"Ese niño ya no sirve".
Dijo el conde mientras miraba a su esposa que asentía en silencio.
Los escuché sin querer.
Ese niño soy yo.
"¿Que hacemos con él?".
Pregunto de nuevo la condesa y el conde pensativo negó con la cabeza, no sabía que hacer.
"Si tuviera magia sería otra cosa pero ese niño ha despertado aura".
"No podemos conservarlo".
La condesa te enia una mirada fría y serena y con un suspiro pregunto de nuevo.
"¿Lo regresamos al orfanato?".
A su pregunta el conde negó.
"No podemos hacer eso, quedaríamos como los malos y nos dejaría en desventaja".
"Solo con que se corriera el rumor de regresar a un huérfano al orfanato sería un escándalo y los negocios que hemos hecho estarían en riesgo".
La condesa hizo una mueca.
Desde la entrada no vieron que estaba escuchándolos.
No pude evitar sentirme fatal.
"¿Entonces?".
Pregunto la condesa esperando que su esposo respondiera teniendo la solución.
"Bueno, estaba pensando que sigas con el experimento que dejaste atrás".
El conde murmuró a su esposa.
Ella sonrió negando.
"¿Olvidaste las visitas del orfanato?".
"No podríamos hacer algo"
El conde asintió pesadamente.
¿De que habla?.
No pude evitar sentirme temeroso y no pude seguir escuchando al ver qué el mayordomo se mostraba desde el otro lado del pasillo así que huyo de ahí dirigiéndose a su habitación a gran velocidad.
Al entrar a su habitación termino recargando se en la puerta.
No podía creer lo que escuchaba.
Pero a la vez todo empezaba a tener sentido.
"Solo soy un niño de reemplazo".
"Cómo ya recuperaron a su verdadero hijo era normal que les dejara de ser util".
Cuando llegó a este lugar el fue introducido como miembro de la familia Eleazar.
Ryan Eleazar.
Tenía cinco años cuando había sido adoptado.
Había nacido en este mundo y abandonado en un orfanato.
Anteriormente había sido un estudiante de preparatoria que termino siendo atropellado por el camión que se supone que iba a tomar para llevarlo al examen para el ingreso a la universidad.
Tan solo tenía solo 17 años cuando mori.
Cuando abrí los ojos descubrí que había nacido de nuevo, su madre lo desprecio desde el momento que lo vio y solo quería deshacerse de mi.
Su sonrisa torcida de felicidad al dejarme en el orfanato fue algo horroroso de ver.
Pero lo acepte, eso fue porque sabía que era ser abandonado por su familia.
Cuando termine siendo adoptado por el conde pensé que podría tener una familia pero me equivoqué.
Cuando llegue lo supe.
Solo era un niño de remplazo en lo que buscaban al verdadero hijo de los condes.
Tiene tres semanas que encontraron a Ismael Eleazar.
El verdadero hijo.
En la primer semana de su llegada todos seguían cuidándolo.
En la segunda semana en su cumpleaños número ocho fue cuando despertó su habilidad.
A los alrededores de los ocho a diez años los niños despiertan sus habilidades.
Aura o magia.
La mayoría espera despertar como un mago ya que tiene una gama alta de especialidades, sin embargo era como un caja de sorpresa como podías despertar siendo mago o futuro maestro de la espada como también podría quedarse como persona normal.
El condado Eleazar es un condado que ama la magia.
Ser mago es como una señal de ser un miembro digno de la familia del condado y cuando desperté la habilidad una pequeña luz brillo en la espada.
Fue ahí cuando la actitud de los condes y de todos los demas cambio.
Los condes mostraron decepción esperando que al menos hubiera sido mago y los sirvientes con todos los demás dejaron de hacerme caso.
Ya no había amabilidad y ahora solo queda hostilidad.
Y hoy ellos estaban decidiendo mi futuro.
Si no tuviera una vida de referencia creo que estuviera aterrado en este momento.
"¿Que hago?".
Me quedé pensando en que hacer.
Si no pueden devolverme al orfanato la otra opción es...
Un estremecimiento corrió por mi espalda.
"¿En serio acabarían conmigo?".
Solo soy un niño de solo ocho años.
Solo he vivido aquí por tres años.
"Hermano".
Una voz de niño se escuchó al otro lado de la puerta.
Ismael.
El que hablo es el hijo verdadero.
"Hermano, ¿No me abres?".
La magia de Ismael empezó a ir hacia el pomo de la puerta abriéndola despacio.
La magia de un mago.
Esa es la diferencia de un mago y un prospecto de maestro de la espada.
Los magos hacen de todas las cosas mientras los maestros de la espada solo son eso.
Personas normales que tienen habilidad con la espada.
'Vaya mala suerte'.
Al seguir recargado en la puerta hizo que la puerta no se abriera fácilmente.
"¿Hermano?".
Ismael que solo es medio año mayor que yo ya tenía su magia.
El aprendía magia cuando fue encontrado.
Se dice que vivió con una anciana que le enseñaba magia a lado de un lago.
El conde vio al niño que se parecía a el mismo y lo confronto solo para saber que ese niño era su hijo perdido.
El estaba viajando por los orfanatos donde los niños con magia son recogidos.
Cuando despiertas tus habilidades los orfanatos hacen una selección y los separan para que puedan ser más fáciles según las preferencias de las personas.
No pude evitar suspirar.
Ellos me habían adoptado porque la condesa tenía un colapso mental y por alguna razón les había agradado.
Miré la puerta que aún estaba queriendo abrir y dije.
"Solo vete".
Dije e Ismael dejo de usar la magia en la puerta.
¿Se fue?.
Pensando que se había ido la puerta se abrió con brusquedad.
Termine saliendo volando hacia delante mientras quede incrédulo.
"Listo".
Ismael dijo mientras me quedé en shock por como había entrado dentro de mi habitación.
Pero fue cuando el niño de ojos azules y su cabello café claro me miró.
"Hermano, ¿Por qué no me dejas entrar?".
"Solo quiero hablar contigo".
Dijo Ismael pero sinceramente este niño era extraño.
"¿Que es?".
Pregunto fingiendo no ver su mirada divertida.
"Pensaba que ahora que madre y padre han dicho que ya no eres util, ¿Por qué no te conviertes en mi persona?".
"Es decir tu has vivido mi vida en los últimos tres años y debes tener el deber de enseñarme pero desde abajo".
Esas palabras me dejaron perplejo, ¿Su persona?.
¿Un sirviente?.
"Es decir solo te dejare que vivas así conmigo porque apesar de que eres inutil porque no tienes magia, tu apariencia es como si viera a un conejo que necesito cuidar".
'¿Conejo?'.
Bueno no había duda que parecía un conejo con ojos rojos y cabello con piel blanca.
Pero no.
Me sentía ofendido.
"¿Que dices hermano?".
Pregunto pero después se quedó como si ya no le agradará algo y dijo.
"Cómo no eres hermano real creo que dejaré de decirte así, tu nombre .... Ryan... No me gusta... Creo... Que mejor te llamaré conejo como un buen nombre".
Miré a Ismael con una mirada sin emociones en este momento tenia el mayor control que podía poseer para no perder los estribos.
Pero me estaba enojando.
Cuando lo vi por primera vez me refleje, pero las semanas que siguieron el mostró como realmente es.
Un niño arrogante.
Todo el mundo dentro del condado giraba entorno a él.
Es por eso que empezó a poder controlar a todos.
Suspiré internamente y negué con la cabeza.
Hermano, no creo que sea buena idea.
Dije como si fuera ridículo lo que decía.
Ismael negó con la cabeza.
"Padre y madre quieren deshacerte de ti, yo solo quiero protegerte conejo".
Esa palabra hacia que se me pusieran los pelos de punta.
'No quiero convertirme en una mascota'.
Menos de él.
"Conejo, ven, yo puedo ayudarte".
La voz de Ismael era horrorosa a punto que me estaba dando náuseas.
"¿Puedes salir de mi habitación?".
Dije como pregunta pero quería que se fuera de mi lugar.
El me observó fijamente y sonrió divertido.
"Bien, le diré a madre y a padre que aceptaste".
Con una sonrisa divertida empezó a dirigirse hacia la salida.
En cuanto salio cerré la puerta con fuerza, mis puños estaban apretados y un sentimiento de miedo corrió de mi espalda.
¿Que rayos es esto?.
Lo último que haría sería ser un sirviente de ese mocoso.
Después de ver qué nadie más venía fui a ver mi escondite.
Debajo de la cama había un pequeño compartimiento que había descubierto desde que me instale en esta habitación.
Por ser nobles que han aumentado su influencia pude comprar cosas como un niño noble.
Tal vez lo había hecho adrede.
Una bolsa espacial donde pueda guardar lo que sea.
"He sido abandonado una vez, era normal que tuviera que prepararme por cualquier cosa".
Aunque antes habían sido amables y compresivos al grado que podía bajar mi guardia jamás lo hice.
En mi primera vida la gente siempre hacia eso, te trataba bien para después apuñalarte por la espalda.
Mirando las cosas que tenía pensé en mis futuros planes.
Ahora habían dos caminos si me quedaba en este lugar.
Me eliminaban o me harían un sirviente personal para Ismael.
En cualquiera de las dos opciones no era viable.
Aún si aceptará ser un sirviente de seguro jamás me pagarían ya que tendrían derechos por los documentos de adopción.
"Es mejor irme".
Con eso saque la bolsa dimensional que tenía muchas monedas que había recibido.
Ahora que sabía que dependería de una espada sería lo indicado ir a algún lugar para aprender.
Este sitio no es un lugar seguro para mí.
Con eso empecé a empacar ropa casual que tenía.
Miré a los alrededores buscando algo más para llevar pero no encontré nada cerca.
Vi la noche desde mi ventana y espere a que todos se fueran a dormir.
Al abrir la puerta de la habitación había un corredor vacío.
Camine calmadamente y en silencio.
La habitación donde estaban los condes está semi abierta como antes.
Ellos aún estaban despiertos.
"Ismael, mi hijo nos dio la solución mi querida esposa".
El conde con una voz más alegre se dirigió a su esposa.
La condesa también sonrió aliviada de la situación.
"Además ese niño es como un espécimen exótico".
"Me recuerda a alguien".
Dijo la condesa cuando pensó en ese niño.
"¿En serio?".
El conde pregunto pero no se le ocurrió a nadie.
"Tal vez".
El conde desestimó la duda y siguió diciendo.
"Aún así me alegra que hallamos encontrado la forma de no quedar mal, es decir si lo matamos es posible que sospechen de nosotros y si lo regresamos nos veríamos mal antes nuestros conocidos".
"Así que dejarlo al cuidado de Ismael es la mejor opción".
Los dos condes asintieron y el conde se acercó a abrazar a su esposa y fue cuando tome la oportunidad de pasar por la puerta sin que se dieran cuenta de su presencia.
Empezó a alejarse más hasta la entrada principal.
Pero al verla mejor decidió irse por la cocina.
El silencio estaba en su pleno apogeo.
Y sali por la puerta trasera.
"Ahora para algún lugar".
Salir del lugar era lo primero así que empezó a dirigirse por los arbustos y salir de la mansión.
Las alarmas de seguridad sonaron.
Un estremecimiento sentí cuando las luces del condado empezaron a prenderse.
"Maldición".
Dije intentando salir por la cerca de la mansión.
"¡Intrusos!".
Los pocos caballeros del condado empezaron a acercarse a dónde me encontraba.
Me había atorado entre la cerca.
"Pensé que pasaría con facilidad".
Me sentía como esos niños que se atoraban adrede en las cercas, pero tenía miedo.
Quería salir para correr.
Fue cuando la magia de luz me iluminó el lugar donde estaba.
Pase por el espacio estrecho, tomé aire y metí mi estómago para jalar impulso, así es como salí.
Un caballero me miró y dijo.
"¡El joven maestro Ryan!, ¡¿está saliendo?!".
Con ojos aterrorizados negué con la cabeza.
Si la alarma no hubiera sonado hubiera salido y fue cuando pensé.
¿Cuánta seguridad tendrían los magos?.
Tienen la magia de cualquier tipo a su alcance.
Maldije mi ineptitud en este momento.
La puerta principal se abrió de lejos y el caballero dijo.
"No se mueva, en un momento iremos por usted, pero creo que tendrá que explicar".
A las palabras del caballero el pánico entro en mi y empecé a correr hacia algún lado.
"¡Espere!".
El caballero gritó y el conde Eleazar se asomo para saber que es lo que está pasando.
"¿Que pasa?".
Hablo fuerte el conde junto con la condesa y el mayordomo dijo.
"El joven maestro Ryan está escapando".
"¡¿Que?!".
El conde grito incrédulo y miró a su condesa.
Pero Ismael fue quien dijo.
"Hermano, mi hermano está escapando padres".
Los dos voltearon a ver a su hijo y dijeron.
"No te preocupes, lo traeremos aún si tenemos que cortarle una mano para que aprenda que no debe huir".
La condesa dijo con una sonrisa amable a su hijo que asintió sin mucha emoción.
El conde le dijo al mayordomo.
"No llegara lejos, ¡Un caballo!".
Ryan corría a toda velocidad.
"¡Maldición!".
Gritó internamente.
Se tapo con una capa negra y empezó a correr hacia dentro de los bosques que estaban en la montaña.
"¡¿A dónde crees que vas?!".
Gritó el conde.
"¿Así es como nos pagas?".
El conde que salió del condado a toda velocidad fue directo a la parte boscosa que iniciaba la cadena de montañas.
"Sabía que era mala idea tener a un niño cuyo genes son desconocidos".
Ryan no volteo a ver ni siquiera cuando varios hombres del condado se acercaban a toda velocidad.
Se propuso ir por los rumbos más inestables que se veían.
Pero la magia de ellos le preocupaban.
"Me encontrarán".
Corría sin mirar atrás pero lo sabía vienen detrás de mi.
Había una pequeña pendiente que se propuso bajar corriendo para al final terminar cayendo de bolita.
"Cof, cof".
Empecé a arrastrarme por el piso.
"¡Ryan!"
El grito del conde Eleazar se escuchó a todo pulmón.
Se bajó de su caballo cerca de la pendiente y empezó a bajar.
"¡Tampoco es que tengas a dónde ir!".
"Se bueno, tu existencia no es nada de todas formas".
"¿Pensaste que solo serías adoptado para tener los privilegios de una familia importante como la mía?".
La voz del conde se escuchó en la oscuridad de la noche.
Su voz hacia eco.
Logré incorporarme para correr y seguir corriendo mientras una luz tipo bengala se veía en el oscuro cielo.
Empezó a correr sin mirar atrás.
"Si he renacido en este mundo extraño, no es posible que me quedé como sirviente, es mejor ser un viajero o algo así".
Al menos así vería como es este mundo y no se quedaría siendo consumido en un lugar por toda su vida.
Lo único que lamentaba era no tener una bicicleta para poder huir más rápido.
La luz no dio con su ubicación, para cuándo la luz se mostró los árboles frondosos del bosque hicieron su trabajo.
Estaba corriendo siendo oculto por algunos árboles y arbustos que eran un poco más grande de su estatura.
El conde miraba fijamente cualquier lado como un cazador buscando a su presa.
"Tch".
"¡Buscarlo!".
Gritó a todos los hombres que lo habían seguido y empezaron a entrar en el bosque.
Corrí y corrí esperando quea suerte estuviera de su lado.
Y cuando menos me di cuenta ya estaba muy lejos de las luces que aparecían detrás.
Parecía que me buscaban en las cercanías de la pendiente.
Jadeaba por aire pero no podía quedarme en un lugar como este.
Pensé en donde podría esconderme y recordé los libros donde me mostraban mapas.
En la zona del condado estaba dentro de un marquesado.
El marquesado Vicen un estado que estaba en el sur del país.
Es el guardián de la zona fronteriza del sur del pais.
El país era enorme así que fácilmente puede pasar desapercibido.
Lo único que tenía que ir era hacia el norte.
Lo que recordaba de lo que vio en esos libros era que el imperio estaba recién establecido y era uno de los más seguros.
El marquesado tenía límite marítimo así que lo bueno sería usar un barco que fuera a la capital.
Ese sería su primer rumbo para saber si hay más opciones que puede usar.
Las luces de la gente buscándome se veían aún más lejanas.
Era lo bueno de ser pequeño aún, podía pasar desapercibido.
Bueno siempre y cuando me cubriera.
En el orfanato jamás vi a un niño que tuviera el cabello blanco y menos los ojos rojos como yo.
Muchos niños me tenían miedo.
Y ahora era aún más extraño.
Sostuve la espada que tenía en la bolsa dimensional y la luz pequeña y blanca estaba en ella.
"Un aura blanco".
Nunca había creído que el aura fuera blanco.
Lástima que nunca leí las novelas que me contaba mi hermana menor antes de nacer de nuevo.
Liliana de dos años menor que yo le gustaban las novelas web.
Cómo siempre tenía otras cosas en su mente nunca puso atención.
Era posible que me había pasado lo mismo que decían esas novelas al principio.
Empecé a adentrarme dentro de las montañas para ir del otro lado.
Por si no mal recordaba en el mapa que había visto había un gran río de ese lado.
Camine poco a poco hasta que de repente escuché un ruido detrás.
Pensando que era uno de los magos me asuste.
"..."
No miré a nadie pero coloque la espada en mi mano desefundada.
Lo único que podía hacer era hacer lo que podia y empecé a retroceder.
Sin embargo en la parte trasera se escucharon gruñidos como si fuera de un doberman enojado.
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