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ENTRE LAS SOMBRAS

1. EL COMIENZO

La noche era fría, tan fría que me calaba hasta los huesos, el único sonido que se escuchaba era el de mis tacones pegar contra el asfalto de aquella solitaria calle y claro, siendo casi las cinco de la mañana, ¿quién estaría vagando por ahí? Solo yo.

Divise aquel viejo edificio en el que vivía hacia poco menos de un año y seguí caminando hasta que llegué, suspiré agotada pues sabía la escena con la que me encontraría, de mi boca salió vaho, realmente tenía mucho frio y el diminuto vestido junto a la chaqueta que llevaba no cubrían mucho.

Agotada por la larga noche que acababa de tener subí las escaleras de madera y tome mis llaves encontrando la misma escena que la noche anterior, y que la anterior a esa y así desde hacía algún tiempo. Mi madre no tenía remedio.

Era una escena que ciertamente me causaba una mezcla de asco y lástima, estaba tirada en el sofá divagando mientras se reía y cuando me miro, paro de hacerlo y se levantó dirigiéndose a mi, la mire con de arriba a abajo y retrocedí por instinto.

—¡Ah que ya llegaste, Mel!

—Pensé que estabas dormida. —Murmure mirando hacia otro lado, apestaba a alcohol.

—¡No, no, no, te esperaba!

—¿La heroína es lo que te tiene tan eufórica?

—¡Ya vas a empezar otra vez! ¡Te vale mierda mi vida, ¿me oyes?!

Y así, justo así es como cambia de humor.

—Bueno, solo déjame dormir.

—Necesito dinero. —Solto derrepente, tomé mi bolso y le lance dos billetes de cien dólares.

—¿Esto es todo? ¿Tu trabajo de prostituta no te da más dinero para dárselo a tu madre?

—¿Y no puedes esperar siquiera a qué amanezca para pedir más? ¡Solo pides y pides, busca un trabajo!

—¡Pero claro que no!, eres mi hija y me lo debes, que no se te olvide, ¿ah? —Me tomo bruscamente por la barbilla y alcance a oler su asqueroso aliento, por instinto me solté.

A la mierda.

—Para mi desgracia. —Murmure solo para mí, mientras me dirigía a mi habitación.

—¡Te escuché! —Sé dirigió a mi pero yo cerré la puerta en su cara, está comenzó a golpearla mientras parloteaba. —¡Más vale que me abras la puta puerta Melody Parker! ¡Yo te parí y vives en mi casa, tienes que darme todo tu dinero para mis necesidades!

¿Tu puta casa? Si el alquiler lo pago yo.

—¿Tus necesidades son la droga? ¡Porque si es así no me importa! —Grite enojada.

Estaba cansada de mi madre y sus adicciones, estaba cansada de mi vida y de todo lo que tenga que ver con ella, en ocasiones —siempre— quisiera irme tan lejos como pueda y olvidarme de quién es ella, pero a dónde vaya, sé que me encontrará.

Ya habíamos intentando que cambiará pero siempre volvía a lo mismo, realmente no podía costearle una clínica de rehabilitación cada vez que ella quisiera, ya lo hemos intentado dos veces y se ha escapado, ella misma no tenía la fuerza de voluntad para hacerlo y cuando parecía que si lo estaba dejando volvían sus malas amistades y la enrollaban en eso de nuevo. Era un cuento de nunca acabar.

Yo trabajaba gran parte de la noche, era bailarina en un club nocturno, no vendía mi cuerpo como tal pero los hombres si me veían prácticamente desnuda -pues claro, con esos dos pedazos de tela, estaba prácticamente desnuda- y claro que me desagrada hacerlo pero es una necesidad, en un trabajo normal no podría ganar lo que gano en un día. O unas horas. Estaba de lejos.

Cuando mi madre se cansó de golpear la puerta y asimiló que yo no abriría escuché como dejaba caer su cuerpo al sofá y no hubo otro ruido así que supuse que se había dormido. Me puse mi pijama y me dormí rápidamente, mañana sería un día muy largo.

DOMINIC STREDD

Me tome las manos y troné mis dedos mientras veía el imbécil que tengo enfrente, era asombrosa la adrenalina que sentía, lo veía suplicar y llorar mientras estaba de rodillas ante mi, le sonreí.

—Te lo pediré una última vez. —Le dije mientras me acercaba a él. —¿Quién te vende? Por qué a mí no me haz comprado en meses.

Me miró y bajo su vista al piso. —Na-nadie señor, ya no consumo... Se lo juro por mi esposa.

Yo reí abiertamente, ¿qué se creía este estúpido?

—Debes de ser un mal esposo, que decepcionada estaría ella al ver que juras en su nombre.

Tome el bate de béisbol que tenía a mi lado y me lo puse en los hombros, preparado para darle un golpe que jamás se le olvidaría. Si es que salía con vida, que lo dudaba.

—Las marcas en tus brazos no mienten, Jack. —Levante las cejas y pude jurar que el se maldició asi mismo. —No tengo tiempo ni ganas de seguir escuchando tus mentiras.

Apreté el bate con fuerzas y a punto de darle un golpe el grito.

—¡Espere, espere!

—¿Ya te acordaste? —Le dije mientras con mi mano libre levanté bruscamente su barbilla.

—Sé lo diré, le juro que lo haré. —Dijo desesperado. —Kitty, es Kitty.

—No la conozco. —Dije, me alejé un poco, moví un dedo y mi hombre de confianza se acercó. —Investiga todo sobre Kitty, quiero saber su nombre real, quién le vende, si consume, tipo sanguíneo, a qué hora va al baño, todo, ¿lo entiendes?

—Lo entiendo. —Dijo sabueso y se retiró con dos hombres más, yo volví a mirar a Jack.

—Te vas a quedar aquí guardadito hasta que yo encuentre a Kitty y no hace falta que te diga lo que pasa si me mientes, ¿verdad?

—¡Juro que no miento!

—Ay, no jures... Ya me di cuenta que tus juramentos no valen nada. —Resople. —Cubran su cabeza y metanlo a la bodega, que lo vigilen dos hombres. —Ordené.

—Señor Stredd, por favor deme algo, tengo un día sin consumir. —Suplicó.

—¿Te crees que soy hada madrina? —Volví a reír, pero cuando lo miré, suspiré. Si no le daba algo moriría seguramente y yo necesitaba más información. —Pero está bien, por esta información que me acabas de dar te ganaste una dosis.

Me alejé caminando mientras escuchaba como gritaba del dolor pues había dado autorización a mis hombres de que lo golpearan pero que no lo matarán, aún no.

—Dom, ¿Vamos al club? —Dijo Colin por detrás, mi jefe de seguridad y hermano menor.

—No me gusta eso, prefiero que vengan solas. —Dije mientras encendía un cigarro.

—¡Hoy hay un espectáculo que sé que te va a encantar! La chica es la sensación del lugar.

—Me iba a ver con Danna hoy.

—¡Al carajo Danna, confía en mí! —Dijo animándome. —Nunca salimos, anda.

—Eres demasiado insistente, Colin. —Tire el humo por la boca y lo mire. —Asegurame que está buena porque si no me gusta te corto los huevos.

Su cara cambio rápidamente y me eché a reír.

—Es broma.

La risa de Colin se comenzó a escuchar más relajado.

—Iremos.

NOTA:

¡Holiiiiis!

Muy contenta de regresar con otra de mis locas historias, espero que tenga tanto apoyo como la otra.

¡Conozcamonos un poquis!

¿De que parte del mundo me leen? Yo soy de México. 🫰🏻✨🇲🇽

Les Kiero 💖

2. LA QUIERO

DOMINIC

De solo llegar al bar supe que era de mala muerte, la fachada del lugar se caía a pedazos, incluyendo el letrero que anunciaba el nombre del bar, ”MOBBS" y había una fila no tan larga para entrar, si acaso dos o tres personas, la verdad es que no me fije bien.

Colin se quedó en la fila mientras lo miré sin comprender

—¿Qué haces ahí?

—Hago fila para entrar. —Dijo Colin como si fuera lo más obvio del mundo. Yo negué y lo tomé bruscamente del brazo.

—Un Stredd nunca hace filas, nunca espera, a nosotros nos esperan. —Le dije entre dientes. —Ya deberías de saber eso.

Sin importarme la fila y los hombres quienes nos veían sin comprender, me fui directamente con el guardia que estaba en la puerta, era un hombre blanco, obeso y con barba quien nos repasó con la mirada.

—Tienen que hacer fila. —Dijo de mala gana, yo negué.

—Yo no hago filas. —Le sonreí irónico mientras me cruzaba de brazos.

—¿Y quién se cree que es usted para no hacer filas? ¡Aquí todos la hacen!

—Dess no-hace-filas. —Dijo Don otro de mis hombres quien estaba a mis espaldas, levanté las cejas divertido y con una sonrisa burlona, mirando su reacción.

El hombre al instante se acomodó su corbata y se aclaró la garganta mientras me miraba incómodo.

—Le pido una disculpa, señor, yo no-no sabía...

—Abre la maldita puerta. —Volvió a decir Don acortando las palabras del hombre.

Este no dijo una palabra más, se movió y nos dejó pasar, la verdad el lugar lo era todo menos magnífico, era un simple club nocturno descuidado, las mesas estaban desgastadas y los sofás, bueno, jamás me sentaría ahí.

Me acomodé en unas mesas del fondo y sin quitarme las gafas de sol -Sí, era de noche y traía gafas de sol, una manía mía- comencé a ver el espectáculo, había dos mujeres en el escenario que hacían guarradas, no me calentaba en absoluto. Bufé incredulo.

—¿Esto es a lo que me haz traído? Porque es una mierda. —Dije mirando a Colin quien veía deslumbrado aquel show. —¿No te pago lo suficiente para que vayas a un club nocturno más... decente?

—No es a ellas a quien te vine a mostrar, es a ella. —Dijo y con la mirada me apunto a una chica que estaba en la barra hablando con otra chica, se veía agobiada y tenía cara de desagrado. —Deja que comience a bailar y me dirás. Tú confía.

Traía una bata de lo que parecía ser satín color rosa chillon con una escritura en la espalda, el logo y nombre del lugar, no podía verla bien, ya que había bastante gente en el lugar, pero lo poco que pude ver... pues ya no deje de mirarla hasta que momentos después entró y la perdí de vista.

No pasaron más de diez minutos cuando un presentador salió al escenario.

—¡Sé que han estado esperando la presentación de nuestra estrella y aquí la tienen! —Los gritos y la bulla se comenzaron a escuchar. —¡Con ustedes, Kitty!

Abrí mis ojos de golpe y miré a Colin quien también me veía sonriente.

—No es nuestra Kitty, solo mírala, dudo que venda material. —Dijo él intentando calmarme.

Bueno, creo que tiene razón, en este asqueroso pueblucho dos o más personas pueden llamarse Kitty, ¿no?

No pude responderle nada más porque comenzó a sonar una canción y la chica salió al escenario, se quitó la bata que antes llevaba puesta y tomo el tubo, dio varias vueltas y recargo su gran trasero sobre él, dando vista a este a todos los degenerados que había en el club, billetes comenzaron a caer en el escenario y ella sonreía.

No sé porqué pero sé que esa sonrisa no es sincera, está incómoda. Puedo jurarlo.

Me bajé los lentes de sol para apreciar mejor lo que veía, tenía un cuerpo espectacular y no podía negarlo. El tiempo se me fue tan rápido que la canción acabo y bailo algunas más, derrepente el piso del escenario estaba repleto de billetes. Y ella ni siquiera los miraba. La manera en la que movía sus caderas era espectacular, una dulce y lenta danza, comencé a removerme incómodo en la silla —tranquilo niño, aquí no— gracias al cielo acabo la canción, lanzo un beso con la mano y se metió tras las cortinas, todos comenzaron a aplaudir eufóricos.

—La quiero. —Le dije a Colin decidido.

—¿Cómo?

—Me has oído, la quiero.

MELODY

Cuando baje del escenario sentí un gran alivio, eran los quince peores minutos de todo mi día, odiaba hacer eso, pero era lo único que tenía y ciertamente lo único que sabía hacer.

Camine hasta mi camerino y comencé a recoger mis cosas, ya quería llegar a mi casa, pero sabía que aún tenía que salir al bar a conseguir que los clientes compraran bebidas. Era mi pan de cada día.

Me puse una falda negra —que no cubría nada, de hecho se me veía la lencería— y un crop top blanco junto a mis tacones blancos y salí por el pasillo encontrándome a Julia, la manager del lugar.

—Kitty, sé que no haces privados, pero hay una persona que...

—No, tú y yo quedamos en algo.

—¡Lo sé, lo sé, pero debes aprovechar la oportunidad!

—No, Julia, no lo haré.

Ella resopló.

—Entonces ve a venderle alcohol, siquiera.

—Eso si puedo hacerlo, dime qué mesa es.

Cuando Julia me dio la información salí al bar en dónde divise la mesa más recóndita del lugar y me acerqué decidida, por supuesto que no le daría un privado a estas personas si de solo mirarlos ya me comían con la mirada —y como no, si voy casi desnuda—

—Buenas noches, caballeros, ¿puedo ofrecerles algo más para tomar?

—¿Qué nos recomiendas? —Dijo el castaño sonriente mientras recargaba el codo en la mesa y se ponía la mano en la barbilla.

—Tengo cervezas, ron con coca-cola o si prefieren algo en las rocas podría ser un whisky de dieciocho años, ¿qué les parece?

—¿Con qué bebida ganas más dinero?

Aparte mi vista del castaño sonriente para mirar al otro hombre que lo acompañaba, está prácticamente recostado en la silla con las piernas cruzadas y vestía totalmente de negro junto a unas gafas de sol —ridículo, si recién eran las tres de la mañana— mientras fumaba un cigarrillo.

—¿Disculpa? —Dije sin comprender.

—¿Con qué bebida ganas más dinero? —Repitió. Fruncí el ceño confundida.

—Disculpe, pero no es de su incumbencia. —Dije bruscamente.

—Bien, traeme ocho botellas de esas y repártanlas entre los borrachos asquerosos de aquí. Yo invitó.

Abrí los ojos de golpe,

¿Ocho botellas? ¡Me haría ganar bastante dinero!

—¿E-está seguro?

—Como que me llamo Dominic. —Sonrió mientras me repasaba con la mirada y le daba una calada a su cigarrillo, mire de reojo al castaño quien le frunció el ceño. —Dom, para tí.

—Bueno, Dominic. —Dije ignorando lo que me acababa de decir. —Gracias.

—¿Por qué no te sientas, Kitty?

—No puedo sentarme, lo siento. —Dije fingiendo pena.

—¡Claro que puede, tienes el permiso! —Dijo Julia apareciendo detrás de mí y tomándome por ambos brazos. Le sonreí incómoda.

—Siéntate, está amable mujer te ha dado la autorización. —Prosiguió él mirándome atentamente.

Te voy a matar, Julia.

No me quedó más remedio así que asentí, Julia se llevó el pedido que había hecho prometiendo en un susurro que me llevaría la comisión de la venta que tuviera está mesa, derrotada y sin otras opciones me senté al lado de ese hombre, ya que era la única silla disponible.

...NOTA IMPORTANTE DE LA AUTORA ...

El día de ayer comencé a subir esta novela y ciertamente ya la tengo muy avanzada pero está en edición por lo que no puedo subir todos los capítulos que ya tengo, lo iré haciendo conforme se terminen de editar.

...Habrá capítulos de lunes a viernes y quizá algún que otro maratón, cuando esto último pase se avisará un capítulo antes. :)...

Quiero que entiendan que hago esto únicamente por hobby... En mi anterior novela sufrí mucha presión a la que estuve expuesta, querían capitulos todos los días a todas horas y realmente no puedo, no funcionó así. Tengo una vida, un trabajo (ya quisiera vivir de mis escrituras) y una familia.

Para que una novela pueda fluir y mi mente también, es necesario el tiempo. Llegué a un punto en el que me sentaba a escribir y simplemente las ideas no me llegaban, fue muchísimo estrés al que ya no quiero ser expuesta. Fue tanto que hasta escribí mientras sufrí una perdida familiar únicamente para parar los mensajes que me llegaban.

Amo escribir y después de tantos años de bloqueo del escritor por fin puedo hacerlo y amo hacerlo en esta plataforma.

Así que les pido de la manera más atenta y respetuosa que respeten mis tiempos, les prometo que valdrá la pena... Se vienen muchas cosas fuertes en esta novela, adelantaré un poco: Amor, traición, sangre, privaciones, etc.

Espero que puedan comprender, los quiero. ❤️‍🩹

—K

3. KITTY

MELODY

Llevaba tres minutos sentada en la mesa, el castaño simpático estaba con otra bailarina sentada sobre sus piernas mientras se murmuraban al oído y ambos reían. Por mi parte estaba notablemente incómoda, sentía la mirada penetrante del hombre que se presentó como Dominic, no lo disimulaba así que decidí comenzar con una conversación.

—¿Cómo dijo que se llamaba? —Pregunte.

Que buena idea, preguntarle su nombre cuando ya lo sé, ¡seré tonta!

—Para ti, me llamo Dom. —Paso el brazo por el respaldo de la silla rozando mi espalda descubierta.

Una gran ola -tsunami- de emociones recorrió toda mi espina dorsal, fue una especie de electricidad que se fue directamente del lugar que tocó hasta mi estómago, por instinto me sobresalté y él me miró mientras sonreía burlonamente.

—Y tú, ¿cómo te llamas?

—Kitty. —Dije. Él negó.

—Tu nombre, el de verdad.

—No puedo decírselo, me echarían del lugar.

Cierto, no puedo dejar que me suceda lo que le pasó a la chica que despidieron el mes pasado. ¡Calma tus instintos, Melody! ¡Pareces una jodida adolescente! ¿Qué te pasa?

—Nunca te había visto por aquí. —Dije para cambiar el tema, parece que funcionó, ya que me respondió enseguida.

—No los frecuento, vine por ese idiota. —Con la cabeza señaló al castaño simpático quien seguía muy cariñoso con la bailarina. Lo mire un momento y regrese la vista a él.

Quítate los lentes, quítate los lentes... ¡Bueno, para ya!

—Oh. -Murmure mientras jugaba con mis manos, nerviosa. —¿Seguirás viniendo?

Él alzó las cejas y se acomodó los lentes de sol mientras se incorporaba en la silla y se acercaba a mi hasta llegar a mi oído.

—Solo si una mujer hermosa y sexy me lo pide. —Me dijo.

Mi piel se erizó al instante, juro que sentí un escalofrío recorrerme por completo, cerré los ojos un instante y mire hacia la barra en dónde Andy, mi amiga me miraba sin comprender.

—Habrá que buscar a la chica. —Intente bromear.

—Bueno, no necesito buscar porque ya está frente a mí. —Sé alejo un poco y ciertamente agradecí.

Vaya, tiene labios grandes...

Mi mente maquinaba la respuesta que iba a darle, pero sin darme cuenta el tomo su celular y se levantó de la silla sin decir una palabra, el castaño simpático del cual no sabía su nombre quitó a la bailarina y se dirigió a él, a unos metros de la mesa, la otra chica me miró sin comprender y pasados unos minutos volvió.

—Tengo que irme hermosa. —Dijo. Asentí lentamente. Se acercó a mí y depósito un beso en mí mejilla, fue apurado y brusco, me removió todo en el interior. —Volveré mañana y espero que ya recuerdes tu nombre.

Tomo su cartera y me dió un fajo de billetes, eran demasiados, tanto que estaba segura de que podría comprar veinte botellas de las que ya había pedido, no ocho.

—¡Oye, pero esto es demasiado!

—Tómalo como una propina. —El castaño me guiño el ojo y se marchó dejándome en esa mesa, con el corazón en la mano.

Mire el dinero y después a la chica que estaba a mi lado quien me sonreía pues también a ella le habían dejado un fajo de billetes pero no tan grande como el mío.

—¡Qué buena noche! —Me dijo ella.

Me levanté de la mesa y fui directamente con Julia quien me miraba sonriente.

—No debiste hacer eso. —Le reproché.

—Pues funcionó querida porque hoy ganaste lo que seguramente ganarías en una semana.

Tomo el dinero y cobro la cuenta frente a mí devolviéndome el resto, fruncí el ceño al ver que me regreso más de la mitad.

—¿Todo esto es para mí?

—Júntate conmigo y obtendrás más de eso. —Dijo divertida.

Le rodé los ojos y me fui al camerino en dónde estaba la chica que estaba con él acompañante de Dom, ella me sonrió.

—¿Eres nueva? Es que no te conozco. —Le pregunté, ella asintió.

—Si, mí nombre es Olivia, pero mis amigos me dicen Livie. —Dijo ella. —¿Te fue tan bien como a mi?

DOMINIC

Salimos del asqueroso bar y subimos a la camioneta, Colin me miraba sin comprender.

—¡Apenas y la tocaste, ¿qué te pasa?!

—Yo sé mi cuento. —Le dije secamente.

—¡Era tu momento, hermano! ¡La mujer está que se cae de buena!

Lo miré con el ceño fruncido.

—A partir de hoy serás ciego cuando la veas, ¿entiendes?

—Claro, pero, ¿te gustó? —Yo me encogí de hombros.

—Es sexy. —Admití.

—Puedo saber, ¿Por qué diablos le dijiste que te llamabas Dominic? ¡Nadie te dice por tu nombre, solo yo y pues... Mamá!

—No te metas en mis asuntos, Colin.

—Jamas haces eso con las chicas y-y no sé, no me gustó que lo hicieras.

—Mala suerte, lo hice. —Chasquee mi lengua en mis dientes y Colin bufó.

Cuando volvimos a llegar a la bodega entre rápidamente para encontrar a mis hombres custodiando a una mujer, no parecía muy mayor si acaso unos cuarenta y cinco años, estaba tirada en el suelo con sus cuatro extremidades atadas y un pañuelo en la boca, ella lloraba desconsoladamente.

—Así que tú eres Kitty. —Dije mientras me acercaba a ella.

-¡No, no, Kitty es mi hija!

—Mmhhh, ¿investigaron a la hija? —Pregunte y Sabueso asintió.

—Está limpia, tiene un trabajo mediocre.

—¡Yo no hice nada malo señor Stredd!

Bufé, con fuerza dirigí mi mano hasta su mejilla y volteé su cara de una bofetada, la mujer cayó al suelo y ella comenzó a llorar aún más.

—¡Cállate la puta boca! —Le grité. —¡Cállate o te juro que no verás más a tu hija!

—Mátala si lo quieres, quédatela, lo que quieras pero déjame ir. —Suplicó.

Sabueso la tomo bruscamente del brazo y volvió a ponerla frente a mí, suspiré.

—¿Tú, estás tratando de venderme a tu hija? —Rei. —Te llevas el premio a la madre del año.

Mire a Colin quien reía junto a Sabueso, camine hasta ella y me puse en cunclillas.

—Querida Kitty, tú y yo tendremos una noche muy larga. —Le sonreí mientras escupía en su cara. —Comencemos que estoy muy emocionado.

Ella bajo la cara humillada.

—¿Quién te vende? —Pregunte directamente.

-Uno de tus compradores.

Mentira, era una absoluta mentira, ella no era clienta de alguno que trabajé para mí.

—Odio cuando me quieren ver la cara de idiota. —Bufe. —Sabueso, córtale un dedo. —Dije agotado.

Sabueso camino hasta ella y está chillo horrorizada, intento decirme algo, pero no la escuché, tenía que aprender que las cosas se hacían y decían cuando yo quería, no cuando ellos tuvieran ganas.

Los gritos eran desgarradores, pero ciertamente no sentía ni un poco de empatía por ella, Colin miraba la escena extasiado y Sabueso sonreía. El dedo índice de la mano derecha rodó hasta quedar a mis pies, lo pateé lejos y aún con su mano sangrando me volví a acercar.

—¿Te refrescaste la memoria?

—¡Si, si, ya por favor! —Sollozo. —Es Purcell, es Purcell.

¿Purcell? Pero si el murió hace dos años...

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