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La Debilidad Del Mafioso

1

Mi nombre es Katherine Fiorella, tengo 25 años y hoy dejo mi país natal, para irme al otro lado del mundo. Solamente mi hermano sabe mi ubicación, el resto no me importa, no porque no los ame, sino porque no soportaba ver sus caras de tristeza cada vez que me miraban. Me tenían lástima, durante este último año perdí las dos personas que amaba más que a mi propia vida en un accidente automovilístico, que me dejó a mi tres meses en coma y otros nueve meses de recuperación y rehabilitaciones. Use ese tiempo para tomar esta decisión que hoy me hace estar sentada en este avión. Vendí mi camioneta y las dos motos, dejé mi casa a nombre de mi hermano y me fui, bueno en realidad hui.

Tengo nacionalidad Argentina, porque nací ahí, pero también tengo nacionalidad Italiana por mi abuela ahí es a donde me dirijo, más precisamente a Sicilia. La hermana de mi abuela vive allí sola y cuando la llame para pedirle ayuda ni lo pensó, es más me consiguió trabajo cuidando una abuela, por suerte de algo me van a servir mis cursos de asistente terapéutico y de cuidador domiciliario. Aunque la verdad es que nunca los ejercí. Desde los 18 años trabaje como seguridad privada y como ganaba muy bien no necesite de hacer uso de mis otros estudios. mi tía abuela me había dicho de vivir con ella, pero le explique que prefería la independencia así que también me consiguió un pequeño mono ambiente en un barrio cerca de su casa.

Hablo muy mal el italiano, creo que jamás he podido formular una oración completa. Pero manejo espectacular el inglés, espero que eso me sirva hasta acostumbrarme al nuevo idioma, por lo pronto deberé escuchar atentamente a mi tía para aprender lo más que pueda.

Desde la ventanilla del avión se ve el cielo estrellado, aún falta un poco para despegar, elegí el horario nocturno aun de todas maneras tengo un vuelo largo por delante. Casi 16 horas para ser más precisos, pero bueno mientras escribo en mi notebook seguro el viaje pasa más rápido.

Sé que mi tía me espera en el aeropuerto o mejor dicho en el Aeroporto di Palermo-Punta Raisi. Bueno al menos voy aprendiendo algo. Debo admitir que pensé que me podría costar aprender el italiano, pero hasta ahora si hablan despacio algo capto, mi único problema es hablarlo. Así que mientras escribo en mi computadora, voy usando un programa para estudiar el idioma. Quiero depender lo menos posible del traductor de Google.

ya en las alturas, y habiendo pasado solamente 4 horas de vuelo, me dispongo a dormir, algo que últimamente no puedo hacer bien. después del accidente si consigo conciliar el sueño al menos cuatro horas seguidas es mucho. mi psiquiatra decía que eso era normal, pero sigo pensando que no es normal que apenas cierre los ojos, las imágenes de ese día me envuelven. no puedo decir ni que es una pesadilla por que es mucho peor que eso, nunca desee tanto morirme como en este último año, pero al parecer el suicidio no es una opción, así que debo mantenerme fuerte, se que ellos lo querrían así.

miro mi reloj luego de despertarme como siempre, sobresaltada, con los ojos llorosos y transpirada, pasaron tres horas, sabía que no iba a dormir mucho, me desespera esta situación y no voy a recurrir a las pastillas que me dieron, en algún momento se que me sentiré mejor.

Llego a Italia luego de las más pesadas quince horas y cuarenta minutos de mi vida, me voy a tener que dibujar nuevamente la raya de mi culo, quien me mando a irme tan lejos, ah si lo recordé mi cobardía y la lástima de los demás. Mi tía está detrás de las cintas esperando a que salga. Me hizo un cartelito con mi nombre por si no la reconocía, es más tierna, si ella sabe que es igual a mi abuela solo que colorada, es imposible no reconocerla, pero tengo que admitir que me está salvando la vida, bah en realidad me salva de una depresión severa. Por suerte pasó los controles sin ningún problema, así que me acerco a ella para fundirme en un abrazo que necesito. sé que no me dirá nada, se lo explique bien por teléfono, no quiero lástima ni que sientan pena por mí.

Nos tomamos un taxi para llegar a la dirección de su casa, ya le había pedido que me llevara al departamento, pero primero quiso que fuera a comer con ella.

Iremos a mi casa a cenar y luego te llevo a tu casa, es tarde para que andes sola. Quiero que tengas cuidado con la calle, esto no es tu casa hasta que no conozcas no salgas- me dijo cuando nos estábamos subiendo, ya estaba haciendo demasiado por mí, no daba generarle ningún tipo de problema, así que solo asentí.

Tranquila tía, haré todo correctamente y prometo no darte problemas- le digo sin dejar de ver el paisaje. Tengo que admitir que este lugar, a pesar de ser de noche, es muy hermoso.

Llegamos bastante rápido a la casa, mientras acomodaba mi equipaje cerca de la puerta, se dirigió a la cocina y cuando la alcance ya estaba calentando la comida. Esta señora hizo comida para un batallón, o me vio demasiado flaca. En fin, sea como sea, le agradezco mucho todo lo que está haciendo por mí.

Después de comer le pedí permiso para poder pegarme un baño, las horas del avión pasaban factura en mi cuerpo y quería poder relajar los músculos. Para cuando termine le avise que iría a mi departamento, me dijo de acompañarme, pero sinceramente me daba miedo que regresara sola, así que me pidió un taxi y le dio la dirección de donde llevarme. Son unas pocas cuadras, pero igual teme por mi seguridad, así que le dice algo en italiano al chófer y nos vamos.

Debo reconocer que hablar en inglés tiene sus ventajas, el dueño del departamento me espera abajo para darme las llaves, y como entendió que no hablo su idioma pudimos conversar sin problemas en inglés. Me explico que la puerta de abajo siempre debe quedar cerrada con llave, que en mí depto. Hay todas las comodidades incluyendo muebles y que si tengo algún problema lo puedo encontrar en el último piso del edificio que es donde vive con su mujer, bastante agradable el hombre por no decir libidinoso y pervertido.

Mi trabajo comienza pasado mañana, así que hoy solo me dedico a acomodar la ropa en el mueble y la urna donde están mis dos amados sobre una pequeña chimenea, si hay algo que tengo que admitir es que mi tía me consiguió un Penthouse no un mono ambiente. Esto es supercómodo y muy amplio, tranquilamente podría vivir una pareja con chicos. Mañana me levantaré, limpiaré todo aunque sé nota que lo limpiaron hoy mismo y saldré a hacer mandados para llenar esa enorme heladera.

mi nueva vida comenzó y creo que debo aprovecharla.

2

Hoy es mi tercer día en esta ciudad, mi trabajo consta de tres visitas diarias a la señora que cuido, a la mañana voy de 10 a 13, a la tarde de 16 a 17 y a la noche de 20 a 22. Se supone que debo levantarla, bañarla y darle el almuerzo, después merendar con ella y cenar con ella, o al menos así me explico mi tía. Me dijo que la señora sufre depresión, que por si sola no hace nada, terminó así luego de que mataran a su hijo hace tres o cuatro años. El único consejo que me dio mi tía es que tenga cuidado porque la familia de la señora pertenece a una de las mafias más pesadas de Italia. Debería darme miedo lo sé, pero la verdad es que no me mueve un solo pelo. Yo voy a ir a hacer mi trabajo, no a meterme con ellos.

Llegue súper temprano a la gran reja de la entrada, los guardias miraron mi aspecto, si esperaban una supermodelo le erraron feo, vengo a trabajar no a levantar tipos. Aparte tampoco es que estoy mal vestida, tengo unos jeans azul oscuro, con una blusa blanca encima y sobre ella tengo puesta mi chaqueta de cuidadora con líneas violetas. Unas zapatillas supercómodas y mi bandolera colgando en mi costado. Les dije dos veces mi nombre y al no encontrarlo en la lista llamaron por teléfono a alguien que los levantó en peso por lo poco que entendí que les dijo, me dejaron pasar sin siquiera mirarme.

Me gustaría decir que esto es una humilde casa, pero la verdad es que es una mansión, desde la reja hasta la entrada seguras camine más de tres cuadras, solamente me conforma saber que es trabajo.

Me alegra saber que eres muy puntal, justo como tu tía me dijo- me dice una señora que me espera al pie de la escalera, la verdad no le doy más de cuarenta años, está vestida de manera muy perfecta con un maquillaje muy sutil.

Muy buenos días, señora- le contesto haciendo una reverencia.

Por favor pequeña no seas tan formal, ven pasa- me dice invitándome a entrar en esa mansión que desde que me fui acercando me dejo impactada. Menuda vida se dan los mafiosos.

Mi nombre es Nataly, soy la nuera de Amelia, la señora que cuidarás. Seguro tu tía te explicó todo el trabajo, pero la verdad es que quiero que seas mucho más que una compañía para ella, quiero que te hagas su amiga- me dijo mientras me dirigía hacia la cocina -ellas son las encargadas del desayuno, almuerzo, merienda y cena de mi madre- las encargadas al entrar me sonrieron.

Encantada jovencita, mi nombre es Rita y ella es Jazmín- me dijo la señora más grande.

Mucho gusto mi nombre es Katherine, pero muchos me dicen Kat- les sonreí en forma de agradecimiento por la cordialidad.

En esta casa también vive mi hija Isabella, su esposo Mario y mi nieta Sofía- me explicó con paciencia Nataly - también vive mi hijo Fabritzio, pero por un tiempo no lo conocerás, porque está de viaje- su mirada se puso triste por un momento, pero luego cambió de tema - mi madre sufre de depresión desde que murió mi esposo, quien era su único hijo, y desde hace más de tres años que come con ayuda, camina con ayuda o con la silla de ruedas y depende completamente de otra persona. Durante la mañana la despertarás, desayunaran, la bañas y almuerza, ya por la tarde vienés a tomar el té con ella y luego a la noche cenaran juntas- me explicaba atentamente el trabajo, mientras yo pensaba cuál sería el mejor remedio para algo que era tan terrible como la pérdida de un hijo.

Entiendo perfectamente señora- le contesté cuando vi que ya había terminado de explicarme - ¿Podría llevarme con ella?-

Si claro, deberás aprender el camino, pues a veces no estamos por las mañanas- subimos las escaleras y luego de pasar por lo que creo que fueron tres o cuatro puertas, llegamos a la habitación de la señora. -antes de entrar quiero preguntarte algo- me dijo seriamente y volteo a verme.

Lo que usted quiera mi señora- le contesté mirándola fijamente a los ojos.

¿Sabes a lo que nos dedicamos?- su mirada se tornó frío por unos segundos.

Su trabajo mi señora no es de mi incumbencia, yo solo me haré cargo de Amelia, ella es lo único que me importa- le contesté sin bajarle la mirada.

Bien, esa era precisamente la respuesta que esperaba- me dijo con una sonrisa y procedió a abrir la puerta.

La habitación de Amelia era por mucho más grande que mi departamento, la cama era tan grande que creo que hasta cinco personas dormirían plácidamente en ella. Nataly me explicó que casi todas las habitaciones tienen su baño privado, también me dijo donde estaba cada cosa y que yo podía vestir a la señora como quisiera. Me mostró el guardarropa, me mostró donde guardaban las joyas y hasta un mueble entero de zapatos, zapatillas y todo lo que uno soñaría con tener.

Amelia ya tenía los ojos abiertos cuando entramos, la ayude a sentarse en la cama y luego me presente, sabía que no iba a recibir respuesta de ella, pero no me importaba porque me habían enseñado a ser educada. Nataly me dejó sola con su suegra y me dijo que en diez minutos vendrían con el desayuno.

Tú también debes consumir esos alimentos, los cuatro que ella toma cada día- me sorprendió eso, no sabía que podía compartir la comida con ella, eso sí dejaba muchas más plata en mi bolsillo, ya que era un gasto menos en mi vida. Le agradecí antes de que se fuera y me dispuse a acomodar mejor a Amelia quien me miraba con total atención.

Muy buenos días, señora, mi nombre es Katherine, sé que ya me he presentado, pero ahora estamos solas, si quiere puede llamarme Kat, todo el que me conoce lo hace. Espero que nos llevemos muy bien entre las dos y no dude en pedirme ayuda cuando así lo necesite- le dije terminando de sentarla en la cama.

Justo entraron las dos sirvientas que conocí en la cocina y dejaron delante de nosotras dos bandejas no solo con té y galletas, sino también una amplia variedad de frutas y mermeladas de varios tipos.

Espero que lo disfruten- dijeron las dos al unísono y se marcharon.

Acerque la mesa que tenía rueditas y donde las chicas había dejado todo muy bien acomodado para poder ayudarla con su desayuno, luego me acerque una silla cerca de la cama. Le preparé las galletitas de agua con varios dulces la verdad aún no conocía sus gustos y le iba acercando de a poco el té para que bebiera de a sorbos. Una vez que ya desayunamos como reinas deje todo de lado bien acomodado y me iba a ir a prepararle la bañera, cuando de pronto su mano agarro con fuerza mi muñeca provocándome no solo un susto, sino también que se me escapara un grito, voltee a verla y vi sus ojos cargados de tristeza.

¿Dime como haces para sonreír, aún con el alma rota?- su pregunta me descolocó, acaso esta señora podía ver a través de mis ojos el dolor de mi alma.

3

Durante toda la mañana estuve pensando a su pregunta, de verdad a veces ni yo entendía de donde sacaba tanta fortaleza para seguir caminando entre las personas, quizás el hecho de saber que si me atrevía a terminar con mi vida solo lograría decepcionar a los que ya no estaban en este plano terrenal.

Cuando llegue al turno de la tarde, los guardias que no eran los mismos de la mañana me dejaron pasar sin problemas luego de decirles mi nombre. Al parecer el reto de se llevaron los otros hizo efecto.

Entre a la casa y fui directamente a la cocina, salude a las señoras que estaban ahí, por suerte las mismas que las de la mañana, al parecer viven dentro de la casa así que las vería en los tres horarios. Habían preparado muchas variedades de tartas para la tarde y me avisaron que la señora estaba en el jardín trasero en compañía de su nieta y de su bisnieta. Les dije que yo llevaba el carrito con el té y todo lo que habían preparado y me sonrieron con gusto. Una vez que estuvo todo listo me dispuse a salir por la puerta trasera.

Llegue a la escalera que daba al jardín trasero y realmente me sorprendí. El lugar era maravilloso, tenía variedades de árboles y de flores plantadas de manera que los colores se mezclaban tan armoniosamente que daban ganas de vivir ahí mismo, en el pasto, bajo el cielo estrellado. En el medio había una hermosa mesa de mármol con sillas haciendo juego y pude divisar a Amelia en su silla de ruedas y una chica también muy bonita sentada de espaldas. Una pequeña niña correteaba por todo el sitio, supuse que la joven era Isabella y la pequeña era Sofía. Me acerqué con mucho cuidado de no asustar a la señora.

Muy buenas tardes mi nombre es Katherine, buenas tardes, amelia ¿lista para degustar este riquísimo te?- les dije a ambas mientras acomodaba todo en la mesa.

Muy buenas tardes- me sonrió Isabella.

Hola tú debes de ser Kat ¿no?- me dijo la pequeña acercándose a mí de manera tierna.

Lo que jamás me imagine es que amelia me estiraría los brazos para abrazarme y creo que es algo que no ha hecho en mucho tiempo porque mientras me acerco para corresponderle el abrazo veo por el rabillo del ojo como su nieta empieza a llorar y la niña corre adentro de la casa gritando la abuelita se movió, por fin se movió.

De adentro no solo salieron los empleados, sino que también vino Nataly a comprobar con sus propios ojos lo que su pequeña nieta estaba diciendo, y si llegó a ver todo porque pasado unos minutos yo seguía abrazada a la abuela que parecía no querer soltarme.

¿Por qué lloras amelia?- le dijo al oído apretando más fuerte el abrazo mientras sentía sus lágrimas mojar mi blusa.

Enséñame a vivir, aun con el alma muerta- me dijo suavemente.

Tranquila todo estará bien- le contesté sobando su espalda mientras dejaba que descargará todo ese dolor que por estos años se había guardado.

Luego de un rato, ella entendió que todos nos miraban sorprendidos y se fue separando de a poco de mí mientras que me miraba y me sonreí.

¿Acaso paso algo abuela?- le pregunto Isabella.

¿Madre que ocurre? ¿Por qué lloras?- le dijo Nataly.

Esta niña aun sonríe- les decía sin dejar de mirarme.

¿Y por qué no debería de sonreír?- le dijo su nieta aun sin entender nada de lo que decía.

está herida, su alma grita de dolor y aun así sonríe ¿por qué?- me pregunta a mí ignorando a todos los presentes.

Considere muchas veces el suicidio Amelia- dijo bajo los ojos expectantes de todos los presentes- pero eso solo hubiese dañado el recuerdo de aquellos que se fueron, y aun siendo joven y con las cicatrices que llevo, decidí vivir por ellos- confesé y sin saberlo derramaba lágrimas mientras iba diciendo aquellas palabras.

No sé por qué, pero luego de eso todos guardaron silencio y solamente se limitaron a mirarnos, bah en realidad me miraban más a mí que a Amelia y aunque eso me ponía incómoda no deje de hacer lo que debía hacer y eso era darle la merienda a la señora. Ninguna de las dos mujeres que nos acompañaban quisieron tocar el tema y realmente lo agradecí. Se sentaron a nuestro alrededor y comieron con nosotras sin emitir palabra alguna. Cuando se hicieron las seis de la tarde me disponía a irme, había dejado el carrito en la cocina y a pesar de querer limpiar todo, las sirvientas me sacaron corriendo de ahí.

No necesite que nadie me dijera nada, me fui solo saludando y decidí recorrer un poco de la ciudad para poder despejar la mente. Un par de manzanas lejos de la gran mansión encontré una feria de emprendedores, en sí no tenía intención de comprar nada, pero al menos el recorrido me sacaría ese mal sabor de boca que me quedó después de aceptar delante de todos que tenía un pasado triste.

Me quedé en un stand mirando todos los productos que tenían, anillos, cadenas, pulseras todos poseían piedras de diversos colores. Lo cierto es que siempre me habían gustado las piedras y soy muy creyente de sus conexiones con la tierra y con el mundo espiritual.

¿Hay algo que le haya gustado joven dama?- me pregunto el vendedor sacándome de mis pensamientos.

Me llamo mucho la atención esta hermosa pulsera con el dije de la piedra violeta- le contesté señalando el producto.

Pero que buen ojo tiene, señorita, esa piedra es para la protección del espíritu de su portador, puede purificar las energías negativas que hay a su alrededor para evitar malestares corporales- Me explicaba el hombre.

Sinceramente, no me interesaba lo que me estaba contando, solo quería esa piedra porque me traía recuerdos ese hermoso color. Así que sin más que decir, la compre y me dirigí derecho a casa para dejarla al lado de la urna que yo tenía. Para cuando me di cuenta ya era hora de volver a la mansión para cenar. Espero que dentro de todo sea una noche tranquila, no quiero más sorpresas o momentos tristes. Al final no quería la lástima de nadie y parece que el destino está empeñado con eso.

Agarro mi bandolera y salgo de nuevo en dirección a la casa de Amelia, no pensaba hablar con nadie de mi pasado, pero bueno si ella necesitaba ver que otras personas podían salir adelante a pesar de los golpes de la vida, quizás eso la haga más fuerte para superar ese estado catatónico que tenía.

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