⚠️☢️LA SIGUIENTE NOVELA TIENE CONTENIDO DE VIOLENCIA SEXUAL, ABUSO EMOCIONAL, INFIDELIDAD, SEXO EXPLICITO. SI ES SENSIBLE ANTE ESTOS TEMAS ABSTÉNGASE DE LEER. QUEDA BAJO SU RESPONSABILIDAD LEERLA. SIGO LA TEMATICA SOLICITADA. DESDE YA A LOS QUE ME APOYEN MUCHAS GRACIAS.⚠️☢️
*SOFIA SEGOVIA
Soy hija única del matrimonio entre Carmen y Orlando. Personas trabajadoras, amables, serviciales. Vivimos en un pueblo pequeño lejos de la ciudad. Compuesta por granjeros y ganaderos. Los que abastecen de alimentos a los ciudadanos por un ingreso que no les rinde mucho. Pero no se quejan al amar lo que hacen. Nuestra casa está en una pequeña hectárea de tierra, donde mis padres crían su propio ganado y hacen sus plantaciónes de frutas y verduras. Los de la ciudad vienen a ofrecer servicios para facilitar nuestra subsistencia y otros a pedir lo que le podemos ofrecer. Así fue que conocí al que me robaría el corazón y me lo destruiría por sus mentiras.
Te conocí una tarde de verano, tu sonrisa me atrapó, tu forma de ser atento y considerado me enamoraron. Jamás en mi vida me sentí tan bien como cuando estaba contigo. Solo te veía en breves momentos, acompañado por otras personas. Eras el centro de atracción, todos atentos a lo que decías. Siempre hablabas de temas interesantes. Con tus relatos nos trasladabas a lugares que ni en sueños podría conocer. Yo solamente era una más del montón que te escuchaba con atención. Y un día menos pensado coincidimos en una estación de ómnibus. Como nunca debía viajar con mis padres, una tía había fallecido y te aproximaste a saludar. Con tu forma de ser cortes le caíste bien a mis padres, sin querer me estaba enamorando perdidamente de ti.
- Por mi trabajo nunca puedo quedarme en un lugar. (Comentaste con una sonrisa que me derritió). - Añoro la comida cacera que prepara mi madre... Es lo más preciado que uno puede tener. Concluiste y me dedicaste un segundo para decirme. - Eres afortunada... Debo irme. Te despediste con esa sonrisa que te atrapa y no te deja ir. Hasta tu colonia anido en mis fosas nasales haciendo temblar todo mi ser.
Era tan inocente e ingenua y mis padres que jamás desconfían de nadie, como ellos son amables y buenos samaritanos, que crecieron y vivieron toda su vida en este pequeño pueblo, no creían que existan personas tan crueles que se aprovechan de la inocencia y confianza de las personas. Mi padre aseguraba que quien estrecha tu mano es signo de confianza.
Y eso lo iba a descubrir en carne propia al cumplir dieciocho años y debía estudias una carrera. Me vi mudándome a la ciudad, con el corazón en la mano me despedí de mis padres, que me consiguieron un departamento cerca del campus, era pequeño, pero para mí estaba bien. Querían que me capacite en lo que me guste y el día de mañana pueda vivir de ello, para que no me quede con una sola opción como ellos no tuvieron la oportunidad en su momento.
Estudiaba y asistía toda la semana a mis clases y los fines de semana, sin falta, retornaba a mi casa y en una de esas veces que regrese te volví a ver en una reunión.
-Sofí... Tanto tiempo. Dijiste posando un beso en mi mejilla que me hizo ruborizar.
-Hola. Fue lo único que pude decir, me sentía nerviosa, mi estómago brincaba en mi interior, me sudaban las manos.
-Señora Carmen, señor Orlando... Que gusto volverlos a ver. Saludo a mis padres pasándole la mano.
Nuevamente, tu atención sobre ellos, yo solo te miraba sin poder desviar la vista de tu hermoso rostro tostado por el sol, unos labios cincelados delicadamente, unos ojos color café, una barba de unos dias, tu cabello rizado color castaño.
De solo mirarte sentía un calor que me subía sonrojando mis mejillas, por lo que me incorporo para ir a beber algo.
-Sofi... Me contaron que iniciaste la universidad. Escucho que me hablas y solo puedo asentir nerviosa, al tenerte tan cerca, tú perfume que me invade mis fosas nasales, este es más fuerte que el de la vez pasada, me provoca una reacción en mi que nunca siento con otros chicos de mi edad, mi zona baja se moja, no me explico porque, reprimo mis emociones, no puedo sentir eso, eres como quince años mayor y yo solo una chiquilla inexperta, que nunca conocio nada más de lo que vivío en su corta vida en su hogar.
-Y cuéntame... ¿Cómo te va? ¿Te gusta?. Me preguntas como incentivándome a hablar y solo sonrió como una tonta alejándome de ti.
En un momento de la fiesta mis padres van a bailar y quedo contemplando a las parejas, moviendo el vaso de gaseosa en mi mano. Y siento ese perfume que altera mis hormonas y veo te sientas a mi lado esbozando una sonrisa cálida.
-¿Quieres bailar?. Me invitas y no sé porque, pero acepto de una, aferrándome a tu mano y llevándote a la pista.
-No hablas mucho. ("Temo decir una tontería como que me tienes pata para arriba", pienso)... Eso me encanta... Será que a mi si me gusta hablar ("Y a mí me gusta escucharte, pienso sin dejar de mirarte)... Bueno, por mí trabajo no tengo de otra (Abro grande los ojos sin entender que quería decir)... Pero aquí entre los dos te confieso (Baja la vos arrimándose a mi oído, mientras las pulsaciones se me aceleran al sentirlo tan cerca)... Hay veces que quisiera estar en silencio, solo y relajarme escuchando buena música. Me susurras haciendo que me recorra toda una electricidad por mi cuerpo.
-¿Qué tipo de música?. Le pregunto en un suspiro y veo que me mira directo, pensativo.
"Por favor no me mires asi que me dan ganas de besarte" " Ya calmate Sofía" " No seas tan obvia" " Respira, no te olvides de respirar".
-Pues... Nada movido... Algo relajante... Me atraen los temas cuyas letras tengan sentido... Que describan lo que siento... Al no tener el coraje de decirlo... Aunque no lo creas, soy tímido. Me dice y sonrió al no creer lo que me asegura.
-No lo creo... Siempre te ves tan seguro... Como que sabes decir lo correcto. Le digo y veo que sonríe.
Comenzó a sonar un nuevo tema musical, resultando lento, él posó su mano en mi cintura y con la izquierda sostenía mi derecha cerca de su pecho, lo sentí firme y duro.
"Debe ejercitarse" "¿Cómo se verá sin camisa?" "Ya deja de pensar esas cosas Sofía", Me reprocho mentalmente.
-Así que me observas (Me dices a pocos centímetros de mi cara y siento tu aliento mentolado que quiero saborear)... Pero te aseguro que es una fachada... Práctico frente al espejo dándome coraje. Me dice y me hace reír al imaginarlo.
-Ja, Ja, Ja. Río sin poder evitarlo y noto un brillo particular en tu mirar que no descifró que significa.
Al terminar la música me regresa a mi asiento y se despide con una sonrisa.
Ese breve momento quedo marcado en mi, que al regresar a mi casa, no puedo dejar de pensar en él y suspirar recordando cada facción de su rostro.
Estoy recostada, abrasada a mi almohada suspirando por ese momento compartido.
"No puedo estar tan asi, solo bailamos y es como si me hubiera hecho suya las emociones que me recorren".
En eso escucho que algo golpea mi ventana, al aproximarme te veo ahi parado, llamandome con la mano, dudo en salir. Jamás me escapé de casa, siempre aviso a mis padres cada movimiento, pero por una extraña razón decido salir e ir a tu encuentro.
-Sofi... Ya no puedo ocultarlo más... No se cuando te vuelva a ver (Me dices y te miro de manera intensa pensando "¿Sientes algo por mi?)... Y solo quiero decirte que me gustas (¿ escuche bien? ¿Acaba de decirme que le gusto?, me consulto sin poder creer)... Sueno ridiculo. Dice tomandose la cabeza nervioso y haces el amague de querer irte, pero te retengo por la muñeca izquierda.
-Lo siento... No debo decirte esto... Creeras que soy un mal educado al venir asi. Te disculpas, pero no puedo con mis emociones y me prendo de tu cuello dandote un beso en los labios, se sienten tan suaves y tibios. Pero al segundo me retiro nerviosa.
"¿Por qué lo hice? Nunca bese a nadie... No se como hacerlo". Pienso.
Me miras con esos ojos color cafe que me enamoran y me aferras a tu cuerpo al abrazarme con tus fornidos brazos envolviendo mi figura por completo. Me besas de una manera que me robas el aliento, siento tu lengua recorrer mi paladar provocandome un cosquilleo que me hace temblar. Nuestras respiraciones se incrementan, mi corazón está acelerado como a punto de salir de mi pecho. Tienes una manera de besar que me enloquece, me saboreas cada labio con deleite, tu lengua la enredás a la mía acariciándola y la succionas de una forma dulce y delicada. Mi vientre arde, mi parte baja es un océano. Enredo mis dedos en tu cabello que es tan suave como lo imagine. Siento sobre mi vientre que creció tu parte baja, se siente muy duro y enorme. Nuestros cuerpos se alinean perfectamente. Pero te retiras tragando grueso con la mirada encendida.
-Esto no esta bien... No asi. Me dices y te vas. Me quedo aún con ese fuego que siento en mi interior. Desconcertada al no entender que te paso.
"¿A caso no quiso estar conmigo? ¿No le supe responder bien en el beso?", miles de preguntas se apoderaron de mi.
Regrese a mi cuarto ingresando por la ventana, me recosté aún con esa sensación a flor de piel y mi femineidad que palpitaba. No lograba entender la razón, como podía hacerme sentir todas esas emociones. Por lo que decidí plasmarlo en mi diario.
*
*
Paso un tiempo largo desde ese beso intenso que cada noche recorde. Y una navidad en que regrese a mi hogar junto a mi familia, como de costumbre asistimos a la fiesta que organizaban por esas fechas.
Me habia puesto un vestido en color morado de seda, al cuerpo, que tenia un escote en la espalada y mi cabellera de un castaño rojizo lacio se balanceaba de un lado a otro con el viento.
-Sofía... Te ves hermosa. Me dijo una señora llamada Rosa, que era amiga de mi madre.
-Doña Rosa, que gusto verla. Le digo dándole un beso en la mejilla.
-Me enteré de que rendiste bien tus exámenes. Me dice y asiento bebiendo mi gaseosa.
-Si... Pase al segundo año. Le comento.
-Y... ¿Tienes novio?. Me pregunta curiosa.
-NO... Estoy enfocada en mi carrera. Le digo segura.
"Mis padres se esforzaron en pagarme mis estudios no puedo fallarles". " Y mi madre siempre me aconseja que primero estudie". " Que los hombres solo quieren una cosa". "¿ Pero qué cosa? Nunca me explico esa parte. Pienso.
-Me parece bien... Aunque creo que no te deben faltar pretendientes. (Al contrario ni se me arriman, no voy vestida asi a clases, pienso)... Floreciste estos años, recuerdo cuando eras una niña correteando por ahi, quemada por el sol y tus trenzas despeinadas... Pero ahora eres toda una belleza de mujer... Tu piel adquiere un tostado atractivo que muchos pagarian millones para quedar asi. (Como habla, no se calla, pienso sonriendo de manera cortes)... Y tus ojos marrones claros, poblados de pestañas... Eres una verdadera obra de arte... Deberias hablar con mi hijo, quien dice y en una de esas se entienden. (Aparecio el peine, pienso).
Todo ese halago era para querer emparejarme con su hijo. Que señora tan indiscreta. Su hijo es uno colorado sin gracia, que ni una mosca quiere aproximarse. Solo le sonrio cortes, enseño mi vaso como que voy a rellenarlo alejandome de ella.
Me paro de espaldas al público en la mesa de bebidas y me sirvo una copa de champaña, queriendo hacer pasar el mal trago que me provoco los comentarios de la señora al querer emparejarme con su hijo.
"Ni en sueños", pienso.
-No te recomiendo que tomes eso. Escucho la voz del hombre que me tiene colgando de un hilo mis emociones sin importar el tiempo que pase, me giro y lo miro luce tan elegante de traje deportivo y me mira con una sonrisa. Trago grueso antes de hablarle.
-Dimitri. Me sale en un susurro su nombre.
-Se escucha tan bien oirte decir mi nombre. Me dice mordiendose un labio y me toma de la mano llevandome lejos de la vista de todos, me posa contra la pared de la estancia susurrando. - Nunca pude olvidar ese beso... (Me acaricia el brazo derecho con las punta de sus dedos, de arriba a bajo, haciendo que me recorra un cosquilleo)... ¿Y tú lo olvidaste?. Me consultas y niego con la cabeza sintiendo mis palpitaciones aceleradas. Se aproxima sin quitarme la mirada de los ojos, rozando sus labios a los mios despacio y siento su mano deslizarse subiendo mi vestido. Lo atajo nerviosa, jamás había intimado, pero él me susurra.
-Se que lo deseas, tanto como yo. Me besa de una manera demandante y siento su mano deslizarse bajo mi ropa interior. Trago grueso al sentir sus dedos moverse de una manera que me hace temblar.
Mi cuerpo tiembla, mi respiración se intensifica, sus besos me elevan la temperatura y su toque atrevido hace que me moje.
-Tranquila, no pasa nada. Susurras sobre mis labios al sentir que tiemblo ante su toque sobre mi femineidad. Prosigue recorriendo mi cuello con besos, sus labios arden sobre mi piel, recorre con la punta de su lengua mi hombro. Siento que se me aflojan las piernas, tengo ganas de gritar por lo que me hace sentir, pero no lo hago al saber que es algo prohibido lo que estamos haciendo. De repente siento sus labios posados en mi entre piernas y su lengua recorriéndome.
"En que momento llego ahi que no me di cuenta". Pienso agitada por lo que me hace sentir.
(Sofia)
Es una sensación exquisita, me muerdo los labios por lo que me provoca. Se me mezclan las emociones, el placer que siento por lo que me hace Dimitri y a la vez el temor de ser descubiertos haciendo esto. Se que no esta bien, no deberia pasar, no debi dejar que pase, lucho con mi razón, pero mi cuerpo se entrega a vivir estas sensaciones que nunca antes senti.
Me aferro a su cabello apretando y el intensifica su recorrido, sus labios abarcan toda mi parte baja y su lengua la unde mas haciendo que largue un leve gemido entre labios que trato de contener pero me resulta imposible. Siento como que algo sale de mi en cascada, que él recibe con gusto saboreando todo. Me siento agitada, mis mejillas arden, él se incorpora mirándome a los ojos.
-Eres todo lo que imagine. Me susurra posando un casto beso en mis labios. Me aferro a su nuca intensificando el beso. Él se desprende el cinturon, desabotona su pantalón y baja el cierre. Me sube el vestido, tiemblo ante la expectativa por lo que vendra, tengo miedo pero a la vez quiero saber lo que me va a hacer, hasta ahora a sido muy exitante y dulce. Me levanta la pierna izquierda haciendo que la enrede por su cadera, me sujeta con una mano aferrado a mis gluteos y siento que con la otra empuja su masculinidad hacia mi zona baja, ahogo un grito mordiendo su labio inferior.
-Soy el primero. Me dice con los ojos muy abiertos y veo que le brillan con un destello que no logro descifrar.
Sus estocadas son intensas, me incomodan, pero él no para. Me besa y no se muestra inmune a que mis uñas se clavaron en su espalda.
-Te aseguro que despues lo disfrutaras. Me susurra sobre mis labios. Pero no lo creo asi, ruedan lagrimas por mi mejilla, no imagine que mi primera vez seria asi. Él se retira de mi y veo que envuelve en un pañuelo su pene, sus ojos brillan de una manera particular y su boca forma un O en mayuscula, larga un leve gemido y luego lanza el pañuelo lejos, como borrando la prueba. Lo miro extrañada al no entender lo que hizo, pero no le pregunto nada.
Fui intrépida, dejándome llevar por la curiosidad de querer saber hasta donde iba a llegar. Los coqueteos y las sonrisas cómplices me gustaban, pero ahora me sentía sucia. Trate de borrar esa idea e imaginar que de ahora en más estaríamos juntos, pero esa ilusión se esfumó como humo en el aire, cuando al regresar a la fiesta veo que se le aproxima una señora casi de su edad.
-AMOR... ¿Dónde estabas?... Te quiero presentar al señor Domínguez, tiene una cadena de frigoríficos. Escucho que le dice.
En ese instante juro que escuche a mi corazón como si se partiera en mil pedazos.
"Que estúpida fui", "Como voy a creer que a su edad va a estar soltero", me cachetee mentalmente.
-Solo hablaba con unos conocidos. Le responde como si nada, se ve que para él esto era moneda corriente.
Trague el llanto y sonreí disimulando para que nadie note lo dolorida que estaba de cuerpo y alma.
Me dirigí a mis padres, apenas podía caminar, aún la incomodidad lo sentía.
-Ma... Quiero ir a casa... No me siento bien. Le dije a mi madre y ella asintió haciendo gestos a mi padre para irnos.
Al llegar a casa fui derecho a mi cuarto, me metí al baño para ducharme, fregué todo mi cuerpo con la esponja, como queriendo borrar sus besos y esa sensación que no se me iba, llore de bronca, caí como una tonta, recién ahora entiendo a lo que mi madre se refería cuando me decía "Los hombres solo quieren una cosa". Fui abusada, pero bajo mi consentimiento, no me resistí, como para decir que fui forzada, lo hizo bien Dimitri, me enredo en sus encantos y obtuvo lo que quería. Me juré que jamás me dejaría engañar.
Mi madre me preparo una sopa para mi estomago porque le dije que tenia mal estar.
-Aqui tienes mi vida. Me dice al traerme la sopa y ve que abri una toallita femenina. - Se te adelanto. Me consulta y solo asiento tomando la sopa.
Note que manche mi ropa interior despues de estar con Dimitri, por lo que uso la toallita, no es mucho, pero mancha.
-Gracias ma... Quiero dormir. Le aviso y me besa la frente despidiendose.
Regrese a la universidad. Estuve deprimida un tiempo, trate de concentrarme en mis estudios, para rendir mis finales, pero no podia sacarme a Dimitri de mi cabeza.
Cuando al mes siguiente no me llego mi regla, me senti preocupada, no sabia que hacer. Por lo que hable con la unica amiga con quien comparto mis secretos, sin decirle quien en verdad fue él causante de mi preocupación.
-Vane... No me llego a la fecha. Le comento nerviosa.
-No te preocupes... Pasa. Me asegura tranquila.
-Pero yo siempre fui un reloj. Le comento. Ella se gira mirandome a los ojos.
-Dime preciosa... Haz tenido... Algo. Me consulta haciendo gestos con las manos, y entiendo a lo que se refiere.
-Si. Le respondo.
-¿Quién?. Pregunta y niego.
-Ok... Esta bien si no me quieres decir... Por ahi fue uno de paso. Y asiento para que crea eso.
-Y dime... Él uso protección... O viste que se cuidara de algun modo. Me consulta.
-Pues... Note que envolvía en su pañuelo su... Y luego lo tiro.
-Eso quiere decir que se cuido... Entonces es solo un retraso por tu cambio de actividad... Pero si quieres asegurar, te ayudo a conseguir un tes y lo haces en casa. Me dice para tranquilizarme.
Ella como es mayor dos años, no tiene problemas en ir a comprar la prueba como si nada.
Luego vamos a su casa y leo las indicaciones junto a ella. Una vez que entendi el procedimiento me meto al baño y lo hago. Nunca imagine que esos cinco minutos fueran eternos. Me sudaban las manos, mi corazón se me poso en mi estómago. Hasta que por fin aparece la raya, una sola, por lo que leo y es negativo. Suspiro aliviada y salgo a comunicarle a mi amiga.
-De ahora en más... Te proteges. Me dice seria. - Oh esta la pastilla del dia despues si eres golosa. Me comenta entre risitas.
DOS MESES DESPUES
*Desde ese dia nunca mas me relacione con ningun chico de modo que quiera tener algo conmigo, evitaba tener que saludar con besos, solo saludaba cortes de lejos.
Dimitri habia conseguido que no crea mas en el amor.
Volvi a principios de año antes de rendir los finales. Habían pasado dos meses.
-Que gusto hijita que estes en casa. Me dice mi madre abrazándose por mi y dandome un beso.
- Es bueno volver... Aca luce todo igual. Le digo contemplando mi hogar.
-Hola hija. Me saluda mi padre dandome un beso.
- Voy a acomodar mis cosas. Le aviso ingresando a mi pieza.
-Sofí... Vino Vanesa. Me avisa mi madre por lo que salgo a recibirla.
-Hola Vane. La saludo a mi amiga con besos.
-Vamos a ir de camping con las chicas y chicos de nuestro curso... ¿Vienes?. Me pregunta.
-Ve hija... Hace mucho no los ves. Me dice mi padre refiriéndose a los del curso, por lo que asiento.
Llegamos a un espacio verde rodeado de árboles, donde suelen ir a acampar, hacer un asado, o solo pasar el dia disfrutando de la naturaleza. Cerca de ese espacio verde cruza un brazo del Rio donde el agua es transparente y se ven las piedritas en el fondo. Se llega a orillas del Rio al bajar una barrera de tierra.
Con Vanesa nos juntamos con los que eran nuestros compañeros, dirigiendonos al espejo de agua que se siente tan bien al sumergir los pies aliviando el calor. Decidimos quitarnos la ropa para sumergirnos a refrescarnos, acordando jugar un partido de voley en el agua.
Me quito mi vestido quedando con solo el culote en color negro y mi sujetador floreado. Me sumerjo para refrescarme. Nos acomodamos armando nuestro equipo y jugamos sintiendonos alegre, todos reimos y no falta uno que unda a proposito a otro.
-Sofi... Te vez muy bella. Me saluda Pablo, en medio del juego, un chico que fue mi compañero. Es delgado, alto de tes blanca y ojos color verde, se pone colorado por el sol. Le sonrío en respuesta, nos lanzamos agua riendo juntos. Puedo notar su entusiasmo por mi, pero no tengo ganas de entablar nada con él.
Salimos del agua una vez terminado el juego. Él me seca con la toalla el rostro quitándome un mechon de mi cabello mojado, del rostro. Me mira intenso con una sonrisa en los labios. Cuando escucho mi nombre con una voz grave conocida.
-¡SOFI!. Grita y veo a Dimitri que esta mirando hacia nosotros, con cara de pocos amigos.
-¿Lo conoces?. Me pregunta Pablo.
-Suele hacer negocios con mi padre. Le respondo restando importancia y a proposito solo enfoco mi atención en Pablo.
Dimitri se aproximo dando enormes zancadas.
-¡¿QUÉ PENSARA TU PADRE SI TE VE ASI?!. Me hostiga molesto, me cubrió con una toalla y llevó del brazo alejándome de Pablo.
-¡¿QUIÉN TE CREES?!... ¡SUELTA!. Le exijo, me muevo sacudiendo me brazo, al querer zafar de su agarre.
-¡NO ARMES UNA ESCENA!... DEBERIA DARTE VERGUENZA... EXPONERTE DE ESTE MODO... NO SABES QUE CLASE DE DEGENERADOS HAY POR AHI. Me reprocha molesto.
"¿Quién se cree?... Yo soy la que esta molesta... Él me mintio... Oh mejor dicho no dijo nada... De que estaba casado... Ni el anillo llevaba puesto". Pienso molesta.
-NO ME DIGAS... QUE HAY MAS COMO TÚ POR AHI. Le digo con sarcasmo.
-¿DE QUÉ HABLAS?. Me pregunta el muy idiota.
-ASI QUE TE HACES EL QUE NO LO SABE. Le respondo enojada cruzada de brazos.
-Sofi... Nunca pude olvidarte... Me senti vivo por primera vez... No fui conciente de lo que me llevo a hacer eso ese dia... Pero reconoce... No te negaste... Y se que fue todo autentico... Entiendo que te sientas molesta, engañada... Pero te aseguro que solo contigo quiero estar... Termine con ese matrimonio, que era solo apariencia y nada de sentimientos... Solo estaba por costumbre... Tú me hiciste sentir algo unico e incomparable. Me aseguro.
Vi en sus ojos que me miraban directo, como si todo lo que decia era sincero. Una voz en mi cabeza me decia no le creas, pero otra me impulsaba a querer estar con él. Nunca volvi a sentir por ningun chico lo que él me hacia sentir.
Nos contemplamos en silencio y me llevo a su auto. Condujo hasta una parte alejada de todos, los árboles tupidos ocultaban la vista al cielo y los arbustos al vehiculo estacionado.
-Sofi... Esta vez te voy a preguntar... Si quieres darme la oportunidad de estar contigo... De lo contrario me ire y jamás volvere a molestarte. Me dice.
Quedo pensando en sus palabras tenía una batalla en mi interior. Y antes que responda, me besa en los labios de una manera que solo él sabe hacerlo, trato de resistirme, esto no está bien, sé que me va a mentir. Si lo hizo una vez, quien no quita que lo vuelva a hacer.
Sus besos son tan apasionados y sus manos se aventuran bajo mi sostén. Se desliza a saborear mis pezones, una oleada de sensaciones me invaden, ya no me resisto,dejándome llevar por el momento.
Él sabe como tocarme, que hacer para doblegar mi resistencia. Sin que me lo diga me siento sobre él. Le bajo el cierre liberando su masculinidad y me la introduje al correr mi ropa interior a un lado. Me muevo enérgica sobre él, noto que le gusta por la manera que se agita al respirar, gemimos en coro mirándonos a los ojos, me sostiene de la nuca y de mi espalda sin quitarme los ojos de encima. Nos miramos con deseo, me devora a besos. Al retirarse noto ese brillo singular en su mirada de triunfo, por lo que me retiro de él, que envuelve en su pañuelo su zona baja dejando fluir todo lo que tenía, me beso nuevamente con una sonrisa.
-Eres exquisita. Me susurra sobre mis labios. Me acomodo en mi asiento. Mira su celular leyendo un mensaje que le llego y se pone en marcha, llevándome de regreso al camping.
Se despide apurado y nuevamente siento ese vacio al verlo partir. Por alguna extraña razón siento que es la última vez que lo vere de nuevo.
DIMITRI MENCÍA
Soy asesor comercial, debido a mi trabajo viajo mucho, ofreciendo los productos de la empresa por lo que debo tener buena labia, para ganarme a los futuros clientes. Más bien mi parte consiste en ofrecer a las personas que viven en zonas alejadas los productos, facilitar la entrega de lo que necesiten, logrando de este modo que contraten nuestros servicios.
Me casé muy joven debido a que mi novia quedo embarazada, del cual nació nuestro hijo Néstor. Él tiene 18 años y se está capacitando en la carrera para ser empresario en economía.
En uno de mis viajes a un pueblo alejado, conocí al señor Orlando Segovia. Él tiene un pequeño campo, son personas muy trabajadoras, muy amables, que velan por sus vecinos cuando necesitan una ayuda.
Me acogió en su hogar, abriéndome las puertas. Conocí a su esposa Carmen, una señora encantadora y simpática. Al verlos como se trataban con tanto cariño, sentí envidia. En mi matrimonio no existía eso. Mi esposa siempre estaba de mal humor. No le gustaba que viaje tanto, pero sino lo hacía, ¿de dónde sacaría para pagar los gastos?.
Recuerdo una de nuestras discusiones al respecto:
- NUNCA ESTAS... CRIE PRÁCTICAMENTE SOLA A NUESTRO HIJO. Son sus reproches y gritos.
- ¿CÓMO SOLA?... SIEMPRE TUVO NIÑERA... QUE PAGUE, PORQUE TRABAJO. Le aclaré molesto, tomando un antiácido, enfrentarme a ella me da mal estar.
— CASI NO TE VEO... ERES UN HUESPED QUE VA Y VIENE. Grita desaforada.
— TRABAJO DE SOL A SOL... QUIEN, MAS QUE YO QUISIERA QUEDARME... PERO SOY EL ÚNICO QUE APORTA A ESTA CASA. Le recuerdo.
-QUE INSINUAS. Me grita.
-TIENES UN TITULO UNIVERSITARIO... TE PAGUE LA PRIVADA... PORQUE PODIAS ESTUDIAR A DISTANCIA AL QUERER ESTAR CON NUESTRO HIJO... EL CUAL NUNCA EJERCITASTE PORQUE DECIAS QUE DEBIAS ESTAR CON NESTOR PRESENTE EN LA ESCUELA... EL SECUNDARIO... Y AHORA QUE SE FUE A LA UNIVERSIDAD... LO QUE CREO QUE TE ACOSTUMBRASTE A SOLO EXIGIR, EXIGIR... Y NO TRABAJAR. Le enumero los hechos.
-¡NO TRABAJAR!... ESTAR AQUI NO ES UN CUENTO DE HADAS... ME DA VERGÜENZA TRAER A MIS AMIGAS AQUI. Me grita.
Sé porque lo dice, ella viene de una familia muy bien posicionada económicamente, su padre es el dueño de la multinacional donde trabajo. Mi cuñado Alejandro Mongelos, fue elegido como director general de la empresa, mi suegro por ser su hijo varon, por más joven que sea, lo puso a cargo con veintitres años, siendo que aún estaba estudiando una carrera. A mi como asesor comercial, así se aseguraba, que no le falte nada a su hija.
La había mimado tanto que nunca consideró trabajar, ni siquiera en la empresa familiar.
Nuestra discusión terminó en seco al escuchar la voz de nuestro hijo que vino de visita.
-Hola familia. Saluda sonriente plantando un beso a cada uno.
Ante él jamás discutimos, fingimos ser una familia normal. Compartimos una comida intercambiamos unas palabras y me despido a uno de mis viajes.
El que espero ansioso hacer es a ese pueblo tranquilo donde vive la familia Segovia. Tienen una hija muy hermosa, de una piel como seda, tostada por el sol en un tono canela, unos labios que parecen formar un corazón que ocultan un beso que al parecer nadie ha probado. Solo la admiro de lejos, no me puedo dejar caer en tentación.
Hasta que un día, sus padres, me comentan con tristeza, que se fue a la universidad, en la ciudad. No verla me provoco cierta tristeza.
Antes de regresar me invitaron a una fiesta donde asistirían otros conocidos de él que podrían estar interesados en el servicio que ofrecía y eso significaba más comisión para mí. Acepté gustoso y regresé a la noche.
Entablé conversación, conseguí clientes y me sentía bien al lograr cumplir mi deber. Hasta que la diviso a Sofi, se veía más hermosa que la última vez, sus atributos saltaban a la vista, sus ojos marrones claros, adornados con esas pestañas pobladas y su larga cabellera en un castaño rojizo, tenía puesto un vestido con tirantes, floreado, en un tono rosa.
Se encontraba sentada, cruzada de piernas, tomando una gaseosa, reprimí mis bajos instintos y continúe hablando con los futuros clientes, pero no pude resistir, aunque sea quería saludarla y contemplarla un momento, por mirar no hacía daño a nadie.
-Sofí tanto tiempo. Saludé besando su mejilla e inhalando su perfume, que lo tengo grabado en mis sentidos olfativos.
-Hola. Respondió tímida, me encanta ver como sus mejillas se sonrojan con tanta facilidad.
Saludé a sus padres cuando se aproximan trayendo sus bebidas y me concentro en hablar con ellos. No quería ser tan obvio, al ver que Sofi se fue a la mesa de bebidas, me disculpé señalando mi vaso vacío.
La miro de espalda y tiene una cintura de mariposa y su trasero bien formado que parecían unas manzanas listas para cosechar. El viento movía su fino vestido revelando que solo tenía unas diminutas bragas, me mordí los labios colocándome atrás para que nadie más la vea.
-Sofi... Me contaron que iniciaste la universidad. Llamó su atención, se gira mirándome con esos ojos que me aceleran el ritmo cardíaco y solo asiente tomando la gaseosa. Sé que soy mayor 15 años, tengo un hijo de su edad, pero ella tiene algo que me moviliza completo.
" No puedo, no debo" Me dice mi conciencia.
-Y cuéntame... ¿cómo te va ?, ¿te gusta?. Le pregunto ansioso por saber si ya tiene alguien en su vida, pero solo sonríe y se aleja en dirección a la mesa donde están sus padres.
"Soy un idiota" Me reprocho.
Por lo que decido irme al lugar donde me hospedó, pero me encuentro con uno de mis clientes que me retiene, para aprovechar a hacer unos pedidos, al terminar, veo que Sofi quedó sola en la mesa y no puedo aguantarme las ganas de ir donde está ella, me siento a su lado, debatiendo qué decir y observo cómo mira a las parejas bailando por lo que le digo sonriendo.
-¿Quieres bailar?. Sin decir nada se incorpora tomándome la mano, nos dirigimos a la pista de baile y se mueve agarrada de mis manos, por primera vez siento la suavidad de las suyas, tan delicadas y finas. Ideo una conversación de ese modo reprimir lo que estoy deseando hacer, y es arrebatarle ese beso que invitan sus labios en tono rosa suave.
-No hablas mucho... Eso me encanta... Será que a mí sí me gusta hablar ... Por mi trabajo no tengo de otra... Pero aquí entre los dos. (Le digo al aproximarme a su oreja que es pequeña y Fina)... Te confieso, hay veces que quisiera estar en silencio, solo y relajarme escuchando buena música.
-¿Qué tipo de música? Me pregunta. Logre tener su atención, captar su curiosidad, por lo que prosigo.
-Pues... Nada movido... Algo relajante... Me atraen los temas cuyas letras tengan sentido... Que describan lo que siento... Al no tener el coraje de decirlo. (Le digo, sin mencionar los temas, que son del año del ñaupa, delatan mi edad)... Aunque no lo creas soy tímido. Le digo y se le dibuja una sonrisa, mirándome con asombro como no creyendo lo que le dije.
-No lo creo ...Siempre te ves tan seguro ...Cómo qué sabes decir lo correcto. Me responde, lo que me hace sonreír.
Prestaba atención a lo que yo hablaba, creía que se aburría al ver su mirada esquiva, resultó todo lo contrario. El ritmo de la música cambió, por lo que aprovecho a tenerla más próxima a mí. La envuelvo con mi mano su cintura, se siente también. Contempló su rostro hermoso, a centímetros del mío, no puedo dejar de mirarla.
-Así que me observas ...Pero te aseguro que es una fachada ...Práctico frente al espejo dándome coraje. Le confieso.
No sé porque con ella me siento cómodo contándole sobre mí, veo que ríe y eso me ilumina me hace sentir un cosquilleo al escuchar su sonrisa tan encantadora y nada ensordecedora, ni molesta. Al terminar el tema, la llevo de regreso a su asiento al ver que sus padres regresaban, me despido cortes esbozando una sonrisa y me regreso donde estoy hospedado.
No puedo quitarme de la cabeza su imagen. Recuerdo su hermosa sonrisa, lo bien que la sentí entre mis brazos. Estaba sumergido recordándola recostado en la cama, cuando mi teléfono suena, miro y es mi esposa, suspiro antes de contestar.
📱DIMITRI... ¿Por qué pusiste limite a la tarjeta?... Queria comprarme un vestido junto a mi amiga para su fiesta... Y me encuentro con que el limite se habia acabado o no se que me dijo la vendedora... La vergüenza que pase... Tuve que recurrir a mi padre. Me arrebata en sus quejas sin dejarme contestar. Al terminar, me friego la cien antes de responderle, tratando de sonar calmado.
📱Habrás gastado en algo más... La habrás sobre girado... Yo no pongo límite... Es la financiera que nos brinda el servicio. Le aclaro y escucho que respira como recordando algo.
📱Mmmm... No sé... Esto es tu responsabilidad... Te vas, dejándome este pedazo de plástico... Ya te he dicho que consigas la de oro. Me grita molesta y corta.
Solo me ve como un cajero automático a quien sacar dinero.
Su padre había dicho que recién le daría su herencia cuando él fallezca, antes no, según lo que ella me contó.
Me levanto de la cama con ganas de tomar aire. Me duele la cabeza después de hablar con ella. Salgo a caminar por las calles desiertas de este lugar, todo se siente tan tranquilo.
Sin darme cuenta estoy ante la casa de los Segovia. Y veo luz en la ventana de la pieza de Sofí, por lo que miro a todos lados, le lanzo una piedra pequeña, luego de hacerlo atino a querer irme al arrepentirme.
"Es una locura"," No debo hacer esto". Me reprocho mentalmente.
Antes de poder alejarme veo que ella abre al instante, mirando en mi dirección. La llamo con la mano, ella mira hacia atrás y sale por la ventana, llegando a mi encuentro, aún lleva puesto ese vestido fino floreado de tiras. Sonrío al contemplarla y siento la necesidad de confesarle.
-Sofi... Ya no puedo ocultarlo más... No sé cuando te vuelva a ver (Eso era cierto, no siempre nos asignaban el mismo lugar)... Y solo quiero decirte que me gustas... Sueno ridículo. Expecto tocándome la cabeza con la mano, por lo que prefiero alejarme, pero ella me sostiene la muñeca, la miro de manera evaluativa, tratando de descifrar que pensaba al no expresar con palabras.
-Lo siento... No debo decirte esto... Creerás que soy un mal educado al venir así. Le digo al soltarme de su agarre y al segundo se cuelga de mi cuello dándome un suave beso en los labios, los sentí tibios y húmedos, carnosos, tentadores que me provocaron un cosquilleo en el estómago. Se retira nerviosa como para irse, pero la aferro a mí, tomándola de la cintura, posando los míos sobre los suyos de manera demandante, la beso un buen rato y siento como comienza a excitarme por lo que la alejo.
-Esto no está bien... No así. Le digo, al recordar que estoy casado, no puedo enredarme en una relación así, si quiero algo con ella, primero debo concluir lo que hace dieciocho años me tiene atado.
Por lo que me voy dejándola parada ahí, veo que me sigue con la mirada y sus dedos se acarician sus labios, cierro los ojos, luchando con el deseo de querer poseerla en ese instante.
Tomo mi auto y regreso a la ciudad, como escapando a la tentación. Al llegar a casa no puedo sacármela de la cabeza, rozo mis labios ante el espejo y destilan ante mis ojos el recuerdo de lo que pasamos juntos esa noche, aún siento la llama que me quema por dentro.
Me ducho, elijo una remera y un short para vestirme, me acuesto a lado de mi esposa, que duerme de perfil del lado derecho. Hace años pareciera que existe un muro entre los dos, que delimita el espacio entre nosotros. Cada uno duerme de su lado sin rozarse ni un poco, como si fuera un delito hacerlo.
Al día siguiente prosigo con mi rutina levantándome primero, muy temprano, disfruto de mi café, en la soledad de la cocina, escucho la radio unos temas de mi agrado y me informo lo que acontece.
Me alisto colocándome el traje que lo siento como una camisa de fuerza y relojeo a mi esposa, si todo mi movimiento la llegara a despertar y quien dice me de un mañanero. Pero solo es una ilusión, duerme peor que un tronco, podría tirar una bomba a su lado y nada la despertaría.
Salgo rumbo a la oficina apenas el día va asomando, llego primero que todos y subo los datos de los clientes nuevos en la computadora. Realizo la solicitud de los correspondientes pedidos, para que el departamento de almacenes esté notificado temprano, así no tardan con las entregas.
Al darme cuenta de la hora mi secretaria ingresa con una taza de café, pasando los informes y el nuevo destino asignado. Así de monótono es mi trabajo, día tras día. Regreso a casa solo a la noche.
Transcurren los meses y viajo a otros sitios no coincido en el de Sofí. Al regresar de nuevo la rutina. A la hora del almuerzo voy a un restaurante cerca del trabajo, para que volver a casa, si en dos horas debo estar en la oficina nuevamente.
Por lo que con los otros asesores nos juntamos a almorzar. Escucho sus historias de cada viaje, sus aventuras, de las cuales jamás pensé que me pasaría a mí.
-Así es muchachos... esta la tengo comiendo de la palma de mi mano... Es una rubia preciosa... Con atributos que no te alcanzan las manos para sujetar... Y como mi trabajo me demanda viajar no sospecha nada... Además esta a kilómetros de la ciudad, jamás vendría aquí... Tengo a mi esposa con sus atenciones... Y tengo a mi novia que es muy ardiente. Comenta Luis uno de los asesores, jactándose de su hazaña.
-¿CÓMO DIJISTE LUIS?. Se escucha la voz de su esposa a su espalda.
-SUSAN. Exclamo sorprendido.
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