Olivia Vélez, una joven colombiana de 18 años, reside en Bogotá. Posee cabello negro y ojos castaños. Su padre, un oficinista de 40 años, trabaja en una entidad gubernamental. Es un hombre ejemplar que ha inculcado a su hija valores como la responsabilidad y la honestidad. Trabaja de 8:00 am a 5:00 pm, y al regresar a casa, es recibido por su amada esposa de 41 años, quien es ama de casa y además gestiona un negocio de venta de productos de belleza por internet. Ella tiene cabello rubio y ojos castaños, y se levanta a las 5:00 am para cumplir con sus labores domésticas, incluyendo la preparación del desayuno y almuerzo, que empaca en recipientes para que su hija y esposo puedan calentarlos.
Olivia, por su parte, es universitaria y estudia administración de empresas en la Universidad Nacional. Destaca como la mejor estudiante de su clase, ocupando el primer puesto. Aunque no es muy popular, prefiere dedicar su tiempo al estudio en lugar de participar en fiestas como lo hacen sus compañeros.
Un día, un atractivo compañero de clase llamado Juan Valverde, conocido por ser mujeriego, hace una apuesta con otros chicos sobre Olivia. A pesar de las objeciones de algunos, Juan acepta la apuesta con confianza en su apariencia y habilidades de seducción.
Juan Valverde: Olivia tiene un buen cuerpo, no es la más bonita de la universidad.
Chico rubio: Sí, tienes razón. Lástima que sea plana con ese cuerpo y cara. Si tuviera un poco más de pecho, estaría muy buena.
Chico de gafitas: A mí me parece que es una chica linda e inteligente.
Chico pelo negro con aretes: ¿Cómo será en la cama? Oye, Juan, ¿aceptas una apuesta?
Juan Valverde: ¿Apuesta? ¿Cuál sería y cuánto ganaría?
Chico pelo negro con aretes: Si logras llevar a la cama a Olivia, te doy 500.000 pesos.
Juan Valverde: Qué fácil voy a ganar ese dinero. Tengo una cara muy hermosa y con solo una palabrita, me la llevo a la cama. No hay ninguna mujer que se me resista. Le pediré que sea mi novia y ella aceptará inmediatamente. Luego, en una cita, la llevaré a un motel a disfrutar.
Chico de gafitas: Ustedes son personas despreciables. No deberían hacer eso a una mujer. Está mal. Las mujeres merecen respeto. Un hombre debe tratar con respeto a una dama.
Chico rubio: Estoy de acuerdo con el gafitas. Apostar a una mujer por dinero es muy bajo. Vas a hacerla sufrir mucho si se entera.
Juan Valverde: Ustedes dos son chicos buenos, pero yo soy un chico malo. La conquistaré, la haré mi novia y me la llevaré a la cama. Ganaré 500.000 pesos y, si ella vale la pena, podría continuar con ella. O si es muy buena en la cama, no la dejaré.
Chico pelo negro con aretes: Una cosa, los sapos mueren aplastados. Cuídate de filtrar la apuesta.
El chico de gafas, visiblemente molesto, lanza un puñetazo al chico de aretes en la cara y se retira de la escena. El chico de aretes, sorprendido por el acto de violencia, se ríe, siendo la primera vez que alguien se atreve a enfrentarlo de esa manera, sobre todo considerando que el chico de gafas es tímido y tiene una apariencia normal.
En un lugar apartado, una voz siniestra se comunica con el chico de pelo negro con aretes.
Chico de aretes: Todo está listo. La muchacha caerá en la trampa muy pronto.
Voz siniestra: Si la muchacha resulta ser un buen sacrificio, tendrás mucho dinero.
Chico de aretes: Si es un excelente sacrificio, no te arrepentirás.
Juan Valverde se dirige al salón para hablar con Olivia, quien se encontraba concentrada leyendo un libro de física. Al acercarse, Juan inicia la conversación con ella.
Juan Valverde: Hola, Olivia.
Olivia: Hola, Juan. ¿Qué necesitas?
Juan: Me gustaría invitarte a divertirte un poco. Sé que estudias mucho y el descanso es importante. ¿Qué opinas de tomarte un tiempo para relajarte y luego seguir con el estudio?
Olivia: Tienes razón en que el descanso es importante, pero no contigo. ¿Crees que soy ingenua? ¿Un chico guapo tratando de invitarme a algo? ¿Estás tramando algo? Solo porque tienes buen aspecto, no significa que las mujeres vayan a rendirse ante ti. Puede funcionar con algunas, pero no conmigo.
Juan Valverde: No eres ingenua, eres muy inteligente. Solo quería tener la oportunidad de conocerte, ya que es la primera vez que hablamos.
Olivia: Seré sincera contigo. No confío en los mujeriegos como tú. Tienes esa aura de chico malo que no me inspira confianza.
Olivia muestra su inteligencia y desconfianza hacia Juan cuando este intenta acercarse a ella. Aunque él insiste, ella se mantiene firme en su rechazo. Juan, frustrado por el rechazo, planea usar la fuerza para conseguir lo que quiere.
En una noche de salida con su amigo, el chico de gafitas, Juan aprovecha un descuido para drogar a Olivia y llevarla a un motel, donde tiene relaciones sexuales con ella sin su consentimiento y toma una foto como prueba para cobrar la apuesta. Esta foto es luego compartida por Gabriel, uno de los implicados en la apuesta, lo que lleva a la difamación pública de Olivia. Olivia se encuentra desconcertada y horrorizada al despertar en una situación que no logra comprender. Al percatarse de un video en el perfil del grupo de la universidad, su mundo se derrumba al descubrir imágenes perturbadoras de ella, participando en una orgía con varios hombres, actuando de manera deshonesta. Incapaz de recordar el suceso, se ve inundada por mensajes de odio y acusaciones en sus redes sociales, tachándola de mujer fácil.
La situación empeora cuando su padre, visiblemente enfurecido, la llama para recriminarle su conducta, despojándola de su identidad y rechazándola como su hija. Olivia, abrumada por la vergüenza y la desesperación, llora desconsoladamente al sentir que ha perdido todo.
Repentinamente, en medio de su angustia, experimenta un suceso aterrador cuando la puerta de su habitación se abre y se cierra violentamente, dejándola atrapada. Las luces parpadean y el televisor se enciende de manera ominosa, proyectando cabezas humanas que entonan canciones siniestras. Ante tal horror, Olivia se desmaya, sumida en el miedo y la confusión más profunda.
Olivia despertó en una habitación sombría, sin ventanas, iluminada apenas por la luz de la luna. Una cadena ataba su pie izquierdo a una enorme piedra. Al intentar moverse, escuchó la voz de una mujer con acento mexicano.
Mujer: ¡Suéltenme! Les voy a chingar su madre.
Una voz masculina respondió fríamente: Vas a quedarte en esta habitación con el otro conejito de indias.
Dos hombres musculosos entraron por la puerta con una mujer morena de pelo negro y ojos castaños. La ataron a una roca pesada, y a pesar de su resistencia, uno de los hombres la golpeó, dejándola inconsciente.
Voz masculina: Qué tonta mujer, los hombres somos más fuertes físicamente. No eres rival para mí. Mira, aquí vas a hacer a una amiga. No va a estar sola, ja, ja, ja.
Otra voz masculina: Vámonos, nuestro jefe nos espera en media hora. Debemos llevarle comida a estas jovencitas.
La puerta se cerró, dejando a Olivia y a la mujer mexicana encadenadas en la habitación. Olivia intentó moverse para ayudar a la mujer, pero la piedra era demasiado pesada.
Olivia: ¡Muchacha, levántate! ¡Maldita roca, no me puedo mover con facilidad!
Mujer con acento mexicano: ¿En dónde chingados estoy? Tú, ¿quién eres? ¿También fuiste secuestrada?
Olivia: Yo me llamo Olivia. ¿Y tú?
Mujer con acento mexicano: Yo me llamo Penélope Santamaría. Mi padre es un importante político en México. ¿Y tú?
Olivia: Soy una estudiante colombiana de clase media. Estaba en un motel, desnuda. No sé cómo llegué allí, no lo recuerdo. Luego, estoy en este lugar aunque recuerdo unas cabezas que cantaban canciones siniestras.
Penélope: Ya veo. Te drogaron para tener sexo contigo. Qué hombre más despreciable. A mí me pasó algo similar. Las cabezas que cantaban canciones siniestras me dejaron desmayada. ¿Es raro?
Olivia: ¿Cómo saldremos de aquí?
Penélope: No hay ventanas, solo se puede ver la luz de la luna. Solo hay una puerta de acero muy pesada, y para empeorar nuestra situación, estamos encadenadas por una roca muy pesada que nos restringe el movimiento.
Penélope luego compartió su historia con Olivia, revelando su complicada situación como hija de un político mexicano que enfrentaba el crimen organizado.
Penélope Santamaría, de nacionalidad mexicana y 20 años, vivía en una mansión lujosa en Acapulco. Estudiaba en una universidad prestigiosa en México. Su padre, Rodrigo Santamaría, era senador del partido Alianza Democrática. Lideraba campañas contra el crimen y había enfrentado numerosos intentos de silenciarlo por parte de los jefes criminales. Esto llevó a que Penélope viviera bajo la protección constante de guardaespaldas altamente calificados.
La puerta se abrió y aparece una mujer de ojos anaranjados, de cabello rojo como la sangre, vestida con un vestido totalmente negro; tenía medio rostro tapado. Les traía la comida en una bandeja. Un pan fresco y agua dejó la comida en el suelo y luego se retiró. A pesar del llamado de ambas, esa misteriosa mujer se fue sin decir una palabra. Ambas comen. Luego de un rato, esa mujer misteriosa vuelve por los platos. Penélope aprovecha con la bandeja, intenta golpearla, pero el golpe la traspasa. La mujer misteriosa lanza una risa macabra, y le dice algo.
Mujer misteriosa: es inútil golpearme, ahora debo castigarte, luego le pediré perdón a mi amo.
La mujer misteriosa con una poderosa garra le arranca el brazo derecho a Penélope; ella grita de dolor. Olivia rápidamente se quita su saco y envuelve fuertemente el brazo arrancado, evitando que saliera más sangre. La mujer misteriosa con una voz macabra les advierte.
Mujer misteriosa: No vuelvas a atacarme o sufrirás las consecuencias. Voy a llamar al médico encargado de que ustedes no lo ataquen.
La mujer misteriosa se retira. Penélope sigue gritando de dolor. Olivia trata de tranquilizarla sin lograrlo, la puerta se cierra, no vuelve a abrirse. Penélope sigue con su historia.
Penélope: Fui a una fiesta con mis guardaespaldas para disfrutar, a pesar de las advertencias de mi padre sobre comportarme con prudencia. Como una joven adolescente, a menudo ignoramos lo que nos dicen nuestros padres, pero ahora lamento profundamente no haberles hecho caso. Durante la fiesta, una banda criminal me secuestró, eliminando a todos mis guardaespaldas sin dejar rastro alguno. El jefe de la banda me llevó a un lugar desconocido, sumiéndome en una situación aterradora y peligrosa. Mis ojos estaban vendados y estaba atada de manos. Alguien me echó agua caliente, y mi cuerpo sufrió algunas quemaduras. Yo grité del dolor, me estaban torturando para que yo les dijera en dónde estaba mi padre o que lo llamara. No accedí, no llamé a mi padre ni les dije nada, siguieron echándome, agua caliente, grité mucho. Luego me quitaron las vendas. El jefe criminal sacó un arma; estaba a punto de morir. De pronto se escucharon unos golpes muy duros. Aparecieron unas cabezas del suelo cantando canciones siniestras, me desmayé del susto, ahora estoy en esta habitación contigo.
Olivia: Ambas fuimos maltratadas, es lo único que tenemos en común el tipo grandote menciono conejillo de indias. ¿Qué tipo de experimento nos van a hacer estos tipos?
Penélope:Será que morimos y estamos en el purgatorio. Viste que ataque a esa mujer, el golpe la traspasó como un fantasma y sus manos eran garras como de lobo.
La puerta se abre, aparece un hombre de unos 40 años que conversa con las muchachas.
Hombre de 40 años: Buenas, mi nombre es Gustav Rangers, soy el médico encargado de ustedes están vivas por el momento, no se les puede decir el tipo de experimento que se les va a realizar hasta que llegan las otras mujeres, sin embargo, les voy a pedir que no hagan tonterías por favor colaboren y tendrán un mejor trato, Penélope te voy a inyectar un reformador celular para que tu brazo se regenere.
Gustav Rangers le inyecta en el cuello a Penélope, el reformador celular, empezó a escribir en un cuaderno lo que veía.
Gustav Rangers: A la paciente se le inyectó el reformador. Está sufriendo mucho dolor, su brazo se está reconstruyendo lentamente.
El brazo derecho de Penélope se regeneró completamente, aunque los efectos secundarios son un dolor inmenso y Penélope empezó a golpearse contra el piso. Gustav Rangers escribía en su cuaderno todo lo que veía para asegurarse de no fallar nuevamente. Ahora le inyecta ese reformador celular a Olivia para saber los efectos en alguien que no ha sido lastimado. Al ser inyectada, Olivia no sintió nada ni signos de locura o de dolor extremo. Gustav, para comprobar la eficacia de su sustancia, sacó de su bolsillo un cuchillo. Toma el brazo izquierdo de Olivia con el cuchillo, le hace un corte muy profundo; luego de unos minutos, el brazo empezó a sanar de forma más rápida.
Gustav escribe su experiencia en un cuaderno.
Gustav Rangers:Parece que el efecto es diferente en cada persona y depende del daño ocasionado al inyectarle la sustancia a la paciente. Olivia no reflejó dolor intenso ni locura momentánea como le pasó a la otra paciente. Gracias por su colaboración, les daré un premio. Esta tarde les espera una excelente comida.
Olivia siente algo raro en su cuerpo. Al pasar unos minutos, siente que su mano está un poco más fuerte, se acerca a la roca en donde se encuentra atada. De un golpe la destroza.
Habla con Gustav al respecto.
Olivia: Qué interesante, cuando me inyectaste con esa sustancia, gané fuerza sobrehumana y Penélope se le creció el brazo Esta sustancia altera el cuerpo a nivel celular.
Gustav Rangers: Sí.
Olivia le indica a Penélope que rompa la roca de un puño. Ella sigue las indicaciones de Olivia, y destroza la roca con un puñetazo. Ahora que ambas se han liberado de esas pesadas rocas, ya pueden movilizarse mucho mejor.
Gustav Rangers (muestra una sonrisita de agrado): Bueno, acompáñame, les daré un premio por su colaboración.
Gustav Rangers las conduce primero a tomar un baño, considerando que han estado encerradas por un tiempo sin poder hacerlo. Luego, instruye a algunos de sus subordinados para que limpien la habitación donde se encontraban ambas. Mientras ellas se refrescan, Gustav les proporciona ropa nueva. Una vez vestidas, las lleva a un exquisito jardín adornado con flores rojas y una mesa elegantemente preparada. Unas amables sirvientas les ofrecen té acompañado de una exquisita carne con champiñones.
En Italia, Mónica Di Valenti es una mujer de 28 años, de belleza arrebatadora, con rasgos faciales que reflejan la pasión y el misterio característicos de su herencia italiana. Su cabello oscuro cae en suaves ondas alrededor de sus hombros, enmarcando un rostro angular adornado con unos penetrantes ojos color avellana que destilan una mezcla de deseo y seducción. Su figura es esbelta y sinuosa, con curvas exuberantes que hipnotizan a quienes la rodean. Mónica tiene una manera de moverse que exuda confianza y sensualidad, cada gesto y cada mirada cargados de un magnetismo irresistible.
Con un estilo sofisticado, pero provocativo, Mónica se viste con prendas que resaltan su feminidad y su sensualidad innata. Su elección de ropa suele ser audaz y reveladora, mostrando justo la cantidad adecuada de piel para dejar a la imaginación a flor de piel.
Mónica ha alcanzado el reconocimiento en películas y series, siendo admirada por su talento y valores. Es vista como un ejemplo de superación personal. Sin embargo, guarda un secreto doloroso. Desde su infancia, su percepción del sexo fue influenciada por la conducta de su padre, quien, al exponerla a la intimidad, sembró en ella una visión distorsionada de la sexualidad. Esto ha desencadenado en Mónica una lucha interna con la compulsión sexual.
Mónica termina de trabajar, está filmando, llama a un acompañante masculino para divertirse con él. Al salir de la habitación del hotel, la llama su manager.
Manager: Mónica te necesito urgentemente, ven a la agencia.
Mónica: Iba a salir a divertirme. ¿Es algo de trabajo o quieres divertirse conmigo?
Manager: No digas tonterías, ven inmediatamente.
Mónica toma un taxi para dirigirse a la agencia de talentos. En ese lugar, el manager le muestra unas fotos muy comprometedoras: era ella saliendo de un motel con varios hombres.
Manager: Mónica eres una figura pública esto nos puede afectar bastante deberías dejar estas tendencias ninfómanas si esto sale a la luz nos veremos afectados económicamente y nuestra credibilidad se puede decaer me preocupa tu comportamiento por eso te haré una cita con un psicólogo para solucionar este problema.
Mónica: Es un comportamiento que adquirí en mi juventud por más que vaya al psicólogo es imposible no puedo cambiar mis gustos me encanta el sexo y no lo puedo evitar soy una ninfómana.
Manager: Entonces será por las malas lo siento, pero no puedo permitir que nos arruines señor Rangers por favor pase.
Gustav Rangers abre la puerta y pasa.
Mónica: ¿Quién es este tipo?
Gustav Rangers: La persona que curará a una ninfómana ¡invocación espectral canción siniestra!
Unas cabezas aparecen en el suelo cantando canciones siniestras Mónica y el manager se desmayan del miedo.
Mónica aparece en una habitación encadenada en una roca con una bandeja de pan fresco y agua.
Mónica: ¿En dónde estoy? ¿Qué hago aquí? Estaba en la agencia de talentos hablando con el manager ese tipo que fue menciono unas palabras será un mago ¿Qué tonterías estoy diciendo?, ¿magia? Esto no es un mundo de fantasía es la vida real.
Una voz femenina le responde era la voz de Olivia.
Olivia: Si hubieras visto o experimentado lo que yo viví la magia sería creíble otra compañera de experimentos bienvenida al infierno.
Mónica: ¿Quién eres?
Olivia: Soy Olivia de nacionalidad colombiana la morena a mi lado durmiendo placenteramente se llama Penélope es mexicana por tu acento debes ser italiana otra mujer secuestrada para experimentos mejor come.
Mónica:He comido comida de mejor calidad un pan fresco y agua soy una artista muy famosa merezco comida de mejor calidad.
Olivia: En este lugar no importa eso esto es lo único que te darán.
Mónica de la rabia bota la comida e intenta liberarse de sus ataduras grita para que la escuchen pero es inútil nadie le responde.
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