Cinco años después.
Después de que me convertí en padre, mi vida ha mejorado en un 100%. No me arrepiento de absolutamente nada y siento que cada día amo más a la mujer que despierta a mi lado todos los días.
- Buenos días, guapo ~me rodea con su brazo y besa mi cuello~
- Buenos días ~sonrío y la subo ahorcadas sobre mí~
- Jacob, no puedo llegar tarde ~dice, pero la ignoro besándola y enredando mis dedos en su pelo~ Amor...
- Solo uno... ~susurro besando su cuello~
- ¿Solo uno? ~asiento con la cabeza y cuelo mi mano entre nosotros hasta llegar a su intimidad~
- Solo uno ~sonrío cuando la oigo gemir~
Kathering tira su cabeza hacia atrás y pequeños gemidos salen de sus hermosos labios cuando muevo mis dedos en su interior.
Unos golpes en la puerta nos alarman y ambos nos miramos a los ojos con pánico.
- ¡El seguro! ~décimos al unisono~
La puerta es abierta por dos pequeños quienes corren a nuestra dirección. Rápidamente bajo a mi esposa de mí haciéndola aún lado, sin darme cuenta esta se enreda con las sábanas y cae al suelo.
- ¡Buenos días! ~dicen al unísono~
Zoe se sube a la cama saltando y cantando una de esas rondas infantiles que Kathering siempre le pone, Noah solo se limita a mirarnos con su rostro endurecido.
- Buenos días, niños ~Kathering se levanta rápidamente y se quita el pelo de la cara con una sonrisa~
- ¿Qué hacían? ~Noah nos mira de brazos cruzados. Kathering y yo nos miramos entreojo~
- Nada... ~ambos decimos nuevamente al unísono~
- Mami, hoy es el primer día de clases ~dice Zoe muy emocionada~
- No le veo lo divertido a eso ~Noah se limita a decir~
- ¿Por qué?, vas a hacer nuevos amigos y... ~mi esposo toma a Zoe en sus brazos y Noah la interrumpe antes de que pueda terminar~
- No estoy interesado en hacer amigos ~eso me hace sonreír~
- ¿Por qué tienes que ser tan antipático? Tienes cinco años, Noah ~Kathering me mira con dureza~
- ¿Qué? ~frunzo el ceño~
- Es así por ti ~me regaña~
- ¿Por mí? ~me señalo~ Bueno, mejor ~me alzo de hombros~
- Mejor no Jacob. Es un niño. Tiene que hacer amigos, no puede andar por ahí con la cara como si todo le diera asco ~dice bajando a Zoe y tomando a ambos de la mano~
- ¿Y qué si no quiere hacer amigos?, si quieres que lo obligue, no lo voy a hacer ~me levanto y voy hasta el cuarto de baño~
Sé que en este momento me debe estar fulminando con la mirada así que sonrío por eso.
***
Cielo, ya nos vamos ~se acerca a mí y me besa~
- Adiós ~le un pequeño beso en la nariz~
Me despido de los niños y quedó solo en casa terminando de revisar algunas cosas. Justo cuánto termino de ponerme el abrigo y tomar las llaves del auto, tocan la puerta.
Me apresuro a abrir y no encuentro a nadie, miro a ambos lados sin encontrar pista de nadie. Justo cuando voy a cerrar, observo una pequeña caja en el piso, no tiene ninguna dirección ni nada. Frunzo el ceño porque me parece extraño.
Mi celular comienzo a timbrar y entro a la casa con la caja en la mano.
- ¿Diga? ~contesto aún observando la caja~
- ¿Dónde estás?, se supone que el nuevo dueño de la editorial, vendría a hablar con el administrador ~me dice Jack~
- Sí, estoy en camino ~dejo la caja sobre la isla de la cocina y miro el reloj en mi muñeca~
- Aún sigo sin entender por qué comprarte una editorial ~sé que en este momento está rodando los ojos~
- Lo mismo dijiste con la aerolínea, y ya te dije que tengo mis razones. ¿Quieres que me quedé solo con los hoteles?. Tengo que expandirme en otras cosas también.
Salgo de la casa colgando y me subo al auto. Mientras me voy alejando de la casa, creo ver una figura que sé me hace conocida, freno en seco y entrecierro los ojos para tratar de agudizar mi visión.
Parpadeo un para de veces y ya no hay nadie. No sé si solo fue una equivocación mía o sí de verdad está sucediendo algo extraño, pero en este momento no tengo tiempo para ponerme a pensar en eso.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Kathering.
- Doc, tenemos a una mujer que se rehúsa a hacerse la ecografía trasvaginal. Ayer vino con una hemorragia que logramos detener, ahora necesita que se le haga la eco para ver sí... ~dice Carla (enfermera), pero la interrumpo~
- ¿Por qué no quiere hacérsela? ~le extiendo la mano para que me dé el historial clínico de la paciente~
- Dice que es virgen ~Carla habla y la miro con la ceja alzada~
Me pongo a leer el historial de la mujer, dónde se relata que vino con un sangrado vaginal... ¿Mujer?.
- Carla, la paciente tiene dieciséis años. Es una niña ~me mira con un gesto de incómodo~
- Doc, ella parece que está embarazada y no lo quiere decir porque está su madre.
Ahora entiendo porqué no quiere que se le haga la ecografía. Me dirijo a la habitación donde se encuentra la chica, que cuando me ve palidece, le sonrío para infundirle confianza, pero está mira a la madre de reojo.
- Hola, tú debes ser... ~miro su nombre en su historial médico~ Mariana. Yo soy la doctora Kathering, pero puedes llamarme Kathe ~la chica solo asiente~
- Doc, ¿puede decirme que es lo que tiene mi hija exactamente? ~la madre dice duramente~ Ya que está niña no ha querido decirme ni una sola palabra.
En serio hay veces en los que uno se encuentra con padres que ni siquiera estando en esta situación sus hijos, dejan de ser duros.
- Bueno, Mariana. Aquí dice que viniste con un sangrado anormal, supongo que también había dolor pélvico ~le digo señalándome esa zona y ella asiente~ ¿Estás en tu período? ~ella niega con la cabeza, podría jurar que ella no es muda, pero no ha dicho mi una sola palabra desde que estoy aquí~
Temo tener que preguntarle esto frente a su madre, pero es necesario que lo haga para así saber si puedo mandarla a hacerse la ecografía trasvaginal o no, a demás, si ha tendido relaciones sexuales puede que eso influya mucho en su condición y más si de verdad está embarazada.
- Mariana, es muy importante que pregunte esto así que también es importante que me respondas con la verdad, ¿ok? ~de nuevo, no dice ni una palabra~ ¿Has tenido relaciones sexuales? ~la habitación se queda en silencio por unos largos segundos y ella mira a su madre de reojo~
- ¿Por qué no contestas? ~le dice la madre duramente~
- Madre, sé perfectamente su angustia, pero la está intimidando. Déjeme a mí hablar con ella ~le sonrío para no sonar tan grosera~ De acuerdo... Mariana. Te explico, no puedo retirar a tu mami de la habitación porque aún eres menor de edad, ella tiene que permanecer aquí para escuchar y ver qué no estoy cometiendo ninguna negligencia contra ti, entonces si quieres que hagamos esto rápido, tienes que hablar ~le sonrío~
- Yo... Sí he tenido relaciones sexuales, doctora ~dice casi en un susurro y la mamá parece se ha puesto roja seguramente del enojo y la sorpresa~
- ¿Cuando fue la última vez? ~esta se queda en silencio unos segundos~
- Hace un día, doc ~abro los ojos con sorpresa y la madre se lleva la mano a la frente con decepción~
Probablemente algo paso en ese momento y por eso el sangrado, estoy segura que está niña está embarazada por la postura que tiene. Este caso va a ser bastante controversial.
***
Ya es mi hora de almuerzo y me dirijo al ascensor para salir, Hillary me alcanza y nos saludamos.
- ¿Ya vas almorzar? Podemos ir al restaurante de al frente ~es lo primero que me dice~
- Sí, claro ~presiono el botón del ascensor~
- Perfecto ~justo las puertas del ascensor se abren~
Entramos y guardo de nuevo el celular en la bata. Entran algunas personas entran detrás de nosotras y alcanzo a observar unos tacos negros... Justo los que ví el día del accidente. Alzo la mirada rápidamente, pero está persona se encuentra buscando quizás a alguien con la mirada, hasta que viene a parar hasta donde estoy.
Está mujer lleva lentes oscuros, justo cuánto se los va a quitar, las puertas del ascensor se cierran antes de que pueda detenerlas.
- ¿Todo bien? ~me pregunta mi amiga, quién también lleva lentes oscuros~
- Sí... ~la miro con curiosidad porque estamos dentro del hospital, no sé por qué trae lentes de sol aquí adentro~
- ¿Qué? ~esta se ha dando cuenta de cómo la estoy mirando~
- Ni siquiera voy a preguntar ~digo entre risas y está me da un golpe leve en el brazo~
Estuve a punto de verle bien la cara a esa mujer y justo las puertas del ascensor tenían que cerrarse, ¿se tratará de la misma persona que me chocó?.
Ahora me ha entrado una angustia y una curiosidad que hacen que quiera que me devuelva y buscar de quién se trata. Obviamente, no puedo dejar a mi amiga plantada y desisto de la idea.
Salgo del ascensor y distraída por mis pensamientos, me chocó con alguien haciendo que los papeles que este traía cayeran al suelo.
- Oh, lo siento ~me disculpo y le ayudo a recoger los papeles~
- No, tranquila. Yo iba muy de prisa ~dice el hombre entre risas~ Gracias... ~me dice cuando le extiendo los papeles~
Este se me queda mirando unos largos segundos y yo incómoda carraspeo, este como que despierta de su trance porque cierra los ojos y sacude la cabeza.
- ¿Estás bien? ~le pregunto con curiosidad~
- Si, gracias. Solo... No había visto a una mujer tan hermosa ~me sonríe~
- Bueno, apuesto que no habías visto a una mujer tan hermosa y casada ~le señala mi anillo y esté ríe~
- Tienes razón, las mejores siempre están casadas ~yo sonrío por eso~
- Bueno, yo siento mucho lo que pasó, pero debo irme ~intento irme, pero la voz del hombre me detiene~
- Peter ~me dice y yo lo miro sin entender~ Mi nombre ~me sonríe~
- Bueno, Peter. Que estés bien ~inclino levemente la cabeza y prosigo con Hillary a mi lado~
- Me pregunto cómo se sentirá Jacob al saber que aún mostrando tu anillo a los hombres no les importa ~esta me mira con diversión~
- Estoy muy segura que en este momento le habría gustado arrancarle los ojos a ese tipo por mirarme de esa forma ~digo con diversión y reímos~
Nos encaminamos hacia el restaurante justo al frente del hospital y entramos ocupando una de las mesas, me siento frente a ella y pedimos nuestra orden cuando el mesero llega a nuestra. Está se quita los lentes oscuros y puedo ver sus ojos rojos y algo ojerosos.
- Por favor, no me digas que has estado llorando ~digo con culpa~
- Por supuesto que sí, ya hemos intentado de todo y nada ~dice algo desesperada~
- Tienes que entender que quizás... Dios quiere que pase algo más de tiempo ~trato de que suene de la mejor forma~
- ¿Dios quiere que pase algo más de tiempo? ~frunce el ceño~ Lo dice quien perdió un bebé y meses después quedó embarazada de gemelos. ¿Entonces soy yo la que debo esperar? ~dice duramente y yo me quedo callada~
La verdad no lo dije en ese sentido, pero... No quiero que piense que no me importa su situación solo por lo que pasó conmigo, a demás, a pesar de que ahora tengo a mis dos hermosos hijos, sigue siendo algo incómodo y doloroso el tema del bebé que perdí; y ella lo sabe.
- No creo que sea correcto hablar en este momento ~estoy a punto de pararme cuando me detiene~
- No espera, lo siento ~me detienen y suspira con tristeza~ Perdóname, Kathering. Es que... Estoy desesperada ~dice con los ojos cristalizados~ Lían y yo ya hemos hecho de todo... Nada funciona.
- Siento mucho todo lo que están pasando, pero no puedes creer que por lo bueno que me pasa a mí, no tengo derecho a decir algo al respecto. Si sientes que no puedo opinar porque según tú yo no sufrí demasiado antes de tener a Noah y a Zoe, entonces es mejor que hablas de este tema con alguien más, quizás con un profesional.
- De verdad lo siento, Kathe. No quiero hablar estas cosas con un desconocido, quiero hablarlo con mi mejor amiga. Lían... Ha estado muy pendiente y siempre está consolándome, pero tengo miedo... No quiero distanciarme por esto, hay momentos en los que ni siquiera quiero que me toque.
El mesero llega con nuestra comida y está mi siquiera espera a que ponga el plato en la mesa, comer como si la estuviera persiguiendo. Yo hago una mueca de incomodidad.
- Hill... Creo que puedes ir más despacio ~trato de detenerla, pero está se niega~
- Esto es lo único que puedo hacer bien ~dice con la boca llena. Me sorprende como es que últimamente come así y no ha subido nada de peso~ Déjame...
- Amiga... No es nada sano comer así, a demás, puedes ahogarte ~la tomo de la mano y le sonrío~ Es ansiedad y no puedes tratar de calmarla comiendo de esta forma ~esta suspira y asiente~ Se que es difícil, pero aunque no lo creas, también lo está siendo para Lían. No lo alejes. Él necesita a su esposa a su lado ~ella aprieta mi mano y yo le doy un beso en el dorso de la suya~
- Nunca pensé que estuviera llorando por no quedar embarazada ~niega con la cabeza~ Recuerdo que yo le huía a los bebés.
Dice entre risa y yo río con ella. Lían y Hillary se casaron hace tres años y desde entonces han tratado de tener un bebé, pero por más que han intentado, nada ha funcionado. Me siento muy mal por mi amiga porque sin esfuerzo yo puedo tener a dos al mismo tiempo.
Por supuesto sabemos que eso es más de genética que porque uno lo decida, pero de verdad es difícil asimilarlo cuando has probado miles de tratamientos. Solo espero que se pueda cumplir su deseo.
Después de almorzar, ambos volvemos al hospital y nos separamos cada quien dirigiéndose a su consultorio.
Aún no se va de la mente la figura de esa mujer, tiene los mismos tacos y precisamente está aquí en el hospital donde trabajo. Bueno, este es uno de los hospitales más prestigiosos del estado, tampoco es que precisamente la gente venga aquí por mí, pero igual me pareció muy extraño.
Desde el accidente hace cinco años, me he estado sintiendo observada, incluso esta mañana que deje a los niños en la escuela, sentí mi cuerpo raramente pesado. Solo espero que sean cosas mías.
Justo cuando me tiro en la silla frente a mi escritorio, suena mi cel avisando la llegada de un mensaje.
- ¿Quién irá por los niños a la escuela? ~me escribe mi esposo y yo cierro los ojos apretando los dientes~ No búscaste a ninguna niñera, ¿verdad?.
- Se olvidó ver las vacantes, lo siento ~le mando con una carita de culpa~
- No te preocupes, ya he terminado por hoy. Yo paso por ellos ~me manda una carita con los ojos entrecerrados~
- Gracias amor, mañana me encargo yo ~le mando con un corazón~
Me olvidé de eso por completo. Jacob es muy resabiado con los niños y no le gusta para nada la idea de que cualquier persona se meta a nuestra casa y se quede con nuestros hijos, pero a veces tengo turnos que terminan hasta altas horas de la noche y muchas veces el llega hasta tarde a casa, sí o sí tenemos que contratar los servicios de una niñera. Al menos las veces en las que no estaremos en casa hasta tarde, tenemos que buscar a alguien.
Ya termino mi turno y la verdad, aunque amo mi trabajo, no veía la hora de salir. Me despido de mis compañeros incluida Hillary y voy al estacionamiento por mi auto. De nuevo esa sensación de ser observada me ataca y me freno mirando a todos lados
- ¿Estaré quedando loca, Señor? ~me digo a mi misma~
Me alzo de hombros y continuo mi camino hasta mi auto y subo a este poniéndolo en marcha. Son casi la una de la mañana, estoy rezando por no quedarme dormida mientras conduzco.
Después de unos largos minutos conduciendo, llegó a casa. Lo primero que hago es ir hasta la habitación de los niños y confirmar que efectivamente están dormidos. Voy hasta la habitación y está vacía, organizo mis cosas y salgo en busca de mi esposo.
Cómo lo imaginé, está en su despacho rodeando de un monto de papales, sonrío porque no ha notado mi presencia, y también porque se ve super sexy con lentes. Con cuidado me alejo y me dirijo a la. Cocina para prepararle una taza de café.
- Creo que ya es hora de que descanses ~digo entrando al despacho y llamando su atención~
- Solo me faltan algunas cosas ~dice con esa sonrisa que me mata~
- Sabía que dirías eso ~le extiendo las tazas de café y me siento en el borde del escritorio~
- Gracias ~me recibe la taza y le da un sorbo~ ¿Por qué me miras así? ~no me dí cuenta de cuánto tiempo llevo viendo su rostro perfecto~
- Admiro al 'Adonis' que tengo como esposo ~me cruzo de brazos y sonrío~ Te ves muy sexy con lentes, amor.
- Oh, ¿en serio? ~deja la taza sobre el escrito y se levanta de la silla acorralándome~ ¿Sabes cómo te ves más sexy?.
- ¿Cómo? ~digo mirando directamente sus labios que se curvan en una perfecta sonrisa~
- Con el pelo suelto ~sospechaba que diría algo así~
Con suavidad desata el moño en el que tengo envuelto el pelo, lo acaricia y enreda sus dedos en él acercándose a mis labios.
- Me encanta como te ves con el uniforme, pero me encantas más sin él ~susurra en mis labios~
- Entonces quítamelo ~digo con una sonrisa~
- Con gusto ~dice y me besa con tanta pasión que la cabeza me da vueltas~
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
En la mañana.
Acabo de dejar a los niños en el colegio, tengo una lista en mano, que me ha pasado Sarah de las chicas que están brindando sus servicios de cuidado. Chicas entre dieciséis y vente, todas universitarias. Estoy pensando si es buena idea porque ninguna de ellas es mamá, y no quiero ser malinterpretada, pero cuidar niños no es tan simple como parece. Gracias a Dios los gemelos no son traviesos ni groseros, pero están acostumbrados al cuidado que les damos Jacob y yo.
Zoe es una niña muy dulce, se perfectamente que no tendrá problemas con ella, pero si pienso en Noah que es super frío con todo el mundo, creo que sí va a hacer un poquito más difícil, él no deja que se le acerque nadie que no sea su familia.
***
No puedo creer que ya ví a todas y ningúna me convenció. Todas muy lindas, pero unas dejaron ver que sus virtudes no eran la paciencia, mientras que otras simplemente veían que no iban a poner mucho esfuerzo como si todo el tiempo estuvieron pensando "esto es pan comido".
Gracias a Dios hoy fue mi día de descanso, por lo que no tuve problemas para ir por los niños de regreso, pero mañana no sé cómo haré si no consigo una niñera rápido. Los niños suben las escaleras a toda prisa y siento un poco de envidia por su energía.
- Ya saben que tienen que hacer, ¿no? ~les digo dirigiéndome a la cocina~
- ¡Lavarnos las manos! ~gritan al unisono sin voltear a verme~
Después de unos segundos, los niños bajan ya cambiados a almorzar y yo me quedo pegada al celular hablando con Sarah.
- Ningún de las chicas me convenció ~le escribo~
- ¿Entonces que vas a hacer?. Ninguno de los dos pueden dejar su trabajo y tampoco es una opción dejar a los niños solos en casa ~responde esta~
- Lo sé, Jacob no puede dejar su trabajo a medias para venir y quedarse con los niños, cuando pasa eso se acuesta muy tarde terminando el trabajo aquí en casa ~le respondo mirando a los niños mientras comen~
- Yo voy a ver si consigo a otras chicas, ¿de acuerdo? ~me nada con una carita tirando un beso~ Tengo que atender a un paciente, pero luego nos hablamos.
- De acuerdo ~le digo con un emoji de corazón~
Sarah está en un hospital diferente al que estamos Hillary y yo, así que no es raro que ella en este momento este trabajando mientras que yo estoy en mi día de descanso.
El timbre de la casa suena y me apresuro a abrirla. Una mujer pelirroja (tan encendido que no me quiero imaginarmela bajo el sol, es obvio que se lo ha pintado), con sus profundos ojos negros que dan más bien algo de miedo ya hace parada del otro lado, me sonríe ampliamente y aunque sus ojos dan miedo, la verdad es que es bellísima. No es una adolescente, debe tener como mínimo mi edad o quizás sea unos años mayor.
- ¿La señora Gardner? ~pregunta, puede que no de tanto miedo~
- Sí, soy yo, ¿Qué era? ~la miro atentamente~
- Una amiga me dijo que usted estaba necesitando una niñera para sus niños ~me sonríe~ Yo tengo todo el tiempo libre la verdad, así que puedo cuidarlos cuando guste a la hora que guste.
La miro unos segundos de pies a cabeza y con algo de contrariedad decido dejarla pasar e interrogarla para ver qué tal, no dejaré a mis hijos con cualquiera que se me aparezca, pero después de todo es justo lo que estoy buscando.
Más que por Jacob o por mí, pienso más en los niños, también es importante que ellos sientan confianza con la persona que se quedarán mientras no estamos en casa. Definitivamente si a ellos no les da buena espina está mujer, entonces por mucho que me guste, con lástima, le diré que no.
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