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Élite. Amor, Pasión Y Determinación.

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Nota importante en esta historia la Élite de misiones encubiertas es una organización mundial que se encarga de la seguridad mundial y de atacar los problemas de mayor impacto, pero de los que no se habla frente a las cámaras.

Estos delitos van desde grandes mafias, investigaciones de corrupción interna, trata de personas, tráfico de órganos, entre otros delitos más.

Esta Élite está organizada de la manera siguiente.

Capitán general. Cinco estrellas: Enzo Giordani. (Italiano.)

General del Ejército de Élite. Cuatro estrellas:

Andrés Harrington.

Teniente general. Tres estrellas: Tobías Decker (Alemán).

General de división. Dos estrellas: Hasso von Manteuffel. (Alemán)

General de brigada. una estrella: Lorenzo Giordani. (italiano)

 Coronel:

Teniente coronel:

Mayor:

Capitán:

Teniente:

Sargento:

Soldado:

Ahora sí disfruten la historia cabe recalcar que estos rangos están basados en mi imaginación para dar vida a esta historia.

Risueña, dulce, cariñosa, alegre, inocente y muy consentida asi es Gia la hija del general de las Fuerzas Especiales Encubiertas Mundial de Élite y Leonora Montgomery de Giordani, Médico cirujano Militar, retirada.

La jovencita tiene tres hermanos, Lorenzo Giordani de 26 años, coronel de brigada.

Leonardo Giordani de 24 años, coronel de la Élite en Reino Unido, y Gino Giordani de 22 años, capitán de la elite en la sede de Rusia.

Cada uno de estos hombres son orgullo para el gran general Giordani y dan su vida por muchas personas mientras que la pequeña Gia solo se preocupa por sonreír y caerle bien a todos, le encanta ayudar tiene varias fundaciones de las cuales solo su familia sabe que son de ellas, para el mundo la jovencita de 17 años es una chica frívola y sin cerebro como muchas de las socialite de Italia y el mundo.

Gua vive rodeada de amigas que en verdad no lo son solo están con la hija del general por prestigio y popularidad, la joven está enamorada de Tomás el cual solo está concentrado en su carrera militar en la élite su familia es una de las más importantes a nivel mundial y es conocida por sus grandes empresas de autos e inmobiliarias.

Tomás es un hombre alto de cabello castaño y cuerpo bien trabajado, su cara es perfecta y sus ojos son la perdición de cualquiera, son de color verde y su sonrisa derrite a cualquier mujer, Tomás no toma en serio a nadie él quiere a su lado una mujer de la Élite alguien fuerte y no una muñeca de plástico como el mismo lo señala.

Tomás es amigo de toda la vida de los hermanos Giordani ellos viven en Italia, pues, esa es la sede donde él participa.

El joven está concentrado en su carrera y las veces que va a su casa se encuentra con la pequeña Gia aunque él solo la ve como la hermanita de sus amigos, otra Barbie más.

Gia está a punto de entrar en la universidad y ella no sabe que estudiar, es políglota y una excelente hacker, tiene memoria fotográfica y aprende muy rápido, pero lo hizo solo para ayudar a sus hermanos, quienes la consienten mucho.

Gia es alta, mide un metro setenta y cinco, tiene el cabello rubio y los ojos grises, su cuerpo es hermoso, parece una modelo profesional y su sonrisa es muy angelical.

—Buenos días, mami, cómo estás nana Lu. —Dice la hermosa jovencita llegando a la cocina.

—Buenos días, mi princesa, Lu te preparo unas tostadas con yogur y fruta. —Dice la madre de la jovencita.

—Si mi niña bonita, te preparé lo que más te gusta.

—Gracias nana Lu. —Dice Gia y después de desayunar sale de casa para encontrarse con Laura y Magda en el centro comercial.

—Adiós mami, adiós Lu. —Dice Gia antes de salir de lugar.

La joven sube al auto y su chófer la lleva a centro comercial, la hermosa chica lleva unos jeans claros y una blusa rosada con unas zapatillas del mismo color, a ella le encanta ese color.

La joven se dirige a una mesa donde se encuentran las chicas y enseguida se levantan a abrazarla y darle dos besos, ellas se conocen desde hace unos años y las considera su amiga.

—Hola muñeca, como estás, te estábamos esperando para ir por los atuendos para fiesta de Tomás. —Dice muy animada Magda.

—Hola amiga, si vamos tiene que ser algo muy lindo para que impactes a Tomás. —Apoya Laura.

—Hola chicas, díganme cuando se enteraron de esa fiesta, yo no sabía nada. —pregunta mientras se dirige hacia una tienda de disfraces y allí comienzan a buscar trajes para ellas y la pequeña, Gia toma uno de ángel y luego van a la caja para pagar los tres, Magda compró uno de diablita, y Laura uno de enfermera sexy, las chicas se reían cuando salieron del centro comercial.

—Lo vas a dejar impactado amiga. —Dice Magda.

—Y te le vas a declarar Gia —pregunta Laura.

—Si pienso hacerlo, aunque ustedes saben que ya se lo he dicho antes, pero no me toma en serio. —Dice la rubia.

—Y que piensas hacer. —indaga Magda.

—Al llegar lo voy a besar y así cuando esté todo embobado hablaré con él. —Confiesa Gia.

—Me encanta tu plan, amiga, te apoyamos. —Las chicas fueron a una cafetería y luego de un rato cada una regresó a su casa.

Gia estaba muy feliz, pronto sería la novia de su gran amor y ese solo era el principio de su cuento de hadas.

La jovencita llegó a su mansión y la sonrisa de su rostro se borró al ver a su padre con maletas en mano, hace poco había vuelto y ya debía partir de nuevo.

—Papito, no… todavía no te vayas apenas y llegaste. —Corre y lo abraza.

—Mi princesita, lo siento, sabes cómo es mi trabajo, pero prometo traerte muchos obsequios. —Ella lo abraza y lo lleva de besos.

—No quiero regalos, papi, quiero que te quedes. —Dijo llorando la hermosa jovencita, ella era muy unida con su familia y adoraba a su padre, pero él la veía solo como una pequeña flor delicada y cuando tuviese edad se casaría con alguien de sociedad como todas las demás.

—Ya pequeña, no llores, voy a regresar, te amo. —Dijo y luego de despedirse se marchó, lo joven abrazo fuerte a su mamá, estaba muy triste.

—Tranquila, mi niña, ya conoces como es el trabajo de papá. —La consuela su mamá.

Gia esa tarde estaba muy triste, sus amigas la llamaron y la animaron hablando de la fiesta de disfraces de su amado tomas que sería el día de mañana.

Pequeña luz.

Al día siguiente la hermosa Gia Geordani estaba muy feliz y entusiasmada para ir a la fiesta de los chicos, su hermano menor le escribió diciendo que no iba a poder, pero que lo saludara de su parte, solo eso dijo mediante una nota de voz y la joven estaba muy emocionada.

Gia pasó todo el día planeando que le diría a Tomás Decker, el hombre que ama desde muy pequeña.

La joven no ha tenido momento tranquilo desde que amaneció y eso que la fiesta para Tomás era en la noche.

La joven se arregló y maquillo muchas veces no sabía por cuál decidirse, su madre decidió salir de viaje a casa de los abuelos de Gia y vendría en varias semanas, normalmente ella estaba sola o bueno al menos la mansión estaba llena pero de empleados.

—Nana, Lu… Nani … —Llama Gia mientras camina por la cocina y luego al comedor buscando a su nana.

—Aquí estoy mi niña. —Grita, la nana entrando a la sala estaba en el jardín.

—Donde estabas nana Lu, te estaba llamando. —Dice Gia haciendo pucheros, si la joven es muy consentida, todos la adoran hasta el último de sus empleados, conoce los nombres de cada uno de su guarda espaldas y como no, si siempre se escapaba para llevarles un refrigerio cuando debían estar afuera.

A Gia no le gustaba que la llamarán señorita Geordani solo lo aceptaba cuando sus padres estaban cerca.

—Mi niña, estaba en el jardín buscando las flores que te gustan y luego te haré tu postre favorito. —Se explica Lucrecia, la nana de Gia, una señora como de cincuenta y tantos años, piel bronceada, como de un metro sesenta, de ojos miel y cabello negro con algunas canas.

—De acuerdo Nana, vamos iré a preparar sandwiches para los chicos. —anuncia la jovencita.

—No deberías mi niña, no quiero que te metas en problemas. —Duce su nana.

—No lo haré nana, ¿quién es la hacker más joven, hermosa y astuta? Soy yo, ya resolví eso, jamás sabrán qué pasó. —Dice riendo la joven siempre que quería que sus padres no vieran lo que hacía, hackeaba las cámaras de la mansión y listo era muy buena y sus hermanos no dudaban en recurrir a ella cuando era necesario, nadie sabía que su pequeña hermanita era el hacker llamado dark lord solo ellos lo sabían.

—De acuerdo mi niña vamos. —La joven estaba con su Nana ayudándola a cocinar y luego de que hizo el refrigerio y los jugos fue a llevárselo a los guardaespaldas, al chófer y cualquiera que no pudiera entrar en la cocina, ellos tenían su hora de comida, pero para Gia estar a fuera era agotador y cuidarla a ella más porque siempre la dejaban hacer lo que ella quería.

—Buenas, llegué yo… —Dice y cuatro hombres que están en la entrada voltean.

—Señorita Gia, que se le ofrece. —Pregunta Harry, uno de los guardias.

—No seas payaso, Harry, y ayúdame con esta bandeja les traje la merienda —Dice y unos niegan riendo y Harry la ayuda

—No debió molestarse seño… Niña Gia. —Dice Rogelio.

—Dejen sus payasadas que no hay nadie en casa y tampoco van a ver lo que hago —Anunció la joven y todos se relajaron más.

—Pero niña, no podemos dejar el frente para ir a comer esto. —Dice Johan y ella lo mira alzando una ceja.

—Mira, pequeño, delicado, allí está eso, se llama suelo y nos podemos sentar allí… Ves fácil. —Dice Gia y se sienta a comer un sándwich sentado en el primer peldaño de las escaleras de la entrada.

Todos se ríen y hacen lo mismo, la joven no es para nada el ser frívolo que pintan ella es criada como princesa, pero no quiere ser una, tampoco tiene muy claro que estudiar, puede que medicina como su madre, aunque su padre le dice que solo sería protocolo, ya que la mayoría siempre se casaba y sus carreras quedaban guardadas, era algo machista, pero en un mundo de hombres con pocas mujeres laborando era el pensar.

El padre de Gia trabajaba con mujeres, pero no les tenía mucha fe y decía que las que estaban en la Élite eran por y para favores placenteros, ya que para ganar medallas y subir había que esforzarse mucho.

A diferencia del ejército normal no había que pasar años en un ejército para poder ascender, solo era cuestión de esfuerzo, entrenamiento y las pruebas imposibles a los que eran sometidos, ellos eran enviados al campo en pleno inicio solo para que vieran a que se enfrentaban.

Los hermanos de Gia desde pequeños les gustó eso y aunque no les hubiese gustado, ese era su destino según el general y el de Gia era ser la esposa de alguien importante, así era ese mundo que rodeaba a Gia.

—Ahora te maquillas para comer en el suelo, niña Gia—Pregunta Sebastián y ella niega riendo.

—Gafo, claro que no es solo que hoy habrá una fiesta en honor a Tomás y debo verme hermosa, solo practicaba. —Sebastián arruga su cara y hace un gesto de desagrado, él y todos viven diciéndole que ese hombre no es para ella, ya que Gia es un sol y él un arrogante de mierda dicho por ellos.

—No deberías perder el tiempo con ese idiota Gia… —Dice Harry.

—No lo llames así, por favor, él es el sueño de cualquiera, sobre todo el mío. —Sonríe como boba.

—Tú eres una pequeña luz Gia y no queremos que te apague. —Rogelio habla y los demás asienten.

—No lo hará, me hará brillar más —Afirma ella.

—Por qué tanta escarcha y brillo Gia, tú siempre te maquillas natural y te ves hermosa —Esta vez lo dices Johan.

—Es una Fiesta de disfraces y yo iré de Angelita. —Dice sonriendo.

—Para eso no necesitas disfraz, niña, solo ve y sé tú misma y estás perfecta —Dice Sebastián y ella sonríe.

—Gracias muchachos, ustedes son unos lindos, mis otros hermanos, bueno iré a darle el resto a los demás besitos. —Se va la joven a seguir con su tarea de entregar los refrigerios.

Una vez regresa desayuna lo que Nana le hizo y se lo come todo, a pesar de que comió ya un sándwich, pero ella no se atrevería a despreciar a su nana jamás.

La joven luego de comer se va a su habitación y escuchando música y peinándose el día se le va.

Decepción

La noche ya había caído y la joven no podía con tanta emoción, la alegría y la felicidad era tanta en ella que había pasado el día en su habitación hasta almorzó allí.

El teléfono de la jovencita suena y es una de sus mejores amigas Magda.

—Aló, muñequita, ¿ya estás lista? Nosotras nos vinimos antes con mi hermano, perdón por no pasar por ti. —Dice la chica y Gia entiende.

—Descuida Magda, ya estoy lista, en un momento llego. —De fondo se escuchaba algo de música y varias voces.

—De acuerdo muñeca te esperamos, aquí ya están muchas personas y tomas está muy guapo. —Dije Magda y ella se emociona.

—Estoy ansiosa por llegar y ver a Tomás. —Dice sonriente.

—De acuerdo, el mismo está atendiendo a los invitados, así que no habrá problema para que le plantes un beso. —Anuncia Magda.

—De acuerdo nos vemos en un rato, adiós, amiga. —Se despide Gia.

—Adiós, amiga, te quiero. —Dice Magda y corta la llamada.

Efectivamente, ya todos habían llegado a casa de tomas, pero Magda y Laura se fueron primero.

Gia se miró por última vez en el espejo y sonrió, impactaría a Tomás, Gia era hermosa y su mirada era única podía convencer a cualquiera con ella, menos a su gran amor Tomás Decker, este hombre no tenía interés en la pequeña rubia para él ella era una rubia sin cerebro, egoísta, egocéntrica y caprichosa, así la veía él por las cosas que fuentes muy cercanas a la joven le decían.

Gia tenía un disfraz de ángel sexy, era un bodi blanco con un pequeño, shorts, unas alitas, una diadema con aureola y un maquillaje brillante con mucha escarcha, están preciosas y muy sexy.

La joven bajo las escaleras y su Nana se tapó la boca, era cierto que estaba hermosa, pero esa no era Gia estaba muy expuesta.

La joven salió a buscar a los chicos y estos casi se ahogan ante ellos un verdadero ángel, pero de esos que hacen pecar a cualquiera si no fuese porque la veían como a una hermana, un ser a quien cuidar y proteger tendrían pensamientos insanos.

—¡Pero qué carajos, Gia! ¿Piensas salir así? Hablo Sebastián.

—Si Sebas, les dije que iba a la fiesta de Tomás, es de disfraces, me veo mal. —Pregunta dando una vuelta.

—Claro que no te ves mal, pero pareciera que trabajarás para las conejitas malas. —Habla Rogelio muy serio.

—Bueno, creo que eso está bien, quiero sorprender a Tomás. —Habla muy feliz.

—Maldito hijo de puta, con suerte y aparte ciego. —Habla Harry.

—Bueno, si no te hace caso así es un idiota, aunque ya lo sabemos. —Habla Johan y la joven entra a la camioneta, la cara de los chicos es de molestia, no están de acuerdo con el vestuario de la joven y mucho menos con que este detrás de un imbécil arrogante.

El teléfono de la joven vuelve a sonar, esta vez era uno de sus hermanos.

—Hola mi princesa, dime por qué no has llegado a la fiesta, estaba hablando con la hermana de Tomás y me dijo que no estabas. —Pregunto, el menor de los hermanos de Gia.

—Voy en camino Gino, estoy en el auto con Rogelio y los demás, solo me estaba arreglando. — Responde Gia.

—Está bien, pensé que te había ocurrido algo, solo así no irías a una fiesta de Tomás, deberías tratar a Tatiana, la hermana de Tomás, es muy simpática. — sugiere Gino, ella siempre ha estado fuera y no sabe muy bien si estudia o que hace, por eso no la ha tratado.

—De acuerdo hermanito, trataré, te amo, cuídate que ya estamos llegando —Anuncia Gia.

—Adiós mi princesa, te hablo después voy saliendo a una misión y estaré incomunicado hasta nuevo aviso, te amo más adiós. —Y así la llamada termino, el auto estacionó en el lugar y la música podía escucharse a través de las puertas cerradas.

La despampanante Gia bajo del auto y les dijo que esperarán afuera, que cualquier cosa ella los llamaba, ellos sabían el protocolo, aunque ellos intercambiaban mensajes con ella cada cierto tiempo, si no había respuesta entraban al lugar.

Los guardias se quedaron en el vehículo y ella se despidió con la mano para luego entrar.

La joven suspiró repasando lo que haría al verlo, y eso era darle un enorme beso y no dejarlo hablar, así era la joven todo un sol, se imaginaba lo bello que estaría tal como sus amigas le dieron.

Gia tocó el timbre toda emocionada y muy nerviosa y tal y como sus amigas dijeron, la puerta fue abierta por el anfitrión de la noche un hombre alto un metro ochenta y dos, ojos verdes, cabello castaño, una pequeña barba muy sexy, su piel bronceada y un cuerpo de ensueño, tenía puesto un traje negro de gala militar se veía guapísimo, ella pensó que estaba tan obsesionado con la Élite que vino disfrazado de capitán.

El hombre quedó sorprendido al verla, sus ojos la escanearon y cuando intentó decir algo la joven le plantó un enorme beso que lo dejo sin aire.

Tomás siguió el beso y cuando se terminó, el intentó hablar, pero ella posando un dedo en sus labios no lo dejó hablar, comenzó a decirle muchas cosas, cuánto lo quería y que él era el amor de su vida, la sonrisa en su rostro era radiante mientras lo decía, ella no paraba de hablar.

La puerta estaba semiabierta no se podía ver hacia dentro del lugar de pronto esta fue abierta de par en paz por Magda y Laura quienes tenían puesto, vestidos de noche muy bonitos, los jadeos se escucharon detrás y ella miró a todos los invitados, no conocía a muchos, pero todos iban con trajes de gala de la elite y las mujeres con vestidos de noche elegantes y otros algo sexis.

Qué demonios estaba ocurriendo, esto para nada era una fiesta de disfraces, había Sido engañada, sus dos supuestas amigas y otras más de ese mismo grupo no paraban de reír, los murmullos no se hicieron esperar y las miradas despectivas menos.

—Pero que ridiculez, es esta Gia, estás realmente loca, eres una persona muy horrible, sabes. — Comenzó.

—Como se te ocurre aparecerte así en la fiesta de mi nombramiento, como te puedes burlar, tus amigas tienen razón, eres un ser horrible Gia Geordani.

—Sabes lo que eres, yo te diré, eres una niña mimada que no tiene cerebro, capaz de pasar por encima de quién sea, eso eres.

—En tu cabeza no hay más que oxígeno y jamás, óyeme bien, jamás estaría con un disfraz cómo tú, no tienes aspiraciones, solo eres… Un chiste —Cada palabra era daga para ella le dolía que pensara así de ella sin motivos.

—No te voy a permitir que arruines este momento, ahora vete, no eres más que una Barbie sin cerebro. —Se carcajeó.

—De verdad pensaste que me podía gustar alguien como tú, estás mal, mi futura esposa debe estar a mi altura.

—Una niña caprichosa como tú que solo aspira a ser modelo, no encaja conmigo, jamás serás nada más que un adorno—La rubia no pudo más y rompió en llanto por la música no se oía, pero los chicos corrieron al ver que solo ella estaba disfrazada y al acercarse vieron que estaba llorando y lograron escuchar parte de lo que le dijo esa bestia.

—No te atrevas a decir más, imbécil. —Habló Sebastián y lo empujó alejándolo, Gia corrió hacia el auto y aunque querían partirle la cara fueron con Gua, aunque Rogelio sí se dio el gusto de darle un golpe a ese idiota.

Gia estaba destrozada como le había hecho eso, a ella quedó en ridículo y aparte su amor la mató con esas palabras.

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