Me presento, soy Pablo Aragón. Me gané una beca por ser un excelente estudiante.
Me faltan dos años para terminar mi carrera de administración de empresas , pero para poder cumplir con mis trabajos y con todo lo que pide la universidad, tengo mi secreto: corro en carreras ilegales todos los viernes en mi moto, así que no le pido nada a mis padres.
—Buenas noches —les digo a mis padres que están junto a mi hermana.
—¿Pablo, vas a salir otra vez? —pregunta Manuel cambiando el canal del televisor.
—Sí, papá, voy a salir. Saben muy bien que salgo todos los viernes, así que nos vemos mañana en el desayuno —les digo, dándole un beso a mi mamá y otro a mi pequeña hermanita.
Mis padres no están muy contentos con mis corridas ilegales, pero no pueden hacer mucho para detenerme. Si supieran que es la única forma en la que puedo mantenerme independiente y evitar que me presionen con sus expectativas sobre mi futuro, tal vez lo entenderían. Pero por ahora, prefiero mantener este pequeño secreto y seguir corriendo sin que nadie me detenga.
Me pongo mi casco, enciendo mi moto y acelero hacia la salida de la ciudad. Las luces de neón de las calles se reflejan en mi visera. dándole un aspecto misterioso a mi figura. Este es mi momento de libertad, mi forma de descargar la adrenalina desenfrenada.
Llego al punto de encuentro con otros corredores clandestinos. Nos saludamos con un gesto y nos preparamos para la carrera. El rugido de los motores llena el ambiente y la emoción se siente en el aire. Sabemos que estamos desafiando la ley, pero para algunos de nosotros, esta es la única forma de escapar de la presión y la rutina diaria.
Concentrado, espero la señal de inicio. Cuando finalmente llega, acelero con todas mis fuerzas y me lanzo a toda velocidad por las calles oscuras de la ciudad. El viento en mi cara, la adrenalina en mi sangre, esta es la vida que elijo, aunque sea por unas horas cada viernes por la noche.
Narradora
La noche oscura, solo interrumpida por el destello de neón de los letreros de las tiendas y los faros de los vehículos. Una figura solitaria se deslizaba a toda velocidad por las calles, montada en una moto que rugía como una bestia hambrienta. Con su casco oscuro y su chaqueta de cuero, moviéndose con una gracia salvaje entre los autos que congestionan la avenida. Cada giro, cada curva, no eran desafíos para su destreza y valor.
De repente, un sonido ensordecedor rompió el aire, seguido por el chirrido de neumáticos y el crujido metálico de un choque inminente. Un coche apareció de la nada, cruzando el camino de la moto con una rapidez mortal. El impacto fue inevitable. La moto se estrelló contra el costado del coche con un estruendo ensordecedor. Pablo quedó en el suelo después de la caída por el choque , miré lo que hizo —gritó pegándole al vidrio del auto uno de los amigos de Pablo.
—No grite —le contestó una voz dulce, pero al ver quién bajó del auto, dejó mudo a Samuel para el era la niña más bonita.
—Angie—hablo aquella mujer, en ese momento bajo del auto una mujer de cabello rojizo y se acercó lentamente hacia la figura tendida en el suelo. Se arrodilló a su lado y le quitó el casco con cuidado, revelando un rostro hermoso y angustiado.
¿Estás bien?" —preguntó Angie con voz preocupada mientras lo ayudaba a levantarse. Él asintió levemente, aún en estado de shock por lo sucedido.
"Lo siento, no te vi venir. Fue un accidente", dijo Angie quien iba manejando el auto, una joven bonita con ojos verdes que transmitían sinceridad.
Pablo se quedó en silencio, sin saber qué decir. Angie tomó su mano con suavidad y lo miró con cariño.
"Vamos, debemos llevarlo al hospital", sugirió ella, mientras ayudaba a Pablo a subir al auto de ella.
El viaje hacia el hospital fue tenso, con Pablo todavía recuperándose del accidente y Angie tratando de mantener la calma. Una vez en el hospital, los médicos atendieron a Pablo de inmediato, asegurándose de que no hubiera sufrido lesiones graves.
Después de unas horas de espera, Pablo finalmente fue dado de alta con apenas algunos rasguños y moretones. Agradeció a Angie y a la joven por su ayuda, aún conmocionada , por lo ocurrido.
Mientras se dirigían hacia la salida del hospital, Angie tomó la mano de Pablo y le dio una sonrisa reconfortante.
"Todo estará bien, Pablo. Estoy aquí para ti", dijo con dulzura.
Pablo asintió, agradecido por tener a Angie a su lado en ese momento difícil. Sabía que, a pesar del accidente, había encontrado algo especial en medio de la noche oscura y los destellos de neón.
Por la moto, no se preocupe, ya la mandé a recoger y la llevaron a un taller - le dijo Angie con una sonrisa. El paso saliva, no entendía qué le pasaba a su corazón, que saltaba como loco, sentía que se le quería salir de su cuerpo.
—Gracias por todo — le habló Pablo, dándole un beso en la mejilla. Ella le sonrió y le pasó un papel con su número de teléfono.
—No tienes que agradecerme, solo quería ayudarte. Si necesitas algo más, no dudes en llamarme —respondió Angie con amabilidad.
Pablo guardó el papel con su número en el bolsillo y se despidió de ella con un nudo en la garganta. Caminó hacia su casa pensando en todo lo que había pasado en la noche y en la increíble ayuda que había recibido de Angie.
Al llegar a su hogar, se sentó en el sofá y sacó el papel con el número de teléfono. Dudó un momento, pero finalmente marcó el número y esperó a que contestaran.
—Hola, Angie ¿cómo estás? Soy Pablo, quería agradecerte de nuevo por toda la ayuda de hoy —dijo con voz temblorosa.
—Hola Pablo, me alegra que hayas llamado. ¿Estás bien? —respondió Angie con preocupación en su voz.
Pablo sonrió al escuchar su tono de voz y la calidez con la que se expresaba. Sabía que había encontrado a alguien especial en medio de toda la confusión de la noche.
—Sí, estoy bien. Solo quería decirte que me encantaría invitarte a cenar en mi casa ,como agradecimiento por toda tu ayuda. ¿Qué te parece? —propuso Pablo con nerviosismo.
Angie se rio suavemente al otro lado de la línea y aceptó la invitación con gusto. Pablo sintió que su corazón volvía a saltar de emoción y anticipación. Había encontrado a alguien que le había robado el corazón y la respiración por primera vez en medio del caos. Y estaba decidido a no dejarla ir...
Continuara...
Angie se acostó feliz. Ese muchacho al que estrelló por despistada le hacía latir el corazón a mil revoluciones. Se durmió con una sonrisa después de recibir la llamada de Pablo, que la invitó a cenar. Llegó un nuevo día donde los rayos del sol entraban colados por la cortina de la habitación de Angie.
Ella se despertó, se dio un baño rápido, se vistió y se maquilló. "Buenos días, papá, mamá, Andrés y Melissa", dijo. —¿Qué tiene de buenos días, Angie? —preguntó Jorge seriamente. —Papá, ¿estás enojado? —preguntó Angie mientras comía su desayuno.
—¿Qué pasó anoche con el auto? Llegaron a altas horas de la madrugada y en taxi, Melissa y Angie. —Estrellé a un muchacho. Anoche fue sin culpa, papá, pero lo llevé al hospital y todo está bien.
— ¿Estás bien, hija? —preguntó preocupado Jorge.
— Sí, papá. Estoy bien, solo fue un susto —respondió Angie, intentando calmar a su padre.
Jorge parecía aliviado al escuchar la explicación de su hija, aunque aún mostraba cierta preocupación en su rostro.
— Deberías tener más cuidado, Angie. No quiero que te metas en problemas por tu despiste —dijo Jorge seriamente.
— Lo sé, papá. Lo siento mucho. Prometo prestar más atención la próxima vez —respondió Angie, mostrando arrepentimiento por su error.
Después de desayunar, Angie se despidió de su familia y se dirigió hacia la universidad, donde tenía una importante presentación ese día. A pesar de la situación del accidente de la noche anterior, Angie se sentía motivada y decidida a hacerlo lo mejor posible en su exposición.
La llamada de Pablo seguía rondando en su cabeza, dándole un brillo especial a su día. Estaba emocionada por su cita esa noche y no podía esperar a verlo.
Mientras caminaba hacia la universidad, Angie se sentía agradecida por todo lo bueno que estaba pasando en su vida. A pesar de los contratiempos, ella se sentía feliz y emocionada por lo que el futuro le deparaba.
Ella por fin salió de la universidad, fue a casa, se dio un baño, se arregló y salió para la casa de Pablo, se moría por verlo.
Pablo estaba ansioso y caminaba de un lado para otro. "Hijo, deja de caminar en círculos, ya me tienes mareado", murmuró Manuel dándole una palmadita en la espalda. "Papá, es que es la niña más linda que he visto en mi vida".
Pablo ayudó a su mamá a cocinar. Él estaba ilusionado. ―Hijo ―murmuró Marcela―, ¡cálmate! Estás muy nervioso. Él le dio una sonrisa. ―Mamá, ella es la mujer más hermosa que he conocido. ¿Tú crees que existe el amor a primera vista, mamá? ―preguntó Pablo, "parecía un niño de cinco años". Eso le pareció tierno a su mamá.
―Hijo, mi niño, el amor a primera vista existe, solo que algunos no nos damos cuenta, otros sí ―le contestó Marcela acariciando la mejilla de Pablo―. Ve a organizar el comedor.
Pablo asintió emocionado y corrió hacia el comedor para poner la mesa. Mientras organizaba los platos y los cubiertos, no podía dejar de pensar en Angie el supo como se llamaba cuando escucho a su compañera llamarla asi y en el papel que le dio le escribió el nombre completo.
El acababa de conocerla por el accidente. Su corazón latía con fuerza y sus pensamientos solo estaban en ella.
Marcela observaba a su hijo con una sonrisa en el rostro. Le encantaba verlo tan ilusionado y enamorado. Sabía que el amor a primera vista podía ser algo mágico, y estaba feliz de que Pablo hubiera experimentado eso.
Marcela lo abrazó con cariño. ―Hijo, nunca dejes de creer en el amor a primera vista. A veces, las cosas más bonitas de la vida suceden así.
Marcela lo miraba con ternura y orgullo. Sabía que su hijo tenía un gran corazón y que merecía ser feliz. Se sentía agradecida de que él estuviera tan ilusionado y emocionado por el amor que acababa de descubrir.
donde menos lo esperamos ―le dijo con una sonrisa.
Pablo asintió con determinación. Estaba decidido a luchar por ese amor que acababa de encontrar. Sabía que sería un desafío, pero también estaba seguro de que valdría la pena. Y con el apoyo incondicional de su mamá, estaba listo para enfrentar lo que viniera.
—La voy a conquistar, me voy a casar con ella y formaremos una hermosa familia.
—Hijo, te has vuelto un soñador de un día para otro —habló Manuel con una sonrisa—. ¡Espera a que la conozca papá, ya lo verás, jajajaja, mi hijo está enamorado!
—Papá, en serio, esta vez es diferente. Estoy dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para conquistar su corazón —respondió Pablo con determinación.
Manuel solo pudo reírse ante la actitud de su hijo, pero en el fondo estaba contento de verlo ilusionado y decidido a luchar por lo que quería. Sabía que el amor podía transformar a las personas y le deseaba lo mejor a su hijo en esa aventura romántica.
—Bueno, hijo, te apoyo en lo que necesites. Solo recuerda que el amor verdadero requiere paciencia, esfuerzo y compromiso. Pero si estás dispuesto a darlo todo, sé que podrás conquistarla —le dijo Manuel con orgullo.
Pablo asintió con gratitud y se sintió más motivado que nunca. Estaba decidido a demostrarle a esa chica especial que era el hombre de sus sueños y que juntos podrían construir un futuro lleno de amor y felicidad. Y así comenzó la historia de Pablo y su gran desafío de conquistar a la mujer de sus sueños.
Después de risas y anécdotas que contaron los padres de Pablo a él y a su hermana, se acercó la hora en que llegaría Angie a cenar.
La familia estaba emocionada por conocer a la mujer que le robó el corazón a su hijo. Habían preparado una cena especial para recibirla. Pablo, nervioso, no dejaba de preguntar a sus padres si les había contado todo lo que le había dicho sobre ella. Mientras su hermana se reía y le decía que no se preocupara, que seguro todo estaría bien.
Finalmente, sonó el timbre y Pablo corrió a abrir la puerta. Allí estaba Angie, con una sonrisa tímida en el rostro. "Buenas noches" saludó ella, un poco nerviosa...
Continuara...
—Buenas noches —habló Pablo nervioso. Ella se acercó a él y le dio un beso en la mejilla. —Buenas noches —le contestó Angie con una sonrisa que lo paralizó.
—Buenas noches —se escuchó una dulce voz que resultó ser nada más y nada menos que la hermana menor de Pablo, Valeria. —No la vas a hacer seguir —dijo con picardía.
—Claro que sí, chaparrita. Ya le iba a pedir que entre. Sigue, Angie—hablo Pablo.
Angie se acercó a la mesa donde estaban sentados los padres de Pablo y su hermana Valeria, y tomó asiento. La conversación fluyó de manera amena entre risas y anécdotas compartidas. Pablo no podía dejar de mirar a Angie, quien parecía iluminar la casa con su presencia.
Después de cenar y quedarse un rato, los padres de Pablo, junto a su hermana, se retiraron, dejando a Pablo y Angie a solas. La tensión en el aire era palpable, pero ninguno de los dos quería romper el encanto de la noche.
Pablo finalmente reunió el valor para hablar. —Angie, hay algo que debo decirte... —comenzó, pero ella lo interrumpió con un dedo en los labios. —No digas nada, Pablo. Solo déjame disfrutar este momento contigo. Buenas noches, Pablo.
Y con esas palabras, Angie se inclinó hacia él y lo besó suavemente en los labios, sellando así el comienzo de algo especial entre los dos. Ese beso se convirtió en un nuevo comienzo.
A partir de esa noche, Pablo y Angie comenzaron a salir juntos, compartiendo momentos inolvidables. Ella lo acompañaba a las carreras de motos todos los viernes, así que fueron construyendo una hermosa relación. Cada encuentro estaba lleno de risas, complicidad y un profundo cariño que crecía día a día.
Pablo se sentía afortunado de tener a Angie a su lado, y cada vez estaba más enamorado y convencido de que había encontrado a la persona que llenaba su corazón de alegría y amor. Juntos, se apoyaban mutuamente. En los momentos difíciles siempre se apoyaban y celebraban juntos cada pequeña victoria.
La noche en la que se conocieron por ese pequeño accidente entre ellos dos se convirtió en un recuerdo especial para ambos, y siempre recordaban con cariño aquel momento mágico que dio comienzo a su historia de amor.
Pablo había encontrado en Angie a su compañera de vida, a la persona con la que quería compartir cada instante y construir un futuro juntos.
Hoy cumplió dos años de noviazgo con mi hermosa y bella despistada. Estoy pensando en pedirle matrimonio esta noche. Mi idea es que nos casemos apenas terminemos nuestra carrera.
— Bajo para desayunar con mi familia — Buenos días, familia.
— Hijo, buenos días. Estás muy guapo hoy, mi pequeño campeón — dice Marcela dándole un beso en la mejilla. Te amo, hijo.
— Mamá, déjalo de consentir tanto, ya es un adulto.
— Deja los celos, chaparra, mamá también te ama demasiado — le dijo con una sonrisa, sentándose en el comedor para desayunar.
Gracias por el desayuno. Hoy llegaré un poco tarde, voy a salir con Angie, mamá, para que no te preocupes.
— Hijo, cuídate mucho. Ya sabes que no le caes bien a la mamá de Angie. Esa mujer es muy astuta, me da miedo que te pueda hacer algo.
— Mamá, papá, no me va a hacer nada. Llevo dos años con Angie y no me ha hecho nada malo.
Mientras Pablo terminaba de desayunar con su familia en la casa de Angie, las cosas no iban muy bien para ella.
Su madre no estaba de acuerdo en que ella tuviera esa relación con Pablo, ya que era un muchacho humilde que vivía en un pequeño apartamento con su familia, pero lleno de mucho amor.
— Angie, ya te dije que quiero que termines esa relación con Pablo Aragón, es un pobre muerto de hambre, no lo quiero para ti.
— Mamá, me tienes cansada con tanta cantaleta. Te dije que no lo voy a dejar. Pablo es el amor de mi vida. ¿Entendiste? Ahora tengo que irme a la universidad, permiso.
— Estoy esperando a mi princesa antes de que empiecen las clases para poder saludarla. Ahí viene mi hermosa novia. Cada día la amo más.
La veo estacionar en su auto, así que voy hacia allá. Apenas se baja, la abrazo desde su cintura.
— Buenos días, mi princesa hermosa. ¿Cómo amaneció la mujer más importante de mi vida?
— Pablo, buenos días, mi amor. Nos damos un beso apasionado. Te amo, le digo, ya casi sin aire.
— Yo también te amo, Angie . ¿Qué tienes, mi amor?
Lo mismo de siempre, discutiendo con mi mamá, pero hoy le dejé todo bien claro: que no te voy a dejar porque eres el amor de mi vida.
—Hermosa, eres el amor de mi vida también. Si tengo que luchar por nuestro amor, te prometo que lo voy a hacer. No te preocupes por nada más.
—Amor, ¿nos podemos ver esta noche en nuestro lugar secreto? Quiero estar en tus brazos esta noche. ¿Qué dices, Pablo?
—Por mí no hay problema. De todas maneras, quería estar contigo esta noche. Ya le había avisado a mi madre que llegaría esta noche tarde. Te amo, hermosa. Es hora de ir a clases. Nos vemos más tarde.
—Está bien, mi hermoso hombre. Nos vemos después de clases. Que tengas un excelente día. Un beso, mi amor.
Veo subir a Pablo en su moto para ir a su universidad. Entro al salón de clases y saludo a mi prima y mejor amiga.
—Buenos días, mi querida amiga y prima.
Melissa—Buenos días, bruja. Llegas tarde. —Mi tía de nuevo está jodiendo la vida.
— Sí, pero esta vez le dejé claro que amo a Pablo sobre todas las cosas, y que es el amor de mi vida —le contesté mi entras tomaba la silla al lado de ella.
— Pablo te ama con todo su corazón. No entiendo por qué mi tía jode tanto, debería ser feliz de que tengas a tu lado a un buen hombre que es capaz de dar la vida por ti.
— Melissa, mi mamá jode porque Pablo no tiene dinero, según ella es un muerto de hambre y dice más estupideces.
— ¿Qué dice mi tío? ...
— Él no lo sabe, mamá aprovecha cuando él no está en casa. Papá adora a Pablo. Creo que mi mamá es muy calculadora para hacer sus cosas, siempre me preguntó: "¿Mamá, por qué le cogió tanta rabia a Pablo?"...
— ¿Por qué lo dices, Angie ?
— Porque mamá era una de las que aceptaba a Pablo al principio de mi relación, pero de un día para otro lo odia y Pablo también dice que mamá es de doble cara.
— Después de terminar clases seguimos hablando , ya llegó el profesor y va a empezar la clase Angie ...
Continuara ...
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