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El príncipe heredero de Susumira, es un hombre de veintiocho años, tiene pectorales grandes y fuertes, se notan con cualquier cosa que se ponga, abdominales impresionantes, sus bíceps y tríceps son perfectos, casi podría jurarse que los tallaron los dioses; sus piernas están más que definidas, una patada y rompe lo que tiene en frente; sin ser totalmente una mole, realmente es muy fuerte, con su 1.95 metros de estatura suele imponerse solo con su presencia.

Carpio tiene cabellos rojos, signo indiscutible de la casa real Maruzba de Susumira, además de poseer unos extraños ojos violetas, suele usar una pequeña barba, y todas las mujeres jóvenes de Susumira, se mueren por convertirse en su esposa; un rol que ninguna ha podido lograr, pese a todo lo que hacían para lograrlo.

Karoly, es la hija del duque de Husag del reino de Fontana, es una mujer hermosísima con ojos avellanas y cabello castaño que brilla el sol, tan solo tiene dieciocho años y ha hecho con su vida lo que siempre ha querido; es una buena persona a pesar de su rebeldía, pero su arrolladora personalidad no combinaba con la solemnidad de Fontana.

Su padre en un último intento la amenazó con despojarla de su título de nobleza, y aunque ella fácilmente pudiese haber convencido a su mejor amigo, el joven príncipe Georgeus de Fontana para objetar la decisión de su padre, ella estaba decidida a mantener su libertad aun cuando eso significó dejar de ser noble y convertirse en una habitante de Fontana sin título alguno y sin derecho a herencia.

Tomó pocas cosas, y al anochecer sin testigo alguno emprendió un viaje, recorriendo los territorios más inhóspitos de los reinos de Hurmaya, no era un problema recorrerlos porque sabía todos los idiomas, tiene un increíble manejo del arco y la flecha; además de manejar algunas técnicas de la espada y conocer mucho sobre medicina.

En su camino de aventura conoció al príncipe Carpio de Susumira, una serie de eventos la llevaron a instalarse en aquel reino; sin embargo, su estancia en aquel lugar estaba por terminar, harta de lidiar con las arpías del pasado de Carpio que la veían como una amenaza; su afán por aprender la mayor cantidad de técnicas de pelea y autodefensa la mantuvo en aquel reino.

La madre de Carpio tampoco estaba muy contenta con su presencia; Carpio siempre dió miedo incluso sin necesitar hacer nada, su solo presencia imponía respeto; pero aquella muchacha parecía influenciar sin problemas sobre el próximo rey de Susumira, algo que no había logrado nadie, ni siquiera su primer amor, Lady Krasa D'Luxe, ahora reina de Fontana.

Cuando el príncipe Carpio apareció en la residencia donde ella estaba habitando, tenía en claro lo que quería de aquel apuesto y colosal hombre; en un momento de la noche Karoly lo llevó a la habitación y empezó a realizar movimientos sensuales mientras se iba despojando de cada una de sus prendas; hace unos días Carpio le había dicho que se quedara con él, que estaba dispuesto a hacer lo necesario para compartir su vida con ella; sin embargo, ella tenia otros planes.

- "No me tientes. Te dije que quería una vida contigo, y tú pareces solo querer jugar conmigo, niña", dijo Carpio tratando de refrenar su deseo, no podía creer que esa muchachita lo tuviera a merced de sus deseos.

Ella posó sus manos sobre él, donde quiso, el tiempo que quiso y de la forma que quiso.

- "Te estás muriendo de las ganas, tu boca dice una cosa, tu gran amigo dice otra", expresó Karoly con voz seductora.

Ella se dio media vuelta y él se acercó a su cuerpo; ella sabía que la tentación había sido servida una vez más. Ella estaba clara que esa sería la última vez, que debía alejarse de Susumira lo más pronto posible, pero tendría su última noche con ese coloso de cabellos rojos, a quién hace poco le entregó su virtud y tal vez corazón, pero no iba a renunciar a su libertad por alguien que quizás con el tiempo se terminaría aburriendo, esos eran los antecedentes del príncipe Carpio y no iba a ser ciega para no verlos.

Carpio se llevó la cabeza hacia atrás sintiendo como Karoly se pegaba más y más a su cuerpo, ella sentía con devoradora pasión las líneas de los músculos del hombre que tenía enfrente, sentía como él se tensaba mientras ella quitaba los botones de la camisa.

- "Sé el descarado que siempre has sido, hazme el amor con locura, deja las huellas que quieras dejar, pero no te atrevas a retroceder", dijo Karoly con expresión seductora, con esa mirada que Carpio solo podía entender como absoluta lujuria.

El príncipe de Susumira no le dio tiempo para decir nada más, la besó apasionadamente en un baile de labios incontrolable, íntimo, profundo, intenso, inolvidable.

Mientras la ropa se iba desprendiendo, dejando la piel expuesta de unos cuerpos que ambos deseaban entre sí. Él la tiró sobre la cama y ella lo llamaba con una mano mientras con la otra se tocaba a sí misma, él ya había perdido la cabeza y el deseo de poseerla una vez más era incontrolable desmedido y angustiante.

- "No sé qué me has hecho, pero después de ti cualquier otra solo es insignificante", le susurró al oído, para luego morder su lóbulo de la oreja derecha, provocando que a Karoly se le escapara un gemido.

Luego el depositó besos excitantes en el cuerpo de Karoly, deteniéndose en sus zonas más sensibles dejando la lista y completamente excitada; y empezó a posicionarse entre sus piernas; ella ya había comprobado que cada parte de Carpio era correspondiente a su colosal figura, aquello no era la excepción, eso en lugar de detenerla le encendía aún más.

Carpio lentamente fue deslizándose en el interior bastante húmedo, de la mujer que ha trastocado su mundo, haciéndolo adicto a ella.

Karoly empezó a gemir, al sentir como una vez más él se habría paso en su interior. Él le susurró "tú lo querías yo solo obedezco", mientras estaba completamente dentro de ella.

Carpio la devoraba con intensa pasión, cumpliendo con el requerimiento que ella misma ha provocado; se hacían el amor con locura. Esa noche fue una sesión de pasión desenfrenada, el sonido de sus cuerpos sudorosos golpeando entre sí, los gemidos de ella, el gruñido salvaje de él se escuchaban en la habitación.

Las gotas de sudor de él goteaban y se deslizaban por aquellas redondas, firmes y tersas cumbres que adornaban el tórax de su amada, quien gemía una y otra vez cuando sentía la tremenda virilidad de Carpio golpeando como volcánica fuerza en su interior.

Ella llevó su cabeza hacia atrás, quería sentir con la encendida piel de sus cumbres, el torso desnudo de Carpio, mientras una y otra vez el baile de sus cuerpos les daban el placer que habían buscado.

Karoly ya no tenía control de su cuerpo, el placer inundaba su ser y toda ella vibraba; mientras llegó al clímax y dejaba escapar su esencia, él dio aquel gruñido de satisfacción absoluta, que jamás había sido tan intenso y embriagador.

No fue la única oportunidad de hacer el amor aquella noche, no pararon hasta que sus agotados cuerpos encendidos no pudieron más; se dieron un baño, luego del cual se recostaron en un abrazo íntimo que los llevó a dormir.

Cuando Carpio despertó, su amada Karoly no estaba a su lado, solo había un pergamino con una nota absurda de despedida. El príncipe de Susumira buscó en toda la residencia sin encontrarla, ordenó a todos sus hombres ubicarla bajo cualquier precio, bajo cualquier circunstancia, bajo cualquier medida, bajo cualquier opción; sin embargo, ya se había ido sin dejar ningún rastro.

Ese día Carpio descubrió que ella hablaba en serio cuando le dijo "aunque haya sido el primero y el único hombre en mi vida, Carpio eso no te da derecho a nada de mí".

Dos semanas después, Carpio fue a buscarla en Fontana, la noticia era que la hija del Duque de Husag se estaba casando, la desmedida angustia lo siguió, lo cegó, y fue buscarla a aquella iglesia, al ingresar al lugar sintió su cuerpo temblar, cuando escuchó al monje principal declarar a la pareja como marido y mujer, su corazón se paralizó en ese instante, sintió lo que jamás había sentido, abrirse la tierra bajo sus pies y el corazón destrozado.

Hace seis meses, en el reino de Fontana...

El duque de Husag mira el horizonte, su hija a cumplido dieciocho años y cada vez se parece más a su verdadera madre, durante todos estos años a pesar de conocer que su hija tiene el suficiente carácter para soportar la verdad, no se atrevió a contarle la verdad sobre su origen, teme que al saberlo quiera descubrir más sobre sus verdaderas raíces.

Afortunadamente, ha nacido sin poder mágico alguno, lo que ayudó a ocultar el hecho de que lleva consigo una herencia de poder inimaginable, y de gran maldad, conocidos en las antiguas leyendas como los demonios del fuego.

El duque de Husag cada vez que ve a su hija, con esa actitud beligerante y esa fuerza física increíble para una chica de su apariencia, le recuerda que ella pertenece a un mundo de caos, desolación y muerte; ha querido alejarla lo más posible de aquello, pero le ha resultado imposible, hacer algo más radical podría significar sacar a relucir la verdad.

Lady Karoly está en la sala principal del palacio de Fontana, lleva en sus brazos al hijo de tres meses de sus mejores amigos, Georgeus y Krasa, son los príncipes herederos de aquel reino; le está haciendo caritas al bebé para que sonría, solo que el pequeño sigue con la cara seria.

- "Vamos príncipe Fortem, una sonrisita para la tía Karoly, vamos, tan guapo usted y no me regala ninguna sonrisa", expresó Karoly inútilmente, el pequeño bebé no le sonríe.

Karoly suspira, siente los pasos de alguien,el pequeño príncipe Fortem sonríe automáticamente, estirando sus pequeños brazos; su madre se acerca y le da un beso cariñoso.

- "Te asustó la tía Karoly, ¿verdad?", dijo la princesa Krasa a su pequeño hijo, mientras lo miraba tiernamente. "¿Qué haces con toda esa indumentaria encima, Karoly?, ¿vas a pelear una guerra?", preguntó al verla ataviada como una arquera.

La joven Karoly en los últimos meses había desarrollado una belleza increíble, y a pesar de su fuerte carácter habían surgido algunos pretendientes, que ella había rechazado sin dudar, pero que seguían en negociaciones con su padre; quien quería de una vez comprometer, temía que la intrépida señorita terminara en graves problemas si no la detenía de una vez por todas.

- "Voy a participar del torneo de luchas por la bienvenida al Príncipe Fortem, el único momento en que se permite la inscripción a cualquiera con un seudónimo y voy a demostrar que soy la mejor en arquería", respondió Karoly con la mirada vivaz que le caracterizaba.

- "Creí que habías renunciado a eso cuando te inclinaste por la salud. Es muy peligroso, en los torneos de batallas no se inscriben mujeres", comentó la princesa Krasa preocupada.

- "Sí se inscriben, si no que todas son del reino de Susumira, pero como la identidad va a estar oculta, seguro todos pensarán que soy de aquel lugar", dijo Karoly emocionada.

- "Ay Karoly, no vas a cambiar nunca. Sé que piensas muy diferente a mí, ¿en verdad no tienes ganas de una familia?, ¿de un bebé?", cuestionó la princesa Krasa.

- "Sé que a los dieciocho años, como yo, todas en el reino o están casadas o ya tienen un prometido, y pasados los veintiuno mejor te metes a un monasterio, a menos que seas una belleza cautivante y con riqueza propia; pero si te soy sincera, nadie en Fontana ha llamado mi atención, nadie comparte lo que yo quiero, amo que tú disfrutes esta vida; solo que a mí me gusta el aire libre, la aventura, las emociones fuertes, tendría que encontrar a alguien que entienda todo eso, para sacrificar mi amada libertad absoluta, cuando encuentre a ese hombre te aseguro que se convertirá en el padre de mis hijos", respondió Karoly con una sonrisa, cruzando los dedos y bromeando.

La princesa Krasa solo sonríe, y sigue jugando con el pequeño bebé Fortem, mientras ve a su amiga salir, seguro con todas las ganas de demostrar que es la mejor arquera y rogando que no se vaya a meter en problemas, como solía hacerlo.

El torneo ha empezado, solo cuando han llegado los combates finales, los que ganen cada competición recibirán un premio especial de parte de los reyes; además de la comunicación a todos los reinos de los nombres de los campeones.

Karoly ha pasado cada una de las competiciones con su identidad secreta; sin saber de quién se trataba, el príncipe Carpio heredero de la corona de Susumira ha seguido sus competiciones, supone que pertenece a su reino, pero le extraña que no la reconozca, especialmente si aún usando la ropa de arquera esa mujer no ha podido ocultar la belleza de su cuerpo; y eso no es algo que pase por alto fácilmente.

- "Tendrás que esperar, Carpio, y rogar que gane este evento para que llegue a la final. Nadie sabe quién es ella, y créeme hay varios interesados en descubrirlo", dijo Lord Halal, amigo del príncipe Carpio de Susumira.

- "No lo dudo, está perfecta, si ya así es un deleite para los ojos. He buscado en Susumira la adecuada para casarme, y no la he encontrado, la reina ya está perdiendo la paciencia. ¿Dónde ha estado que no la pude encontrar?", preguntó el príncipe Carpio.

- "Quizás no hemos pensado que ella ya no esté disponible, quizás este casada", respondió Halal.

- "No vengas a salarme; no digas eso, tan atractiva que está. Espero que gane, así que al final la tendré frente a frente", comentó Carpio.

El príncipe heredero de la corona de Susumira, sigue mirando la participación de Karoly; cuando por fin ella vence, él sonríe, pronto la tendrá frente a él y descubrirá quién es la mujer que está volviendo locos a todos los hombres de Susumira que participan en la competición.

Llegó el momento, de la final de arquería, el heraldo anunció el primer finalista "Su Alteza Real, príncipe heredero de Susumira", para luego anunciar a la segunda finalista "Lady Karoly del ducado de Husag del reino de Fontana".

Ante el anuncio todos se asombraron, el duque de Husag apretó los puños, su hija lo había hecho de nuevo, ponerlo en una situación incómoda, tal vez ha llegado el momento de decirle la verdad.

El príncipe Georgeus, mejor amigo de Karoly, se puso de pie, una cosa era dejarla jugar a ser una guerrera aventurera otra cosa era tenerla en la competición; la princesa Krasa tomó la mano del príncipe y le indicó sentarse, era demasiado tarde para detener todo.

Carpio no podía creer que una mujer de Fontana, era la brava amazona que todos supusieron de Susumira y desearon con mayor o menor grado.

- "La última vez que te lance una flecha, rojito, te advertí que tenía una habilidad natural para la arquería", comentó Karoly sonriendo y mostrando sus hoyuelos.

El príncipe Carpio cuando lo nombró "rojito" recordó a la niña salvaje que detuvo su paso hace años cuando estaba molesto por los sentimientos de Krasa y Georgeus. "No puede ser que esta mujer increíblemente atractiva, pueda ser la misma niña salvaje; ¿una delicada rosa de Fontana pudo derrotar a arqueros feroces?", se cuestionó Carpio.

Tal habilidad tenía la flor de Fontana que terminó derrotando al príncipe heredero de Susumira, dejándolo extasiado por su habilidad y belleza; sin esperarlo, terminó derrotado por la niña salvaje de ojos avellanas que se había convertido en una exquisita belleza y que había despertado su deseo innegable de conquistarla.

Ese día en que Carpio quedó impresionado por Karoly, no dejó de observar cada uno de sus movimientos; notó la sonrisa que se le dibujó en el rostro cuando estaba en el grupo de los ganadores, tenía una expresión angelical en el rostro, tan contradictoria a su expresión salvaje mientras lanzaba las flechas; esa aparente contradicción la hacia única.

Él había ganado en las justas con lanzas y se acercó aquella, quien la miró de pies a cabeza, sin expresar la solemnidad que correspondía a un príncipe heredero de un reino de Hurmaya.

- "¿Tengo algo en la cara?, rojito", dijo Karoly sin mirarlo.

- "¿Qué fue lo que le hice?, creo que se le olvida quién soy", expresó Carpio con seriedad.

- "Sé muy bien quien es, un infiel, que estaba comprometido con mi amiga, pero se revolcaba con otra. En el fondo se lo agradezco, ella encontró a alguien mucho mejor; yo defiendo a mis amigos a muerte", manifestó Karoly con mirada fija en el príncipe de Susumira.

- "Entiendo que sea su amiga, pero actúa como si la hubiese engañado a usted, creo que ella ha superado perfectamente eso", aseveró Carpio con autosuficiencia.

- "Si me hubieses engañado, ahorita ya no serías hombre. ¿Qué haces intentando hablar con una mujer de Fontana?, los de Susumira nos consideran demasiado dulces, nobles y tontos. ¿Te gusto, rojito?", preguntó Karoly acercándose más a Carpio.

El príncipe de Susumira tragó saliva, esa muchacha no se reservaba nada, no tenía nada de la imagen de dama modosita de Fontana, era vibrante, salvaje, irreverente, tenía una mirada que traspasaba el alma, y te obligaba a no dejar de mirarla, ninguna lo había retado a si en su vida. Carpio no respondió porque los reyes de Fontana ya habían llegado a premiar a los ganadores.

Cuando los reyes terminaron la premiación, subieron nuevamente al podio, el pequeño príncipe Fortem lloraba sin cesar, así que sus padres, Georgeus y Karoly no subieron a dicho lugar, y se estaban alejando rumbo al palacio de Fontana, cuando escucharon la explosión que estremeció todo.

Carpio instintivamente cubrió a Karoly, para que las maderas y piedras que salieron volando no le cayeran encima; ella se sintió extraña cubierta por el gigantesco hombre, podía sentir latir al vigoroso corazón del príncipe y mientras él se iba reincorporando ella se sujetó de sus fuertes brazos, en verdad aquel príncipe era un coloso, pensó que si quisiera la podía romper sin problemas.

Mientras la tenía cubierta, él notó la grácil figura de la muchacha de ojos avellanas, mientras sus dedos se posaban en aquellos castaños cabellos que tenían suave olor cítrico que lo envolvía. Cuando ambos se separaron, se quedaron mirando, esa cercanía los puso nerviosos, pero de ahí los gritos lo hicieron mirar alrededor.

Los oficiales están buscando a los reyes de Fontana, están desesperados parece que los monarcas están debajo de los escombros, Carpio y Karoly también corren hacia el lugar, para ayudar a buscar; lamentablemente después de los extenuantes intentos, solo encontraron los cuerpos inertes de los reyes.

Karoly fue corriendo hacia la princesa Krasa, su mejor amigo, quien se había quedado con el bebé Fortem en los brazos, el príncipe Georgeus se había apresurado para llegar el lugar; cuando encontraron los cuerpos de sus padres, se arrodilló a su costado, jamás se había quebrado como ese día; parecía que se hundiría en el dolor.

- "Tienes una esposa y un hijo para quienes tú eres su mundo, y Fontana ahora se sostiene en ti, sé que es duro y desolador, pero si te derrumbas, lo que ellos construyeron quedará reducido a cenizas", dijo Carpio poniendo su mano sobre el hombro de Georgeus.

Georgeus jamás imaginó que recibiría de Carpio las palabras que en ese momento necesitaba para mantenerse en pie, pues ese lamentable suceso lo convirtió en ese tiempo, en el monarca más joven de los reinos de la comunidad mágica de Hurmaya.

Días después de celebrar los funerales y la coronación de Georgeus y Krasa como los reyes de Fontana, el Duque de Husag pidió hablar en privado con su hija Karoly.

- "Este es el pergamino de respuesta para Lord Mortw hijo del Duque de Krota, con quien te casarás", dijo el duque de Husag mirando a su hija.

- "Pero, padre, ¿qué significa esto?, me dijiste que me darías tiempo para escoger", replicó Karoly.

- "Eso fue antes de que hicieras un espectáculo en el torneo, ¿cómo te atreviste a competir?; antes de eso, tenías varios pretendientes, ahora casi todos han retirado su oferta y no voy a tolerar más tu atrevido comportamiento. Como ves en el pergamino he puesto un largo plazo para que se efectúe la boda y tengan tiempo de tratarse y te hagas a la idea que te vas a casar. Pórtate ya como una mujer comprometida; y si te revelas a aceptar no entonces me veré obligado a dejarte sin título noble, serás una plebeya, y la única forma de que te quedes en esta casa sería como empleada ya no como mi hija", aseveró con firmeza el Duque de Husag.

- "¿Crees padre que tengo miedo a ser una plebeya?, qué va a evitar que busque mi propio destino, buscaré mi carta de emigración y me iré de acá para no humillarte más", dijo Karoly, tratando de no parecer nerviosa.

- "Si vas a pedir al rey Georgeus que te dé la carta de emigración, me verás obligado a confesarle la verdad de tu origen", expresó el duque con severidad.

- "¿La verdad de mi origen? al fin vas a hablar de mi verdadera madre, entonces debería hacerlo debería pedirle a Su Majestad que intervenga, así por fin podré saber la verdad que ocultó celosamente todo este tiempo", comentó Karoly con esa sensación nerviosa de querer saber más.

- "¿En verdad quieres saber?, ¿Vas a ir a buscarla?, estoy intentando protegerte", preguntó desesperado el duque.

- "sí, lo necesito; sabes perfectamente que busco esa verdad por años", respondió Karoly sin titubear.

- "Karoly tu madre no pertenece a ninguno de los reinos de un maya tu madre proviene de tierras lejanas", dijo el duque.

- "¿Qué dices padre?", inquirió Karoly.

- "La conocí en Rojo, es un lugar lleno de árboles con hojas rojas, que está entre la frontera de Fontana y Susumira, más allá están las tierras que ningún Hurmaya debe pisar.Si buscas a tu madre, tal vez pierdas la vida", dijo el duque.

Karoly quedó mirando a su padre, no importaba las consecuencias pensó Karoly, necesitaba saber toda la verdad.

Días después, el príncipe Carpio sobre su negro corcel ha ido bajando despacio de las inmensas montañas del límite de su reino Susumira con tierras desconocidas, que algunos feroces hombres osaron traspasar, convirtiéndose en su último viaje, no hubo retorno para ellos, supuso su muerte sin cadáver que enterrar.

Ese fue un viaje que él quiso realizar en la búsqueda de un viejo amigo, el príncipe Lurol, quien dejó todo por una extraña mujer, que jamás le dio buena espina, necesitaba informarle sobre la muerte de sus padres.

Ha sido largo el camino e infructuoso, no tiene más opción que regresar, ha pasado muchos días fuera, seguro cuando regresé tendrá a los ministros y los miembros del concejo real, pidiendo explicaciones de sus acciones; tal vez iba a ser el nuevo rey, pero hasta que eso suceda parece estar a merced de aquellas autoridades.

El príncipe Carpio bajó del caballo, vio un hermoso lago de color azul intenso de pronto escuchó el chapuzón y una mujer envuelta en una bata blanca empezó a nadar en un inicio quiso retroceder pero aquella bata se le había pegado al cuerpo de aquella mujer de cabellos castaños, era hipnotizante verle el cuerpo dibujado debajo de aquella tela que parecía no cubrirla, su piel era tersa luminosa y tonificada, la seducción para cualquier hombre.

Mientras veía la piel lisa y brillante de aquella mujer al mojarse en las aguas del lago, siente como se ajustan más sus pantalones ante el innegable deseo que se le habia despertado, no entendía cómo si su conciencia le gritaba que se aleje, su cuerpo se mantiene inmóvil, viendo las gotas recorrer lentamente el cuerpo, cuando ella lavó su cara, Carpio pudo notar que se trataba de Karoly, una vez más la salvaje muchacha de Fontana lo tenía envuelto en el deseo.

Karoly volteó de repente y quedó mirando todo alrededor porque sintió que alguien la estaba observando; Carpio se alejó un poco, temía que ella lo viera, seguramente aumentaría aún más la terrible imagen que ya tiene de él; pero ¿qué hacía esa chica en Rojo?, se preguntó.