La noche se sentía tan tranquila, pero la tranquilidad es la cama del inicio en donde todo cambiará, en dónde el Ejército de Benjamín Walton, la Medicina de Diana Santos y Sofía Sandoval, además de la Mafia que domina Arnaldo Benzema cruzarán sus límites, para llegar a Legendaria, amores que vuelven a encontrarse, pero por el camino se vuelven a perder para encontrar un amor real y doloroso.
☆LEGENDARIA☆
Ella observaba cómo Martín fumaba más de lo normal su novio con quien llevaba más de 3 años de relación— ¿Qué te sucede? - Diana no pudo evitar no realizar aquella pregunta al ver que su novio parecía bastante ansioso, pero no había recibido ninguna respuesta - Joder Martín piensas que estoy pintada aquí— Diana se había enojado, pero para su sorpresa el Joven estaba con lágrimas en los ojos cuándo le dedicó una mirada.
— ¡Diana! - Expresó en voz baja, incluso su voz se escuchó temblorosa - He cometido un error muy grande— Expresó Martín.
— ¿Que puede ser tan grave? - Sus ojos avellana miraron al Joven.
— Esto que he hecho - Martín se detuvo solo en ese momento Diana sintió que algo no andaba bien y su corazón empezó a latir de manera anormal - Diana, hay una mujer que dice estar embarazada de mí - aquello detonó que los ojos de la mujer se llenarán de lágrimas de manera inmediata— Perdóname— Martín se acercó a ella, pero Diana retrocedió.
— No te acerques a mí - Las lágrimas ya eran incontrolables y el dolor que ella estaba sintiendo no tenía adjetivos para ser descritos - Piensas que lo que acabas de decirme es como dar la hora, Martín, joder, me estás diciendo que una mujer puede estar embarazada de ti.
— No es seguro - El hombre se defendió.
— ¿Usaste protección? - Martín frunció el ceño al escuchar aquella pregunta, pero negó con la cabeza aquello significaba que no se cuidó.
- Entonces eres tan estúpido para decirme que no es seguro, por favor, eres un maldito cobarde, me engañaste, me engañaste y no tengo idea de cuántas veces lo hayas hecho, has tirado todo lo nuestro por el piso, lo has roto, te di mi confianza - Diana cayó al suelo llorando aquella era la única manera que ella tenía para desahogarse.
— Perdóname - Volvió a expresar Martín acercándose a su novia.
— No Martín esto ya no va más— Solamente ella sabía que esa decisión estaba quemándola por dentro - ¿Cómo piensas que yo voy a mirar a tu hijo sabiendo que fue producto de un engaño, crees que será fácil para mí? - Diana se puso de pie secándose las lágrimas- Llámame egoísta, pero no puedo aceptar a un niño que fue concebido a espaldas de mi felicidad, ve y busca a la mujer para formar una familia.
— Pero te amo - Martín también estaba llorando.
— Quien ama no engaña Martín.
— Ella se aprovechó de la oportunidad, estaba tomado y.
— No me interesa los detalles - Con aquellas palabras Diana salió eran las 10 de la noche, las calles estaban siendo poco transitadas, pequeñas gotas de lluvia caían por su rostro.
— ¿A dónde vas preciosa? - Una voz que con tan solo escucharla erizo la piel de Diana - ¿Quieres compañía? - Los pasos se escucharon a espaldas de ella, Diana apuró sus pasos - No vas a escapar preciosa— luego de escuchar aquellas palabras Diana había hecho el intento de correr, pero sintió una pequeña corriente eléctrica recorrer su cuerpo - Quieta - Volvió a expresar el hombre el olor de alcohol que destila Mareo a Diana, pero no importo cuanto haya pataleado, o hecho el intento de gritar las súplicas no serían escuchadas, su cuerpo empezó a temblar deseando y anhelando desde lo más profundo que la historia no se repitiera, pero unos segundos después un fuerte golpe en la cabeza la había dejado un poco inconsciente se culpó ella sabía lo peligroso que era salir de noche, que prácticamente día a día las mujeres sois secuestradas y que sus cuerpos se encontraban en días o unos meses después tomar y destruir la vida de una mujer para sus agresores para sus agresores era tan fácil, ella no se imaginaba que está noche ella podría convertirse en una de esas víctimas, sus ojos aún no estaban cerradas completamente su cuerpo se sentía pesado y sentía que estaba siendo arrastrada ya estaban a unos metros de la carretera ella lo sabía por el poco ruido.
— Si cooperas la muerte no será tan dolorosa— Diana aún tenía dificultades para enfocar correctamente su mirada, pero cuándo logro lo que buscaba se lamentó hubiera preferido no ver el aterrador rostro del hombre - No todas las noches se tiene una clienta como tú— el hombre chasqueo la lengua, Diana analizó bien hasta que decidió propinarle una patada logrando desestabilizar al hombre y correr, corrió como pudo, pero aparentemente la suerte no estaba de su lado cuándo sintió que el tobillo se dobló, pero antes de que tocará el suelo las manos de alguien vestido completamente de negro la sostuvo, sus botas militares y el tapado que traía puesto era lo único que tenía visible.
— ¿Estás bien? - Su voz era ronca, Diana aún seguía temblando, ella, no podía ni siquiera imaginarse que volviera a vivir aquel calvario que le había tocado a los 10 años, pero al parecer el hombre había visto al agresor de Diana.— ¿Intentó abusar de ti? - Preguntó el hombre misterioso, Diana seguía sin poder articular ninguna palabra, pero el hombre rápidamente había entendido así que se acercó al hombre que intentó alejarse, pero con un disparo en la pierna cayó al suelo.
— Basuras como tú merecen infiernos como yo - Expresó el Hombre - Usted queda bajo Arresto Militar por intento de abuso y de la Cuenta del Coronel Benjamín Walton corre que te hundas - El hombre sacó las esposas del bolsillo de su tapado, llamando a su refuerzo para que viniera a llevar, .3 minutos tardo Alex Montero para acudir al llamado de su amigo.
— ¡Coronel! - Expresó el hombre mirando directamente los ojos oscuros como la noche del Coronel.
— Dile al abogado que quiero que se pudra en la cárcel por intento de Violación— Con aquellas palabras Benjamín se dio la vuelta, su tapado se levantó levemente por el viento - No te hará nada - Expresó en un Susurró el hombre.
— Gracias— Diana se había recuperado un poco.
— Vamos, te llevaré a la Base para levantar una demanda Formal.
No quiero - Benjamín al escuchar aquello frunció el ceño.
— ¿Por qué? - La voz del Coronel había cambiado drásticamente, pero Diana no le diría el secreto que guardaba, pero si sé ánimo a mirar a los ojos de su salvador, la mujer retrocedió al darse cuenta de que su salvador de este 13 de marzo era el mismo Demonio, Benjamín Walton excompañero de Preparatoria.
La mirada del hombre se posó en la mujer - Pero si es la dulce Diana Santos - Expresó Benjamín Walton con una media sonrisa logrando que Diana tragará saliva.
— Yo, yo le agradezco - Diana había tartamudeado la imponente figura masculina que tenía ante sus ojos, generaba cierto temor en ella.
— ¿Por qué no piensas levantar una denuncia? - Su mirada Oscura inspeccionó por completo a Diana.
— No quiero que al describir los recuerdos del hombre me golpeen, no quiero volver a sentir aquella sensación, no quiero volver a recordarlo— Diana dejó que las lágrimas recorran su encantador rostro.
— Te llevaré a tu casa Santos - Expresó el hombre - ¿O quieres que te lleve en la Casa de Martín? - Diana sintió que su corazón herido ya no podría soportar por mucho tiempo aquel dolor.— ¿Problemas de parejas? - Benjamín seguía hablando sin imaginarse que con cada palabra que él expresaba ella se rompía más, recordar que Martín estaba esperando un hijo con otra, cuando ella anhelaba ser la madre de los hijos de él.
— No quiero ir a mi casa y tampoco quiero ir en la casa de Martín - Respondió Diana en voz baja.
— Santos nos conocemos 6 años atrás compartíamos la misma Aula y otras cosas más— Benjamín sonrió— en 6 años tu noviecito aún no ha cambiado el juego duro mucho— Diana sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo al escuchar las palabras del hombre vestido completamente de negro - Diana desde el último año de Preparatoria Patricia y Martín tenían relaciones ellos siempre te engañaron y si él se acercó a ti fue para follarse a tu amiga - Benjamín expresó aquellas palabras sin ninguna consideración— La mujer que está embarazada de tu novio es tu mejor amiga Patricia - Diana no sabía si gritar o llorar, pero antes de que reaccionará Benjamín continuó - Era técnicamente una apuesta si él anduviera contigo más de 3 meses ella sería suya se dejaría follar por él, eras la chica que todos llamaban la gorda o la Fea.
— Basta - Susurró Diana intentando de arrodillarse, pero Benjamín rápidamente lo impidió.
— ¿De qué te sirve arrodillarte? Su voz se escuchaba más dura - no entiendo cómo las mujeres son tan hábiles para una cosa, pero para otras son tan estúpidas - Diana, por su estado no se había dado cuenta de que las Palabras del Coronel tenían otro significado.
- ¿Por qué nunca me he dado cuenta, como dejé que me engañarán hasta el punto de convertirse en padres? - Diana se mordió el labio inferior.
— No tengo la menor idea, ella te daba señales y tú nunca las veías, noches de película terminaban en sexo, cuando él la llevaba desde tu casa a la Suya terminaba en sexo, incluso las aulas abandonadas de la Preparatoria tiene anécdotas, creo que eres lo suficientemente tonta para no darte cuenta - Diana se secó las lágrimas conocía a Benjamín y de aquellos labios carnosos nada buenos podría salir - No puedo decirte no llores porque técnicamente ya has llorado bastante hasta pareces un panda bebé.
— Diana sonrió a medias, puesto que tenía un sombreado negro al momento de venir en la casa de Martín y con las lágrimas definitivamente debería de parecer un panda bebé.
— ¿A dónde te llevo? - Volvió a preguntar Benjamín mirando el reloj que tenía en su muñeca.
— Creó que mejor me voy a mi casa - Respondió Diana, media hora después la Mercedes del Coronel transitaba por la avenida principal de una de las residencias más prestigiosas de la Ciudad.
— Santos no olvides que antes que todos debes ser tú - Diana no entendía a que se refería Benjamín, pero el vehículo ya había desaparecido, Diana dejó escapar un suspiro antes de entrar a su casa, aquel sitio que parecía todo menos una casa familiar su madre había fallecido cuando ella tuvo 3 años su padre solo vive en la Empresa y ella solamente parece un mueble más en la casa, cuando entro en su habitación nuevamente todos los recuerdos la golpearon, pero lo que más dolió fue saber de la traición de las dos personas que ella consideraba más importantes en su vida, pero ella no era una las princesas de los cuentos de hadas.
— Eres tonta Diana ¿En qué cabeza caía que un joven como Martín hace 5 años se fijaría en ti? - Diana volvió a llorar, esta vez podía hacerlo como ella no quería hacer, esta vez no se contuvo y el dolor consumía cada poro de su piel, los minutos pasaron y ella estaba tan metida en su dolor que ni siquiera se había dado cuenta a qué hora se había quedado dormida, pero el timbre de su celular la había despertado.
— Diana es urgente - La voz de su Guía de Prácticas se escuchaba al otro lado de la Línea.
— Si dime.— Respondió Diana.
— Necesito que vengas a mi Oficina de inmediato antes de las 8 de la mañana, nena esta oportunidad no lo debes perder y yo pongo toda la confianza en ti— Con aquellas palabras la llamada había terminado, Diana miró la hora era las 6:30 A.M. le daba tiempo suficiente para llegar al hospital en donde realizaba sus prácticas, puesto que faltaban tan solo 90 días para que sea Neurocirujana Diana Santos.
A pesar de tener el corazón roto, ella sabía que su Título Universitario era una motivación muy importante para ella, la Neurocirugía era por su madre, ya que había muerto de un Tumor Cerebral.
— Pasa Diana - La Guía de Prácticas ya estaba esperando por ella.
— Buenos días— Saludo la morena de ojos avellana con una sonrisa, pero sus ojos carecían del brillo característico que la hacía lucir más encantadora.
— Diana me ha llegado el Informé de que un Prestigioso Neurocirujano ha llegado en el País y requiere de otros Neurocirujanos - Diana frunció el Ceño al escuchar aquello.
— Diana Santos, puesto que eres la Alumna con calificación perfecta, con disciplina a la altura de la Carrera, la Universidad Sacramento ha tomado la decisión de brindarte la Confianza de que seas la Profesional en espera que acuda a la Base Militar de las Fuerzas Armadas para brindar apoyo al Coronel y a la vez Neurocirujano Benjamín Walton.
— Mañana mismo te irás a la Base Militar Diana - La morena no pudo expresar palabra alguna, aún seguía en su asombro - ¿Me estás escuchando? - La Guía pensaba que Diana se había sorprendido por la noticia de irse en la Base, pero lo que a ella la había tomado por sorpresa fue saber que nuevamente su camino se cruzaría con Benjamín.
— Si la he escuchado claramente - Respondió Diana.
— Bueno, ahora puedes dirigirte a la Universidad a despedirte de tus compañeros - La mujer le había dedicado una sonrisa a Diana, que segundos después había abandonado las instalaciones con las respectivas coordenadas que recibió para formar parte del equipo de Salud de las Fuerzas Armadas de la Nación.
Cuándo Diana estacionó el vehículo en el estacionamiento del Hospital en dónde realizaba las prácticas, una silueta familiar entró en su campo de visión.
— ¡Diana! - Exclamó Martín logrando que los pasos de la mujer se detuvieran - Hablemos por favor - La súplica en la voz de su novio o mejor dicho de su exnovio era evidente.
— Martín ya no tenemos nada de que hablar, ya me viste lo suficiente la cara de estúpida así que te acercaste a mí para luego follar como recompensa a Patricia— Martín al escuchar las palabras de Diana tragó saliva.
— ¿De qué estás hablando?— Fue la pregunta ejecutada por el hombre.
— ¿Tendrás el descaro de negarme? - Diana había dado 2 pasos con dirección a Martín - Atrévete a negar aquella acusación Martín si no es verdad de lo que te estoy acusando puedo considerar nuestra situación - Los ojos avellana de Diana adquirieron un brillo melancólico y en el fondo ella deseaba que él lo negara, su corazón destruido pedía a gritos en silencio que él le dijera que aquello era una mentira, pero aquello no ocurrió, Martín no tuvo las agallas para negarlo.
— No me busques más, ya has conseguido lo que querías, ya me has destruido, te he amado de una manera en la que nadie te va a amar, te antepuse ante otros y ¿Cómo me has pagado? Con una maldita traición que digo una, con años de traición.
— Diana - Susurró Martín - No te puedo negar, pero a lo largo de estos años me he enamorado de ti.
— ¿Te la has follado pensando en mí? - Diana se burló, pero solo ella sabía cuanto dolía esto.
— No digas eso.
— No vuelvas a buscarme, de hecho no nos volveremos a ver, espero que seas muy feliz con la persona que amas porque siempre fue Patricia, te acercaste a mí por ella, ahora eres Libre.
— Diana - Volvió a Susurrar Martín, pero ya no hubo caso, la Morena no volvió a dedicarle ni una sola mirada.
— ¿DiDi? - La voz de aquella mujer fue otro, balde agua fría.
— Te tengo una sorpresa, serás tía— Expresó Patricia emocionada ya el corazón de Diana no tenía manera de hacerle daño - ¿DiDi? - Volvió a expresar Patricia agarrando del brazo a Diana.
— ¿Me has dicho que seré tía? - Preguntó Diana dándose la vuelta y secándose las lágrimas con el dorso de la mano.
— ¿Estás bien? - Preguntó Patricia solo ahora Diana se dio cuenta del cinismo en la voz de su “Amiga”.
— ¿Cómo voy a estar luego de enterarme de que mi “Mejor amiga” y mi novio están esperando un hijo? - Patricia cambio drásticamente las facciones de su rostro al escuchar aquellas palabras.
— DiDi ¿de qué estás hablando?
— Deja el cinismo atrás Patricia ya lo sé todo, sé que tú y él se revolcaban a mis espaldas y que en vez de ser la tía del bebé que esperas podría ser su madrastra - Al momento en que Diana emitió aquellas palabras, Patricia dejó ver una sonrisa.
— Así que ya te lo ha dicho— La mujer dejó de esconderse bajo la máscara— Entonces ya sabes que soy mucha más mujer que tú y que le voy a dar su primer hijo, algo que tú tanto has soñado, ilusa - Patricia se burló— Yo seré la madre de su hijo, yo seré la que de, él primer heredero mi hijo será el favorito y ¿Tú qué? Siempre serás la perdedora, tanto que anhelabas darle un hijo y ni siquiera eres capaz de complacerlo en la cama, mírate, tienes tallas de más, no tienes esta cinturita que a él lo vuelve loco, en cambio, tú eres una gorda la inteligencia no sirve de nada cuándo se trata de cuerpos la debilidad de un hombre siempre seremos las mujeres como yo— Y en ese preciso momento las lágrimas amenazaban con volver a salir, pero Diana tuvo que controlar aquella sensación, aunque incluso respirar dolía, el dolor fue intenso ante aquella burla.
— ¿Qué tienes? - Patricia se burló— ¿Estás lastimada?.
— Basta - Diana levantó el rostro— Te felicitó deberías de hacer casting para una actuación, pero te recuerdo que un hijo nunca amarra, pero has ganado quédate con él sé feliz, pero el Karma duele - Con aquellas palabras Diana se alejó dejando a su ex mejor amiga en el pasillo.
Diana se retiró alegando que se sentía mal, pero definitivamente necesitaba estar lo más lejos posible de aquel lugar lo primero que hizo al llegar fue dirigirse directamente al espejo - Ojalá fiera fácil controlar esto - Susurró Diana acariciando su abdomen - Pero no se puede controlar a pesar de estar bajo estrictas normas de Dieta, la enfermedad Celíaca - Dijo la mujer con una media sonrisa - solo yo se las batallas con las que lidió en mujeres como yo esto provoca irregularidades en el ciclo menstrual, problemas de Fertilidad, el aumento de peso y en otras ocasiones la disminuida de manera rápida también produce fatiga - Diana suspiró.
— BASE FF. AA.
— Mañana llegan nuevas Tenientes y Sargentos elegidos meticulosamente para formar parte de nuestro Ejército la mayoría son Profesionales de la Salud como usted los ha pedido, Coronel.
— Muy bien, si he pedido profesionales de la Salud debido a las 3 Misiones que tendremos y nunca faltan los heridos.
— Muy bien mi Coronel ¿Permiso para retirarme?
- Concedido— Expresó Benjamín, pero antes de que la puerta sea cerrada otra silueta masculina se observó.
— ¿Asistirás a la Bienvenida que estamos planeando darles a más nuevas? - El Sargento Santiago Abdo era el Agente Especial de la Fuerza de Tarea Conjunta de las FF. AA a la vez era el mejor amigo de Benjamín.
— Lo pensaré— Fue la respuesta dada por el Coronel - Yo sí estoy trabajando, no como otros.
— Definitivamente, esos otros me suena a manada, ¿solamente Coronel Verdad?
— Sí, la medicina la dejaré para casos muy necesarias, de hecho vendrán más refuerzos ah y eres tú con el grupo los que se encargan de hacer esas bienvenidas, aquello debería de haber quedado en la Base anterior y no traer aquella costumbre aquí.
— Ya es tarde, te veo mañana en el salón por si quieras quitarte el mal Genio.
La Llegada a la Base Militar había sido rápida, Diana se encontraba mirando el panorama a través de la Ventana y al ver a los Hombres con su uniforme Militar, su mente viajó inconscientemente al hombre que la había salvado mordiéndose su labio inferior— ¿Eres Diana? - La voz de una mujer la sacó de sus pensamientos.
— Sí - Respondió la morena dejando escapar, un suspiro.
— ¿Te unes a nosotras esta noche en la bienvenida que es prácticamente una tradición para los recién llegados a la base?
— ¿Bienvenida? - Diana arruga la frente.
— Sí, siempre ocurre cuando llegan personas como tú o como tus acompañantes y teniendo en cuenta que la presentación es mañana al medio día, la fiesta se realizará esta noche, vamos disfruta esta noche porque después quizás solo haya heridos.
— Vaya - Diana sonrió, pero su intento de sonrisa se pareció más a una mueca.
— Vendré por ti a las 19 - Con aquellas palabras la mujer se alejó.
- Bien Diana, quizás salir sea una buena solución para tu mal de amores.
Siendo las 19 horas puntualmente la puerta fue abierta por la misma mujer de hace rato que traía puesto un diminuto vestido que le cubría el muslo.
— No me mires de esa manera, somos libres de vestirnos como más son sentimos cómoda y tú también estás perfecta - Diana decidió pasar por alto lo expresado por la mujer y salió de la habitación que le habían asignado.
La fiesta era en una de las cabañas más apartadas de la Base, la música ya se escuchaba a lo lejos, pero el ambiente cambiado drásticamente en el interior - No te sientas incómoda, ya verás que la vas a pasar genial— Diana dejó llevarse aceptando la copa que le habían ofrecido el corazón aún dolía y el alcohol quizás ayude a que tan solo por esta noche aquel pinchazo que sentía sea olvidado aunque mañana dolerá en triple.
— En las afueras de la cabaña una Mercedes se estacionó, lo primero que se observó fueron los zapatos negros de alguien hasta que la figura masculina descendió en su totalidad del automóvil, Benjamín se acomodó un mechón de cabello rebelde antes de dirigirse al interior del lugar.
— Pensé que no vendrías— la voz de Santiago se escuchó a espaldas del Coronel.
— No me arruines la noche y cierra la boca - Espetó Benjamín logrando que Santiago sonriera.
— Luego no estés buscándome.
— Incluso si estuviera cerca de la muerte no te hablaría— Enunció Benjamín yéndose a buscar el sitio más oscuro en dónde permanecer el Coronel se robaba todas las atenciones, pero ninguna mujer llamaba su atención esta noche o al menos eso fue lo que pensaba hasta que las curvas de una mujer y aquella cabellera única llamó su atención ella estaba de Espaldas, pero era difícil de confundirla a ella así que decidió acercarse, pero antes de que llegará en dónde se encontraba Diana alguien se interpuso en su camino.
— Coronel - una voz melosa y seductora con claras intenciones de follar, lo detuvo.
— Sargento - exclamó Benjamín bastante indiferente sin ni siquiera dedicarle una mirada a la mujer, en cambio, toda su atención estaba en la mujer que estaba de espaldas a él.
— ¿Qué le parece si recordamos viejos tiempos como en la Base anterior? - las manos de la mujer estuvieron cerca de acariciar el abdomen del hombre, pero sus manos detuvo los movimientos insinuantes de la Sargento.
— No me toque si yo no lo ordeno - Benjamín siguió su camino, pero Diana ya no estaba en la Barra, así que procedió a buscarla.
Y es que la mujer se encontraba en el balcón del segundo piso de la cabaña dejando que la brisa del viento chocara por su rostro— Así que usted es una de las profesionales enviadas por Sacramento - Aquella voz era imposible de olvidar y sentirla tan cerca generaba pequeños temblores en su cuerpo, Benjamín se posicionó delante de ella - ¿Estás disfrutando de la noche o estás queriendo olvidar la traición de tu pequeño novio? - Su sonrisa malvada provocó algo en el interior de la mujer y con las copas de más siendo las 1 de la madrugada cualquier cosa podría pasar.
— Si no tienes nada bueno que decir con esa boca mejor lárgate— Diana con varias copas encima se sentía valiente ante el imponente hombre que tenía ante ella.
— Diana, la pequeña y siempre dulce Diana - musitó Benjamín en voz baja.
— La misma Diana a la cual le quitaste la virginidad a los 16 años— Benjamín sonrió al escuchar las palabras de la mujer.
— Así que aún no olvidas quién fue tu primer hombre - Expresó Benjamín con una sonrisa entre dientes.
— Dicen que los errores nunca se olvidan, no sabía lo que hacía, solamente me dejé llevar.
— Te has dejado llevar varias veces - Benjamín se burló.
— Y tú estuviste cerca de perder la cabeza por mí incluso después de irte al cursillo, puesto que aparentemente siempre estabas pendiente de mí por algo sabes todo lo de Patricia y Martín - Diana contestó con arrogancia.
— Han pasado 6 años y yo ya he olvidado muchos sucesos y entre ellos estás tú, te he olvidado desde el momento en que te hiciste novia de Martina demás si supe aquella cómica situación de triángulo amoroso es porque todos en el grupo de amigos los sabían.
Diana pasó por alto el pequeño dolor en el pecho e intento seguir con la conversación - Por supuesto que me hice novia de Martín luego de 2 meses de hacerte esta pregunta antes de irte al Cursillo en la Milicia— Diana le golpeó el Pecho - Benjamín, dime ¿Te esperó o te olvido? - Diana se mordió el labio inferior— Y tu respuesta fue olvídame y te he olvidado.
— ¿Has olvidado mis caricias, Diana?
— ¿Tengo alguna razón para seguir recordándolas?
— No me respondas con otra pregunta - Benjamín estampó ambas manos a la altura de la cabeza de la mujer.
— No soy un soldado bajo sus órdenes, puedo responderle como quiera - Diana se sentía bastante valiente.
— Basta - Espetó Benjamín con sus labios muy cerca de los labios de ella.
— ¿Por qué me miras así? - Diana levantó el rostro.
— Por qué quiero volver a acariciar las cuevas de la morena que me gusta, quiero volver a deleitarme con el arte de desnudarte - Respondió Benjamín.
— Eso ya es imposible, te recuerdo que ya no estoy en primero de secundaria para que me llames la atención.
— Por supuesto que ya no estás en primero de secundaria y tampoco tendré que decirte abre las piernas cuándo te tenga desnuda porque recuerda que ni siquiera querías abrir las piernas.
— Cierra la boca - Diana lo fulminó con la mirada.
— Si quieres que me calle deberías de callarme.
La cercanía de sus labios carnosos y la fragancia única que él poseía nublaba el pensamiento de Diana que por inercia se mordió el labio inferior, Benjamín siempre fue caracterizado no por ser el chico de la escuela, era conocido por su físico de atleta, puesto que ser Capitán del equipo de Voleibol de la Secundaria le daba ciertas ventajas - ¿No te atreves a callarme? - Volvió a expresar el hombre manteniendo el contacto visual con Diana.
— Eres muy arrogante— Susurró Diana tragando saliva— Aléjate de mí - en esas condiciones Diana era esclava de sus deseos y de sus recuerdos una parte de ella pedía a gritos volver a sentir las manos del hombre acariciándola, pero también sabía que aquello fue cosa de 6 años atrás, pero esta noche daba para que ambos se dieran indiscriminadamente y no era dar consejos, es caer en la tentación dar riendas sueltas a las pasiones que ella reprimía en su interior, puede amar a Martín, pero el hombre que tenía delante de ella era alguien a quien ella no pudo olvidar de una u otra manera ya quedaba a criterios de cada mujer olvidar o no a la persona con quien tuvo su primera experiencia sexual, muchas la tuvieron en contra de su voluntad, otras como ella solamente por curiosidad, ella recordaba que cuándo él la había tomado por primera ella se había realizado la pregunta— ¿Así se siente tener sexo? - Pero más allá de todo Diana lo tomo como una experiencia que no volvería a repetir ella muy en el fondo necesitaba una revancha.
— Tu boca quiere que me aleje, pero tu cuerpo pide a gritos esto.— Diana sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo cuando las manos de Benjamín se posaron en su cintura, pegando más el cuerpo de ella a el de él.
— ¿Qué estás haciendo? - La voz de la mujer tembló.
— Estoy tentado en caer en tentación, estoy tentado a tener sexo con la mujer que tengo ante mis ojos - Benjamín con cada palabra que expresaba se acercaba aún más a ella - No somos absolutamente nada como siempre, pero necesito hacerte absolutamente de todo y no quiero excusas la culpa es buena cuando no te quedas con las ganas - Aquello el Coronel lo expreso a voz baja en el oído de la mujer.
— Esto es - Pero antes de que Diana dijera una palabra más, Benjamín coloco un dedo encima de su labio.
— Shhh, las ganas sobran, Diana más allá de todo, de lo que te digan, de lo que te hagan creer, hay cosas que no cambian y tu cuerpo es el abismo en el cual no me importa perderme.
— Basta Benjamín - Diana dejó escapar un suspiro ella lo necesitaba, en el fondo ella lo deseaba, pero también la culpa la golpeaba.
— Te estás reprochando el hecho de desearme, pero también te reprochas amar a uno y desear a otro.— Benjamín dejo escapar una media sonrisa - Diana siempre fui yo y siempre seré yo.
— Deja la arrogancia atrás— Diana hizo el intento de alejarse, pero lo único que consiguió fue sentir más la cercanía del hombre y aquello detonó su nerviosismo al sentir el bulto que cargaba el hombre.
— Bien - Benjamín se alejó - Que tengas una linda noche— Benjamín como había llegado se marchó dejando a Diana confundida y a la vez excitada, lo único que le quedaba por hacer era cerrar los ojos y suspirar.
— ¿Te sientes bien? - La voz de una joven se escuchó a espaldas de ella.
— Oh, sí - Respondió Diana, aunque realmente no estaba bien, lo sucedido con Benjamín le había alborotado todo.
— Soy Romina— se notaba que la joven tenía una vibra superior, rápidamente se ganó la atención de Diana.
—Soy Diana - la Morena le dedicó una sonrisa.
— Es raro que él se acerque a una mujer cuándo a él se acercan todas las mujeres - El inesperado comentario de Romina hizo que Diana le prestará atención.
— ¿De qué estás hablando? - Diana no entendía definitivamente a que se refería.
— La vida del Coronel no es fácil.
— Niña me tienes enredada, ¿quién es el Coronel?— Preguntó Diana.
— El Coronel Benjamín Walton - Los ojos avellana de Diana se abrieron de par en par al escuchar aquello.
— ¿Benjamín es el Coronel? - No es que ella dudará de la Capacidad del hombre para ser Líder de un Ejército, pero su venida a la Milicia parece que ha logrado cambiarlo.
— Él lo es.— Romina respondió con una sonrisa triste - Después de ella eres la primera mujer a la cual veo que él se acerca, Benjamín no busca a nadie, siempre fue reservado satisfaciendo sus necesidades como todo hombre, pero él elegía de todas las que se acercaban a él.
— ¿Después de ella? - una mínima parte de Diana sintió celos al pensar en que Benjamín sí tuvo novia luego de decirle a ella que no quería ninguna relación.
— Ella era su novia en el Primer año de la Milicia, pero luego hubo un problema ella desapareció y él se convirtió en un hombre totalmente diferente, ella era considerada por el Coronel cómo su futura esposa no sabemos si ha muerto o que sucedió en realidad - Diana sentía que los latidos de su corazón estaban por desbordarse - Victoria Herrera definitivamente marcó un antes y un después en la vida de él además del secreto que el guarda— Diana se mantuvo en silencio, aunque una sonrisa triste se vislumbró en su rostro, pero también una parte de ella tenía cierta curiosidad acerca del Benjamín Walton después de los 17 años.
— Lo entiendo - Respondió Diana.
— Disculpen - una mujer se había tropezado sus ojos verdes, se había encontrado con los ojos avellana de Diana, ella continuo con su camino.
— Es la Cirujana Plástica, que vino a realizar una cirugía muy complicada, solo está de paso, su meta es llegar a las Fuerzas Armadas de Paraguay que va tras los pasos de Arnaldo Benzema, el Líder de la Mafia Americana, Sofía Sandoval es muy profesional.
Diana se mantuvo en silencio, la mujer de ojos verdes era hermosa, y sus curvas eran similar a la de ella, no pudo observarla bien, pero un cruce fugaz bastante raro para Diana.
— ¡Coronel! - había gritado uno de los guardias logrando detener los pasos de Benjamín— Esta mañana se produjo la llegada de un Agente Especial Informático enviado por la Universidad Sacramento, cuyo ingreso fue aprobado por El General de las FF. AA él será prácticamente un Campo Estratégico Secreto para desbaratar las Redes del Ejército Negro - Benjamín se mantuvo callado aquello le dejaba en claro al Guardia que al Coronel no le importaba la llegada de la nueva adquisición de personal de Inteligencia.
— ¡Coronel!.— el Sargento Santiago Abdo también había llegado.
— Una lechuga al cual metieron al Refrigerador hace una semana se ve más fresca que tú - Benjamín le había dedicado la primera sonrisa del día o quizás de la semana a su hermano del Alma.
— Amanecimos Brava, además nadie pidió tu jodida opinión.— Santiago seguía estando en postura Militar ante Benjamín - El recién llegado es bastante guapo, definitivamente las Cadetes y las Doctoras se sentirían atraídas por él, es más, incluso te daría competencia, Don Juan.
— Sigo sin entender por qué estás en la Milicia y no en un circo - Atacó Benjamín.
— Los guapos como yo a donde vamos resaltamos, en fin, ya elegiste a los miembros de Salud que van contigo a Haití durante un mes.
— Dejaré que el General escoja por esta vez.
— Porque siento que estás diferente y te hablo como amigo - Definitivamente Santiago sentía que algo ha cambiado en su amigo.
— Digamos que estoy intentando con todas mis fuerzas no sacar el arma y meterte 34 disparos.
— Wow, wow eso es intenso.— Santiago se burló mientras observaban a los Cadetes iniciar sus actividades cotidianas.
En el Tercer piso del Edificio Militar la mujer se encontraba prendiendo los botones de su Bata - Te ves perfecta definitivamente el uniforme Militar y por encima aquella Bata te queda a la perfección - La voz de Mariana Montenegro alagando a la morena se escuchó.
— Definitivamente, no pensé que tú también vendrías— Mariana era una amiga con la cual Diana compartía 3 materias.
— Solo fuimos dos más, aunque no sé quién será el otro que se suma a la Misión de Haití.
— ¿Haití? - Diana le prestó atención a su amiga - Yo aún no estoy enterada de absolutamente nada, apenas he llegado ayer y tú que llegaste hoy ya sabes más que yo.
— No, no es así antes de llegar a la Oficina de la Rectora he escuchado la conversación de que habrá una Misión en Haití y es la de salvar a 25 mujeres que se encuentran como prisioneras de un Capo de la Mafia además si lo atrapan a él, el Coronel Walton podrá empezar a desbaratar la Red de Traficantes de armas y mujeres más grandes del Mundo, es por eso que requieren de personas capaces como tú, como yo y el otro que no tengo la menor idea de quién se trata - Diana al escuchar el apellido de Benjamín no pudo evitar pensar en lo sucedido anoche.
— Doctora Santos, Doctora Montenegro, El General solicita de la Presencia de ambas en su Despacho— Informó un Cadete.
— Estamos en unos minutos— Expresaron al unísono ambas mujeres, segundos después una silueta femenina muy coqueta y una silueta con curvas bastante llamativas que con cada paso que daba ilustraba la seguridad que sentía cuando tenía aquel Uniforme Blanco ante aquello nadie podía una morena y una trigueña se dirigían al despacho del General ambas eran las futuras Doctoras de la Base de las FF.AA.
Al momento en que la puerta fue abierta, la figura masculina con canas y el Uniforme Militar habitual estaba sentado detrás del escritorio— Buenos días— Mariana y Diana tragaron saliva, no podían negar que el General tenía aproximadamente 45 años, pero tenía un complejo físico bastante llamativo.
— Tomen asiento— En su voz dejo en claro que no estaba allí para hacer amistades, un minuto después la puerta nuevamente fue abierta.
— General - Aquella voz para Diana era imposible de pasar por alto.
— Coronel Walton - Respondió el General - Tomé asiento - el despacho luego de la llegada de Benjamín pareció pareció encogerse - Coronel Walton háblame de la próxima misión encargada.
— Mi General - Benjamín posó sus manos por Encima del escritorio un gesto tan simple, pero viniendo de él es tan elegante— La Misión está en Haití la violencia de las pandillas nuevamente lo deja en el ojo de la tormenta, el país se encuentra sumergido en una nueva gran crisis debido a la violencia de las bandas criminales lo que respecta a una intervención Militar, otro de los puntos muy importantes es la situación hambruna por la cual está siendo sacudida de allí se origina una de las razones muy fuertes para que nuestro ejército fuera llamado para intervenir y es que las bandas Criminales son comandados por Capos que se aprovechan de la necesidad de sus habitantes de allí también nace el tráfico de armas y mujeres bajo engaños por la situación hambruna unas cuantas promesas donde la necesidad prácticamente los lleva al abismo y caen ante el engaño tenemos certezas avaladas por pruebas contundentes de que dos tipos de armas Militares muy poderosas se encuentran en poder de un Líder de la Mafia además ya tenemos la ubicación de 25 mujeres desaparecidas en los últimos 3 meses.
— ¿Tiene algún plan, Coronel? - Fue la pregunta realizada por el General.
— Por supuesto, mi General solamente falta que usted elija a los Soldados que me acompañan, a los Sargentos, el equipo médico y el equipo de Inteligencia Informático que se suman por órdenes suyas aparte de Reservas - Expresó Benjamín.
— Muy bien Coronel nunca dudaría de su capacidad intenté de no tener bajas importantes 1 mes de tiempo para lograr destruir a la Presa, por otro lado, tengo los Soldados que van con usted son los miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta FTC - además 2 Médicos con suficiente experiencia y dos nuevas promesas de la Medicina La Doctora Santos y la Doctora Montenegro y, por otro lado, el Agente Especial de Inteligencia Informático de la Universidad de Sacramento que se encargará de debilitar las conexiones de Inteligencia - Luego de que el General expresará aquellas palabras la puerta del despacho nuevamente fue abierta y la figura masculina que se observó dejó sin aire los pulmones de Diana Santos además de que el rostro de Benjamín Walton se había vuelto colérico al ver de quien se trataba y es que no era otro que Martín Castillo el exnovio de Diana.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play