“Flashback”
En un pequeño pueblo a las afueras de Londres, se encontraba Laura, una joven mujer de estatura promedio, con una figura esbelta pero con curvas suaves que reflejaban su feminidad, tez clara y suave, adornada con pecas dispersas que le dan un aire de inocencia. Su rostro ovalado estaba enmarcado por una melena ondulada de color castaño, que caía graciosamente sobre sus hombros y resaltaba sus ojos expresivos que eran de un color verde esmeralda que parecía brillar con intensidad cuando estaba emocionada o feliz, pero que se tornaba sombrío cuando estaba preocupada o triste. Tiene labios carnosos y rosados que a menudo se curva en una sonrisa radiante que iluminaba su rostro, tiene una presencia tranquila y serena, pero detrás de esa apariencia hay una complejidad emocional que solo aquellos que la conocen bien pueden percibir, todo eso cambiará al conocer a Carlos.
Estaba muy aburrida en su casa, decidió salir a dar un paseo por el pueblo, admirando la belleza del lugar llegó a la biblioteca local, Laura se adentró en la tranquila biblioteca, el lugar donde ella encontraba refugio entre las páginas de los libros. El suave murmullo de los lectores y el aroma reconfortante a papel viejo llenaban el aire mientras caminaba por los pasillos, examinando las estanterías en busca de su próxima lectura.
De repente, su mirada se detuvo en un hombre que estaba de pie al otro lado de la sala, absorto en la lectura de un volumen antiguo. Su porte era elegante, con una postura que denotaba confianza y seguridad en sí mismo. El cabello oscuro y bien peinado caía en suaves mechones sobre su frente, y sus ojos oscuros estaban fijos en las páginas del libro frente a él.
Laura sintió cómo su corazón empezaba a latir con fuerza en su pecho mientras observaba al hombre misterioso. Sus manos se volvieron ligeramente temblorosas y un nudo se formó en su garganta cuando se dio cuenta de que no podía apartar la mirada de él, ¿Quién era este hombre y qué hacía aquí?.
Viéndolo a lo lejos quedó cautivada, nunca había visto en el pueblo a un hombre como él.
Incapaz de resistir la tentación, Laura se acercó lentamente al hombre, sintiendo la tensión nerviosa en el aire mientras se acercaba. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, pudo ver los detalles de su rostro: la mandíbula cuadrada y definida, los labios firmes y una mirada intensa que parecía leer el alma.
—Disculpa — murmuró Laura, tratando de mantener la compostura mientras se detenía junto a él
—¿Estás buscando algo en particular?
El hombre levantó la mirada del libro y la miró con curiosidad, sus ojos oscuros brillaban con interés a la pregunta de la chica.
—Oh, no, solo estoy hojeando un poco, ¿Y tú?— respondió con una sonrisa amable
Laura se encontró atrapada en su mirada, sintiendo una extraña sensación de conexión con este hombre enigmático que acababa de conocer, la respuesta del hombre fue amable, pero Laura notó una sombra de melancolía en su mirada, como si llevara consigo un peso invisible. Aun así, algo en él la intrigaba y la atraía de una manera que no podía explicar.
—Estoy buscando algo nuevo para leer— respondió Laura, tratando de ignorar el hormigueo en su estómago al estar tan cerca de él.
—¿Tienes alguna recomendación?
El hombre sonrió ligeramente, como si apreciara la pregunta.
—Depende de tus gustos— dijo, con una voz suave pero firme
—¿Qué tipo de libros te gustan?
—¿Enserio te gustaría saber cuáles son mis autores favoritos?— preguntó Laura con sorpresa, y esperanzada de que el hombre compartiera su interés por los libros.
El hombre asintió ante su sorpresa, hizo un gesto con la mano y la invitó a continuar.
—Bueno…., tengo una debilidad por los clásicos— admitió Laura con una risa nerviosa
—Jane Austen es una de mis favoritas, hay algo en sus historias de amor y tragedia que me atrapa cada vez que las leo
La mirada del hombre se iluminó con interés.
—¡Eso es genial! Siempre he tenido curiosidad por Jane Austen, pero nunca me he animado a leer sus libros. ¿Cuál recomendarías para empezar?
Laura sonrió, emocionada ante la idea de compartir su pasión por la literatura con el hombre.
—Definitivamente te recomendaría empezar con 'Orgullo y prejuicio'. Es una historia clásica de amor y prejuicio que estoy segura de que te encantará— habló alegremente Laura.
A medida que avanzaba la conversación, Laura notaba que la tensión inicial empezaba a desvanecerse y era reemplazada por una sensación de comodidad y familiaridad.
Hablaron de sus autores favoritos, compartieron anécdotas sobre sus experiencias de lectura y descubrieron que tenían más en común de lo que habían imaginado.
Laura se dió cuenta de que no se presentaron, no sabía muy bien cómo preguntar por su nombre, pero estaba decidida a preguntar.
—Por cierto, no nos habíamos presentado, me llamo Laura, ¿y tú?— dijo, ofreciéndole una sonrisa tímida pero sincera.
El hombre asintió con una sonrisa amistosa dándose cuenta de ese pequeño detalle.
—Soy Carlos, un placer conocerte Laura
La voz de Carlos era suave y reconfortante, se sintió inmediatamente a gusto con su respuesta.
Durante esa conversación, Laura sintió la necesidad de prolongar su conexión más allá de ese momento en la biblioteca, se armó de valor y le dijo.
—Carlos, ¿te importaría si te pido tu número de celular o tu correo electrónico?— preguntó Laura, esperando no parecer demasiado atrevida.
Carlos le devolvió una sonrisa cálida.
—¡Por supuesto, estaré encantado de compartirlo contigo! ¿Tienes algo para anotarlo?
Laura sacó rápidamente su celular y le pasó a Carlos la aplicación de notas, la cual ya estaba abierta.
—Aquí tienes— dijo
—Puedes escribirlo directamente aquí
Carlos tomó el celular y escribió su número y correo electrónico antes de devolverle el celular a Laura con una sonrisa.
—Listo, ahí lo tienes— dijo
—No dudes en contactarme cuando quieras hablar de libros o cualquier otra cosa
Laura se sintió emocionada al tener una forma de mantenerse en contacto con Carlos.
—¡Gracias Carlos! ¡Definitivamente lo haré!— exclamó Laura extasiada
Con esa promesa de mantenerse en contacto, Laura y Carlos se despidieron en la entrada de la biblioteca, Laura tenía la esperanza de que este fuera solo el comienzo de una hermosa amistad, o tal vez algo más.
Cuándo Laura se alejó del hombre sintió una extraña sensación de emoción en el aire. Había algo en Carlos que despertaba algo dentro de ella, algo que simplemente no podía ignorar.
Mientras se alejaba de la biblioteca se dió cuenta de que se adentraba la luz del sol, Laura se prometió a sí misma que volvería a la biblioteca, esperando encontrarse con Carlos una vez más y descubrir qué más podía surgir entre ellos en ese lugar tan especial.
Decidida a volver a verlo, Laura frecuentaba la biblioteca con más frecuencia de lo habitual, esperando encontrar a Carlos entre las estanterías llenas de libros, pero Carlos nunca apareció, eso desanimó mucho a Laura, hasta que finalmente, su persistencia dio sus frutos.
Una tarde soleada, mientras Laura hojeaba un libro en la sección de literatura clásica, vio a Carlos entrar por la puerta principal de la biblioteca. Su corazón dio un vuelco de emoción al verlo, y se apresuró a esconderse detrás de una fila de estanterías, esperando que él no la viera.
Sin embargo, Carlos parecía estar buscando algo, mirando a su alrededor con una expresión de determinación en su rostro. Laura contuvo la respiración, preguntándose si se acercaría a ella o si pasaría de largo sin siquiera notar su presencia.
Para su alivio, Carlos finalmente se detuvo frente a la sección de poesía, examinando los libros con interés. Laura aprovechó la oportunidad para acercarse a él, sintiendo la adrenalina correr por sus venas mientras se preparaba para hablarle.
—¡Hola Carlos!— dijo Laura, tratando de sonar casual mientras se acercaba a él
—¿Encontraste algo interesante?
Carlos levantó la mirada y la vio, se sorprendió pero estaba complacido de verla.
—¡Hola Laura!—respondió con una sonrisa
—Sí, estaba buscando un libro de poesía para inspirar me un poco. ¿Tú tienes algún autor favorito en esta sección?
—Algo así, es que andaba medio perdida y no sabía cuál elegir, hasta que te vi y quise venir a saludarte— contestó Laura lo más casual posible.
—¿Qué te parece si nos sentamos y hablamos sobre esos libros que tienes en mente?— le propuso Carlos.
Laura asintió ante la propuesta de Carlos y se acercaron hasta la mesa más cercana, se sentaron y empezaron a hablar, no pararon hasta que se dieron cuenta de que estaba empezando a oscurecer, se despidieron y cada uno se fue por su lado.
Después de esos encuentros en la biblioteca, Laura no podía sacar a Carlos de su mente, cada momento libre que tenía, su mente automáticamente se dirigía hacia él.
Se encontraba revisando constantemente su celular en busca de mensajes nuevos, esperando ansiosamente cualquier excusa para volver a verlo.
Con el tiempo las interacciones con Carlos se volvieron más frecuentes.
Laura encontraba pretextos para pasar por la biblioteca con la esperanza de encontrarlo allí. Y cuando lo encontraba, su corazón daba un vuelco de emoción y nerviosismo.
Las conversaciones con Carlos se volvieron el centro de su universo.
Laura guardaba de cada una de sus palabras, buscando pistas sobre sus pensamientos y sentimientos, cada gesto amable de Carlos la llenaba de alegría y cada mirada fugaz la hacía sentir como si estuviera flotando en el aire.
Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba con Carlos, más profunda se volvía su obsesión.
Empezó a buscarlo en las redes sociales, viendo cada foto y comentario en busca de pistas sobre su vida.
Se encontró imaginando nuevos futuros encuentros con él, planeando cada detalle en su mente como si estuviera obsesionada con la idea de estar con él.
A medida que su obsesión crecía, Laura comenzó a descuidar otras áreas de su vida, dejó de salir con sus amigos con la misma frecuencia, prefiriendo pasar su tiempo libre pensando en Carlos o planeando su próximo encuentro.
Incluso su trabajo comenzó a verse afectado, ya que su mente siempre estaba en otro lugar, perdida en fantasías sobre una vida junto a Carlos.
A pesar de los avisos de sus amigos y familiares sobre su comportamiento cada vez más preocupante, Laura no podía detenerse. Estaba tan profundamente atrapada en su obsesión con Carlos que no podía ver más allá de su deseo de estar con él, cueste lo que cueste.
Se obsesionó hasta el punto de seguirlo en secreto y aprendiendo todo sobre su vida a través de las redes sociales.
Ese encuentro casual en la biblioteca había sido el inicio de la obsesión de Laura por Carlos. Desde aquel día, se había convertido en una sombra sigilosa, siempre al acecho, esperando el momento adecuado para acercarse un poco más a él.
Laura había memorizado cada detalle de la vida de Carlos, sabía dónde vivía, dónde trabajaba, que comía, con quien estaba o con quien se encontraba y cuáles eran sus pasatiempos favoritos.
Estudiaba sus fotos y movimientos en las redes sociales como si fueran un arte sagrado, buscando más pistas sobre su personalidad, sus gustos y sus deseos más íntimos.
Hasta que un día unas voces en su cabeza le dijeron a Laura que tenía que enviar mensajes anónimos a Carlos a través de sus redes sociales con todo este descubrimiento, se encontraba extasiada con lo que podía hacer, empezó a enviar los mensajes, continuó enviándole más y más, hasta que se volvió más persistente y amenazante.
Cada vez que veía a Carlos una mezcla de emoción y ansiedad se apoderaba de ella. Se esforzaba por controlar sus impulsos y parecer indiferente, pero por dentro ardía un fuego incontrolable de deseo, obsesión y posesión.
Sin embargo Laura sabía que debía ser cautelosa, no podía permitir que Carlos sospechara de sus verdaderas intenciones.
Por eso, se mantenía en una calma casi inexistente y esperando el momento adecuado para ser parte de su vida de una vez por todas.
Un día, mientras Laura seguía a Carlos por las calles del pueblo, lo vio entrar en una cafetería acogedora. Laura se sintió emocionada por la oportunidad de volver a estar cerca de él, pero también nerviosa por otro reencuentro. Sin embargo, su obsesión superó sus temores y decidió seguirlo dentro.
Laura se sentó en una mesa cercana, intentando parecer casual mientras observaba a Carlos desde la distancia.
Su corazón latía con fuerza mientras lo veía hablar animadamente con el camarero y luego sumergirse en su lectura.
Después de un rato, el camarero se fue, Laura aprovechó la oportunidad para acercarse, cuando se levantó varias personas se sentaron en su lugar, se sintió muy ansiosa por esta gran oportunidad ya que la cafetería se llenó de gente, ella aprovecharía eso para poder sentarse con él y así hablarle.
Con el corazón en la garganta, se dirigió hacia él, tratando de contener su emoción y mantener la compostura.
—Hola, disculpa Carlos— dijo con voz temblorosa, llamando su atención.
Carlos la miró con sorpresa, y le sonrió, Laura sintió una oleada de ansiedad recorrer su cuerpo.
—¿Podría... podría sentarme contigo? Es que ya no hay lugar y quería tomar un café— preguntó tímidamente.
Carlos la miró con cautela, sin estar seguro de qué decir, miró alrededor y se dio cuenta de que el lugar estaba lleno.
Por un momento, Laura temió haber arruinado todo con su impulsividad, pero luego él asintió con una sonrisa amable y le indicó que se sentara.
A medida que Laura tomaba asiento frente a él, se sentía abrumada por la emoción de estar tan cerca de Carlos.
Su obsesión por él había alcanzado un nuevo nivel muy alto, y no había vuelta atrás, Laura se esforzó por mantener una conversación sobre libros con Carlos, aunque por dentro estaba eufórica por estar sentada frente a él.
El tiempo pasaba y Laura se sentía cada vez más confiada con la charla. Carlos disfrutaba de su compañía, más si la charla se trataba de libros y eso la impulsaba a seguir adelante con su plan de acercarse más a él.
Cuando finalmente se despidieron, Laura se fue de la cafetería con una sensación de éxtasis y determinación.
Estaba decidida a hacer todo lo posible para ganarse el corazón de Carlos, incluso si eso significaba cruzar límites peligrosos y adentrarse en terreno desconocido.
Mientras caminaba por las calles del pueblo, la oscuridad de la noche se posó sobre ella, pero Laura no sentía miedo, al contrario se sentía llena de energía y estaba impulsada por una fuerza más poderosa: la obsesión por Carlos que la consumía por dentro y la llevaría a lugares que nunca había imaginado.
Laura regresó a casa con la mente llena de pensamientos sobre Carlos, se pasó horas repasando cada detalle de su encuentro en la cafetería, reviviendo cada palabra que habían intercambiado una y otra vez.
Decidida a mantenerse cerca de Carlos, Laura comenzó a planear sus siguientes movimientos.
Consultó las redes sociales una vez más en busca de información adicional sobre él y buscó oportunidades para coincidir "casualmente" en otros lugares donde sabía que él estaría presente, se aseguraba de aparecer en la biblioteca, en la cafetería o en el parque, siempre esperando una oportunidad para cruzarse con él.
Con el paso de los días, Laura se sumergió cada vez más en su obsesión por Carlos.
Pasaba horas observando sus fotos en línea, imaginando una vida juntos, llena de amor y felicidad. Sin embargo, en su mente, la línea entre la realidad y la fantasía comenzaba a difuminarse, Laura se sumergía cada vez más en un mundo de su propia creación.
La obsesión de Laura por Carlos crecía más y más, también lo hacía su desesperación por ganarse su atención y afecto.
Sin embargo, lo que comenzó como un enamoramiento inocente pronto se convertiría en una peligrosa espiral descendente hacia la obsesión desenfrenada y el comportamiento abusivo..
A pesar de sus esfuerzos, los encuentros con Carlos siempre terminaban en decepción.
Él apenas la notaba, y cuando lo hacía, su mirada era de cortesía más que de interés genuino. A pesar de esto, Laura se negaba a rendirse.
Cada mala suerte solo alimentaba su determinación de ganarse su afecto. Sin embargo, cuanto más se esforzaba por acercarse a Carlos, más lejos parecía estar de alcanzar su objetivo.
Sus intentos de iniciar conversaciones eran torpes, desesperados y sus gestos de coqueteo eran ignorados o mal interpretados.
Pero Laura no se dejaba desanimar, en su mente obsesionada, Carlos era el único que importaba y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para tenerlo a su lado.
Las semanas pasaban y Laura se volvía más audaz en sus intentos de acercarse a Carlos.
Laura se encontraba en un estado de constante excitación y ansiedad, cada vez que veía a Carlos, su mente se nublaba. Pero, a pesar de sus esfuerzos, nunca parecía ser suficiente para llamar su atención, no de la manera que ella deseaba.
Él continuaba siendo amable pero distante, sin dar señales de un interés romántico en ella. Un día Carlos comienza a notar la presencia constante de Laura, se sentía incómodo con su atención no deseada y desconcertado por sus intentos persistentes de acercarse a él, pero no comprendía la verdadera magnitud de su obsesión.
Carlos comenzó a recibir mensajes en sus redes sociales de un perfil desconocido. Al abrirlo, quedó horrorizado al descubrir que el remitente parecía saber todo sobre su vida: dónde vivía, dónde trabajaba, incluso detalles íntimos que nunca había compartido públicamente.
Al principio, Carlos pensó que se trataba de una broma de mal gusto, pero cuando los mensajes se volvieron más persistentes y amenazantes, comenzó a sentir miedo por su seguridad.
Decidió investigar más a fondo y descubrió que el perfil pertenecía a Laura, la chica con la que había estado hablando en la biblioteca y en la cafetería, resulta que todo este tiempo lo estuvo siguiendo y acosando durante semanas sin que él se diera cuenta.
Carlos se sintió devastado y traicionado. No podía creer que alguien hubiera invadido su privacidad de esa manera, y mucho menos que fuera alguien que él conocía.
La noticia golpeó a Carlos como un balde de agua fría. Se sintió invadido, traicionado y furioso al descubrir que Laura ha estado siguiendo lo y vigilando lo de cerca. La confianza que había comenzado a construir en ella se desvaneció instantáneamente, reemplazada por una sensación de paranoia y desconfianza.
Con el corazón lleno de dudas y preocupaciones, Carlos decidió confrontar a Laura tratando de mantener la calma.
Cuando confrontó a Laura, ella trató de justificar sus acciones diciendo que solo quería estar cerca de él, que lo amaba y que haría cualquier cosa por él.
Pero Carlos no estaba dispuesto a aceptar sus excusas, le dejó claro que su comportamiento era inaceptable y que quería que se mantuviera alejada de él.
Laura quedó destrozada por el rechazo de Carlos. No podía entender cómo algo que ella consideraba amor había resultado ser tan destructivo y doloroso.
Sin embargo, su obsesión por él no disminuyó, en cambio se volvió aún más intensa y ya no había vuelta atrás.
A pesar del rechazo de Carlos, Laura se aferraba desesperadamente a la esperanza de que algún día él cambiaría de opinión. Continuaba con su acoso, enviándole mensajes y apareciendo en lugares donde sabía que estaría, ignorando por completo sus súplicas de que se mantuviera alejada.
La situación llegó a un punto crítico cuando Carlos se dio cuenta de que Laura lo estaba siguiendo incluso hasta su propia casa. Se sintió invadido y amenazado por su presencia constante, decidió tomar medidas drásticas para protegerse a sí mismo y a sus seres queridos.
Carlos buscó ayuda legal y presentó una orden de alejamiento contra Laura. Le dejó claro que no quería volver a verla ni tener ningún tipo de contacto con ella, y que si no respetaba sus deseos, estaría dispuesto a tomar medidas legales aún más serias.
Laura quedó devastada por la orden de alejamiento. Se sentía abandonada y traicionada por el hombre que creía amar, no podía entender por qué su obsesión por él había terminado de esta manera.
Sin embargo, en lugar de aceptar la realidad, decidió que haría cualquier cosa por estar con él, incluso si eso significaba cruzar límites peligrosos y poner en peligro su propia libertad.
Después de la confrontación con Carlos, Laura estaba en un estado de conmoción y angustia. Se dio cuenta de que había perdido la confianza y el respeto de la persona que más le importaba en el mundo, y se culpaba a sí misma por haber arruinado todo, pero eso no cambiaría nada en su personalidad ni en sus planes.
Una vez más fue en busca de Carlos para hablar con él, lo encontro en la plaza sentado en un banco un libro entre sus manos.
— ¡Carlos! — lo llama Laura, acercándose con cautela
— Necesito hablar contigo
Carlos levanta la mirada al escuchar su voz, su rostro endurecido por la ira, el dolor y el rencor.
— ¿Qué más tienes que decir, Laura? — responde él fríamente
— Ya has dicho y hecho lo suficiente, ¿Cómo pudiste hacer eso? — pregunta Carlos, su voz temblando de ira mientras miraba a Laura con una mezcla de incredulidad y disgusto
—¿Qué te dio el derecho de invadir mi privacidad de esta manera? ¡Esto es enfermizo!, hasta podría decir que es repugnante
Laura se encoge ante la furia de Carlos, pero trata de mantener la calma y se sienta a su lado, sintiendo el peso abrumador de su “aparente arrepentimiento”, trata de hablar lo más sincera posible, para que Carlos sienta que ella de verdad se encontraba arrepentida y que no descubra su verdadero objetivo.
.
— Lo siento, Carlos — comienza diciendo ella con una voz temblorosa que casi parece que de verdad se siente arrepentida
— Sé que no hay excusa para lo que hice, fue un comportamiento inaceptable y entiendo si ya no confías en mí — termina de decir sollozando
Carlos la mira con incredulidad, incapaz de comprender cómo alguien podría ser tan imprudente y egoísta.
— ¿Por qué, Laura? — pregunta él, con su tono de voz lleno de dolor
— ¿Por qué estabas tan obsesionada conmigo? ¿Qué te llevó a comportarte de esa manera?
Laura se toma un momento para pensar en algo que sea creíble antes de responder.
— Fue estupidez, Carlos — admite ella intentando parecer sincera
— Estaba sola y desesperada por sentirme conectada con alguien. Pensé que si te conocía mejor, podríamos tener algo especial. Pero me equivoqué — cuando termina de hablar Laura se voltea para limpiar sus ojos, mientras que tenía una sonrisa satisfecha en su cara, evidenciando que todo fue pura actuación, rápidamente volvió a mirar a Carlos para que él no se diera cuenta de nada.
Carlos la escuchaba en silencio, procesando sus palabras con cuidado.
—No puedo simplemente olvidar lo que pasó Laura — responde tajante Carlos
La decepción y el enojo de Carlos eran demasiados intensos como para ser disuadidos por una simple disculpa.
— No quiero volver a verte — le contesta Carlos con frialdad, apartando la mirada de Laura
— Esto ha ido demasiado lejos, no puedo confiar en alguien que es capaz de comportarse de esta manera, estoy mejor solo.
Con esas palabras Carlos se levanta, se da la vuelta y se aleja dejando a Laura sola.
Laura observa cómo Carlos se aleja, sintiendo un nudo en la garganta y un profundo dolor en su corazón. Por un momento, se queda inmóvil, incapaz de procesar completamente lo que acaba de suceder.
Sus palabras de rechazo resuenan en su mente, y se da cuenta de que ha perdido irremediablemente la única conexión significativa que tenía en su vida.
Las lágrimas corren por sus mejillas mientras se levanta lentamente del banco donde estaba sentada. Siente como si un abismo se hubiera abierto frente a ella arrojándola dentro, dejándola en la oscuridad y en una soledad profunda.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser una chispa de determinación comienza a arder.
Aunque Carlos la haya rechazado y se haya alejado de ella, Laura sabe que no puede rendirse tan fácilmente. No puede aceptar la idea de perderlo para siempre.
Con pasos vacilantes, se dirige hacia su hogar, su mente dando vueltas en busca de una solución.
Se promete a sí misma que encontraría la manera de recuperar a Carlos.
Mientras camina por las calles solitarias, una idea comienza a tomar forma en su mente, una idea audaz y arriesgada.
Decide que hará todo lo posible por recuperar a Carlos, sin importar los obstáculos que se interpongan en su camino.
Con determinación renovada, Laura se sumerge en la oscuridad de la noche, lista para enfrentar lo que sea necesario en su búsqueda desesperada de su amor.
Mientras Laura avanzaba por las sombras de la noche, su mente se llenaba de obsesión y desesperación por recuperar a Carlos. Cada paso que daba estaba marcado por la determinación de tenerlo solo para ella, sin importar las consecuencias.
Laura se sumergía aún más en su obsesión, convencida de que puede resolver el problema.
Comenzó a idear más planes, cada uno más elaborados y siniestros para acercarse a Carlos, incluso si eso significaba cruzar los límites legales y la orden de alejamiento que le puso Carlos en su contra..
Decide que la única manera de tener a Carlos para ella es eliminar cualquier obstáculo que se interponga en su camino.
Comienza de nuevo con su espionaje y está vez se encargó de que Carlos no descubra que lo seguía vigilando, saboteó sus relaciones con otras personas y manipulaba situaciones para asegurarse de que estén juntos, sin importar el costo.
Con una determinación enfermiza, Laura se sumerge aún más en su abismo de locura y obsesión, incapaz de ver más allá de su deseo de poseer a Carlos. A medida que avanzaba en su espiral descendente, su comportamiento se vuelve cada vez más errático y peligroso, llevándola a un punto sin retorno.
A pesar de los obstáculos, Laura estaba decidida a tener a Carlos para ella sola, sin importar las consecuencias devastadoras que puedan surgir. Su obsesión se convirtió en una fuerza implacable que la consumía por completo, llevándola a cometer actos cada vez más extremos en su búsqueda desesperada de amor y posesión.
Con cada día que pasaba, la obsesión de Laura por Carlos se intensificó hasta convertirse en una obsesión enfermiza. No había límite para lo lejos que estaba dispuesta a llegar con tal de tenerlo para ella sola.
Se infiltró en su vida de manera sigilosa, manipulando situaciones, incluso si eso significa recurrir a la mentira y la manipulación.
A medida que su comportamiento se volvía más desquiciado, Laura se sumergía en un estado de paranoia y delirio. Sus pensamientos la consumían y su obsesión por Carlos la llevaba a crear un mundo de fantasía en el que él es suyo y solo suyo.
Sin embargo, cuanto más se aferraba a su obsesión, más se desvanecía la realidad a su alrededor, su comportamiento era errático y peligroso, pero Laura estaba demasiado absorta en su obsesión como para darse cuenta del daño que estaba causando.
Finalmente, llegó un punto en el que Laura se dio cuenta de que no podía vivir sin Carlos, y estaba decidida a hacer cualquier cosa con tal de tenerlo a su lado. En un acto desesperado de amor enfermizo, Laura elaboró un plan para secuestrar a Carlos y mantenerlo prisionero, convencida de que solo así podrá tenerlo para ella sola, para siempre.
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