August 2024.
Una jóven de ojos color azul cielo claro y cabellos negros como la noche, con sus 17 años finalmente había logrado acercarse un poco más a su sueño, consiguió un papel importante en una película.
Se encontraba festejando en su habitación aquel logro, del cual se sentía muy orgullosa. Su sueño de toda la vida había sido ser actriz, tanto así que desde pequeña había insistido en estudiar todo tipo de cosas. Desde acrobacia y artes marciales, hasta ser chef y vendedora ambulante de joyas hechas a mano. Las vendía en las playas donde iba de vacaciones con su familia con frecuencia. Siempre había sido dedicada y por ser hija única de una madre soltera, su madre y abuelos siempre habían tratado de darle todos los gustos y caprichos.
Su nombre era Katherine, siempre decía que para ser una buena actriz, debía especializarse en muchos ámbitos para poder llevar bien un papel frente a la pantalla grande. Ahora a sus 17 años por fin tenía su oportunidad para estar en una película que, con las colaboraciones y actores contratados, ya tenía el éxito asegurado. Si bien no pudo conseguir el papel protagónico, consiguió la segunda más importante, el papel del antagonista.
La película en sí no solo era fantasía creada por un escritor, estaba mezclada con hechos reales. Solo se le habían agregado retoques para hacerlo más interesante para el público.
Khaterine esperó con ansias el primer día de la filmación donde tendría su aparición formando parte del harem de un rey de una de las dinastías más famosas.
- ¡finalmente llegó el día!-, Gritó. Estaba frenética, ansiosa por su primer día en el set de grabación. Se había despertado más temprano para poder prepararse y practicar. Y ahora ahí estaba, observando el lugar donde iba a hacer su gran actuación.
-¡Es hora! ¡Primera toma para; "la reunión de las concubinas"!- gritó un hombre, a cuya voz todas las personas que tenían que participar, corrieron al set para tomar su lugar.
- ¡Luces, cámara, acción!- se escuchó de nuevo al director. En ese momento todas empezaron a llevar a cabo su papel.
- Así que tenemos una nueva integrante-, comentó una mujer vestida de forma provocativa que llevaba un pañuelo en las manos que levantó para cubrirse la boca mientras reía.
- escuché que es de una familia noble, pero no muy favorecida. Me pregunto ¿por qué el rey la trajo?- comentó otra mientras llevaba el té a sus labios.
- basta, ¿no ven que es solo un pequeño conejo asustado?. Quizás al rey le dio lástima y la trajo-, comentó la primera esposa y todas se cubrieron la boca para reírse.
Todas hablaban y hacían bromas sobre la pequeña niña que había entrado al harem ese mismo día, y que por cierto estaba arrodillada en medio de todas las concubinas en ese momento. Ese era el personaje de khaterine, que en la trama terminaría siendo la villana.
El personaje de la primera esposa y que estaba a cargo del harén, se levantó de dónde estaba y acercándose a ella la observó, mirando especialmente un adorno plateado en forma de un pequeño gato que decoraba el largo cabello de la chica. Con un movimiento se lo sacó y esto hizo que la chica se levante y trate de agarrar aquel adorno de las manos de la primera esposa.
- ¿Cómo te atreves?-, replicó la concubina principal dándole una cachetada a la jóven concubina quien terminó tirada al suelo, era un castigo por aquel intento de la concubina de recuperar el adorno de sus manos.
- por favor, ese adorno fue el regalo del Rey. No puedo perderla-, habló la nueva concubina del harén.
Fuera del set los que observaban la actuación de los actores se maravillaron por la forma en la que se estaba desenvolviendo Katherine. Lo estaba haciendo muy bien.La actuación no se detuvo en ningún momento, todo había salido muy bien así que no tuvieron que repetir aquella escena.
Todos felicitaban a la chica. Katherine estaba feliz. Decidió ir a la cafetería por un café para tomar mientras esperaba para grabar la siguiente parte.
Al cruzar por los camerinos, de repente sintió que todo frente a sus ojos se estaba nublando, y una vez que se iba dispersando, empezó a verse en medio de una ciudad antigua. Caminó un poco más y volvió a sentirse mareada, cerró los ojos y al abrirlos se encontraba nuevamente en los camerinos.
-¿qué me pasa?- se preguntó mientras caminaba, y todo volvió a ponerse oscuro. Ya empezaba a asustarse y trató de gritar y correr pero no podía. Entró en pánico, y justo en ese momento todo se volvía claro otra vez, encontrándose en el balcón adyacente al camerino y por la sorpresa perdió la estabilidad, cayendo desde un cuarto piso.
La vida de aquella chica que tenía un futuro prometedor por delante, y la capacidad de llevarse al mundo por delante, había terminado en ese momento.
Pero para su suerte, o quizás no tanto para Katherine, ella había tomado posesión de otro cuerpo como una nueva oportunidad para vivir. Lo último que recordaba era la sensación de caer y saber que moriría. Despertó con un grito muy fuerte. La sensación de caer, el susto de saber que estaba por morir aún estaban ahí.
Después de unos momentos, volvió en sí y se encontró sentada en medio de una cama y empezó a tocarse todo el cuerpo.
- ¡Dios! Estoy viva. Me salvé y estoy entera-, dijo aún tocándose el cuerpo y moviendo las piernas para comprobar que no había quedado sin movilidad. Al verificar que estaba bien, suspiró y miró la cama.
Las sábanas eran de seda, las acarició y luego miró a detalle el lugar.
- Demasiado extraño, esto no puede ser un hospital-, murmuró mientras seguía escudriñando el lugar. Había mucho silencio. No había aparatos que se suponía que debían tener los hospitales. No habían enfermeras, y aquel lugar definitivamente no era una habitación de hospital.
Hizo un esfuerzo para poder llegar al borde de la cama, donde finalmente se sentó.
- ¿Qué demonios está pasando?- volvió a murmurar y con otro esfuerzo se pudo poner de pie, caminando hasta lo que parecía ser una puerta y la abrió. Al mismo tiempo que abría la puerta, también sus ojos quedaron abiertos.
- Esto no es un hospital. ¡Maldición! ¿Dónde estoy?- se preguntó caminando afuera para quedar en medio de un jardín, rodeado de lo que parecía ser, -¿un palacio?- pensó mirando todo alrededor. En ese momento cayó desmayada por la sorpresa.
Katherine se había desmayado en medio del patio de aquel lugar tan extraño pero a la vez familiar. Algunos de los empleados del lugar al ver tirada en el piso a la señorita, fueron a socorrerla, llevándola a su habitación para luego tratar de llamar a un médico.
Todos estaban sorprendidos de verla ahí. La señorita llevaba varios días durmiendo. Nadie sabía lo que la dama de la mansión tenía, y habían perdido la esperanza de que despertara. Uno de los empleados salió corriendo para avisar a la mansión principal. Al entrar, se postró frente al maestro de la casa, quién se encontraba tomando el té con su esposa.
- mi señor, la jóven maestra Sansa despertó, la encontramos inconsciente en el patio y la llevamos nuevamente a su residencia.
- ya veo, iré a verla más tarde. Ahora vete que estoy en mi hora de descanso con mi esposa-, respondió el hombre que se suponía era el padre de Sansa.
- querido. Es obvio que esa niña solo quiere llamar tu atención. No hagas caso. Ve a verla otro día-, recomendó la mujer sentada a su lado, cuyo cuerpo estaba adornado de joyas... Pulseras, anillos en cada dedo, collares y muchos adornos en la cabeza. Sus ropas eran coloridas y no dejaba nada a la imaginación de cualquiera que la vea.
El hombre que había entrado para avisar sobre la situación de la joven maestra, salió del salón y una vez fuera, volvió a mirar la puerta por donde había salido y negando con la cabeza murmuró;
-la joven maestra no merece el trato que le dan en esta casa. Si su madre estuviera viva, nada de esto estaría pasando-.
El hombre que ya era un poco mayor había trabajado para la madre de Sansa desde antes de que ella se case y tuviera a la princesa. Volvió a echar un vistazo atrás antes de salir del lugar, quería regresar rápido para ir a ver a la señorita y saber cómo se encontraban.
Por su parte Katherine, ahora Sansa, estaba sumida en un profundo sueño, dónde se encontró nuevamente en aquella antigua ciudad que había visto antes de caer por el balcón. Esta vez era diferente, estaba físicamente en el lugar. Se tocó varias veces e incluso se golpeó el rostro un par de veces para ver si despertaba, o si dolía. Al darse cuenta de que dolía y no podía despertar, decidió mirar alrededor y vio una fuente de agua rectangular rodeada de palmeras. Era precioso.
- este lugar me recuerda al antiguo Egipto, las calles, los monumentos, este paisaje-, murmuró recordando las ruinas que tantas veces vio en imágenes y documentales.
-juraría que así se vio en su máximo esplendor-, habló nuevamente mientras caminaba y se acercaba a dónde estaba el agua.
Cuando llegó al lugar, miró su reflejo en el agua y lo que estaba viendo, simplemente no lo podía creer, y se acercó un poco más al agua tratando de verificar mejor.
- no puede ser-, dijo asustada, y se tocó el rostro para verificar si era su imagen lo que estaba viendo y sí, en efecto era ella.
-¿pero qué demonios es esto? ¿Qué está pasando? Me veo como las egipcias que se describen en las películas. Aunque, esto no le hace justicia. ¿Será que viajé en el tiempo? ¿Es así como realmente se veían?-, si es así, esos historiadores no saben nada-, dando vueltas sobre si misma, mirando a su alrededor volvió a decir;
-Todo esto es realmente parecido al antiguo Egipto, pero muy diferente a la vez. Aunque no quita que, ¡Es precioso!-, exclamó Katherine mientras miraba todo el lugar.
Mientras Katherine seguía caminando por el lugar y miraba cada detalle, había alguien que la observaba fijamente. Era un hombre.
- finalmente, he logrado traerte de nuevo conmigo. Aunque, volviste sin recuerdos-, dijo aquel hombre con una túnica negra, adornado con detalles dorados y el rostro cubierto.
Katherine seguía caminando hasta que volvió y se sentó al borde de la fuente.
-sea lo que sea que esté pasando, espero despertar pronto de todo esto. ¿Será una reencarnación? Pero generalmente en las novelas de reencarnación, una persona usualmente termina reencarnando en alguna novela que leyó o algo así. Pero aparte de las líneas de mis escenas y algunos libros de mis estudios o de historia, no leí nada en mi vida-, suspiró perdida en sus pensamientos.
Khaterine se alborotó el cabello y al hacer eso, se le cayó la fina corona dorada que traía en la cabeza. No se había percatado de que tenía aquello en la cabeza, solo había mirado su rostro fijamente sin fijarse en el hermoso cabello negro y lacio con una diadema arriba.
Se agachó para tomar la pequeña y fina corona y al hacerlo vio unos zapatos, se asustó un poco, pero mantuvo la calma y lentamente subió la mirada hasta llegar a ver unos intensos ojos azules, tan hermosos como el cielo mismo. Se quedó perdida en aquella mirada unos segundos, pero volvió en sí cuando sintió que aquel hombre le estaba acariciando el rostro mientras le decía;
- Sansa, mi amada Sansa. Pronto llegaré a ti y está vez seremos felices-, después de decir aquello el sujeto simplemente desapareció.
Ella se quedó confundida, pero en eso se dio cuenta de que todo se iba esfumando lentamente, y empezó a escuchar que llamaban a una tal Sansa.
-Sansa Sansa, joven maestra despierte por favor-, escuchaba aquella voz que era de una mujer que llamaba con insistencia a alguien. Katherine finalmente abrió los ojos encontrándose nuevamente en el lugar donde había despertado antes de desmayarse. Lo que había visto antes de caer desmayada fue un jardín cuyo diseño era similar al de su sueño.
Se tocó la cabeza, si bien todo era confuso y no entendía nada, algo era claro; ella ya no estaba en el presente que ella conocía y salvo por el cabello largo y negro, ya no se veía como Katherine. Ahora era alguien más y no tenía idea de quién era o dónde estaba.
-¿qué me espera en este lugar? ¿Podré volver a mi presente o estoy muerta realmente?-, esas preguntas resonaban en su cabeza y no tenían respuestas. Y ese sueño, ¿fue un sueño? Y esa persona, ese hombre, esos ojos tan familiares y desconocidos a la vez. ¿Será que estaba alucinando?¿qué demonios debo hacer ahora?.
Todo eso reflexionaba en su cabeza mientras miraba el techo y se tocaba el rostro sin darse cuenta de que había personas alrededor de ella que la estaban llamando, hasta que posó sus ojos azules en ellos...
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Segundo capítulo, espero sus opiniones. Gracias por apoyarme. Gracias por el apoyo de siempre, esos likes, comentarios y votos son realmente preciosos para mí. Espero la opinión de todos en los comentarios... Si les va gustando.
En Abys, en un aposento dentro del palacio se encontraba un hombre alto, y un cuerpo bien formado. Estaba en un enorme balcón mirando la ciudad mientras tomaba un poco de vino. Era él, el príncipe SenebKay.
Sus ojos eran de un azul profundo, de esos ojos que solo poseían los de la familia real. Aquellos que estaban destinados a gobernar sobre el alto y bajo imperio. Muchos eran los príncipes y princesas en ese palacio, pero solo uno sería en el futuro quien ocuparía el lugar de su padre para decidir sobre el destino de las personas simples que habitaban el imperio.
Se encontraba pensando en todo lo que había pasado en su vida anterior. Y se preguntaba si esta vez podría lograr cambiar la situación que lo llevó a matar a tantas personas, para luego sacrificar su vida, y poder así tener una oportunidad de salvar a la única mujer que amó y sigue amando. También deseaba salvar a todas las personas de ese imperio.
- en esta ocasión me adelantaré a todo, no como antes. Me permitiré ser egoísta y reclamarte lo antes posible-, murmuró mientras seguía observando aquel hermoso paisaje que solo se podía disfrutar desde las alturas donde se ubicaba su habitación.
Recordó los ojos de su amada Sansa. Su rostro, su sonrisa, esa sonrisa que tenía antes de que se volviera una mujer con un rostro sombrío, y que terminó asesinando a varias personas y entre ellos al gobernante de esas tierras.
A su lado apareció una hermosa figura femenina, con una sonrisa en el rostro, y le dijo;
-¿recuerdas el trato, verdad?-, preguntó aquella Diosa de ojos dorados, una figura perfecta, con alas doradas y ropas que solo cubrían partes esenciales de su cuerpo. Era ella, la diosa del amor con quién él había hecho un pacto para mantener a salvo el alma de su amada y tener una segunda oportunidad con ella.
- no lo olvidé, si eso es lo que le preocupa. Ya comprobé que está de regreso, pero no tiene sus recuerdos-, respondió él dándole una mirada a la mujer que tenía una gran sonrisa en el rostro.
- tiene recuerdos, pero no de su primera vida. Posee recuerdos de la vida donde estuvo después de morir. En estos momentos se encuentra confusa y no está entendiendo nada, y es muy probable que siga así por un tiempo.
- ¿no puedes solo regresarle sus recuerdos?-, preguntó ansioso SenebKay.
Aquella diosa negó con la cabeza y luego dijo;
- te tardaste demasiado en llegar a mí. Cuando lo hiciste, su alma ya estaba en otro lugar, con otra vida. Tuve que intervenir y traerla. Lo cual me trajo algunos problemas.
- todo se complicó después de su muerte, lo sabes-, respondió Senebkay apartando su mirada de ella.
- lo entiendo, y porque lo entiendo es que me arriesgué a todo esto. Recuerda lo que prometiste. Procura mantenerla a salvo-, dijo la mujer mientras se desvanecía.
- definitivamente lo haré -, respondió él, ahora con su vista puesta en ella viendo cómo ella desaparecía.
Por su parte Sansa se encontraba en esos momentos mirando a las personas que tenía en frente. Se sintió asustada, pero trató de mantener la calma. Ver qué los presentes no tenían. Intenciones de algo malo, rompió el silencio;
- ¿quiénes son ustedes?- Preguntó fijando sus ojos en ellos.
Todos los presentes se miraron unos a otros confundidos por la pregunta.
-señorita ,soy Hassa, ¿no me recuerda? Y ellas son sus sirvientas que siempre la cuidan, Mona y Sorah.
Sansa comprendió en ese momento que ella era alguien más y no tenía recuerdos de nada. Se dio cuenta de que realmente estaba en otra realidad, y que debía actuar para reunir información y saber en qué condiciones se encontraba ella en aquel lugar. Y sobre todo debía averiguar dónde se encontraba.
Después de las presentaciones, Sansa se sentó en la cama y todos se apresuraron a servirle. Esas personas eran amables, fue el pensamiento de Sansa.
-disculpen, pero en realidad no los recuerdo. No sé qué pasó, y ni siquiera sé dónde estamos-, dijo mirando para otro lado mientras se tocaba el cabello.
Todos empezaron a pensar que definitivamente la señorita había perdido la memoria por haber estado durmiendo tanto tiempo.
-mi señorita tranquila, nosotros le diremos todo lo que necesites sabes. Para empezar debe saber que estamos en Abys. Usted es la hija mayor del visir. Hace varios días se cayó en el agua y desde entonces ha estado dormida, bueno estuvo-, comentó el hombre que se encontraba con las dos sirvientas.
Todos sentían lástima por ella y por todo lo que había pasado, y más ahora de que había rumores de que la estaban queriendo meter en el harén del rey.
- tengo que recorrer y ver de qué se trata todo esto-, pensó y justo en ese momento se escuchó un ruido, era un ruido provocado por el hambre, instintivamente ella se tocó el vientre avergonzada
- no se preocupe señorita, enseguida le traigo su comida-, dijo Mona saliendo de la habitación rumbo a la cocina.
Sansa aprovechó ese momento para pedirle a los presentes que le comenten sobre su vida, todo lo que ella no recordaba.
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