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El Surgir Del Sol — La Única Emperatriz

Capítulo 1.

... Hace más de mil años, el continente se encontraba en una terrible guerra que había sido iniciada por los demonios del abismo, los humanos peleaban con todas sus fuerzas pero ante la oscuridad abrumadora del abismo pronto comenzaron a perecer.

Fue en ese momento que el Sol, decidió bajar y tomar forma humana para poder ayudar a la humanidad a prevalecer. Fue con su gran ayuda que los humanos salieron victoriosos y los cinco reinos decidieron nombrarlo como el Emperador de todo el continente.

Tomando el apellido Crudele, el Sol creo un imperio de gran poder cuya bandera llevaba su símbolo y su nombre sería Caelum por ser este el lugar en el que él siempre se mostraba.

Sin embargo, su vida como humano llegaría a su fin por lo que dejando a su hijo como heredero de su trono finalmente perdio la vida y regreso al cielo.

Desde entonces, el trono le sería cedido al siguiente en la cadena de la familia Crudele; quienes gobernarian el imperio con bondad y amor al pueblo.

...

Sin embargo... Las cosas se han deteriorado, las capitales de todos los reinos y la capital del Sol donde se encontraba el palacio imperial, eran los únicos lugares donde abundaba la riqueza y la alegría... Pero los pueblos más pequeños habían caído en la pobreza y terminaban completamente a la deriva ante ataques invasores y de mercenarios.

En la actualidad, el Emperador Sauce Crudele. Había permanecido como un soberano muy arrogante, siendo que aumento el poder militar a costa del propio pueblo para comenzar conquistas a otros reinos ajenos al imperio.

Aunque se mostraba cruel, Sauce era un padre increíble.

Su primer hijo Edmund, era quién heredará el trono una vez el se vaya de este mundo. El segundo era Leonard, comandante en guerra de su ejercito. La tercera era Euridice, la mimada de la familia. Y por ultimo, el hijo menos preferido, Jacob; nacido de un romance prohibido entre la emperatriz y un soldado.

...

La mañana había comenzado en el enorme palacio. Con el sol entrando por su ventana, Euridice se despertó y de inmediato salio de la cama.

— ¡Es hoy! ¡Es hoy!.— Dijo Euridice dando brincos aun con el bluson pijama puesto.

— Princesa, buenos días. — Dijo una criada entrando a su habitación.

— ¡Jaja! ¡Buenos dias!. Yusy, me daré un baño! Prepara mi mejor vestido!!.— Dijo Euridice corriendo hacia su baño.

— Como ordene señorita— Dijo la mujer con amabilidad para ir a hacer lo que le fue ordenado.

Pasando un buen rato, Euridice estaba ya vestida con un hermoso vestido de color azul brillante con encaje e hilos de oro. Tomaba su desayuno con gran tranquilidad, dentro de la habitación.

Justo en ese momento, la puerta de su habitación se abrió y asomando su cabeza Edmund habló.

— ¿Donde esta la hermana más hermosa del mundo?— Dijo Edmund. Euridice le miro y con una sonrisa se levanto y fue hasta la puerta.

— ¿Ya llego?. — Preguntó Euridice emocionada. Edmund negó con la cabeza y mostro en sus manos una pulsera.

— Aún no, pero debo adelantarme. — Dijo él tomando su mano hasta comenzar a poner aquella pulsera, misma que estaba echa de hermosas piedras.

— Ohhh! ¡Que linda!— Dijo Euridice.

— Jaja, espero que sea más hermosa que cualquier regalo que te traiga Leonard.— Dijo Edmund soltando su mano una vez termino de poner la pulsera.

— Bueno bueno!, todos sus regalos son hermosos para mi!.— Dijo Euridice sonriente.

— Jaja. Bueno, nos vemos en un momento. — Dijo Edmund con una sonrisa hasta finalmente salir de la habitación.

Apenas se fue Euridice regreso a comer, mientras admiraba la bella pulsera que se encontraba en su mano...

Mientras tanto, en los jardines del palacio. Un hombre de complexion grande que además tenía sobre su hombro una lanza enorme cuyo filo estaba cubierta por un arapo, caminaba por los jardines haciendo guardia, justo en ese momento choco sin querer con alguien al dar vuelta por una esquina.

— Oh. Príncipe, una disculpa.— Dijo él hombre.

— Pff... Arjona, fíjate por donde caminas.— Dijo Jacob enojado, agachandose hasta recoger un papel que se le había caído. Apenas lo recogió, se dispuso a seguir caminando no sin antes susurrar.— Idiota...—...

Arjona, le miro irse. Se notaba un poco fastidiado pero sin mas se dispuso a seguir su guardia...

...

Las trompetas a la entrada del palacio sonaron, todos sabian de que se trataba y es que Leonard había llegado. En poco tiempo, las puertas de marmol y oro del muro que protegía el palacio se abrieron. Un grupo de soldados de blanca armadura entraron con su líder al frente; Leonard.

A la entrada del palacio, Sauce, Edmund, Euridice, Jacob y Arjona; se habian reunido para poder recibirlo a lado de más personas del palacio, desde sirvientes hasta más guardias.

Sobre su caballo blanco, Leonard avanzo hasta estar frente a ellos.

— ¡Jaja! ¡Me extrañaron?!— Preguntó Leonard sonriendo antes de bajar de su caballo, apenas lo hizo a sus brazos salgo Euridice.

— ¡Te extrañe muchoooo!!— Dijo ella feliz.

— Jaja! Y yo a ti!.— Dijo Leonard abrazandole con fuerza.

— ¿No hay abrazo para el hermano mayor?.— Preguntó Edmund acercándose a ambos.

— Jaja, obvio que si.— Dijo Leonard estirando uno de sus brazos hacia el sin soltar a su hermana. Edmund se acerco y con cariño abrazo a sus dos hermanos, juntos como siempre habían sido.

— No dejen a papá fuera de esto.— Dijo Sauce acercándose hasta abrazarlos a los tres.

— ¡Bolita familiar!.— Grito Euridice estando en medio de todos.

Los cuatro se abrazaron con amor y cariño, sin embargo Jacob desde su lugar observaba esto con notorio despreció, estaba rodeado de penumbra. Arjona pudo notar esto, sin embargo era tan comun ver eso que simplemente le dio igual.

Al terminar el abrazo, Leonard camino hasta su hermano Jacob con una sonrisa y tranquilamente tomo su mano poniendo sobre esta una pequeña cajita.

— Toma, te traje esto. — Dijo Leonard sonriente mientras todos le observaban. Jacob le miro con desconfianza, miro la caja y después miro a otro lado.

— Gracias...— Dijo Jacob.

— Pero que esperas?. Ábrela hermanito?.— Dijo Leonard dando un paso atras. — Anda anda— Dijo Leonard asentándole.

— Vamos Jacob, seguro te trajo un lindo obsequio.— Dijo Euridice sonriendo.

— Debiste morir allá afuera...— Jacob suspiro y refunfuñando abrió la caja, sin embargo se noto alterado y comenzo a soltar pequeños gritos de terror. De la caja salían arañas, mismas que entraban en su ropa y se subían a la misma.

— ¡JAJAJAJAJA!.— Solto Leonard una carcajada mientras miraba a Jacob. Todos a excepción de Arjona y Euridice se rieron, siendo esta última quien corrio hasta Jacob para ayudarlo a sacudirse.

— Tranquilo, tranquilo...— Dijo Euridice sacudiendole mientras el se tumbaba en el suelo para poder quitárselas.

— Quitamelas, quitamelas!...— Decía Jacob buscando Quitárselas.

Sin ver remedio, Euridice corrio hasta un balde de agua de una de las criadas de limpieza. Lo tomo y sin avisar lo rocío sobre Jacob.

— Jajaja! Dios mio Jacob, ¿que hace tiempo no te bañabas?.— Preguntó Leonard entre burlas. Pues el agua por la tierra y la suciedad que ya tenia, habia comenzado a escurrir hasta tornar el piso café.

— Sabes que existen las regaderas verdad Jacob?.— Dijo Edmund.

— ¡Ya basta los dos!.— Dijo Euridice mientras abrazaba la cabeza de su hermano Jacob contra su pecho. Mientras, Sauce sólo observaba y sin más suspiro y se dio vuelta pata entrar en el palacio.

— Jaja, solo fue una broma. — Dijo Leonard riéndose. — Ademas... Un verdadero hombre jamás le tendría miedo a diminutas arañas.— Dijo Leonard mientras caminaba hacia el interior del palacio junto a Edmund. El resto de personas observaban hasta que Euridice les grito.

— ¡Larguense!.— Dijo ella enojada. A lo que todos comenzaron a irse, siendo Arjona el único que se quedó.

— Ya sueltame...— Dijo Jacob dándole un empujón a la vez que se ponía de pie y comenzaba a caminar para irse. Euridice le observo irse y después agacho la cabeza.

— Ah.... Idiotas.— Dijo Euridice mirando al suelo para después pisar las arañas que aun seguían vivas...

...

Capítulo 2.

Sintiéndose humillado, Jacob fue hasta su alcoba; misma que se encontraba en los rincones el palacio. Allí se cambió de ropa y después frente al tocador miro su propio reflejo.

— Malditos sean...— Dijo Jacob para después mirar la puerta de su habitación abrirse.

— Señor... Todo está listo.— Dijo un hombre con vestimenta de guardia.

— Bien... Preparense...— Dijo Jacob mirando al hombre a través del reflejo...

...

Pasaron los minutos y en la sala de banquete toda una fiesta había comenzado. Edmund y Leonard en compañía de los muchos guerreros que habían llegado de batalla, celebraban con comida y el mejor alcohol que se podría adquirir. Entre gritos y murmullos de tantos hombres, Euridice se notaba feliz de ver a su hermano de vuelta, pero incomoda por el ruido.

Notando esto, Leonard fue hasta ella y felizmente la abrazo por la espalda.

— Hermanita bonita. Envie tus obsequios a tu habitación. ¿Por que no vas a verlos?.— Preguntó Leonard sonriendo.

— ¿De verdad?!. Sii ire!.— Dijo pegando un brinco de emoción, se dio vuelta para irse pero se detuvo y regreso hasta él con el semblante más serio. — Solo... Ve y discúlpate con Jacob... o no te perdonaré nunca!.— Dijo Euridice para después darse vuelta e irse del lugar.

Leonard sonriendo suspiró y se dispuso a regresar para seguir con la diversión...

Paso el tiempo rapidamente, sin darse cuenta había caído la noche. Euridice estaba en su habitación abriendo las enormes cajas y mirando cada uno de sus regalos que le había traido su hermano; vestidos, joyas, perfumes y mas, encontrando entre todo esto unos aretes que le encantaron y que se puso frente al espejo con gran emoción. En su mano derecha la pulsera de su hermano Edmund, en sus orejas los aretes de Leonard y en su cabello una peineta que le había regalado su padre hace tiempo.

Sonriente regreso a seguir revisando los regalos, mientras miraba un cofre logró encontrar algo que le extraño. Era un sobre mismo que tenia como destinatario a su padre.

— Mm...? Seguro se que le colo...— Dijo Euridice en un suspiro para después ponerse de pie y tranquilamente salir de la habitación.

Con una sonrisa en su rostro camino por los pasillos hacia la habitación de su padre para darle ese sobre...

En los jardines del palacio, Arjona caminaba tranquilamente haciendo su guardia hasta notar algo que lo extraño mucho. En todo el camino que hizo había notado que no habia ningún guardia en sus posiciones, solo penso en que estarian tomando en la celebración pero esta idea se cancelo cuando pudo notar por uno de los edicios a un grupo de soldados charlando, todos con una misma persona.

— Blad...— Susurro mientras observaba esto para después tomar aire. Tenía un mal presentimiento asi que de inmediato se dio la vuelta para caminar hacia otro lado...

A su vez, Euridice llegó hasta el piso donde estaba la habitación de su padre. Allí camino hacia esta pero también noto que no había ningún guardia.

— Mm... Que silencio tan feo.— Susurro Euridice llegando hasta la habitación de su padre, cuya puerta estaba entre abierta y dejaba ver algo de luz saliendo. Llegando allí puso su mano sobre la puerta para abrirla pero en ese mismo momento logró escuchar algo que le sorprendió.

El sonido de algo caerse contra el suelo a la vez que las luces se apagaban dentro de la habitación, fue suficiente para saber que algo andaba mal. Entro a la habitación y de inmediato encontro algo que le heló la piel.

Su mano dejo caer el sobre y después corrio hasta su padre, quien se encontraba sobre el suelo mientras un charco de sangre crecía sobre el piso.

— ¡papá!.... ¡papa!...— Grito ella asustada. Justo en ese momento unos pasos la hicieron percatarse de que no estaba sola, de un lado de la habitación salió Jacob, sosteniendo una espada cuya sangre manchaba su filo. — Ja-jacob... Papá.... Llama a alguien, papá... esta frio.— Dijo Euridice mientras se empapaba en lágrimas.

— Hubiera sido mejor que no vieras esto...— Dijo Jacob, Euridice miro la espada y alli se dio cuenta de lo que pasaba.

Temblorosa se puso de pie y dio un paso atras mientras Jacob miraba el cuerpo de su padre sobre ese charco de sangre que logró empapar hasta los zapatos de Euridice.

— ¿Por que...?.— Preguntó Euridice estando en shock.

— ¿Por que?... No crei que fueses tan inocente. — Dijo Jacob para después mirarla. — No te preocupes... A ti jamas te lastimaria, al final eres la única que me ha apoyado... Y se que me apoyaras en esto.— Dijo caminando hasta ella, finalmente llevó su mano hasta ella y antes de poder tocarla ella le dio un manotazo. — El Imperio que nuestro padre dominaba.. No es más que un Imperio echo bajo el sufrimiento del pueblo, lo que yo haré... Será traer de regreso la gloria de lo que fue Caelum.— Dijo Jacob.

— Eres un asesino...— Dijo Euridice mientras retrocedía para después caminar hacia la puerta, sin embargo a su vez entró a la habitación un hombre, el mismo con el que Jacob se había reunido horas antes. Quien en realidad era el jefe de la guardia real, Blad.

— Señor... Todo esta listo.— Dijo Blad.

— Tú... ¿tambien...?— Dijo Euridice mientras respiraba agitada por el shock.

— Señorita... Buenas noches.— Dijo Blad haciendo una reverencia ante ella.

Mirando a su hermano, Euridice negó con la cabeza y después salio corriendo de la habitación. Jacob le miro irse y después miro de nuevo el cuerpo de su padre.

— Señor... La princesa... ¿tambien?.— Preguntó Blad.

— No, traela... Sin ningún rasguño.— Dijo Jacob...

Entre el pánico y las lagrimas, Euridice corrio hasta bajar a la planta mayor en donde se encontraba la habitación del banquete.

Alli corrio hasta esta pero al llegar noto el silencio tan profundo que le hizo temer lo peor. Corrio y abrio las puertas notando que todo había terminado mal también allí.

En el suelo, sobre las mesas y sillas, se encontraban todos los guerreros muertos. Con espuma en sus bocas y los ojos rojos. No tardo en notar a su hermano Edmund sobre una de las sillas.

— ¡NOOOOO!... — Solto ella un fuerte grito lleno de horror y dolor, corrio hacia el interior de la sala y después miro a Leonard sobre el piso, recargado en una pared aún respirando. — Leonard... Leonard aguanta...!.— Dijo ella corriendo hasta el para asi ponerse a su lado y buscar una forma de ayudarlo. Sus ojos estaban rojos, su boca tenía espuma y sangre y a su vez su respiración se iba cortando.

— Eur...dice..— Susurro Leonard mientras una lagrima salia por sus ojos hasta bajar por su mejilla.

— Leonard... Leonard... No te mueras...— Dijo ella abrazándolo con fuerza contra su pecho mientras soltaba un fuerte llanto pidiendo ayuda a gritos. — ¡AYUDENME! ¡ALGUIEN AYUDEME!... Por favor... Alguien venga!...— Gritaba ella entre llantos. Leonard con sus últimas fuerzas, levanto su mano hasta tocar su mejilla.

— Te... Quiero...— Susurró Leonard antes de que el brillo en sus ojos desapareciera, su mano cayó al suelo y su respiración... se fue.

— ¡AAAAAAAAHHHHHHH!....— Grito Euridice un desgarrador llanto al verlo morir, nadie vino a ayudarla y poco después entro a la habitación un grupo de guardias con Blad al frente.

— A ella.— Dijo Blad.

Euridice los miro y sin más se levanto y corrio hasta la puerta de servicio misma que atraveso para seguir corriendo y huyendo. Ya no sabía quien estaba de su lado, sus hermanos habían muerto y quizá ya nadie en el palacio la ayudaría...

Capítulo 3.

Con todas sus fuerzas, tropezando con el vestido y sin poder respirar por todo lo que estaba pasando. Euridice logro llegar hasta el jardín principal, pero al llegar allí más guardias lograron rodearla.

Viendo una oportunidad de escapar por uno de los pasillos de arbustos, se dispuso a correr. Sin embargo justo en ese momento una soga fue lanzada hacia ella, sin poder esquivarla esta la capturo por el cuello como si fuese un animal y termino por hacerla caer.

— ¡Aah!...— Solto un quejido pequeño al caer y después miro a su captor. Un soldado imperial, mismo que jalo de la soga por lo que al Euridice resistirse le hizo comenzar a asfixiarse.

— Suelta...— Dijo Blad al llegar junto a Jacob hasta ellos. Él soldado no rechisto y solto la soga dejando por fin que Euridice respire.

Jacob observo a Euridice, se notaba devastada y muy afectada pero aun asi el solamente suspiro y se dispuso a caminar hacia ella.

Sin embargo en ese preciso momento, una oleada de viento apareció y la soga se corto dejando a Euridice libre. A su lado apareció Arjona, quien sosteniendo su lanza la levanto por cadera y le quito la soga.

— Príncipe Jacob... Podría explicarme... ¿Que carajos esta pasando?.— Preguntó Arjona enfadado. Jacob fruncio el ceño e hizo una seña a los soldados que estaban alrededor, mismos que de inmediato comenzaron a caminar hacia el, con sus espadas apuntando a Arjona.

— Arjona... — Dijo Euridice entre sollozos.— Papá... Edmund... Leonard... Los mato... — Dijo Euridice cubriéndose en lágrimas nuevamente. — ¡Los mato!.— Dijo con fuerza y dolor.

Escuchando esto Arjona fruncio el ceño y miró a Jacob con despreció mientras los soldados aun se acercaban.

— Ya decía yo que siempre te veías sospechoso... — Dijo Arjona mientras dejaba a Euridice sobre el suelo lentamente y con cuidado. — Pero esto... superó mis expectativas.— Dijo colocándose a la defensiva con su poderosa lanza.

— Matenlo.— Dijo Jacob enfadado.

Todos los soldados se lanzaron contra él, pero con un solo dos movimientos que fueron casi invisibles, los soldados terminaron cayendo al suelo.

— Es la bestia del viento... Señor... Es incluso más fuerte que Leonard.— Dijo Blad a Jacob.

— Acaben con el!.— Ordenó Jacob a lo que el resto de soldados se lanzaron contra Arjona. Quien con movimientos perfectos y rápidos lograba vencerlos uno por uno.

— ¡Yusy! ¡Llevatela!.— Grito Arjona. Del edificio que estaba detrás de ellos, salio Yusy quien corrio hasta Euridice y ayudándola a levantarse después le hizo correr con ella hacia el edificio.

— ¡No dejen que se la lleven!— Grito Jacob. Pronto, de todos lados del palacio comenzaron a venir más soldados. Arjona sabía que podría ser peligroso asi que logrando deshacerse de los que tenía frente a el, comenzo a correr hacia el edificio yendo detrás de Euridice.

Tras alcanzarlas, corrieron con todas sus fuerzas hasta llegar a una parte del jardín en donde se ocultaron detrás de los arbustos y árboles.

Allí permanecieron ocultos viendo como más y más soldados comenzaban a buscarlos y llenar el lugar.

— ¿Como vamos a salir de aquí...?— Preguntó Yusy mirando a tantos soldados mientras tenía a Euridice abrazada entre sus brazos.

— No lo se... No podría pelear con Euridice detrás mio... Podría llegar a herirla.— Dijo Arjona mientras observaba su alrededor buscando una salida de escape.

— Estamos cerca de una de las salidas de servicio que da al bosque... Quizá por alli.— Dijo Yusy. Arjona la miro y después miro a Euridice.

— Como a cuanto?.— Preguntó Arjona.

— Unos 20 metros...— Dijo Yusy. Arjona suspiro y después negó con la cabeza.

— Ella no puede correr... No como esta.— Dijo Arjona mirando a Euridice, cuya situación aún le tenía en shock.

Sin saber que hacer, se quedaron allí. Sin embargo mirando tan mal a Euridice, Yusy tomó valor y beso su frente antes de levantarse.

— Arjona... Usenme— Dijo Yusy. Arjona la miro con sorpresa y después miro a Euridice. — Si ella vive... Podrán detener lo que sea que Jacob planea... Cuídala.— Dijo ella quitandole a Euridice una capa qur llevaba puesta, misma que se puso a si misma para despues ponerse de pie. Casi de inmediato Arjona la quizo hacer sentarse de nuevo pero Yusy se aparto y con cuidado comenzo a caminar por los árboles hasta el final de ese jardín.

Arjona negó con la cabeza y sin más tomo a Euridice en sus brazos y se levanto.

Los guardias vigilaban buscando a Euridice, cuando por una parte del jardín Yusy salió corriendo, con la capa cubriendo desde su cabeza hasta su vestido comenzo a correr.

— ¡ALLÁ VA! ¡ATRAPENLA!— Gritaron los guardias comenzando a perseguirla.

Mientras ella corría, por el otro lado. Arjona salió corriendo con Euridice en brazos, los guardias no se dieron cuenta por lo que Arjona logró correr hasta llegar a aquella salida.

Abrió la puerta y al salir comenzó a correr hacia el bosque, perdiéndose en la oscuridad e inmensidad de este.

A su vez, Yusy logró correr, pero finalmente tropezó y fue capturada por los soldados quienes al darse cuenta de que no era Euridice... acabaron con ella...

...

Llevaban toda la noche caminando, Arjona mantenía un paso lento y firme; no se notaba cansado, pero Euridice no podía caminar más.

Una princesa que no estaba acostumbrada a la actividad fisica, cuyo cuerpo era tan frágil que parecía caerse a pedazos y ahora más que nunca... su voluntad estaba por los suelos.

— uff...(No debo forzarla mucho... Si sigue así, ya no podrá más. Creo que ya estamos lo suficientemente lejos del palacio... creo que podremos descansar un poco.).— Pensaba Arjona mientras miraba a su alrededor, notando finalmente una pequeña área despejada. — Vamos.— Le dijo tomando su mano para asi ayudarla a caminar. Sin decir una sola palabra, Euridice lo siguió y finalmente ambos se sentaron sobre el césped.

Arjona se quito su capa y la tendio sobre el suelo para después acostar a Euridice allí. Ella no hizo más que quedarse acostada, sin poder dormir siquiera, pero el cansancio pronto hizo lo suyo y ella cayó dormida...

...

Con el paso de las horas, pronto estaba por amanecer. En el palacio imperial las cosas fueron controladas por Jacob, fue así que reunió a todos los sirvientes del palacio y los soldados que no estaban enterados de su plan; en la sala principal del palacio donde se encontraba el trono del Emperador.

— Arjona el guerrero de Viento, cometio un terrible crimen anoche cuando se llevaba a cabo una celebracion por el regreso de mi hermano Leonard.— Dijo Jacob estando al frente de todos, dio unos pasos hasta el trono y después se giro hacia todos de nuevo. — Anoche, Arjona asesino a mi padre con su lanza y con ayuda de Yusy! La sirvienta personal de mi hermana; envenenó las bebidas que iban dirigidas al banquete de bienvenida. Mis hermanos, Edmund el príncipe heredero, Leonard el General de guerra... Los dos...— Dijo fingiendo un gran dolor, todos escuchaban aturdidos y sorprendidos lo que había ocurrido, todos le creían.— Los dos a lado de los guerreros que vinieron de la guerra... Perdieron la vida.— Dijo Jacob.

Todos comenzaron a hablar, notándose afectados por lo que Jacob acababa de confirmar.

— Pero ahora... Les pido a ustedes su ayuda. Arjona no solo mancho de sangre este palacio, si no que también rapto a la persona que se supone debía proteger!. Les pido a todos que me ayuden a buscarla, cualquier pista... que pueda traer a mi hermana de vuelta.— Dijo Jacob...

...

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