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El Paraíso De Adán

1. El Paraiso

Mañana te casaras.

Esas 3 malditas palabras, una maldición y una bendición cayendo sobre mí con solo 3 palabras, debí haber hecho algo, debí haberme negado o por lo menos haber dicho alguna maldita palabra, pero solo asentí con mi cabeza como títere manejada con los hilos atados a las manos de mis padres que dejaron de ser dulces hace tanto tiempo, mi padre salió de mi habitación y no volví a verlo en todo el día, todo paso como un borrón, de repente un día era la adorada hija de los Rosset, solo una hija trofeo a quien usar para presumir la maravillosa familia que éramos, al siguiente solo era un contrato de millones que firmar, una transacción comercial eso era lo que yo era para mis padres, observe en silencio mi reflejo en el espejo, vestida con un sencillo vestido blanco y unas zapatillas plateadas, llevando una corona de flores en mi cabeza que me hacía ver más estúpidamente angelical a como siempre me veía, recuerdo las palabras de mi madre.- Te ves tan hermosa mi dulce Eva.- Dulce Eva, uno de los tantas maneras en las que mi madre le gustaba referirse a mí, pero su favorita y la que más había escuchado en mis 20 años era Mi pobre Eva, la primera vez que la había escuchado fue a mis cuatro años, me habían comprado un nuevo juego de cocina y quería jugar con las otras niñas, quería hacer amigas, pero todas me habían despreciado habían dicho que mi prima Lina tenía mejores juguetes que yo y que preferían ir a jugar con ella, todas corrieron al otro lado de la mansión Rosset en donde vivían mi tía con su esposo y sus 3 hijos, claro no sin antes lanzar todos mis juguetes y pisotearlos mientras se burlaban de mí, mi madre me había encontrado llorando en mi cuarto y me había abrazado diciendo.- Mi pobre Eva a veces la gente es muy cruel, tú tienes más dinero que ellas no deberías mortificarte, te compraremos mejores juguetes que los de tu tonta prima.- En ese momento pensé que el dinero no podía comprarlo todo y menos a las personas, pensé que era lo más doloroso que me había pasado en la vida y nunca iba a superarlo, estaba tan equivocada. Aquí estaba yo de camino a la que sería mi boda, a punto de conocer al hombre con el que pasaría toda mi vida, sorpresa fue para todos cuando llegamos y él no estaba, había mandado a su chofer con los documentos, solo debía firmarlos y sería su esposa hasta que la muerte no separe, tuve la oportunidad de negarme, de decir que no, de salir corriendo de esa lugar y escapar de mi oscuro e incierto destino, pero nuevamente no dije nada, solo firme y subí a aquella limusina que me llevaría a mi nuevo hogar, el lugar en donde crearía nuevos recuerdo con mi ahora esposo, el lugar en donde comenzaría mi nueva vida con mi desconocido esposo Adán Krimett.

Por las ventanas de la limusina podía ver el paisaje, árboles frondosos y preciosas flores crecían al rededor, habiamos salido de la ciudad hace más de dos horas y el cielo estaba oscureciendo, no había ni una casa en todo el camino, parece que viviría más alejada del mundo de lo que ya de por sí estaba. De repente entramos en un túnel y cuando salimos de ahí fue como viajar a otro mundo, árboles de frutas y hermosos animales, Animales dios habían animales en todo el lugar, de todo tipo, elefantes, jirafas, Caballos, Rinoceronte, dios había un Rinoceronte, estaba comenzando a asustarme, los árboles se veían coloridos, con el verde más vivo que había visto, con hojas de colores rojas, verdes, amarillas y pares de contar, avanzando llegamos a unas rejas doradas, en letras plateadas se podía leer arriba, Paraíso. Las puertas se abrieron y seguimos nuestro camino, el lugar era como un hermoso jardín de flores de todo tipo, mariposas volaban al rededor del lugar, posándose en cada flor y dándole más vida al precioso jardín, al final del camino se elevaba una preciosa mansión con paredes Blancas y detalles dorados, en la entrada estaba una señora con dos señoritas, estaban vestidas de mucamas, llegamos a la entrada y el chofer del cual no conocía su nombre bajo del auto y abrió mi puerta, baje del auto estirando las piernas, el bajo mis maletas y me hizo seña para que lo siguiera a la entrada de la mansión, apenas llegamos la señora se presentó como Carla la jefa de mucamas y las otras dos señoritas eran Ana y Lana mis nuevas mucamas que se encargarían de arreglar mi cuarto, buscar mi ropa, de mi comida, bueno básicamente de hacer todo por mí, Carla me dijo que las chicas me llevarían a mi habitación solo asentí y las seguí antes de irme escuche la voz de carla.- Bienvenida al Paraíso Querida Eva.- Lo dijo mirándome con una mirada que no sabía descifrar, Ok eso se escuchó tétrico, yo solo le dedique una pequeña sonrisa y seguí a las otras chicas a mi habitación, subimos al segundo piso, demasiadas puertas en un pasillo todas de un blanco diferente, hasta que llegamos a la última, al abrir la puerta pude ver mi nueva habitación, todo era blanco de diferentes tonos de blanco, tan puro e inmaculado como yo, las señoritas se despidieron, pero antes de irse dejaron unas hojas en mis manos, observándolas más me di cuenta de que eran más de diez hojas y en la primera hoja se podía leer en letras oscuras.

Reglas del Paraiso

2. Reglas

‌Comence a leer esas reglas y casi me caigo para atras, pero que era esto, ese hombre seria mi esposo o mi padre, quien carajos escribio estas estúpidas reglas.

𝑬𝒏 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒊𝒔𝒕𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒈𝒍𝒂𝒔 𝒂 𝒔𝒆𝒈𝒖𝒊𝒓 𝒆𝒏 𝑬𝒍 𝑷𝒂𝒓𝒂𝒊𝒔𝒐, 𝒄𝒖𝒂𝒍𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒊𝒏𝒄𝒖𝒎𝒑𝒍𝒂 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒏𝒂 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒈𝒍𝒂𝒔 𝒔𝒆𝒓𝒂 𝒄𝒂𝒔𝒕𝒊𝒅𝒐 𝒔𝒆𝒈𝒖𝒏 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝒂𝒎𝒐 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒂.

𝑳𝒂 𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝒅𝒐𝒓𝒎𝒊𝒓 𝒆𝒔 𝒂 𝒍𝒂𝒔 10 𝒑𝒎, 𝒏𝒂𝒅𝒊𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒊𝒆𝒓𝒕𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒖𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒂 𝒉𝒐𝒓𝒂.

𝑨 𝒍𝒂𝒔 7 𝒂𝒎 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒆𝒍 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒊𝒆𝒓𝒕𝒐

𝑬𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒚𝒖𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒔𝒊𝒓𝒗𝒆 𝒂 𝒍𝒂 7:30 𝒂𝒎, 𝒆𝒍 𝒂𝒍𝒎𝒖𝒆𝒓𝒛𝒐 𝒂 𝒍𝒂𝒔 12:00 𝒑𝒎 𝒚 𝒍𝒂 𝒄𝒆𝒏𝒂 𝒂 𝒍𝒂𝒔 7:00 𝒑𝒎, 𝒄𝒖𝒂𝒍𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒄𝒐𝒎𝒂 𝒂 𝒆𝒔𝒂 𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒅𝒆𝒃𝒆𝒓𝒂 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒓 𝒉𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒂 𝒔𝒊𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒅𝒂.

𝑺𝒐𝒍𝒐 𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒓 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒅𝒐𝒓 𝒑𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒂𝒍

𝑵𝒐 𝒔𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒗𝒆𝒔𝒕𝒊𝒓 𝒄𝒐𝒏 𝒑𝒓𝒆𝒏𝒅𝒂𝒔 𝒏𝒆𝒈𝒓𝒂𝒔.

𝑺𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓 𝒗𝒆𝒔𝒕𝒊𝒅𝒐, 𝒏𝒐 𝒇𝒂𝒍𝒅𝒂𝒔 𝒏𝒊 𝒑𝒂𝒏𝒕𝒂𝒍𝒐𝒏.

𝑺𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓 𝒕𝒂𝒄𝒐𝒏𝒆𝒔, 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒛𝒂𝒑𝒂𝒕𝒐𝒔 𝒃𝒂𝒋𝒐𝒔 𝒏𝒊 𝒛𝒂𝒑𝒂𝒕𝒊𝒍𝒍𝒂𝒔

𝑵𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓 𝒓𝒐𝒑𝒂 𝒅𝒆 𝒄𝒂𝒔𝒂, 𝒏𝒐 𝒑𝒊𝒋𝒂𝒎𝒂𝒔 𝒏𝒊 𝒔𝒉𝒐𝒓𝒕𝒔 𝒄𝒐𝒓𝒕𝒐𝒔.

𝑬𝒍 3 𝒑𝒊𝒔𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒑𝒓𝒐𝒉𝒊𝒅𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔

𝑵𝒐 𝒍𝒍𝒂𝒎𝒆𝒔 𝒂𝒍 𝒂𝒎𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒔𝒖 𝒏𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂, 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝑨𝒎𝒐 𝒐 𝑺𝒆𝒏̃𝒐𝒓.

Nisiquiera pude seguir leyendo, que mierda era esto, esto parecia una escuela en vez de mi nuevo hogar, como podia llamarle hogar a el lugar en donde me decían a que hora comer, dormir y como vestir, nisiquiera podia comer en la misma mesa que mi esposo al que para colmo tenia que llamar amo o señor, comenzaba a dudar de si estas eran las reglas del personal o tambien eran para mi, era su esposa no su criada.

Decidida a ya no pensar mas en las estúpidas reglas de mi nueva escuela El paraíso me levante y fui a ducharme, necesitaba quitarme este estupido vestido. El baño era precioso, una bañera dorada estaba a una esquina del baño, la ducha estaba a la otra esquina con puertas de cristal, todo en esta casa gritaba lujos y como no si el mentado Adan Krimett era dueño casi que de el mundo entero, era el hombre mas rico segun las revistas de empresarios. Llene la bañera, me quite la ropa y entre, mi cuerpo se relajo automáticamente, mis pensamientos estaban en todo y nada, no queria pensar mas en la locura que estaba ocurriendo en mi vida, por dios nisiquiera sabia como lucia mi esposo, de que color eran sus ojos, como llevaba el cabello, definitivamente era un ogro de hombre si tenia esas estúpidas reglas en su casa, de solo pensar en la reglas ya ni queria conocerlo.

De repente escuche que la puerta se abrió., tenia los ojos cerrados no podia ver nada pero escuchaba pasos que venían hacia a mi, unas manos calidas me tallaron el rostro, siguieron por mis brazos, piernas hasta mis pies, de repente aquella manos se alejaron, senti una presencia detras de mi.- He vuelto Eva para llevarte al infierno.- Aquella voz terrorífica se escucho en mi oido y abri los ojos para ver lo mas horrible que habia visto en mi vida, lo que era un cuarto de baño precioso se habia vuelto un cuarto oscuro prendido en llamas con sangre en las paredes, la bañera estaba llena de sangre y al mirar hacia arriba solo pude verme a mi misma, con los ojos rojos inyectados de sangre, un cuerpo mutilado y el cabello quemado, grite a todo pulmón sintiendo el miedo puro en mi. Cuando abri los ojos y respire, senti como si no hubiera respirado por siglos, como si hubiera muerto y resucitado, solo habia sido un sueño, el sueño mas horroroso que había tenido en mi vida, escuche que tocaban la puerta.- Señora Krimett esta usted bien, Señora.- tocaban a mi puerta desesperados.

- Estoy bien, estoy bien tranquila, que sucede que necesitas.- Me levante y sali de la bañera y me puse la bata de baño y camine hacia la puerta.- Señora Krimett estaba gritando muy fuerte, necesita algo.- Señora Krimett eso se escuchaba tan fuera de lugar, abri la puerta y sali y ahi estaba Lana, una mirada preocupada mirándome todo el cuerpo, buscando la razon de mis gritos.

- No sucede nada Lana solo tuve una pesadilla.- Camine hacia el armario, era inmensamente grande, mi ropa no cubria ni la cuarta parte de el, busque algo comodo para ponerme y salí, Lana seguia ahi parada con la cara palida, miro la ropa que me pondría y se acerco asustada.- Señora Krimett no puede usar eso, no se a leído las reglas?.- Ella tomo la ropa y se adentro al armario sacando un vestido rojo de noche y unos zapatos de aguja, por dios porque tenia que ir tan formal.

- Lana esas reglas son para mi? Debo cumplirlas todas?

- Si señora Krimett, el amo las dejo para usted, pidio que se le entregaran apenas llegara, el...

Señora Krimett, Señora Krimett, ya me estaba exasperando.- Por favor solo dime Evangeline o Eva como quieras.

Sus ojos parecían que iban a salirse de sus cuencas.- No no Señora Krimett como cree, jamas la llamaría por su nombre, el amo se molestaría mucho.

- Bueno soy la esposa de el señor asi que tambien soy tu... Ama.- Dios eso se escuchaba tan horrible.- Asi que si te ordeno que me llames por mi nombre talvez...

- Lo siento señora Krimett nadie puede ir en contra de las ordenes del amo, nisiquiera usted.

Auch eso dolio

- Ok entiendo, sal de mi habitación quiero cambiarme y estar sola

- No puedo señora Krimett el amo me pidió que viniera a buscarla y la llevara al comedor para cenar.

- Ok pero puedes esperar afuera, no me siento comoda contigo aqui mientras me visto.

Ella retrocedió asustada como si hubiera hecho algo tan malo.- Lo siento, lo siento tanto señora Krimett yo la esperare afuera.- Salio de mi cuarto como alma que llevo el diablo, que le pasaba a esa mujer.

Termine de vestirme, arregle mi cabello y sali, Lana estaba afuera, sus manos apretadas en su vestido, su rostro inclinado hacia el piso.- Sígame Señora Krimett.

Caminamos por el pasillo y bajamos las escaleras, cruzamos a la derecha y entramos por una puerta y así íbamos puerta por puerta entrando en salones, salas, bibliotecas, oficinas, esta casa era un laberinto y estaba segura de que me perdería fácilmente, salimos por una puerta que daba a la parte de atrás de la casa donde había una piscina preciosa, sillas y mesas al rededor, pasamos derecho y hay habia otra casa inmensa parecia una mansion, entramos por una puerta y habia dos hombre fornidos parados en la puerta al final del pasillo, llegamos hasta ellos y abrieron las puertas, entramos a un comedor grande, una mesa larga con mas de 10 sillas, podia ver a alguien sentado en la cabeza de la mesa, estaba de espaldas a mi asi que no podia ver mucho, el sonido de mis tacones en el suelo repiqueteaba como mi corazon, estaba apunto de conocer al ogro de mi esposo y tenia miedo de lo que me encontraría. Lana me llevo hasta el otro extremo de la mesa, abrió la silla para mi, me sente y ella cerro la silla y se retiro. Mire al frente, estaba cara a cara con el diablo y era verdad lo que decian, el diablo era el maldito hombre más hermoso del mundo. Su rostro parecía tallado por los dioses, unos preciosos ojos avellana que me observaban con absoluta seriedad, su cabello era dorado, su piel blanca se veia tan malditamente suave incluso a esta distancia, sus labios eran de un rosado seductor, sus brazos que se marcaban es su traje elegante de diseñador se veian fuertes, todo el gritaba adorame hasta morir, todo de el era perfecto hasta que abrió su estupida boca.

- Quita tus sucios ojos de mi pecadora.

3. Tierna y Inocente Eva.

Me tomo mas de 5 segundos darme cuenta que aquellas horribles palabras iban dirigidas a mi, baje mi mirada a mi plato y lo escuche decir.- Buena niña.- Buena niña pero que era esto, acaso mi nuevo esposo tenía complejo de dios, acaso le iba el rollo este raro de papi dom, lo que era es un maleducado, un ogro con complejo de dueño del mundo, acaso se consideraba pecado querer ver como era el fisico de mi esposo, por dios tampoco es que estaba teniendo pensamientos impuros o sexuales y bueno si lo estuviera teniendo cual era el problema, era mi esposo, queria gritarle y arrojarle la comida a su estupida y perfecta cara, pero no la pobre eva que habian criado mis padres jamas se atrevería a cometer tal falta de respeto, tenia la esperanza de por lo menos llevarme bien con mi esposo, pero ahora era obvio que no pasaria, el era un estúpido soberbio que se creia el ombligo del mundo y obvio no tenia ni el mas minimo interes en conocerme, solo otra persona mas que me usaria como un trofeo, alguien para fingir perfeccion y yo era perfecta en eso, era perfecta en fingir que todo estaba bien, que era una buena hija, una buena mujer y ahora una buena esposa. Estaba tan atrapada revolcándome en mi miseria y mi laguna de autocompasión cuando escuche su silla moverse, sus pasos caminar hacia a mi, uno dos tres cuatro, mierda nisiquiera sabia porque estaba contando sus pasos, estaba tan nerviosa, respira eva solo es un hombre mas, no es un lobo y tu no eres caperucita roja, no va a comerte. Sus pies se detuvieron a mi lado, jalo mi silla con fuerza, el rechinar de las patas de la silla se escucho en todo el lugar, tan ruidosamente, asustando al pequeño cordero, que obvio era yo y el era el cazador que ya habia atrapado a su presa, sus manos se apoyaron a cada lado de mi silla, su cara demasiado cerca de la mia.

- Veo que nisiquiera te dignaste a leer las reglas verdad?.- Yo solo me quede callada temblando, mi corazon parecía que iba a salirse de mi pecho, acaso me castigaría, siquiera tenía permitido dirigirle la palabra al gran amo Adán, era esto una pregunta retórica, mi mente estaba hecha un lío.- Responde.- Su voz subida de tono me hizo saltar en mi lugar y mirarle a los ojos, sus ojos me veían con escrutinio como si lo supiera todo de mí, como si fuera una pequeña niña malcriada que siempre se portaba mal.- No me mires.- Baje mis ojos a mis manos que estaban hechas puños en mis piernas. Los segundos se volvieron eternos mientras quitaba sus manos y se alejaba de mi.

- Carla.- el grito y la señora apareció rápidamente, como si hubiera estado aqui siempre escondida entre las sombras.

- Si amo.

- Retira la comida de mi esposa, se ha acabado la hora de comer.

Cuando la señora carla se acerco a llevarse mi comida fue que me di cuenta que no había comido nada, me había quedado tanto tiempo atrapada pensando en el demonio que quería apoderarse de mi vida que me había olvidado de comer, la comida fue retirada justo al frente de mis ojos y me hizo recordar aquella estúpida regla, ahora tenía que esperar hasta mañana temprano para desayunar, esto era tortura, ese desgraciado era un torturador, el demonio que había venido a llevarme al infierno disfrazado de paraíso.

- Bueno te dejaré para que sigas insultándome en tu cabeza todo lo que quieras, tengo cosas que hacer así que saldré, mañana cuando venga espero que estés en la puerta para recibirme, lee las reglas, memorízalas, repítelas, vívelas, serán tu nuevo estilo de vida, el manual de supervivencia del paraíso, no quiero ninguna falla Eva, No dejaré que lo arruines, no de nuevo.- Él se volteó y salió del comedor, dejándome ahí con hambre, con molestia y con infinitas preguntas flotando en mi mente, él era el que había arruinado todo antes de que siquiera comenzara.

Después de bañarme y comerme un chocolate que ana muy amablemente había deslizado en mi bolsillo al ayudarme a elegir la ropa, me sente en mi cama y tome las hojas con las reglas malditas en mis manos.

𝑵𝒐 𝒔𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒔𝒂𝒍𝒊𝒓 𝒅𝒆𝒍 𝒑𝒂𝒓𝒂𝒊𝒔𝒐 𝒔𝒊𝒏 𝒆𝒍 𝒑𝒆𝒓𝒎𝒊𝒔𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐

𝑵𝒐 𝒔𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒕𝒐𝒎𝒂𝒓.𝒇𝒐𝒕𝒐𝒔 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒑𝒂𝒓𝒂𝒊𝒔𝒐

𝑵𝒐 𝒔𝒆 𝒉𝒂𝒃𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒆𝒙𝒊𝒔𝒕𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝒑𝒂𝒓𝒂𝒊𝒔𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒏𝒂𝒅𝒊𝒆.

𝑵𝒐 𝒔𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒃𝒍𝒂𝒓 𝒑𝒐𝒓 𝒕𝒆𝒍𝒆𝒇𝒐𝒏𝒐 𝒐 𝒆𝒏𝒗𝒊𝒂𝒓 𝒎𝒆𝒏𝒔𝒂𝒋𝒆𝒔 𝒐 𝒄𝒂𝒓𝒕𝒂𝒔 𝒔𝒊𝒏 𝒆𝒍 𝒑𝒆𝒓𝒎𝒊𝒔𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐

𝑪𝒂𝒅𝒂 𝒗𝒆𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒖𝒆 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒓𝒆𝒄𝒊𝒃𝒊𝒓𝒍𝒐 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒅𝒂.

𝑵𝒐 𝒔𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒓 𝒍𝒐𝒔 𝒇𝒓𝒖𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒂𝒓𝒃𝒐𝒍𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒑𝒂𝒓𝒂𝒊𝒔𝒐.

𝑵𝒐 𝒍𝒂𝒔𝒕𝒊𝒎𝒆𝒔 𝒂 𝒏𝒊𝒏𝒈𝒖𝒏 𝒂𝒏𝒊𝒎𝒂𝒍 𝒅𝒆𝒍 𝒑𝒂𝒓𝒂𝒊𝒔𝒐.

𝑵𝒐 𝒕𝒆 𝒃𝒂𝒏̃𝒆𝒔 𝒆𝒏 𝒏𝒊𝒏𝒈𝒖𝒏 𝒍𝒂𝒈𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒏𝒊𝒏𝒈𝒖𝒏𝒂 𝒑𝒓𝒆𝒏𝒅𝒂 𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂

𝑻𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒍𝒐𝒔 𝒍𝒖𝒏𝒆𝒔, 𝒎𝒊𝒆𝒓𝒄𝒐𝒍𝒆𝒔 𝒚 𝒗𝒊𝒆𝒓𝒏𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒃𝒆𝒓𝒂̊ 𝒅𝒐𝒓𝒎𝒊𝒓 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒐𝒃𝒋𝒆𝒕𝒊𝒗𝒐 𝒅𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒄𝒓𝒆𝒂𝒓 𝒂𝒍 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐 𝒉𝒆𝒓𝒆𝒅𝒆𝒓𝒐.

Ya va, ya va, espera, como es eso de dormir, de procrear, pero que era esto, ahora tenía horario para tener relaciones con mi esposo, que horrible manera de quitarle lo lindo al acto en sí, cada regla que leía me hacia sentir mas consternada, pero esta era la peor de todas y lo peor es que mañana era lunes, mis manos temblaban solo de pensar en lo que me esperaba mañana, iba a seguir leyendo cuando alguien toco a mi puerta.

- Señora Krimett ya es la hora de dormir.- Mire la hora en el reloj de mi mesa, ya eran las 10 pm

- Ok gracias ya voy a dormir.

- Que descanse señora Krimett.

De repente las luces se apagaron, mire hacia la ventana y todo estaba oscuro, me acerque a la ventana y podía ver toda la mansión sumida en la oscuridad, solo el jardín estaba iluminado con luces rosas y azules, era una linda vista, me acerqué a mi cama me acoste y cerré mis ojos.

Escuche el sonido de la puerta de mi cuarto abrirse, pasos se acercaron a mí, abrí mis ojos y en la oscuridad de mi cuarto pude verlo, unos ojos avellana que me observaban parado delante de mi cama, se acercaba cada vez más hasta que sus manos tocaron mis pies, intente mover mis manos pero no se movían, las tenia amarradas juntas arriba de mi cabeza, sus manos subían por mis piernas, subiendo su cuerpo en mi cama, posicionándose encima de mí mientras tocaba todo mi cuerpo con sus manos, estaba desnuda debajo de él, a su merced, jadeando por la presión de sus manos en mi piel.

- Eres tan suave, mi tierna y inocente Eva.

- Adán.- Su nombre salió de mis labios como un susurro, cerrando mis ojos y disfrutando de su tacto en mis senos, bajando por mi vientre y jugueteando con mi zona prohibida, de repente se detuvo, abrí mis ojos para ver que sucedía, sus ojos me miraban con sorpresa y dolor, su pecho comenzó a empañarse de rojo, al mirar a su estómago, mis manos sostenían un cuchillo clavado a su estómago, se estaba desangrando, su boca se abrió.- Eva, que hiciste?

Mis manos temblaban.- Adán.- Grite su nombre confundida y desesperada, sangre salía por su boca y caía en mi cara.

- Adán Adán.- Gritaba su nombre una y otra vez. De repente abri mis ojos y me sente, solo habia sido un sueño, mi cuarto seguía oscuro y solitario, solo estaba yo atrapada en una pesadilla oscura.

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