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Mi Perdición.

Jacob.

Tiempo atrás.

-¡¿Cómo pudiste hacerme esto?!. ¡Yo te amaba!. ~mis lágrimas ruedan sin parar por mis mejillas~.

- Jajaja. ¿En serio creíste que yo te amaba?. ~me mira con burla~. Que estúpido, solo necesita un poco de entretenimiento y tú me lo diste.

- Pero... Te di todo lo que me pedías, estaba dispuesto a comprar el mundo entero por ti. ~siento mi corazón apretarse~.

- Tienes que aprender a ser más inteligente con las mujeres, querido. Jamás ninguna chica se metería contigo por amor. Nosotras lo único que buscamos de hombres como tú son su dinero. ~me mira de pies a cabeza con asco~. No me vuelvas a buscar, ya me divertí contigo, así que ya no me sirves. ~paso de mí con suficiencia~.

Me dejó ahí, arrodillado y llorando. Le había rogado que no me dejara, pero no le importó. Jamás en mi vida había sentido un dolor tan fuerte como este. La mujer que creí que me amaba resultó que solo estaba conmigo por mi dinero.

Prometí ese día que jamás me enamoraría de nuevo. Ya no me importa conquistar y entregarle mi corazón a ninguna mujer. De ahora en adelante, conocerán la peor versión de mí.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

En el presente.

Soy Jacob Gardner, soy dueño de una cadena de hoteles muy famosos en la ciudad de Seattle, pero también... Tengo negocios con la mafia. Tengo contacto con gente muy peligrosa como también con gente muy importante, artistas, políticos, etc.

La gente me conoce más que todo por siempre tener una actitud y mirada muy fría. No me importa castigar a cualquiera que me contradiga. Toto se tiene que hacer tal y como yo diga. Por supuesto, no tengo compromiso con ninguna mujer, solo las tomo y luego las despacho, no necesito a ninguna mujer que no sea para sexo.

- ¡Hola, perra! ~entra a mi oficina como si fuera su casa y se sienta en el sillón que está como decoración en mi oficina~.

- Dylan, ¿Cuántas veces te tengo que decir que mi oficina no es la sala de tu casa?. ~digo con mi vista en el monitor~.

- Lían celebrar sus cumpleaños en el club, y por supuesto Sarah tiene que estar ahí. ~noto por dónde va la cosa~.

- ¿Sabes que puedo partir tu cuello si la tocas, verdad? ~lo fulminó con la mirada~.

- Sarah ya no es una niña, ella ya es adulta y puede meterse con quién quiera. ~alza su dedo índice~.

- Ella puede meterse con quién quiera menos contigo ~dejo todo organizado~.

- ¿Por qué? ~frunce el ceño~ Soy guapo, tengo dinero y soy muy buena en la cama.

- ¿Eso es lo único que tienes para ofrecerle?. Si no la llevarás al altar -que se que no lo harás- no la mires.

- Dizque al altar ~se burla~ Sabes que jamás llevaré a ningún chica al altar, esto no se trata de ella. A demás, ¿cómo sabes que ella no le gustan las cosas sin compromiso?.

- No le gustan. Ella no es como las chicas con la nos metemos y lo sabes. Ahora vámonos.

- Eso está por verse ~sonrie y se para del sillón para seguirme~.

Salimos de la oficina para almorzar. Dylan y yo nos conocimos en la universidad, es el tipo fiestero al que no le interesa en lo absoluto entablar ningún tipo de relación con ninguna chica. No sé con exactitud el porqué, pero no parece que quiera cambiar de parecer.

Sarah es la hija de mi nana, crecimos juntos y nos tratamos como hermanos. Es la única mujer que le permito todo, hasta quedarse en mi casa.

Después de almorzar con Dylan, regreso a mi oficina. El día transcurre con normalidad, revisando proyectos y encargandome de que todo esté en orden con mis hoteles, hasta que por fin es hora de irme a mi casa.

Interesante.

¿En serio no piensas asentar cabeza?. Tienes 33 años, ya es momento de que tengas hijos y te cases. No sé que les pasa por la cabeza a Dylan y a ti.

Este es Lían, el otro idiota que considero mi hermano. Lían y yo nos conocemos desde siempre, nunca ha tenido buena relación con sus padres así que cuando teníamos 17, él se vino a vivir a mi casa. Sus padres siempre lo apoyaron con sus estudios, pero él nunca quiso tener comunicación con ellos. Cuando terminamos la universidad, él se fue de la casa a hacer su propia vida, más sin embargo, nunca dejamos de vernos y reunirnos. Lían y yo siempre hemos estado junto a Dylan desde que lo conocimos en la universidad. Hemos sido nosotros tres quienes han estado en los momentos más difíciles de cada uno.

- Y dale con lo mismo ~ruedo los ojos~ No deseo casarme y menos tener hijos. Eso te lo dejo a ti.

Lían es el único de los tres que si cree en el amor y la familia, de hecho, es el único que tiene una relación formal. Y siempre anda expresando su deseo de que llegue una chica que nos haga cambiar de parecer a Dylan y a mí.

- Mis palabras cobrarán sentido cuando veas que está vida que llevas no es la que realmente quieres.

- De no quererla, no seguiría con ella, Liam. Amo mi soledad y mis relaciones sin compromisos.

- Cuando estés en un hospital o una cama muriéndote, esa soledad te sabrá a mierda ~me da unas palmadas en la espalda, se para del sillón y camina hacia la puerta saliendo de mi oficina~.

Me quedó pensando en sus palabras, pero rápidamente pienso en que es una estupidez. Quizás él lo dice porque está bien en su relación ahora, pero nada más tiene que esperar a que Hillary (su novia) le rompa el corazón.

Había venido solo para que le prometiera que iría al club hoy. Es sábado y aunque los fines de semana trabajo desde casa hasta el medio día, hoy me había tocado venir para organizar algunos pendientes que tenía, que por supuesto se me hacían más difícil organizarlos en casa, ya que no tenía todos los documentos allá.

Después de unos minutos, termino con todo y me voy a la casa.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

En la noche.

Ya estamos en el club en la mesa que Dylan asegura que es específicamente suya. Lían, por supuesto está con Hillary, Dylan ha traído a una chica pero sé que después de esta noche, no la volverá a ver y yo... Yo no he traído a nadie, nunca vuelvo a buscar a las chicas con las que me acuesto, así que solo me queda buscar una aquí en el club.

La música está potente, el lugar oscuro apenas es alumbrado por las tenues luces de colores que se mueven por todo el lugar, y la gente bailando apenas dejar lugar para caminar. Después de excusarme con los chicos, me paro y me acerco a la bar.

- Lo de siempre ~le digo al barman que ya me conoce por frecuentar el lugar, y esté asiente~.

Después de unos segundos, el chico me pasa un baso de whisky. Doy un sorbo y me giro apoyando los codos sobre la barra. Miro a las personas bailando, algunas chicas comiéndome con las miradas y hasta uno que otro chico coqueteandome. No tengo ningún problema con eso, pero francamente dudo que llegue a sentirme atraído por un chico. A pesar de que no confío en las mujeres, no puedo negar que me atraen fuertemente. Me encanta verlas, sus cuerpos, sus piernas, sus cabellos. Todo en ellas me emboba, pero no lo suficiente como para volver a perder la cabeza por una de ellas.

Estoy metiendo en mis pensamientos hasta que una figura esbelta y morena camina hacía acá. No me está mirando. Se acerca al bar y pide un martini, aunque se ha sentado a mi lado, ni siquiera sé inmuta a mirarme, y eso que yo no he despegado mi vista de ella. Tomo otro sorbo de whisky sin dejar de mirarla. Observo su cuerpo, luego su cabello crespo y por último sus labios que se me hacen apetecibles.

'¿Cómo es que ni siquiera me mira?', pensé con curiosidad. Las chicas me notan en cualquier lugar en el que estoy, una clara evidencia son las múltiples chicas aquí que no han dejado de mirarme y coquetearme. Por alguna razón quiero saber quién es. Se ve que su cuerpo se tensa aunque sigue sin mirarme, creo que pensaba terminar su martini aquí; pero se para y se va.

- En ningún momento me miro... ~digo sin pensar mientras la veo perderse entre las personas que bailan~.

Vamos a ver.

Vuelvo a la mesa con los chicos, pero parece que mi mente está en otro lado. No he parado de pensar en esa chica. No me fijé muy bien, ya que ella nunca me miro directamente, pero creo que sus ojos son claros y es hermosa. Sigo pensando hasta que veo la mano de Lían agitarse frente a mi cara.

- ¿Estás bien? ~dice cuando lo miro~ Estás un poco distraído.

- He… Sí, es solo que aún tengo que cerrar un negocio y eso me tiene un poco... Preocupado. ~miento porque si le digo lo que acaba de pasar, no me dejara en paz con el mismo tema de siempre sobre el compromiso~.

Hillary se excusa diciendo que va al baño. Después de unos minutos regresa con una chica, estoy respondiendo un mensaje de Sarah en el que me reprocha por no haberla traído, así que solo escucho cuando Hillary dice: 'chicos les presento a una amiga'. La chica saluda a cada uno de los presentes, pero mi vista sigue en el cel. Cuando llega mi turno rápidamente apago mi cel y alzo la vista para saludar a la chica. Siento que mis órganos se alteran al ver que es la misma chica que hace unos minutos estaba en el bar. Está parece tensarse , pero puede que solamente sea cosa mía. Me extiende su mano y cuando la estrecho, mi interior se calienta y un corrientazo pasa por mi espina dorsal.

- Kathering ~sonríe apenas~.

- (¡Dios mío es preciosa!) ~no puedo evitar pensar~ Jacob ~naturalmente me sale una sonrisa ladea y ella parece tragar seco~.

Ella se sienta frente a mí, la mesa nos separa y maldigo internamente que no se haya sentido a mi lado. Creo que Hillary ha notado mi mirada y sonríe. Finge que está buscando algo en el sillón y le pide que se siente a mi lado mientras lo busca. Discretamente, me guiña el ojo y yo sonrío.

Por alguna razón no he arremetido contra ella como lo hubiera hecho con otra chica. Ella me causa tanta intriga que ni siquiera sé qué decirle para empezar.

- ¿Vas a seguir mirándome así?. ~dice finalmente~.

- Entonces simplemente habías decido ignorame antes?.

- No se responde una pregunta con otra. ~toma del martini que había pedido hace poco sin apartar su vista de la mía y confirmo que tiene los ojos claros aunque no los veo muy bien por la oscuridad del lugar~.

- Francamente, si pensaba seguir mirándote así, y más si no te hubieras dignado a hablarme. ~sonrío y mi vista va a parar a sus labios~.

- ¿Te gustan? ~llama mi atención y creo que me veo perdido~ Mis labios. Literalmente los has estado comiendo con la mirada.

- Tengo curiosidad por probarlos ~los miro de nuevo por varios segundos~.

Mi cerebro se ha desconectado porque sin pensarlo me acerco intentando besarla, pero ella se aleja y automáticamente yo me detengo.

- ¿Has intentado besarme? ~sonríe con burla~ Creo que estás demasiado acostumbrado a que las chicas sedan a la primera ~termina su Martini, se acerca a mi oído y me susurra~ Se que pensabas que habría acción hoy, pero no. ~su vos sensual hace que mi cabeza de vueltas~.

Se paró y se despidió diciendo que había recibido una llamada importante y que debía irse. Ni siquiera me volteo a ver cuándo se despidió y se fue. Su cálido aliento en mi oído hizo que la cabeza me diera vueltas, y sus labios... Creo le ha dado un duro golpe a mi ego, y más porque efectivamente, parece que no hoy no habrá acción como dijo, porque evidentemente no la tendré con ella y no me entran ganas de ir por otra chica.

- No puedes ser ~dice Hillary entre risas~ No sé si es cierto lo que acaba de pasar o es producto del alcohol que he invertido. ¿Te acaban de rechazar?, ¿A ti?.

- ¿Ves?. No todas quieren contigo ~se burla Dylan~.

- Me parece muy bien que te haya rechazado. Demuestra que de verdad, no todas se van a la cama con el primer imbécil que les sonríe ~Lían se ríe como si hubiera triunfado en algo~.

- No cantes victoria. Ella será mía, yo lo sé, y la bajaré de esa nubecita en la que está trepada ~estoy algo indignado~.

- Kate es un hueso duro de morder, créeme ~Hillary me da unas palmaditas en la espalda y confirmo una vez más que es igual a Lían~.

- Vamos a ver ~me tomo el whisky de un solo sorbo~.

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