Vamos Lucifer, hace décadas que no me acompañas al mundo mortal, te hace falta un momento de buena diversión -
- Asmodeo, siempre que salgo contigo Lilith deja de hablarme por lo menos una década -
- No le veo lo malo a eso, hasta te haría un favor - es bien sabido que gracias a la intervención del príncipe de la lujuria, Lucifer ha tenido algunos descendientes bastardos, poniendo de muy mal humor a Lilith, obligándolo a arreglar esos errores.
- Un favor para mí, una década de tortura para ti -
- No sería la primera vez - responde alzando los hombros - ya casi estoy acostumbrado, además conmigo ha encontrado nuevas formas de tortura, debería cobrarle regalías -
A Lucifer no le queda de otra que sonreír por la desfachatez de su amigo, porque aunque no quiera aceptarlo, es al único que considera amigo. Después de algunos minutos más de ruegos, como siempre termina aceptando.
- Había olvidado lo divertido que es el mundo mortal - decía Lucifer mientras caminaban por la calle haciendo lo que ellos llamaban "travesuras"; colocaban el gusano de la duda en las mentes más retorcidas que se encontraban en el camino, "libre albedrío", es la regla que jamás se debe romper, pero en la actualidad cualquier duda puesta en la cabeza de gente psicótica desata reacciones que traen caos a diversos niveles, averiguar quién genera el mayor pecado es una diversión sin fin para ellos.
- Es que hace taaaaanto que no sales conmigo, que ya lo habías olvidado - responde arrogante Asmodeo
- No le quites el mérito a los demás -
- Por el infierno, salir con Belfegor es aburrido, muy aburrido, al único que defendería es a Mammón, lo que ha hecho en medio oriente ha sido exquisito-
Ambos sonríen ante esa verdad, Mammón se ha empeñado en no dejar en paz ese lugar del mundo.
- Vamos, quiero llevarte a un lugar que conocí hace poco, nos divertiremos -
Asmodeo dirige al rey hacia un bar a unas calles de ahí, un lugar súper exclusivo reservado a personas VIP, un lugar donde por una muy buena suma de dinero se cumple con cualquier capricho sexual, el lugar ideal para un Dios como él.
- Sabes que no me gustan los lugares así - se queja Lucifer
- Si no te conociera te creería - le responde en forma de burla - venimos a nada más que a pasar un buen rato, solo tomemos unos tragos y disfrutemos la vista -
Resignado, Lucifer se deja caer en un sillón dentro de las salas más exclusivas, había una pared de cristal que dejaba ver toda la parte inferior del lugar. Llevaba ya varios tragos, aunque para ellos el alcohol casi no afectaba su sistema, era agradable beberlo. El rey observaba la forma de divertirse del príncipe de la lujuria, nada mal pensaba él, aunque tener a más de una chica dispuesta a hacer lo que él diga no era de su completo agrado.
El sonido de una copa rompiéndose ensanchó la sonrisa de Asmodeo, sabía de qué se trataba, su amigo por fin la había visto, volteó la cabeza para observarlo encontrándolo justo como imaginó, de pie, casi pegado al ventanal, mirando a una mesera que atiende en el piso inferior, esa hermosa mujer, ésta vez de piel trigueña y cabello negro, pero con la misma esencia que la caracterizaba.
- Lucifer - le llamó Asmodeo
- Es ella - respondió - lo sabías -
- La encontré hace unos 10 años, esperé hasta que fuera mayor y le dí este trabajo, todo para que no tuvieras problemas al verla -
- Ahora cuál es su nombre? -
- Irasema -
- Estás de broma? -
- No, le gusta que la llamen...
- Iris - lo dice antes qué terminara - de nuevo, Iris -
- Termina su turno dentro de dos horas, tú sabrás qué hacer -
Fueron dos horas del mundo mortal, pero eternas para el rey del infierno, no despegó la vista de su descubrimiento, estudiando cada movimiento de la linda chica, cada paso, sonrisa e incluso su manera de demostrar su molestia, todo era idéntico a como lo recordaba.
Hace más de dos siglos encontró en una visita al mundo mortal a una pequeña joven de nombre "Iris", era una muy linda, tierna y sobre todo ingenua chica, Lucifer, con afán de solo tener una aventura pasajera, le trato con romanticismo, haciéndole creer de inmediato en un amor que no existía, su error, no dejar de verla durante toda su vida, poco a poco empezó a crecer en él sentimientos por ella, hasta el punto de entregarse en cuerpo y alma, dando como resultado el embarazo de ella. Lilith, como compañera inmortal de Lucifer sabía de las miles de aventuras de su esposo, teniendo una eternidad juntos era normal pasar años a lado de otra persona, ambos lo hacían, pero lo que siempre le dejo claro es que no aceptaría ningún hijo bastardo, solo los hijos engendrados entre ellos serán dignos de ser príncipes del infierno, el Reino de sus padres.
Ese error debía de ser corregido, así que mandó a un demonio para acabar con la vida de Iris y su hijo no nato. Lucifer se dio cuenta de la orden dada por su esposa, tristemente llegó muy tarde, encontrando el cuerpo sin vida de su amante, y del bebé que llevaba en su vientre.
Las dos horas pasaron, la joven estaba a punto de salir del lugar, cuando se percató de una figura que la observaba desde la oscuridad de un callejón que estaba enfrente. Con la convicción de salir deprisa ignoro al sujeto, salió corriendo, dando vuelta al negocio, topándose con un vehículo que manejaba un ebrio, prácticamente tenía el auto encima, pero un hombre con una gran fuerza y agilidad la sacó del camino, salvando su vida.
- Estás bien? - pregunto el sujeto
- Quién eres? - fue lo primero que su cabeza formuló después de sentir lo rápido que la movió
- Déjame llevarte y te cuento - le respondió con una sonrisa, una linda sonrisa que cautivo a Iris, haciendo que confiara y aceptará la compañía del todavía desconocido...
...****************...
Hola a tod@s, empezamos una nueva historia, que como siempre se escribe con mucho cariño.
Aclaro algunas cosas, intentaré subir capítulo diario, si es posible hasta dos, los fines de semana serán de descanso así que no subiré nada.
Ojalá les agrade tanto como a mí me está encantando escribirla.
Saludos y muchas bendiciones desde Monterrey 🇲🇽
En el modesto departamento de Iris, ella preparaba té instantáneo, era lo único que podía ofrecerle a su invitado.
- Lamento no tener algo más - decía apenada mientras dejaba un par de tazas sobre la mesa
- No te preocupes, cualquier cosa que ofrezcas de buena voluntad está bien -
- De eso puedes estar seguro - responde con una sonrisa, que deja feliz a su acompañante - y cuál es tu nombre? -
Pensando un poco, Lucifer responde - Aarón, Aarón Black - era el nombre con el que se presentó ante Iris, esperando que al escucharlo removiera recuerdos en ella, cosa que no sucedió
- Lindo nombre - le respondió indiferente - eras tú en el callejón? - Lucifer asiente - y cómo...
- Digamos que tengo buenos reflejos - le dice antes que termine la pregunta - ahora háblame de ti, cuál es tu nombre? -
- Irasema, aunque algo me dice que ya lo sabías - le dice con una sonrisa - soy Irasema Nájera, vivo en este lugar desde hace poco, vine a la ciudad en busca de una oportunidad para salir adelante, la verdad espero seguir estudiando, me gustaría ser enfermera -
- Linda profesión -
- Verdad que sí - la chica no perdía la sonrisa mientras le contaba sus metas, con cada palabra Lucifer reafirmaba que se trataba de la reencarnación de su amada.
Platicaron el resto de la noche, él le contó que era empresario y que le ayudaría en todo, ella agradecía el gesto, pero le decía que se sentiría mejor si lograba su propósito con su esfuerzo, él lo entendió y le ofreció un trabajo en otro lugar
- Descansa por hoy, mañana vendré por ti, te llevaré a mi empresa, ahí buscaremos algo adecuado a tus habilidades -
- Que no son muchas, desde ahora te lo digo -
- Ya lo veremos, hasta mañana -
- Hasta mañana, y gracias por todo -
Después de despedir a su intrigante visita, se acuesta, con él como su último pensamiento.
Durante su sueño, se encuentra en una especie de limbo, a dónde quiera que voltea es lo mismo, estrellas que solo se observan a lo lejos, de pronto, pierde el piso, cayendo sin control en un vacío, extrañamente no siente nada, ni sorpresa, ni temor. Al fin cae en un desierto, ahora todo lo que ve es arena, por todos lados arena.
- Hay alguien aquí?! - su voz haciendo eco es lo único que escucha - Lucifer?! - grita fuertemente, pero por qué lo hizo?, por qué ese nombre? - Lucifer??, porque Lucifer??-
- Porque lo volviste a ver - detrás de Iris se escuchó esa voz, ella se da la vuelta enseguida, viendo la figura humanoide de una mujer, hecha por completo de arena
- Lo vi?, está segura? -
- Acaso tú no lo estás?, anda recuerda, este lugar te ayudará -
Iris comienza a rememorar escenas que se recrean con ayuda de la arena, observa vistas de su vida pasada, se ve a ella misma por completo feliz, y embarazada??. La escena cambia, es ella recostada en el suelo, siendo masacrada por un ente demoníaco, enseguida llega un hombre que destruye a esa bestia, ese hombre es Aarón
- No puede ser!!! -
- Sigue observando -
Aarón la toma entre sus brazos, una pequeña lágrima resbala por su rostro cayendo en el de Iris
- Nos volveremos a encontrar, y todo será diferente, lo prometo - la arena cae, terminando así el recuerdo
- Algo más que necesites ver? -
- Nada -
- Cuídate, es el único consejo que te puedo dar -
Iris despierta de golpe, quedando sentada en su incómoda cama completamente sudada, fue un sueño muy raro, no un sueño no, una pesadilla
- Que raro, pero sería verdad, no, no lo creo -
Al levantarse toma de inmediato su móvil, dándose cuenta de un mensaje de número desconocido
📱- Espero estés muy bien, pasaré a las 8 para llevarte a cenar, Aarón -
Iris traga grueso, no cree en esas cosas del cielo y el infierno, pero por alguna razón, Aarón le causa escalofríos
Lleva media hora dando vueltas en el pequeño departamento, ha estado a punto de contestar el mensaje recibido muchas veces, algunas con la determinación de confirmar la cita de esa noche, muuuuchas veces más para cancelarla.
- No tiene nada de malo, solo es una buena persona - se dice a sí misma -, pero una buena persona no acosa a otra entre las sombras, pero si fuera malo no me hubiera salvado, aunque en el sueño no lo logró, pero que mierda digo, solo fue un maldito sueño!!! -
El sonido de la alarma del móvil la hizo detenerse, eran ya las siete de la tarde, una hora exacta para poder arreglarse y volver a verlo.
- Ahaaaa!!!, bien, no dejaré pasar esta oportunidad - y con toda la determinación posible se dio un baño, se arregló como hace mucho no lo hacía, todo en el tiempo exacto, porque a las ocho en punto, alguien tocó a su puerta.
- Quién!! -
- Soy Aarón -
Se reviso por última vez frente al espejo y abrió la puerta, quedando impresionada por lo que observaba, un hombre guapo, de perfil italiano, con una barba perfectamente delineada y arreglada, vestido en un traje de tres piezas que le ajustaba a la perfección, dejando ver su escultural cuerpo y remarcando sus torneadas piernas y el toque más sensual que le gusta de un hombre, el aroma a una colonia que la incitaba a comerse a este bombón. Dejando que ella lo estudiara a su antojo, después de unos minutos y con una sonrisa coqueta le dijo
- Lista? -
Carraspeando contesta - lista -
La velada fue hermosa, cenaron en un restaurante de comida mexicana, algo que la sorprendió, ya que esperaba la llevará a un lugar mucho más lujoso.
- Espero te haya gustado la cena -
- Me encanto, acaso sabias que la comida mexicana es mi favorita? -
- La verdad, investigué un poco -
- Pues muy bien hecho, quedé satisfecha -
- Me alegro - tomó su mano por encima de la mesa y la acarició, Iris se dio cuenta de la forma tan linda y cálida de su mirada, haciendo sentir miles de mariposas en su estómago.
Salieron del restaurante y caminaron algunas calles, iban tomados de la mano, él compró algunas flores para ella, y aunque estaba seguro era un cliché, no dudó en hacerlo.
Era ya media noche, estaban frente al departamento, el tiempo se les pasó volando, fue tanta la comodidad entre ambos que no hubo un momento que no disfrutaran.
- Gracias por todo, fue una velada hermosa -
- Lo único hermoso está noche fuiste tú -
Iris se sonrojó al escucharlo, jamás alguien la ha a tratado con tanta dulzura y amabilidad, así que al percatarse que él se acercaba para besarla, ella no dudó, aceptó aquel beso que la hizo llegar al cielo, y de un momento a otro sentía el calor del mismo infierno recorrer su cuerpo.
Se adentraron al departamento, las prendas caían al suelo de forma desesperada, sentir el cuerpo desnudo del otro era un manjar del que jamás se cansarían, del que no querían separarse
- Porfavor sé amable, es mi primera vez - le dijo Iris entre besos
- Jamás te lastimaría, confía en mí -
Los besos continuaron, las caricias eran cada vez más íntimas, cuando la sintió lista se adentró poco a poco, con cada centímetro que avanzaba dentro de ella la dejaba descansar y acoplarse, no tenía prisa, la amaría con cuidado, con todo el cariño retenido durante siglos.
El amanecer llegó con un par de amantes que aún no descansaban, después de la incomodidad y el dolor, le dio paso al placer que con inmenso gusto Iris exploró de múltiples formas, guiada por un amante lleno de ternura, la hizo conocer la belleza de sentir múltiples orgasmos.
- Ven a vivir conmigo - recostado boca arriba, con medio cuerpo de su amada sobre él, acariciaba su pierna causando algo de cosquillas
- No crees que es muy pronto -
- El tiempo no es importante, lo que cuenta es lo que sentimos, y yo siento que eres tú con quién quiero pasar todo mi tiempo -
- Que filósofo - dice Iris entre sonrisas - pero me has convencido, si no lo intentamos no sabremos que hubiera pasado, cuando te parece bien que me mude? -
- Hoy mismo, si aún tienes energía ahora mismo, si no, te dejo descansar y después nos vamos -
Irasema ríe dejando besos sobre el pecho de Aarón, él la toma de la cintura situándola por completo sobre él
- No me provoques mi pequeña, que no podré resistirme a ti - le riega un montón de besos en el rostro - descansa, que más tarde tendremos muchas cosas que hacer- de nuevo la besa quitándole el aliento y abrazando su cuerpo somnoliento - está vez te amararé sin restricciones, y te cuidaré mucho más, lo prometo -
La tarde llegó y con ella la nueva vida de Iris a lado de Aarón, se mudaron a una lujosa casa en un barrio muy exclusivo y aunque al principio se sintió superada por la situación, rápidamente se acopló a su nuevo estilo de vida.
Trabajo y estudió, por las noches sin falta, Aarón le ayudaba en sus tareas y trabajos, ella le agradecía desnuda entre las sábanas, cosa que él agradecía y disfrutaba.
Así pasaron dos años cuando lo obvio sucedió, Iris quedó embarazada, fue una noticia que asustó a Aarón, pero al ver la cara de felicidad de su amada lo aceptó. Poco a poco disfrutaron los cambios y achaques que aquejaron a Iris, ver cómo crecía su vientre mes tras mes fue hermoso, hasta el día que parecía una pelota andante, los dolores le informaron que ya era hora de conocerse.
En la sala de parto Aarón acompaño en todo momento a Iris, cuando con el último esfuerzo nació, el pequeño bebé no lloraba, la doctora revisó la boca del recién nacido, cuando sucesos escalofriantes sucedieron...
Las luces se apagaron, los ojos del bebé que tenía entre sus manos se abrieron, dejando ver un par de ojos amarillos que la vieron, ella sintió que le observaba hasta el alma, entonces el pequeño la mordió, aún sin tener dientes apretó tan fuerte que le doblo la última articulación del dedo que tenía dentro de la su boca, la doctora gritó, Aarón sonrió siniestramente con los ojos cerrados, no había duda, ese pequeño era su hijo
- Que sucede?, Aarón nuestro hijo -
Al escuchar a su madre el pequeño empezó a llorar, la luz volvió, la médico estaba a punto de soltar al pequeño y una enfermera le ayudó, salió corriendo de ahí, por completo asustada.
De ahí en adelante todo fue felicidad, la pequeña familia convivía como cualquier otra, Aarón se sentía satisfecho, todas las precauciones que ha tomado para que nadie del Inframundo se entere de su hijo han sido eficientes, hasta que el pequeño que nombraron César cumplió 1 año.
Por la mañana, con el pequeño entre sus brazos llenándolo de besos por su primer año, alguien tocó el timbre de la casa, los padres se miraron, al estar en un lugar exclusivo nadie entra sin preguntar directamente a los propietarios, Aarón se acercó a la puerta, al ver que era un mensajero abrió, viendo al sujeto de frente se dio cuenta de que era un demonio mensajero, solo los habitantes de algún otro plano astral son capaces de ver la realidad de estos personajes, el tipo solo extendió la mano, entregando un sobre que Aarón de inmediato reconoció, era el sello de su esposa, de Lilith.
Al tomar el sobre, el mensajero desapareció, Aarón entró, tranquilizó a Iris que aún tenía a César en brazos y como si nada hubiera pasado continuaron con el pequeño festejo a su hijo. Más tarde, en la privacidad de su despacho abrió la carta
"Te he permitido divertirte un año, es hora de arreglar el desastre que has hecho"
Aaron maldecia a la tierra y el infierno, él pensó que había librado a esa esposa suya, pero tal parece la reina siempre va un paso adelante...
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