En aquellos tiempos, cuando el mundo estaba dividido entre los humanos en la tierra, el clan de los dragones y el clan de los zorros inmortales en el cielo, una noticia llegaba a los oídos de la única princesa del clan de los dragones.
-Princesa, entienda que es una orden decretada por su padre-, un poco fastidiado volvía a repetir uno de los soldados que se encargaban de custodiar a la princesa.
-podrá ser mi padre, y el supremo señor de los cielos, pero de ninguna manera acataré esa orden tan absurda y totalmente ridícula-, refunfuño la única hija del rey dragón, y hermana menor de otros 2 hermanos.
-incluso si se niega, la orden debe llevarse a cabo. Debe casarse dentro de dos meses, es algo que ya fue decretado al igual que el nombre de su prometido.
-iré a ver a mi padre-, dijo levantándose la mujer y saliendo del lugar para encaminarse al gran salón donde seguramente encontraría a su padre.
El soldado suspiró pesadamente y la siguió. Estaba cansado de repetirle lo mismo una y otra vez. La princesa era muy terca, fue consentida por sus hermanos desde que nació. Pero así también tenía muchos logros, su valentía la llevó a conseguir el puesto de gran general de los ejércitos celestiales. Además de otros títulos que se le fueron conferidos después de ganar varias batallas en contra de los demonios inmortales que habitaban en la oscuridad entre el mundo humano y los cielos.
Desde que asumió su puesto de gran general, logró mantener la estabilidad y el balance, evitando así que los demonios pudieran dañar a los humanos o a los inmortales.
Caminó apresuradamente saliendo del palacio lunar, que era el nombre de la residencia que le había asignado su padre desde su nacimiento.
Después de varios minutos llegó a los pies de unas escaleras largas doradas, adornadas de jade y otras piedras consideradas preciosas. Estas escaleras conducían hasta un salón situado en las alturas, el cual literalmente brillaba.
-Definitivamente a mi padre le gusta ser ostentoso. A los dragones nos gustan las cosas que brillan, pero lo de mi padre ya es otro nivel-, Murmuró mientras miraba el lugar y todo lo que tenía que subir. Suspiró pesadamente y decidió cambiar de forma y subió volando rápidamente en su forma de dragón.
-esto es mejor que subir caminando-, se dijo a sí misma una vez que ya se encontraba frente a las puertas del salón.
El soldado que venía tras ella simplemente decidió quedarse abajo a esperar.
-No subiré todo eso para bajar de nuevo antes de pisar el último escalón. A veces me pregunto si el gran dragón creó estas escaleras para desmotivar a todos, o porque simplemente le gusta molestar a los simples inmortales como nosotros-, dijo mientras se dejaba caer en uno de los escalones para descansar.
Por su parte la princesa suspiró profundamente, tomó aire varias veces y empujó la gigantesca puerta que daba al salón del trono, dónde solo al entrar, vio a su padre sentado con ese porte elegante, majestuoso y poderoso. El hombre al ver a su hija, reposó su cabeza en una mano apoyada en el reposabrazos del trono dorado mientras le daba una sonrisa ladina.
-¿Qué es lo que trae a mi bebé hasta aquí?-, dijo mientras miraba a su hija.
La princesa se puso de todos los colores al escuchar que la llamaba bebé frente a tanta gente. Ella no era una bebé, ella es un general, la única y es mejor que cualquier otro, pero su padre parecía olvidar eso siempre que la veía.
Se acercó más al trono de su padre y con una reverencia saludó...
-Yareli, gran general de los ejércitos celestiales, saluda al gran rey dragón-, dijo aquello con seriedad, ignorando la bella y cálida sonrisa de su padre.
En ese momento el rey dragón se dió cuenta que ella estaba molesta. Volvió a su habitual rostro serio y pidió a todos los presentes que salgan del lugar.
-Necesito hablar con mi hija. Por favor salgan, los volveré a llamar en otro momento-
Todos salieron del lugar mientras pensaban que tendrían que volver a subir esas escaleras cuando el rey los convocara nuevamente.
A diferencia de la familia real, ellos no podían transformarse y volar dentro del palacio celestial desde aquel trágico incidente. Era algo que estaba totalmente prohibido para ellos. Solo el rey y los príncipes tenían ese derecho, así como ciertos otros privilegios.
Una vez todos alejados del salón, el rey volvió a preguntarle a su hija el motivo de su visita, a lo que ella molesta respondió;
-¿Se puede saber qué es esa idea tan absurda de que debo casarme dentro de dos meses?, y no finjas demencia o pongas excusas para sentir lástima por tí, padre. Eso no funcionará esta vez.
El rey al escucharla se levantó de su trono muy serio y se acercó a ella, definitivamente ella ya estaba al tanto de todo.
-era de esperarse, ya lo decreté-, pensó para sí mismo mientras se acercaba más y le daba un beso en la frente a su hija.
-Es algo que debe hacerse hija. Dentro de dos meses te casarás con uno de los hijos del clan de los zorros. Necesitamos esa alianza. Además, es hora de que te cases-, habló el rey lo más tranquilo posible.
-definitivamente no lo haré y menos con un pulgoso-, replicó molesta la princesa.
-debes hacerlo, no hay otra opción-, respondió nuevamente su padre.
-no lo haré, y creeme que si me obligan, buscaré una manera de huir lejos. No puedes hacerme esto, padre-, reclamó la princesa ya casi llorando.
En ese momento entran corriendo sus hermanos quiénes ya se enteraron de la noticia y venían a reclamarle a su padre. La princesa al ver a sus hermanos corrió a abrazarlos mientras les lloraba;
-padre está siendo irracional. Quiere casarme con un zorro apestoso. Por favor hermanos, ayúdenme. Yo soy muy joven para casarme-, dijo apelando a los sentimientos de sus hermanos.
Los hermanos empezaron a reclamarle a su padre mientras la princesa ponía cara de pequeña dragona lastimada. Pero nada funcionó.
El gran rey con rostro serio dijo;
-suficiente, Sirius, Tarak, acompañen a su hermana Yareli a su palacio.
-¡pero padre!-, exclamaron los tres hermanos.
-pero nada. Esto es lo que debe hacerse. No cambiaré de opinión. Ahora retirense. Quiero estar solo-, dijo mientras se sentaba.
Una vez que sus hijos se fueron, se sintió mal por la situación. No quería llegar a esto, pero era necesario. La profecía debía cumplirse.
“La joya del palacio de la luna caerá, y la seguridad de los tres reinos en peligro estará. Solo el futuro sol de las bestias de nueve colas, proteger a la joya del palacio lunar podrá"
Una vez que sus hijos se marcharon del salón, el rey se quedó pensativo. Realmente no quería hacer aquello, obligar a su hija a casarse, pero era por su bien.
Repitió la profecía varias veces pensando en ello;
“La joya del palacio de la luna caerá, y la seguridad de los tres reinos en peligro estará. Solo el futuro sol de las bestias de nueve colas, proteger a la joya del palacio lunar podrá”
Suspiró y se pasó la mano por su larga cabellera. Se sentía afligido y molesto consigo mismo. Se levantó, y bajando del trono, se dirigió a unas escaleras que daban a un balcón, pudiendo ver el hermoso paisaje. De un momento a otro se lanzó al vacío y en su forma de dragón dorado voló hasta llegar tan alto, hasta ver una isla flotante que tenía un hermoso árbol en ella, rodeado de flores y cascadas. Se acercó al árbol cuyas flores nunca se extinguía y empezó a pensar en su esposa, madre de sus tres hijos. Aquel lugar fue donde la conoció y empezó a hablar;
-Mi querida Yarel, estoy comenzando a pensar que fallé en proteger a nuestra hija. No sé si debería ser sincero y hablar con ella sobre la profecía o no. ¿Qué debería hacer?- En ese momento las flores de aquel árbol lo rodearon con una fragancia exquisita, él extendió la mano para agarrar una flor, y después de mirarlo mucho lo decidió.
-creo que debo ser sincero con nuestra hija. Ella tiene tu carácter, es tan valiente. Y creo que como a tí, ella preferiría saber toda la verdad siempre-
Se quedó en aquel lugar disfrutando de la vista y recordando los hermosos momentos con su esposa en aquellos tiempos. Ella había muerto protegiendo a sus hijos cuando eran solo unos niños.
El palacio de la reina había sido atacado por traidores que se habían revelado en contra del rey, buscando despojarlo de su trono. Nadie podría haber imaginado que toda esta intriga había sido orquestada por su pequeño hermano. El hermano menor del gran rey del clan de los dragones había codiciado el lugar de su hermano desde que eran niños, y había sido quien, con ayuda de algunas codiciosas cabezas de familia, habían atacado el palacio de la reina con la intención de matar a los herederos del rey.
En ese entonces, él había buscado al rey por un asunto urgente relacionado con el reino de la oscuridad, sacándolo del palacio para ir a revisar el límite entre ambos reinos, supuestamente porque se había notificado extraños movimientos sucediendo. Llevó a su hermano mayor al lugar con la intención de matarlo, pero falló. El rey dragón resistió la emboscada que le había preparado su hermano. Logró resistir el tiempo suficiente hasta que llegó la ayuda menos esperada, el clan de los zorros. El rey zorro y sus guardias estaban regresando de una exploración, y no dudaron en ayudar al rey dragón. Pero el hermano de este había logrado escapar.
Cuando estaba por seguirlo, llegó un mensaje del palacio notificando que el palacio de la reina había sido atacado y que ella se encontraba gravemente herida. Él se apresuró a volver al palacio con su familia, con el corazón a punto de quebrarse había logrado agradecer a los que lo habían ayudado.
Cuando llegó, pudo ver que sus hijos estaban a salvo, pero su esposa estaba muy débil, ella había recibido una herida muy grave, y no le quedaba mucho tiempo. Sacrificó su vida para proteger a sus hijos, y antes de morir le pidió a su esposo que cuidara de ellos. Y así, el mismo día de la muerte de su esposa, también fue el día en que varias familias fueron aniquiladas personalmente por rey.
Él se encargó y había averiguado quiénes estaban involucrados, y no dejó vivo a ningún miembro de esas familias. Los que atacaron el palacio de la reina fueron un gran número de soldados que pertenecían a familias prestigiosas. Y estaba claro que tenían la seguridad de poder lograr su objetivo, puesto que ni siquiera se preocuparon en ocultarse. Era muy probable que no supieran que la reina era tan hábil en la batalla como el propio rey. La habían subestimado y ella resistió en compañía de sus guardias para proteger a sus amados hijos. El único que aún sigue sin poder ser localizado es su hermano menor, quien había escapado sin dejar rastros.
- algún día te encontraré y te cortaré la cabeza por traidor, y por ser el culpable de la muerte de mi esposa-, murmuró el rey dragón recordando el pasado, que para él siguen siendo tan recientes como el ayer mismo.
Por otro lado, tenemos al clan de los zorros. El rey se había acercado al palacio de su hijo mayor. Debía darle la noticia sobre el matrimonio arreglado con el clan de los dragones. Pero, cuando entró a su palacio, nadie supo decirle donde se encontraba el príncipe. Él había desaparecido hace varios días.
-ese hijo mío. Debe estar detrás de alguna mujer nuevamente. ¿Qué explicación voy a darle al rey dragón si este mocoso no regresa?-, dijo el rey zorro mientras trataba de calmarse.
- tranquilo querido. Nuestro hijo debe estar ocupado en algún trabajo. Regresará pronto-, dijo una hermosa mujer que le servía un poco de té al rey.
- no lo entiendes, no podemos ofender de esta manera al clan de los dragones. Este acuerdo es muy importante. De este matrimonio dependen muchas cosas-, suspiró recordando la reunión que había tenido con el rey dragón.
- ¡guardias!-, llamó de repente el rey zorro, estos llegaron rápidamente listos para recibir la orden;
-quiero que busquen en cada rincón de este reino y me traigan al príncipe lo antes posible. Deben de hacerlo discretamente-, ordenó el rey zorro.
-esta vez lo voy a castigar de tal forma que no le queden ganas de seguir siendo un hijo no filial-, argumento mientras salía del palacio de su hijo.
La reina que se había quedado atrás sintió lástima por su hijo;
- está vez no podré ayudarte. Será mejor que regreses pronto hijo mío-, murmuró y siguió a su esposo para tratar de calmar su ira.
Por otro lado, regresando con la princesa dragón, Yareli se encontraba en su palacio, caminando de un lado a otro mientras sus hermanos estaban sentados tomando vino y viendo como su amada hermana estaba haciendo una rabieta.
- hermanita, cálmate estoy seguro de que nuestro padre no te entregará a un zorro mal oliente-, dijo Sirius el hermano mayor de Yareli, mientras se servía otra copa.
- así es hermana, sin ti papá no podría volver a sonreír. Jamás te alejaría de él, y nosotros no dejaríamos que te alejen de tus guapos hermanos-, dijo Tarak bajando su bebida y se disponía a acomodar su ropa y su larga cabellera dorada.
Yareli se detuvo y miró a sus hermanos, y cerrando el abanico de mano que llevaba en la mano, se acercó a ellos y se sentó en medio;
- hermanos, ¿pueden ir a hablar con nuestro padre? Quiero saber qué tan serio va con este tema. Cuando hablé con él se veía muy serio y seguro. Por favor hermanos, ayuden a salvar a su pobre hermana de un matrimonio innecesario-, rogó mientras mostraba un rostro que daba lástima.
Sirius y Tarak al ver así a su hermanita rogando, quien es la más valiente del reino y la que no le teme a nada, ambos se levantaron inmediatamente y Sirius dijo;
-iremos ahora mismo a buscar a nuestro padre, vamos a exigir que cancele ese acuerdo con el zorro apestoso ese-,
-además, es un mujeriego. No merece tener a nuestra linda hermanita-, agregó Tarak y ambos hermanos salieron del palacio de su hermana para ir al palacio de su padre.
- así que es un mujeriego. De ninguna manera me casaré con ese zorro-, y dicho aquello siguió a sus hermanos. Quería escuchar lo que ellos y padre digan sobre el tema de su matrimonio.
Llegaron al palacio del rey dragón, los hermanos entraron en busca de su padre, pero no lo encontraron por ningún lado, hasta que llegaron al jardín trasero donde su padre estaba en compañía de una visita inesperada, era el rey zorro, quién después de pensar un poco había decidido ir a hablar con el rey dragón para extender un poco más el tiempo para la ceremonia de compromiso, dando como excusa que el príncipe no estaría de regreso hasta dentro de seis meses porque se encontraba en una misión que lo ayudaría a mejorar sus habilidades como futuro rey del clan.
- está bien. Comprendo que los niños necesitan más preparación. Creo que es bueno este tiempo para que mi hija también se prepare para ser buena esposa. Seis meses serán suficientes para que ella pueda aprender con los tutores que le estaré asignando-, respondió el rey dragón.
Tiempo después el rey zorro se fue, y los hermanos salieron a confrontar a su padre.
-No puedes hacerle eso a Yareli. Padre, no permitiremos este compromiso. De ninguna manera-, habló un muy molesto Sirius.
- Padre, ese hombre es un mujeriego, ¿realmente quieres entregar a mi hermanita a ese bastardo?-, exclamó Tarak quién, al igual que sus hermanos, se dio cuenta de que su padre estaba decidido a llevar a cabo este matrimonio.
- jamás me casaré padre. ¿Cómo puedes hacerme esto? ¡Soy tu hija! Madre estaría decepcionada-, dijo esto último y salió corriendo de ahí. Sus hermanos la siguieron, mientras que el rey dragón se quedó destrozado por la situación y por lo que su hija le había dicho.
-cuando se calme iré a buscarla para hablar y contarle los motivos del por qué de esta decisión-, se dijo a sí mismo y después llamó a los guardias para ordenar que protejan a la princesa y que no la dejen salir. Tenía miedo de que ella haga algo que la pueda poner en peligro.
Yareli había llegado a su palacio. Se negaba a aceptar ese matrimonio.
-¿Qué debería hacer?-, se preguntó mientras se tiraba en su cama y empezaba a dar vueltas y vueltas. Escuchó que sus hermanos estaban tocando la puerta sin parar. Se sentó y suspirando decidió dejarlos fuera de esta situación. Para ella es mejor que sus hermanos no se enfrenten a su padre. Así que se levantó, y fue hasta la puerta, abriendo los dejó entrar. Ambos la abrazaron. Ella los calmó, y dijo que estaba bien.
- será mejor esperar y ver qué sucede. Solo no peleen con nuestro padre. No quiero ver a papá triste. Me las arreglaré con él. Así que prometan que no van a pelear con él y que siempre lo van a apoyar-, mientras decía eso, abrazó a sus hermanos.
-Pero, hermana-, dijeron ambos al mismo tiempo siendo interrumpidos por Yareli;
-es lo único que les pido. De este asunto me encargaré personalmente, lo voy a solucionar con nuestro padre a mi manera, pero prométeme Sirius, y tú Tarak, que no discutirán con él. Padre, aunque no lo demuestre, ha sufrido mucho desde que nuestra madre murió. Prefiero ser solo yo su dolor de cabeza, y no todos sus hijos. Solo piensen en cómo se sentirían ustedes si todos sus hijos están en su contra-, Yareli sonrió al decirles eso mientras les acaricia el rostro.
-hermana, no hagas nada peligroso. Te conozco, y sé que eres capaz de escaparte-, es mejor tratar de hablar con nuestro padre-, sugirió Sirius.
- así es. Hermana, padre debe tener un motivo para todo esto. Hablemos con él-, agregó Tarak.
-está bien. Ahora vayan a descansar. Quiero dormir un poco. Ha sido un largo día. Mañana será un nuevo día-, dijo Yareli mientras los abrazaba nuevamente y los empujó fuera de su habitación. Ambos se fueron frustrados, pero dejarían que su hermana descanse.
Mientras, Yareli cerrando la puerta se recostó sobre la misma y suspiró diciendo;
- lo siento hermanos, pero no me quedaré aquí. Es hora de tomarme unas largas vacaciones. Hasta que mi padre se olvide de esa idea de casarme con ese príncipe mujeriego ese-, dijo para sí misma y empezó a prepararse, porque se marcharía esa misma noche a recorrer el mundo humano. Ahí les resultaría casi imposible encontrarla.
-me lo merezco. Unas vacaciones no vienen mal-, volvió a decir antes de agarrar su arma preferida, para salir del palacio lunar.
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