No. No puede ser posible. Padre, por qué me haces esto? - pregunta la joven de cabello oscuro y ondulado. Aparentaba unos 18 años, pero en realidad tenía 15.
- Tu eres mi hija, y tu deber es ayudarme, ayudar a tu familia a salir de los problemas financieros que tenemos. No entiendes, que si te casas, tu futuro esposo mantendrá nuestro estilo de vida. Espero recuperarme con el apoyo del Rey, y del principe, que será tu esposo. - explicó el hombre, con mirada fría. No le importaba que la chica, su hija, llorara sin consuelo.
Ella sabía que lo que decía su padre era ley. Y no le quedaba de otra que aceptarlo.
El hombre la miró una última vez, con frialdad. Era alto, y tenía el cabello oscuro y entre canoso, propio de su edad. sin embargo, aún emanaba autoridad, infundada por el miedo y por la investidura de su cargo y título. Salió del cuarto sin decir más.
La chica lloro, mientras veía a su padre alejarse, y cerrar la puerta detrás de si. Las jóvenes que fueron contratadas para maquillarla y vestirla, volvieron a acercarse a ella, continuando su tarea de peinarla. Mientras otra chica le hablaba diciendole que no llorara más. Que ella le acomodaría el maquillaje y quedaría como la bella princesa que era.
Al final lograron convencerla de que se calmará y pudieron terminar de prepararla.
Entonces, su hermano mayor la fue a buscar. Emocionado al verla, la abrazo y beso en la frente, sonriendole. Le dijo al oído que cualquier situación anormal le avisará. El estaría pendiente. Que más situación anormal que está, pensó Cassandra. Ella lo abrazo con fuerza, sollozando.
- No llores, Cassie. Todo saldrá bien. - le expreso su hermano.
Ella asintió con la cabeza.
Él la escoltó hasta el altar. Su padre no quiso hacerlo. Se quedó parado al margen de los novios como hace un padrino. Y su hermano Ciro la llevo y se la entrego a su futuro esposo.
Ella al ver al hombre con quién compartiría su vida de ahora en adelante, sintió un escalofrío, pero no podía decir nada. dónde viviría si su padre la hechaba de la casa?. No tenía más familia. Solo su padre, su madre y su hermano mayor, Ciro. Así que solo acepto. Cuando el sacerdote y el juez de paz dijeron las palabras, su prometido enseguida dijo
- Si, acepto.
Pero ella estaba llena de miedo. Fue entonces cuando su padre se estuvo a su lado en un santiamén,
- Si no aceptas no volverás a ver a tu madre nunca...- le inquirió en un siseo.
Cassandra se sorprendió horrorizada, y asintiendo con la cabeza, se apresuró a decir
- Si, acepto.
Y entonces su padre se alejó.
Cuando el sacerdote decía las palabras de unión, Cassandra lloraba, mientras su ahora esposo la jalaba hacia si, para abrazarla y darle un beso rápido en los labios, solo un roce. Mientras le decía en un susurro.
- Ahora eres mía.
Los ojos de la joven se abrieron de par en par por la sorpresa. Este hombre tenía tiempo merodeandola. E imaginar que sus padres lo sabían la desconcertó.
El resto de la velada paso entre nubes. Volvió en si cuando la dejaban al frente de su cuarto para que se bañara y acomodara porque su esposo iría a consumar el matrimonio.
***********
- Su alteza, ya lo esperan en la iglesia. - le informa su asistente.
El se molesta. No quería casarse, pero era un compromiso adquirido por su padre. Y de todos modos necesitaría una reina, así que lo mejor era aceptar este matrimonio, sabiendo que su padre había escogido una buena familia a la cual unirse. Que estar buscando a alguien que no se fijará en el , sino en el poder que otorgaba su puesto de futuro gobernante. Así que optó por aceptar casarse con esta chica.
Se horrorizo, cuando se enteró de la edad que tenía la chica.
- Mi padre no estaba cuerdo cuando eligió a esta chica. - dijo pasandose los dedos por el cabello. - tiene una hermana mayor por lo menos? - preguntó.
- No su alteza. Es la única mujer descendiente en esa familia. Por eso hicieron el trato con su padre. Pensaron que su linaje se fortalecería con esta unión.
* Que horror. En qué pensaba su padre? - Se preguntó, Brahim al saber la edad de la chica con quién se casaría.
Una chica de 15 años. Y lo más ridículo era saber que se esperaba que el tuviera un heredero, un año después de estar casado. Que se creía está gente?, pensó.
El tenía 25 años, y ella era una niña que apenas abría sus ojos al mundo. Una niña de 15 años. No podía hacerlo. No podía quitarle su pureza tan joven. Si, se casaría. Pero acceder al resto era otra cuestión.
Trataría de convencer a su padre de modificar la ley, para embarazarla más adelante. Y así obtener el heredero que el reino necesitaba.
Al final, luego de pensarlo un momento, ajusto el nudo de su corbata. llevaba un traje de tres piezas blanco con corbata dorada, pañuelo dorado, y detalles dorados. Las flores en el bolsillo de su chaqueta eran rojas. Al parecer la novia llevaría un vestido blanco pero los detalles eran rojos.
* Que? - pensó cuando se lo informaron. sin embargo no quiso llevarle la contraria a la chica. Al menos le concedería eso para el día de su boda. Así que, había ordenado que los detalles rojos fueron intercalados con detalles dorados.
Ahora iba camino al altar. A desposar a la joven.
**********
Cuando Brahim vio aparecer a Cassandra al final del pasillo junto a su hermano, primero pensó, Dónde está su padre que no me la va a entregar, y de hecho busco con la mirada al general, padre de Cassie, dándose cuenta que estaba de pie a su lado algo retirado, en el lugar que sería del padrino, y este mantuvo la mirada baja para no toparse con la mirada del Principe.
Luego pensó "que hermosa es. No parece una niña en ese vestido".
En realidad, el vestido le quedaba entallado hasta la cintura a la chica. Ella era alta, con tez clara, cabello oscuro rizado, era rellenita más bien curvilínea. Sin pensarlo, Brahim se relamio los labios, como gesto automático a la hermosura que veían sus ojos. Luego reaccionó, y decidió que le daría tiempo para crecer antes de tomarla. No la obligaría a nada. Pero definitivamente ese cuerpo sería suyo en cuanto pudiera.
**********
Ya en la habitación, luego de finalizada la fiesta, a la cual no le prestó atención por estar mirando a su esposa, se preparaba para ir a la habitación de Cassandra. Se esperaba que esa noche el consumara la unión, y de ese modo, tal vez, concebir al nuevo heredero al trono.
Su plan era solo dormir junto a la chica, no tocarla. Estaba consciente que eso sería un problema para ambos más adelante, sobre todo para ella si no salía embarazada. Pero eso lo resolvería llegado el momento.
Cuando estuvo listo, se dirigió a los aposentos de Kali. De ahora en adelante, esas serían las habitaciones de la ahora princesa heredera. Al estar frente a la puerta, dos guardias le hicieron una reverencia y le abrieron la puerta. El entró y la puerta fue cerrada.
El miró la habitación a su alrededor. Era amplia, los colores eran en tonos rosa y pastel. En el centro estaba la inmensa cama, con sábanas de color rosa, y cobijas color crema. Habían flores rojas, rosas, adornando tres jarrones en la habitación. Uno al lado de la puerta de cristal que daba hacia el balcón, otro en una cómoda cerca de la puerta y un tercer jarrón en una mesita en el saloncito contiguo a la habitación.
Observó la cómoda la cual tenía un espejo y algunas cosas de Cassandra, colocadas sobre ella, como su peine y algunas cremas. Y vio la puerta del closet abierta, y vio sobresalir el vestido blanco de novia, colgado cerca de la puerta. Ahora que lo veía mejor, era blanco con la falda muy amplia, y tenía un cinturón rojo que terminaba en un lazo muy grande cuya larga cinta quedaba tan larga como la falda lo que hacía ver el vestido muy hermoso.
Un pequeño ramo de flores blancas, con algunas flores rojas estaba sobre una mesa. Era el que había usado, luego de lanzar el gran ramo de flores blancas y rojas que había llevado al altar, a petición de las mujeres solteras, invitadas a la fiesta.
El principe se extraño de no ver a Cassandra. Dónde estaba? Se dirigió al baño, y al abrir la puerta, escucho el agua correr, y a alguien sollozar. Pudo vislumbrar a través de las puertas semitransparentes, una figura sentada en el suelo de la ducha, mientras el agua caía sobre ella. Así que decidió hablar con ella y tranquilizarla.
- Cassandra, estás bien? - preguntó Brahim con voz suave.
La chiquilla paro de llorar y levantándose, mientras se aclaraba la garganta dijo,
-Si, su alteza. En un momento salgo. - cerro el agua. Y saco la mano para tomar la toalla y enrollarse en ella. Salió y miro al príncipe.
- Disculpe, su alteza. No fue mi intención hacerlo esperar. Ya estoy lista. Cuando usted diga. - manifestó ella automáticamente y sin emoción, como si se hubiera aprendido el parlamento anteriormente.
Brahim le tomo la mano, y se dió cuenta que ella apretó su otra mano sobre la toalla. La chica tenía el cabello mojado y aún chorreaba agua, lo que hacía que se viera su hermoso cabello más oscuro. Sus ojos claros estaban un poco enrojecidos por llorar al igual que su nariz.
Mientras Brahim la llevaba al cuarto y hacia que se sentara en la cama y el se sentaba a su lado, pudo observar su cuerpo, ya que la toalla era bastante corta. Cassandra tenía pechos grandes, una cinturita, y las caderas bastante amplias. Aún cuando su cuerpo se estaba desarrollando, el mismo era muy hermoso de ver. Y su piel muy suave.
Cuando la observó al rostro sin todo el maquillaje, se sorprendió. Era la chica que el había visto días antes, y la cual se había dedicado a observar secretamente. Porque realmente era hermosa. Se había casado con ella. No la reconoció con tanto maquillaje.
Le volvió a tomar la mano y se la beso, mientras la miraba a los ojos. Solo para ver su reacción. Y como esperaba ella comenzó a temblar, y sus ojos se cristalizaron por las lágrimas, aún cuando le sostuvo la mirada. La chica era valiente. Entonces, con un suspiro, le dijo
- Cassandra, no estés nerviosa. No voy a tocarte hoy. Solo dormiremos. Se vería muy mal que yo no estuviera en la misma habitación que tú en nuestra noche de bodas. Así que dormiré contigo.
Ella se sorprendió ante estás palabras.
- Esperaré a que crezcas un poco más, para que estemos juntos, y así puedas darme un heredero. Así que no tienes de que preocuparte. - le explicó él acariciando su mejilla.
Ella lo miró un poco preocupada.
- Que le diré a mi padre cuando pregunte por la consumación de nuestro matrimonio, su alteza?
- Que yo estoy complacido contigo. Solo eso. Luego de eso no debería preguntarte nada más, porque eres la princesa heredera, mi esposa, y solo debes hablar conmigo de esos temas, con nadie más. Entendido?
Cassie asintió. El volvió a acariciar su mejilla, deslizando suavemente sus dedos por su piel hasta su cuello. Y de ahí por su brazo, tomando su mano de nuevo y besando su dorso y su palma.
- Ve a vestirte para dormir. Debes estar cansada.
Ella asintio, se levantó y fue hasta el closet dónde entro porque era como un pequeño cuarto. salió a los pocos minutos con una pijama de tela suave color rosa con motivos de corazones, de pantalón largo y blusa manga larga. Ella sentía bastante frío. Aún cuando la habitación no lo estaba tanto. Ya Brahim estaba acostado y arropado, el se había dejado la franela de su pijama gris puesta, aún cuando acostumbraba dormir sin está. Solo con el pantalón de la pijama o sin nada si hacía mucho calor.
Él le señalo un lugar a su lado levantado la sabana y ella subió a la cama acostandose dandole la espalda, más el la acercó a su cuerpo y abrazandola en silencio, y ambos se quedaron dormidos.
**********
Todo comenzó hace mucho tiempo. Quince años antes para ser precisos. Cuando el padre de Cassandra, llevado por su ambición, llegó a un acuerdo con el Rey, y comprometio a su hija recién nacida con el principe heredero, el cual para ese entonces tenía diez años.
El principe supo del trato que había hecho el Rey con el General de su ejército. Pero no entendía la razón del trato, y sus consecuencias, tanto para él como príncipe, como para la pequeña recién nacida, así como para el reino.
En su inocencia de niño, solo quería seguir los pasos de su padre, ser un gran Rey, y por supuesto un gran guerrero. Así que desde muy pequeño no le costó adaptarse a las actividades que le imponía su padre, que le ayudarían a convertirse en uno de los mejores gobernantes de su reino. No solo estudiaba defensa y combate, manejo de armas, entre otras. Sino que estudiaba con maestros particulares las diferentes asignaturas básicas como historia, geografía, así como finanzas. Así que aprendía como manejar el reino.
Mientras tanto, Cassandra crecía, bajo el amor y el cuidado de su familia. Su hermano mayor Ciro, que tenía la misma edad del principe, la cuidaba con mucho cariño y amor. Al pasar los años, le enseñaba las travesuras propias de su edad, como lanzar piedras al lago, y ver las ondas que se marcaban en la superficie del agua.
También su madre comenzó a prepararla para que cumpliera su papel de princesa heredera y fuera la futura Reina del imperio. Así que se la pasaba entré clases y maestros particulares. Aún cuando, Ciro, lograba sacarla de sus clases para irse a los jardines del palacio a jugar.
La vida de ambos, los futuros príncipes herederos era perfecta. O casi...?
**********
Brahim, tendría su fiesta para su cumpleaños número 20. Ya había manifestado su deseo de que no quería una fiesta, que era mejor que le entregaran el dinero con que iban a realizar la fiesta a la gente menos favorecida. Su padre le dijo que ya eso lo hacía la corona, que se quedará tranquilo y aceptará la fiesta, ya que como un digno gobernante, debía aceptar que el pueblo celebrará con el.
- Padre, cuál pueblo? A esta fiesta asistirán los nobles y sus familias. - le respondió el principe Brahim a su padre, muy serio. - Crees que porque tengo 20 años no conozco como se maneja la política? La conozco. Me enseñaste a interpretar las acciones de la gente de la nobleza. - le dijo con el ceño fruncido el muchacho al Rey.
El Rey Eduardo lo miró muy serio.
- Me respetas, muchacho. Primero que todo soy tu rey, y luego soy tu padre. Me vuelves a responder de esta manera y te voy a mandar a los calabozos sin comida ni agua por un tiempo. Me entiendes? - le advirtió el Rey a su hijo.
- Entiendo, Mi Rey. - respondió Brahim con una inclinación, comprendiendo que había cometido un error expresando sus pensamientos abiertamente. - No volverá a suceder, Padre.
El Rey lo miró y asintio con la cabeza, y ya no se habló más del asunto.
El principe Brahim, hizo una nueva inclinación y salió del despacho de su padre. El admiraba a su padre. Por eso un día, decidió ser como él. Pero a veces no estaba de acuerdo en sus decisiones, aún cuando se había demostrado siempre lo acertada de las decisiones que el Rey tomaba.
A la fiesta fue invitada la niña de cabello oscuro y rizado, con su piel de color almendrado, y ojos grises verdosos, junto a su familia, y su padre, el general Alexander. La niña de ahora diez años, aparentaba más edad, aún cuando llevaba un vestido con falda amplia acampanado, con mangas abombadas, en color rosa, blanco y dorado. Con detalles dorados en su largo cabello rizado que le llegaba hasta la cintura. Llevaba guantes de satén blancos hasta los codos, y sandalias bajas doradas. Se veía muy hermosa, y emanaba un aire de superioridad pero sin llegar a ser prepotente.
La dulce niña llegó junto a sus padres, se acercaron a los reyes, ya que debían saludar primero antes de continuar, hicieron una reverencia y saludaron a ambos, Rey y Reina, cortésmente. Luego, tanto el padre como la madre, se colocaron a un lado y dejaron a la niña delante de los reyes para que los saludara mostrando los modales aprendidos, en parte por la educación particular recibida de los mejores maestros, algunos de ellos eran los mismos que enseñaban al príncipe. Ella hizo una elegante reverencia que fue correspondida por los reyes asintiendo con la cabeza. De ese modo indicaban que ellos aceptaban la cortesía otorgada sinceramente de parte de la chica hacia ellos, los reyes, sus futuros suegros.
Cassandra sonrió dulcemente. Y sin decir una palabra luego de la reverencia, miró a los reyes.
- Que bella estás, Laidy Cassandra. - la elogio la reina con una sonrisa.
- Muchas gracias, majestad. - dijo en voz baja la chica, bajando levemente la cabeza, y haciendo una mini reverencia. Al bajar la cabeza los rizos taparon un poco su rostro, y luego al volver a levantarla, la reina vio en sus ojos un brillo rosado, pero desapareció tan rápido que pensó que lo había imaginado.
- Ve con tu familia. - le dijo en voz baja. El Rey solo la miraba.
- Gracias, majestad. - se inclino en dirección a la Reina - Majestad - repitió en dirección al Rey. Y se retiró, caminando con elegancia hacia dónde sus padres y su hermano estaban esperando.
- Te diste cuenta Eduardo? - preguntó la Reina en voz baja al Rey, inclinándose levemente hacia él. El la miró, y se inclino levemente,
- A qué te refieres Isabella? - le preguntó el Rey de vuelta, de igual manera en voz baja, y con mirada interrogante.
La Reina lo miró con una pequeña sonrisa.
- El brillo rosado en los ojos de Cassandra. - susurró la Reina.
El Rey abrió los ojos muy grandes por la sorpresa.
- En serio? No me di cuenta. - dijo pensativo.
- Creo que hicimos una excelente elección al escoger a la hija del General como futura esposa para nuestro hijo. - dijo la Reina.
El Rey se quedó pensativo.
**********
La fiesta transcurrió con normalidad. Cassandra se aburría, había mucha gente, nobles, pero nadie de su edad, y no podía comer a gusto, ya que debía comportarse como le dijo su madre y como le habían enseñado. Así que decidió salir al jardín del palacio y disfrutar de la brisa, el cielo estrellado y las hermosas flores de diversos colores. Vio pequeñas y hermosas mariposas multicolores sobre las flores, que brillaban con las luces artificiales del palacio.
La niña sonrió y decidió sentarse sobre el césped verde del jardín imperial. El contraste entre los colores de su hermoso y largo cabello rizado, de su vestido, el color verde del césped y los colores de las flores, a la luz de luna, dejaban embelesado a cualquiera.
Desde el balcón del palacio, en el salón de bailes dónde se llevaba a cabo la fiesta de cumpleaños del principe Brahim, este veía a la hermosa niña sentada sobre el césped entre las flores del jardín imperial.
El principe tenía varios años sin ver a Cassandra, así que no sabía que a la niña que estaba viendo era a ella. La belleza de la chica, lo dejo boquiabierto. Y permaneció embelesado mirando fijamente los gestos, expresiones, y las sonrisas que expresaban el rostro de la pequeña.
De repente, Cassandraa sintió que alguien la observaba, y levantó la vista, dándose cuenta que el principe la miraba. Ella tampoco sabía que ese hombre que la miraba con admiración era el principe. En su inocencia de niña, ella le saco la lengua al hombre, se levantó y alzando un poco la falda de su vestido, salió corriendo del jardín. Volviendo al salón de fiestas a buscar a su hermano mayor. Logrando encontrarlo rápido.
- Hermano, quiero irme. Me siento incómoda. creo que hay un hombre observandome. - dijo ella mirando de su hermano hacia los alrededores de la fiesta.
Ciro cambio su expresión a sería, y miro a su alrededor.
- Estás segura? Aún no podemos irnos. Debes reunirte, junto a nuestros padres, con los reyes y el principe.
- No quiero. Cambiaré algo si me reúno o no con ellos? - preguntó Cassandra con expresión molesta.
Ciro pensó que no cambiaría nada en realidad. El compromiso seguiría, aún si ella no estuviera de acuerdo. La opinión que importaba era la de su padre, el general, y eso era todo.
- Está bien. - expreso Ciro con un suspiro resignado. - Dejame hablar con padre y nos iremos a casa.
Le explicó su hermano.
- Espérame aquí, Cassie. No te muevas por favor. - le recalcó Ciro con el ceño fruncido, sabiendo como era su hermana.
La chica asintió. Vio a su hermano alejarse hacia donde estaba su padre. Traspasar la puerta y perderse de vista. Luego miro a su alrededor, sintiendo que la observaban. Así que comenzó a asustarse. En eso, alguien se acercó.
- Disculpe, mi Laidy. Me permite un baile. - Ella giró para mirar al hombre que la invitaba a bailar. Ella supuso que casi tenía la edad de su padre, es decir, le llevaba demasiados años a ella.
Cassandra hizo una reverencia, y con una sonrisa declinó.
- No puedo, My lord. Mi padre debería aprobar que baile con usted.
- Cuántos años tienes? - preguntó el Conde sorprendido.
En ese momento llego Ciro.
- Conde Almagro, mi pequeña hermana aún no es presentada en sociedad. Aún cuando usted la vea en esta fiesta tiene chaperona. - le respondió el joven seria pero cortezmente. Había escuchado la pregunta que le hizo el conde a su hermanita. - en realidad, mi hermana está prometida al Príncipe. así que aunque quisiera no podría bailar con usted. - termino explicando el Joven duque.
- Lo siento mucho. No lo sabía. Mis disculpas mi Laidy. Felicidades por su próximo compromiso. - el conde hizo una reverencia hacia Cassandra y luego hacia Ciro, y se retiró dejandolos solos.
Pero en la mirada del conde se vio una sombra extraña, y se sonrió apenas. Casi nadie se dió cuenta de eso. Nadie lo alejaría de encontrar su objetivo, y ese objetivo estaba frente suyo, pensó con malicia.
**********
- El Conde me dió mucho miedo hermano - manifestó Cassandra, abrazandose.
- por qué? Crees que es el hombre que te observaba? - preguntó Ciro.
- No. el que me miraba, se sentía diferente, no se explicarlo. El conde me hizo sentir sucia con su mirada. No sé por qué? - respondió ella con sinceridad, sintiendo un escalofrío. Siempre había hablado con su hermano con la verdad.
- Tranquila. No sé volverá a acercar a ti, sabiendo que eres la prometida del principe. No te preocupes hermanita. Dejame eso a mi. Te protegeré. - le dijo abrazandola y besando su frente.
Ella se sintió protegida en los brazos de su hermano, y del cansancio se quedó dormida, antes de llegar a la mansión de sus padres.
**********
Pasaron cinco años más. En el transcurso de este tiempo, tanto los reyes como el general, el duque padre de Cassandra, intentaron reunir a la jovencita con el principe heredero, pero siempre se presentaba algo.
O al menos eso era lo que ellos creían. Sin saberlo, Brahim, el principe, ha estado acosando a la pequeña Cassandra desde que la conocio en su fiesta de cumpleaños número 20. La pequeña a estas alturas está casi al borde de la locura, y no soporta a Brahim. Sin saber que el hombre que tanto la molesta, es su futuro esposo.
Una de las veces que recibió una nota de él a escondidas. Estaba con otras hijas de nobles conocidos de la ciudad. El principe estaba cerca, acompañando a su hermana, que había sido invitada. Y se dió cuenta de que la chica que le gustaba estaba en la misma fiesta de té.
Él aún no sabía que Cassandra era la pequeña con quién lo habían comprometido desde el nacimiento de esta. Así que se propuso enviarle una nota con alguno de los presentes. Y le envío dicha nota con el hermano de la joven anfitriona de la fiesta de té. Sabía que este no lo delataría.
Cassandra solo sintió cuando el pequeño futuro conde, de solo ocho años de edad, tomó su mano y se la beso, y al mismo tiempo, metió un pequeño papel en la misma. Ella se sorprendió y no reaccionó. Mientras la anfitriona llamaba, sutilmente, aparte a la niñera de su hermano y le solicitaba que se lo llevará a sus aposentos. A lo que está asintió sin decir palabra, ya sabía que más tarde el conde la regañaria por dejar que el niño llegará a la fiesta de té de su hermana mayor, y tomo al niño de la mano y se lo llevó en silencio. Este tampoco hizo ruido, también sabía lo que le esperaba, de parte de su madre y padre.
En su mundo, Cassandra abrió con disimuló, el pequeño pedazo de papel, y leyó.
"Serás mía"
Está se sorprendió, incorporándose en su puesto y mirando a su alrededor tratando de no llamar la atención.
- Pasa algo Laidy Cassandra? - preguntó la anfitriona.
- No, Laidy Cristal. Mmm, Disculpe, me siento un poco indispuesta de repente. Ha sido excelente su atención y se lo agradezco mucho. Me retiro. Saludos a sus padres, el Conde y la Condesa. Saludos a todas. - dijo en voz baja, a la anfitriona y a todas las presentes, haciendo una reverencia, sobre todo debido a la princesa que estaba en el lugar, y saliendo del sitio seguida de su dama de compañía.
La dama de compañía, sabía que le pasaba algo, ella no acostumbraba a retirarse antes de tiempo de una fiesta, ya que era de mala educación. Cuando se subieron al carruaje y este comenzó a andar, fue cuando Cassandra comenzó a manifestar su disgusto por la nota, y la dama de compañía, de nombre Sarah, comenzó a sentir una energía alrededor de su niña.
- Laidy Cassandra, cálmese, por favor. - le decía Sarah con voz tranquilizadora pero preocupada por lo que le ocurria a su pequeña.
Cassandra se dió cuenta de que su temperatura subía, y se asusto. No sabía porque le sucedía eso. Y el susto logro hacer que se controlara. Luego de un rato, pensando en lo sucedido, sintió que debía investigar que le había pasado.
Era la primera vez que le sucedía algo así. Mientras respiraba profundo y miraba a través de la ventanilla el hermoso paisaje de los árboles en su camino. Estaban muy cerca del bosque, lo observaba para relajarse y mantenerse centrada. Pensó que algo no estaba bien con ella y debía investigar. Tal vez su madre pudiera decirle algo, pensó.
Por lo pronto, debía enfocarse en su boda. La cual se llevaría a cabo en un mes, con su alteza real, el principe heredero, y solo pensaba que no lo conocía. Entre su compromiso con el principe y el hombre que la acosaba (o al menos ella así lo sentía), estaba muy presionada. A veces le provocaba encerrarse en su cuarto y no salir. Pero no podía hacer eso. Tenía obligaciones que debía cumplir, a pesar de su corta edad.
Siguió mirando el paisaje lleno de árboles de un lado y del otro del carruaje, había árboles pero también se observaban algunas casas salteadas a una distancia considerable una de otra. Cerca de allí estaba un pueblo. Pero ellos iban en dirección contraria, alejándose del poblado, hacia el palacio del ducado.
**********
- Niña, por qué lloras? - preguntó la dama de compañía Sarah a Cassandra, cuando entró a la habitación y la vio llorar desconsolada.
- No puede ser él, Sarah. Por qué tiene que ser él? - dijo entre llantos, para luego hundir de nuevo su rostro en la almohada y seguir llorando.
Sarah no entendía de que hablaba. Había dejado a la señorita con sus padres, en la mañana, para visitar el palacio y que por fin Cassandra conociera a su futuro esposo, ya que el matrimonio se realizaria en pocas semanas.
- Que él no puede ser el Príncipe. Ese hombre me acosa desde hace tiempo. No puedo creerlo. - Entonces fue que Sarah entendió.
- Y se lo comunicó a su padre? - preguntó Sarah.
Cassandra dejo de llorar un momento, y miro a la joven mujer.
- Se lo dije cuando subimos al carruaje para retirarnos. Y solo me miró, y dijo que si no me casaba con el principe, el descredito a nuestra familia sería tan grande por rechazar a la corona, que tendría que negociar mi casamiento con alguno de sus socios. Que algunos de ellos han manifestado su deseo de un compromiso y que le han ofrecido grandes negocios, por ese matrimonio. - explicó con tristeza.
* Si hubieras visto como me habló. Con seriedad, como sino le importará lo que ocurriera conmigo. - dijo Cassandra pensando que su padre no la queria, más que para ser moneda de cambio para conseguir un buen negocio, y beneficios económicos.
"Que triste que mi madre no pueda ayudarme", pensó Cassie, al recordar la mirada triste y de aprension que tenía su madre, cuando ella le contaba lo que había sucedido con el principe en días previos a su padre. Su madre hasta el momento, estaba subyugada a su padre, y aún no entendía el porque. Aún cuando en el reino, era cierto que las mujeres obedecían a la figura masculina en su familia, ya fuera el padre, hermanos, y luego sus esposos, pero su madre, era diferente. Era como si estuviera atada a su padre, y no pudiera dar un pasó sin su permiso. A veces le resultaba tenebrosa la relación que llevaban ambos. Ya que a veces, se les veía muy amorosos y juntos, y otras veces ella tenía una mirada de miedo, que mal escondía. Era algo para pensar.
Casandra no quería que su vida fuera así. Quería tener un hombre a su lado que fuera su amigo, que llegado el momento lograrás amarla con devoción, y que si fuera el caso la protegiera, pero al parecer eso no sucedería.
Debía aceptar su destino, y casarse con el principe, aceptando el compromiso impuesto por su padre.
**********
Ha pasado una semana. La boda está a dos semanas de realizarse. Cassandra ha tenido sueños extraños. Pero cuando despierta no recuerda lo que ha soñado. Pero siempre despierta con un calor que se desprende de su cuerpo, y que logra controlar, respirando profundo y tratando de distraerse, pensando en otra cosa.
Ha intentado hablar con su madre sobre lo que le sucede. Pero no lo ha logrado. siempre las interrumpen. Así que ha pensado inventarse una salida con su madre, para estar a solas con ella y poder conversar.
Cosa que también será difícil. Porque el general muy poco deja sola a su mujer. únicamente cuando debe liderar al ejército imperial en alguna batalla, es que la deja en el palacio, dejando guardaespaldas que la cuiden, a ella y a todos los habitantes del palacio.
Y no es la vigilancia normal que uno esperaría en ese tipo de lugares. Es más fuerte. cómo si allí hubiera una joya de gran valor a la que cuidar.
Aún Cassandra no entendía porque la relación entre su padre y su madre era así. Y no es que antes no la hubiera cuidado. Es que ahora, Cassandra tiene la edad para analizar las situaciones y darse cuenta que no es normal. Ya que lo compara con las relaciones entre los padres de otras señoritas, y lo que ella ha oído en la cocina del palacio, entre la servidumbre.
Ahora, Cassie, logro convencer a su padre, que las dejé ir, a ella y a su madre, con la modista a escoger un vestido para su matrimonio, que sea digno de una princesa e igualmente su madre elegira un vestido digno de la madre de la novia, futura princesa heredera.
Mientras caminaba en dirección a los aposentos de su madre, se detuvo frente a la puerta del cuarto que ocupaba su padre, y escuchó que este hablaba con la Duquesa,
Escuchó unas palabras de su padre, que suponía estaban dirigidas a su progenitora.
- Mucho cuidado con lo que haces Rebeca, enviaré hombres para que las protejan a ambas, pero de ti depende que nuestra hija esté bien, y que no le pase nada a Cassandra.
Se sorprendió ante las palabras de su padre y escuchó responder en un tono de voz bajo a su madre,
- Si, Alexander. Lo que órdenes. - era la primera vez que Cassandra la escuchaba dirigirse a su padre como si ella fuera una esclava. Y eso la dejó pensando que sucedía entre ellos dos.
Escucho movimiento dentro del cuarto como si fueran a abrir la puerta. Ella por un segundo no pudo reaccionar. Pero luego se movió rápidamente en silencio, para que no descubrieran que ella estaba allí, escuchando, y se apresuró a caminar en dirección a las escaleras, para bajar al saloncito del palacio, y salir para esperar a su madre en el carruaje.
**********
Por qué su padre trata de esta manera a la madre de Cassandra? Por qué la duquesa se comporta de esa manera? Y que tenía ella, Cassandra, que ver con la situación que ocurría entre los dos?
Está situación del pasado, propició el compromiso entre el principe Brahim y la princesa Cassandra?
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