En la familia Salto Pilar una de las familia más reconocida, por ser la mayoría Alfa dominante, y puros .Casi nadie de la familia era Omega, con excepción de la mí., yo era el único Omega Dominante.Al principio, no me interesaba eso porque era chico en aquel entonces, pero a medida qué crecía puede notar el desinterés de mi padre hacia mí.
- Padre, ¿por qué no puedo ir a la empresa contigo? si bien puedo manejar la empresa muy bien, como mis hermanos, padre no porque sea Omega me tienes, que menospreciar - respondió David, mirándolo, fíjame.
- Mira, David, no tengo tiempo para tus tonterías absurdas. ¿Tú, un Omega, queriendo manejar una empresa?, como si no sabes nada. Con burla, sé dirigió hacia su hijo Enrique
Muy bien sabía que era un Omega, y que en los ojos de mi padre no era nada el simple hecho de estar aquí es un disgusto, y decepción para él, pero eso no me dejó doblegar a lo que me estaba proponiendo.
- Lo sé padre sé que no sé mucho sobre la empresa, y lo relacionado pero eso no significa que en el futuro no lo sepa. A demás tú nunca me lo has enseñado ¿cómo quieres que sepa hacer?, a diferencia de mis hermanos en tus ojos yo no valgo nada o que - contestó David con disgusto.
Al ver a su padre marchándose dejándolo, con la palabra en la boca sin siquiera tomarlo en cuenta se puso a pensar que castigo había recibido, para que su familia lo tratara así... Sumido en la soledad sin sentir ni una pisca de cariño de él solo se podía refugiar en los brazos de su madre eso pensaba, pero ni él estaba aquí.
- Disculpe joven David la cena ya esta lista si quiere le puedo servir - la señorita Sarah era una de las chicas que trabaja en casa era amable, bondadosa y humilde era la única amiga que tenía - eso se decía David así mismo.
- Gracias Sarah no te preocupes de que yo me puedo servirme a demás solo somos nosotros dos- respondió David.
- ¿Como otra vez?.. Y que paso con su padre, y hermanos disculpa por el atrevimiento, pero usted se esmera en hacer las cosas bien y mire como les dejan - Sarah podía ver como la familia Salto le trataban así sin ningún interés asta yo sentía tristeza por el.
- No te preocupes de que ya estoy acostumbrado en recibirse los desplante de mi familia mejor vamos a cenar nosotros no ahí que desperdiciar la comida - contestó David ocultando la tristeza debajo de una tierna y cálida sonrisa.
A medida qué la noche caí era un día más de soledad yo estaba en esta enorme casa sentado en una enorme mesa rústica de madera todo lucia a la perfección, pero de que serbia si nadie de mi familia estaba al ver a Sarah no pude aguantar las lágrimas que se caían por mi mejilla.
- Al verlo romper en llanto me sentí tan mal porque bien sabía la soledad que estaba pasando no dudé en darle un abrazo - no estés así David no merece que derrames ni una sola lágrimas por ellos - contestó Sarah.
Era un día norma y un nuevo comienzo ya se hacía presente la luz cálido del sol ya siento, en la ventana con la brisa mañanera todo era hermoso, todo parecía normal y tranquilo.
- Bueno David ya es hora de levantarme, eso me decía a mi mismo que hoy es un nuevo inicio de facultad y no ahí que perder tiempo al tomar impulso en salir de la cama en ir a prepararme me tome algunas horas total siempre llegaba a tiempo. Al buscar en el armario de ropa vi un conjunto de ropa que me gustó mucho no dudé en tomarlo y ponerlo, en la cabecera de la cama en eso me fui a bañarme el agua se sentía cálido recorriendo mi cuerpo me sentía tan relajado, que no quería salir al paco tiempo tome una toalla y me puse al rededor del cuerpo no tarde en ir a vestirme era una remera blanca ajustable, con un pantalón y un zapato color blanco sin más sali de mi habitación en ir al comedor.
- Al llegar en el comedor, pude ver a mi padre, sentado en la cabeza de la mesa. Tenía puesto su traje de trabajo .Era algo extraño verlo en casa., casi nunca se quedaba a desayunar, ¡Buen día padre! ¿cómo estás? le dijo David a su padre.
- ¡Buen día!, si vas a desayunar, apúrate, que hoy te llevo. Necesito hablar contigo, sin excepción alguno, mientras se dirijo a su hijo Enrique.
- El silencio invadió el lugar donde estábamos por la frialdad de mi padre., no obstante, me llenó de curiosidad de lo que quería hablar. Sin más dudarlo… Está bien, enseguida voy, puedes irte delante - contestó David.
-Al terminar de desayunar, tome mi llave del vehículo. No tarde en salir de casa era casi las 7 de la mañana. Aún era temprano en eso, vi salir a mi hijo de la casa, un tanto apurado. No sabía por qué quería tanto llamar mi atención., no le bastaba con tenerlo todo. El simple hecho de haberme arrebatado a mí ser amado me llenaba de enojo. No lo trataba como a mis ojos hijos. ¿Hasta qué por fin llegas, ¿no te piensas subir?, - contestó Enrique, fríamente a su hijo.
- Al oír la frialdad con la que me estaba hablando, me sentí triste porque ya me había ilusionado pensar que quería convivir más tiempo contigo, - Ya voy, ¿por qué el apuro, padre? Si aún es temprano - respondió David.
En todo el camino que íbamos, ni uno de los dos se dirigió la palabra., la soledad se hacía presente en todo el trayecto. Hasta qué el momento de hablar llegó. Al estacionar el vehículo en un punto casi cerca de la facultad tomé la iniciativa., ya tenía en mente lo que le iba a decir.
- Bueno, el punto de traerte en la facultad porque quería conversar contigo de algo importan. Verás, uno de mis socios está interesado en ti y quiero que lo conozcas, como que ya eres adulto y nunca te vi tener pareja una buena oportunidad para ti - respondió Enrique.
- Al oír a mi propio padre hablar así, me sentí triste y tan enojado, al punto de sentir asco. Era un sentimiento que desbordada en mi., no podía creer lo que está escuchando de mi propio padre., ¿ Te volviste loco, padre? ¿Para ofrecer a tu propio hijo a cambio de que? ¿ Acaso me vas tan nesesitado para ofrecerme asi como una p*ta barata - respondió David sin esperar más nada salió del vehículo dejando a su padre con la palabra.
Para mí, la vida no era tan justa. Nunca había recibido ni un cariño ni un abrazo ni siquiera una visita en la fiesta en las que participaba en la escuela o en la primaria.
Nada era justa cómo si no tuviera familia, pues era obvio que era la vergüenza de la familia más reconocida, y yo era una simple y asquerosa mancha para ellos. Y pensar que hoy iba a ser el día más feliz de mi vida, pero toso eso iba a terminar con una sola palabra de mi padre. No entendía el porqué me había tratado así; nunca he fallado en casi nada, y entonces, ¿por qué esa necesidad de humillarme a tal punto de ofrecerme a sus clientes a cambio de tener más poder? Entonces, ¿qué era yo para él?. No era absolutamente nada antes sus ojos.
En eso me dispuse a doblar la esquina sin darme cuenta, choque con un chico. ¡ Oh, disculpa! No me fije en eso. Levanté la mirada era un chico de pelo claro con unos ojos marrón. A simple vista, desprendía una superioridad imponente, pero aún desprendía un olor fuerte; era a chocolate. A simple vista era un Alfa, a los que más odiaba.
- Hola, ¿qué tal? No te preocupes, la culpa también es mía por no poner atención. Mucho gusto, Soy Tomás Balcón Guerra. Al mirarlo, sentía las fermonas de este chico; tenía un olor peculiar, era a miel, un olor suave pero a la vez adictivo. Al verlo a los ojos pude ver un disgusto que no entendía.
- No te preocupes. Sin saber qué más decir, me dirigí hacia la facultad sin mirar hacia atrás. La sensación que me hizo sentir me disgustaba al punto de no decirle mi nombre, pero ¿que rayos fue eso?, se decía así mismo David. Al entrar en el salón, pudo ver a su profesor sentado en la mesa alado su maletín. Al dirigir hacia él, Bueno días, profesor.
- Bueno días, pasa, toma asiento, alumnos contento con amabilidad el profesor.
Al mirar hacia atrás, pude ver al Alfa con quien había chocado; era ni más ni menos que mi compañero de clase. Al ver su mirada puesta en mi sentí, como la sangre se me ardía y el corazón latir; era una sensación que nunca había experimentado. Sentí tan enojo que, sin dudar más, me fui a mi asiento. - ¿por qué justo él tenía que ser mi compañero de clase? se decía así mismo David dirigiéndose a su lugar.
- Hola, ¿qué tal?, ¿puedo sentarme contigo? Mucho gusto soy Salís Texas Real - contesto Salís.
Al mirarlo, pude ver que no era ni tan alto ni tan bajo; a simple vista se podía decir que era Beta por que no desprendía ni una fermonas.
- Si claro, tómalo con amabilidad dirigiéndose hacia él - yo me llamo David Salto Pilar,- dirigiéndose
- El gusto es mío - contesto Salís.
- Bueno, chicos, ya veo que ya están todos, me voy a disponer en llamar la lista - respondió el profesor.
A medida que llamaban la lista se podía oír a los alumnos dar asistencia. -Al ver que están todos, les diré que en los últimos años que van a pasando quiero que lo aprovechen por ser el último. Sin más saca una cajita de su mesa de cajón. Bueno chicos, ya que hoy es un gran día, quisiera que formarán equipos de 4 integrantes para un proyecto que quiero que hagan. Sin más, llamare al primer grupo que integra Salís, Ivan, Tomás y David; ustedes se encargarán del tema de las adicción - respondio el profesor.
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