta. — Siomara se atraganta con el vino en su boca. La noticia no le cae en gracia para nada.
— ¿Siomi estás bien? — Betsabé la ayuda a recomponerse.
— Estoy bien. — Siomara vuelve su mirada a Rita. — ¿Cómo te enteraste de eso?
— Su novia de esa época es amiga de una amiga. Le contó la historia y lo indignada que estaba con el, aunque ahora parece que quiere reconquistarlo. Sólo tiene que investigar que sucedió con esa mujer del pasado.
— No entiendo por qué quieren saber sobre ella. Según entiendo en ese tiempo el tenía 15 años, ¿por qué darle importancia a un romance de niños? — Pregunta Siomara.
— ¿No sabes de las técnicas baratas que usan esas mujeres? Quizás ella quedó embarazada. — Betsabé tose el vino de su boca, no puede creer que Rita hiciera un comentario tan nefasto.
— Era muy jóven. ¿Crees que tubo intimidad con ella?
— Su ex los vio. Ellos estaban teniendo relaciones, de hecho esa fue la razón por la que lo alejaron de casa. Tenian miedo de que el se volviera loco. — Tanto Betsabé cómo Siomara se muestran incrédulas. — No se. Pero sería interesante conocer a la mujer que enamoró a Gildardo. ¿No crees Siomara?
— No me interesa en lo absoluto. Apuesto a que es una mujer de poca moral. La hija de una prostituta no puede ser diferente a su madre.
— No deberías juzgar a alguien por su familia. — Dice Betsabé.
— Es la verdad, ¿tú crees que ella puede ser mejor que su madre? Los hijos siguen el ejemplo de sus padres. Sólo mírame a mi, mamá era una modelo, y ahora yo soy modelo y actriz.
— También deberías verte a ti, tu madre era una sirvienta, y mírate, eres la sirvienta de Siomara. — A Betsabé no le cae en gracia el comentario de Rita, así que lo demuestra.
— ¿Estás diciendo que tú madre se acostó con los productores para que le dieran protagonicos? — Pregunta Betsabe, Siomara se burla.
— ¿Cómo te atreves a levantarme falsos?
— Yo no levanté ningún falso, tu eres la que habla sobre los ejemplos que seguimos. Por eso pregunté, sentí curiosidad. — Betsabe también se burla. Rita está por irse sobre ella, sin embargo, no se atreve, hay mucha gente alrededor.
— Te sientes mucho, pero no eres más que la sombra de tu amiga.
— Eso hiere mis sentimientos. Siomi agárrame. Me voy a desmayar de lo herida que estoy. — Rita es sacada de sus casillas al no poder fastidiar. Observa a Betsabé con desdén y se marcha.
— No sé cómo se sigue metiendo contigo si te conoce.
— Le gusta escuchar verdades supongo. — Las amigas se ríen.
— Eres tremenda.
— Y te encanta.
— La verdad si. — Mientras ellas ríen, Gildardo no les quita los ojos de encima, Siomara se percata de eso y le coquetea discretamente, el se ríe y eso le deja claro que a el le encanta. — No me ha quitado los ojos en toda la noche. — Presume a Betsabé. Está lo observa y se siente feliz por su amiga, parece que es correspondida. Aunque no es cómo si alguna vez hubiera sido rechazada.
— Buenas noches, pido un minuto de su atención por favor. — Un hombre mayor sube al escenario. Todos los presentes se fijan en el. — Hace unos días, mi hijo regresó de Inglaterra. Quiero presentarlo con todos ustedes. Hijo sube por favor. — Gildardo sube al escenario, la mirada de todos los curiosos se van a él. Siomara está encanta al saber que él hombre que le gusta, es también el hijo del dueño. Ya lo imaginaba, pero ahora que lo confirma está muy feliz.
— Buenas noches a todos. Agradezco el cálido recibimiento, acabo de regresar de europa, estoy feliz por volver a casa, y espero hacer un buen trabajo aquí. Gracias — Todos aplauden con entusiasmo. Gildardo observa a Siomara y está ahora se siente un poco intimidada.
— Tengo mucha suerte. Guapo, rico, y me encanta. Betsabé. Creó que ya encontré al padre de mis hijos. — Su amiga ríe discretamente.
— ¿Por qué te burlas de mi?
— No me burló.
— Conozco esa risa. Si es burla.
— Me siento feliz por ti. Eso es todo.
— Gracias.
— El viene. Me iré para que hables con el.
— Okey. — Betsabé se va. Siomara espera ansiosa a Gildardo, esté se acerca a ella y hablan un momento.
... Betsabé vuelve a casa y se encuentra a su madre dormida en el sofá. Al parecer se quedo esperando por ella.
— Madre.
— Betsi, ¿por qué regresas tan tarde?
— Lo siento, ya sabes cómo son esas fiestas.
— ¿Tiene hambre? Calentare la cena.
— Gracias mamá, pero no tengo hambre, en la fiesta había comida.
— Yo dudo que esa comida de modelos llenará tu estómago, no seas necia y cena conmigo.
— ¿No has cenado?
— Te estaba esperando.
— Madre no me gusta que te saltes las comidas. Sabes que siempre vuelvo tarde de esas fiestas.
— Y tú sabes que no me gusta cenar sola.
— Está bien, cenaré contigo. Pero me daré un baño primero.
— Espero en la cocina.
— Bueno. — Betsabé le da un beso a su madre y se mete a su habitación.
... Mientras tanto, Siomara y Gildardo están en una cita, el reservó un restaurante especialmente para ella. Lo cuál la deja impresionada y entusiasmada.
— Gracias por aceptarme la invitación. Se que tú agenda es apretada.
— Para una buena cena siempre hay tiempo.
— Cuéntame de ti. Además de modelo y actriz, ¿qué te gusta hacer?
— Me gusta mucho el taekwondo.
— ¿Taekwondo?
— ¿Por qué te sorprendes?
— No te imaginó con un uniforme de esos.
— ¿Y cómo me imaginas? — Coquetea Siomara. Gil con una sonrisa perversa le dice que no responderá esa pregunta. — ¿Tienes miedo de responder?
— Una vez me regañaron por mi honestidad. Recibí la primera y última bofetada que he recibido en mi vida.
— ¿Quién fue esa mujer tan salvaje?
— Mi primer amor. — Siomara de siente un poco incómoda con la respuesta.
— ¿Todavía piensas en ella? Es decir. ¿La extrañas?
— Era un adolescente cuándo me enamoré. ¿Crees que la extraño?
— Por supuesto no.
..Ambos platican por un largo tiempo, Siomara vuelve a casa muy tarde, su madre le pregunta cómo le fue. Ella responde que muy bien.
— ¿Vi en la tablet que el hijo de ese millonario volvió?
— Así es. Volvió, de hecho, vengo de estar con el.
— ¿Y que sucedió?
— Cayó en mis encantos, cómo todos. Sólo es cuestión de tiempo para qué empecemos a salir, se enamore cómo loco, y por supuesto nos casemos.
— ¿Ya pasaron la noche juntos?
— Madre eso es muy bajo. No me acostaré con alguien en mi primer día de conocerlo. Sólo las zorras hacen eso.
— Es la mejor manera de atraerlo.
— Yo lo dudo. Lo mejor es ir lento. No debe tener una imagen equivocada de mi.
— Sólo espero que no te lo roben por ir lento.
— No hay mujer más bella que yo a su alrededor. ¿Quien podría robarlo?
— No te confíes. Puede que no haya otra más hermosa, pero si puede haber alguien más inteligente, o alguien con menos moral que tú.
— De las últimas hay muchas, pero inteligentes no. Así que puedes estar tranquila. — Siomara actúa confiada.
... Semanas después, Siomara y Gildardo empiezan a salir, ambos se ven contentos en su relación, aunque ella lo nota extraño, el no es cómo el resto de los hombres, es sumamente detallista, pero siempre evita la intimidad, cosa que la empieza a preocupar. Y habla de eso con su mejor amiga.
— ¿Crees que el es gay? — Betsabé ríe a carcajadas. — No te burles de mi situación. No es chistoso.
— ¿Qué te ha llevado a pensar así?
— Llevamos más de tres semanas juntos, no hemos hecho el amor.
— ¿Eso es todo?
— ¿Cómo que todo? No le restes importancia. De todos mis novios, el es el único que ha pasado más de una semana sin proponerlo.
— Tal vez te quiere hacer algo especial.
— Esas son cursilerías. Yo estoy ansiosa por saber cómo lo hace. Quiero sentirlo, quiero...
— ¿Quieres cerrar esa boquita? — Betsabé le cubre la boca, ya que hay una persona acercándose. Y no es cualquier persona. — Hablaremos después, tienes que atender a tu novio. — Betsabé se mueve, Gildardo saluda a Siomara con un beso muy apasionado.
— Hola querida. ¿Cómo estás?
— Bien amor. ¿Y tú?
— Muy bien, ¿cómo va la sesión?
— Excelente. Contigo aquí aún mejor. — Él sonríe, pero no es una risa genuina. — ¿Qué sucede? luces cansado.
— Mi asistente renunció, he tenido mucho trabajo está semana. Nadie parece capaz de ocupar ese puesto . — A Siomara le cruza una idea por la cabeza.
— Yo conozco a una persona muy eficiente.
— ¿De verdad? ¿Quién es?
.... Minutos después.
— Ni lo pienses. No lo haré. — Se niega Betsabé inmediatamente.
— Tienes que hacerlo. Por mi, por favor.
— ¿Te volviste loca? ¿Cómo se te ocurre proponerle eso?
— ¿Qué tiene de malo? Estudiaste economía, sabes desenvolverte en este campo, eres eficiente, eres mi mejor amiga y serás mi espía.
— Tu lo has hecho estudié economía, no criminalística. Analizar casos es algo que no se me da. ¿Comprendes? No soy detective.
— Betsabé es un favor para tu amiga, lo único que debes hacer es decirme que hace, con quién se reúne. Si me está engañando.
— No. No y no.
— Por favor. Tú sueldo es el doble que conmigo, si trabajas un año con el, podrás ahorrar suficiente para abrir tu academia de taekwondo. — Escuchar que su mayor anhelo podría hacerse realidad la hace soñar despierta.
— Está bien. Lo haré. Pero si todo está en orden dejaré el trabajo en menos de dos meses.
— De acuerdo. — Las amigas sellan su promesa.
— Querida regrese. ¿Qué decidió tu amiga?
— Ella lo hará. ¿Verdad Betsi? — Está asiente.
— Genial. Empiezas mañana, llega puntual, no tolero a las personas impuntuales, y debes saber que ser amiga de mi novia no te da ningún beneficio.
— No esperaba ninguno. Mi trabajo hablará por mi señor. — Betsabé siente la actitud de él agresiva, eso no la intimida, está acostumbrada a defenderse de leones con lenguas afiladas.
— Eso espero.
— Amor no seas tan duro con ella. Es mi amiga. — Le recuerda Siomara.
— Escuchaste lo que dije. No tendrá ventajas sobre otros por ser tu amiga. A las 8 de la mañana, puntual señorita.
— Si señor.
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