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LOCO AMOR (La Historia De Selig Cuddyer)

Como todo comenzó.

“Marisol London”

Huir de una trágica vida en la cual debía soportar los insultos de un sujeto al cual nadie le agradaba y una mujer que deseaba ser más sumisa que libre, me llevó a encontrarme con muchas cosas en la vida, entre ellas... Amor y desamor.

No eran mis padres biológicos, ya que fui abandonada en un orfanato al poco tiempo de haber nacido. Pero para mi desgracia, esas personas decidieron adoptarme llevándome a un hogar, el cual no se parecía en nada a lo dicho por la palabra.

Luego de la muerte de su pequeña hija,Solna, la pareja decidió buscar en el orfanato un sustituto, alguien que llenara aquel vacío y como según decían era yo lo más parecido a su hija. Decidieron adoptarme, llevarme a vivir un infierno en el cual era golpeada no solo por ese sujeto, sino que también por sus dos hijos mayores, Mikael y Richard.

Al cumplir mi mayoría de edad y a pedido de la mujer que me crió y rogó huir de ese lugar, tomé mis pocas pertenencias marchándome de allí y terminando en los Ángeles.

Desde el comienzo tuve dudas sin resolver sobre lo que podría pasar por la mente de las personas al no ser honestas y volcarse al mundo de la violencia, por ello empecé a estudiar psicología.

Cabe aclarar que sin tener más que para unos días en una pensión, busqué un trabajo de medio tiempo y con ello poder rentar algo más estable mientras cursaba mi universidad.

Llevaba apenas algunos meses cuando al salir de mi trabajo dos sujetos intentaron lastimarme, lo cual fué impedido por un guapo hombre que se interpuso y me protegió.

Sí, mi hombre, Selig Cuddyer.

—¡SUELTAME! —grité, mientras aquel maldito cerdo me aferraba contra la fria pared y su compañero intentaba romper mi vestimenta —¡AYUDA POR FAVOR!

Suplique, lloré, implore una y otra vez creyendo que jamás nadie llegaría a socorrerme. Pero justo en ese instante ambos sujetos volaron lejos de mí, mientras que otro se colocaba delante protegiendome.

—Les daré unos segundos para irse, de lo contrario los usaré a ambos como bolsas de box —amenazó el desconocido frente a mí.

No bastaron más que esas palabras para que aquellos dos se echaran a correr y de esa forma dejarme suspirar de alivio.

—¿Acaso no sabes lo peligroso que es andar hasta altas horas en la calle? —preguntó con cierta molestia en su voz, para luego girar en mí dirección y de esa forma permitirme apreciar sus hermosos ojos azules.

—Yo solo...

—No me interesa saber la razón por la cual estás aquí, solo ten más cuidado la próxima vez.

Luego de esas palabras, caminó dispuesto a marcharse deteniéndose unos cuantos pasos más adelante y suspirando tan fuerte que pude oírlo.

—Camina, no te esperaré toda la noche —pronunció sin siquiera verme.

Si, sonó bastante brusco y mal educado, pero a él le debía el estar sana y salva. Por ello me prometi devolverle el favor algún día.

—¿C-como te llamas, si se puede saber? —pregunté con cierto temor.

—Selig Cuddyer —fue todo lo que dijo.

…………………………………………………………………………………………

Marisol.

No volví a verlo después de aquel pequeño encuentro en el cual me acompañó de regreso a casa.

Pasaron largos días hasta que volví a retomar la universidad.

Quería convertirme en alguien importante y por ello le ponía lo mejor de mí a cada nuevo día, sin mencionar que tenía que soportar a la incansable Rebeca price, quien cumplía el roll de la supuesta "diva" en todo el campus y por lo que lógicamente todos los tontos universitarios estaban detras de ella.

—Oye, tú —su voz resonó detrás de mí y al girar, no pude evitar sorprenderme al reconocer al muchacho que la acompañaba —¿hiciste los deberes que te encargue?

—Solo tuve tiempo de hacer los míos, Rebeca —respondí, viendola fruncir su ceño —. Mientras tu eres una muchacha rica que puede tener lo que quiere, yo tengo que trabajar para conseguir mis cosas. Por lo tanto te aconsejo que si no tienes ganas de estudiar, no estés fastidiándome la paciencia.

Giré dispuesta a marcharme con toda la molestia acumulada. Aunque ahora no sabía si era por la exigencia de esa mujer o por ver al hombre que me salvó junto a ella.

Ni siquiera volteó a verme y eso realmente dolió.

Después de alejarme de ellos y llegar; como siempre, primera a la clase, decidí concentrarme en mi meta a alcanzar y pensar que aunque esa mujer se crea la gran cosa solo por tener un poco de dinero, no llegaría lejos, no con su carácter.

La típica mimada que quiere conseguir todo sin esfuerzo alguno, siento lastima por ella.

—Ten —oí decir a alguien luego de que una libreta callera sobre mi mesa.

Al levantar la mirada choco con esos frios ojos que hace un momento ni siquiera se posaron sobre mi.

—Ya dije que no haré la tarea de nadie más, suficiente tengo con la mía —respondí de mala manera, oyendo como suspira con molestia y se inclina hasta dejar su rostro muy cerca del mío.

—No tengo la necesidad de que alguien más haga mis tareas, ya que soy muy capaz para lograr lo que quiero sin esfuerzo alguno —se aleja dejando mi corazón acelerado, como si quisiera escapar de mi pecho —. Esto —señaló la libreta —lo dejaste caer por descuidada.

Al bajar la mirada a libreta y tomarla, me doy cuenta que efectivamente era mi libreta.

—Yo...

Ni siquiera me dió tiempo a decir algo, sólo giró y sé alejo de mí.

Suspire resignada al saber que no tendría porque hacerme iluciones con él, después de todo es el novio de Rebeca Price y ya bastantes problemas tengo como para querer sumarme uno más.

—Selig Cuddyer, ¿será que algún día podrás verme con ojos de amor? —pregunté para mis adentros, sacudiendo mi cabeza para borrar esas tontas palabras. Después de todo... Somos de mundos completamente diferentes.

"Que nadie apague jamás esa luz que hay en tus ojos."

vives en mi mente.

Marisol.

Caminaba sin rumbo alguno ya que las clases de la última hora fueron suspendidas y la verdad es que no tenía mucho por hacer.

Si regresaba a mi apartamento tenía que volver a escuchar los reclamos de mi casera por el pago atrasado. Por lo tanto preferí quedarme un poco más de tiempo fuera de su alcance y regresar cuando sea hora de ir a mi trabajo, pues solo tendría que entrar a cambiarme y salir rápidamente.

—¡Hey tú! —Oí decir, más no tomé importancia a quien quiera que fuera —¡Te hablo a ti, chica de la libreta!

Detuve mis pasos al oir esas palabras y rapidamente giré en esa dirección notando a Selig cuddyer, sentado en uno de los tantos bancos que había en la pequeña plaza.

—¿Qué? —pregunté cortante.

Desde que nos cruzamos por primera vez jamás preguntó mí nombre, mientras que yo el suyo me lo sabía de memoria.

—Ven, toma una cerveza conmigo —propuso y negué.

—No puedo, estoy a unas horas de entrar a mi trabajo —contesté, girandome dispuesta a seguir con mi camino.

—Te pierdes un poco de diversión solo por un trabajo donde te desprecian y no valoran para nada lo que haces, que gran estupidez —añadió y volví a detenerme.

¿como sabia?

—Gran estupidez será para ti, que tienes un hogar al cual regresar todos los días sin preocupaciones —dije nuevamente —en cambio para mí es el único sustento que tengo para pagar la renta y poder subsistir con un miserable vuelto.

—No seas tonta, yo puedo encargarme de tu renta —agregó y abrí mis ojos con sorpresa —. solo... Necesito hablar con alguien y tú pareces razonable y sincera.

—Soy sólo una desconocida con la cual te encontraste una vez ¿Que caso tiene..?

—Dos veces en sí, si sumas la de hoy —dijo con una sonrisa y frunci mis labios con molestias.

—Deberias llamar a tu novia, no a mí.

—No es mi novia, solo es una fastidiosa que se cree con ese derecho —contestó y reí falsamente.

—Claro y a ti te molesta tanto que ni siquiera intentas alejarla.

—¿Qué pasa? ¿Estás celosa? —preguntó con una sonrisa y bufé molesta.

—Creo que te consideras mas especial de lo que puedes llegar a ser.

—Ven, solo una cerveza —pidió una vez más, extendiendo dicho objeto en mi dirección.

Resignada ante su tonta insistencia, me senté junto a él y comencé a escuchar los pesares por los cuales estaba pasando.

Resulta ser que su familia y la de Rebeca, tienen una asociación desde hace años, por lo cual sus padres le exigieron comportarse caballerosamente con ella y de ser posible llevar su relación mucho más lejos.

Lo que me sorprendió totalmente es que él ni siquiera la quería, solo estaba cumpliendo con lo pedido por sus padres y... Sin darme cuenta, las horas fueron aumentando al igual que la bebida, pero ya no me importaba si llegaba o no al trabajo, solo quería estar un poco más con él.  

.....................

Narradora.

El ambiente se había vuelto más tolerable para Mar, quien luego de unas cuantas cervezas más había adoptado su verdadera naturaleza.

Una mujer a la cual no le importaba más que el momento y gozaba como nunca antes, parándose sobre el banco y gritando como loca cosas que ni ella entendía, pero lo cual provocaban ternura en el caballero a su lado.

Selig la admiraba, tanto su belleza fisica como la interna, por lo cual decide acallarla como lo venía deseando desde aquella vez que la vió en el restaurante.

Sin pensar en nada más que el deseo creciente en su interior por degustar sus dulces labios, la toma de su mano hasta inclinarla a él y se apodera con ternura y locura de sus deliciosos labios.

Cabe aclarar que la muchacha ya ebria intento resistirse a ello, pero para fortuna de ambos sus fuerzas flaquearon y cedieron ante el ardiente y alocado beso.

Coratando con éste una vez la falta de aire se hizo presente, Selig, quien yacía con su respiración a mil por horas, decide tomarla de su mano y conducirla de esa manera hasta su vehículo.

Mientras ella gritaba como loca mientras sacaba la cabeza por la ventanilla, él reía y disfrutaba de ese grato momento junto a la chica.

Su recorrido terminó en un complejo de apartamentos los cuales solo eran para personas de gran estatus, pues eso decía la elegancia del lugar.

—¿Que hacemos aquí? —preguntó Mar, dirigiendo su achicada mirada a Selig.

—Aquí es donde vivirás a partir de ahora —respondió mientras tomaba suavemente su mano y la oía reir a carcajadas.

—Si claro —dijo la linda joven entre risas —. Ni siquiera puedo terminar de pagar la renta de mi actual departamento ¿Cómo voy a pagar por algo como esto?

—Ya te dije que no tienes de que preocuparte, yo me haré responsable de ti a partir de ahora —explicó el joven, bajando del carro y rodeándolo para luego abrir su puerta.

Cabe aclarar que al solo poner los pies fuera del vehículo y debido a la borrachera que se pegó, sus piernas se tambalearon llevándola a terminar en los brazos del guapo hombre.

Mientras ella lo miraba sin una chispa de preocupación o vergüenza, él suspira y la toma entre sus brazos para luego llevarla en dirección a su apartamento.

Una vez entraron en éste, Marisol habló con exclamación indicando cuanto le encantaba el lugar.

—Quedate aquí, iré por un poco de agua para ti y luego te daras un baño para bajar esa borrachera.

—No quiero, ahora me siento con más ganas de seguir bebiendo y disfrutando de todo lo que nunca antes pude —respondió en negación, viendo a Selig acercarse a su rostro hasta dejarlo a escasos pasos del suyo.

—¿Y qué es eso que no te atrevias a hacer antes? —preguntó, dejándola en total silencio.

Luego de que sus miradas chocaran por un segundo, sus labios se unieron en un ferviente beso, el cual poco a poco los llevó a mucho más.

Nuestro amor

Narradora.

Los besos fueron intensificados como el ferviente deseo que crecía en ambos, quienes poco a poco comenzaron a desprenderse de cada prenda que les impedía sentirse piel a piel.

Las suaves caricias del hombre comenzaron a hacer un hermoso y placentero camino por el cuerpo de la mujer, quien por impulso gimió ante el contacto de la mano con su desnuda piel.

Las prendas en ambos fueron un cuento, por lo que apreciando la maravillosa obra de arte que tenía frente a ella, Marisol recordó algo escencial.

—N-no.. Tenemos que parar aquí —habló, notando la confusion en los ojos de Selig. Pues no podía haberle correspondido durante todo lo que llevan de pasión y ahora decir que ya no quería.

—¿Piensas dejarme de esta manera? —preguntó indignado, señalando su erección.

—Yo... —gira su sonrojado rostro en otra dirección, mientras sus manos se cubren su cuerpo cómo si él no lo hubiera visto ya —... Soy virgen, Selig.

—¿Eres...virgen? —preguntó, viendo a la chica asentir y sacarle una hermosa sonrisa —. Eso lo vuelve mejor porque.. —se acerca a su oido para luego susurrar de forma sexy —también lo soy —añadió, ganándose la rapida mirada de Marisol, quien se negaba a creer en lo dicho de sus labios.

—Estas mintiéndome sólo para que ceda y me deje sucumbir por el deseo —respondió, viendo la tierna sonrisa que se posó en esos suaves labios.

—Mi luz, tendría que darme vergüenza admitir frente a ti que aún conservo mi virginidad —refutó, besando suavemente el cuello de la guapa joven —pero lo cierto es que lo soy y solo contigo es que nace mi deseo, desde aquel día que te vi —besa cortamente sus labios —. Estoy completamente loco por ti, mi luz. Por ello quiero entregarme a ti y que tú te entregues a mí.

No bastaron más que esas palabras para que Marisol, tomara al caballero por su cuello y silenciara cualquier cosa que estuviera por decir, con un ardiente beso.

Las caricias volvieron, al igual que el deseo de querer entregarse ambos en cuerpo y alma.

Poco a poco el miembro del encantador hombre fue dirigiéndose a la feminidad de la mujer, quien se aferra a su espalda preparada para el pequeño dolor que sabía, le iba a dar por ser su primera vez.

—¡OH!

El fuerte gemido abandonó los labios de Selig, una vez se introdujo dentro de ella. Esta era la primera vez que experimentaba algo tan delicioso y placentero, algo que sin duda repetiría una y otra vez.

—Me lastimas, Selig —se quejó ella, viendo como las manos del hombre se aferraban con fuerza a la almohada en la cual reposaba su cabeza, tratando de contenerse por lo que estaba sintiendo.

—N-no creo que dure mucho —respondió, refiriendose al dolor —. Ya no puedo detenerme luz, moriré si me haces abandonar tu interior.

Dichas esas palabras, se aferro a los labios de su encantadora chica para luego de un momento, comenzar con un vaivén de caderas y gozar tanto como ella lo hacía. 

...----------------...

Marisol.

Mis ojos se abrieron ante la tenue luz que atravesaba la ventana, la cual me forzó a abrir mis ojos y encontrarme con la maravilla más hermosa delante de mis ojos.

"Mi hermoso Selig"

Lucía tan tierno cuando dormía y más aún con su desnudo cuerpo que estaba tallado por los mismos Ángeles.

Parecía completamente un...

¡UN MOMENTO! ¿¡QUE CARAJOS HACEMOS DESNUDOS!?

Sentándome de golpe, comienzo a pensar en todo lo que pasó después de la primera cerveza y... Debo admitir que los recuerdos que llegaron a mi cabeza comenzaron a llenarme de vergüenza.

—Jajajaja —escuché reír a Selig y rápidamente gire a verlo, sin comprender el porque de su risa —. Tu.. Tu cara jajaja juro que fué tan gracioso ver el gesto que pusiste luego de seguramente recordar lo que hicimos —añadió, por lo que volví mi mirada en otra dirección mientras mis mejillas parecían prenderse fuego.

—Esto no está nada bien —comenté en voz baja, sintiendo como él se sentaba junto a mí.

—¿Estas arrepentida por lo sucedido entre nosotros? —preguntó y negué.

—No estoy arrepentida para nada, solo considero mi destino desde ahora cuando Rebeca descubra lo que pasó entre nosotros.

Sus manos se aferran a mi rostro y lo hace girar rápidamente a él, dejando luego un suave beso en mis labios.

—Ya te dije que no tengo nada con ella y no tienes porque preocuparte, dejaré en claro a todos que tú eres mi mujer —respondió y una tonta sonrisa se dibujó en mis labios —. Eres preciosa, mi luz —añadió, volviendo a besarme mientras sus manos recorrían una vez más mi cuerpo con suaves caricias y su cuerpo comenzaba a colocarse sobre el mío —. Pese a que hicimos el amor unas 5 veces en la noche, aún deseo seguir probando de ti.

—Casi no recuerdo nada, asi que...¿Por qué no refrescas mi memoria? —pregunté, envolviendo su cuello con mis brazos para luego sentirlo dentro de mí proclamandome suya.

...

Luego de dos rondas más, ambos decidimos ducharnos y enfocarnos en desayunar y alistarnos para ir a la universidad.

—Procura comer todo el desayuno para que recuperes fuerzas —dijo Selig, mientras bebía de su café —después de todo necesitaras las mismas energias esta noche.

Y dejando a un lado la taza, pasa por mi lado dejando un suave beso en mis labios para correr a la habitación supongo que a prepararse.

Poco rato después y sin que se lo pidiera, Selig bajó en mi apartamento pidiendo que lo esperara para volver a los minutos con dos maletas en cada mano.

—¿Que haces? —pregunté confundida.

—Es obvio que viviremos juntos y éste es apenas el comienzo de lo que tengo planeado a tu lado —respondió, volviéndose hasta mi casera; quien había salido a chusmear como la vieja que era, y pagarle de seguro la cuota atrasada.

Una vez volvió al carro, besó tiernamente mis labios y lo encendió nuevamente, para ahora dirigirnos a la universidad.

"Próxima parada: mi tormento, Rebeca Price".

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