Fernanda Salas, es una joven llena de optimismo, amante de la lectura y de la vida. Para ella no hay problema que no tenga solución, incluso cuando las cosas van mal en su vida, ella siempre mantiene una sonrisa.
Sin embargo, cuando es despedida de cada uno de los trabajos a los que aplica, ella no puede seguir siendo optimista, más cuando llega a la conclusion que la razón detras de sus despidos es el extremadamente guapo y frío CEO Max Hidalgo.
Fernanda deduce que aquel hombre guapo y rico quiere mantener una relación de sumisión con ella, tal como la de esos CEOs despiadados de las novelas webs.
Pero, ¿ella estará en lo correcto?, ¿será que sus desafortunados encuentros se deben a algún plan malévolo o solo serán casualidades del destino?
Nota de Autora:
Bienvenidas de nuevo a esta nueva aventura, anteriormente había subido esta historia, pero no me gusto como iba quedando, además de que estaba pasando por un momento difícil y escribir me era imposible. Les pido una disculpa por haberlas abandonado y dejarlas en hiautus 🥰
Ahora sí, mis hermosas lectoras, les comento algunas cosas que deben saber de esta historia:
Esta historia es totalmente de mi autoría, cada personaje me pertenece, cualquier parecido con la realidad solo es pura coincidencia. Tambien, déjame decirte que esta completamente prohibida su adaptación o copia. Esta historia solo estará subida en esta APP, asi que si la ven en alguna aplicación que no sea Noveltoon no duden en comunicarme 🥺
El protagonista Max es un personaje secundario de la novela Mi Pedazo de Cielo, sin embargo, no es necesario leer esa historia para que entiendan esta, ya que son historias totalmente independientes la una de la otra, pero si gustan leerla no hay problema, no me enojaría, es mas me alegraría 😆
Esta historia es sobre dos personas rotas que juntas forman una pieza. Habrá de todo; desde comedia, angustia, romance, recuentos de vida. Las personas que anteriormente han leído otras historias escritas por mí ya saben mi forma de escribir.
Les agradecería que dejarán un like en los capítulos y comentarios, estas pequeñas acciones les sirven mucho a los autores como fuente de motivación para traerles más contenido y que no dejen las historias a medias. No saben lo bonito que se siente cuando tu trabajo es bien recibido y apoyado 😍
Y mi bellas lectoras, si por si acaso no te gusta como va la historia, solo déjala de leer, la vida es demasiado corta para obligarnos a hacer cosas que no nos gustan. Acepto críticas constructivas, siempre y cuando sean escritas con respeto 😁
Muchas gracias por pasarte por aquí y darle la oportunidad a esta historia.
Con amor:
Erica
PD: El romance es lento, así que están advertidas, las actualizaciones serán diarias.
PD: Si gustan pueden agregarme en facebook como: Erica Catse. También estoy en Instagram como: ericacatse.
Gracias de nuevo por el apoyo y el amor que se que le darán a esta historia. Gracias por leer lo que escribo, gracias por formar parte de mi crecimiento como escritora ❤️❤️❤️
Desde que era pequeña entendí que no había nacido con la mejor suerte. Sabía muy bien a qué atenerme y siempre esperaba lo peor de cualquier situación, ya que cuando las cosas iban mal en mi vida solo tendían a empeorar. Pero, a pesar de esto, traté de vivir de la manera más positiva que pude. Incluso cuando perdí a mis padres en un incendio y mi hermana fue diagnosticada con leucemia, no me derrumbé, encerré todos esos sentimientos negativos en una caja y me concentré en buscar una solución, aunque lo único que deseaba era que todo el dolor termine. Pero en este momento, al menos por un segundo, no pude seguir siendo positiva.
¡Estoy acabada! He luchado tanto. No será mejor… Ahora, ¿qué..?
Sacudí la cabeza liberando mi mente de aquellos pensamientos y me concentré en lo que estaba a punto de pasar: Iba a ser despedida porque derramé café sobre algunos documentos importantes, mi jefe y su socio.
El ambiente dentro de la oficina era pesado, mis manos se sentían sudorosas. Me mordí el labio, mientras miraba a mi sensual jefe, que ahora se encontraba en un estado deplorable debido a mi torpeza, y luego al montón de documentos esparcidos por el suelo llenos de un agua turbia.
—¡Lo siento! —. Me disculpé por enésima vez, aunque sabía que estaba acabada sin opción a reivindicación. Podía prever que iba a ser despedida; lo más risible es que hoy era mi segundo día de trabajo. ¡Mi segundo día! — Lo lamento, no fue mi intención…
—Está despedida, Señorita. — me interrumpió Carlos, uno de los asistentes ejecutivos de Max Hidalgo, mi jefe. — El hecho de que haya derramado una taza de café sobre nuestro cliente, así como sobre nuestro jefe demuestra que usted no está capacitada para ser una de las asistentes del Sr. Hidalgo. Sabe siquiera cuánto dinero perdimos, no solo eso. ¡Podría haber ocasionado un gran desastre si el café hubiera estado caliente! Por favor, Srta. pasé por recursos humanos, su período de prueba termina ahora, muchas gracias por sus…
Dejé de escuchar mientras trataba de buscar una forma de darle la vuelta a esta situación. Intenté abrir la boca y explicarme. Pero, no había nada que explicar. Sabía muy bien que tenía la culpa. Era culpable. Después de todo, si no hubiera estado pensando en el libro que me trasnoche por leer, no hubiera hecho tremendo desastre. En mi defensa cuando ví a mi jefe sentado con esa pose, revisando algunos documentos, me fue imposible no pensar en el protagonista del libro que estaba leyendo.
¡Ay Dios! Esto no puede estar pasando.
Miré a mi jefe con tristeza, esperaba que él pudiera interceder por mí. Sin embargo, en cuanto noté su rostro serio, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. A pesar de él era un hombre extremadamente guapo, con su porte elegante, cabellera dorada y ojos azules parecidos al diamante. Sin embargo, tenía un aura demasiado helado y siniestra. No parecía ser alguien con el que se pudiera hablar libremente, no parecía ser fácil tratar con él.
Por lo que cuando vi sus ojos mirarme con frialdad, no pude evitar bajar la mirada con temor. Tenía la intuición de que si seguía insistiendo, no solo iba a ser despedida, sino que mi carrera y mi vida serían arruinadas; tal como lo harían esos CEOs despiadados de las novelas que tanto me gusta leer. Ya sabes, esos que son capaces de mandar a matar a sus enemigos, destruir a sus familias y hacer la vida de cualquiera un infierno con una sola llamada, todo esto mientras beben una copa de vino caro.
¡Oh, no! Eso no podía suceder. Es mejor desistir. No es como si fuera el único lugar que ofrecen trabajo, es más, hasta puedo ponerme algún puesto de comida.
—Está bien, muchas gracias por todo. Y de nuevo, lamento todo lo que pasó, no fue mi intención.
Tras decir aquello giré sobres mis talones y con mis tacones de más de diez centímetros me dirigí hacia el departamento de recursos humanos para proceder con todos los trámites correspondientes.
Algunos de los empleados con los que había hablado hace unos días me ofrecieron consuelo cuando se enteraron de que estaba despedida.
— Lo siento tanto, Fernanda. Ya te saldrá algo mejor — mencionó, Claudia la cual era una mujer de unos treinta y pico de años, alta con unos hermosos ojos verdes que me había ofrecido su amistad cuando nos conocimos en el mes que estuve yendo a las capacitaciones.
— Claro que sí, porque cuando una puerta se cierra otras se abren — respondí animada — Lo único que lamento es el salario, creo que en ningún otro lugar pagarán tan bien cómo aquí.
Claudia se rió ante mis palabras, luego coloco una tarjeta sobre mis manos. — Aunque no pagan tan bien cómo aquí, está es una empresa que le ofrece un montón de beneficios a sus empleados. El jefe de recursos humanos es mi hermano, así que hablaré con él para que te dé la oportunidad de postular a una de las plazas de trabajo que están abiertas. Sé que lograrás entrar. Eres una joven muy trabajadora e inteligente.
—Muchas gracias — le dije sonriente.
—No hay de qué, me saludas a Angélica, dile que este fin de semana le llevaré algunos obsequios.
—Mi hermana estará feliz de escuchar aquello, ha estado preguntado por ti todo este tiempo.
—Ya me lo imagino, bueno regresaré a mi trabajo antes de que se den cuenta.
—Deberías hacerlo si no quieres ser despedida— le dije en broma.
Claudia se rió ante mi autoburla, luego me abrazó de manera fugaz y salió corriendo como alma que lleva el diablo. Lo cual fue todo un espectáculo, ya que ella estaba usando unos tacones de más de 20 cm.
Lancé un suspiro y salí de la empresa que era una de las más prestigiosas a nivel nacional e internacional. Por lo que había sido mi primera opción cuando obtuve mi título universitario. Le di otra mirada antes de partir rumbo al hospital en dónde se encontraba recibiendo tratamiento mi hermana menor.
Suspiré mientras miraba el montón de documentos encima de la mesa. Todo era un gran desastre. Sacudí la cabeza al recordar la mirada de aquella mujer antes de salir de la oficina junto con Carlos. Luego contemplé a Deán, uno de los socios comerciales con el que iba a hacer un tratado comercial, sin embargo, al notar su rostro lleno de impaciencia, tuve un ligero dolor de cabeza.
—Lo siento, programemos la reunión para otro día.
Deán negó con la cabeza para luego levantarse y extender su mano.
—No te preocupes Max. Esta reunión solo es una mera formalidad. Hablemos de ello más tarde.
Al escuchar sus palabras supe que la situación estaba estable. Pero estaba más que claro que este zorro astuto iba a aprovechar la situación para sacar ventaja, pero a pesar de saber sus planes, no había nada que pudiera hacer. En este momento necesitaba de manera urgente estabilizar la situación en el mercado de valores luego de todos los escándalos en los que se había visto mi familia en este año. Por lo que, estreche su mano en respuesta.
—Está bien. Si necesitas algo solo házmelo saber.
— Claro, estaré en contacto contigo — Deán, al notar como un agua turbia descendía por sus zapatos, me dio una sonrisa llena de impotencia — La próxima vez, elige muy bien a tu personal, esta es la primera vez que me ha pasado este tipo de situación. ¿Acaso esa mujer tiene manos de mantequilla, siquiera recibió capacitación? Me alegro de que la hayas despedido.
Guardé silencio al escuchar sus palabras.
Deán sacudió de nuevo su cabeza, me dio un ligero asentimiento y luego salió de la oficina. Una vez me quedé solo, desate mi corbata y pase una mano sobre mis cabellos. Cerré los ojos tratando de calmar mis emociones. Sin embargo, la imagen que acudió a mi mente fue un recuerdo perturbador, de un pasado que desearía olvidar, pero que me persigue cada día de mi vida, sobre todo en las noches, impidiendo que concilie el sueño.
Mientras tomaba una pastilla para el dolor de cabeza, regresó Carlos, su rostro estaba lleno de molestia.
— Esa mujer, ¿en dónde se supone que tiene sus ojos? Parece que solo se unió a la compañía para tener una oportunidad con usted, jefe — mencionó mi asistente con un tono lleno de reproche una vez dentro de la oficina —. Quizás todo eso de ella tirando el café fue una táctica para subirse en su cama. Ese es un truco tan viejo, lo ha de haber aprendido en la televisión. Conozco a las de su tipo, solo…
— No hables así de una dama, Carlos — interrumpí sus palabras ofensivas.
Carlos era mi asistente desde hace más de 10 años, era una de las pocas personas más cercanas a mí. Más que un asistente, era mi amigo. Sin embargo, a pesar de que era muy bueno en su trabajo, tenía un único defecto y esa era su lengua. Tendía a ser un poco entrometido y hablador, por lo que siempre tenía que corregirlo.
— Pero, ella se lo estaba comiendo con la mirada, jefe. No me lo va a negar…
Cuando notó mi mirada gélida, sabiamente, guardó silencio.
— Me iré a cambiar de ropa, hasta que regrese, ten listo los documentos del nuevo proyecto de licitación.
— Está bien.
— Y sobre la joven, habla con recursos humanos para que le debiten su salario por los días en los que ofreció sus servicios.
— ¿Le va a pagar, jefe? Por causa de esa mujer no pudo cerrar el acuerdo con el señor Deán. Ella es la que debería pagarnos por daños y perjuicios.
— Haz lo que te he dicho — le dije con la voz seria.
Después de todo, me gustaba ser una persona transparente y ética. Además, no podía dejarme llevar por mis propios prejuicios personales.
Carlos me miró para luego asentir. — Está bien, hablaré con recursos humanos.
Tras escuchar su respuesta entré a la habitación que tenía en la oficina y busqué una muda de ropa para cambiarme. Cuando estuve listo, recibí una llamada, era de parte de mi hermano Alejandro.
Con algo de confusión respondí.
— Hola.
— Tío Max, tío bello, feliz cumpleaños, tío guapo, tío lindo como un renacuajo, feliz cumpleaños, besos y abrazos ~~
Al escuchar el dulce canturreo de Milena, mi pequeña sobrina de 5 años, sonreí.
— No le digas renacuajo a tu tío Milena, no seas traviesa — escuché que la regaño mi hermano, Alejandro —. Feliz cumpleaños, Max.
— Gracias, ¿cómo has estado? — le pregunté.
— Bien, te llamaba para invitarte a cenar esta noche, si estás disponible, ¿cierto?
— Tengo algo que hacer.
— No todo es trabajo, Max. La compañía no se va a ir abajo. Ven, Milena y Andresito desean verte, yo también, hermano.
Dude por un momento, pero al final decliné su oferta. Tenía un mundo de cosas que hacer que no podían esperar.
— Lo siento, pasaré el fin de semana por tu casa —tras decir aquello, colgué la llamada.
Con sentimientos encontrados me acerco hasta la ventana y miro hacia el cielo que se encontraba nublado, solté un suspiro al sentir como el dolor en mi cabeza se incrementa. Desde mi altura, ya sea las personas, o las cosas alrededor, se veían como pequeñas hormigas. Y aunque parecía que estaba en el lugar más alto de la pirámide, no pude sentirme contento. Por alguna razón me sentí solo, muy solo al recordar la razón por la que ahora me encontraba sentado en este trono.
Todo lo que pasó con mi familia, el año pasado, todo lo que tuve que afrontar, el dolor y la pérdida. La desesperación que sentí en aquel entonces era algo que no podía olvidar con facilidad y que me seguía como un fantasma feroz, acechando en las sombras.
Cuando cerraba los ojos, imágenes atroces inundaban mi mente y hacían que el dolor en mi alma se hiciera más fuerte.
Sangre, había sangre, oscuridad, mucha oscuridad.
Mi corazón empezó a latir rápidamente. El año pasado fue doloroso, no solo para mí, sino para toda mi familia, fue un año lleno de perdida, un año lleno de dolor y desesperación.
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