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Escapando Del Amor

Capítulo 1 Choques

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Tenía que ser mujer. Aprende a conducir mejor, no sé cómo le dan licencia, no entiendo por qué las mujeres se empeñan tanto en conducir cuando ni saben. ¡Entiendan de una maldita vez! Su lugar es en la casa, cocinando, no detrás de un vehículo.

-Y tú eres un maldito machista del demonio. En vez de estar criticando que no sé conducir, aprende tú. Porque te recuerdo que el que me chocó fuiste tú, y fíjate que esta mujer, como dices, no aprendió a conducir ayer. Lo hago desde que tengo 15, soy corredora de carreras. Señor, está muy mal de la cabeza. Le recomiendo un psicólogo, como usted me recomendó clases de conducir. Y de paso, me convierta en una ama de casa. No, psicólogo no. Ya esto es un caso extremo con usted. Mejor vaya directo al psiquiatra y no haga más coraje, que se le va a explotar la vena de la frente. Le recomiendo un psiquiatra amigo mío, muy bueno. Si dice que va de mi parte, tendrá un tratamiento especial. Y señor, ya le dije, no hagas más coraje, que ya no solo la vena de la frente se le va a explotar, sino también la del cuello. No diga que no se lo advertí. Y tranquilo, no le cobraré la reparación de mi carro, y siquiera hasta el suyo no se diga más llamo la grúa y problema resuelto cuando la grúa llegue no se preocupe todo corre por mi cuenta porque así mujer como me ve tengo más cojones que usted.

Dicho eso me fui como alma que lleva el diablo no esperé respuesta de su parte ese hombre si seguía así le iba a dar un infarto además él fue el que se buscó que le diga todo eso encima de que fue él que me chocó me insulta que porque soy mujer no sé conducir no sabiendo que soy corredora desde hace años es un machista cuanto odio a los hombres machistas que creen que por el hecho de ser el primero creado por Dios y que después nos crearon con la costilla de Adán tenemos que ser sumisas ante todo lo que diga el hombre están bastante equivocados yo jamás he compartido ni compartiré esas ideas tan machistas que tiene la sociedad (Por ser mujer no puedo tener tatuajes si quiero trabajar en un lugar decente y se me respete como tal debo vestirme lo más monja posible y ya por qué si sigo no termino hoy y mi enojo aumenta). Bueno en lo que seguía diciendo está claro decir que sumisa no soy ni nunca. Antes de la grúa llegar tuve que salir ya estaba tarde no me quedo de otra que pedir un taxi hoy definitivamente la suerte no estaba de mi lado, ya que el taxista se metió en una calle llena de tránsito y me urgía llegar, ya que hoy era mi primer día de trabajo no me quedo de otra bajarme del taxi y antes de salir gritarle que es un estúpido tener que irme caminando lo bueno, ya que no estaba tan lejos ya había llegado 10 minutos después a mi trabajo estaba en el estacionamiento necesitaba arreglarme, ya que tengo los pelos de punta y toda sudada es mi primer día y debo de dar una buena impresión y en verdad me importa mucho este trabajo ya estaba por entrar cuando recibo la llamada de la grúa diciéndome que mi carro estaba listo que si deseaba que me entreguen donde estoy o si voy por el ahora estoy esperando que me lo traiga si hubiera sabido mejor vengo con ellos que están a dos calles de aquí que con el taxista ese ya me habían entregado las llaves iba saliendo del estacionamiento cuando alguien choca conmigo definitivamente hoy no es mi día no me fije muy bien quién era porque el inútil me hizo tumbar mis llaves que ni capaz fue de pasármelas que se cree cuando lo veo bien es un tipo superalto mide como alrededor de 1.96 cm la verdad no es feo en lo que pude apreciar, pero es pelinegro de ojos grises muy guapo la verdad, pero es una lástima que siendo tan guapo sea tan mal educado.

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¿Qué haces en mi lugar?

-Ten más cuidado, ¿a caso nunca te fijas a dónde caminas? Y no sé de qué me hablas.

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Estás en mi lugar de estacionamiento y tú no estarías chocado si tuvieras la vista al frente.

-Disculpa, que yo sepa, este lugar no tiene dueño y el que tiene que tener cuidado por dónde camina eres tú.

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Si, como digas. No tiene nombre, pero ya sabes que es mi lugar, así que quítate.

-Estás loco o qué te pasa. Sea tuyo o no, el lugar no tiene nombre, lo que implica que no le pertenece a nadie y no pienso quitarme.

Sin decir más nada, me apresuré a llegar a la entrada. Qué se cree este, puede ser muy guapo y lo que sea, pero es un mal educado. Por lo que pude notar, es un arrogante de lo peor, muy guapo, pero no le quita lo mal educado. Solo espero en Dios que no seamos compañeros de trabajo, si no estoy segura de que lo terminaría matando. Definitivamente, hoy no es mi día. Bueno, con todo esto, no me ha dado tiempo de presentarme. Mi nombre es Nicole Sosa, mido 1.63, soy pelinegra de cabello largo y ojos verdes, y piel india clara. Tengo 24 años, recientemente acabé mi especialidad en pediatría. Más adelante, me especializaré en oncología, porque me interesa mucho curar el cáncer en los niños. Bueno, un paso a la vez. Soy de origen latino, mi madre es dominicana y estadounidense, y por mi padre, nací en Estados Unidos, pero crecí mis primeros años en mi adorada República Dominicana, de la cual me mudé a los 10 años junto con mis padres y mis hermanos a Nueva York, por el trabajo de mi padre. Tengo dos hermanos, yo vengo siendo la menor de 3 hermanos, Nico y Nike, siendo la única mujer y, por ende, la consentida, aunque no lo veo así. Siendo la más pequeña, salí la más rebelde. Terminé la secundaria a los 16 años, sí, lo sé, muy joven, y enseguida inicié la carrera en Medicina. Por eso es que, con 24, ya tengo mi especialidad realizada. Desde los 16, me volví independiente, mudándome yo sola a Canadá a estudiar medicina general. Después, me mudé por un tiempo a Cuba, a especializarme en pediatría. Duré un tiempo trabajando ahí, después me llamaron del New York-Presbyterian Hospital-Columbia and Cornell, Nueva York, ofreciéndome trabajar en mi especialidad ahí. Sin dudarlo, lo acepté. Llamé a mis padres para darles la noticia y Dios, más que emocionados, ya que su hija llevaba años fuera de su país. Su emoción no les duró mucho cuando les dije que me buscaran departamentos en venta. Ellos tenían la idea de que volvería y me quedaría con ellos, pero tienen que entender que yo tengo años viviendo sola, siendo independiente. No me quedó de otra que decirles que, a mi regreso, viviría un tiempo en su casa, mientras encontraba un lugar donde vivir, y ellos felices. Si no encuentro nada, en lo que seguía, como lo dije en un inicio, soy corredora de autos de carrera, me encanta sentir esa adrenalina y he ganado mucho dinero gracias a eso. Hace una semana que estoy aquí. No había empezado a trabajar de una vez porque ellos me dieron tiempo para adaptarme a volver a vivir aquí. Además, mi padre se infartaría si les decía cuando me fuera a recoger que les dijera que me dejen en el hospital y, según ellos, debieron darme más tiempo. Después, le sigo contando historia. Tiempo de todo lo que hice fuera. Ahora tengo que entrar a la oficina del director del hospital. Gracias a Dios que llegué a tiempo.

*Toc, toc.*

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Pase adelante, Doctora Sosa. ¡Qué gusto verla! Ya la esperaba, tome asiento por favor.

Ojalá que me lleve el diablo. No lo puedo creer que mi jefe sea el mal educado de hace un rato, qué hipócrita. Afuera me trata como si no fuera nadie y aquí muy educado. Iba a decir algo cuando alguien toca la puerta. Me quedé estática, esperando ver quién era y, sorpresa, me llevé al ver quién era. No lo puedo creer.

Capítulo 2 ¿Tiene que ser una broma?

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—¿Qué se cree ella para dejarme con la palabra en la boca? Muy linda y todo, pero es una altanera. ¿A caso no tiene idea de quién soy? Esa chiquilla, solo espero que no sea ella la nueva doctora que mi padre contrató. De lo contrario, terminaría explotando. Estaba entrando a la oficina de mi padre cuando veo que se encuentra mi hermano y nada más y nada menos que la chiquilla mal educada. Solo espero que no sea ella la nueva doctora. Puedo notar el asombro al verme a mí y a mi hermano. ¿Es tonta o qué? Nunca ha visto unos mellizos. Les hablaré un poco de mí, solo les digo, no se enamoren. Sé que soy muy guapo, pero soy para todas las nenas. Mi nombre es Evans James, mido 1.96, piel blanca, ojos grises y pelo negro. Soy todo un papasito, tengo 30 años, soy doctor especializado en el área de cardiología. Trabajo como cardiólogo en el hospital de mi familia. Mi padre, Eduardo James, es el director de este hospital, y mi hermano, Esteven, es el subdirector. Dirán si no estoy celoso de que mi hermano sea el subdirector y la verdad me da igual, además que me gusta mi especialidad. Ya les hablé un poco de mí, más adelante sabrán más de mí y se seguirán enamorando. Ahora tengo que averiguar quién es esta chiquilla y qué hace aquí.

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—Pasa, hermano, ven, deja y te presento a la nueva pediatra. Papá la contrató hace unos días. Ella es la Doctora Nicole Sosa. —Doctora, deja y le presento a mi hermano, Evans James, doctor en cardiología. Disculpe, no me dio tiempo presentarme por la interrupción. Yo soy el Doctor Esteve James, subdirector. Un gusto tenerla en nuestro equipo. Ahora acompáñenme, por favor, tengo que darle el recorrido por el hospital y presentarle al resto del personal.

—Sin decir más nada, se fueron y me dejaron aquí en la oficina. Así que la chiquilla se llama Nicole Sosa. No es fea, pero demasiado altanera, porque ni siquiera dijo que me conocía. Ella se lo pierde. Yo podría ofrecerme a darle el recorrido, pero preferí dejárselo a mi hermano. De todos modos, es parte de su trabajo.

—Ya me habían asignado mi consultorio. Me encontraba dándole un poco de mi estilo. Todos en este hospital son muy simpáticos y amables, a excepción del arrogante de la mañana, que ahora sé que se llama, ¿cómo era?, ah sí, Evans. Si no fuera por el parecido que tienen los hermanos James, hubiera pensado que Evans fue adoptado, porque es todo lo contrario a su hermano Esteve, que es muy amable y simpático. Al parecer, en toda su familia es igual de simpática, según lo que me han dicho algunos médicos y enfermeras. Al parecer, el único que desayuna pimientos es él. Ya había terminado mis consultas, ya era hora de irme a mi casa. Al menos, este día no terminó. Al estar saliendo de mi consultorio, choco con el Doctor amargado, digo, Evans. Esto no puede ser real, hablé demasiado rápido. ¿Cómo es posible que tenga que chocar con él otra vez? En definitiva, este no es mi día. Sin decir más, salí lo más rápido que pude. Él estaba diciendo algo, no logré escuchar bien, y lo dejé con la palabra en la boca. No quiero terminar mi día discutiendo con ese amargado.

—Diablos, esa chiquilla tiene que chocar conmigo siempre. Estaba saliendo de mi consultorio cuando la chiquilla choca conmigo. No fue capaz ni de mirar atrás. Le estaba diciendo que se fije por dónde va, pero me dejó hablando solo. Qué insoportable es. No entiendo por qué dicen que es muy linda y simpática, están locos, claro que no lo es. Ya cansado, me dirijo al estacionamiento. Ya era tarde, pensé que no quedaba nadie, cuando un carro casi me atropella. Si no echo hacia atrás, otra fuera la historia. Esto tiene que ser una broma de mal gusto, es en todos los lados que me tengo que chocar con la chiquilla esta.

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—Esto tiene que ser una broma, en todos los lados tengo que chocarme contigo.

—Tú estás enojada, enojado debería estar yo, casi me echas el carro encima, chiquilla tonta. Fíjate por dónde vas, has chocado desde que entraste hasta que te vas.

—Tengo nombre, no me digas chiquilla. Por si no lo recuerdas, mi nombre es Nicole Sosa, Doctora Hielo, y claro que estoy enojada. Su sola presencia me enoja. El que se debe fijar por dónde camina es otro, porque le recuerdo que el que se metió cuando estaba dando reversa fue usted, y no me venga a reclamar nada. Que usted sea tan arrogante que no sea capaz de mirar a los lados no es mi problema. Solo le pido una cosa: deje de chocar conmigo.

—Sin más que decir, me fui, dejándolo con la palabra en la boca. ¿Qué se cree, solo llevo unas horas conociéndolo y no lo soporto? Su sola presencia me asfixia. Ya dejaré de pensar en Don Hielo, que no voy a permitir que su amargura arruine mi primer día de trabajo, que, a pesar de todo, me fue bastante bien.

—¿Qué se cree esta chiquilla? ¿Que soy yo el que me debo fijar? ¿Y cómo se atreve a dejarme siempre con la palabra en la boca? Solo espero dejar de toparme con ella.

Ya ha pasado un mes desde que estoy en el hospital. En lo personal, me ha ido súper bien. Claro está que existen sus excepciones, no todo es miel sobre hojuelas, y con eso me refiero, como si de mala suerte se tratara, tengo siempre que chocar con el amargado ese, y lo peor de todo es que nuestros consultorios están al lado uno del otro, y nuestros encuentros son cada vez peores. La otra vez chocamos nuevamente en el pasillo, y yo llevaba un café en las manos y, bueno, cayó encima de él, y ya se podrán imaginar la cara que puso, la vena de su frente en cualquier momento iba a estallar. Estoy empezando a creer que en verdad desayuna pimientos con limón, porque cada día viene más amargado, y no soy la única que lo dice. La mayoría de mis amigos del hospital lo creemos, y ya descartamos la duda de que es adoptado, por el increíble parecido de él, su hermano y su padre, Eduardo. Lo único que los diferencia es la amargura de Don Hielo, ya que su padre y hermanos son personas muy lindas y educadas, y sobre todo, simpáticos. Con ellos me llevo súper bien, mientras con Evans no podemos ni dirigirnos palabras, o terminamos discutiendo, o lo dejo hablando solo. Hoy es fin de semana, lo que implica que no trabajo hoy, y estoy emocionada, ya que hoy terminan con la remodelación de mi apartamento y ya me puedo mudar, por fin. Había encontrado un apartamento en Manhattan súper cómodo, la verdad, pero necesitaba unas remodelaciones. No eran tan necesarias, la verdad, pero quería pasar tiempo con mi familia, y ellos conmigo, qué mejor excusa. Pero ya está bueno, ya hace un mes que volví, y necesito mi espacio. Mi familia me estaba ayudando con la mudanza, la verdad, no tenía la mayor de las cosas, tuve que comprarlas, y consejo, nunca metan a sus madres en las compras, porque te hacen comprar cosas que nunca usarás. Me compró una de utensilios que, la verdad, dudo usar. Yo viviré del calentado y la comida de la calle, la cocina y yo no somos compatibles. Ya estábamos terminando de meter dentro, cuando alguien toca la puerta…

Capítulo 3 Don hielo mi vecino

—Ya estoy cansado de ese maldito ruido, que ya terminen de reparar eso. Ya tienen un mes en eso, solo espero que los nuevos vecinos no sean tan ruidosos, aunque no tengo idea de quién será. Lo único que sé es que estoy harto de todo ese ruido. No aguanto más y salí a pedirles si podrían hacer un poco de silencio. Les dije que trabajo mañana. Ellos no me conocen, así que les puedo decir.

Toc, toc.

—En definitiva, desde que conocí a esa chiquilla, mi suerte se ha ido. Esto no puede ser verdad, tiene que ser una broma de mal gusto que esté ayudando con la mudanza y que no sea ella quien se mude, pero lo dudo mucho. Su mirada de sagrado lo dice todo.

X: ¡Increíble! No solo seremos compañeros de trabajo, ahora también seremos compañeros de piso.

—Esto no puede ser verdad. Aparte de verte en el trabajo, también tienes que ser mi vecino. ¿Qué hice mal en la vida para tener el castigo de verte siempre?

—Chiquilla, ¿crees que solo tú sufres? Ahora no solo tengo que cuidarme de chocar contigo en el hospital, ahora en mi propio edificio. Eres demasiado irritante, aparte de tropezar contigo.

—Y tú eres un insoportable arrogante. Estoy harta de ti. ¿Qué crees, que el mundo gira alrededor de ti?

—Por fin estamos de acuerdo en algo, ninguno nos soportamos, chiquilla irritante.

—Lo único que vamos a compartir es el desprecio que sentimos uno por el otro. Nunca podría llevarme bien con alguien que sea tan amargado y desayune pimientos con limón.

—Chiquilla insoportable.

Iba a decirle todas sus verdades, pero la chiquilla esa me cerró la puerta en mi propia cara. ¿Qué karma estoy pagando para tener que aguantar a esta mujer? Dios mátame, chiquilla irritante, nunca dejarás la costumbre de dejarme hablando solo. Mi hermano está loco pensando que es una persona agradable. Es la persona más irritante que he conocido en toda mi vida. Si la conocieran, no pensarían lo mismo. Aunque ahora que lo pienso, ella es solo irritante conmigo.

—Está claro decir que no soy la favorita de Dios. Este es mi castigo por ser tan rebelde. Dios no era suficiente haciéndome trabajar con él, para también ser su vecina. ¿Qué hice mal en la vida pensando que voy a descansar de ver, aunque sea dos días, su cara de pocos amigos? Pero no, ahora lo tendría que ver todos los días, hasta cuando salga a botar la basura.

Ya por fin había terminado de acomodar las cosas en mi departamento. Estaba alistando algunas cosas para la fiesta que organicé para darle el toque que le faltaba. Invité algunos amigos de la secundaria y les avisé a mis vecinos que tendría una fiesta. No sé si vendrán, pero cumplí con invitarlos. Bueno, excepto a Don Hielo, ya que no quiero que me amargue mi fiesta. También invité algunos compañeros del hospital. Está de más decir que el que no puede faltar es mi querido amigo Esteve, que en el tiempo que he estado trabajando se ha portado súper bien. Lo considero un gran amigo. Solo espero que su intención de acercarse a mí solo sea de amistad, porque no quiero hacerlo sentir mal cuando lo rechace, y que todo se ponga tenso entre nosotros. Suficiente tengo con llevarme fatal con su hermano como para también con él. No puede ser que me precipite, pero lo digo porque ya he tenido bastante experiencia con gente muy simpática que después me salta con que le gusto, los rechazo y se alejan. En verdad, en mi vida no cabe el amor. He tenido tantas decepciones amorosas que lo único que quiero es escapar lo más rápido que pueda de él.

Toc, toc.

Ya llegaron mis invitados, que empiece la fiesta. Mis padres no pudieron venir y me alegro porque les dije que era algo tranquilo porque mañana hay trabajo, pero bueno, lo dudo mucho. Está medio hospital en menos de media hora. Mi depa parecía una discoteca. Vinieron algunos de mis vecinos y compañeros de la secundaria. Ya me urgía una fiesta, necesitaba un momento sin amarguras.

Empecé a bailar como yo sabía hacerlo. No sé qué hora será, lo único que sé es que ya tengo unos tragos de más y la resaca que tendré mañana. Ya se habían ido casi todos mis invitados, los únicos que seguían aquí eran unos amigos de la secundaria. Estábamos hablando y bailando como en los viejos tiempos, esperando que fueran por ellos, ya que estaban muy ebrios, pero eso no nos impidió seguir bailando.

—Esta chiquilla quiere volverme loco, ¿quién se cree de organizar una fiesta y no invitarme? Mi hermano antes de llegar a su casa pasó por aquí para que fuéramos, pero opté por no ir. Quiero descansar de ver a esa chiquilla que es, aparte de insoportable, ruidosa. Ya eran las 3 de la mañana y aún seguía. No sé ella, pero yo sí tengo trabajo y necesito dormir, y claramente ella también. Sin pensarlo mucho, me paro del sofá y me dirijo a su departamento, y como lo supuse, aún seguía la fiesta. Ya se habían ido casi todo el mundo, solo quedaban ella y, lo que supongo, unos amigos. Ella me vio, no me dijo nada ni me insultó. Creo que debería estar así más seguido. Cuando me adentré más a la sala, los amigos estaban recogiendo sus cosas para irse. Qué bueno, porque de lo contrario hubiera tenido que apagarles la música y echarlos yo mismo. Me vale un comino que no sea mi casa, pero ellos afectan mi sueño. Después de despedir a sus amigos, se dirige hacia mí. Lo bueno duró poco, aquí viene a insultarme, pero me equivoqué, su acción me sorprendió mucho.

—Ven, amargura, vamos a bailar, que siga la fiesta. Esta chiquilla cada vez me tiene un nombre diferente. Está claro que bebió de más, no está en sus cinco sentidos. Quiero irme, pero no puedo dejarla así. No entiendo por qué no me voy y simplemente la dejo aquí sola. Me cansé de batallar con mis pensamientos. La cargo, ya que se había quedado dormida, y busco su habitación. Ya la había dejado en la cama cuando me jala hacia ella para besarla. No tuve tiempo de procesar, porque algo dentro de mí me decía que la besara, y eso hice. Sus labios son el maldito paraíso, podría pasar una eternidad besándola, pero me detuve. No podía seguir, sabía que si seguía, no me detendría, y no podía aprovecharme de su estado de ebriedad. Esto fue algo que no debió pasar. Después de asegurarme de que se encontraba dormida, fui a mi casa por una pastilla para la resaca y se la dejé en su buró, y ayudarla un poco con la limpieza de su departamento, ya que estaba patas arriba. Ya en mi departamento, me cuestiono por qué hice todo eso. ¿Por qué quise ayudarla si la detesto? ¿Por qué no llamé a la policía para que termine con la fiesta? Estoy seguro de que si hubiera sido otro vecino, lo haría, pero ¿por qué con ella no fue así? ¿Por qué le seguí el beso? Ese jodido beso que es el maldito paraíso, esos labios que se unen perfectamente a los míos. No estoy seguro de nada de lo que hice esta noche, lo único de lo que estoy seguro es de que esa chiquilla se va a meter más en mi vida de lo que quiero. Esos labios no se van a borrar tan fácil de mi mente. No puedo permitir eso. Esa chiquilla de alguna manera será mi perdición. Mejor me duermo, porque mañana estoy seguro de que me reclamará por haberla besado. Esta vez no me dejará con la palabra en la boca.

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