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Me Olvidé De Mí

Capítulo 1

Se dice que cuando amamos, somos capaces de hacer hasta lo imposible por el ser amado, a dar la vida por la otra persona de ser preciso. Sacar fuerzas de donde no las hay, con tal de ver feliz y bien al ser amado. De ser capaces de dar todo por el todo, incluso más, sin esperar nada a cambio. De ser feliz con solo ver sonreír a nuestro amor, pero, qué ocurre en los casos donde damos todo, pero solo recibimos maltrato, incomprensión, manipulación. Será él amor que sentimos suficiente para ser feliz o no.

Yo conocí el amor, o lo que yo creía que era el amor siendo muy joven, tenía quince años y muy poca experiencia en relaciones. Mis padres eran testigos de Jehová, por lo que me tenían prohibido tener novio, al no ser de nuestra fe, también me exigían como debía vestir, a quién ver o a quién no. A pesar de todo eso era la chica más linda de la escuela, tenía unos ojos verdes capaces de derretir a quién fuera y unos rizos rubios que me llegaban hasta la cintura, esto junto con mi vestimenta me daban un toque misterioso y respetuoso a la vez.

Cursaba noveno grado, recuerdo que quería estudiar medicina y salvar al mundo, practicaba deporte en mis tiempos libres lo que me hacía lucir mucho más estilizada, a pensar de mi manera de vestir ancho y largo. Se podía notar que tenía gran belleza. No me faltaban pretendientes, incluso dentro de mi congregación, pero yo no estaba de acuerdo con la ideología de mis padres, a pesar de creer en Dios, no quería seguir ese camino.

Todos querían salir conmigo, pero yo solo tenía ojos para Javier, un chico problemático, dos años mayor que yo, pertenecía a una banda, la campana se hacían llamar, Javier vivía en las afueras de la ciudad, estaba completamente tatuado, con piercing y conducía una moto, todo en él indicaba peligro, pero yo fui incapaz de ver las señales. Cada vez que o veía mil mariposas revoloteaban en mi estómago, si me miraba fijó me sonrojaba, era muy inocente e inexperta, presa fácil para caer en sus manos.

A mis padres no les podía decir lo que sentía por él, de enterarse seguro que me prohibirían que volviera a la escuela, siempre estuvieron en contra de que fuera, decían que mi lugar era encontrar un buen hombre, casarme y tener hijos, como hizo mi madre y mi abuela antes que ella, que la escuela era un lugar de mil tentaciones del diablo y que yo caería tarde o temprano en una de ellas, luego de pedirlo mucho y prometiendo portarme bien y alejarme de las he tentaciones finalmente cedieron, así que no podría darles motivos contando mis sentimientos para que creyeran que tenían razón.

De alguna forma la tuvieron, hoy dos años después, me miro al espejo y veo a una chica de diecisiete años marchita, triste y deprimida, totalmente dependiente de un hombre que poco a poco fue desmoronando mi autoestima, hasta llegar a lo que soy hoy, un ser incapaz de liberarse de las ataduras mentales, de la cárcel de las palabras, del maltrato silencioso donde soy protagonista día a día.

Me miro al espejo y quiero gritar, escapar, pero no tengo ni valor ni recursos para hacerlo y mucho menos alguien que me apoye, poco a poco él fue alejándome de todos hasta que a nadie le preocupó mi existencia, soy Diana y dejé de ser yo, por él. Luego de que abandone a todos por amor, se que ese día deje de existir para mis padres así que cómo volver ahora luego de tantos años y también sé que no seré bienvenida.

Capítulo 2

En la secundaria tenía muchos amigos q pesar de mi religión, bueno la de mis padres, aun cuando lucía un poco mayor por mi vestimenta, ya que mis padres me obligaban a usar ropa holgada y por los tobillos ya que tenía prohibido lucir ropa ajustada, tampoco podía maquillarme, entre otras cosas, no podía te tentar decían. A pensar de todas esas reglas yo de vez en cuando me saltaba la ley y mis amigas me prestaban ropa, me maquillaban, me encantaba cuando lo hacían, me sentía bella y capaz de todo, claro antes de la hora de irme debía volver a ser yo, para que mis padres al pasar por mi a la escuela no notaran el cambio.

Fue uno de esos días en los que vestía unos jeans azules desgastados con una blusa gris, con la cual se notaba mi busto a la perfección que lo vi por primera vez, estaba en la cafetería con unas amigas, cuando iba hacia nuestra mesa con mi pedido, hubo un gran estruendo, no lo vi a Javier y terminé cayendo sobre él en el piso, mi rostro chocó con el suyo y nuestros cuerpos se unieron, fue muy incómodo para mí, jamás había estado tan cerca de un chico en la vida así que me puse súper nerviosa e incapaz de reaccionar con agilidad.

Este pequeño incidente bastó para que Javier notara mi presencia, hasta el momento como que pasaba de mí, ese día me ayudó a levantarme una vez que salí sobre su cuerpo, se disculpo conmigo por no notar que venía por el pasillo y desde ese día me siguió como perro faldero a todas partes. En un inicio me daba miedo su presencia, era algo intimidante, todo lo opuesto a mí, a mi enseñanza e ideología de chico bueno, algo me decía corre, aún puedes, pero me venció la curiosidad y el deseo que sentía por él.

Tal vez lo que me hizo que me gustara fue eso mismo, que fuera todo lo opuesto a los que mis padres querían para mí, tal vez fue mi manera de revelarme con mis padres, por sus presiones, por querer controlar todo de mi sin dejarme elegir, tal vez fue el desespero por ser normal, igual al resto, encajar en otro mundo lejos del mío, esto me llevó a él, así que desde ese día igual comencé a seguirlo con la mirada, saber más de él.

Javier tenía fama de mujeriego, bebía en exceso, a veces consumía drogas, le gustaba el rock, incluso tocaba guitarra y tenía una pequeña banda, donde hacian covers, gozaban de buena fama entre los jóvenes y tocaban en un bar los viernes en la noche, en el que iban los amantes del género y alguna que otra chica enamorada.

Cada día Javier comenzó a esperarme en la entrada de la escuela y luego a la salida también lo hacía, esto era muy rápido ya que mis padres venían a recogerme y no era bueno para mí que nos vieran juntos, siempre que llegaba en la mañana lo hacía con un príncipe negro, el cual me regalaba cada día. Yo los guardaba en la taquilla de la escuela no podía conservarlo en casa, si mis padres descubrieran que recibo flores estaría en graves problema y debería responder mil preguntas. En un inició solo me dejaba la flor y besaba mejilla y salia apresurado hacia su clase, luego nuestras conversaciones eran más extensas y le fui dando entrada conversábamos un poco antes de entrar al aula casa día. Todos nos miraban curiosos, era algo extraño verme con él.

No teníamos mucho en común la verdad, pero me gustaba y mucho, recuerdo que lo ideolizaba en demasía, así que me esforzaba por investigar sobre sus gustos para poder seguir el ritmo de las conversaciones y ser capaz de agradarle mucho más, incluso en casa comencé a interesarme por los clásicos del rock, los escuchaba a escondidas con mis audífonos antes de dormir, ya que si mis padres notaban en lo que estaba me quitarían el móvil por tiempo indefinido, recuerdo que una vez me lo quitaron por ver una serie la cual ellos consideraban impura, así que si me veían escuchando rock lo más probable sería que perdiera el móvil por siempre.

Capítulo 3

Mi acercamiento a Javier fue en aumento cada vez más, ya no solo bastaba con nuestros pequeños encuentros en la escuela, sino que me invitó a verlo tocar el viernes en la noche en el bar, en plan cita. La idea me fascinó al instante, deseaba pasar mucho más tiempo a su lado, pero sabía que mis padres no me dejarían ir a ese bar, menos de noche, le pedí a Javier que me diera tiempo para pensar en su propuesta y le respondería en la tarde.

 Al llegar al aula le comenté a Vivían mi mejor amiga sobre la propuesta de Javier, a ella se le ocurrió una brillante idea que con suerte daría resultado. Se le ocurrió ayudarme para mentir a mis padres con el pretexto de la realización de un trabajo en equipo para entregar el lunes a la escuela, mis padres me habían dado permiso para quedarme en casa de Vivían otras veces así que deseaba que esta ocasión lo hicieran también.

Los padres de Vivían también eran religiosos, esto hacia que les cayeran bien a mis padres a pesar de ser diferente congregación ya que ellos iban a la iglesia católica, aun cuando no coincidía del todo en su ideología con las de mis padres, le caían bien y confiaban en ellos. Ya yo me había quedado algunas veces con ellos, así que esa idea me pareció genial.

Vivían llamó a sus padres para informarles de si podría quedarme en su casa el viernes, hoy era jueves así que no faltaba mucho, ellos aceptaron incluso llamaron a los míos. Para mi fortuna mis padres habían aceptado también, este viernes iríamos juntas al bar donde tocaba Javier, Vivían se había ofrecido para acompañarme cosa que me alegro ya que yo nunca había salido sola de noche y mucho menos a un bar.Nos escaparíamos juntas en la noche cuando sus padres se durmieran.

Al darle la noticia a Javier en la tarde se puso muy contento incluso se ofreció a llevarnos de regreso a casa y como iba Vivían había un amigo suyo que la acompañaría también, hasta el momento Javier había sido muy respetuoso conmigo, no había intentado nada raro así que me fiaba de él. Vivían estaba súper contenta de salir también, sus padres no eran tan estrictos con ella como los míos, pero no la dejaban salir de noche aún.

Llegó el viernes y mis padres me llevaron luego de cenar a casa de Vivían, pasaría esa noche y el día anterior, me recogerían el sábado en la noche. Llegamos y los padres de Vivían nos recibieron felices, esto les dio seguridad a mis padres los cuales no desconfiaban de nada, luego de los saludos se marcharon y Vivían yo fuimos a dentro rápidamente a su cuarto, fingimos realizar el trabajo hasta que sus padres fueron a dormir sin sospechar absolutamente de lo que íbamos hacer.

Una vez que comprobamos que dormían comenzamos nuestro plan, en silencio Vivían sacó dos vestidos del clóset, ella no tenía censura con su vestimenta así que podía usar practicante de todo, el vestido que me toco a mi no era mucho de mi agrado, era muy corto para mi gusto, no estaba acostumbrada a mostrar tanto mis muslos, me sentía algo desnuda, para compensar me dio unas pantis negras y así fue como logré sentirme algo más cómoda en el.

Luego pasamos al maquillaje, me colocó sombra color negro sobre mis ojos, resaltando mucho más su color verde, hacia buen contraste con el delineador negro que me aplicó, el cabello lo dejé suelto, pero con mucho volumen, contrarrestaba a la perfección con mi vestido plateado, me prestó unas botas negras, parecía toda una diva con mi elección de ropa y maquillaje. Cuando ella se vistió y arregló también colocamos dos almohadas bajo las sábanas por si pasaban a revisar pensaran que estábamos allí dormidas.

Debíamos regresar antes de las cuatro, ya que las cinco su padre se despertaba cada mañana para ir a trabajar y no podíamos arriesgarnos a ser descubiertas, salimos en silencio por la ventana de la habitación, al ser en la planta baja daba al jardín y nos era mucho más fácil salir por ahí, ya que la puerta de la calle hacia un pequeño ruido podría despertar a sus padres y ser descubiertas.

Una vez que logramos salir al jardín colocamos la ventana supuesta simulando estar cerrada para que al regresar fuera más fácil el proceso, entonces emprendimos el viaje hacia el bar, era un poco lejos así que pedimos un Uber, el cual nos recogió a dos cuadras de casa, Vivían recibía buena mesada así que tenía dinero de sobra para ambas.

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