Capitulo 1

Esta historia comienza con una pequeña niña llamada Valeria, ella quedó huérfana a sus escasos siete años, la única hermana de su padre se quedó con la custodia. Su tía Martha era muy estricta, jamás se casó por dedicarse enteramente a su profesión, ella era docente de educación básica en Madrid, España. Después del accidente donde murió su hermano y su cuñada, fue la única de ambas familias que se atrevió a responsabilizarse de la menor.

—Bien llegamos, Valeria este será tu nuevo hogar. Haremos de alguna manera, que esto funcione.—le decía Martha.

—Yo quiero regresar a mi casa, ahí me siento cerca de mis papás.—respondió Valeria y comenzó a llorar

—La casa de tu padre la tenemos que alquilar para tu manutención, con lo del seguro pagaré tu educación para que tengas una profesión. Así en un futuro serás independiente.—le decía Martha

—Tía extraño mucho a mis papás.—lloraba la pequeña Valeria, su tía la abrazó, para Martha también era difícil la situación. Era un cambio total en su vida, de estar sola ahora tenía una responsabilidad.

Pero el tiempo ayudó a que ambas pudieran salir adelante, teniéndose una a la otra.

Valeria siempre fue la alumna destacada del colegio, cuando salían hacer las compras le encantaba pasar por la tienda de novias. Le gustaba ver los vestidos eran hermosos, al mismo tiempo soñaba con el día de su boda.

—Tía, ¿Por qué nunca te casaste?.—preguntó Valeria

—Porque nunca encontré a mi compañero de vida, amo mi profesión y eso me hace sentir feliz.—respondió Martha

—Yo sí quiero casarme, usar un vestido hermoso como los del aparador. Mi esposo debe ser gentil, como era papá.—le contaba ilusionada Valeria, su tía apoyaba cualquier cosa que ella quisiera, después de todo su hermano así lo hubiese querido.

Años mas tarde ascendieron a Martha a directora del colegio, todo eso era un aliciente para su sobrina. Era importante dar una buena imagen y ejemplo a Valeria.

Ella crecía en un ambiente sano, hizo amigas en el colegio, después de ese día se volvieron inseparables. Una era Ashanti que era de África y Carmen que también era de España. Además de ser compañeras, eran vecinas, hacían pijamadas, salían juntas a pasear, etc. Sin esperarlo llegó la adolescencia, y al subir de grado escolar, ellas tres siguieron unidas.

—Valeria, ¿y tus papás?.—preguntó Carmen

—Ellos fallecieron en un accidente.—respondió Valeria

—Están con Dios.—agregó Carmen

—Si, quizá. ¿Por qué?.—preguntó Valeria

—¿Te gusta vivir con tu tía?.—preguntó Carmen

—Si, aunque es muy estricta. Siempre procura que yo esté bien.—respondió Valeria

—Si por eso te preguntaba, en todos estos años pensé que tus padres vivían fuera de Madrid. Nunca los habías mencionado, pero preguntaba porque pienso que deberíamos ir al cine. ¿Crees que tu tía, te deje ir?.—preguntó Carmen

—No lo sé, necesito preguntarle.—respondió Valeria

Más tarde llegaba Martha de trabajar, Valeria ya había preparado la cena para recibir a su tía.

—Valeria, no debes preocuparte por la cena, puedo llegar hacerla yo. Pero te agradezco ¿Cómo estuvo tu día?.—preguntó Martha

—Bien, salí un rato andar en bici con mis amigas. Preparé Fabada.—respondió Valeria

—Huele delicioso, veo que las recetas que encuentras en internet son muy buenas. ¿Qué es lo que vas a pedirme?.—preguntó Martha

—¿Puedo ir mañana al cine con mis amigas tía?.—preguntó Valeria

—¿Algún adulto va a ir con ustedes?—preguntó Martha

—No, vamos a ir aquí cerca.—respondió Valeria

—Está bien puedes ir, pero ya saben no deben recibirle nada a extraños. Se van juntas y regresan juntas.—le decía Martha

—Gracias tía, eres la mejor.—respondió Valeria, lo cierto es que Martha tenía poco tiempo libre. Además le agradaba esa cercanía y confianza que le tenía su sobrina. Quería que Valeria fuera, independiente y sobre todo dueña de su vida.

A Martha le había tocado otra educación, desde niña siempre le enseñaron que para las mujeres, uno de nuestros mayores logros sería llegar al altar con el hombre que amábamos, tener una familia y vivir felices para siempre. En verdad que lo más difícil para una mujer es tener un golpe de realidad, no todas lo logran y aún en estos tiempos hay mucho estigma sobre la feminidad o función de las mujeres en la sociedad. Martha era esa excepción, lo que no sabía es que estaba logrando que Valeria la viera como un modelo a seguir.

Al día siguiente después del colegio, las tres amigas fueron al cine. Lo que desconocían era que Carmen se vería con un chico, a su vez él llevaba dos amigos más.

Uno de ellos se llamaba Patricio, Ashanti y Valeria no sabían nada de sus acompañantes.

—¿Por qué están tan serias?.—preguntó Patricio

—Es que no sabíamos que vendrían.—respondió Valeria

—Es que mi amigo Carlo, quería estar con su novia. Nos pidió acompañarlo, así que su Carmen dijo que vendrían sus amigas con ella. Podemos ser amigos.—le decía Patricio

—Si, está bien.—respondió Valeria

Todos tenían la misma edad, disfrutaron del cine y regresaron a casa. Ahora tenían nuevos amigos, aunque no iban en el mismo colegio. Se veían al salir, de ahí nació el amor entre Patricio y Valeria, era su primer noviazgo e ilusión.

Después de terminar el colegio, ingresaron juntos a la universidad. Al igual que Ashanti, Carmen en cambio entró a la misma universidad pero diferente carrera.

Valeria y Patricio tenían una relación estable, a más de una le provocaba envidia en la Universidad. Era bien recibida en la familia de su novio, y viceversa. Estaba tan enamorada de él, que no dudó en entregarse totalmente. En ese momento ella pensaba que serían inseparables, y que él sería su compañero de vida.

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Capítulo 2

Pasaron los años, Valeria se convirtió en una mujer. Decidió estudiar leyes, todo a raíz de la injusticias que sufrían las mujeres. Ella se volvería esa voz de las que no podían expresarse, o pedir justicia. Cómo lo había relatado se enamoró por primera vez en su adolescencia, durante toda su carrera sostuvo aún su noviazgo con Patricio. El pertenecía a la familia más importante de Madrid, su padre tenía el bufet jurídico con más prestigio en la ciudad.

—Te encontré mi hermosa Valeria!.—expresó Patricio mientras la cargaba entre sus brazos

—Mi amor bájame, vas a tirarme ¿que haces aquí?.—preguntó Valeria

—Buscando a la mujer de mi vida, sé que esto es muy precipitado pero aquí enfrente de nuestras compañeras. ¿Quiero pedirte que seas mi esposa?.—le hizo la propuesta así sin esperarlo, habían tenido un noviazgo por más de seis años. Ya solo estaban por tramitar su titulación para ejercer.

—Claro que sí, acepto.—respondió Valeria y lo llenó de besos, él colocó el anillo de compromiso, más tarde llego hasta la escuela donde trabajaba su tía para darle la noticia.

—¿Estás segura de quererte casar?.—preguntó Martha

—Si, claro ¿por qué no lo estaría?.—preguntó Valeria

—No me hagas caso, me imagino que tendremos que hacer una reunión formal. ¿Sus padres irán a la casa?.—preguntó Martha

—No me dijo nada pero pienso que si.—respondió Valeria

Martha suponía que ella se casaría en unos años más, a su vez pensaba que había cumplido su promesa, su sobrina tenía una profesión y se casaría. Sabía que su hermano se sentiría satisfecho por su ardua labor.

Valeria y Patricio, tenían una relación muy intensa, eran inseparables. Compartían el mismo círculo de amigos, los padres de Patricio apoyaban el matrimonio, les gustaba Valeria para pertenecer a su familia. Pero había alguien que no estaba de acuerdo, así que citó a Patricio en el lugar de siempre.

—¿Como te atreves a casarte con Valeria?.—le preguntaba Carmen, la mejor amiga de su prometida.

—¿Por qué no? Te recuerdo que Valeria es mi novia y tu mejor amiga.—respondió Patricio

—Si, y tal vez le agrade saber lo que hay entre nosotros desde hace tiempo.—lo amenazaba Carmen

—Si, anda hazlo yo negaré todo. Pruebas no tienes, pero debo admitir que eres más apasionada y entregada que Valeria. Eres mejor en la cama que ella, no estés celosa bombón aunque me case, tú y yo podremos seguirnos divirtiendo.—le decía Patricio mientras besaba a Carmen, una vez más la hacía suya en la privacidad de aquel departamento. El mismo que compartiría con Valeria cuando se casaran.

Pero Carmen no se quedaría de brazos cruzados, por ningún motivo dejaría que Valeria ganara. Así que ese día grabó la conversación entre ellos. Meses después se llego el gran día, Patricio se alistaba para su boda. Cuando de pronto le llegó una nota de voz a su chat, era la conversación que había sostenido con Carmen y también se escuchaba el como tuvieron relaciones, todo muy explícito.

—Tu sabes si te presentas a la boda, estoy dispuesta a delatarte en plena ceremonia y mostrarle el audio a tu amada Valeria, enfrente de todo el mundo.—le escribió Carmen en mensaje.

Mientras tanto Valeria lucía hermosa con su vestido de novia, Carmen estaba ahí presente, ya que la había elegido como su dama de honor. La muy cínica había aceptado.

—Te ves hermosa amiga.—le decía Carmen

—Este siempre fue mi sueño, ¿Crees que le guste a Patricio?.—preguntó Valeria

—Sin duda, le encantará.—respondió Carmen, camino Valeria para salir de la habitación. Por la espalda Carmen hizo una mueca de fastidio, siempre la había envidiado y la odiaba por tener el amor de Patricio.

Amigos y familia estaban reunidos en la iglesia, esperando a los novios, llegó el coche con la novia. Se acerco la otra mejor amiga.

—Valeria, deberías esperar para bajar. Patricio no ha llegado.—le informo Ashanti

—¿Cómo, ya le llamaron?.—preguntó Valeria

—Si, su papá le ha estado llamando, para tratar de localizarlo.—respondió Ashanti, Valeria bajó del coche, todos la observaban. Realmente se veía hermosa.

—Hija, yo creo que no tarda Patricio en llegar.—dijo el Papá del novio

Pasaban los minutos y no había señales de él. Valeria entró a la iglesia a esperarlo sentada en el altar, todos los presentes murmuraban. Al pasar el tiempo, era más que obvio que él no llegaría a la ceremonia, Valeria dejó caer sus lágrimas. Después secó cada una de ellas, se puso de pie, al avanzar pisó su ramo, mientras caminaba hacia la salida de la iglesia.

—Hija ¿a dónde vas?.—preguntó Martha

—Me voy a casa, por favor discúlpame con todos los invitados.—respondió Valeria

—Voy contigo.—dijo Martha

—No, ayúdame a disculparme, quiero estar sola.—respondió Valeria

Martha sentía mucho dolor, al ver a su sobrina Valeria con todas sus ilusiones rotas. La humillación que acababa de vivir, segura estaba que la marcaría de por vida. Afuera de la iglesia, estaban unas monjas pidiendo caridad, ella se quito el anillo de compromiso para dejarlo en la canasta de los donativos.

Más tarde Valeria estando ya sola en su habitación, lloraba de coraje lo que más le dolía eran todas sus promesas que le hizo, se sentía la mujer más idiota del mundo. Sin esperar más destruyó el vestido de novia con sus propias manos, descargó toda su ira en el.

—Esto que me hiciste Patricio lo vas a pagar, jamás quiero volver a verte en mi vida.—decía Valeria llena de coraje y rencor.

En lugar de deprimirse y quedarse encerrada, Valeria salió de su casa a los tres días de haber vivido ese mal momento, era muy temprano cuando se dirigió a la universidad, fue a solicitar el trámite de su título una vez más. Lo necesitaba para comenzar a ejercer, ahí se encontró con Ashanti.

—Valeria, amiga me alegra verte.—dijo emocionada Ashanti

—Vine a solicitar mi título para darle prontitud, después de todo tengo el promedio para que ya me lo entreguen.—respondió Valeria

—También lo solicité, mi hermana me va a dar mi primer caso. Quiere divorciarse.—le contaba Ashanti

—Si, ahora sé que es mejor estar sola, que mal acompañada.—respondió Valeria

—No digas eso, eres joven y lo que te hizo ese canalla no debe acabar con tus ilusiones, al contrario date el tiempo, sana y verás que volverás a amar.—le decía Ashanti

—¿Y Carmen?.—preguntó Valeria

—No sé, desde que se enteró de tu compromiso, se esconde. No le voy a rogar.—respondió Ashanti

Valeria solo le sonrió, ella aún no sabía el porqué Patricio la había dejado plantada en el altar. Tampoco iba a esperar o buscar una explicación, lo mejor era avanzar. Lo que sí sabía, era que jamás permitiría que ningún hombre la volvería a pisotear o a humillar en su vida.

Patricio no quería verla, se había equivocado, no sabía que excusa darle, todo lo había arruinado. Lo cierto era que se había acobardado, y es que como enfrentaría la verdad. Decirle a Valeria que tenía una aventura con su mejor amiga, ni siquiera sus padres lo pudieron hacer hablar. Se mantuvo en silencio y distante, Carmen no dejaba de buscarlo, pero él ya había decidido que si no estaría con Valeria, menos con ella.

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Capitulo 3

Pasaron los días, Martha notaba diferente a Valeria. Su carácter lo había cambiado, era menos dulce, la niña que ella había educado, estaba dejando de existir.

—¿Podemos hablar?.—preguntó Martha

—Dime tía.—respondió Valeria

—Hija estoy preocupada por ti.—le decía Martha

—No tienes por qué.—respondió Valeria

—Claro que sí, te conozco. Esa forma tan fría de expresarte, no eres tú.—le decía Martha

—Lo siento tía, pero jamás volveré a ser la muchacha ingenua y tonta, con la que pueden jugar y humillar.—respondió Valeria

—Se que aún debes sanar, pero no tienes porque dejar de ser tu, mejórala y sigue adelante.—le aconsejaba Martha. Valeria no refutó, solo asintió con la cabeza.

Ashanti y Valeria decidieron poner su propio bufet jurídico, estaban instalándose en sus nuevas oficinas. Estaba exhaustas, afortunadamente llegaron los de control de plagas, decidieron salir a tomar un café en lo que fumigaban, sin esperarlo en la cafetería se encontraron a Carmen.

—Carmen, ¿Cómo estás?.—preguntó Valeria

—Estoy bien.—respondió Carmen

—Te hemos buscado, ¿Qué pasa?—preguntó Valeria

—Pasa, que gracias a ti. Patricio me mandó a volar.—respondió Carmen sin importarle nada, Valeria se quedó en shock.

—¿Qué carajo, de que estás hablando?.—la cuestionaba Ashanti

—Lo que escucharon. Si Valeria, el te dejó plantada por mi, dos años fui su mujer, pero le advertir, que te diría todo si se casaba contigo. Él es mío.—respondió Carmen

—Sabes, te agradezco mucho que me hayas librado de ese, mujeriego, definitivamente no vale la pena. Lo que me sorprende es que, tú hayas fingido ser mi amiga. En serio no valoraste la relación que teníamos, nuestra amistad de años, deberías valorarte. En cuanto a Patricio, el es libre de revolcarse con quien él quiera. No dudo que te reemplace.—le dijo Valeria

—Dices eso porque estás ardida, créeme nada me quita la satisfacción que sentí al verte esperando, vestida de novia, como la tonta que eres.—decía Carmen

—Bueno por lo menos a mí me dejaron esperando, a ti, ni siquiera te tomó en cuenta para pedirte que te casaras con él, las hipócritas y envidiosas como tú se tienen que conformar con las sobras, siempre serás la segunda opción, quiérete un poco más, en cuanto a mí ya no tienes porque sentirte amenazada.—respondió Valeria burlándose de ella

—Vámonos Valeria.—le dijo Ashanti

Carmen se había quitado la careta frente a ellas, pero todo lo que le había dicho Valeria, le había calado hasta la médula.

Valeria no sabía que era peor, si descubrir la verdad sobre Patricio y el porque la dejó plantada, o la traición de Carmen a la que una vez la consideró su mejor amiga. Definitivamente le dolía más la traición de su amiga, no tenía duda que había sido tan ingenua, todo había pasado en sus narices, pero quien en su sano juicio, se va a cuidar de las personas que más quieres y en las que más confías. El saber la verdad, la había liberado de todas las preguntas que la estaban atormentando.

Días después, Valeria estaba trabajando en su primer caso, era su primer juicio debía defender la custodia de un menor. En el juzgado se encontró con Patricio, al verlo ella continuó su camino como si jamás lo hubiera conocido.

—Espera Valeria!.—gritó Patricio, ella continuó caminando hasta que él logró alcanzarla.—Por favor, escúchame.—suplicaba Patricio mientras la sostenía del brazo.

—Suéltame, jamás vuelvas a tocarme con tus asquerosas manos, aléjate de mi, no me hagas pedir una orden de restricción.—respondió Valeria

—Se que estás furiosa y no es para menos, quiero pedirte perdón. Eres la mujer que más amo en este mundo...—le decía Patricio, pero ella simplemente lo interrumpió, le dio una fuerte bofetada.

—Jamás vuelvas a decirme que me amas, nunca voy a perdonarte, lo que me hicieron Carmen y tu, fue una total abominación. Si tienes un poco de dignidad, no volverás a dirigirme la palabra en todo lo que te resta de tu asquerosa existencia.—le decía Valeria, se dio la media vuelta y siguió su camino.

Patricio se daba cuenta, que la había perdido para siempre. El odio en su mirada no se podía ocultar, aún así no podía evitar que le doliera en el alma.

Valeria entró a la audiencia, estaba tan molesta con el encuentro con su ex, que eso la había motivado para pelear por defender los derechos de su cliente.

Después de terminada, le agradecía su clienta, después de ver su gran intervención, eso la alimentaba de muchas esperanzas para recuperar la custodia de su hijo.

Valeria regresó a su casa, se puso a preparar la cena. Sabía que pronto superaría esa mala experiencia, y podría seguir con su vida sacando de ella la mejor versión.

Pasaron los meses, Valeria y Ashanti cada vez más se llenaban de prestigio. Cada día tenían más clientes y sobre todo comenzaron a ayudar a las mujeres víctimas de violencia. Martha observaba una Valeria más fuerte, y sobre todo más decidida a manejar su vida como mejor le pareciera.

—Creí que no vendrías a trabajar.—le decía Ashanti

—¿Por qué?.—preguntó Valeria

—Obvio por ese semental que te encontraste ayer en el bar. Estaba como me lo recetó el doctor, cuéntamelo todo.—respondió Ashanti

—Bueno pues estuvo fabuloso, si es maravilloso haciendo sentir a una mujer sensual y deseada. Pero solo fue una noche, ya sabes para quitarme el estrés.—decía Valeria mientras sonreía de una manera pícara.

—¿En verdad no lo vas a volver a ver?.—preguntó Ashanti

—No, conseguí lo que quería de él. Obvio él también y ya se terminó, no volveré a involucrarme con alguien, a menos que realmente valga la pena.—respondió Valeria

La traición había cambiado por completo a Valeria, pero verla tranquila y motivada eso les daba paz tanto a Ashanti como a Martha. Sabían que poco a poco, superaba el pasado.

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