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Alpha

Perdida.

No entiende en qué momento se separó tanto de su grupo de la universidad, solo fue a tomar unas muestras de plantas, creyó no haberse alejado tanto, ahora resulta que no sabe como hallar el camino de regreso. Si tan solo hubiera heredado los genes lobunos de su padre, tal como sus hermanos. El hambre ya estaba haciéndose presente y ni siquiera tuvo la precaución de echarse al bolsillo una barra energética de esas que prepara su cuñada...

Por otro lado un grupo de estudiantes de biología buscan usando su olfato y sentidos para hallar a la consentida de los Dumont-Holter, llevan alrededor de tres horas buscándola; sin embargo, parecen que van en dirección contraria.

De un momento a otro, la chica pisó en falso y cayó por un barranco, quedando en el fondo del mismo.

- ¡Mierda! ¿Ahora cómo saldré de aquí? - habló para sí misma.

La temperatura comenzaba a descender con tenacidad, al ser humana, requería de más abrigo. De pronto el sonido de una rama quebrándose la pone en alerta, sabe que en ese bosque hay otro tipo de criaturas mágicas, solo espera que no sea un vampiro, pero como si todo conspirara en su contra, de un momento a otro es atrapada contra la pared de tierra y raíces.

- Pero mira nada más lo que me acabo de encontrar. - dice el vampiro olfateando el aroma de la sangre de esa humana, aunque también huele a lobo.

Por otro lado, Antoine y sus cuatro hijos varones, están buscando con desespero a Selene, saben que ella por su condición de humana es presa fácil en el bosque.

- Estúpida profesora, le dije que no debían ir al bosque sin vigías. - rugía Eon.

Su corazón estaba a mil, pensaba en su pequeña y si tenía miedo o frío, o tal vez hambre.

Por otra parte Selene rogaba porque alguien llegara y al parecer sus ruegos fueron escuchados. De repente, un inmenso lobo negro se puso detrás del vampiro, que aún sostenía a Selene por el cuello. El lobo mostró sus grandes fauces, dejando salir su aliento cerca al oído del chupasangre, su aroma llegó a la naricilla de la chica, entonces lo supo, claro que lo sabía, ella es hija de un lobo, aunque nació humana como su madre. Sin previo aviso y en cuestión de segundos, el lobo arrancó la cabeza del atacante de la humana frente a él. Cuando quedó libre y se hubo recuperado, pudo apreciar mejor la belleza del animal.

- E... e... eres mi... - logró decir y perdió el conocimiento.

A la mañana siguiente se despertó sobresaltada sobre el mullido colchón de su cama, ¿sería real toda aquella experiencia?

- Mi bebé, me tenías muy preocupada, mira como te dejó el cuello ese asqueroso chupasangre. - mencionó Rebecca que estaba sentada a la orilla de la cama.

- Ma... mamá, ¿todo fue real? - su voz sonaba disfónica.

- Todo lo fue mi bebé. - dijo su madre con pesar.

- ¿Dónde está el lobo que me salvó?

- No había ningún lobo cuando te encontraron. - comentó Rebecca.

Una tristeza invadió su corazón, ella está segura que ese lobo fue real y que además es su compañero.

En medio del bosque, en una pequeña cabaña de madera que se mantiene oculta a los ojos curiosos, un hombre alto y fornido, se encuentra sentado en su sillón frente a la chispeante chimenea, tiene la mirada fija en las llamas danzarinas, aunque realmente su mirada está perdida de aquel espectáculo natural, su mente divaga en el recuerdo de aquella hermosa criatura en el bosque.

- ¿Qué significa esto? ¿Acaso tengo derecho a una segunda oportunidad luego de haber sido tan miserable con mi mate? - preguntó Ben a la nada.

Hacía más de 70 años que encontró a su destinada y este la había rechazado porque su padre le dijo que no necesitaba a una débil omega, y él por querer obedecer siempre los consejos de su padre, la rechazó de manera pública en la que era su manada. La pobre chica no resistió el rechazo y al poco tiempo murió, provocando la ira de la diosa Luna, quien hizo desaparecer aquella manada.

Por muchos años vagó, hasta que llegó a ese bosque francés y allí sintió la necesidad de establecerse, había sido un errante desde que salió de su natal Suiza, sin embargo cuando llegó a ese lugar, la diosa le habló en un sueño y le dijo que allí encontraría la razón por la que lucharía, una causa que lo llevaría a reformar su territorio.

Selene Dumont-Holter.

Ben Meier.

La historia de Ben.

Hace más de 70 años, existió manada en medio de los Alpes Suizos, su alfa era tirano, despreciaba a los omegas, siendo que estos lobos a los que muchos consideran débiles, son en realidad el corazón y equilibrio de una manada, la diosa Luna no menosprecia a ninguno de sus hijos, para ellos todos son importantes. El próximo alfa sería Ben Meier, un alfa con apariencia ruda, era temido por ser un guerrero implacable y hábil. Su prioridad siempre fue agradar a su padre, para él recibir la aceptación de su padre era lo principal.

Un día para las transformaciones, la diosa Luna lo bendijo, dándole a una linda Omega, pero tal cosa fue para él como una maldición, una ofensa, así que delante de todos los miembros de la manada Mondgarten que quiere decir, Jardín de Luna, la rechazó, provocando entonces la ira de la diosa, debilitándola al punto de casi acabarla. Aquella linda Omega murió por el dolor provocado por el rechazo, Ben fue desterrado de su territorio, su padre murió cuando fue atravesado por un rayo, debido a que por causa de su animadversión a los omegas y humanos, incitó a su hijo a despreciar la bendición de la diosa. Los pocos lobos que quedaron, fueron muriendo y otros se volvieron casi bestias, ya no tenían su humanidad.

Ben vagó durante 10 años de un lugar a otro, estuvo en España, Portugal, también estuvo en Países Bajos, incluso fue hasta Asia. Una noche la diosa decidió hablarle después de mucho tiempo, donde ni su lobo quería hablar y en medio del sueño le dijo que debía ir a Francia, especialmente al bosque Meudon, allí se establecería mientras llegara el momento de restablecer a Mondgarten.

En el pasado esta manada había tenido grandes alfas que la mantuvieron próspera, sin embargo, el padre de Ben, dejó que su corazón se oscureciera y llenara de soberbia. También empezó a crecer en este la codicia y la ambición. Una vez Ben llegó al bosque comenzó a trabajar en la construcción de una pequeña cabaña que quedaba bien adentro, pasando desapercibida del ojo curioso de los humanos. Solía ser hospitalario con todo aquel viajero sobrenatural que pasara por allí, la mayoría conocían al viejo lobo solitario del bosque. Cuando sentía necesidad de sofocar su deseo carnal, se iba a París y allí buscaba a una buena hembra humana con la que se pudiera dar un buen revolcón. Casi no le gustaba copular con lobas porque estas son muy territoriales y él no desea compromisos con ninguna hembra.

Esa noche decidió hacer vigía y cazar un poco, tenía deseos de comer conejo, por lo tanto sacó su ropa y se transformó. Llevaba alrededor de 1 hora buscando su presa cuando llegó a su nariz el nauseabundo olor a cadáver podrido propio de los vampiros, pero también había un delicioso olor a limonero. Sus ojos se abrieron al máximo, sabía lo que significaba, corrió a toda prisa, saltó al fondo del barranco y se puso justo detrás del vampiro que tenía a aquella mujercita rubia por el cuello. Esa escena lo hizo enojar y en un movimiento rápido le arrancó la cabeza, la chica solo logró pronunciar unas cuantas palabras y se desplomó entre sus fuertes brazos.

La sacó del lugar, la llevó por el camino a Lune de Sang, reconocía el olor al alfa Antoine en ella, así que se imaginó que tenía que ser familiar de este. La recostó sobre un manto verde y aulló alto para ser escuchado, cuando sintió que se acercaban los lobos, se retiró rápidamente del lugar.

Era ella, esa humana era la causa por la que la diosa lo había traído hasta ese bosque, es hermosa, pese a que es humana, desprende un auro de realeza que hace años no sentía en nadie.

Solo hay un ser con esa energía y ese es Antoine Dumont, lo conoció hace muchos años, pero aún recordaba cuando lo ayudó a curar mientras este estuvo herido por causa de unos pícaros.

- Debo investigar qué relación existe entre ella y ese lobo, hasta donde sé, él tiene por mate a una humana más madura, no a una niña. - pensó.

Con ese pensamiento se dejó vencer por el sueño. A la mañana siguiente se despertó sin muchas ganas de moverse de la cama, así que después de muchos años, por primera vez se quedó acostado en su cama, recordando el bello rostro de esa muñequita humana.

Humana.

Una nueva noche a llegado, nuevamente la soledad comienza a pesarle, desde que la encontró, su lobo se encuentra más intenso de lo normal, le exige ir a buscar a su mate y reclamarla como suya, sin embargo, él quiere investigar quién es ella, puesto que no es loba, aunque lleva el olor del alfa Antoine.

''Ya por la mañana iremos a Lune de Sang y con suerte y la veremos''. - le dice a su lobo para tratar de calmarlo.

Tal y como dijo, temprano se fue rumbo a Lune de Sang, tenía entrada libre a pesar de ser un pícaro, debido a su amistad con Antoine, quien lo salvó de ser masacrado por 6 vampiros. Aunque Ben es un lobo fuerte, ya eran muchos contra uno solo. Tenía más de 30 años que no visitaba la manada de su buen amigo, no porque no quisiera, sino porque había estado dedicado a hacer crecer su negocio de comida, ya tiene dos muy buenos restaurantes, donde presenta platos gourmet de cordero, conejo, res, etc.

Esa sería la excusa perfecta, para visitar la manada, comprar carne de primera, aunque él siempre casa la carne que usa en su restaurante. Al llegar a la entrada de la manada, un vigía se le acerca para preguntarle qué busca.

- Soy amigo del alfa Antoine Dumont, dígale que Ben Meier lo busca. - habló con voz profunda y grave.

El vigía se comunicó por el enlace con Antoine, quien de inmediato autorizó para que lo dejaran entrar. El gran lobo pasó con su porte imponente, era tan alto como Antoine, pero más robusto debido a su actividad de leñador, que era más como un pasatiempo.

- Ben Meier, que gusto volver a verte. - saludó Antoine con un abrazo, palmeando su espalda.

- Antoine Dumont, hace mucho. - devolvió el saludo.

- Vamos a la mansión, Rebecca se va a alegrar de verte.

Los dos alfas se fueron a la mansión, donde fueron recibidos por Rebecca quien saludó con una gran sonrisa a Ben, conocía su historia y siempre pedía a la diosa por una segunda oportunidad para ese lobo que a pesar de tener una apariencia seria, era amable y sabio.

''¿La hueles?, ella vive aquí''. - le dice Gunther su lobo.

- Adelante, desayuna con nosotros, espero que no hayas desayunado ya. - dice Rebecca.

- No, aún no, salí algo temprano de mi cabaña, quería recoger algunas setas para mi cocina.

- Es cierto, eres el mejor cocinero que conocí. - apunta Antoine.

Pasaron al comedor donde les fue servido el desayuno, las lobas que los atendían no disimulaban para echarle el ojo al gigante invitado de los Dumont.

- Pensé que encontraría la casa llena, me enteré que tuvieron una familia numerosa.

- Nuestros hijos ya casi todos están casados, salvo la princesa de la casa, que por cierto, la conocerás dentro de un momento. - habla nuevamente Rebecca con entusiasmo.

Quizás y su niñita pueda cazar a ese sexy lobo leñador, se dice para sí misma. Antoine que la conoce muy bien, la mira con sospecha.

''Mi princesa no se irá con nadie''. - le dice Antoine por el enlace mental.

La rubia solo le regala una sonrisa, ninguna hija de ella se quedaría para vestir santos, no señor, no mientras ella viviera.

El delicioso olor a limonero golpeó sus fosas, absorbió aquel delicioso aroma tratando de no ser evidente, pero para Antoine nada pasa desapercibido.

- ¡Buenos días! - saludó al entrar con una gran sonrisa.

Sus ojos viajaron al rostro del invitado, su corazón dio un tirón ante la mirada de aquel hombre lobo que olía exactamente igual, al lobo negro del bosque.

- Querido Ben, ella es nuestra bebé, Selene. - presenta Rebecca, ignorando la cara de enojo de su amado.

El rubio se pone de pie y extiende la mano para saludar a la chica, que si bien no es baja, se ve pequeña delante de él.

- Es un placer conocerla, señorita Dumont. - le besa el dorso de la mano y la chica siente la extensión eléctrica que recorre su cuerpo.

- Igualmente, señor Meier. - saluda con timidez.

Antoine ya quiere despachar a ese lobo para que no vuelva más, odia la idea de que su consentida se vaya de su lado tan pronto.

Después de desayunar, Antoine y Ben se fueron al frigorífico para la compra de la carne. Por otra parte, Selene se marcha a la universidad, pero con el anhelo vivo de volver a ver a ese gigante sexy que su linda abuelita le dio como destinado, ya lo hará suyo, ya verá que no podrá escapar de ella.

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