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Mi Inocente Italiana

Cap.1

Narrador

Era un invierno muy frío, y en las calles oscuras de Sicilia, había una pareja huyendo, su pecado fué enamorarse, siendo hijos de familias que no se llevaban, los Santoro y los Marotti.

Ambas familias eran de distintas mafias, Mateo Santoro conoció a Aurora Marotti por casualidad en el aeropuerto, ambos viajaban a Rusia.

Los dos habían terminado sus estudios, secundarios y sus padres los enviaron de vacaciones, cada uno de manera normal, sin ser lo que eran los hijos de los mafiosos, nada de guardaespaldas, ni de vigilancia, claramente ambas familias no quería que supieran que salían del país por temor a que fueran asesinos por represalias.

Amor a primera vista, y como cosas del destino, ambos irían sentados juntos, eso les permitió conocerse, de saber quiénes eran, estarían en el mismo hotel y al mismo tiempo, y es que su historia de amor ya estaba escrita.

_ te volveré a ver?

_ no lo sé princesa, pero lo intentaré, dame tu número y estaremos en contacto.

Y así fue, buscaban la manera de estar juntos, hasta que una noche ambos se entregaron al amor. Un día en el despacho de su padre Mateo le contó a su papá, todo él solo escuchó con atención a su hijo, y su amor por él, era tan grande que lo apoyaría, hasta que el padre de Aurora supo y enfureció, quería matar a Mateo, no iba a permitir que su hija se casara con un Santoro.

Un tiempo después Aurora quedó embarazada, le contó a Mateo, y él y su padre estaban felices, idearon el plan para ocultarlos un tiempo, y así fue, un día que Aurora salió a la clínica, llegaron los hombres de Max Santoro, y se llevaron a Aurora, Leonardo buscó a su hija por todo el territorio que le correspondía, no podía cruzar los límites de los Santoro.

Aurora muchos meses después le contó a su papá todo, le dijo que no la buscara que ella ya se había casado y que estaba embarazada, le contó que sería una niña. Leonardo maldijo a Mateo, maldijo a esa familia, claramente eso no se quedaría así.

Vivieron a las afuera de Sicilia, en una casa muy cómodamente, no como hijos de mafiosos, sino como seres humanos normales, llevaban una vida normal, nació su pequeña hija, a la cual llamaron Ema, era una niña muy hermosa, sin duda era la felicidad de sus padres y de sus abuelos paternos también.

_ es hermosa nuestra hija

_ claro que sí mi amor, sacó tu belleza.

_ júrame que nunca vas a permitir que papá nos encuentre.

_ mi amor, eso no puedo jurártelo, sabes cómo es esto, y en algún momento él va a dar con nosotros, por ahora solo puedo prometerte que las voy a amar y a proteger con mi vida, nuestra hija crecerá lejos de todo esto.

Sus vidas siguieron su curso, la niña crecía, estaban viviendo una vida normal, ella en casa atendiendo a su hija y las cosas del hogar y él trabajaba en unos viñedos, eran muy felices.

Leonardo, un tiempo dejo de buscar a su hija, pero había jurado encontrarla y llevarla de vuelta a casa y mataría a Mateo, y a la niña la mandaría lejos, no iba a permitir que una Santoro creciera con ellos.

A pesar de los años él no aceptaba el matrimonio de su hija, mientras que Max y su esposa Emilia estaban felices de tener una hermosa nieta.

Ema ya tenía cinco años, cuando los hombres de Leonardo dieron con el lugar donde estaba Mateo y Aurora, una llamada de alerta los hizo que ambos salieran del lugar, subieron al auto y emprendieron su camino, Aurora le colocó un abrigo a su pequeña hija, era una noche muy fría, le puso una pequeña pulsera que llevaba el apellido Santoro, era un regalo que Mateo le había hecho a aurora el día que se cansaron, ya que para él, ella pasaba a ser de su familia por ser su esposa, ella le repetía a su hija eres una Santoro mi amor, nunca lo olvides, mamá y papá te aman, que nadie te diga lo contrario.

En su huida, una llanta se ponchó y tuvieron que seguir su camino a pie, Mateo sacó su celular y llamo a su padre.

_ papá, aún nos siguen y tus hombres no llegan, hemos tenido que caminar, al auto se le ponchó la llanta,

_ hijo ya vamos en camino, estamos cerca. De pronto se escucharon disparos,

_ júrame que si algo pasa te la llevarás lejos donde nadie nunca la va a encontrar, no la pueden encontrar papá,

Mateo tomó a su hija de los brazos de Aurora, sujetó fuerte la mano de su esposa y en su huida una bala le dio a Aurora por la espalda, cayendo al suelo, Mateo se paró y no sabía que hacer era su esposa o la vida de su pequeña, porque él estaría dispuesto a qué lo mataran, pero no a su hija, un auto paró de pronto, eran unos de los hombres de su padre, subieron a Aurora al auto junto con Mateo y a su pequeña.

Cap.2

Narrador

Aurora iba herida, su pequeña no paraba de llorar y Mateo estaba preocupado por su esposa, se le veía muy mal, los hombres de Leonardo estaban alcanzando la camioneta, iban a alta velocidad y solo se escuchaban los disparos, Max volvió a llamar a su hijo que el jet estaba en la pista esperando para sacarlos del país, pero era muy arriesgado sacar a Aurora del país en esa condición.

_Qué quieres hacer hijo?

_ no lo sé papá estoy preocupado por mi familia

_ decide pronto hijo voy rumbo al aeropuerto

En una pequeña maleta Aurora había puesto el pasaporte y algo de ropa de su niña, tenía el presentimiento que algo iba a pasar y quería tener preparado sus cosas para cuando tuvieran que salir huyendo.

_ por favor cuida a mi hija, no dejes que le hagan daño

_ no hables mi amor, vamos a salir de esto

Aurora miraba a su pequeña llorar, no podía creer que el odio de su padre podía más, que darse la oportunidad de tener a su nieta con bien.

Levantó su mano y tocó el rostro de su niña y le habló

_ eres mi italiana hermosa, inocente de todo este mal, mamá te ama, y te ama mucho, cuida a papá hazlo feliz, llévame siempre en tu corazón mi Ema,

De pronto le sonrió a su hija, dejó de hablar y suspiró, había perdido la vida, Mateo abrazaba el cuerpo de su esposa, todo se le salió de las manos.

Los hombres se acercaban, y le pidió al chófer que parara la camioneta, y que se llevara a la niña, que la llevara a Rusia como estaba planeado, pero que no volviera, que estarían en contacto. Mateo le dio un beso a su hija, y se la dio al chofer, él salió con la niña mientras que los otros guardaespaldas le disparaban a los hombres de Marotti.

Cómo pudieron, acabaron con ellos Mateo condujo lo más rápido que pudo, quería llegar a uno de los lugares que su padre tenía para refugiarse, bajó el cuerpo sin vida de Aurora y lo llevo a una de las recámaras, y lloró amargamente, uno de sus hombres le avisó a Max lo que había pasado, así que él se desvió para ir aquel lugar.

Mientras el chófer huía con Ema en brazos se le cayó el celular y no se percató, llegó al aeropuerto y subió al jet rumbo a Rusia, lugar donde esperaría órdenes de los Santoro para darles información donde se estaba quedando con la niña, después Mateo viajaría a encontrarse con ella.

Nada de aquello sucedió, Aurora había muerto, no tenían como comunicarse con el chófer, Mateo estaba desesperado, su pequeña estaba lejos y él sin saber que hacer, al día siguiente los restos de Aurora, fueron llevados a la cripta familiar de los Santoro, en su lugar de descanso decía, Aurora Santoro, Mateo no permitió por ningún motivo que pusieran el apellido de los Marotti, había odio por Leonardo, por su culpa su esposa estaba muerta y su hija en otro país sin saber cómo está y ni dónde está.

_ hazle saber a ese maldito que mató a mi esposa, y que se sienta satisfecho de que tampoco mi hija está con nosotros, pero también dile que volveré por su cabeza, que esto que me ha hecho me las pagará.

_ como tú digas hijo, así será, pero por ahora tú mantente aquí, no puedes salir, no quiero otro muerto en mi familia, ya perdimos a Aurora, y de mi nieta no sabemos nada, pero la buscaremos hijo, te lo prometo.

Leonardo se enteró de la muerte de su hija, supo que fueron sus hombres quienes dispararon y que uno de esos disparos ocasionó la muerte de su adorada hija, sufrió mucho la muerte de su hija, pero también culpaba de todo a Mateo, su hijo mayor Bruno odiaba a Mateo y juró encontrarlo para matarlo.

En Rusia estaba el chofer con la pequeña niña, en ocasiones lloraba, pedía ver a sus padres, tanto fue la situación que Ema se enfermó, comenzó a tener fiebre y el chofer estaba preocupado, no sabía que hacer y no tenía como llamar a Italia, la situación para él no era fácil, no sabía nada de niños, así que recogió todo lo de la niña, y tomó la decisión de llevarla a un orfanato, y luego huiría, porque temía que Mateo le hiciera algo por haber abandonado a su pequeña en aquel lugar.

Todo estaba frío, mucha nieve, la niña estaba hirviendo en fiebre, tomó un taxi y pidió que lo llevarán a un orfanato, el más apartado del lugar, y unos minutos más tarde estaba enfrente de un viejo, y feo lugar, no parecía que fuera un lugar para niños, pero no le importaba, solo quería deshacerse de la pequeña, también tenía miedo que se fuera a morir, así que sin más bajó del taxi, le pidió que lo esperara, tocó y dejo a Ema sentada en la fría nieve con su la pertenecía.

La puerta del viejo y feo lugar se abrió, allí apareció una mujer quien al ver a la niña la tomó en brazos y la llevo adentro cerrando la puerta, y desde ese momento no se supo más del chófer.

Cap.3

_ Cuando vas a dejar de estar llorando por todo, levántate, no te ha pasado nada

_ ella me empujó. Tenía las rodillas raspadas porque una de las niñas del orfanato la había empujado a propósito. Emma ya tenía siete años, pero su vida en ese lugar era un total infierno, una dulce y tierna niña, quien creía que todo era aventura, toda para ella era bonito, siempre perdonaba a las niñas que le hacían maldad, en ella solo había inocencia, su mundo estaba lleno de fantasías

_ ya te dije deja de llorar y te vas a tu habitación.

Mateo seguía con la esperanza de encontrar a su hija y aunque ya no estaba en Italia, seguía en contacto con su padre, se había ido a Canadá y desde allí trabajaba para una de las empresas de su padre, aunque fueran gente de mafia ellos también construían sus imperios dónde fuera.

_ ya hace dos años papá, me duele como si fuese ayer, extraño a mis amores,

_ lo sé hijo, tu madre desde aquel día no ha estado bien, pero apenas podamos viajar iremos a verte, Cuidate mucho hijo, recuerda que Bruno te está buscando.

_ si papá, tendré cuidado.

Y así fueron pasando los años, Emma seguía siendo tan ingenua, en ella no había maldad, ayudaba a todos sin importar el mal que le hacían.

En unos días cumpliría sus quince años, algunas de las otras jovencitas del orfanato, le tenía preparado una muy mala broma a Emma, ese día muy temprano se levantaron y fueron a la cocina, buscaron harina, huevos y agua, llegaron dónde dormía la chica y le tiraron todo encima haciéndola levantarse toda sucia, con el cuerpo lleno de todo lo que le habían tirado, Emma solo comenzó a llorar.

_ feliz cumpleaños tonta

_ allí tienes los ingredientes de tu pastel. Y todas rieron.

Emma jamás fue adoptada, porque siempre que algunos padres iban en busca de un hijo en adopción, las niñas la dejaban encerrada, y así pasaron los años y ella perdió la esperanza de ser adoptada, nadie quería adoptar a una adolescente.

Sus quince años la pasó encerrada no quiso salir a ninguna actividad, pensaba en que sería si sus padres estuvieran con ella, no entendía por qué la había dejado allí, tenía vagos recuerdos de su niñez, recordaba, aquel día el ruido de las balas, en ocasiones soñaba cosas relacionadas con lo de aquel fatal día.

_ ojalá pudiera saber si esos son sueños o fue real, tengo que salir de este lugar y buscar mi origen, buscar la manera de saber quiénes son mis padres.

Y con esos pensamientos se quedó dormida, otro día más en su vida, normal como cualquier otro, pensó que al cumplir sus quince años, las señoritas del orfanato le harían algo, un pastel y una pequeña fiesta, pero nada de eso fue así.

_ ya son quince años hijo,

_ lo sé papá, pero no pierdo las esperanzas, algún día tendré a mi hija conmigo.

Tres años más tarde estaba Emma en la oficina de la señora encargada del orfanato, ella sabía que pronto llegaría el momento de salir de ese lugar, no iba a ser nada fácil, pero iba dispuesta a buscar a su familia, no perdería la fe de volver a verlos.

_ te he mandado a llamar, porque tienes que saber que en unos meses tienes que abandonar el lugar, nosotros no hemos encargado de que tengas un trabajo, y te daremos un poco de dinero para que tengas dónde quedarte, después que salgas de aquí, ya no somos responsables de ti, ya serás mayor y ya tienes que valerte por ti misma.

_, pero, cómo voy a hacer si nunca he salido de aquí, no conozco nada ni nadie allá afuera.

_ ya te dije que no es asunto de nosotros, así que me haces el favor y sales de aquí que ya vas a empezar con tus llantos que me estresan

_ señora por favor, deje que me quede yo aquí les ayudaría con los niños más pequeños, por favor no me echen de aquí

_ ya te dije, sal de mi oficina o te saco.

A Emma no le quedo más remedio que salir de la oficina, desde que llegó a ese lugar, fue tratada diferente, no entendía por qué, si siempre fue buena niña, dispuesta a ayudar, y aunque los demás la trataban mal, a ella no le importaba, solo quería ver bien a los demás, compartía de lo que tenía, pero casi nadie en ese lugar la quiso, muchas veces le decían la italiana, y creía que por ser de otro país, seguramente por eso la trataban así.

Su día de salida del lugar llegó, y como siempre, las demás chicas se iban en contra de ella, esa mañana, tomaron unas tijeras y le cortaron su cabello, le picaron toda la ropa, y la única que tenía puesta se la mojaron tirándole agua aún estando ella dormida.

Cómo pudo recogió sus cosas, se secó las lágrimas, y salió del viejo y feo lugar, sin duda ese fue su calvario, pero lo que ella no sabía es que aún todo en su vida estaba por comenzar, ahora tenía que enfrentar a gente adulta, que solo piensan en hacer el mal a los demás. O seguía siendo inocente, crédula, o se hacía fuerte, porque lo que se le venía no iba a hacer nada fácil.

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